EL PRIVILEGIO DE SER MUJER
Pero
tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. Que los ancianos sean
sobrios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. Las ancianas
así mismo sean reverentes en su porte; no calumniaras, no esclavas del vino,
maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a
sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a
sus maridos, para que la palabra no sea blasfemada…Presentándote tú como
ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad,
palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no
tenga nada malo que decir en contra…No defraudando sino mostrándose fieles en
todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador. Tito 2:1-7.
La palabra de Dios
enseña a las mujeres a ser rectas para no defraudar a nadie, para que la misma palabra del
Señor adorne nuestras vidas y nos haga hermosas desde el alma hacia el exterior;
si como mujeres vivimos la palabra de Dios, no solo nos embelleceremos a
nosotras mismas, sino también a nuestros hijos y a todos los que nos rodean.
La mujer construye
vida y tejido social cuando somos maestras del bien; estamos llamadas a enseñar
con el buen ejemplo a las mujeres más jóvenes, que ellas aprendan a ser mujeres
decorosas y de honra amando a sus maridos y educando a sus hijos en los
fundamentos y principios de las Escrituras.
No podemos permitir
que el cimiento social del matrimonio se siga perdiendo, como una embarcación sin
timonel, las mujeres debemos rescatar y asegurar las amarras del hogar sobre el fundamento del
matrimonio entre un hombre y una mujer sabía. Hoy más que nunca la familia está
en altamar en medio de tormentas, fuertes vientos y aguas turbulentas que la agitan queriendo hacerla naufragar. El mundo ha sumergido a la familia en borrascosa
tempestad sin un faro ni una brújula que le indique la dirección a seguir.
Es muy triste reconocer que ya son muy pocos
hogares que existen como Dios los creó y para lo cual los destinó. Es alarmante reconocer
que la familia, esa esencia divina que sostiene una sociedad ordenada y en
amor, ha ido poco a poco desapareciendo en el horizonte. Y que en vez de ser
nidos de amor y refugio para los corazones de sus miembros son un desastre en
todas las naciones de la tierra. Todo ello es debido al mar del desorden que la desdibuja con errónea información mediática. Aunque se hacen muchos talleres, seminarios,
conferencias, escuelas de padres y hay muchos consejeros matrimoniales, se nota a las claras que no
se ha aprendido mucho, ¿por qué? Porque
las familias no han regresado a la palabra de Dios.
Las fuerzas del mal,
han apuntado toda su artillería infernal contra la familia, acribillándola con
inmoralidad, adulterio, fornicación, homosexualidad, aborto, lesbianismo,
esterilidad, liberación femenina, separaciones, divorcios, rebeldía de los
hijos, delincuencia juvenil, drogadicción, alcoholismo, crimen y desorden de toda clase, esta larga de lista de males contra la familia nace en el infierno y está dirigido contra el hogar, tratando
de hundir el barco del santo matrimonio. Pero Dios mantiene su plan para la
familia a través de la mujer y sería bueno aprender tres cosas acerca de ese
plan divino.
1. LAS
MUJERES DEBEMOS DEJAR UN LEGADO. Siendo sabias, sobrias, prudentes, sanas en la fe, el
amor y la paciencia; las ancianas deben mostrar reverencia en su porte, no ser calumniadoras,
no dadas al vino, maestras del bien y que enseñemos a las mujeres más jóvenes.
Las mujeres tenemos un ministerio de Dios en el hogar, ese ministerio es un
legado basado en la enseñanza, dejando huella en los corazones, la mente y la
conducta durante la crianza y formación de las niñas, las adolescentes y las
jóvenes, ese es el plan de Dios que debe salir de las mujeres maduras y adultas
del cuerpo de Cristo, basado en la Palabra de Dios para discipular esa juventud,
que por falta de presencia de ambos padres en el hogar, hoy anda sin rumbo.
Somos mujeres de
experiencia y vivencias que debemos inspirar respeto donde nos encontremos,
exhalando la fragancia de la santidad. Como madres debemos despertar respeto,
reverencia y delicadeza a nuestros hijos y a quienes nos rodean diariamente; nuestra
belleza y pureza en Cristo se muestran en el estilo y forma de vivir y
comportarnos. A eso se refiere ser maestras del bien, enseñar en amor pero a la
vez con disciplina y autoridad con los hijos para que aprendan a manejar sus
propios hogares.
