#18. MINISTRANDO AL CORAZÓN DE DIOS
Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanzas; alabadle, bendecid su nombre, Salmos 100:4. Que todo lo que respire, alabe a Dios, Salmos 150:6.
Porque Dios es el Rey de toda la tierra, cantad alabanzas con inteligencia, Salmos 47:7. Porque la alabanza no viene de los hombres sino de Dios, Romanos 2:29b.
Es muy importante en el discipulado enseñar acerca de la adoración y la alabanza, ya que el primer ministerio del cristiano es ministrar al corazón de Dios permitiéndonos llegar al trono de Dios con olor fragante de corazón a corazón, porque la base de toda adoración y alabanza es la humildad de un alma agradecida y obediente que sabe tocar el corazón de su Señor. Juan 4: 23-24.
Cuando se adora se hace con conocimiento de quien es Dios, entonces lo alabamos por lo que Él es y por lo que hizo, por lo que hace y por lo que hará. Alabar y adorar son formas de expresar amor, respeto y reverencia al Señor por su colosal magnificencia y omnipotencia; al adorar a Dios estamos de acuerdo con todo lo que Él es y hace, aunque no lo entendamos todo.
En Daniel 3:5, adorar en el contexto hebreo es sagad que es la forma externa de inclinarse hacia abajo ante un dignatario de alto rango en señal de humillación. Adorar a Dios es shaja o shojoh que es postrarse de rodillas con el rostro en el suelo para rendir homenaje a la realeza con un profundo amor en el corazón reconociendo su majestad y reinado absoluto; la más usada en la Biblia es hishtajava, que es postrarse y adorar al Eterno en un acto de suma reverencia proclamando que Él es amo y Señor; en griego es proskuneo y sebazo, es inclinarse besando la mano, para mostrar deferencia a alguien grande en autoridad. La adoración a Dios es la manifestación de un corazón que ama y se rinde totalmente, una vida que se entrega y un alma que es gobernada por su Creador al reconocer que es necesitada y dependiente de Él y se humilla doblegando su voluntad aceptando la soberanía y autoridad del Eterno Dios.
Existe diferencia entre alabar y adorar. La alabanza es la demostración externa de reverencia y respeto segad, proskuneo y sebazo, la adoración es shaja e hishtajava por ser una demostración de honra amorosa y profunda de un corazón quebrantado y sediento de la presencia de Dios omnipotente, Mateo 2:11. La alabanza es visible al ojo humano por manifestaciones del cuerpo con cantos, instrumentos, danzas, aplausos, saltos y voces de júbilo. La adoración es expresión interna en el espíritu, donde sólo Dios puede ver el corazón arrodillado, postrado y rendido ante Él. Allí hay expresiones sublimes, muchas veces silenciosas y sin expresiones externas; la adoración es la comunicación más genuina, íntima y estrecha entre el espíritu humano y el Espíritu de Dios.
La adoración no se limita a un momento, es una forma de vida, y el estilo de comportamiento del cristiano lavado, perdonado y comprometido con su Señor; por eso la adoración se puede medir por la forma en que respondemos ante las circunstancias y las personas. El corazón de un adorador, se goza con su Señor aún en medio del dolor y la prueba, esa es la razón por la que Él dice que no despreciará al corazón contrito y humillado, Salmo 51:17, Isaías 25:1. Daniel 6:10.
Con la alabanza nos alegramos levantando las manos, dando aplausos, tocando instrumentos, estando de pie, de rodillas, inclinados y postrados en señal de humillación, alabamos en forma audible, en aclamación, con gritos, con saltos, con expresiones de alegría. La alabanza no se hace porque lo sintamos o no lo sintamos, es una orden de Dios, Deuteronomio 8:10, Él sabe que nosotros nos beneficiamos al deleitamos en Él y salimos bendecidos al honrarlo porque recibimos liberación de la opresión y maravillosas bendiciones en nuestra vida.
Cuando alabamos todo cambia alrededor. Mientras alabamos se rompen impedimentos en el mundo espiritual que truncan nuestra relación con el Señor. Dios no necesita la alabanza, nosotros sí. Él ordenó la alabanza porque sabe los cambios que se suceden en nuestras circunstancias al alabarlo; en Salmos 28 el salmista ora en un momento de necesidad, en Salmos 29 adora y en Salmos 30, manifiesta su agradecimiento a Dios por la liberación y la respuesta a su oración adoradora.
