Solamente al SEÑOR tu Dios debes seguir y rendir culto. Cumple sus mandamientos; sírvele y permanece fiel a Él. Deuteronomio 13:4
Jesús les dijo: Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el primer y más grande mandamiento. Y el segundo es semejante, cada uno debe amar a su prójimo como se ama así mismo. Toda la palabra de Dios se fundamenta en estos dos mandamientos, Mateo 22:37-40.
Pues el amor de Cristo nos constriñe a meditar en esto: que uno murió por todos, por consiguiente, todos morimos en Él. 2 Corintios 5.14.
Hacernos seguidores de Cristo es la decisión de un corazón enamorado de Dios, un asunto de entrega total, un compromiso serio y responsable, una deción firme para atender, oír, aprender y obedecer a Dios a través de su Unigénito Hijo llenando nuestro ser integral y permitiendo que Él nos gobierne, sin guardarnos nada para nosotros, dejando que Él sea el Capitán de nuestro barco, siendo moldeables, dóciles y enseñables dispuestos a aceptar corrección, disciplina y moldeo, dándolo todo por Él, incluso la vida, tal como hicieron los primeros seguidores llamados apóstoles y discípulos. Hechos 7.
Cuando el apóstol habla que el amor de Cristo nos constriñe, lo que quiere decirnos es que su infinito y profundo amor mostrado en la cruz por la humanidad, nos obliga y nos impone un deber moral y espiritual de ser verdaderos seguidores del Hijo de Dios, si es que en verdad lo amamos como Él nos amó y solo Él lo merece en grado sumo por ser Dios; a medida que avanza el tiempo nos damos cuenta de la importancia de estar comprometidos con el Padre en su Hijo, de la responsabilidad de ser genuinos y sacrificados discípulos y seguidores del SEÑOR Jesucristo, de ser alumnos juiciosos del Maestro, que obran y viven bien por Él y para Él, no seres que existen de cualquier manera, sino personas maduras que ponen todo el corazón y la vida por Él, por su reino y por la salvación de muchos otros como Él lo hizo por ti y por mi. Juan 3:16.
Este versículo de 2 Corintios 5:14, tiene un gran contenido y profundidad del cual se pueden sacar varias enseñanzas, es un eje de la evangelización que nos recuerda que amar a Jesucristo, es adorar al Padre, es sujetarnos y ser guiados por su Espíritu; significa que ser un autentico seguidor de Jesucristo es servir de ejemplo mostrando calidad de vida santa como Jesús lo hizo. Si nuestro Salvador sufrió y murió por nosotros, de igual modo debemos estar nosotros dispuestos a padecer por amor a otros, honrando al Salvador; Él es la razón de ser y de vivir de cada uno de sus discípulos, tal como lo demostró la Iglesia original del primer siglo que sufrió persecución, vituperio y la muerte por engrandecer su nombre santo. Jesucristo no cometió pecado alguno; pero por nuestra causa, el Padre lo hizo pecado, para hacernos a nosotros justicia de Dios en Cristo Jesús. 2 Corintios 5:21. Él merece la totalidad de nuestra entrega, amor y compromiso.
Él nos amó tanto que llevó a cabo el mayor sacrificio expiatorio de la historia por toda la raza humana, padeció dolor y afrenta sin merecerlo, lo cual nadie más estuvo ni estará dispuesto a hacer; por ese amor tan grande nos corresponde trabajar arduamente, predicar la palabra, purificarnos día a dia, hablar y actuar como Él lo hizo, viviendo como Él vivió, relacionándonos como Él se relacionó amable y dulcemente pero con autoridad y verdad. 2 Corintios 5:21.
Un seguidor de Jesucristo intentará siempre parecerse a Él para agradar el corazón del Padre, atendiendo sus instrucciones, proclamando su gloria y prodigando amor sin restricciones; ¡qué bien se siente amar a la gente, dar, servir y ayudar cuando hay oportunidad! es lo que continuamente debiéramos estar haciendo, porque la humanidad lo necesita, todos necesitamos ayuda en algún momento, y dar con desprendimiento y sin apegos es lo más precioso, el mayor fruto del Espíritu, es el más alto grado de moralidad, y motivación perfecta para hacer todo el bien necesario, de lo contrario, poco o nada se hará a favor del Reino de Dios pues seremos solo campanas que hacen ruido. Si hago muchas cosas que parecen muy espirituales, pero no tengo amor, soy como una carreta vacía que solo hace estruendo y no lleva nada útil. 1 Corintios 13.
