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27 oct 2015

HOJAS EN EL ÁRBOL DE NUESTRA VIDA,


LAS HOJAS EN EL ÁRBOL DE NUESTRA VIDA

Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar buenos frutos, ni el árbol malo dar buenos frutos. Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. Así que, por su fruto los conocerán. Mateo 7:16-20 y Lucas 6.44.

Amémonos unos a otros con amor fraternal; respetemos y mostremos deferencia hacia los demás. Romanos 12:10.

Generación a generación narrará tus obras SEÑOR, y anunciarán tus maravillas. Salmos145:4. Y lo que has oído de mi entre muchos testigos, esto encarga a los hombres fieles que serán idóneos para enseñar también a otros. 2 Timoteo 2:2.

Dios compara al ser humano con los árboles porque así como ellos estan plantados firmes en la tierra, y junto a las corrientes de agua, así el ser humano, en especial los hijos de Dios, debemos estar firmes y plantados en el reino de Dios, dependiendo de nuestro Creador, viviendo del aliento del Espíritu Santo que nos llena de su fruto, nos sella como propiedad de Dios y nos unge continuamente con el aceite fresco de su presencia, para que como los árboles, arraigados, aferrados y anraizados en la Fuente creadora, podamos crecer, desarrollarnos, dar abundante y buen fruto que exalte a Dios. ¡Que los árboles del campo canten de gozo ante el SEÑOR, porque Él ha venido a juzgar la tierra!  ¡Alaben al SEÑOR porque Él es bueno, y su gran amor perdura para siempre. 1 Crónicas 16:33-34.

Somos árboles de Dios, para que muchos lo conozcan a Él por nuestro fruto, y que generación tras generación, con nuestros vástagos y retoños fijos en Árbol de la vida, lleguemos a ser medicina, alivio y consuelo para los que sufren, como dice Isaías 61, que con lo bueno que produzcamos podamos alimentar y ayudar a otros; y si en verdad nuestra vida está enraizada en Dios y cimentada en Jesucristo, produzcamos ramas y hojas, multiplicando el reino de Dios en la tierra con abundante follaje que cobije y revele a Cristo, mediante nuestro ardúo trabajo en su Cuerpo, la iglesía; que con nuestras buenas acciones, y carácter refrescante, seamos bendición continua que afecte gloriosamente a muchos, dando la misma abundancia conque Dios nos sacia en el torrente de sus delicias. Los árboles del SEÑOR están saciados, los cedros del Líbano que Él planto: En ellos hacen nido las aves y en los pinos viven las cigüeñas…Salmos 104: 16.

La primer hoja del árbol de nuestra vida, representa a la persona de Cristo, Él es nuestra prioridad y gran amor, todas las demás hojas del árbol representan a cada persona que está con nosotros en el ahora, o han pasado a lo largo de nuestra existencia; en el árbol de nuestra vida están las personas que nos regalan gratos momentos al haberse cruzado en nuestro camino, cada una de ellas es un plus que aporta riqueza, sabor de vida  y variedad de conocimientos y experiencias, dentro de la diversidad de cada personalidad y carácter en particular, cada uno, formando parte de nuestro crecimiento y madurez integral. Bendito el hombre que confía en el SEÑOR, y pone su confianza en Él. Será como un árbol plantado junto a corrientes de aguas y extiende sus ramas para echar raíces; no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde, y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. Jeremías 17:7-8.

Algunas personas caminan a nuestro lado viendo juntos muchos días pasar y pasar, pero a otros apenas los vemos entre un paso y otro; a muchos de ellos los llamamos familia o amigos, pero hay hermanos de hermanos y amigos de amigos, donde el justo debe ser luz para quien tiene a su lado, porque el justo sabe guiar a su prójimo, pero los impíos hacen perder el camino. Hay algunos que dicen ser amigos, pero no lo son, pero también hay amigos que son mejor que un hermano. Proverbios 18:24.

Después de Dios, las primeras hojas en el árbol de nuestra vida son los padres que nos engendraron, educaron y enseñaron a vivir; físicamente la madre viene a ser la raíz del árbol, familiar, ella nos enraíza al hogar y nos alimenta con la sabia de su amor y dedicación; nuestro padre es la tercera hoja de nuestro árbol, él nos cuida, trabaja por nosotros, se esfuerza y nos sostiene por un tiempo, dando forma al carácter de los hijos con su ejemplo, haciendo de todos el árbol familiar con nombre y apellido propio. Una sola persona puede ser vencida, y dos pueden vencer; pero mucho mejor serán tres, ya que no es fácil derrotarlas. Eclesiastés 4:12.

Los hermanos representan hojas que van dando forma al árbol de nuestra vida, con ellos aprendemos hábitos y costumbres, compartimos y disfrutamos espacios de vida, que hay en el árbol; luego viene la hoja del esposo, la esposa y los hijos que llegan a ensanchar el follaje de nuestro árbol, donde todos juntos y en amor, florecemos y damos más fruto; pero con el paso de los años, el árbol de nuestra vida pierde algunas hojas, son las hojas que caen a tierra y no vuelven al árbol haciéndonos sufrir, ellos son los abuelos y los padres. Sin embargo, las hojas de nuestro árbol van aumentando porque conocemos mucha más familia, a quienes aprendemos a amar y respetar, tales como los tíos, los primos, los sobrinos, los cuñados y demás familia extendida. Todo este proceso Dios lo permite para hacernos crecer, madurar y progresar entre relaciones, idas y venidas. El hierro se afila con el hierro, y el hombre se pule en el trato con su prójimo. Proverbios 27:17.

