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29 sept 2015

SABIDURIA PARA VIVIR


SABIDURÍA PARA VIVIR EN ESTE MUNDO

El principio de la sabiduría es el temor a Dios; buen juicio demuestra los que cumplen sus preceptos. ¡Su alabanza permanece para siempre! Salmos 111:10.

 

Porque el SEÑOR nuestro Dios da la sabiduría; el conocimiento y la ciencia brotan de sus labios. Proverbios 2:6.

 

Dichoso el que halla la sabiduría, el que adquiere inteligencia. Porque son de más provecho que la plata, y rinden más que las ganancias en oro. La sabiduría es más valiosa que las piedras preciosas; ni lo más deseable se puede comparar con ella. Proverbios 3:1-15.

 

Los errores y equivocaciones que cometemos en la vida, y aun si nos desviarnos de los propósitos de Dios, no significa que Él cambie o deje de lado lo que ya planificó para cada uno de nosotros desde la eternidad; Dios quiere que de cada experiencia aprendamos a vivir con sabiduría, para que su plan y propósito con el cual nos dio vida y nos trajo a ezta tierra, se hagan realidad, patente y tangible, para ello debemos tener en cuenta algunos aspectos y detalles significativos para que evitarnos algunas tristezas, y no haya depresión ni frustración en nosotros, sino que disfrutemos el regalo de la vida al máximo, andando por el camino mejor. Los sabios son dignos de honra, pero los necios merecen deshonra. Proverbios 3:35.

 

No podemos pasar por esta tierra como si nuestra vida fuera un experimento, ni tampoco debiéramos partir de este mundo vacíos, hastiados y decepcionados de todo los que hemos pasado, viendo como si toda nuestra existencia hubiera sido inútil; algunos parten así porque no conocieron a Dios y por lo tanto, ignoraron el amor y los propósitos de Dios para la vida de ellos, por eso muchos se ven imposibilitados de hacer lo que debieran, como no lo saben, fracasan; otros viven la vida de manera equivocada, a su manera, porque aunque conocen a Dios, no se consideran merecedores de sus bendiciones. No abandones nunca la sabiduría, y ella te protegerá; ámala y ella te cuidará. Proverbios 4:6.

 

Para saber vivir la vida y afrontar toda circunstancia, todos sin excepción, como personas que razonan, requerimos de conocimiento en la información, sabiduría y entendimiento que son comprensión de la información que recibimos, y sin estos aspectos básicos, la gran mayoría de la gente se pierde de grandes beneficios y privilegios que Dios pone en el camino, porque no solo ignoran a Dios sino que tampoco les interesa informarse para entender y comprender su entorno, por lo tanto, no entienden mucho de lo que les pasa, pues sin estos ingredientes, no hay la facultad de razonar sabiamente ante los múltiples conflictos que el mundo plantea; es necesario comprender desde el conocimiento, todo lo que vemos, oímos y vivimos, para entender y actuar. SEÑOR, enséñanos de tal manera a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría, Salmos 90:12.

 

La sabiduría es la aplicación de la información y el conocimiento bien comprendido; la sabiduría es una virtud y un don dado por Dios para el camina con Dios, algo muy importante y necesario para que crezcamos y aprendamos a manejarnos madura y seriamente en los sucesos diarios, así como también saber administrar bien lo que tenemos y lo que somos; necesitamos ser sabios para estar en este mundo y permanecer firmes en los planes e intereses de Dios durante nuestro paso por esta tierra. ¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con humildad que le da su sabiduría. Santiago 3:13.


Ser sabios requiere ser disciplinados, personas de mente abierta, y despierta, hijos de Dios humildes y dispuestos a dejarse guiar y enseñar por el Espíritu, en todo lo que Él pone delante de nosotros; disciplina y obediencia nos permite no solo comprender aspectos vitales e importantes para la vida, sino que nos trae bendición, especialmente, en lo que se refiere a la vida espiritual, para reflejarlo en lo natural, y para que así haya un disfrute pleno de la vida con Cristo. No seas sabio en tu propio parecer; mejor teme a Dios y huye del mal. Esto producirá salud a tu cuerpo y fortalecerá tu ser. Proverbios 3:7-8. 


