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15 sept 2022

JUZGA, Y CONDENA EL MAL-NO CALLES .


JUZGAR, CRITICAR Y CONDENAR LA MALDAD,
NO NOS QUEDEMOS CALLADOS.

No juzguen a los demás, y no serán juzgados Pues serán tratados de la misma forma en que traten a los demás. El criterio que usen para hablar de otros, es el criterio con el que se les juzgará a ustedes. Mateo 7:1.

Dichoso todo aquel que no sigue el consejo de los malos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores. Salmos 1:1.

No juzguen y no serán juzgados; NO condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados…Lucas 6:37-42.

Empezaré por mencionar algunos dichos que aprendí desde mi niñez: Si no tienes nada bueno que decir de alguien, mejor quedate callado, porque cada ladrón juzga por su condición; esto porque es muy posible que algunos piensen que juicio y crítica es lo mismo que señalar negativamente, murmurar y condenar a alguien, pero no es así, nuestro idioma Español tiene palabras sinónimas que en ocasiones usamos de manera incorrecta, por eso debemos tener en cuenta el contexto. Desde el original Arameo y Hebreo, no siempre se puede traducir exactamente una palabra, así como sucede con el Inglés y las expresiones idiomáticas, necesitamos tomar la idea de lo que el autor habla y lo que se quiere decir en un mensaje o una enseñanza. En aquel tiempo, les di a los jueces las siguientes instrucciones: Ocúpense de oír todos los casos de sus hermanos…también los de los extranjeros que viven entre ustedes. Sean totalmente justos en las decisiones que tomen e imparciales en sus juicios. Atiendan los casos tanto de los pobres como de los ricos. No se acobarden ante el enojo de nadie, porque la decisión que ustedes tomen, Dios la respaldará. Deuteronomio 1:16-18.

En Arameo juicio es Dayaná, y en hebreo es Lishpot, el sentido correcto en Español es hacer oposición para resistir una mentira y hacer justicia, también se refiere a la sentencia de un juez que como administrador de justicia, condena un delito en un tribunal, y desde el punto de vista divino juicio es el derramamiento de la ira de Dios sobre una persona, ciudad o nación a causa de su pecado, porque Él es el único Juez Justo y Abogado perfecto. En el primer versículo citado arriba sería: No se conviertan en jueces de los demás, hablen con justo juicio. Juan 7:24. No conceptúen mal a nadie, para que nadie los condene a ustedes. Mateo 7:1.

No podemos lanzar juicios contra Dios y su palabra haciendo ver como si la Biblia se contradijera, ¿Cómo puede el SEÑOR Jesucristo decir que no juzguemos a otros? Y Pablo, ¿cómo puede decir que el espiritual juzga todo? ¿Es apropiado juzgar y criticar según la biblia? Sí, porque cuando la Biblia habla de no juzgar, se refiere a no difamar, enjuiciar ni calificar mal a alguien a título personal, debemos hablar lo correcto y lo justo, lo contrario sería escarnecer, chismear o despellejar de alguien, sin justa razón; una cosa es juzgar y criticar y otra muy diferente murmurar y hacer daño con la lengua, quitando el buen nombre a las personas y maltratando psicológicamente, eso es Biblicamente no juzgar; al pasar una palabra de un idioma a otro, en especial al Español que es muy rico en sinónimos, corremos el riesgo de interpretar mal. Quiero recordarles que, en los últimos días, vendrán burladores que se reirán de la verdad y seguirán sus propios deseos. 2 Pedro 3:3.

Dios quiere que hablemos lo bueno y lo recto de los demás, no tenemos porque hablar mal de nadie ni señalar con mala intención, a eso se refiere la Biblia cuando dice que no juzguemos; todo asunto antes de ser sometido al juicio y la crítica, primero debe pensarse, razonarse y ser analizado cotejando los hechos y las pruebas para identificar el trasfondo de las palabras, las acciones, las intenciones y el comportamientos de las personas; juzgar y criticar en el sentido correcto de la palabra nos permite destruir mentiras para hacer justicia. Miren más allá de la superficie, para poder juzgar correctamente. Juan 7:24. Si no hay juicio y crítica, sería mero chisme y habladuría negativa contra alguíen al mirar solo las apariencias. Los escarnecedores agitan la ciudad, pero los sabios saben calmar los ánimos. Proverbios 29:8.

