¿DEBEMOS
LOS CRISTIANOS USAR EL TÉRMINO ADOLESCENTE?
Todo lo
hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin
que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio
hasta el fin. Eclesiastés 3:11.
Acuérdate de tu Creador ahora que eres joven y que aún no han llegado los tiempos difíciles; porque ya vendrán tiempos en que digas: No me trae ningún placer vivirlos, Eclesiastés 12:1.
En hebreo no existe
una palabra que se refiera a “adolescencia”, lo que sí encontramos es naar, que se
traduce como crío, niño, joven en temprana edad y muchacho en proceso de madurez; “adolescencia” como
muchos otros términos que se han hecho familiares en el vocabulario cristiano,
tienen un sentido y trasfondo que ignoramos pero que están fuertemente ligados
al mundo y su ausencia de Dios; son términos que han atado y robado bendición
al pueblo de Dios, vocablos que directa e indirectamente han interferido con el
sentido de la verdadera vida cristiana; Dios nos creó únicos y perfectos como
lo es Él, llamados para ser adoradores ciudadanos de su reino llevando vidas no
solo natural sino también espiritualmente, 2
Corintios 10:3.
Hemos sido salvados en Cristo para movernos con su sabiduría y su prudencia en medio de un mundo que cada vez más reniega y se aleja de su Creador, y aunque estamos aquí, NO pertenecemos ni vivimos conforme a la corriente del mundo, No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que es grato y lo que es perfecto, Romanos 12:2..
1. La palabra “adolecer” según el diccionario español significa, sufrir ciertos defectos, tener alguna carencia, padecer un vicio o una enfermedad, es decir que “adolescente” según la opinión humanista es alguien con defectos y falencias, que carece de capacidad, fortalezas y originalidad; cuando una persona pasa de la niñez a la adultez, enfrenta un momento normal en su etapa de crecimiento en que le surgen preguntas que los padres deben estar listos a responder con sabiduría de Dios, pero las personas en ese momento de su vida NO adolescen, no son incompletos, ni minusválidos problemáticos, simplemente van en proceso de crecimiento físico y entran al período de madurez emocional y mental para desarrollar voluntad.
Hemos sido salvados en Cristo para movernos con su sabiduría y su prudencia en medio de un mundo que cada vez más reniega y se aleja de su Creador, y aunque estamos aquí, NO pertenecemos ni vivimos conforme a la corriente del mundo, No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que es grato y lo que es perfecto, Romanos 12:2..
1. La palabra “adolecer” según el diccionario español significa, sufrir ciertos defectos, tener alguna carencia, padecer un vicio o una enfermedad, es decir que “adolescente” según la opinión humanista es alguien con defectos y falencias, que carece de capacidad, fortalezas y originalidad; cuando una persona pasa de la niñez a la adultez, enfrenta un momento normal en su etapa de crecimiento en que le surgen preguntas que los padres deben estar listos a responder con sabiduría de Dios, pero las personas en ese momento de su vida NO adolescen, no son incompletos, ni minusválidos problemáticos, simplemente van en proceso de crecimiento físico y entran al período de madurez emocional y mental para desarrollar voluntad.
Pablo inspirado por el
Espíritu Santo habla a los padres diciendo: Y
ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino más bien edúquenlos con
la disciplina y la instrucción que quiere el Señor, Efesios 6:4. Es
ahí cuando empiezan a surgir los problemas de identidad y pertenencia de los
niños en proceso de madurez; sus padres y los adultos que los rodean no
tenemos el suficiente amor, conocimiento, prudencia, humildad y tiempo para
dedicarles y responderles sus preguntas, aclarando sus dudas e inquietudes que les cree un ambiente de confianza y seguridad que los haga sentir amados, comprendidos, aceptados, tenidos en cuenta, reconocidos e importantes; por eso muchos se vuelven rebeldes, silenciosos, alejados del núcleo familiar y de los mayores.
Dios mismo nos da ejemplo
de tener en cuenta a los jóvenes en edad temprana, Dios los ve capaces como los creó, con dones y fortalezas, como valientes talentosos
que pueden ser usados para su gloria y sus propósitos; así lo hizo con Samuel,
Jeremías, Daniel, David, Timoteo y muchos otros que nos menciona la biblia, Y yo dije: ¡ah! ¡ah Señor YHWH!