Necesitamos conocer a Dios para saber Él cómo piensa, y leyendo su palabra es que entenderemos lo que debemos hacer en un momento determinado; porque lo quieran o no reconocer muchos ignorantes de Dios y su palabra, nuestra forma de responder ante las circunstancias de la vida es el resulta de conocer y entender la palabra, lo cual tiene efectos positivos; el hombre natural ante las circunstancias adversas de la vida y la crueldad del mundo reacciona con temor, no razona, crítica, se queja o se paraliza y se encierra, pero la persona sabia, hace un alto, reflexiona, busca consejo, ora y actúa inteligentemente, con base en la palabra, para no dejarse desequilibrar por los sucesos del mundo; la sabiduría es la base fundamental para mantenernos sanos y fuertes en este mundo; el sabio echa mano a las herramientas, recursos y habilidades dados por Dios, para afrontar cualquier situación por difícil que sea, él sabe que cuenta con la ayuda de Dios y permanece inamovible a su fe. El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado. Proverbios 13:20

 

La sabiduría es columna vertebral de nuestra vida, es el cerebro de nuestro correcto andar y la fuente inagotable del comportamiento coherente a la fe; la sabiduría jamás despierta envidia, por eso el sabio se detiene y reflexiona, pero el ignorante se afirma en su error; necesitamos ser sabios en estos tiempos, porque tener sabiduría es luchar contra la injusticia, el miedo y la ignorancia; una persona sabia es consciente que nunca terminamos de aprender a resolver conflictos, por eso el sabio enseña con acciones, no con palabrerías; una persona sabía puede cambiar de opinión, el necio no, porque el sabio obra en pro de mantener el balance emocional y psicológico desde la espiritualidad en Dios. Las palabras del sabio son placenteras, pero los labios del necio son su ruina. Proverbios 17:28.


La clase de vida que tenemos ahora, es el resultado de la sabiduría que hemos tenido, o que nos ha faltado, lo que hablamos y la manera en que afrontamos los problemas y las dificultades marca el horizonte; para no vivir derrotados, frustrados, ni sentirnos incompletos, experimentando la sensación de seres miserables, tenemos que ser diligentes, en la adquisición de la sabiduría que emana de Dios; porque en lo que decimos y obramos revelamos lo que tenemos dentro, el cómo está nuestra alma en la calidad de nuestros carácter: con necedad de palabras y actitudes no sólo nos afectamos a nosotros mismos, sino que también se afecta a otros y el entorno. Los labios de los sabios esparcen conocimiento; pero el corazón de los necios, ni piensa en ello. Proverbios 15:7.

 

Hay personas que han perdido cosas valiosas, y aun han destruido su vida por falta de sabiduría e inteligencia, han arruinado su salud, han dañado seres queridos y perdido amigos por falta de sabiduría y entendimiento; y aunque algunos vivan más años, no significa que tengan sabiduría, pues la sabiduría no depende de la edad ni de la experiencia, es la misericordia de Dios que se vale de las circunstancias para encaminarnos por el buen camino, a fín de que seamos sabiós y salvos hasta el final. Ser sabios es hablar sobre la base de la verdad y los hechos reales y concretos, no hablando mal de nadie ni reaccionando equivocadamente, sino razonables y correctos; sabiduría es orar para que disminuya la maldad, la pobreza económica y espiritual que afecta a las familias y naciones. Pido que el Dios de nuestro SEÑOR Jesucristo, el Padre glorioso, nos dé el Espíritu de la sabiduría y de revelación, para que conozcamos lo mejor. Efesios 1:17.

 

La sabiduría que viene de Dios no opera en la mente, sino en el corazón, el conocimiento lo almacenamos en el cerebro, pero en el intelecto, está el entendimiento que se almacena en el alma; con estos tres aspectos aprendemos a conducirnos prudente y sabiamente, también es sabio aprovechar bien el tiempo, armonizando felizmente con lo que se hace, se piensa, se dice, se es y se sabe, para alcanzar las bendiciones y el favor de Dios en Cristo. La sabiduría nos librará del camino de los malvados y de los que profieren palabras perversas. Proverbios 2:12.


A la sabiduría se le une el discernimiento que logra distinguir entre lo conveniente y lo inconveniente, por eso, por sobre todas las cosas debemos adquirir sabiduría que no nos llega de manera natural ni espontánea, hay que buscarla en nuestra comunión Dios y el estudio de su palabra, cada uno considerando la importancia y valor de su vida, por eso el reino de Dios requiere de gente consagrada y sabia; nuestra responsabilidad es adquirir sabiduría diariamente a través del Espíritu Santo, Él es el dador del don y del fruto de la sabiduría que nos hace sabios según Dios, empapándonos de las aguas vivas de la palabra, llenándonos así de conocimiento y entendimiento por el Espíritu. Si a alguno de ustedes les falta sabiduría, pídasela a Dios, y Él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie. Santiago 1:5.