Critica en la raíz hebrea es Bikoret, en el sentido de examinar y sopesar algo moral y ético para separar lo malo de lo bueno, el crítico juzga con discernimiento y justicia para oponerse a una situación viciada y malsana, lo cual es corrupción; para ello debe conocer e investigar a ciencia cierta lo que hay detrás de los hechos y contenido de un texto o una ley; la buena y alta crítica debe cernir con el cedazo de la razón y la inteligencia para descubrir y revelar el trasfondo de una realidad para luego opinar, aprobar o reprobar un asunto, por lo tanto, la crítica puede ser objetiva y constructiva cuando se dan soluciones y se ofrecen salidas y alternativas que mejoren, pero puede ser subjetiva y destructiva si se justifica lo torcido y solo se buscan culpables; la crítica ofrece puntos de vista y opiniones personales, pues criticar es juzgamiento desde la raíz hebrea Shapat, que le atañe a un gobierno y alguien con autoridad delegada, ya sea para mediar y reconciliar, emitiendo un justo juicio, una apreciación afirmativa o para dictar una sanción y hacer un reproche desde una posición de autoridad, sea para liberar o para condenar, ciñéndose a la ley y el orden. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres no temer a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ello; porque los jueces son servidores de Dios. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano la justicia lleva su espada, pues hacer justicia es servir a Dios, para vengar al justo y castigar al que hace lo malo. Romanos 13:3-4.

La palabra crítica o criticar no está exactamente en las Escrituras, es un vocablo que se hizo común con el avance de la humanidad, con la iluminación, la literatura, el intelectualismo, el renacimiento, la modernidad, el arte, las letras y en la educación y la pedagogía, dando cabida a la libre expresión, en un intento porque todos podamos vivir en comunidad opinando y viviendo como seres civilizados, no devolviendo mal por mal, sino bendiciendo, como dice la Escritura. De modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el SEÑOR los perdonó, perdonen también ustedes. Colosenses 3:13.

Juzgar y criticar en términos generales, no es el problema, lo que está mal y es pecado, el lanzar juicíos y apreciaciones apriorí y erróneas que atenten contra la integridad y dignidad de una persona con segundas intenciones, buscando hacer daño por envidia, celos y competencia desleal. Esta enseñanza se trata de aprender a no emitir ni citar vagamente el “NO juzgues” y no hablar descuidadamente, ni dar sentido contrario a una verdad en su contexto; como cristianos no podemos guardar silencio ante la injusticia, la corrupción y la maldad, nadie nos puede coartar la libertad de expresión, debemos ser críticos constructivos juzgando rectamente, porque juzgar y criticar no es algo negativo, lo malo ante los ojos de Dios es murmurar, condenar, señalar, difamar, y quejarse cuando no hay razón, a cambio debemos bendecir y dar gracias porque todo nos ayuda para bien y en la diferencia hay poder para vivir juntos reconciliados y en paz. Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Mateo 18.15.

El No juzguen como mandato divino, se trata de declarar verdades y condenar mentiras con madurez, sabiduría y responsabilidad moral para emitir juicios de valor reales, puesto que somos promotores de un estándar de vida recta, y así como Dios aborrece el engaño y la injusticia, nosotros también, por lo tanto, es correcto juzgar y criticar para no darle cabida a la corrupción y la inmoralidad, ni permitir injusticia que atropelle los DDHH, ni nada que vaya en contravía a lo establecido por Dios y su verdad; en nuestra santidad tenemos que condenar el pecado, y confrontar a las personas para que se arrepientan y reciban liberación cuando notemos que hay cosas oscuras y faltas graves que atentan contra el bienestar de la sociedad y los principios, fundamentos y diseños divinos; el SEÑOR nos ha dado enseñanzas y advertencias para guardárnos de NO juzgar neciamente, difamando y formando falsos testimonios y conceptos nocivos contra los demás. Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al SEÑOR. Hebreos 12:14.