Veamos algunas características fundamentales de un seguidor de Jesucristo:
1. Un seguidor de Cristo debe nacer de nuevo. Jesús le dijo a Nicodemo: Te aseguro que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Juan 3:3. Nacer de nuevo significa reconocer nuestra naturaleza pecaminosa para confesar nuestros pecados a Dios, arrepentirnos y renunciar a la vida antigua, aceptando el perdón de Dios en Cristo y comenzar una nueva forma de andar y caminar siguiendo y mirando a Cristo; nacer de nuevo es hacer un alto en el camino de la vida carnal para arrancarla y tener un nuevo comienzo de vida en el Espíritu; nacer de nuevo nos garantiza salvación, plenitud y vida eterna junto a nuestro SEÑOR. Siete veces al día te alabo. Salmos 119:164. Es como decir a toda hora hablo contigo y te alabo porque veo que eres justo, bueno y misericordioso conmigo.
2. El seguidor de Cristo tiene el hábito de orar. Por aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y pasó toda la noche orando al Padre. Lucas 6:12. Tener el hábito de orar cada día es una clara muestra de ser seguidor del SEÑOR, no es alguien que ora una vez al día sino alguien que varias veces al día habla con Dios, piensa en Él, y se goza en los detalles de la naturaleza para enfrentar el día a día; alguien que por todo ora, se rié y canta al Creador, porque en cada color, forma y variedad ve su grandeza en todo lugar y momento; hablarle a Dios, reirse con Él y cantarle es una forma de orar, una costumbre vital para estar fel8ces y en paz, seguros en Cristo, es algo muy importante para la dependencia en Dios en todo lo que somos, hacemos, decimos, pensamos, y con relación a todo lo que tenemos que enfrentar a cada paso por este mundo. Oren sin cesar. 1 Tesalonicenses 5:16-18. Esto significa, oren en todo momento, en todo lugar y por todo, pues a toda hora estamos expuestos en este sucio mundo corrupto.
3. El Seguidor de Cristo presta atención para escuchar a Dios. Mientras Pedro hablaba, una luminosa nube se posó sobre ellos, y de la nube salió una voz que dijo: Éste es mi Hijo amado a quien he elegido: Escúchenlo. Mateo 17:5. Podemos estar haciendo alguna cosa, pero si oímos al SEÑOR hablar, debemos parar, hacer silencio y prestar atención para escuchar lo que Dios está diciendo. El Eterno es el soberano del universo y Amo de todo lo que existe, por lo tanto, Él requiere de toda nuestra atención, y muchas veces necesitamos ponernos de rodillas reverentemente para concentrarnos en Él, oírlo, pero a la vez conversar con Él, y hablar con Él es increiblemente reparador y fortalecedor para nosotros.
Especialmente para los que tienen un ministerio es de vital importancia sacar tiempo, hacer silencio y a solas con el SEÑOR susurrarle cuánto lo amamos, aprender a escuchar es una disciplina espiritual de gran importancia, no solo para oír al SEÑOR, sino a la gente, así crecemos, recibimos revelación e instrucciones del Eterno para ayudar y dirigir cada proceso del llamado, una oportunidad para centrarse y concentrarse solo en Dios. Guarda silencio ante el SEÑOR, y espera en Él. Salmos 37:7.
4. Un seguidor de Cristo cree y confía en El. El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya sido condenado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito Hijo de Dios. Juan 3:18. Creer y confiar en Jesucristo significa fe y descanso en Dios, seguros en lo que Él es, puede hacer y hará; creer y confiar en Jesucristo es entregarnos y rendirnos a sus pies totalmente, diariamente y practicando lo que Él ha enseñado. Cuando confiamos en Él, no nos angustiamos, ni nos deprimimos, ni nos preocupamos, sino que descansamos en su amor y sus promesas. Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera, porque en Ti ha confiado. Isaías 26:3.
