En hebreo la palabra jattáʼth, es pecar, significa hacer perversión
saliéndose de lo correcto, es decir, torcerse y desviarse del camino indicado,
equivocándose en NO alcanzar el objetivo exacto y establecido por el orden
divino. También significa
infringir un mandato con rebeldía y desobediencia, saliéndose del camino directo
para tomar atajos. Pecado es rebeldía y terquedad
contra Dios por voluntad propia, abandonando el estándar original de perfección
establecido por el Padre y evidenciado en Jesucristo.
Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. Romanos 3:23.
Y El alma que peca, esa alma morirá. Ezequiel 18:4.
La Biblia define el pecado de la siguiente manera: trasgresión e infracción de
la ley de Dios, 1 Juan 3:4, violar los mandatos pasándolos por
alto, ignorándolos sin tenerlos en cuenta, 1
Juan 3:4: rebelión en oposición a Dios quebrantando
la Palabra con soberbia, ego inflado y obstinación
Isaías 1:2, Deuteronomio 9:7; impureza moral
dando rienda suelta a los apetitos de la carne (alma-cuerpo), traspasando los límites de lo
decente con una procaz manera de vivir. Josué
1:18, Romanos 7: 7-24.
Es considerado pecado ignorar los asuntos de Dios con deuda a la justicia por tendencia
y predisposición a no sujetarse a la autoridad, y dejando de hacer el bien
cuando es debido. Mateo 6:12.
Es pecado: los pensamientos que maquinan malas intenciones, Mateo 5:28; injusticia por avaricia y dureza del corazón centrándonos en el propio bien particular pasando por encima de los demás, Levítico 19:15, colosenses 3:23; indiferencia al dolor ajeno dejando de hacer lo bueno, Santiago 4:17; incredulidad y duda, porque todo lo que NO proviene de fe es pecado, 1 Corintios 15: 17 y 56. Prevaricación que es corrupción en el gobierno, la vida pública y los negocios, Proverbios 2:6-15. También pecado es Iniquidad, Awón en hebreo indicando personas y acciones torcidas que vienen desde el vientre, siendo culpables y dignos de muerte por pecar en la peor forma, Salmos 51:5; la iniquidad puede ser por herencia y voluntad propia de hacer el mal, pero arrastrando con las consecuencias. Jeremías 32:18 y Números 14:18-19,
El pecado como errar al blanco es hacer algo
despreciable y aborrecible a los ojos de Dios satisfaciendo las pasiones humanas
ofendiendo al Santo, porque es rebelarse haciendo caso omiso a las enseñanzas,
instrucciones y principios de Dios. Pecado es rechazar la existencia del Creador
que sobrenaturalmente dio origen a todo el universo en un diseño perfecto,
inteligente, en orden, formas, colores, sonidos y armonía perfecta.
Para vencer el pecado hay que vivir en Cristo, porque
el pecado afecta negativamente nuestro corazón, la manera de vivir, los hábitos,
la salud mental, el cuerpo y el alma, y la iniquidad por su parte es diabólica,
es maldición generacional por transgredir los mandamientos de Dios, lo cual
destruye y acaba con familias enteras, pero Cristo es nuestro Redentor y su
Espíritu nuestra ayuda para traer arrepentimiento, transformación y salvación
eterna.
Ante Dios el
pecado es pecado, por leve o insignificante
que parezca a los ojos humanos. El
pecado es odioso y letal como un microbio, como una bacteria, como la levadura,
semejante al cáncer que se granda, se disemina y da origen a la descomposición integral
como una plaga que daña y mata; “Hay Camino que al hombre le parece derecho; pero su
fin es camino de muerte.” Proverbios 14:12 y 16:25.
La Biblia dice que un poco de levadura fermenta toda
la masa, haciéndola crecer y aumentándole el tamaño, Gálatas 5:9;
así es el pecado en el corazón humano es como un virus que invade, corroe el
alma y avanza implacablemente si no se le pone fin, “Cacen las zorras pequeñas, porque echan a perder
grandes viñas.” Cantares 2:15.
Este texto bíblico hace referencia a esos “pecadillos” que vemos como
insignificantes y sin importancia, pero que al hacerlos un hábito terminarán
por esclavizarnos, acabarnos y llevarnos a la perdición.