El árbol de nuestra vida sigue su normal desarrollo y va creciendo, en ese trayecto de tiempo logramos mas hojas, son los nuevos amigos, compañeros y conocidos, personas que no sabíamos que iban a formar parte de nuestro árbol; algunos llegan a ser amigos del alma, porque son especiales, sinceros y verdaderos, ellos saben cuando estamos bien o mal y conocen lo que nos hace feliz o nos produce tristeza y desilusión, porque han llegado a ser como hermanos; hay otros árboles que crecen junto a nosotros ayudando y sirviendo, son los vecinos y hermanos espirituales, que muchas veces nos pueden tender una mano, para darnos alivio mutuo. Proverbios 13:12 y 15:4. La iglesia es el plantio de YHVH, y cada miembro del cuerpo de Cristo está puesto para ser parte del orden divino, llevando la paz de Dios y el gozo del Espiritu, asi es que merecemos ser llamados árboles de justicia que dan la gloria a su Hacedor. Isaías 61:3-11.

En un momento inesperado, durante el crecimiento del árbol, alguno de los amigos del alma se instala en nuestro corazón, y viene a ser nuestro enamorado o enamorada, él o ella viene a ser muy especial para nosotros, porque enciende nuestro corazón, pone brillo a nuestros ojos, su voz es como música a nuestros oídos, su presencia es agilidad para nuestros pies y el impulso que nos ayuda a trabajar y vivir, por eso el escritor bíblico dijo: Ponme como un sello sobre tu corazón, y como una marca sobre tu brazo; porque fuerte como la muerte es el amor. Cantares 8:6-7. ¡Oigo una voz! ¡Es mi amado! He aquí, él viene, saltando por los montes, brincando por los collados. Mi amado es semejante a una gacela o a un cervatillo. Cantares 2:8.

También están aquellos que son hojas que se secan pronto, son amigos solo por un tiempo o una temporada, tal vez solo por unas vacaciones o un tiempo de descanso, quiźa estén unos días o unas horas, pero son amigos que nos traen sabiduría al compatir, porque Dios pone gente linda para que seamos más sabios cada día, Proverbios 12:20; y eso sin contar con los amigos distantes, ellos están en las puntas y extremos de las ramas de nuestro árbol de vida, son aquellos muy oportunos que cuando el viento sopla, aparecen como nuevas hojas que nos hacen frondosos al ayudarnos y animarnos a seguir cuidando el árbol de nuestra existencia cuando parece debilitarse. Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios. 1 Juan 4:7.

Hay un detalle que nos hace muy felices, son aquellas hojas de nuestro árbol, que aún caídas y a punto de desparecer, permanecen a nuestro lado alimentando, fortaleciendo y exhalando el aroma de su amor con sus abrazos, sus consejos, experiencias y alegría, ellos son nuestros abuelos. Todas las personas hojas que pasan por el árbol de nuestra vida, son únicas, especiales e irrepetibles, siempre dejan algo de ellas mismas en nuestra impronta, pero también se llevan un poco de nosotros, obvio, unos más que otros. Todos somos como hojas de un árbol frondoso; unas se marchitan, y otras brotan. Es lo que pasa con nosotros en esta vida: unos nacen y otros mueren…Pero aún queda una décima parte…como cuando se corta un roble o una encina donde solo queda el tronco, en ese tronco vuelve a brotar la vida y retoños, porque Él es vida sagrada. Isaías 6:13.

El anhelo de Dios es que vivamos como ramas de la Vid verdadera, aferrados a Jesús, para dar su fruto a su tiempo, pues Él nos cultiva y nos provee de su sabia celestial para crecer en Él, con Él y para Él, aunque muchas veces tenga que podarnos; es con esas podas que el divino Labrador quita la hojasca seca, para que broten renuevos de humildad y mansedumbre bajo su amparo y dirección, para que no seamos echados al fuego como maleza inútil; y del mismo modo como todo árbol natural necesita agua, luz y aire, así nosotros necesitamos de la fuente que nos da la vida, nos sacia y nos renueva. YO SOY la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda rama que en Mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto, Juan15:1-2.

Dios es quien provee todo para hacernos árboles de justicia y tierra fértil con su palabra, para que respiremos vida en su presencia y produzcamos el fruto de su amor, en sencillez, humildad, santidad y misericordia bajo el rocío del Espíritu para que no vayamos a encumbrarnos peligrosamente y suframos las consecuencias como le sucedió a Nabucodonosor, él fue un árbol derribado, se le cortaron las ramas, se le quitó el follaje, de dispersó su fruto, y fue dejado solo el tronco; ninguno de los que estaban bajo su sombra, o vivian en sus ramas lo acompañó cuando fue podado, quedó solo en el campo como bestía con las bestias, según lo narra la Biblia. Un vigilante de la noche clamaba fuertemente y decía así: Derriben el árbol, corten sus ramas, quítenle el follaje, y dispersen su fruto; váyanse las bestias que están debajo de él, y que huyan las aves de sus ramas...Daniel 4:14-16..

Somos llamados a ser de carácter noble en el servicio humilde a Dios y la gente para no ser arrancados, destruidos y desarraigados del plantio de Dios, como tanta gente y pueblos xe los que se borró su nombre en la historia. Era el asirio cedro en el Líbano, de hermosas ramas, de frondoso ramaje y de grande altura, y su copa estaba entre densas ramas...Pero se encumbró su altura sobre todos los árboles del campo, y se multiplicaron sus ramas, y a causa de las muchas aguas se alargó el ramaje que había echado...Lo hice hermoso con la multitud de sus ramas; y todos los árboles de Edén, que estaban en el huerto de Dios, tuvieron envidia de él; pero así dijo YHVH el SEÑOR: Por haberse encumbrado en altura, y haberse levantado su cumbre entre densas ramas, su corazón se elevó con su altura, por tanto, YO lo entregaré en manos del poderoso de las naciones, que de cierto lo tratará según su maldad, porque YO lo he desechado. Ezequiel 31:4-14. 

