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3 ago 2016

NO ADULTERES-SÉPTIMO MANDAMIENTO



SÉPTIMO MANDAMIENTO BÍBLICO

No cometerás adulterio, Éxodo 20:14.Levitico 20:10; Deuteronomio 20:18  

No te acostarás con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella. Levitico 18:20.

Ustedes han oído que se dijo: No cometan adulterio. Pues YO les digo: Todo el que mira a una mujer para desearla, ya cometió adulterio con ella en su corazón, Mateo 5:27-28.

El séptimo mandamiento es uno de los que más se quebranta y se viola por miles de pesonas, al mirarlo a la ligera y estimarlo despectivamente, es una ordenanza demasiado importante porque es la base sobre la cual se mantiene el orden y la estabilidad de la civilización humana que es la familia estable con papá, mamá e hijos respetuosos de Dios y de sí mismos; por eso la familia es la más atacada por satanás y sus demonios con la infidelidad y desamor de los esposos, el irrespeto de la mujer y la rebeldía de los hijos. Que todos respeten el matrimonio y mantengan la pureza de sus relaciones matrimoniales; porque Dios juzgará a los que cometen inmoralidades sexuales y a los que cometen adulterio. Hebreos 13:4. No se puede construir una familia sana con infidelidad e irrespeto.

La fidelidad marital es fuertemente atacada con relaciones sexuales ilícitas que averguenzan y destruyen no solo la familia y la dignidad humana, sino también el diseño perfecto de Dios para el hombre y la mujer con principios establecidos para ser enseñados desde el matrimonio y aprendidos dentro de la familia. La fidelidad conyugal y el respeto de los integrantes de la familia es tan sagrada que la biblia compara el adulterio con el pecado de idolatría, lo cual Dios aborrece grandemente, algo que trajo terribles y tristes consecuencias para el pueblo de Dios, y fue tipificado y ejemplifificado de muchas maneras a través de los profetas por muchos años, para advertir disciplina y juicios que finalmente por no atender, los condujo al exilio y la destrucción. En todo caso, cada uno de ustedes, ame a su mujer como se ama así mismo, y que la mujer respete a su marido. Efesios 5:23.

Así como el idólatra tiene otros dioses, el adultero tiene relaciones extrañas con alguien fuera del hogar, lo cual Dios condena, Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adultera indefectiblemente serán muertos, Levítico 20:10. Así como el idólatra traiciona a Dios y se engaña en su fe y su amor, así el adúltero se engaña a sí mismo y traiciona su voto de compromiso total dado a su cónyuge al casarse; sólo con la ayuda de Dios y Cristo en el centro de la familia, puede ser posible la fidelidad, estabilidad y orden en un hogar.

El adulterio conyugal, irrespeto y rebeldia en la familia son pecados cometidos por personas que no están bien cimentadas en Dios y su palabra, por eso hay manifiestaciones terribles en la sexualiad y las relaciones personas de los componentes de la familia. En hebreo y griego es profundo su significado: anatema, traición, deslealtad, violación, corrupción, inmoralidad, grosera irresponsabilidad y dura falta de respeto consigo mismo y los otros por falta de temor a Dios y desobediencia a sus instrucciones que son vida. Ezequiel 16:32. ¡Ay de los que llaman mal al bien y al bien mal, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo, Isaías 5:20.

El orden divino establece relaciones serias, responsables y ordenadas dentro del matrimonio y la familia, pero es triste ver que en todas partes del mundo se hace caso omiso a este supremo mandamiento que protege no solo lo sacro y lo puro de las relaciones sexuales matrimoniales, sino que protege la pureza y estabilidad del hogar contra otras formas de inmoralidad como la fornicación, la prostitución, la sodomía y mucho más. Y quien halla esposa halla la felicidad; y muestras de su favor le ha dado el SEÑOR. Proverbios 18:22.  

Lo único que debe separar a los esposos es la muerte, porque mientras vivamos debemos obedecer la ley de Dios, Romanos 7:1. El adulterio y el divorcio están totalmente en contra de la ley de Dios, Él es fiel y quiere que las parejas de su pueblo, los matrimonios sean leales y fieles el uno al otro, para que tanto ellos como los hijos puedan comprender la profundiad del amor De Dios en la familia estando juntos. Por eso el adulterio es una amenaza contra la unidad familiar, que es el eje de una sana y organizada sociedad, y cualquier cosa que atente contra la estabilidad familiar es prohibida en las Escrituras. En el pasado como en el presente, la ley moral de Dios es vigente y exige compromiso y responsabilidad en un alto grado de moralidad dentro del matrimonio. Si un hombre hace un voto ante el SEÑOR, o hace un juramento para imponerse una obligación, NO faltará a su palabra; hará conforme a lo que salga de su boca. Números 30:2.

