ME VISTO DE HUMILDAD
Los altivos serán
humillados, pero los humildes serán reconocidos por dignos, Proverbios 29:23.
Humíllense
en la presencia del Señor y Él los exaltará, Santiago 4:10.
Por lo tanto, como
escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de
bondad, humildad, amabilidad y paciencia, Colosenses 3:12.
En conclusión, sean todos de un mismos
sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde, 1 Pedro
3:8.
Bíblicamente,
humildad no es pobreza
material o económica,
ser humildes es tener calidez humana, sensibilidad y trasparencia parecida a la de Cristo porque hay amor; ser humilde es no considerarse
más que los demás, ni
ocultar o evadir la verdad con mentiras y máscaras porque aunque
tengamos conocimiento somos limitados, débiles y defectuosos a causa del pecado
y nuestra existencia temporal en esta tierra, Siempre humildes,
amables, pacientes y tolerantes unos con otros en amor, Efesios 4:2.
La
humildad como ya lo habíamos visto en otro mensaje, es Anavá en hebreo, lo cual
significa ser manso, dócil, sencillo, modesto y paciente ante la gente y
cualquier situación que se presente; esto a su vez implica sinceridad,
amabilidad y obediencia, todo lo cual se resume en la pobreza de espíritu que
nos enseñó Jesús en las bienaventuranzas; ser humildes conlleva a reconocer que
somos necesitamos de Dios para vivir y que necesitamos ayuda unos de otros para
relacionarnos a pesar de los errores, se quiera o no,
No hagan nada por egoísmo ni vanidad; más bien, con humildad considerando a los
demás como superiores a ustedes mismos, Filipenses 2:3.
.
No
podemos pretender que solos y alejados de Dios y de la gente salgamos adelante
creyéndonos súper hombres autosuficientes e independientes. Todos somos vulnerables,
no estamos exentos de equivocarnos, de fallar no solo a Dios, sino también a
quienes nos rodean, especialmente a quienes decimos amar,
Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino póngase al
nivel de los humildes. No presuman de ser sabios, Romanos 12:16. Se necesita
humildad para reconocer la verdad sea cual sea y no mentir ni engaña sino afrontar
y enfrentar la realidad de los sucesos con carácter y valentía.
La
humildad nos lleva no solo a servir a otros sin esperar que ellos nos
devuelvan lo mismo sino que si somos humildes reconocemos que estamos expuestos
al pecado y al error. La humildad se aprende en el hogar, muchos padres se
equivocan delante de los hijos y evaden su responsabilidad, no reconocen cuando
han fallado, sino que evaden y ponen excusas creyendo que si aceptan su pecado
ante sus hijos perderán autoridad y respeto, cuando es totalmente lo contrario.
No reconocer el pecado y el error es falta de humildad y es soberbia de un
corazón orgulloso que se cree infalible, el altivo será
humillado, pero el humilde será enaltecido, Proverbios 29:23.
Pude
experimentar a los largo de mis años de crianza con mis hijos que cuando me
equivocaba y reconocía mi falla pidiendo perdón, mis hijos me abrazaban y consolaban
con amor, yo ganaba su respeto y ejercía mi autoridad, dando ejemplo de
rectitud y trasparencia con ese acto de humilde reconocimiento; ¡que hermoso es
poder decir: me equivoqué, perdóname, creía que hacía lo mejor pero fallé! Jesús
tiene siempre la razón en su palabra, tener una actitud humilde da reposo a
nuestro espíritu y nuestra alma descansa descargada de todo peso; Jesús instaba
a sus discípulos comparándolos a las palomas; hoy nos recuerda y nos urge a ser
mansos y humildes, acepten el yugo que les pongo y
aprendan de Mí que SOY manso y humilde de corazón, así hallarán descanso en su
alma, Mateo 11:29.
La
humildad es parte vital de nuestra fe para tener una vida en paz, una familia
unidad y hallar gracia delante de Dios y de los hombres, Debemos servir en amorosa
docilidad, trasparencia, sencillez de corazón y paciencia ante la gente sin
importar la situación o el momento; el servicio humilde nos obliga a ser
sinceros, amables y pobres de espíritu, reconociendo que todos necesitamos la
ayuda de Dios y de la gente para realizar bien una tarea con los semejantes; la humildad es
un principio establecido por Dios, es un gajo del fruto del Espíritu Santo, no
podemos ser humildes por nosotros mismos, necesitamos al Espíritu Santo y ser obedientes a la voz de Dios para hallar la recompensa, Riquezas, honra y vida
son la recompensa de la humildad y del respeto reverente a Dios, Proverbios
22:4.