No te independices de Dios, porque te harás semejante al asirio, pues todos los humanos somos como árboles plantados por el SEÑOR, Él nos formó y nos dio vida para estar firmes en fe sobre la tierra, ligados a su corazón y su presencia, seguros en Cristo por su palabra, de allí absorbemos la sabía espiritual con sus nutrientes para echar raíces de vida eterna; porque toda persona en el plantío de Dios tiene raices de verdad y ramas de fortaleza plantados sobre la Roca eterna; así ningún viento de prueba o torrente de engaño nos arrancará de la Vid. Porque el que duda es semejante a una ola del mar, que el viento la lleva de un lado para otro…Santiago 1:6-16.

Nuestra raíz y conexión es con el Dador de la sabia, es por Él que podemos dejar un legado a los brotes y renuevos, permaneciendo en Árbol para superar desafíos y enraizados en el plantío del YHVH; esta unión no hace fuertes y firmes árboles fructiferos con flores de esperanza activa; cuando llegue el vereno y el duro sol de desierto, el agua del Espíritu calmará toda nuestra sed, con la lluvia fresca de la palabra sobre nuestra existencia; mientras el Espíritu Santo nos anima, consuela y acompaña, porque Él y la palabra son agua viva que hidrata nuestra alma y fortalece nuestro ser integral. El aire de Dios nos proveerá oxígeno para vivir, y de Él vendrá todo lo que nos da fuerza espiritual para vencer lo material. No te dejes vencer por el mal, vence con el bien el mal. Romanos 12:21

Nuestro Sol de  justicia nos irradia el calor de su salvación para así vencer los ataques del enemigo y del mundo, porque así como los árboles necesitan luz, calor del sol y aire para hacer la fotosíntesis, nosotros necesitamos imperativamente a Dios para traer vida nueva en un mundo carente de luz divina y calor de amor; la calidez de la fraternidad y la fuerza del amor familiar deben unirnos como comunidad, todos juntos canalizamos las fuerzas y la energía para formarnos, crecer y madurar con identidad y sentido de pertenencia en medio del individualismo y la división del mundo. Si se conducen según mis estatutos, y obedecen fielmente mis mandamientos, YO les enviré lluvia a su tiempo, la tierra y los árboles del campo darán su fruto. Levítico 26:3-4.

Una antigua historia hebrea cuenta que: Un anciano estaba plantando un árbol. Un joven pasó y le pregunto: ¿Qué plantas viejo? Un algarrobo, respondió el anciano. Tonto, dijo el joven. ¿Acaso no sabes que un algarrobo tarda setenta años para dar frutos? Exactamente, dijo el hombre. Al igual que antes otros plantaron para mí, ahora yo planto para las generaciones futuras. 1 Pedro 1:4-25. No lo encubriremos a los hijos; contaremos a la generación venidera las alabanzas de YHVH, su poder y las maravillas que hizo. Salmos 78:4.

Obtengamos el alimento, la sabía bienhechora y la protección espiritual en la Fuente, en el plantío del Gran Jardinero y Labrador, para que no seamos arrancados, doblados, sacudidos, ni tirados por tierra a causa del orgullo y el desenfreno materialista; seamos firmes, humildes y fuertes en el reino de Dios, viviendo entre la comunidad de los hermanos, donde todos nos demos una mano amiga y cálida, para alejarnos un poco del mundo y del ciberespacio; miremos a Cristo, pensemos en las nuevas generaciones y trabajemos para que broten, hojas nuevas en el árbol de nuestra vida, es decir, hijos, nietos, biznietos y tataranietos; dejemos cimientos firmes y adecuados según nos enseña el salmista: Dichosos sin andar en consejo de malos y no siendo escarnecedores; encontremos delicia en la palabra de Dios y meditemos en ella todo el tiempo; así seremos eso árboles de Dios plantados junto a las corrientes de aguas, que dan fruto a su tiempo, ninguna de nuestras hojas cae, y todo lo que hacemos prospera. Salmos 1:1-3.

Y tú, amigo que me lees y me conoces, eres una hoja del árbol de mi vida, aunque no nos vemos, nos palpamos espiritualmente en la distancia, te deseo todas las mejores bendiciones que puedan brotar del trono del Padre celestial. YHVH te bendiga y te guare; Él haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia: YHVH alce su rostro sobre ti y ponga en ti paz. Números 6:24-26. Amado, yo deseo que seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. 3 Juan 1:12.

Todas las personas representan hojas en el árbol de nuestra vida, ellas llegan a formar parte de nuestro círculo, esto es una prueba innegable del señorío de Cristo, de la grandeza y soberanía de nuestro Dios que gobierna no solo su creación, sino cada una de las vidas, porque Él no hace nada por casualidad; nuestra responsabilidad es reconocer a Dios y tenerlo por encima de todo y en la cúspide del árbol donde brotan todas las hojas y el ramaje; tenemos la obligación de obedecer el mandato de amor, el mayor principio de vida y salvación; demos todo lo mejor de nosotros mismos, mientras esas hermosas hojas permanecen en nuestro árbol de vida. Sobrellevemos unos, las cargas de otros, y cumplamos así la ley de Cristo. Gálatas 6:12.

A todos los que han llegado al árbol de mi vida, durante todos estos años y los que restan, aquellos que me han dejado un poco de su riqueza espiritual y su grandeza personal, les deseo muchas bendiciones y muchos más buenos amigos. A padres, hermanos, esposo, hijos y demás familia, presentes y ausentes, mi más fuerte abrazo y gratitud. Y si Jesucristo no es aún tu mejor amigo, es hora de que te reconcilies y te vuelvan en amistas con Él, para que seas bellamente levantado y bendecido, como lo dice Job 22:21-24.

No estamos solos, somos como árboles en el campo de la vida, Deuteronomio 20:19, porque nuestros días son como los días de un árbol, Isaías 65:22; si permanecemos fieles, obedientes en fe y dependientes del SEÑOR, seremos verdaderamente árboles de justicia plantados en la casa de Dios, bebiendo de las aguas vivas del Espíritu Santo. Jeremías 17:8. Amén.