Dios busca adoradores porque la adoración no se hace sólo en un lugar ni está determinada para una ciudad, Dios tiene hijos por toda la tierra, y cada cristiano es un templo del Espíritu Santo, por lo tanto somos altares vivos que deben determinarse a adorar donde nos encontremos en la tierra, allí donde haya un redimido y un discípulo de Jesús, Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que lo adoren, Dios es Espíritu y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren, Juan 4:23-24.
La alabanza podría no ser auténtica en muchos casos, alguien puede hacer demostraciones con su cuerpo, pero su corazón y su mente pueden estar ausentes y lejanos al Señor, Isaías 29:13 y Mateo 15:8; la adoración real y verdadera es entrega sincera, profunda e íntima, porque al adorar genuinamente nos acercamos al corazón de Dios envueltos en un ambiente celestial de estrecha unión y profundo amor con el Espíritu Santo que nos hace hasta llorar al sentir su poderosa presencia y su intenso amor cubriéndonos e inundándonos totalmente.
La alabanza puede verse y oírse, la adoración no siempre es evidente, puede ser en el silencio y la quietud, ocurre cuando estamos desechos y abrumados en tiempos oscuros de prueba y dolor, es ahí cuando mejor expresamos una entrega de adoración al Señor por su gran bondad, eterna fidelidad y permanente disposición para atendernos, en ese espíritu ligamos nuestro espíritu al Espíritu de Dios mediante la rendición absoluta olvidándonos de nosotros mismos centrándonos en su presencia y el deseo de sentir su corazón, Salmos 71:8.
La alabanza tiene que ver con el lugar santo del Tabernáculo en la mesa del pan de la propiciación que significa que el pueblo se presenta delante de Dios, es el inicio para entrar delante de Dios, allí el alma se ocupa de manifestar alegremente su gratitud por las bendiciones y favores recibidos, Éxodo 25:23-40 y 30:1-10. La adoración tiene que ver con el lugar santísimo o altar del incienso que tipifica la adoración entrando directamente ante la gloria de Dios en su misma presencia; Éxodo 25:10-20; es allí donde el alma se desborda y se humilla, porque ama con pasión al su Creador y quiere deleitarse en Él, para ministrar a su divino corazón para regocijarse en Él, Salmos 50:23.
Son muchas las razones por las cuales debemos adorar a Dios: por su grandeza, Salmos 145:3; por el esplendor de su majestad, Salmos 96:4-6; por su santidad, Isaías 6:3; por su amor y fidelidad, Salmos 57:9-10; por sus poderosos hechos, Salmos 150:2; por la salvación, Lucas 1:68-75; por las bendiciones y beneficios, Isaías 63:7; Salmos 111; por sus maravillas, Isaías 25:1, entre otras muchas.
La alabanza abre los cielos para que la gloria de Dios llegue a la tierra, y la adoración toca el corazón de Dios haciendo mover las circunstancias a nuestro favor. El cristiano agradecido alaba, adora y da gracias a Dios, Salmos 103:2. Porque cuando Dios toca tu corazón y el mío, nuestra vida se transforma, pero cuando tú y yo tocamos el corazón de Dios los milagros y los prodigios suceden. Obedecer es la mayor forma de adorar al Señor, Malaquías 3:10; cuando perdonamos a nuestros verdugos y enemigos, adoramos, Hechos 7:54-59; cuando nos arrepentimos, adoramos, 2 Crónicas 6:26-27, Hechos 3:19; y cuando abandonamos el pecado alabamos a Dios, 2 Crónicas 7:14.
La Escritura enumera una serie de bendiciones que Dios envía cuando lo adoramos porque la alabanza y la adoración nacen de un corazón sencillo y dulce. Cuando adoramos y alabamos, Dios destruye la violencia, la maldad, la opresión, la enfermedad y el dolor, Salmo 87:7 e Isaías 60:18. Alabar y adorar son un arma de guerra espiritual porque como soldados de Cristo estamos en una batalla continua, Efesios 6:10-12 y la adoración activa los cielos de Dios contra el enemigo para destruirlo y hacerlo retroceder, Isaías 42:8, 2 Reyes 17:36, Salmos 29:2 y 96:9, 1 Pedro 4:11.