Hoy se ha dejado la
educación de los niños, adolescentes y jóvenes a los medios de comunicación, la
escuela y otras personas diferentes a los padres; pero ¿acaso en la universidad
les enseñan a las jóvenes a ser buenas amas de casa?
El ministerio más grande
que podemos tener las mujeres es encontrarnos con las más jóvenes para
discipularlas, evangelizarlas y ministrárlas con el contenido de las Escrituras
porque muchas mujeres jóvenes no han tenido una maestra que las enseñe en los
principios de Dios.
Así que gran parte de nuestro valor como mujeres y madres responsables, esforzadas y valientes, es marcar el camino y escribir un legado en el corazón de nuestros hijos y nietos, desde nuestra posición de abuelas y madres; si no lo hacemos, estaremos desobedeciendo a Dos, y les estaremos robando una valiosa herencia a quienes decimos amar. A la vez nos perderemos de una bendición y un gran privilegio, porque nadie más les enseñará esas verdades fundamentales. Que cuando ya no estemos, nos recuerden con afecto y hondo sentir de agradecimiento por todo lo bueno y productivo que hayamos dejado escrito en sus corazones, ese será nuestro mayor legado.
Así que gran parte de nuestro valor como mujeres y madres responsables, esforzadas y valientes, es marcar el camino y escribir un legado en el corazón de nuestros hijos y nietos, desde nuestra posición de abuelas y madres; si no lo hacemos, estaremos desobedeciendo a Dos, y les estaremos robando una valiosa herencia a quienes decimos amar. A la vez nos perderemos de una bendición y un gran privilegio, porque nadie más les enseñará esas verdades fundamentales. Que cuando ya no estemos, nos recuerden con afecto y hondo sentir de agradecimiento por todo lo bueno y productivo que hayamos dejado escrito en sus corazones, ese será nuestro mayor legado.
2. DEJAR SEMBRADO EL AMOR DE DIOS EN LOS CORAZONES. Si desde niñas empezamos a enseñarles a
nuestras hijas y nietas el amor de Dios en la práctica, ellas sabrán amar a su
marido y a sus hijos cuando sean amas de casa. Ellas serán castas, cuidadosas
de su casa, buenas, sujetas a sus esposos. Las mujeres jóvenes deben ver el
amor de Dios en la práctica, cuando nosotras las mayores amamos y respetamos al
esposo y a los hijos. Que ellas sepan que el lugar más seguro sobre la tierra para
los hijos, es el vientre de una madre, por lo tanto no abortarán, porque los
hijos se aman antes y después de nacer.
El amor debe ser
expresado con palabras, con gestos, con hechos y con frecuentes expresiones de
afecto, caricias y abrazos, así de simple es, hacerlas sentir amadas, tenidas
en cuenta y con sentido de identidad y pertenencia a su familia; eso solo se
obtiene pasando tiempo con ellas; que los hijos entiendan que ellos no son una
carga para sus padres, sino que son realmente una bendición en el hogar. He
aquí herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.
Como saetas en mano de valiente. Así son los hijos habidos en la juventud,
dicho el hombre que llenó su aljaba de
ellos; no será avergonzado… Salmos 127:3-5.
Como madres debemos
orar todo el tiempo para que Dios nos provea un genuino amor para los hijos; un
padre tiene influencia sobre el carácter de sus hijos, pero es la madre la que
hace el impacto más grande en el alma y corazón de sus hijos; el amor debe ser
nuestro estilo de vida en el hogar. Si usted es mujer y no le gusta la palabra
de Dios, le aseguro que está en guerra con Dios, y quizá usted le reclame, si
es que llega al cielo.
Debemos distinguirnos
por ser mujeres discretas, serias, sensatas y de buen juicio; no superficiales,
sino que usamos bien la cabeza porque sabemos pensar para administrar la casa; sabemos
de nutrición, de cómo mantener saludable a la familia, entendemos la
contabilidad para manejar los gastos, y hasta sabemos de decoración, esto es
una mujer sabía que usa el cerebro y no
lo ha archivado. Es por todas estas cosas que Dios les dice a los
hombres: El que encuentra esposa halla el bien, y alcanza el favor
de Jehová, Proverbios 18:22, y en proverbios 31 dice que la mujer sabía le da bien a
su marido.