He aquí que, no se hablar, porque soy niño. Pero el Señor me dijo: No digas que
eres muy joven, porque tú irás a donde YO te mande y dirás lo que YO te ordene,
Jeremías 1:6-7. Siga leyendo hasta el 12.
En el proceso de la niñez a la adultez, la persona no adolece ni carece de nada, es algo normal a su edad, empieza a conocer y descubrir la vida con una mentalidad mayor, ya no con la simpleza y el desconocimiento de un niño, sino que su cerebro comienza a ampliar la esfera del conocimiento y del sentido común, intentando encontrar el significado y valor de la vida, y bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud, Lamentaciones 3:27; este texto nos amplía la visión del desempeño responsable que un joven debe empezar a tener para responsabilizarse frente a su propia vida, el NT lo confirma, Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza, 1 Timoteo 4:12.
Surge entonces la pregunta ¿Si Dios el Creador de todo formó y creó al ser humano como el sello de su gloria, ¿Pudo el Diseñador del universo hacer algo imperfecto, incompleto y defectuoso? Definitivamente NO. Todo lo hizo hermoso en su tiempo, Él en el momento preciso, todo lo hizo perfecto; puso además en la mente humana la idea de lo infinito y lo eterno, aun cuando el ser humano no alcanza a comprender en toda su amplitud lo que Dios ha hecho y lo que Él hará, Eclesiastés 3:11.
Estudiando la palabra de
Dios, constatamos que sólo hay dos versículos en toda la Escritura que usa la
palabra “adolescente”, Eclesiastés 11:9-10; soy una persona de 62
años y recuerdo muy bien que hasta los años 70´s, no se conocía ni se rotulaba
a los jóvenes con el término “adolescente”, este apelativo se introdujo por la
psicología con el educador y psicólogo, americano, Granville F. Stanley Hall en
1904 y al usarlo, éste sicólogo aludía que la adolescencia era como un segundo
nacimiento del ser humano, todo lo cual contradice la palabra de Dios, ya que
escrituralmente sabemos que el nuevo nacimiento o segundo nacimiento de toda
persona, es cuando reconocemos y recibimos a Cristo como Señor y Salvador y no
como dice la psicología y la ciencia sin Dios, Juan 3:3-5.
Reina Valera, hizo su primera versión en 1602, no obstante la que usa el término adolescencia, fue la realizada en 1960, años después de que Granville F. Stanley Hall acuñara el término en 1904. Observemos cómo lo tradujo la primera versión de la Reina Valera en 1602. Alégrate, mancebo, en tu mocedad, y tome placer tu corazón en los días de tu juventud; y anda en los caminos de tu corazón, y en la vista de tus ojos; mas sabe, que sobre todas estas cosas te traerá Dios a juicio. Quita pues el enojo de tu corazón, y acepta el mal de tu carne, porque la mocedad (etapa de muchacho) y la juventud son vanidad. Eclesiastés 3:9-10 RVR..
2. Si vamos al diccionario de la Real Academia, mocedad se define como juventud, y mancebo como el muchacho que está dejando la niñez, no “adolescente”. La biblia usa la palabra muchacho 56 veces: 49 veces en el AT y 7 veces en el NT. Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. Génesis 21:17. Un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces pequeños está aquí; ¿pero qué es esto entre tantos? Juan 6:9. La palabra muchacho, hace referencia a un jovencito entre los doce y los 19 años porque la mayoŕía de edad en la costumbre hebrea es a los 20 años.
En los 80´s, empezó a tomar fuerza el término “adolescencia”-“adolescente”, debido a la modernidad y el consumismo que abrieron camino a la economía de la Psicología; con la modernidad reforzaron y marcaron hitos, mitos y ritos acerca de los problemas de las nuevas generaciones, no sólo frente a ellos mismos, sino con la familia y la sociedad, Cuando yo era niño, hablaba, pensaba y razonaba como un niño; pero al hacerme hombre, dejé atrás lo que era propio de un niño, 1 Corintios 13:3.