La falta de alabanza es ingratitud Lucas 17:11-19 contrastado con la adoración que es expresión de agradecimiento por un milagro recibido Juan 9:38. No alabar ni adorar es pecado, y se ve en el paralítico de Betesda, Juan 5:1-16. Jesús le pregunta si quiere ser sano, el hombre debía responder solamente sí o no, pero empezó a quejarse. Cuando lo sanó se fue sin darle gracias. Jesús lo encontró después, y le dijo; “vete y no peques más para que no te venga algo peor.” Cuando reconocemos el señorío de Cristo, cuando amamos al prójimo y tenemos misericordia, adoramos a Dios, por eso Jesús le dijo a la Samaritana que llegaría el día que no se adoraría ni Jerusalén ni en Samaria, porque hay un adorador donde exista un ser humano con un corazón que ama a Dios. Juan 4:20-24.
No solamente se alaba y adora a Dios en tiempos de bendición, es necesario hacerlo también en momentos de desierto y de prueba como lo hizo el salmista en Salmos 69; Pablo y Silas en Hechos 16:23-32 adoraron en la cárcel después de haber sido azotados y encadenados. Las aflicciones y el sufrimiento son el sistema de educación y formación de Dios para sus hijos, porque se aprende más con las pruebas que con el éxito, Romanos 12:12. Esta clase de adoración y alabanza manifiestan aceptación y aprobación a Dios por lo que está ocurriendo, es una forma de reconocer y aceptar su plan perfecto porque tenemos la certeza que Él tiene todo el dominio, lo malo cambiará, se manifestará su voluntad y su poderoso nombre será engrandecido, Santiago 5:13.
Dios nos ama demasiado y no nos abandonará. Muchas veces no comprendemos nada de lo que sucede, pero Él quiere que aceptemos con entendimiento su soberanía y su bien, Él es preciso, perfecto, sabio e inerrante. “Porque sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.” Romanos 8:28. El Padre es misericordioso para hacer que todo obre a favor de sus hijos, Génesis 50:20; Él merece toda la gratitud, toda la reverencia, que fijemos los ojos en su majestad y no en lo difícil de las circunstancias. La adoración y la alabanza son servicio y devoción del corazón humano al corazón del Padre Dios, y hace que su presencia baje sobre el adorador, 2 Crónicas 5: 11-14.
Hemos sido creados para adorar, Isaías 43:21; todo el tiempo tenemos la oportunidad de tocar el corazón de Dios con la adoración y la alabanza unido a la oración que son armas de guerra contra todo mal, son nuestro más grande potencial en el nombre de Cristo para que los demonios huyan, porque el mismo Dios es varón de guerra, Éxodo 15:3a. Él conoce todas las estrategias del enemigo, y las Escrituras confirman la victoria del pueblo de Dios cuando adora a su Señor, “Dios saldrá marchando con toda la furia de un gigante guerrero; lanzará un grito de guerra y derrotará a sus enemigos.” Isaías 42:13.
Es necesario conocer cómo era la alabanza del pueblo de Israel y los motivos por los cuales ellos adoraban y alababan al Señor. Dios revela modelos para la victoria. Jefté organizó al pueblo, no para pelear sino para alabar a Jehová, “Y cuando comenzaron a cantar cantos de alabanza, Jehová puso contra los enemigos de Israel, las emboscadas de ellos mismos, y se mataron unos contra otros.” 2 Crónicas 20: 21-22.
Así que cuando alabamos y adoramos a Dios algo ocurrirá como resultado. La misma palabra dice, “Deléitate así mismo en Jehová, y Él concederá las peticiones de tu corazón.” Salmos 37:4. Porque adorar es deleitarnos en su Palabra; cuando adoramos descubrimos que todas las demás cosas son secundarias y que sólo Dios es nuestra prioridad y el centro de nuestra atención en la vida diaria, Salmos 119:164.
Adorar y alabar al Señor son ordenanzas y ley divina como lo revelan los Salmos, los profetas y el NT, Salmos 29:1-2. Dios nos insta a exaltarlo y bendecirlo, “Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová, nuestro Hacedor". Salmos 95:6. Adoramos cuando llevamos una vida santa y consagrada, Salmos 29:2. Dios habita en las alabanzas de su pueblo, Salmos 22:3. La Biblia registra diversas formas de ministrar al Señor, Israel adoró cuando terminó la Casa de Jehová, 2 Crónicas 5:1-14; María la madre de Jesús ministró al Señor proclamando sus maravillas, Lucas 1:46-55; Ana la profetiza no se apartaba del templo ministrando al Señor de día y de noche, Lucas 2:36-38. Y no sólo en la tierra se adora a Dios, también en los cielos los ángeles adoran al que vive por los siglos de los siglos, Apocalipsis 5:11-14.