3. DEJAR EL LEGADO EN EL CUIDADO DE LA CASA. Hoy en día muchos matrimonios fracasan
porque las jóvenes esposas no saben hacer nada del hogar y muchos menos los
jóvenes maridos. Como abuelas y madres maduras debemos enseñarles a nuestras
nietas e hijas y aún a los varones a ser cuidadosos de su casa, hacendosos del
hogar, porque el hogar lo construye la pareja unida, la administración del
hogar es una tarea aprobada por Dios, Que las viudas jóvenes
se casen, críen hijos, que gobiernen su casa y no le den lugar al adversario, 1
Timoteo 5:14.
Esto no quiere decir que la mujer debe enclaustrarse en las cuatro paredes de
la casa, la mujer debe recibir educación e instrucción para que sea buena ama de casa, pero la sociedad actual cree que ser una trabajadora del hogar es
algo del pasado y anticuado, no se puede denigrar a la mujer porque se dedique
a ser ama de casa, su papel es muy valioso, incalculable e irremplazable.
La biblia enseña que
la mujer debe estar en el hogar, porque dice que ella gobierne bien su casa, esto
claramente afirma que la mujer es la que manda en su casa; por lo tanto ella
debe ser la soberana y la reina de la familia. No existe llamado ni carrera más grande e importante que ser mujer de hogar, porque ella es la que edifica bien sus hijos. La mujer está
atenta a las necesidades del hogar y de su esposo como algo primordial y principal.
Si una esposa desea salir a trabajar fuera de casa, debe preguntarse si eso
ayuda o perjudica la armonía y estabilidad de su familia.
Las mujeres estamos
llamadas a ser moralmente rectas, una mujer en cuya boca está la ley de la
ternura y el afecto, porque ella une, concilia, es enfermera, psicopedagoga, guardaespaldas,
vidente, secretaria, psicóloga, educadora, cajero automático, GPS,
nutricionista y vive de guardia las 24 horas del día los 365 días del año.
Todo hogar necesita
una cabeza y un corazón, el esposo es la cabeza del hogar y la esposa es el
corazón que hace latir el hogar, esto da armonía y equilibrio a la familia. Una
mujer no debe ser odiosa ni brusca; si Dios dice que la cabeza del hogar es el
esposo, eso no quiere decir que sea un dictador, él debe ser sacerdote amoroso
de su familia. Debe amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia y se entregó
así mismo por ella, el marido debe estar dispuesto a dar su vida por su esposa.
Los esposos deben permanecer unidos en Dios para guiar juntos a sus hijos.
Efesios
5:22-33
dice que la mujer casada debe estar sujeta a su marido, eso no tiene que ver
con la igualdad que habla el mundo, los esposos son iguales ante los ojos de
Dios en amor, autoridad y valor dentro de la familia. Pero Dios creó hombre y
mujer con sus roles y características únicas, pero el diablo ha trabajado para
hacer ver al hombre y a la mujer idénticos, destruyendo las diferencias dadas
por Dios y confundiendo a los más jóvenes.
La mujer que rechace
el plan de Dios con respecto a su rol de madre, esposa y mujer de familia, está
en grandes problemas y no tendrá paz; estará en pecado de rebelión contra su
Creador, tendrá grandes desacuerdos con el esposo, porque en vez de ser su
complemento será su competencia, y esa no es la voluntad de Dios.
Tendrá dificultades
con sus hijos porque no la respetarán, no se le sujetarán, ni le obedecerán, ellos
no podrán ser controlados por una mujer que rechaza el plan de Dios, ¿por qué?
Porque ella misma no está bajo la autoridad de Dios, por eso todos y todo en su
casa estará en desorden y en guerra. La mujer fuera del orden de Dios tendrá
dificultad con ella misma porque sus más profundos deseos no le serán
satisfechos, el marido no la complacerá, los hijos no la obedecerán y ella no
será feliz.
Mujeres Dios nos ha
dejado el más hermoso y grande plan de responsabilidad y amor y si no estamos
trabajando en ello, entonces somos parte del problema social y no parte de la
solución para conservar la familia, la sociedad está mal por desechar los
principios y mandatos de Dios establecidos para mantener el orden y conservar
la vida en justicia y verdad.
¿Acaso es esta la
sociedad que Dios planeó? ¿El caos y el fracaso de la familia de hoy, es acaso
la voluntad de Dios?
Volvamos a las
directrices divinas y habrá verdaderas familias, verdaderos hogares, esposos
felices, esposas satisfechas e hijos felices y sanos integralmente.
Señor gracias por tu palabra, por favor ayuda a los padres y madres de nuestra nación a regresar a los principios establecidos por Ti, para salud de la familia y bienestar de la sociedad. Amén.