Para la gran mayoría criticar y juzgar es hablar mal de otras personas, remarcando sus errores y mencionando lo malo que puedan tener, pero este es un concepto errado que ha tomado la sociedad, agudizando los problemas sociales con la indiferencia, el silencio y la falta de acción que ha polarizado el derecho de expresión y ha reprimido la libertad para señalar y condenar lo que realmente está mal; juzgar y criticar necia e injustamente es señalar la paja en el ojo ajeno, no mirando la viga del propio ojo para denigrar de otro ser humano, haciéndolo ver mala persona con mentiras, lo cual en realidad es pecado de calumnia y desacredito que siembra rumores, habla entre dientes, da quejas y se disgusta equivocadamente para zaherir, desde el chisme y la falta de verdad, sin considerar que somos diferentes y que tenemos variedad de gustos, pensamiento y opinión en la unicidad de personas libres. Oh Dios y salvador nuestro, por la gloria de tu nombre, ayúdanos; por tu nombre líbranos y perdona nuestros pecados. Salmos 79:9.

El mundo sin Dios, el pecado y la naturaleza humana han causado la alteración de los conceptos originales y reales con los cuales se escribieron las Escrituras, en el trascurrir de la historia se ha provocado ceguera y frialdad espiritual en el ser humano para no ver correctamente lo que Dios siempre nos ha querido enseñar, esa es la razón por la cual distorsionamos la manera en que vemos a las personas, las circunstancias y las cosas, haciéndonos pecar y metiéndonos en problemas con Dios, con la gente y con nosotros mismos; nuestra visión a la hora de relacionarnos está errada y sesgada por las emociones, los preconceptos y el mal uso de las palabras, por eso algunos rechazan, evaden y se creen superiores a otros, el orgullo pone a algunos por encima de los demás, sin ver sus propias falencias y su condición humana y pecadora, y por no tener la mirada en Cristo ni el corazón lleno de su amor y de su Espíritu. Por eso, dejen de pecar y vuelvan a obedecer a Dios. Así Él olvidará todo lo malo que hayamos hecho, Él nos dará nuevas fuerzas. Hechos 3:19.

Debemos ser tratados por Cristo en el molino del Padre, necesitamos enderezar nuestra manera de conceptuar a Dios, la vida y las personas para que podamos ver todo con los ojos de Dios, bajo su lupa y sus parámetros y que no hablemos por apariencias ni a la ligera, sino con justo juicio, discernimiento, sabiduría, conocimiento Dios y su palabra; si no estamos llenos del Espíritu Santo, no tendremos la capacidad de discernir, mucho menos de juzgar y criticar rectamente, porque el ser humano en su estado natural, es incapaz de ver y comprender la realidad con claridad; vemos borroso, como el ciego al que el SEÑOR le puso barro en los ojos, y al principio veía a las personas como árboles, todo le era borroso y distorsionado, pero cuando el SEÑOR lo tocó con su saliva, se le aclaró la visión, es un pasaje preciso en nuestra forma de ver todo. Somos nuevos, lo viejo ya pasó. 2 Corintios 5:17-20.

Si somos nuevos en Cristo, somos espirituales, no carnales, podemos ver claramente por el Espíritu que habita en nosotros, Él quita toda ceguera y toda venda porque Cristo nos colocó en lugares celestiales para ver claro desde arriba y tenemos la mente de Cristo, de tal manera que podemos ver como Él ve; Él ha enseñado “NO juzguen” y lo que quiso decir fue: NO hablen mal de otras personas, NO murmuren, NO despellejen, ni calumnien, no escarnezcan, no desacrediten, no siembren rumores, no hablen de otros con disgusto porque eso riñe con el amor y raya con el odio, todo eso atenta contra la santidad y la integridad personal propia y ajena. Cristo hizo la paz entre judíos y gentiles al crear de los dos grupos un nuevo pueblo en Él. Cristo reconcilió los dos pueblos con el Padre en un solo cuerpo por medio de su muerte en la cruz, y la hostilidad que había entre nosotros quedó destruida. Efesios 2:15.