La alabanza y adoración son devoción en cuanto a lo espiritual y servicio en cuanto a lo natural y físico, centrando la atención en Dios, no para agradar al humano sino al Rey, Hechos 13:2. Al adorar se acerca el pueblo al corazón de Dios, Salmos 42:4 y 150. Ministrar al Señor requiere personas en santidad llenas del fruto del E.S, con fundamento cristiano, ungidas y que vivan lo que la Biblia dice. Porque adorar y alabar son una sensible respuesta del hombre que desea alegrar a su Señor para que su gracia se derrame como lluvia, Salmos 22:35, 34:1-3 y 35:18.
Hay obstáculos que impiden alabar y adorar con libertad: cuando adorar depende de nuestras circunstancia o estados de ánimo, tenemos interferencias que debemos evitar para adorar con libertad a pesar de todo, Habacuc 3:17-18. El orgullo y el prejuicio pueden hacer que nos sintamos mal levantando las manos al cielo impidiendo que nos postremos ante el Señor, Salmos 63:3-4, Salmos 95:6-7. La interferencia del reino satánico que sabe que la exaltación al Señor lo paraliza y hay victoria para el pueblo de Dios. Si sentimos opresión debemos alabar mucho más y con mayor fuerza para experimentar libertad, traer gloria del cielo y la presencia de Dios, 1 Samuel 16:14-23, Romanos 16:20.
Otro obstáculo es el pecado que rompe la comunión con Dios y levanta barreras entre Dios y el hombre, Isaías 59:2; la culpabilidad cuando a pesar de arrepentirnos y pedir perdón, el enemigo acusa, Zacarías 3:1. Un corazón herido encarcela el alma y queda atada sin poder adorar a Dios, Salmos 142:7; la religiosidad de la tradición y el legalismo que guardan formas y moldes de hombres impiden la libre adoración, 1 Crónicas 15:13; la falta de enseñanza en este tema y el rechazo al conocimiento de Dios roban pureza, sin la cual no se le puede adorar a Dios, aunque se intente, Salmos 119:171.
Son innumerables las formas en que podemos alabar a Dios: en la reunión de la asamblea, 1 Crónicas 29; 10 y13; con cantos, con saltos, con danzas, con la obediencia, 1 Tesalonicenses 5:18; al hablar sabiduría y bendecir, por los testimonios, con la santidad, 1 Corintios 3:16-17 y cuando compartimos la salvación a los no creyentes. Todo el universo tiene orden de alabar: el pueblo de Dios, Salmos 30:4; los niños, Mateo 21:16; las naciones, Romanos 15:1, Salmos 117:1; los ángeles, Salmos 103:20, todo lo que respira, Salmos 150:6, toda la creación, Isaías 44:23 y Salmos 19:1. Por lo tanto debemos cortar y romper con todo lo que impida alabar y adorar al Señor.
Debemos poner toda la voluntad en despojarnos del viejo hombre para renovar el espíritu de la mente, vestirse del nuevo hombre y con la armadura de Dios entrar en su presencia en santidad y gratitud. Llenémonos de supremo gozo, abramos la boca y levantemos la voz, demos gritos de júbilo, usemos las manos para el aplauso, demos saltos de alegría, dancemos, bailemos, hagamos sonar los instrumentos con todo nuestro ser y todo nuestro amor al Rey, pero también guardemos silencio ante su majestad. La gloria de Dios se desatará de manera súper natural.
La Iglesia de Cristo está llamada a mantener el poder conservando su primer ministerio que es la devoción al Señor antes que el ministerio de servir a los hombres, debemos ahondar en los manantiales de la vida de Dios y ser sumergidos en ellos por el servicio de la adoración y la alabanza a nuestro Señor y Dios, Deuteronomio 10:8, Salmos 22:27.