1
Pedro 3:8.
Un
corazón humilde es un alma pobre de espíritu, puede considerar a los demás
personas valiosas, sabe que están hechas a imagen de Dios, que aunque tienen
necesidades, debilidades y falencias, también están provistos de capacidades,
dones y virtudes, por lo tanto los tratamos bien, con atención y paciencia, Si
entre ustedes hay alguno sabio y entendido, que lo demuestre con su buena
conducta, mediante obras hechas con humildad y que su sabiduría le da, Santiago
3:13. Así
que si somos humildes, somos sabios, ¡qué maravilla!
La
humildad que es pobreza de espíritu nos lleva a buscar a Dios, porque reconocemos
que sin Dios no somos nada; Dios está unido a aquellos que tienen un espíritu
humilde sirviendo espontánea y voluntariamente; esa humildad se refleja en la
oración Intercesora, allí nos olvidamos de sí mismos y nos vaciamos de lo
nuestro para que la plenitud de Dios repose a favor de otros; es por eso que cuando
intercedemos nos quebrantamos, el amor de Dios fluye a través de nuestro espíritu;
la pobreza de espíritu nos hace gritar: ¡Señor Te necesito porque te amo! Los
pobres de espíritu reciben pronta respuesta y consuelo,
Y si mi pueblo que se identifica con Mí nombre se humilla, ora, me busca y
abandona su mala conducta, entonces YO lo escucharé desde el cielo, perdonaré
sus pecados y restauraré el bienestar de su país, 2 Crónicas 7:14, Santiago
4:10.
La
humildad brota del corazón de Cristo al nuestro por su Espíritu, nos vemos
pequeños ante Él, sin intereses personales, solo el amor que nos hace
adoradores reconociendo su majestad ante nuestra limitación; Cuando el Padre
vio a su pueblo sufriente y esclavo, los atrajo para tener comunión con ellos,
por eso los llevó al Monte Sinaí y al desierto; los llamó aparte para
hablarles al corazón y hacerlos pobres de corazón, dependientes de las instrucciones
de su Señor, El Señor ya te ha dicho, oh hombre,
en qué consiste lo bueno y qué es lo que Él espera de ti: que hagas justicia,
que seas fiel y leal y que obedezcas con humildad a tu Señor, Miqueas 6:8.
YHWH
anhelaba a su pueblo fuera de la arrogancia de Egipto para hacerlos tiernos,
humildes y obedientes, les habló con voz tronante, y no hay nada más
maravilloso y hermoso que oír la voz de Dios, Él se goza con los humildes que
se sientan en silencio a sus pies para escucharlo hablar,
Porque lo vil y despreciado del mundo escogió Dios; lo no era usó Dios para
convertir en nada lo que el mundo considera importante, así nadie puede ser
arrogante delante de Dios, 1 Corintios 1:28.
La humildad nos ayuda a escuchar la voz
poderosa y dulce del Señor, esa fue la razón por la cual Jesús dijo; El que tenga oídos que oiga, Mateo
13:9,
todo en el reino de Dios depende de escuchar o no la voz de Dios. La palabra
oír es muy importante en la biblia, los tesoros más valiosos del reino de Dios,
aparecen ante nuestros ojos cuando escuchamos atentamente su palabra que transforma
nuestro duro corazón; con un corazón tierno y dulce todo cambia porque obramos
sobre la base de la justicia, conocemos más a Dios y nos humillamos para Él, aprendiendo
a ser leales y sencillos con los demás, Esposas, sujétense a
sus esposos, como conviene en el Señor. Esposos, amen a sus esposas y no sean
ásperos con ellas, Colosenses 3:18. Por eso es que la respuesta amable calma el
enojo, Proverbios 15:1, la humildad va de la mano con el amor y la paz que deben
sustentar el hogar haciéndole caso a Dios.
El
divino Maestro es fuente
de humildad: Entonces Jesús se sentó, llamó a los
doce y les dijo: Si alguno de ustedes quiere ser el primero, deberá ser el
último y servidor de todos, Marcos 9:35.
La humildad calla nuestras virtudes, nuestro conocimiento, los dones y
talentos, esperando que Dios se glorifique y otros lo descubran. El humilde es
desprendido de lo temporal y lo material, enseña todo lo bueno que Dios le ha
dado, bendice y edifica con su vida. No nos vanagloriemos, reconozcamos que es
Dios en nosotros por su gracia. El humilde se goza con la alegría y los logros
de otros, los felicita con sinceridad, afecto y pureza de corazón,
Bueno y justo es el Señor; por eso muestra a los pecadores el camino. Él dirige
en justicia a los humildes y les enseña el camino, Salmos 25:8-9.