La primera vez que creemos en Jesús es cuando nacemos de nuevo y somos salvos, Juan 3:16, luego aprendemos a tener certidumbre de quién es Él; creemos lo que Él ha hecho que murió por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos para darnos vida y libertad, Romanos 3:10-20; confiar en Cristo es mantener la mirada y el corazón en Él, permaneciendo de corazón en su presencia, somos felices de haber recibido su perdón, Efesios 1:7; creer es dedicarse plenamente a Cristo, descansar en su regazo y recostar la cabeza en su pecho en un acto de fe como lo hacía Juan, a pesar del mundo. Juan 8:3-32;
5. El seguidor es obediente a Cristo y su palabra. El que recibe mis mandamientos y los obedece, demuestra que de verdad me ama. Y mi Padre amará al que me ame; el que me ama, será amado por mi Padre, y YO también lo amaré y me mostraré a él. Juan 14:21. El genuino seguidor de Cristo tiene un espíritu obediente y guarda gran respeto a lo que Él dice, se somete, no cuestiona, cede a su voluntad y se niega a sí mismo, cumple sus mandatos y ejecuta su verdad, observando y guardando la ley moral. Obediencia es cumplir todo, todo, absolutamente lo que Dios ha mandado, y que nuestro Salvador nos dio ejemplo de obediencia hasta la muerte de cruz. Filipenses 2:8.
Ser obedientes al SEÑOR es tener espíritu humilde para subordinarse, seguros de que Él tiene el control y cuidada de nosotros porque completará su obra, porque Él es quien sigue gobernando su creación, aunque el mal se levante, el SEÑOR le pondrá fin a la nube negra que se cierne sobre la humanidad; entonces hacemos con alegría todo lo que le agrada a Dios y no aceptamos nada del mundo, llevando su yugo, aprendiendo de su hermoso carácter y santidad. Jesús se dirigió otra vez a la gente, diciendo: YO SOY la Luz del mundo, el que me sigue, tendrá la luz de la vida, y nunca andará en la oscuridad. Juan 8:12.
6. El seguidor de Cristo, lo ama intensamente. Ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Marcos 12:30. Amar a Cristo es extraordinario, y nos llena de gozo para reverenciar su nombre y vivir bajo su autoridad; el amor a Dios es una deliciosa obligación moral y espiritual que une nuestro corazón al suyo, alineando nuestra vida a la de Él; cuando amamos es hermoso obedecer no es obligación, es un placer por amor que elimina las máscaras y la falsedad, todo es espontáneo y libre. Amar a Cristo implica buena voluntad, recibiendo, aceptando y dando sin vanos razonando pero con inteligencia y compromiso. Salmos 47:6-7.
Nuestras buenas obras son el resultado de fe y amor a Cristo, dando gracias aun por las dificultades, hacer y dar lo mejor de sí, es una muestra de amor a Dios, porque sabemos que lo haremos sonreir complacido y toda nuestra vida está en Él, mientras nos procesa y nos perfecciona. Cuando amamos a Cristo como verdaderos seguidores toda nuestra vida es de Él, no con la mitad en el mundo, sino íntegramente rendidos a su Señorío. Retengan la sana doctrina y las palabras que han oído de mí, en fe y en el amor de Cristo Jesús. 2 Timoteo 1:3.
Amar al SEÑOR es tener cuidado de la clase de pensamientos que permitimos en nuestra mente, lo que ven nuestros ojos y oyen nuestros oídos, porque lo tenemos a Él omnipresente y disponibles para Él, así como Él siempre tiene tiempo para atendernos y agudizamos los cinco sentidos par Él. Cuando amamos al SEÑOR, nuestro espíritu nos inclina y atrae intensamente hacia Él para gozarnos en su gloria y atesorándolo en el corazón. Y Él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí mismos, sino para Aquel que murió y resucitó por ellos. 2 Corintios 5:15.
7. Un seguidor de Cristo proclama su Verdad. Y les dijo: Vayan por todo el mundo y proclamen mi evangelio a toda criatura. Marcos 16:15. Este encargo se le dio a los seguidores del Cordero desde el tiempo de los primeros discípulos, es para todos absolutamente, grandes y pequeños, jóvenes y ancianos, mujeres y hombres, ministros y pueblo en general. Si hemos recibido a Jesús como SEÑOR y Salvador, entonces somos calificados para proclamar el evangelio, pues hemos sido equipados con su Espíritu de sabiduría, valor y poder para ir sin miedo a testificar, así pongamos en riesgo la vida.