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero, y servidora de su reino eterno.












































FRATERNIDAD SEA VISTA

FRATERNIDAD SEA VISTA


Miren y vean cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía. Salmos 33:1.

 

Ámense unos a otros con amor fraterno, respétense y dense afecto genuino unos a otros. Romanos 12:10.

 

Den a todos el debido respeto. Amen a los hermanos, reverencien a Dios y respeten al jefe de estado.1 Pedro 2:17.

 

Hay un aspecto básico e importante de la vida normal del creyente, de la cual se debiera enseñar a menudo para que cada miembro del pueblo de Dios se examine a la luz de la palabra y delante del SEÑOR pedir perdón por la transgresión al mandamiento del amor, porque tenemos que ser transformados estando juntos para ser conforme al corazón del Padre, evidenciando que en verdad somos hijos de Dios y hermanos de Jesucristo, dando testimonio de lo que Él nos ordenó y nos mostró con su ejemplo. Respondiendo Jesús dijo: Les aseguro que todo lo que hagan por uno de estos, mis hermanos más humildes, a Mí lo han hecho. Mateo 25:40.

 

La vida cotidiana y normal del creyente en Jesucristo, debe ser una continua relación fraterna de hermandad, ese poderoso principio biblico de fraternidad y valor humano que nos permite ser sociables en la convivencia, con empatia y aceptacion mutua, dentro del acuerdo y el encuentro personal. Es estando uno al lado del otro que aprendemos a ser tiernos y amigables como el mismo Jesús lo mostró en su tiempo, andando con sus discípulos y aceptando a sus seguidores; la fraternidad es enseñada en la palabra de Dios, es un tema bíblico en cual se consolida el compañerismo y la amistad del pueblo de Dios, desde una visión universal y pacifica de compañerismo amable, afectuoso y respetuoso de relaciones interpersonales. Y que todos seamos uno, como Jesús y el Padre son uno. Juan 17:21.


En la fraternidad se practica la empatia, la consideración y valoración de cada ser humano en el amor de Dios; desde lo fraternal nos relacionamos, nos conocemos, aprendemos unos con otros para desarrollarnos integralmente, en practicas activas  con sanas intenciones entre unos y otros. En fraternidad hacemos real el afecto sincero, crecemos y maduramos con calidad humana, como si todos lleváramos la misma sangre en las venas y fuéramos una misma familia. ¿Acaso no tenemos todos un mismo Padre, el cual es el Dios que a todos nos ha creado? ¿Por qué, pues, nos engañamos los unos a los otros, violando así el pacto que hizo Dios con nuestros antepasados? Malaquías 2:10.

 

La palabra hebrea para fraternidad es Tzedaká, significa solidaridad en compañerismo y amor, se desprende de Tzedek, que traduce justicia, lo cual nos enseña que practicar la fraternidad y la hermandad es hacer la justicia de Dios dentro del vínculo perfecto del amor, Colosenses 3:14-15; la solidaridad se fundamente en afecto sincero de hermanos que se tratan bien, porque están en el mismo nivel de igualdad y ayuda mutua, para lo cual se requiere fidelidad, integridad, honestidad, pureza y obediencia a Dios, pues con fraternidad nos queda más fácil cumplir los mandamientos de Dios, y todo lo que Jesús nos enseñó en el Sermón del monte y las bienaventuranzas; Él resumió toda la ley y los profetas en el amor activo y mutuo, para que su familia permanezca unida en su cuerpo, y Él como cabeza gobierne cada miembro del cuerpo que es la Iglesia; en este sistema orgánico creado por Dios, todos trabajamos, todos nos unimos a favor de unos y otros; mostrando responsabilidad, generosidad, compromiso, desprendimiento a lo material, cooperando y participando en el bienestar de la colectividad, von la visión de la extensión del reino de Dios, y que Él reciba toda la  gloria y honra que le corresponde,  así que, No dejen de amarse unos a otros como hermanos. Hebreos 13:1.

 

El fundamento de fraternidad es el SEÑOR Jesucristo, que nos une como familia y hermanos con su Evangelio; en esta atmósfera familiar conocemos al Dios como Padre eterno expresado en Cristo,  en el don del Espíritu Santo, que nos hace hijos y hermanos, la familia universal y única que Dios fundó, y Él se constituyó en la fuente de toda paternidad y hermandad fraternal, para vivir esta hermosa vida espiritual, orando y Doblando nuestras rodillas, ante el Padre de nuestro SEÑOR Jesucristo. Efesios 3:14.

 

Nuestro SEÑOR y salvador, es el Unigénito del Padre, que llama a YHWH, Abba Padre; por eso a través de Él se nos da la gracia de poder llamar al Padre celestial, Padre nuestro, Abba Padre,  Lucas 3:22, tratánolo con la misma reverencia, intimidad y confianza del Hijo a su Padre, siendo hijos de Dios, hermanos de Cristo y miembros de la familia de Creador, nuestro gran Padre Dios y Rey absoluto, que nos miró con misericordia cuando éramos extraños y extranjero a causa del abismo que nos separaba de Él, pero nos injertó en su familia para hacernos hermanos que se aman conforme al mismo amor con que nos Creó y salvó. Efesios 2:13-15.

 

El Hijo de Dios se hizo Hombre y con su cruz extendió el puente de unión y reconciliación que nos hizo una familia: en el madero vertical nos unió y reconcilió con el Padre para llegar a ser hijos y familia celestial; con el madero horizontal extendió el vínculo fraternal de la unión entre sus hermanos, los que Él redimió con su sangre, y se hizo nuestro Hermano Mayor, dándonos un lugar de honor en la familia del Padre; la cruz no solo es símbolo de maldición y muerte, también es símbolo de reconciliación y compromiso de amor fraterno y amor filial, que une a la mayor familia que existe sobre la tierra. Porque el que santifica, y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual, Jesús no se avergüenza de llamarnos hermanos. Diciendo: anunciaré a mis hermanos tu nombre, y en medio de la congregación te alabaré. Hebreos 2:11-12.

