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3 dic 2017

SACA LOS ENEMIGOS Y REEDIFICA EL TEMPLO



SACA LOS ENEMIGOS Y REEDIFICA EL TEMPLO


Vayan ustedes a los montes; traigan madera y reconstruyan mi casa, YO veré su reconstrucción con gusto, y manifestaré mi gloria, dice el Señor-. Hageo 1:8 NVI.

Hoy retomo este mensaje que inspiró el Espíritu Santo el 19 de junio de 2015 porque nuevamente el Eterno Creador nos llama a reconstruir su templo, pero no sólo es ese templo de ladrillos y arena, Él nos llama a reedificar el templo de nuestra vida, porque somos templo del Dios viviente, somos piedras vivas, el corazón del Santo anhela un avivamiento, una nueva generación, que se levante y muestre su poderosa gloria.

Somos madera en las manos de Dios, para arder en el fuego de su Espíritu, para dar el calor del amor divino, debemos ser una llama ardiente que alumbra la oscuridad del mundo y reflejar su gloria, Él es el único que sana a los enfermos y resucita a los muertos, Él anhela hacerlo a través de su Iglesia. La cruz fue madera de maldición donde quedó clavado todo nuestro pecado, todas nuestras maldiciones e iniquidades quedaron allí;  Cristo nos ha hecho olivos verdes, plantados en su casa, hemos sido llamados para llevar Palabras de vida, esperanza y poder de Dios a muchas gentes, pueblos y naciones. YO he venido para echar fuego sobre la tierra, y ¡cómo quisiera que ya estuviera encendido! Lucas 12:49. 

Ese es el deseo de Dios, que su Iglesia, arda en el fuego del Espíritu a través de los dones, el fruto y la santidad trayendo despertar espiritual y avivamiento a nuestro alrededor¿No es mi palabra como fuego, declara el Señor, y como martillo que despedaza la roca? Jeremías 23:29Ese fuego solo arderá si vivimos su palabra y en su palabra, siendo hacedores de los mandamientos y los principios eternos del reino del Altísimo.

Cuando Dios nos habla a través del Apóstol Pablo en 1 Corintios 3:12-15 menciona algunos materiales como el oro, plata, piedras preciosas, heno y hojarasca, estos representan características de las obras humanas, y sobre esos elementos han edificado algunos, pero la obra de cada uno será manifiesta, 1 Corintios 3:13 y 4:5, porque es el fuego de Dios revelará tales obras.

HOY, Abba Padre, nos llama a reedificar nuestra espiritualidad, nuestro hogar, nuestras vidas, nuestras emociones, nuestra sexualidad y todas las áreas de la vida humana que están en desorden, porque muchos han edificado sobre hojarasca, arena y heno. Pero el Espíritu de Dios nos ha sido dejado para ayudarnos a edificar sobre oro, plata, piedras preciosas y sobre el mayor fundamento de la fe: La Roca viva que es nuestro Salvador; la esposa del Cordero es la única que puede construir la gloria de Dios en la tierra, para que seamos vasijas de honra  e instrumentos de su gloria, siendo portadores de su presencia.
El Señor nos dice que vayamos a los montes, es un llamado a la oración fuerte, a la oración que clama, que gime fervorosamente, que pide perdón y misericordia, esa clase de oración que conmueva las fibras del corazón del Santo para transformar nuestra tierra. Dice en plural montes, porque no es una simple y sencilla oración de unos cuantos en un día, son oraciones en la unidad del cuerpo, oraciones que lo impregnen e invadan todo con el poder de su santa presencia, nosotros somos reflejo de su gloria.

Cuando nos dice: traigan madera, nos manda a traer nuevos creyentes, nuevos discípulos, nuevos servidores del reino, nuevos salvados que puedan ser parte de la grandeza del reino de Dios en la tierra para estos últimos tiempos, donde vemos un mundo tan ausente y necesitado de Dios, la madera en la biblia representa lo humano, por eso si lo aplicamos a nosotros, el Padre nos llama a ser madera que de calor en medio de la indiferencia del desamor del mundo, trayendo nuevas vidas para Él. Pero lo hemos dejado de hacer porque hemos reemplazado la autoridad divina con la rebelión y la presencia de Dios con la de satanás, hay cosas sucediendo en el mundo y no podemos seguir indiferentes ni cínicos, ¡el tiempo apremía! Salgamos de esa actitud que nos impide reconstruir el templo..