Estos enfoques empezaron a llenar de tristeza, conflicto, dolor, confusión e impotencia a los padres y educadores frente al manejo y guía de los niños durante la temprana juventud hasta la mayoría de edad. La verdad es que todos humanamente pasamos y vivimos el ciclo vital natural y normal de crecimiento que abandona la niñez, pasando por la juventud hasta llegar a la vejez; tiempo para el cual la palabra de Dios tiene el consejo perfecto, Joven, huye de las pasiones de la juventud, y busca la justicia, la fe, el amor y paz, junto con todos los que invocan al Señor con un corazón limpio, 2 Timoteo 2:22.
Reina Valera, hizo su primera versión en 1602, no obstante la que usa el término adolescencia, fue la realizada en 1960, años después de que Granville F. Stanley Hall acuñara el término en 1904. Observemos cómo lo tradujo la primera versión de la Reina Valera en 1602. Alégrate, mancebo, en tu mocedad, y tome placer tu corazón en los días de tu juventud; y anda en los caminos de tu corazón, y en la vista de tus ojos; mas sabe, que sobre todas estas cosas te traerá Dios a juicio. Quita pues el enojo de tu corazón, y acepta el mal de tu carne, porque la mocedad (etapa de muchacho) y la juventud son vanidad. Eclesiastés 3:9-10 RVR..
2. Si vamos al diccionario de la Real Academia, mocedad se define como juventud, y mancebo como el muchacho que está dejando la niñez, no “adolescente”. La biblia usa la palabra muchacho 56 veces: 49 veces en el AT y 7 veces en el NT. Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. Génesis 21:17. Un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces pequeños está aquí; ¿pero qué es esto entre tantos? Juan 6:9. La palabra muchacho, hace referencia a un jovencito entre los doce y los 19 años porque la mayoŕía de edad en la costumbre hebrea es a los 20 años.
En los 80´s, empezó a tomar fuerza el término “adolescencia”-“adolescente”, debido a la modernidad y el consumismo que abrieron camino a la economía de la Psicología; con la modernidad reforzaron y marcaron hitos, mitos y ritos acerca de los problemas de las nuevas generaciones, no sólo frente a ellos mismos, sino con la familia y la sociedad, Cuando yo era niño, hablaba, pensaba y razonaba como un niño; pero al hacerme hombre, dejé atrás lo que era propio de un niño, 1 Corintios 13:3.
Estos enfoques empezaron a llenar de tristeza, conflicto, dolor, confusión e impotencia a los padres y educadores frente al manejo y guía de los niños durante la temprana juventud hasta la mayoría de edad. La verdad es que todos humanamente pasamos y vivimos el ciclo vital natural y normal de crecimiento que abandona la niñez, pasando por la juventud hasta llegar a la vejez; tiempo para el cual la palabra de Dios tiene el consejo perfecto, Joven, huye de las pasiones de la juventud, y busca la justicia, la fe, el amor y paz, junto con todos los que invocan al Señor con un corazón limpio, 2 Timoteo 2:22.
No somos impotentes como padres, educadores y conductores de nuestras nuevas
generaciones como el mundo nos ha hecho creer, somos poderosos en Cristo para
darles ejemplo, amarlos y guiarlos por el camino de la rectitud, la verdad y la justicia. Debemos
afrontar nuestra responsabilidad de padre educadores y adultos responsables para darle el afecto que corresponde a nuestrosctempranos jóvenes, proveerles
el conocimiento y tomar el tiempo necesario para acompañarlos en su proceso vital y tener hermosas nuevas generaciones , que amen a Dios como al Padre que es y reverencien a Cristo como su Salvador, que lo conozcan por el amor y respeto en familia, de manera activa y pujante en
todos los campos de la vida, para que sean sanos emocional, física y espiritualmente, esto lo
escribo con muchas lágrimas.
3. Por otra parte, “adolescente” procede
también del difunto latín “adolescere”, término que implica
dolencia o dolor, tener o padecer un defecto; encenderse como una llama y arder
para quemar; dicho término era usado para las ofrendas y sacrificios rituales
idolátricos de los muchos santos difuntos, imàgenes y en honor a los dioses paganos. Conocer
esto, es algo que verdaderamente me impacta, viendo la nefasta rotulación
contra nuestros niños y jóvenes que han estado atados enfrentando dolor,
abandono, maltrato y sufrimiento desde hace décadas, A
cualquiera que haga caer en pecado a uno de estos pequeñitos que creen en Mí,
más le valdría que lo hundieran en lo profundo del mar con una gran piedra de
molino atada a su cuello, Mateo 18:6.