 

Entre los hermanos de la familia de Dios, debe predominar la vedad, la justicia, espontaneidad y trasparencia que nos una, soportándonos, ayudándonos, y bendiciéndonos todos unidos con el mismo objetivo redentor de Jesús por su evangelio transformador que salva, sana, libera, da poder y vida eterna; Jesús siendo 100% Dios y 100% Hombre, resplandeció con su amor fraterno sobre nosotros para hacernos un pueblo de dignidad y fe, contando con Jesús como Abogado, Gran Sumo sacerdote y SEÑOR, que nos representa e intercede por nosotros ante el Padre. A los que de antemano Dios había conocido, nos destino desde un principio a ser como su Hijo, para que el Unigénito fuera el primero entre muchos hermanos. Romanos 8:29.

 

Somos uno en Cristo, nacidos de nuevo, lavados con la misma sangre, sellados con el mismo Espíritu y unidos al mismo Padre con el mismo Hermano Mayor como Cabeza del cuerpo, quien nos otorgó el regalo filial de ser familia, y el vínculo glorioso de la fraternidad, rompiendo el abismo que nos separaba, y haciéndonos cercarnos a Él, sacándonos de la extrañeza de ser advenedizos, para que en Él, cultivemos y conservemos la fraternidad del compañerismo cristiano en una misma fe y un mismo sentir. Sobre mí se agolpa la preocupación por toda la Iglesia de Jesucristo. Si alguien enferma, también yo enfermo, y si hacen caer a alguno, yo me indigno. 2 Corintios 11:29.

 

La fraternidad es exactamente lo que nuestro Salvador nos enseñó y el apóstol Pablo sustentó al llamarnos familia de la fe, columnas y baluartes de la verdad en la casa del Dios viviente, 1 Timoteo 3:14-16; somos pioneros del ministerio de la piedad y la reconciliación, en el auténtico y genuino compañerismo cristiano, no solo a nivel local y nacional, sino universal; como luminares en lo alto de la Roca, forjando y fomentando la unidad y la convordia entre la gran familia humana; ¡qué gran responsabilidad! Sean totalmente humildes y amables, tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor. Efesios 4:2.

 

Aprendemos fraternidad conociendo a Cristo y navegando en las aguas vivas de su palabra, la Biblia, ahí vemos la sobrenatural intervención de Dios en nuestra vida y en el mundo que nos rodea, también tenemos un gran reto que Dios nos plantea al amarnos como los hermanos que Jesús amó y consolidó como familia en la cruz, y tenemos que hacerlo a pesar de las múltiples diferencias que nos separan; es a partir de la fraternidad y el amor de Dios en torno a Cristo, que se construye la paz social; la solidaridad no se limita a dar, sino que bíblicamente implica compromiso y entrega de amor desinteresado e incondicional al conocernos en el partimiento del pan, interactuar, ayudarnos, apoyarnos, y juntos promover, el desarrollo y el crecimiento individual y colectivo. Pues si uno es rico y e que su hermano necesita ayuda, pero no se lada, ¿Cómo puede tener el amor de Dios en su corazón? 1 Juan 3:17.

 

El amor fraternal y la solidaridad se sustenta en cada uno, si en verdad amamos a Dios y nos queremos y valoramos nosotros mismos, para poder ver en los hermanos de la fe, a la familia de Dios; la fraternidad nos permite ser sensibles y humanos, fuertes en la fe que obra y obedece al Padre celestial; fraternidad es afecto limpio y práctico, que sirve sin discriminaciones ni reservas, en beneficio de todos y para el bienestar de toda la comunidad, porque Dios no nos creó para la soledad ni el aislamiento, en tal caso, desfalleceríamos y languideceríamos en el abandono. Este es el mandamiento que Dios nos ha dado:, que el que ama a Dios, ama también a su hermano. 1 Juan 4:21.

 

El mundo nos tiene que ver como una familia que bendice y ayuda a la colectividad, con acciones de generosidad y altruismo, poniendo alma, vida y corazón, con afecto, seriedad  responsabilidad y sabiduría de Dios, porqye todos, absolutamente todos, tenemos que afrontar problemas inevitables, angustias y pruebas que se nos planten en este mundo, por eso estamos llamados generar el encuentro cara a cara, no solo para llorar juntos, sino para disfrutar momentos de alegría, esparcimiento y sana fraternidad sincera; y así Dios nos permite ver su rostro, en el rostro del hermano. Así dice el SEÑOR Todopoderoso: juzguen con verdadera justicia; muestren amor y compasión los unos por los otros. No opriman a las viudas ni a los huérfanos, ni a los extranjeros, ni a los pobres. Tampoco maquinen el mal en su corazón, unos contra otros. Zacarias 7:9-10.

 

Dios nos presta mayor atención en la medida que nos relacionamos con el prójimo, porque Él ve nuestro corazón encada acción, cuando somos misericordiosos buenos samaritanos; Dios propicia las circunstancias, no solo para probarnos, sino para usarnos como instrumentos de bendición, atrayendo a otros a su reino; porque es con fraternidad que creamos espacios necesarios y pertinentes para la unión y el afecto solidario, que conduce a dimensiones amplias de convivencia y vida de paz, que nos proporcionan la satisfaccíon del servicio que refleja a Cristo, miestras Él impacta al mundo y la historia con su poder y bondad. El hombre que tiene amigos, tiene que mostrarse como amigo; y dos amigos unidos, han de ser como hermanos. Proverbios 18:24.