La voluntad y el orden de Dios  es que se mantenga inquebrantable el pacto y el compromiso matrimonial que hacen un hombre y un mujer a la hora de casarse. Pero la falta de espiritualidad y de conciencia humana a las cosas santas los lleva a tener un comportamiento pecaminoso que rompe y hace que se pierda la bendición familiar dada por Dios. Así que cuando alguno de los dos abandona al cónyuge, sea el hombre o la mujer, y se separa de su familia para vivir con otra persona ajena al hogar, comete adulterio e infidelidad en tres aspectos:

a) A Dios que bendice la decisión de los cónyuges, los une en su sabiduría y conforme a su plan; el hombre peca y está expuesto a la condenación porque destruye lo que Dios ya bendijo. b) Al cónyuge porque ha hecho pedazos los votos y las promesas de estar unidos en todo tiempo y circunstancia, comprometidos en uno solo para ser fieles por el resto de sus vidas y c). A su familia porque ha roto y despreciado la bendición de Dios para sus hijos, ha causado sufrimiento y pérdida rompiendo corazones y haciendo cambios abruptos que trascenderán profundamente la vida de todos ocasionado dolor, ira, soledad y muchas otras cosas terribles. El que comete adulterio no tiene entendimento; y destruye su alma el que lo hace. Proverbios 6:32.

Ser infieles, cometer adulterio y divorciarse es violar la ley de Dios, Porque: No adulterarás, no asesinarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley de Dios, es el amor. Romanos 13:9-10. Nuestra responsabilidad es amar al prójimo como nos amamos cada uno de nosotros, cuánto más entre los esposos y todos los integrantes de la familia que son lo más valioso después de Dios y son el prójimo el uno del otro.

El Salvador elevó el sentido de moral y pureza para los cristianos extendiendo el concepto de adulterio, y aclarando que ser infiel no está limitado solo al contacto sexual entre un hombre y una mujer no esposos; porque se comete adulterio con solo mirar y desear a otra persona fuera del cónyuge, y lo grave de todo esto, es que: los adúlteros nunca se sacian de pecar, seducen a los inconstantes e inestables, porque tienen el corazón lleno de codicia, y están bajo la maldición de Dios. Se han apartado del buen camino, siguen el camino de Balaam a quien le encantaba hacer el mal, 2 Pedro 2:14-15.

También nuestro Salvador dijo que si un esposo o una esposa se divorcian, a no ser por motivo de fornicación, po-néi-a, del griego, el segundo matrimonio de cualquiera de los dos será adulterio. Incluso si un hombre soltero toma a una mujer divorciada será culpable de adulterio, Y les digo que el que se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio, a menos que la esposa le haya sido infiel, Mateo 19:9. Y hacen que los demás separados que se unan nuevamente cometan adulterioMateo 5:32.

Adulterio es pecar contra Dios, fallarle al cónyuge y los hijos y destruirse así mismo: La esposa de Potifar trataba de seducir a José, pero él entendía este mandamiento con claridad, por eso le dijo: No hay otro mayor que yo en esta casa, Él amo no me ha negado nada, con excepción de usted porque es su esposa, Génesis 39:9. Así José se guardó contra el adulterio, porque Dios mismo juzga a los adúlteros y todo el que persista en este pecado no podrá entrar al reino de los cielos a menos que se arrepiente y abandone este estilo de vida, Y vendré a ustedes para juicio; y seré un testigo pronto contra los adúlteros y hechiceros, contra los que mienten, y los que defraudan en su salario a sus trabajadores, a la viuda y al huérfano, y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de Mí, dice Jehová de los ejércitos, Malaquias 3:5.

¿Acaso no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se equivoquen; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios, 1 Corintios 6:9-10. Y cualquiera que comete adulterio es falto de entendimiento; el que lo hace está arruinando su propia alma, heridas y vergüenza hallará, y su afrenta nunca se borrará, Proverbios 6:32-35.

Los apetitos del cuerpo difícilmente se pueden dominar sin la presencia y ayuda del Espíritu Santo, Él es el único que pude darnos el dominio propio para vencer la promiscuidad, la lascivia, la lujuria y todos los apetitos de la carne,  Porque del corazón del hombre salen los malos pensamientos, el adulterio, las fornicaciones, los homicidios…las maldades, el engaño, la lujuria…todas estas maldades de dentro salen y contaminan al hombre, Marcos 7:21-23.