Se ha estigmatizado y denigrado a nuestras nuevas generaciones haciéndolos víctimas dignos de lástima, considerándolos y recalcándoles carencias y debilidades que están lejos de tener según el diseño de Dios, y hemos dejado de enseñarles acerca de su Creador y sus dones; no hemos reforzado sus cualidades y talentos dados por el Creador. Demasiado triste saber todo esto.
Hemos generado aislamiento, mutismo, rebeldía e independencia en nuestra juventud en vez de atraerlos con amor, respeto y sujeción a la autoridad del hogar, la escuela y el orden social; por todo esto hoy enfrentamos grandes dificultades, perdidas, vicios, suicidios, impurezas sexuales, desubicación y falta de horizonte porque no hemos edificado su identidad ni los hemos hecho sentir que pertenecen a una familia y a Dios; hemos criado una juventud suelta, mal enfocada, mal enseñada, mal tratada, mal formada y mal educada según el mundo y no según DIOS. Miren bien que nadie los engañe con huecas filosofías y vanas sutilezas, según las teorías y argumentos de los hombres, conforme a los poderes que dominan en el mundo, y no según Cristo, Colosenses 2:8.
Los psicólogos y la ciencia sin Dios se han encargado de hacerle
creer a los jóvenes, a las familias y a la sociedad que el paso de la niñez a
la adultez es una etapa compleja y conflictiva difícil de manejar, en la que se
sufre por crecer, desarrollarse, salir del mundo infantil, adquirir
responsabilidad, madurez, compromiso y destrezas para pasar a formar parte del mundo de los mayores,
Cuando yo era niño, hablaba, pensaba y razonaba como un niño; pero al hacerme
hombre, dejé atrás lo que era propio de un niño, 1 Corintios 13:3.
Ellos han hecho de este proceso natural una crisis, cuando en
realidad es algo normal; a los jóvenes no les falta nada ni carecen de nada, simplemente
están creciendo saludablemente de acuerdo a la edad; ésta no es una etapa
traumática, sino un proceso de maduración para el cual Dios advierte: Padres, les escribo a
ustedes porque han conocido al que ya existía desde el principio, les escribo a
ustedes jóvenes porque han vencido al maligno, 1 Juan 2:13. Usemos el término muchacho y jovencito como antiguamente, o pre-juvenil como se usa en el deporte, ¿por qué no usar juventud temprana, muchachos, jovencitos, jóvenes Timoteos en vez de “adolescentes”?
Resultaría beneficioso y se cambiaría el comportamiento, mental y la actitud y de todos.
Pablo dice a Timoteo que nadie tenga en poco su juventud, 1 Timoteo 4:12; tanto
la familia como la sociedad se han encargado de denigrar y menoscabar al ser
humano en el mejor momento de du vida, en el tiempo de mayor empuje, vigor y fuerza vital; lamentablemente,
desde hace décadas hemos sido castrados de todo nuestro potencial, y
difícilmente muy pocos han podido surgir y avanzar. Dios nos perdone y tenga
misericordia.
Si realmente somos espirituales guiados por el Espíritu de Dios,
podemos decir con certeza que la ciencia, expresamente la psicología, ha paraluzado en muchos casos y limitado
a nuestras jóvenes generaciones, el diablo les ha enredado la vida y el mundo
les ha confundido el alma, clasificándolos de conflictivos, rebeldes, llenos de
dificultades, carencias y dolores, cuando realmente son hermosos seres humanos
en desarrollo como nuestro Creador lo diseñó, y por lo cual advierte: ¿Con qué limpiará el joven
su camino? Con guardar la palabra de Dios, Salmos 119:9. ¿Cómo puede un joven guardar pura su vida?
Conociendo a su Creador y viviendo su palabra.
Lo más triste de todo esto es que la misma consejería cristiana
afirma la atadura de este término, usándolo en tratamientos psicológicos desde
el punto de vista del mundo y no según Dios. Bíblicamente solo existen tres
términos para referirse a los ciclos vitales de una persona: niñez, juventud y
vejez lo cual es sabio y coherente con la esencia del mismo Diseñador que se
manifiesta como Padre, Hijo y Espíritu Santo, indicando perfección divina en
unión, aprobación y consumación, así como el ser humano es espíritu, alma y
cuerpo, y un cordel de tres hilos no se rompe fácilmente, Eclesiastés 4:12. Dios,
familia e hijos, podrán hacer una sociedad sólida, firme y fuerte en principios,
valores y virtudes, tomados de la mano de nuestro Diseñador divino, obedeciendo
y viviendo su Manual eterno. A quien sea la honra y el honor por siempre.