Proclamamos su palabra porque nuestra vida ha sido regenerada y ahora somos buen ejemplo e instrumentos de poder en las manos del SEÑOR tal como lo hizo la samaritana. Hablar de Jesús es algo maravilloso y extraordinario que nos produce mucha felicidad; debemos proclamar su evangelio porque Él lo mandó al amar las almas, pues muchos necesitan escuchar de Él para conocerlo; somos responsables de impactar e influir en otros acerca de Cristo, somos deudores de su amor. Pues ¿Cómo invocarán a Aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en Aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique? Romanos 10:14. Vengan, vean al Hombre que me ha dicho todo cuanto yo he hecho. ¿No será este el Cristo? Juan 4:29. Dijo la samaritana para testificar de Cristo.
8. El seguidor de Cristo es servidor altruista. Si alguno me sirve, sígame; y donde YO esté, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirve, mi Padre lo honrará. Juan 12:26. El altruista siempre está dispuesto a servir a los demás sin reparos ni distinciones, todos tenemos la facultad de servir al SEÑOR y al prójimo, dando testimonio de Él ayudando y asistiendo a quienes necesitan una mano fraterna, ese servicio nace de un corazón enamorado de Cristo y lo hace con disposición y sin intenciones egoístas ni oportunistas; no solo los pobres y desvalidos necesitan nuestro servicio, o solamente los acomodados pueden dar, todos estamos en posición de servir porque a todos el SEÑOR nos provee, sea dinero, alimento, salud, tiempo y recursos de diferente índole, siempre tenemos algo para dar y servir oportunamente. 1 Timoteo 5.
Podemos servir haciendo un trabajo de casa, una labor social, una ayuda física, una asistencia emocional o espiritual, siendo amigos, dando una ofrenda, cuidando un enfermo, acompañando a un anciano que vive solo, educando a un pequeño cuando sus padres trabajan, etc. Podemos realizar grandes y pequeños actos de servicio. El SEÑOR dijo: YO estoy entre ustedes como el que sirve. Lucas 22:27; Él fue carpintero ayudando a José, expuso al Padre predicando y enseñando y sirvió como Cordero expiatorio, dando su vida en el madero.
Nunca podemos dejar de prestar ayuda y servir a otros porque somos instrumentos útiles en las manos de Dios, dando todo sin egoísmos, ni envidias y mucho menos compitiendo; debemos sufrir con el que sufre y reír con el que ríe, así también predicamos el evangelio, y así lo expresó Pablo en 2 Corintios 11:29 y Gálatas 4:19.
9. El seguidor de Cristo sufre por Él y se pone en los zapatos de otros. Porque a ustedes les es concedido a causa de Cristo, no solo que crean en Él, sino también que padezcan por Él. Filipenses 1:29. Ser un seguidor y discípulo del SEÑOR implica pagar un precio de sufrimiento al ser rechazados y perseguidos por los que no quieren a Dios y los que odian a Cristo, pues a nosotros también nos odiarán; nuestro carácter y forma de vida no encaja con el modelo del mundo que ellos tienen, debemos estar donde debemos estar y hacer lo que debemos hacer, aunque nos aborrezcan, nos menosprecien y no nos acepten.
Todo el precio de sufrimiento por seguir al SEÑOR, lo hemos visto a través de la historia con los santos escarnecidos y sacrificados de múltiples formas.
10. Un Seguidor de Cristo, quiere ser como Él. Porque para este propósito hemos sido llamados, pues también Cristo sufrió por nosotros, y nos dejó ejemplo para que sigamos sus pisadas. 1 Pedro 2:21. Un seguidor de Cristo busca y se esfuerza por tener el carácter y personalidad de su Maestro y SEÑOR, anhela las características de su hermosa vida, el fruto de su bondad, la trasparencia de su pureza, la diligenciacde su labor, la ternura de su afecto, la humildad y mansedumbre de su corazón, y la santidad y obediencia de su alma; querer ser como Cristo es preocuparse por tener de su integridad, exaltar y valorar sus atributos, siendo Él el centro de nuestros pensamientos. Isaías 26:3-4.
Tenemos que pensar, hablar y actuar por fe como Cristo lo haría en nuestro lugar; repasando lo que él nos enseña, aprendiendo a cada momento de él para ponerlo en práctica; esforcémonos por sentir y vivir como Él porque Cristo es nuestro fundamento de vida y razón de ser de nuestra fe. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta, como en un espejo la gloria del SEÑOR, somos transformados de gloria en gloria, en la misma imagen, por el Espíritu del SEÑOR. 2 Corintios 3:18. ¡Qué maravilla!
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.