El adulterio provoca separaciones que rompen la oportunidad de transmitir principios, valores y virtudes a los hijos de generación en generación; el compromiso fiel del esposo con la esposa y los hijos le ayuda a ser persona conforme al corazón de Dios  maduros, seguros y ejemplares, pero la infidelidad hace a las personas inseguras, inestables e irresponsables no solo consigo mismos sino con los demás. El SEÑOR es testigo entre tú y la mujer de tu juventud, contra la cual has obrado deslealmente, aunque ella es tu compañera y la mujer de tu pacto. Malaquias 2:14.

Nuestros niños, jovencitos y jóvenes necesitan volver a experimentar la vida en familia, único lugar donde se suplen las necesidades emocionales, espirituales y materiales más profundas del ser humano. Es importante que tanto los hombres como las mujeres reconsideren su lugar de padres para deberse uno al otro y ofrecer a sus hijos un estilo y ciclo vital estable, seguro y feliz. Los injustos NO heredarán el reino de Dios...1 Corintios 6:9-10.

La deslealtad que se vive con el adulterio provoca que nazcan niños sin un hogar propio, con un futuro incierto, con padres y madres ausentes y alejados unos de otros, los padres se hacen personas frías, distantes e indiferentes a las necesidades personales de los hijos que corren el riego de ser dañados por el mundo. Nuestros cuerpos son son miembros de Cristo no de una ramera. 1 Corintios 6:15.

Las consecuencias nefastas del adulterio causan daños emocionales terribles a todos los integrantes de la familia, ya que la traición, el engaño, la mentira y un doble estilo de vida se vuelven el pan diario de muchos hogares víctimas de la infidelidad, haciendo que se pierda la confianza y se multiplique el mal ejemplo con vidas falsas, máscaras y apariencias en torno al engaño y la desconfianza. Las relaciones sexuales fuera del matrimonio mantienen a los cónyuges con los pensamientos y la mente centrados en un tercero, que viene a ser un intruso y extraño en la intimidad del seno familiar provocando ruptura emocional y relacional en todos los aspectos del hogar. Almas adúlteras que se hacen enemigos de Dios porque viven en amistad con el mundo. Santiago 4:4.

El séptimo mandamiento fue ordenado por el Señor porque Él siempre ha estado interesado en salvaguardar la integridad del hogar, la armonía familiar y la perpetuidad del matrimonio; Él quiere que las relaciones sexuales dentro del matrimonio sean de satisfacción y bendición mutua, para que el amor trascienda a la humanidad desde la familia, aportando a la naturaleza personas sanas e integras que sean multiplicadores de organización, bienestar, orden y afecto. Ya no son dos, son uno, y lo que Dios une ningún hombre lo puede separar. Mateo 19:6. Así que escojan bien, piensen y decidán correctamente guiados por el Espíritu Santo antes de casarse.

Hombres y mujeres nos necesitamos unos a otros para complementarnos, apoyarnos y ayudarnos dentro de una relación natural, amorosa y divina de familia que permita el pleno desarrollo y crecimiento personal y colectivo, con cada uno en su lugar, como la mejor forma de evitar ser dominados por los apetitos y las pasiones desordenadas del cuerpo y que impidan caer en tentaciones inmorales. Porque es del corazón que brota el pecado y el cuerpo lo ejecuta. Mateo 7:20-23.  

Es urgente rescatar la fidelidad y el respeto sexual del matrimonio que hoy está desvalorizado, porque el libertinaje sexual hace que la intimidad del sexo sea vulgarizado, comercializado, ridiculizado, traficado y plagado de perverso y falso placer momentáneo que solo es esclavitud pecaminosa con cualquiera, causando un gran mal a la sociedad y que Dios descalifica y condena, Porque los cobardes e incrédulos, los corruptos y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la condenación eterna, Apocalipsis 21:8. Las relaciones matrimoniales ante los ojos de Dios son sagradas.

La humanidad necesita la guía de la palabra de Dios que ofrece no solo con el Séptimo Mandamiento, sino con muchos pasajes más de las Escrituras para definir claramente la intimidad de la pareja matrimonial y acabar con tanta infeliz promiscuidad y grotesca inmoralidad actual. Bebe el agua de su propio pozo, comparte tu amor solo con tu esposa. ¿Para qué derramar por las calles el agua de tus manantiales teniendo sexo con cualquiera? Deben reservarse solo para los dos: jamás lo compartan con los desconocidos. No compartas con nadie la intimidad de tu matrimonio. ¡Bendita sea tu esposa, la novia de tu juventud! Ella es como una linda venadita; deja que su amor y sus caricias te hagan siempre feliz, Proverbios 5:15-23.