Debemos ponernos de acuerdo con Dios, enseñar la doctrina bíblica dada
desde la antigüedad, para romper las ataduras de nuevas generaciones, no permitir
que se divida más su alma, su espíritu y su vida, hacer conexión entre ellos y
Dios, unirlos a la familia, tenerlos más activamente participando en sociedad junto a su familia, y mejor aún, que sean amigos de Jesús, para que les resulta más fácil aceptar la vida y aceptar a Dios como Padre, que aprendan a sujetarse a toda
autoridad y se destruya en ellos el espíritu de rebelión, que se origina y opera
en satanás. Deténganse en el camino por un momento,
miren y pregunten por las instrucciones que fueron dadas en la antigüedad,
anden por ellas y no se aparten del Camino. Así hallarán el descanso anhelado…Jeremías
6:16.
Dios ha hecho todo perfecto y todo sucede a su debido tiempo, pero
esa etapa de la infancia a la edad adulta, requiere de mayor afecto, atención,
dedicación comprensión y acompañamiento por parte de todos los mayores para demarcar
lineamientos del bien y erradicar ideas erróneas; esa es la razón por la cual
la Biblia posee tantos consejos enfocados a los jóvenes y los padres, Hijo mío, atiende a la
instrucción de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre, pues serán
para ti un bello adorno; como un collar o una corona. Si los pecadores quieren
engañarte, no se lo permitas, hijo mío! Proverbios 1:8-10.
Algunos dirán que esto no es importante, pero la Biblia en el
original, usa la frase temprana edad, Alégrate, joven
en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu temprana edad; y
anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero debes saber,
que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Quita pues de tu corazón el enojo,
y aparta de tu carne el mal; porque los años tempranos de la juventud son
vanidad, Eclesiastés 11:9-10.
Si la palabra de Dios solamente menciona niños, jóvenes, adultos y
ancianos, entonces ¿por qué hemos de amoldarnos al mundo? No se conformen a
este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su entendimiento,
para que comprueben que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta,
Romanos 12:2. Hablemos palabra de Dios, usemos el lenguaje del reino, no el
lenguaje del mundo que ata, trastorna, confunde, roba bendición y no permite
vivir la vida cristiana a plenitud como Jesucristo nos enseñó, Poco después, los que estaban allí
se acercaron a Pedro y le dijeron: -Seguro que tú también eres uno de ellos.
Hasta tu manera de hablar te delata, Mateo 26:73.
Concluyo diciendo que debemos empezar a llamar a nuestros niños, niños y a nuestros jóvenes, jóvenes,; debemos trabajar más con ellos, eliminar el lenguaje del mundo que ha marcado y atado; empecemos a bendecirlos, a formar en ellos un carácter firme y definido en Cristo con sentido de identidad en famlia y en Dios y sentido de pertenencia al Reino del Eterno; conforme al ejemplo de Jesús, su palabra y la esencia del evangelio que es el amor. Luchemos, restauremos y renovemos; hagamos algo por salvar, ayudar y bendecir a nuestros pequeñitos y a nuestros jóvenes. Bastantes desvelos y lágrimas nos han costado y nos siguen costando. Ellos lo valen.
Concluyo diciendo que debemos empezar a llamar a nuestros niños, niños y a nuestros jóvenes, jóvenes,; debemos trabajar más con ellos, eliminar el lenguaje del mundo que ha marcado y atado; empecemos a bendecirlos, a formar en ellos un carácter firme y definido en Cristo con sentido de identidad en famlia y en Dios y sentido de pertenencia al Reino del Eterno; conforme al ejemplo de Jesús, su palabra y la esencia del evangelio que es el amor. Luchemos, restauremos y renovemos; hagamos algo por salvar, ayudar y bendecir a nuestros pequeñitos y a nuestros jóvenes. Bastantes desvelos y lágrimas nos han costado y nos siguen costando. Ellos lo valen.