 

En espacios de fraternidad se generan y se potencian las cualidades, los dones, los talentos, la creatividad y la vida espiritual que cada quien posee; mayor compromiso y responsabilidad tenemos al ser hijos de Dios y hermanos en Cristo, la familia que Él formó, con el precio de su sangre y su muerte; es ineludible agotar las posibilidades, de ser verdaderamente uno en Cristo, haciendo posible la oración de Juan 17, allí queda muy claro el mandato de amar al prójimo como a nosotros mismos; esta es una razón por la cual Dios inició la creación con un solo hombre, en el Edén, para que nadie diga: “mi padre es mejor que el tuyo” o “mi familia es superior a la tuya,” ¿Acaso no tenemos todos un mismo Padre, que es el Dios que a todos nos ha creado? ¿Por qué, pues, nos engañamos los unos a los otros, violando así el pacto que hizo Dios con nuestro antepasado? Malaquías 2:10.

 

Porque Si alguno dice yo amo a Dios, pero aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. 1 Juan 4:20. 


Veamos algunos aspectos básicos para aprender fraternidad y amor entre hermanos, y que nos enseñá la palabra: ¡Miren cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos y en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba de Aarón, y baja hasta el borde de las vestiduras; Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía YHWH bendición y vida eterna. Salmos 133.

1. La fraternidad depende del conocimiento que tenemos de Dios y lo que Él dice en su palabra para que lo vivamos juntos como familia y equipo en unidad, dentro de la paternidad del Padre celestial. Seamos, pues, perfectos, como nuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Mateo 5:48.

2. La fraternidad es unión familiar  en la fe y lo natural disfrutando juntos la presencia de Dios que moja nuestro ser con su gloria, como aceite que refresca, porque ser familia en Cristo, es estar al mismo nivel de los lazos biológicos de la familia sanguínea, para ser uno solo en amor. Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, especialmente con los de la familia de la fe. Gálatas 6:10.

3. Los creyentes en Cristo tenemos identidad y pertenencia en Él y por Él por el mismo Espiritu, que como agua viva sacía toda nuestra sed, dándonos del Padre y del Hermano Mayor en todo lo necesario, constituyéndonos su familia, como hijos y hermanos en Cristo, nuestro Gran Sumo Sacerdote sobre el cual fijamos la mirada y el corazón porque Él nuestra riqueza y todo suficiente. Nosotros somos hermanos en Cristo, así que trátense unos a otros con amor. Den hospedaje a los que lo necesitan, recuerden que algunos que así lo hicieron, sin darse cuenta hospedaron ángeles…Hebreos 13:1-9.

4. Y como creyentes unidos a la Cabeza del Gran Hermano, el Padre nos envía bendición y vida porque somos uno en Él, para servirnos, y habitar juntos en armonía, testificando a los de afuera el amor de Dios; muchos nos verán, y querran entrar a la familia de Dios para disfrutar de lo mismo; así cumplimos la gran comisión, en compañerismo fraternal y afecto real, porque es Dios en nosotros los fieles que se muestran sensibles ante el dolor, gozos con los que se gozan y llorando con el que llora, Romanos 12:15. 

Somos fraternos porque tenemos el ADN de Cristo por su Espiritu morando en nuestro ser,  y vamos todos en la misma dirección al Padre celestial y nos movemos con el mismos sentir; el deseo de Dios es que estemos juntos compartiendo en el fruto del Espíritu; abriendo cada día nuevas relaciones fraternss de respeto e igualdad, para que miles se encuentren con Cristo y en amor se reduzcan los conflictos y la guerra, y encontremos paz y libertad para vivir. Que Dios el Padre, y nuestro SEÑOR Jesucristo, nos dé a los hermanos, paz y amor con fe. Efesios 6:23.

Hace falta sensibilidad y corazón de carne para reconocer que Jesucristo es el único Camino para aprender amor fraterno y sentido filial, porque nada gira en torno al yo, sino alrededor de un nosotros unidos en el amor fraterno de Jesus, mirándonos cara a cara unos a otros para reconocernos valorarnos e identificarnos como compañeros de jornada, en este corto camino que transitamos por el mundo, porque en el amor se descubre al SEÑOR Jesús en el rostro del otro. Sí, hermano, permíteme disfrutar este beneficio de ti en el SEÑOR, recrea mi corazón en Cristo. Filemón 1:20.

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.


EN EL DESIERTO LIBERACIÓN Y TRANSFORMACIÓN CON DIOS


EN EL DESIERTO CON DIOS HAY LIBERACIÓN Y TRANSFORMACIÓN

Los saqué, pues de la tierra de Egipto y los llevé al desierto, Ezequiel 20:10. 

Pero he aquí que YO la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón  para que se vuelva a enamorar de Mí. Oseas 2:14.

Y te acordarás de todo el camino, por donde te ha traído YHWH tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no sus mandamientos. Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre,  Deuteronomio 8:2-3.

El desierto, por lo general es un mar de arena, es una gran zona árida de temperaturas extremas por las escasas lluvias, es muy seco; de día es muy caliente, de noche muy frío, su paisaje está desnudo, no hay vegetación, solo se ve un gran mar de arena y soledad, Como entré en juicio con sus antepasados en el desierto, así entraré en juico con ustedes, declara el SEÑOR. Ezequiel 20:36..

Aunque creemos que el desierto es un lugar desolado e inhóspito sin vida, en realidad su suelo alberga organismos y animales muy especiales adaptados al duro ambiente; son animales peligrosos, venenosos y ponzoñosos; la poca vegetación que se puede encontrar son cactus espinosos, con hermosas flores coloridas. No solo es desierto el lugar lleno de arena, también lo son las zonas polares y las grandes sabanas; los desiertos se encuentran en casi todos los países del mundo. Hay cuatro clases de desiertos: los secos y calientes, los semiáridos, costeros y fríos. El desierto y el yermo se alegrarán, y se regocijará el Arabá, florecerá como el azafrán; florecerá copiosamente y se regocijará en gran manera y gritará de júbilo…Isaías 35:1.-10.