La sexualidad, fue idea por Dios, contrario a lo que la gran mayoría ha pensado desde hace mucho tiempo, Dios quiere que hombre y mujer se unan y disfruten de intimidad placentera y estable, por eso instituyó el matrimonio. La sexualidad del matrimonio debe transmitir aprecio, ternura, admiración, respeto y amor por parte de cada uno de los cónyuges provocando bienestar y contentamiento al hogar, Todos deben considerar el matrimonio como algo muy valioso. El esposo y la esposa deben ser fieles el uno al otro, porque Dios castigará a los que tengan relaciones sexuales prohibidas y sean infieles en el matrimonio, Hebreos 13:4.

El gozo y la confianza que se deriva del uso correcto de la sexualidad repercute directa y positivamente las relaciones personales no solo en la familia, sino con la gente de afuera, especialmente es favorable a los hijos porque ven con sus ojos que sus padres se aman y valoran con respeto y fidelidad. Por eso el Creador estableció la perpetuidad y armonía del vínculo matrimonial. Disfruta de la vida con la esposa que amas, todos los días de tu vida fugaz que te son dados debajo del sol; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol, Eclesiastés 9:9. Por eso, con respecto al adulterio Dios advierte: ¿Y por qué hijo mío andarás ciego con la mujer ajena, y abrazarás el pecho de la extraña? Porque los caminos del hombre están ante los ojos del Eterno, y Él considera todas sus acciones. Al perverso lo prenderá su propia iniquidad, y las cuerdas del pecado lo retendrán…¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus pies quemen? Así es aquel que se llega a la mujer de su prójimo; no quedará impune ninguno que la toque…Heridas y vergüenza hallará, y su afrente nunca será borrada,  Proverbios 5:20-22 y Proverbios 6:27-29 y 33.

Estas palabras no son solo advertencias sin sentido, Dios hace aclaraciones acerca de las consecuencias del adulterio, la fornicación y la impureza sexual, lo cual vemos con los terribles estragos que en todo el mundo han causado las relaciones sexuales fuera del matrimonio: El deterioro personal, la inmoralidad en la sociedad que causa y sigue causando angustia, sufrimiento, dolor en el alma, destrucción de vidas, derrumbe de familias, vergüenza y ruina en sociedades enteras, porque el pecado es afrenta de las naciones, Proverbios 14:34. Porque también se comete adulterio y fornicación viviendo sin casarse y sin compromiso legal ni personal uno al otro. Cuando llegan los problemas simplemente se separan en vez de aprender juntos las difíciles lecciones de lo que es amor, apoyo y lealtad mutua.

Tristemente la gran mayoría toma livianamente la vida sexual y se niegan a pensar en las deplorables consecuencias de relaciones íntimas manejadas a la ligera y por impulsos viscerales; muchos reclaman derechos sin ejecutar sus obligaciones morales personales, imaginando que su desenfreno no le causará daño a nadie. Esgrimen argumentos que justifican conductas sexuales ilegales, perversas, anómalas y antinaturales, pasando por alto lo establecido por Dios, pecando y haciéndose daño a sí mismos, El que comete adulterio es falto de entendimiento y corrompe su alma el que tal hace, Proverbios 6:32.

Además de todo eso, el adulterio y la perversión sexual dañan la mente, tuercen el carácter, desvían la voluntad y corrompen el alma, Pablo lo expresó así: Huyan de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre comete, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca, 1 Corintios 6:18. Es una advertencia para hombres y mujeres puesto que Dios no hace acepción de personas, Hechos 10:34.

La extralimitación en las relaciones sexuales ilícitas produce enfermedades que ya todos conocemos, y ha costado vidas humanas, aunque es irónico ya que miles de personas siguen cediendo ante sus impulsos sexuales impuros y pervertidos debido a las costumbres malsanas que los daña, esclavizan y vician a muchas más personas que los rodea. Levítico 20:13, 1 Reyes 14:24,  Romanos 1:21-27, 1 Corintios 6:9, Gálatas 5:21. Etc.

Señor te pedidos que toques los corazones de los esposos y esposas en nuestra comunidad, para que tu Hijo Amado Jesucristo sea el centro de toda familia y los cónyuges se amen firmemente hasta el final guardando su compromiso de amor que un día los unió, y de esta manera tengamos niños, jovencitos y jóvenes felices, llenos de afecto natural y dispuestos a vivir en pureza y verdad tal como Tú lo estableces, en el nombre de Jesucristo te lo pedimos, Amén.

Lic. MEHC. Hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.