No sigamos perpetuando maldad con intenciones y hechos malsanos, debemos comprender el alcance de nuestras palabras y comentarios. Tenemos que repensar y revaluar esto para que no callemos cuando debemos hablar, y no se nos prohíba expresar nuestra posición frente a leyes, ideologías, acciones y estilos de vida que contaminan y corrompen; no se trata de juzgar o criticar injustamente sino de expresar lo que es verdad, y correcto delante de Dios para que todo se ciña a sus mandatos y fundamentos en una vida sana, limpia y libre en suciedad. Si decimos que somos amigos de Dios y, y al mismo tiempo, vivimos pecando, entonces resultamos ser unos mentirosos que no obedecen a Dios…1 Juan 1:6-10.

1. NI JUZGAR NI CRITICAR SUPERFICIALMENTE. Las apariencias y las máscaras engañan, Eclesiastés 11:1-6. Hay que actuar con cuidado, primero hay que averiguar y luego emitir un juicio, primero hay que escuchar, luego responder a una crítica, no te metas en asuntos ajenos, no discutas con gente malvada y no interrumpas mientras otro habla, evitemos el apresuramiento que lleva al chisme, hablemos por fe no negativamente, no lancemos palabras destructivas queriendo lucir, confiemos en Dios, oremos por las personas, no evaluemos ciegamente el comportamiento de otros, no seamos emisarios de rumores, no señalemos mal el trabajo de alguien, analicemos cómo va quedando la tarea, y si hay una deficiencia, mostremos amablemente el error que hay que corregir; no se trata de “no debo juzgar al obrero”, es ayuda y colaboración de todos; ah, pero si recibimos un billete falso, debemos señalar la falsedad para recibir el correcto, no se trata de decir: “no, no debo juzgar,” esto sería pecar por tontos, otra cosa enjuiciar ponzoñosamente, mostremos lo que verdaderamente está mal y perjudica a la gente, ante eso no podemos callar, es actuar contra lo que no se debe permitir. Defiendan al débil y al huérfano. Hagan justicia al afligido y al menesteroso. Salmos 82:3.

Contemplemos todo el contexto para comprender la verdad de lo que se trata “No lances de prisa juicios de valor,” no seamos tontos ni básicos, porque pecamos de elementales a ignorantes y nos salimos de la verdad lógica y real, de lo justo y lo correcto; todo lo que denunciemos y condenemos debe tener bases sólidas para confrontar con el trasfondo bíblico, guardando nuestro honor, confiabilidad seguridad y supervivencia. Si son duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duro con ustedes. Él los tratará como ustedes traten a los demás. Mateo 7:2.

2. JUZGAR Y CRITICAR CON PROPÓSITO. Abre tu boca para juzgar con justicia, y defiende la causa del pobre y el necesitado. Proverbios 31:9. Somos embajadores del reino, somos sus representantes, somos pueblo escogido, nación santa, pueblo adquirido por Dios para que publiquemos y defendamos la verdad, la justicia y la libertad, para lo cual debemos comportarnos íntegramente, no imitando el estilo de juicio y crítica del mundo, nuestro deber es mostrar a Cristo y predicar la verdad Biblia porque conocemos a Dios; no somos llamados a sembrar división ni mala atmósfera a causa de los malos entendidos, los chismes y el odio, por falta de amor y misericordia.

Salgamos de la simplezas, escudriñemos y profundicemos en la palabra de Dios para entender bien lo que debemos hacer y decir, despejemos los errores, aclaremos los conceptos errados que contradicen la palabra de Dios y dañan a las personas, hoy no cabe el “No juzguen,” dendamos nuestra fe y sus fundamebtos, hagamos lo que es coherente con la mente de Dios, el carácter de Cristo y la verdad que enseña la Escritura; no callemos, ni permitamos las aberraciones, la injusticia, la falsa doctrina ni las falsas profecías, NO podemos callar ante tanto engaño y manipulación, la Iglesia es columna y baluarte de la verdad, confrontemos las mentiras que dice el mundo y la gente. Amados ahora les escribo para pedirles que luchen y defiendan la enseñanza que Dios ha dado para siempre a su pueblo elegido. Estoy preocupado, pues hay algunos que se han colado entre ustedes y los han engañado…Judas 1:3-5.

