EL ESPÍRITU SANTO ES NUESTRO MEJOR AMIGO AYUDADOR-¡BÚSCALO!
En nuestra debilidad el Espíritu Santo acude para ayudarnos, porque No sabemos qué pedir, pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Romanos 8:26.
Pido al SEÑOR que por medio del Espíritu Santo y el poder de sus gloriosas riquezas, nos fortalezca en lo íntimo de nuestro ser, para que por la fe en Cristo, Él reine en nuestros corazones, para que seamos arraigados y cimentados en su amor. Efesios 3:17-17.
El SEÑOR es Espíritu, y donde está el Espíritu de Dios, allí hay libertad. 2 Corintios 3:17.
Espíritu Santo quiero decirte que he tenido muchos ideales y muchos sueños en la vida, pero con el paso del tiempo se han apoderando de mí muchas cosas que me enferman por dentro: tengo rencores, egoísmos, nerviosismo, celos, envidias, tristezas, ambiciones, cansancio, desilusiones y quejas. Todo eso, poco a poco, me ha ido quitando la alegría de soñar, vivir, amar, y servir. 1 Tesalonicenses 5:19-21.
Ahora, en lugar de luchar por un mundo mejor, lo que busco es estar solo y tranquilo, para que no me moleste nadie, y así disfrutar de la vida a mi manera. Yo sé que eso es bueno, pero me duele haber enfriado mi espíritu y haber abandonado mis sueños más hermosos. Por eso te pido maravilloso Espíritu Santo, que me renueves la mente, y con el fuego de tu presencia, yo pueda volver a tener las ganas de hacer el bien, de dar fruto de nuevo y de cambiar en algo este mundo; transforma mi mente para que yo recobre al alegría de una vida fraterna y solidaria, para servir con alegría y trabajar con los demás. Gálatas 5:22-23.
Espíritu Santo lléname de nuevo, para que yo deje de sobrevivir y vuelva a vivir. Espíritu Santo, dame más de Ti y menos de mi para que pueda recuperar el diseño con el cual fuí creado y que yo recobre el espiritu de luchar por grandes ideales. Espíritu Santo, hazme arder en el fuego de tu amor y tu poder; llename de esperanzas, alegría y paz a todos los que creemos en Jesucristo. Que rebosemos de esperanza por el poder del Espíritu Santo. Romanos 15:13. Porque Él habita en los redimidos y no podemos apagarlo, sino avivarnos en El. Estudiemos de Él.
I. EL ESPÍRITU SANTO SUSTENTADOR DEL MINISTERIO DE CRISTO.
Los que viven según la naturaleza
pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la
naturaleza pecaminosa, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios
vive en ustedes, y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.
Romanos 8:8-9.
Los nacidos de nuevo,
que son hijos de Dios, trabajamos con la naturaleza espiritual, porque tenemos a
Cristo, por lo tanto tenemos el Espíritu del SEÑOR. El carnal trabaja como un
animal, pero el espiritual debe dominar la parte animal. Porque el Espíritu Santo no
es una influencia, ni un fenómeno, ni una fuerza positiva, ni algo abstracto,
Él es una persona viva y real.
1. El Señor Jesucristo
nació del Espíritu Santo, El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y
el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que el Santo niño que va nacer lo llamarán Hijo de Dios, Lucas 1:35. María era una joven
virgen, en hebrero, parteros, que significa niña no desflorada, embarazada
sin intervención de varón humano, sino fecundada por el Espíritu Santo, Jesús
era Dios hecho humano.
2.
Humanamente poseía la sustancia de su madre, y como Hijo del Padre, poseía la
sustancia divina, Jesús en uso de su divinidad y siendo Hombre, recibe al
Espíritu Santo al ir voluntariamente a bautizarse en el Jordán, Tan
pronto como Jesús fue bautizado, subió del agua. En ese momento se abrió el
cielo, y Él vio al Espíritu de Dios bajar como una paloma y posarse sobre Él.
Mateo 3:16.
Todo esto sucedió para que Cristo pudiera realizar su ministerio.
3.
Jesús fue guiado por el Espíritu Santo, Luego el Espíritu llevó
a Jesús al desierto, para que el diablo lo sometiera a tentación, Mateo 4:1.
4.