En algún momento de nuestra existencia hemos experimentado desiertos tan fuertes que nos parece que no vamos a salir de ahí como lo expresa David en Salmos 40, es como si no hubiera remedio y nos tocara quedarnos sufriendo hasta donde podamos aguantar, me pasó algunos años atrás, estuve tres años en el desierto más cruel de mi vida, tanto, que llegó un momento cuando volví a mi país, casi perdiendo la razón, mi mente parecía que se escapa de mí y que yo quedaba como en una nebulosa sin principio ni final, fue algo demasiado fuerte, pero gracias sean dadas al Eterno Dios de amor que me libertó, me sacó del desierto de la desesperación, me sanó y volví a ser yo, en mejores condiciones que antes, aprendiendo mucho y soltando lo que me tenía aprisionada, el Espíritu Santo intercedía por mí con gemidos indecibles. Romanos 8:26.

Cuando aún no hemos entrado en el desierto, nos quejamos, nos afanamos, y corremos de aquí para allá, tanto, que ahogamos la voz del Padre, que quizá nos está advirtiendo algo para nuestro bien, pero le hacemos más caso al corazón engañoso y perverso; si estuviéramos más atentos y conectados con el corazón de Abba Padre, seguro que no iríamos al desierto en circunstancias tan fuertes, Moisés fue al desierto porque desapareció a un egipcio que golpeaba a un hebreo. Esa no era la voluntad de Dios, pero Dios usó esa situación para traer a Moisés al desierto, enseñarlo y prepararlo para ser un gran libertador, allí vio la zarza que ardía y no se consumía; tuvo que vivir en el duro desierto de Madían. Éxodo 2:11-15.

Dios permite que lleguemos al desierto por muchas razones: para sacarnos del pecado, para que maduremos, para que soltemos las cargas que nos aprisionan, para que lo escuchemos, para cambiar algún área de nuestro carácter o para darnos instrucciones en una tarea; en mi caso, Dios me permitió ese desierto, porque era la única manera de sacar de mi cabeza la obsesión que tenía, fue la única manera en que Dios me aquietó, me maduró y me hizo poner los pies sobre la tierra. ¡Qué maravilloso es nuestro Amoroso Padre Eterno! YO la voy a enamorar; la llevaré al desierto y le hablaré al corazón, Oseas 2.14. ¡Y me ha enamorado!

Cuando pasamos por el desierto nos sentimos, solos, abandonados y no encontramos humanamente un alivio para nuestra alma, porque cuando Dios nos lleva al desierto nada ni nadie nos podrá sacar de ahí, solo Dios, cuando hemos entregado toda nuestra vida a Cristo, ya no nos pertenecemos, y cuando hemos dado todo por Él, es impresionante cómo el Señor toma el control de cada momento y área de nuestra existencia, por eso si el Señor nos disciplina y nos corrige, nadie debe intervenir en esos momentos, porque toda ayuda humana será inútil y podría truncará el proceso de Dios para nuestra vida y no habrían cambios, ni mejores resultados, Nunca preguntaron: ¿Dónde está el SEÑOR que nos sacó de Egipto, que nos guio por el desierto, por tierra seca y en ruinas, que nos guio por tierra oscura y peligrosa, una tierra inexplorada donde no se puede vivir. Jeremías 2:6.

Pero es precisamente en el desierto donde mejor estamos cuidados por las manos protectoras de Papá, aún en medio de las lágrimas y la angustia; en el desierto experimentamos largos momentos de silencio, es allí donde mejor podemos escuchar la voz del Amado, aunque también en la mayoría del tiempo que estamos en el desierto, Dios puede callar. Eso hace que pensemos, reflexionemos y decidamos un cambio en medio de la agonía y los gemidos, es el perfecto momento en que somos consolados y abrazados por Dios, aunque Él guarde silencio, nos sigue mirando, oyendo y protegiendo de todo peligro que hay en el desierto…Ellos verán la gloria de YHWH, la hermosura del Dios nuestroIsaías 35:2b.

En el desierto Dios nos susurra, pero estamos tan metidos en el dolor, la angustia y el deseo de salir que ahogamos su dulce, tierna y poderosa voz; de lo que estoy totalmente convencida es que Dios seguirá hablando hasta que le prestemos atención, pero nos metemos tanto de nuestros propio dolor, que no lo escuchamos, por eso muchas veces, en el desierto nos deslizamos más y más hasta lo profundo del hoyo, quedamos en una encrucijada de abatimiento donde todo parece oscuro y sin final, Yo confié sinceramente en el SEÑOR, y Él escuchó mi oración. El SEÑOR me sacó del pozo de la destrucción; me sacó del barro y del lodo, puso mis pies sobre la roca, en tierra firme donde yo puedo andar con seguridad. Salmos 40:1-5.

Dios sabe lo que hace, nosotros muchas veces no, Él nunca ha perdido el gobierno de la vida de sus hijos, pero lo lindo del desierto es que crecemos a niveles extraordinarios de espiritualidad y comunión con el Amado. En el desierto con Dios bien podemos ser águilas que vuelan contra la tormenta, porque allí hay gran liberación y nuestra vida se transforma, podremos clamar y danzar como lo narra el salmista por su divina libertad, Preparen en el desierto camino para el SEÑOR, hagan camino recto delante de Él. Isaías 40:3-5.

Cuando ya ha pasado un buen tiempo, y hemos llorado hasta el cansancio, hasta que nos vence el sueño, hasta que no quedan fuerzas al punto de ser como hojas batidas por el viento, cuando hemos hablado en oración de tal manera que ya no nos quedan palabras, es ahí cuando el Amado interviene, y suceden cosas increíbles y gloriosas, Juan Bautista empezó a hablarle a la gente en el desierto y decía: Cambien su manera de pensar y de vivir, porque el reino de Dios está cerca. Mateo 3:3.