Humildad
y humillación delante del Alto y del Sublime lo necesitamos todos; una vez que reconocemos
la grandeza de Dios ante nuestra pequeñez, impotencia y limitación, viene gran
gozo que nos da seguridad y nos hace rendir ante Él para adorarlo, como lo
hacen los
veinticuatro ancianos, que dejan sus coronas a los pies del Gran Rey,
Apocalipsis 4:10-11 en
señal de rendida humillación. Arrojemos todos los logros, a los pies de Aquel
que tiene el primer lugar, porque Él fue quien concedió tal privilegio y todo
lo que Él nos da, vuelve a Él. Al unirnos a Jesús, la arrogancia de nuestra
identidad personal se pierde en la plenitud de su grandeza eterna, el salmista
expresó: te
cantaré salmos, gloría mía, Salmos 108:1, es Dios es la razón de nuestra gloria.
La
gloria del salmista era la totalidad de sus logros puestos ante el Dador de la vida, los logros y las
victorias,
todo lo que somos, Dios nos lo ha permitió ser, por lo tanto el humilde es un adorador que presenta alabanzas al Proveedor. Cuanto más tenemos y
logramos,
más rendidos debemos estar ante la majestad de Dios, es
un privilegio que Dios nos bendiga y exalte por su gracia, en su sublime bondad A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos se los siglos, Amén,
Filipenses 4:20.
Pablo
entendió muy bien esto cuando escribió: Por la gracia que Dios me ha dado en su
bondad, les pido a todos ustedes que ninguno piense de sí mismo más de lo que
debe pensar. Antes bien, cada uno piense de sí mismo con humilde moderación,
según los dones que Dios le haya dado junto con la fe, Romanos 12:3. El humilde es persona de fe, reconoce
a su Creador en todas las cosas de la vida; por eso debemos aceptar
humildemente que no todas las veces tenemos la razón, somos vulnerables y
expuestos a la equivocación y con seguridad otros pueden tener mejores ideas,
pensamientos y creatividad que la nuestra, Porque con el orgullo
viene la vergüenza, pero con la humildad viene la sabiduría, Proverbios 11:2.
El
humilde, no se compara con otros, porque ve su imperfección y necesidad
continua en Cristo, su pobreza de espíritu le permite reflexionar y analizar si
está actuando bien o mal, muere a su orgullo, altivez, soberbia y
auto-suficiencia para no pecar y depender de su Señor; por lo tanto es sabio
para reconocer que no siempre ganamos, sino que también podemos perder y nos
alegramos con el triunfo del otro, aunque no sea nada fácil, Vivan en armonía unos
con otros. No sean orgullosos, sino pónganse al nivel de los humildes. No
presuman de su sabiduría, Romanos 12:16. La humildad nos hace sentir felicidad, regocijo y
satisfacción al poder ayudar, socorrer o bendecir a otros. Es el mayor premio
para un alma humilde que intenta ser como su Señor.
Humildad
no es bajeza es docilidad; no es timidez, es delicadeza; no es pobreza es
modestia; no es cobardía es valentía; no es servilismo, es servicio voluntario
en amorosa entrega; no es envilecimiento es rendición total al Dador de nuestra
vida, como le sucedió a David cuando danzaba para YHWH y Mical lo despreció en
su vanidad y arrogancia, 2 Samuel 6:12-23.
Haya, pues, en ustedes ese sentir que
hubo en Cristo Jesús, el cual, siendo Dios mismo, no estimo su posición divina,
como algo a lo cual debía aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando el
lugar de siervo, se hizo semejante a los hombres; y estando en la condición de
hombre, se humilló a sí mismo, obedeciendo al Padre hasta la muerte, y muerte
de cruz. Por lo cual el Eterno lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que
es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús, se doble toda rodilla de
los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria del Dios Padre, Filipenses
2:3-11.
Mg. MEHC, Hija del Dios vivo,
real y verdadero y servidora de su reino.
Un sencillo acto de humildad puede cambiarlo todo
Un
acto de humildad puede cambiarlo todo porque es fruto del Espíritu que va acompañada
de amor, alegría, honestidad, amabilidad, bondad, paciencia, mansedumbre, rectitud,
misericordia y la satisfacción del servicio a Dios y a la
gente.