Jesús expulsaba demonios por el Espíritu Santo, Pero al oírlo los
fariseos, dijeron: Éste expulsa los demonios por espíritu del Belzebú, príncipe
de los demonios, Mateo 12:24. El demonios salían al ver el poder del
Espíritu Santo en Jesucristo.
5.
Jesús enseñó por el poder del Espíritu Santo, Y se admiraban de su
enseñanza; porque les enseñaba como alguien que tiene autoridad, y no como los
escribas, Marcos 1:22; Y le hablaron, diciéndole: Dinos, ¿con que autoridad
haces estas cosas, o quién te dio esta autoridad?, Lucas 20:2.
Con su autoridad divina mostrada en
la sinagoga le entregan a Jesús el libro de Isaías y lee lo qu dice en el capítulo 61: El
Espíritu de JHV el Señor está sobre Mí, porque me ungió JHV; me ha enviado a
predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón,
a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a
proclamar el año de la buena voluntad de JHV…a consolar a todos los enlutados; a
ordenar que a los afligidos de Sión, se les de gloria en lugar de ceniza, óleo
de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar de espíritu angustiado…Luego
enrolló el libro, se lo devolvió al ayudante y se sentó…y Él comenzó a
hablarles: Hoy se cumple esta escritura en presencia de ustedes. Lucas 4:20-21.
Jesús leyó el libro
de Isaías lleno del Espíritu Santo, y no sólo leyó, sino que se llenó aún más
del Espíritu Santo para asegurar que esa profecía se cumplía en Él, porque la
Biblia y el Espíritu Santo trabajan juntos.
6.
Jesús tenía la unción del Espíritu Santo, Me refiero a Jesús de
Nazaret; como lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con poder, y como anduvo
haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo,
porque Dios estaba con Él, Hechos 10:38. Jesús fue ungido por el Espíritu Santo para
ser el Ungido de Dios.
7.
Jesús fue crucificado mediante el Espíritu Santo, Si esto es así, ¡cuánto
más la sangre de Cristo, quien por medio del Espíritu Eterno se ofreció sin
mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que conducen a la
muerte, a fin de que sirvamos al Dios viviente! Hebreos 9:14. Fue así que
Jesucristo se ofreció, para que tú y yo tengamos perdón de pecados.
8.
Jesús resucitó por el poder del Espíritu Santo, Y si el Espíritu de
Aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que
levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales
por medio de su Espíritu, que vive en ustedes, Romanos 8:11. Hay muchos
cristianos bautizados con el acelerador pentecostal sin frenos, cuando no
oramos ni leemos la Biblia como debiéramos. El Espíritu Santo que mora en
nosotros nos da vida y armonía en nuestra manera de vivir.
II. EL ESPÍRITU SANTO CON PERSONALIDAD.
El Espíritu Santo es la parte espiritual y personal del Dios Creador y salvador para estar en medio de los hijos de Dios.
1. Él es solidario, una energía o una fuerza no puede tener
esta característica de persona. Así mismo, en nuestra debilidad el
Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y
Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque
el Espíritu Santo intercede por los creyentes conforme a la voluntad del Padre,
Romanos 8:26-27.
Así que deja que el
Espíritu Santo te llene y ponga las palabras en tu boca, por lo tanto no
descuides la oración, y si no oramos,
nos fregamos, y si no intercedemos nos caemos, porque lo que tu oras por
otros, también llega a ti.
2. El Espíritu Santo siente amor. Los conceptos
intelectuales, ni las energías ni las fuerzas sienten amor. Les
ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu Santo,
que se unan conmigo en esta lucha, y que oren a Dios por mi, Romanos 15:30. En el fruto del
Espíritu, la primera característica es el amor, por Él es Dios, y Dios es amor,
aunque muchos lo pongan en duda con algún pretexto.
3. El Espíritu Santo tiene conocimiento, Ahora
bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo
examina todo, hasta las profundidades de Dios. En efecto, ¿quién conoce los
pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo,
nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios, 1 Corintios
2:10-11.
Así que el Espíritu Santo, siendo Dios, es omnisciente, pero nosotros aunque
nos llenemos de Él, seguimos con un conocimiento limitado, pero Él lo conoce
todo.
4. El Espíritu Santo posee voluntad. Todo
esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno, según Él lo
determina, 1 Corintios 12:11. Él es quien determina con su voluntad cómo
y con quien hace la obra.