Empezamos a ver el mover extraordinario del buen Padre: personas inesperadas nos tienden sus manos, puertas desconocidas se abren, el día se aclara y nuestros movimientos son sorprendentes, tanto que las cosas comienzan a solucionarse, la tristeza se cambia en risa, el dolor en alegría y la soledad en compañía, la presencia del Amado se hace tan palpable, que no puedes hacer más que llorar de alegría, dar gracias y alabar porque vemos el sol brillar y el horizonte abierto, sabemos que pronto saldremos de la encrucijada, Pues el Señor tu Dios te ha bendecido en todo lo que has hecho; Él ha conocido tu peregrinaje a través de este inmenso desierto. Por cuarenta años, el Señor tu Dios, ha estado contigo, nada te ha faltado, Deuteronomio 2:7.

Dios a veces nos lleva al desierto como sucedió con Jesús cuando fue llevado por el Espíritu para ser tentado, otras veces somos nosotros con nuestra testarudez, necedad y nuestra locura emocional que suscitamos ser llevados al desierto, porque estamos tan arranchados en algo que casi obligamos a Dios a que haga lo que queremos; por eso se hace necesario que pasemos por tiempos de dolor y sufrimiento de fuerte trato en el desierto; ese tiempo en realidad es de bendición para que empecemos a ver mejor las circunstancias, lo que hicimos, lo que haremos y lo que cambiaremos, ahora todo es más claro y nos damos cuenta cuán equivocados estábamos; quizá a todos NO les pase lo mismo, pero a mí sí me pasó, y aprendí bien la lección en contra de lo que yo creía era lo mejor, pero no era así Y Abba Padre me sacó de mi error y me condujo a sus propósitos y depósitos de bendición, Marcos 1:4  y Lucas 3:4.

Los hijos de Dios, tarde o temprano serán llevados al desierto, para experimentar quebrantamiento, la vasija del yo viejo tiene que romperse para ser humillada y transformada para que aprendamos a amar con profundidad al Perfecto Amor Jesucristo, y a la gente. Las crisis nos hacen más fuertes, el refugio divino se hace más palpable que nunca y su presencia se hace visible, Entonces me invocarán y vendrán, y orarán a Mí y YO los oiré, y me buscarán y me hallarán porque me buscarán de todo su corazón. Y seré hallado por ustedes, dice YHWHJeremías 29:12-14 y 33:3.

Aunque en el desierto lloramos y nos damos contra el mundo, en lo profundo del corazón hay felicidad porque experimentamos el amor de Dios en medio del dolor, la fe nos hace sentir seguridad de que saldremos de allí y anhelaremos lo mejor del Padre Dios, YO le seré a él por Padre y él me será por hijo. Y si hace mal, YO lo castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi  misericordia no se apartará de él...2 Samuel 7:14-15.

La primera persona interesada en que pasemos desiertos espirituales es nuestro Creador: Juan bautista habitó en el desierto para prepararse en la predicación del Evangelio del arrepentimiento, Juan 3:1-4; Jesús, fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el enemigo; allí fue probado y fortalecerse para cumplir su misión redentora del Calvario, Mateo 4:1-11. Moisés fue al desierto para aprender a adorar, depender de YHWH y pastorear a Israel para sacarlo a la libertad; en el desierto nos surge la adoración espontánea con palabras que salen sinceras del corazón.

Oseas nos dice que Dios nos atrae al desierto para que vayamos en pos de su presencia; en el desierto nuestra fe es desafiada, para que reconozcamos que la única fuente de ayuda y provisión solamente es Dios, 1 Samuel 23:14-15. Esa es la razón por la cual en el desierto, no encontramos ayuda ni consuelo humano, en el desierto aprendemos a depender totalmente del Amado. Cuando llegamos hasta el fondo, aprendemos la verdadera comunión y amistad con el Eterno. Así que si estás en un desierto, no te quejes, no reclames, no reniegues, no trates de buscar soluciones porque te quedarás sin fuerzas; adora, canta, ora, gime o guarda silencio, pero préstale atención al Gran Sabio, escúchalo, Él tiene mucho que decirte, enseñarte y corregir en el desierto, 1 Reyes 17:2-6.

Si tú estás pasando por uno de esos desiertos, quizá por haber hecho un negocio equivocado que ahora te lleva del cuello, una relación fuera de la voluntad del Padre, un viaje fuera de tu país sin la aprobación divina, una deuda por una fianza, momentos de escasez y de hambre a causa de una mala decisión, etc., quiero decirte, No temas, no te aflijas, no te angusties, no desmayes, sigue agarrado de Dios, aférrate a su presencia, no salga de allí, clama, gime, grita, humíllate, busca su rostro con desespero y da toda tu vida a Él, Dios está contigo; si con fe, paciencia y confianza en Dios asimilas pronto la lección, en esa misma medida saldrás, de lo contrario, seguirás hasta que aprendas y te humilles, Génesis 21:20.

Te aseguró que habrá valido la pena el dolor y el sufrimiento, porque lo que viene después es extraordinario, experimentarás la paz, libertad y alegría que solo Cristo puede dar, porque lo que el Señor hará será sorprendente y extraordinario. Soporta pero mantente firme en el Amado Rey de gloria, Él con toda la fuerza de su amor, te sacará en victoria. Dispón tu tiempo, tu corazón y toda tu vida a Cristo, ve continuamente ante Él, háblale, cuéntale, explícale, pregúntale, dilo todo a Él, será algo incomparable, será algo demasiado hermoso, YHWH está en medio de ti, poderoso, Él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos, Sofonías 3:17. ¡Aleluyaaa! 


Cada desierto y cada prueba que nos sobrevine, no es otra cosa que una gran necesidad de que Él nos llene y nos haga ver lo que Él puede SER como Padre y lo que puede HACER por nosotros, como nadie más lo haría.


Lic. MEHC, hija del Dios vivo real y verdadero y servidora de su reino.