Hemos sido creados para darle placer a Dios, alabarlo y adorarlo para siempre. ¡Alabemos y adoremos al Señor en todo tiempo aunque el alma este abatida! “Siete veces al día te alabo a causa de tus justos juicios.” Salmos 119:164. Adorarlo sin límites bajo la dirección del Espíritu Santo ha de ser nuestra pasión, Colosenses 1:16-17. Los ángeles adoran al Señor día y noche, diciendo: “santo, santo, santo, es el Señor, Dios Todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir…” Apocalipsis 4: 8-11.
El apóstol Pablo exhorta a los cristianos a presentar sus cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es nuestro culto racional, Romanos 12:1. La santidad en nuestro comportamiento y estilo de vida debe ser una continua alabanza y adoración a Dios. David fue llamado siervo de Dios y un hombre conforme a su corazón porque era un adorador de tiempo completo, porque hay libertad para adorar cuando andamos en comunión con Dios.
Tengo una pasión, y es sólo Él, solo Él. Conde Zinzandorf.
REFUERZO 19- MINISTRANDO AL CORAZÓN
DE DIOS
1. ¿Cómo proclamó María el anunció del Señor? Lucas 1: 46-55
2. ¿Cuál era la forma de Ana adorar y alabar al Señor? 1 Samuel 2:1-10
3. Nosotros mismos ¿cómo adoramos y alabamos a Dios?. 1 Corintios 3:16-17.
4. Resuma la forma cómo Dios recibe adoración en el cielo. Apocalipsis 5: 11-14.
5. ¿Qué se dice en el cielo al adorar al Señor? Apocalipsis 4: 8-11.
6. ¿Para qué creó Dios a su pueblo? Isaías 43:7.
7. Cuando adoramos a Dios ¿qué escogemos? Lucas 10: 38-42.
8. ¿Dónde habita Dios? Salmo 22:3.
9. En 2 Crónicas 20 se dicen los resultados ante la adoración y alabanza a Dios, descríbalas:
- Vv.22-23.
- El pueblo ante el peligro, vv.4.
- ¿De quién es la guerra? Vv.15.
- ¿Qué hicieron los sacerdotes y levitas? vv.19 y 21.
e. La respuesta ante la adoración y alabanza, vv.22.
f. ¿Cómo regresó el pueblo a su lugar? vv. 28.
10. ¿Qué hizo el pueblo para tomar la tierra prometida? Josué 6: 16.
11. ¿Qué es la alabanza para el cristiano? Deuteronomio 10:8.
12. Parte de la responsabilidad de pastor es guiar al pueblo ante la presencia de Dios. ¿Qué
hizo David con la congregación en 1 Crónicas 29:10 y 13 y Salmos 35:18.
13. ¿Por qué ordena el Señor alabarlo? Jeremías 20:13.
14. En qué momento debemos adorar y alabar al Señor? Joel 2:26.
15. ¿Cuál es la forma de adorar a Dios? Salmos 100:1-2.
16. ¿Cómo debe ser nuestra adoración personal a Dios? Salmos 103:1-2.
17. ¿Cuál es la voluntad de Dios para nosotros? Efesios 1:6
18. ¿A quiénes manda el Señor que lo adoren? Salmos 8:2 ___________________
Salmos 30:4 _______________ Salmos 67:3-5___________________
Salmos 98:8.________________ Salmos 135:1 ___________________
Salmos 103:20_____________ Salmos 150:6 ___________________
Isaías 49:13 _______________ Romanos 15:11 _________________
Mateo 21:16 _______________ Isaías 44:23 ____________________
19. Nombre una de las razones para alabar, Isaías 25:1.
20. ¿Qué nos lleva a adorar a Dios? Salmos 96: 4-6.
21. ¿Cuál es una de las formas personales de alabar a Dios? Hebreos 13:15.
22. ¿Por cuánto tiempo aconseja el salmista alabar a Dios? Salmo 146:1-2.
23. ¿Cómo se expresa la alabanza a Dios? Salmos 149:1 y 3.
24. ¿Qué es la alabanza según Salmos 50:14.
25. ¿Cuál debe ser nuestra actitud delante del Señor? Salmos 96:6.
26. ¿Cuál fue la forma en que el profeta ofreció sacrificio a Dios? Jonás 2:9.
27. ¿Cómo honra Dios a su pueblo? Sofonías 3:19b.
28. Describa la forma de alabar al Padre, Hebreos 13:15.
29. ¿Quién es el centro de nuestra alabanza? Apocalipsis 5:13b.
30. ¿Qué produce la alabanza en tiempo de prueba? Hechos 16:25-31.