Debemos sacar a la luz todo lo que contradice y se opone a Dios y su palabra, hay que descartar las mentiras y desenmascarar a los falsos para hacer clara y palpable la verdad, reteniendo lo bueno y denunciando lo malo, en este caso no cabe el vocablo “NO juzguen.” No podemos permitir que las tinieblas permeen al pueblo de Dios, porque Cristo ya nos sacó de las tinieblas a su luz, este “No juzguen,” tomado a la ligera, es nocivo, no podemos confundir una cosa con otra; en este tiempo se trata de juzgar y criticar para condenar lo oscuro, señalar el pecado y la corrupción, considerando cada situación con sabiduría y discernimiento del Espíritu Santo, no caigamos en los rumores, los chismes ni quejas con disgusto y falta de justicia. El profeta declaró culpable a una ciudad asesina y le echó en cara sus repugnantes maldades, todo lo hizo de parte de Dios. Ezequiel 22:1-3.

3. JUZGAR Y CRITICAR RECTAMENTE PARA MANTENER LA VERDAD.  Sean benignos unos con otros, misericordiosos, perdónense unos a otros, como Dios también nos perdonó a nosotros en Cristo. Efesios 4:32. Es cierto que Dios nos ha dado el ministerio de la reconciliación, pero debemos enfrentar a los falsos y embaucadores con la verdad de Dios porque muchas personas están enemistados con su Creador y salvador, y necesitan volver a Él y amistarse con Cristo para romper el distanciamiento y el juicio de la ira de Dios, y los que están sin Cristo están contra Él, lamentablemente son enemigos de Dios, son hijos de ira, expuestos para el día de la ira, por lo tanto, deben volver a Dios para vivir su verdad. Necesitamos vivir en el Espíritu para movernos en Él y que se encienda el fuego de su amor, no pasando de alcahuetes e ignorantes, sino tenidos por justos, veraces, confiables y valientes.

Llegó la hora de diferenciar la cizaña del trigo, la oveja del lobo, lo vil de lo preciado, y arrancar toda ceguera; estamos obligados moral y espiritualmente a hacer lo mejor, lo excelente y lo santo para que se aclare el horizonte entre el pueblo de Dios. Ya entendemos mejor el mensaje de Dios para hablar con la sabiduría que viene de Dios, no con la sabiduría de la gente, ni de los gobernantes de este mundo…1 Corintios 2:6-16.

Hablamos sabiduría de gente madura por la experiencia con Cristo, sabiduría que el mundo no conoce, pero Dios nos revela su verdad, por el Espíritu que todo lo escudriña en el corazón del hombre; así que como hijos de Dios hablemos por el Espíritu y acomodemos lo espiritual a lo espiritual y lo natural a lo natural; si criticamos y juzgamos rectamente, no somos juzgados de nadie, pues Cristo nos justificó en el amor del Padre por su gracia y misericordia. ¿Quién puede acusar de algo malo a los que Dios ha elegido? ¡Si Dios mismo nos ha declarado inocentes! ¿Puede alguien castigarnos? De ninguna manera. ¡Pues Jesucristo murió por ellos! Es más, Jesucristo resucitó y está sentado a la derecha del Padre rogando por nosotros Romanos 8:33-34.

Es tiempo, sí o sí, de vivir y movernos bajo los parámetros de Dios para ver lo que es mentira y lo que es verdad, qué es luz y qué son tinieblas, para discernir entre el bien y el mal, el problema o la solución estará en la forma en que hablemos y nos refiramos de la gente; podemos hacer ver el error, para perdonar y restaurar con espíritu de mansedumbre en lo privado y considerando que somos humanos, si no hay cambio, entonces públicamente. Somos guiados por el Espíritu Santo. Por lo tanto, si descubrimos que alguien ha pecado, debemos corregirlo con buenas palabras. Gálatas 6:1. NO PODEMOS ENCUBRIR EL PECADO, LA MALDAD Y LA INJUSTICIA; tenemos que hablar y señalar tales cosas para que sean destruidos y no se dañe a más la gente.

El problema no es juzgar o criticar, el lio es pecar con chisme, difamación y escarnio.

Mg. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino eterno.


Oír, Obedecer y Actuar en  Dios.

Enfrentar a los burladores y escarnecedores.