Reconstruyan mi casa, vuelvan a santificarse, reconstruyan sus vidas y sus hogares, transformémonos en el poder del Evangelio, que sea visible la regeneración y el cambio, que venzamos la mentira con la verdad, que vivamos con sinceridad vidas rectas, porque de nada servirá orar y orar si no nos santificamos. Así como en la antigüedad el pueblo había sido sacado de la cautividad, hoy el Señor nos quiere sacar de cautividad del mundo, de los fuertes, de la inercia, del desamor, de la apatía y de la tibieza espiritual para ser madera que arda continuamente en el altar de Dios, que podamos hacer arder el fuego de divino en los corazones y las almas allá afuera de las paredes del templo físico, podemos hacerlo de cerca o de lejos. Un cambio de adentro hacia afuera, arreglando cuentas con Dios frente a frente y cara a cara ante su majestad; que hagamos la diferencia entre el bien y el mal y que impactemos para la eternidad permeando la sociedad con su gloria viviente..

Es hermoso cuando dice, YO veré su reconstrucción con gusto, y manifestaré mi gloria, dice el Señor. Cristo es el fundamento, la Principal piedra del Ángulo y la Cabeza del cuerpo, Él desea ver a sus miembros trabajando con pasión, lanzando la red diariamente  acompañados del Espíritu de vida, reconstruyendo la pureza, la verdad y la justicia. Nosotros somos sus peritos arquitectos, a quienes el Señor estará mirando y regocijándose ante la diligencia, la efectividad y el funcionamiento del cuerpo, pero cuando Dios nos envía a realizar una tarea, pueden surgir enemigos para la obra, los cuales debemos sacar y vencer.

1. El temor. Según el original hebreo es un estado de las emociones donde temblamos asustados e inseguros ante alguna situación. En Mateo 8:23-28, los discípulos tienen miedo ante la tempestad que agita la barca, mientras Jesús dormía; ellos lo despiertan atemorizados ante el viento y la tempestad porque la barca se hundía, pero Jesús serenamente les dice: ¿Por qué teméis hombres de poca fe? El Señor reprende los vientos y el mar para darnos su calma. La palabra nos enseña, que el temor estanca y paraliza por eso los discípulos no sabían qué hacer, ellos corrieron a Jesús, y es lo correcto, pues si Él está con nosotros, nada podrá contra nosotros. El miedo proviene de la falta de fe moviendo nuestras emociones. No tengamos miedo, somos fuertes y valiosos en las manos del Gigante poderoso de amor, aun afrontemos un tiempo difícil que nos produce algún temor, al final todo acabará, Jesús pasó por cosas similares y venció para darnos valor y fuerza, hoy somos más que vencedores en Él.

Cuando llegan las dificultades, las encrucijadas y el dolor, muchos dejan de ir a la Iglesia, dejan de orar y de buscar a Dios, pero ahí está el error, no podemos salirnos de la barca cuando llega el conflicto, por el contrario, es cuando más debemos permanecer en la barca de la fe, en la barca de la oración, en la barca de la Iglesia y la presencia de Dios, Él reprenderá los fuertes vientos y el mar agitado, la barca no naufragará. Mantengámonos en la barca a pesar de todo, y no razonemos por temor contra la verdad y los mandatos de Dios, así podremos reconstruir su templo, Dios mirará complacido mientras actuamos en oración, buenas obras, predicando, adorando y alabando su majestad.

2. La preocupación. En el original se traduce como tener la mente dividida por la ansiedad y los pensamientos partidos con lo malo y lo dañino, con la preocupación detenemos el flujo natural de la energía creativa, cuando nos preocupamos no tenemos cabeza para pensar con cordura e inteligencia. Jesús dice en Mateo 6:25Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habréis de comer o qué habréis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Cuando nos preocupamos estamos dejando a Dios de lado porque dejamos de mirarlo a Él para fijar los ojos en la adversidad.