5. El Espíritu Santo puede ofenderse. No
agravien al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de
la redención, Efesios 4:30. Nosotros podemos ofender al Espíritu Santo con nuestras
iras, maledicencia y “mentiritas blancas”; las obras de la carne son como
bofetadas y latigazos que lastiman al Espíritu Santo de Dios, por eso
desconocerlo, ignorarlo es pecado, y atribuirle sus milagros al diablo, es un
pecado que no es perdonado, sino que trae condenación eterna.
III. EL
ESPÍRITU SANTO TRABAJA EN LA VIDA DEL CREYENTE.
El simbolismo del
Espíritu Santo es maravilloso: Es representado con una paloma, tiene dos alas,
cada ala está compuesta de nueve (9) plumones; los plumones del ala derecha,
representa las nueve (9) parte del fruto, los nueve (9) plumones del ala
izquierda, representa los dones, ellos dos juntos, dan el equilibrio perfecto a
la vida del creyente. Los dones nos proporcionan el poder de Cristo, el fruto,
nos da el carácter de Cristo. ¡Maravilloso!
1.
Por el Espíritu Santo hemos nacido de nuevo, Juan 3:1-5. Si alguien no ha
nacido de nuevo, no puede ver a Dios, y vive en fantasías espirituales. No hay
escapatoria, debemos nacer de nuevo para poder ser regenerados por el poder del
Espíritu Santo, así que antes de pedir dones, seamos llenos del fruto, para
vivir y actuar a la estatura de Jesucristo.
2.
Por el Espíritu santo tenemos vida abundante. Por tanto, hermanos,
tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza
pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio
del Espíritu Santo, dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán, Romanos
8:12-13.
Es el Espíritu Santo quien nos inspira y nos ayuda a morir a la carne que son
las debilidades e inclinados de nuestro cuerpo, para que nuestro espíritu se
vivifique y vivamos para Dios, quien nos adoptó como sus hijos.
3.
Somos guiados por el Espíritu Santo. Porque todos los que son guiados por
el Espíritu de Dios son hijos de Dios, Romanos 8:14. Así que si alguno
actúa por su propia voluntad, y no es guiado por el Espíritu Santo, no es hijo
de Dios, es por el Espíritu Santo que acertamos a la voluntad de Dios y podemos
desechar la nuestra.
4. Vivimos en
libertad. Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el
Espíritu de Dios, allí hay libertad, 2 Corintios 3:17. El Señor nos da
libertad con el Espíritu Santo que nos hace libres para hacer lo bueno, porque
el que usa la libertad para lo malo, ya la ha convertido en libertinaje, y ese
se hace un libertino desagradando a la santidad de Dios.
Con el Espíritu Santo
en nuestra vida, tenemos, mostramos y practicamos el orden; por eso muchos
tiene atavío de ramera, muchos van a la congregación buscando al Señor, pero
esas otras van buscando algún señor.
El Espíritu Santo nos
da libertad para vivir santa y piadosamente, por eso su carga es ligera, no
estamos solos, el Espíritu Santo nos ayuda en todo. Dios condena toda clase de
discriminación, tanto de los de arriba que miran mal a los de abajo, como los
de abajo, que miran mal a los de arriba, pero todos somos iguales antes los
ojos de Dios.
El Señor le está
hablando a la Iglesia, y la está preparando para El Gran Avivamiento, un fuerte
despertar espiritual, para el cual debemos estar llenos del fruto del Espíritu,
Y Él nos dice: Pedid y se os dará; buscad y
hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que
busca halla; y al que llama se le abrirá. Lucas 11:9-10.
Y si el Espíritu Santo sustentó de principio a fin al Hijo de Dios para salvarnos, ¿cuánto más hará por nosotros? Entonces, ¿por qué tenemos miedo, desfallecemos y lo apagamos? Ahora es el tiempo de rendirnos a su poder, no con temor ni con incredulidad, sino con confianza, fe y
calma, el Espíritu Santo se encargará de mostrarnos cuánto nos ama el Padre, y
cuánto ha hecho, hace y hará el Hijo por ti y por mi.
Oremos así: Fluye
Espíritu Santo, fluye, haz lo que quieras hacer en mi, yo me ofrezco para que
me uses como quieras, pero fluye Espíritu Santo y no lo dejes de hacer lo que tienes que hacer en mi vida.
¿Quieres llenarte del Espíritu Santo? Ama intensamente a Jesucristo y Él te dará abundantemente de su Espíritu.
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