 

Adquirir sabiduría es un mandato divino, por lo tanto, es nuestra obligación buscarla, la cual se adquiere en la medida que pones en práctica el conocimiento; pero hay que tener claridad en que hay sabiduría terrenal, animal, humana y divina; y para sabir vivir en esta tierra, debemos usar tanto la sabiduría divina como la sabiduría humana, con ellas vencemos inteligentemente las circunstancia contrarias, entendiendo lo pertinente y cumpliendo la palabra de Dios, atentos a lo que somos, cómo respondemos al mundo y qué expresamos a cada instante. ¿Qué es lo que decimos constantemente de nuestra patria, del gobierno, la situación del mundo, la familia, el cónyuge, los hijos, la empresa, el empleo, los negocios, la profesión o el oficio que realizamos? La ley del SEÑOR es perfecta; infunde aliento. El mandamiento del SEÑOR es digno de confianza, porque da sabiduría al sencillo. Salmos 19:7.

 

Los dos elementos fundamentales para tener una buena vida humana, son la inteligencia y la sabiduría, y aunque cada uno nace con un índice de CI, o coeficiente de inteligencia, tenemos que esforzarnos por usar el cerebro, razonando y analizando las circunstancias, en búsqueda de opciones y salidas; es decir, en la medida que usamos la mente, así creceremos en inteligencia; cuando la Biblia nos exhorta a adquirir sabiduría, está diciendo que seamos personas sensatas y prudentes, para que la inteligencia no se vuelva astucia mal sana; razón por la cual la Biblia llama a unos sabios y a otros necios, astutos con malas intenciones, que con el tiempo se destruirán a sí mismos, por su manera de actuar y hablar, acercándo o alejando la bendición. Así que tengan cuidado en su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. Efesios 5:15-16.

 

Ser sabios hace referencia a que el conocimiento que tenemos, lo alineamos a lo que Dios enseña establece y ordena en su palabra, porque lo ponemos por obra, pues no somos autómatas para reaccionar por impulsos, o por causa y efecto; somos responsables de crear vida, somos respinsables de loque pensamos y lo que vivimos en carne y hueso, recordando que somos espirituales y no carnales, pertenecemos al reino de Dios, y así como nuestro Dios es Padre de vida abundante y de Él emana toda la inteligencia y el poder para bien, también de sus hijos debe salir sabiduría para bendición, y no necedad para maldición. Puedes ponerte a la sombra de la sabiduría o a a sombra de dinero, pero la sabiduría tiene la ventaja de dar vida a quien la posee. Eclesiastés 7:12.

 

La sabiduría que viene de arriba, nos lleva a obrar con rectitud y justicia, dentro de un balance y un equilibrio conductual en los propósitos de la voluntad y los intereses de Dios; con disciplina aprendemos a ser sabios en este mundo que tanto necesita a Dios; no es de sabios maldecir la nación donde Dios nos ha colocado, ni renegar por la familia que nos ha tocado, cambiemos de mentalidad, seamos agradecidos en todo, oremos para Dios cambie lo que no está bien, eso es sabiduría; entreguemos todo en manos de Dios y démosle gloria siempre a Él, eso ser sabios. Compórtense sabiamente con los que no conocen a Cristo; aprovechen cada oportunidad, para que su conversación sea amena y de buen gusto. Con sabiduría sabrán cómo responder a cada uno. Colosenses 4:5-6.

 

La sabiduría es tan valiosa que supera al oro, y la inteligencia a la plata, pero mucha gente falta de entendimiento, vive en función del dinero, y aunque el dinero ni las riquezas son malos, el problema está cuando el dinero se codicia desmedidamente y se convierte en la más alta prioridad, y la Biblia nos presenta dos opciones: adquirir dinero, o adquirir sabiduría, y la respuesta es obvia, hay que adquirir sabiduría porque con ella obtendremos el oro, y la sabiduría nos capacita para que no tengamos falta de  ningún bien. Y aunque haya malos tiempos y fracasos si somos sabios, estaremos cinfiados y no tomaremos malas decisiones; las situaciones que se salen de nuestras manos las ponemos en manos de Dios y Él nos ayudará a solucionarlas. Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes se cree sabio, según las normas del mundo, hágase ignorante para así llegar ser sabio. 1 Corintios 3:18.

 

No seamos necios porque la sabiduría no conviene a lo necios, pues los echará a perder y se apartarán del bien con astucia, así que seamos sabios con todo lo que tiene que ver con nuestra vida en Cristo y respecto al destino final; la sabiduría nos da la oportunidad de ser diferentes al común del mundo, pero si alguien carece de sabiduría, conocimiento e inteligencia, tendrá limitaciones y vivirá en desventaja a causa de las ataduras que hay en el corazón de un necio, y la ignorancia esclaviza, pero la sabiduría produce libertad; no se trata de vivir por vivir, se trata de ser sabios para vivir mucho mejor. La sabiduría es árbol de vida para quienes la abrazan; ¡dichosos los que la retienen! Porque con sabiduría afirmó el SEÑOR la tierra, y con inteligencia estableció los cielos. Proverbios 3:18-19.

 

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.




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