No podemos olvidar que Dios todo lo puede cómo lo dice su Palabra, ¿acaso si nos preocupamos pagamos las deudas, sanamos o cambiamos las nefastas  circunstancias? Orar es la opción, cuando oramos engrandecemos a Dios y nuestros problemas se hacen pequeños, si nos angustiamos hacemos lo contrario. ¡Si las aves no trabajan ni siembran y Dios las cuida, ¡cuánto más hará por nosotros que somos sus hijos!  Ya es tiempo de sembrar confianza y fe en nuestro llamado, en nuestros dones, para la reconstrucción de nuestro templo que es casa de Dios, así veremos cosecha al 30, al 60 y al 100 por ciento.

No temas si te ignoran o rechazan, no temas si te vuelven la espalda, tampoco tengas miedo de desarrollar lo que Dios te ha dado, El Señor te está susurrando: “YO SOY quien te sostiene, YO se lo qué necesitas, no temas ni te preocupes, YO Soy tu Roca”.

3. La duda. Es falta de confianza en Dios y sus promesas, eso es pecado que Dios abomina, por eso dice que sin fe es imposible agradar a Dios, Hebreos 11:6;  el diablo siembra la inseguridad de la duda en nuestra mente y dudamos de Dios olvidando su fidelidad, para movernos en nuestras fuerzas. Sin fe es imposible alcanzar milagros porque vacilamos entre dos aguas, en lo incierto que va de un lugar a otro, Jesús no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos, Mateo 13:58. Dios es nuestra torre fuerte, y cuando dudamos se afectan la decisión y la acción y corremos el riesgo de caer o quedarnos quietos e impávidos. Tampoco debemos dudar de hacer la obra por el temor de aquellos que nos quieren silenciar.


En el original, la palabra duda se relaciona con desobediencia, rebelión e incredulidad, por lo tanto Dios aborrece la duda. Jesús habló de enviar al Espíritu Santo para convencernos de pecado, justicia y juicio, y es de ese pecado de incredulidad del que Él debe convencernos. Dudar es afrenta directa a la veracidad de Dios, la falta de fe, roba y rompe promesas y bendiciones en los creyentes, por eso muchas veces no vemos respuestas a nuestras oraciones. Oramos un momento, luego dudamos.

La pregunta es: ¿Vale la pena seguir dudando? Vale la pena seguir teniendo miedos y preocupaciones? ¿Es verdad eso que piensas? ¿Te ha dejado algo bueno estar dudando de Dios?

Lo que Dios te ha dicho y ha originado en ti, lo cumplirá, porque Él es Verdad, El Amado Dios siempre llevará a cabo sus propósitos, así que ¿por qué tememos, que preocupamos, por qué dudamos? Nunca sabremos lo que Dios hará en nuestras vidas si dudamos. Jesús dijo en Mateo 6:64. “Hay algunos de vosotros que no creen,” y muchos dejaron de seguirlo. Pero Pedro reconoció la majestad de Cristo cuando afirmó: Señor, a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, Juan 6:68.

Así que ni el más grave problema, ni las situaciones más inquietantes, ni el dolor más intenso, justifican que dudemos de la profundidad y verdad del amor de Dios, mucho menos cuando Él nos ha dado una palabra para levantarnos, para empezar de nuevo, para reedificar el templo vivo de Dios que somos tú y yo. No desfallezcamos, nos paremos de hacer lo que Dios quiere que hagamos.

Edifiquemos nuestro templo, demostremos nuestra lealtad a él y practiquemos su amor y misericordia, fortalezcamos la fe en Él y veamos sus promesas hechas realidad en nuestra vida, en la Iglesia y la nación.  El tiempo es apremiante para sembrar porque  mañana veremos la justicia del Dios Santo, actuemos con sabiduría, llenémonos de su fuego y su poder y reconstruyamos la casa de Dios y el templo del Espíritu, así estaremos listos para ir donde Él nos llame.  

¿Cuáles son las áreas de tu vida que deben ser reconstruidas?  

Mg. Myriam Elizabeth Hernández, Hija el Dios vivo, real y veradero y servidora de su reino.