El pecado en el concepto humano es un placer, pero es
maldad e injusticia, desviación moral y ética, haciendo cosas contrarias al
bien, como resultado de malas intenciones, conducta ofensiva y dañina hacia un
semejante, la creación y el diseño perfecto de Dios. El pecado es el mayor
impedimento en la relación del hombre con su Creador, 1 Juan 5:17. Pecado
es no reconocer que somos pecadores y que Dios es Santo, siendo tercos y
desobedientes, haciendo parecer a Dios como mentiroso e infiel, cuando en
verdad debiéramos parecernos a Él.
La raza humana es pecadora por naturaleza, Marcos 7: 20-21,
y toda persona peca por voluntad propia, Juan
3:19.
Por todo esto, no es bueno compararnos con otros y mucho menos convertirnos en
jueces de nadie. No podemos escapar al fracaso de ser justos ante nuestros
propios ojos. Solo cuando entendemos nuestra debilidad y vulnerabilidad personal
podremos acogernos al sacrificio expiatorio de Jesús, como única vía de
salvación, justificación y cambio, y si nos comparamos ha de ser con Jesucristo
para ser mejores personas cada día.
El pecado se
originó en el mismo cielo cuando Satanás quiso ser Dios para suplantarlo y
recibir adoración, así se rebeló arrastrando consigo a la tercera parte de los ángeles del cielo, los que
hoy son ángeles caídos y demonios. Isaías 14: 12-15; Ezequiel 28:12-17 y Apocalipsis 12:7-9. El pecado en
la raza humana comenzó desde Adán y Eva como narra Génesis 3, desde ese
día aparecieron muchos impedimentos en nuestra perfecta comunión y amistad con nuestro
Creador y Salvador alejándolos de su presencia y evadiendo su misericordioso
amor.
Dios quiere que aceptemos nuestra condición caída, y que admitamos nuestra responsabilidad ante el pecado, para alejarnos de él y de todo lo que nos distancia trágicamente de Dios, porque tenemos promesas salvadoras en Cristo para acogernos a ellas esforzándonos por ser puros. “Dios tiene poder para salvar y tiene buenos oídos para oír. Pero la maldad de ustedes los ha separado de Él. Sus pecados han hecho que Dios se tape los oídos y no quiera escucharlos.” Isaías 59:1. BPT.
Es nuestra decisión resistir al diablo y la tentación de creernos justos cuando nos apoyamos en las buenas obras, Jeremías 17: 7-8. Bendita la persona que confía en Dios y depende de Él por fe, será como un árbol plantado junto a las aguas, y en la corriente echa raíces, será verde aún en tiempos de sequía, no habrá fatiga y no cesará su fruto. Salmos 1:3. Parafraseado.
Nada más claro para entender que hay cielo e infierno, que el pasaje del rico y Lázaro, en Lucas 16:19-31. Habla acerca de un hombre rico y uno pobre; ambos murieron. el pobre fue llevado por los ángeles al seno de Abraham, (representa el cielo cuando Cristo aún no había sido glorificado); y el rico murió y fue enterrado y atormentado en el hades o infierno, allá alzó sus ojos y vio de lejos a Lázaro en el seno de Abraham. Pero el SEÑOR aclara que en el cielo el pobre era consolado mientras el rico era atormentado. Este es el destino final de Satanás y para quienes rechazan a Cristo y su evangelio salvador de la cruz.
El pecado trae consecuencias tristes y lamentables: a) Muerte espiritual que es separación de Dios mientras se está vivo, 1 Corintios 15:56; Isaías 59:1-2, Apocalipsis 20:10. b) Muerte física pues no somos eternos, sino que envejecemos y morimos, Romanos 6:23. c) Muerte eterna o segunda muerte, eternamente sin Dios y sin oportunidad de arrepentimiento, el alma que es nuestra esencia personal es echada en el infierno, Apocalipsis 21:8; 20:14-15, d) El pecado roba las bendiciones mientras estamos en la tierra, Jeremías 5:23-31; e) Otras consecuencias del pecado son la enfermedad, los problemas, dolores, angustias, debilidad, cargas pesadas, opresión demoníaca, y todo lo que roba la paz, etc. Ezequiel 18:4 Proverbios 14:12 y 16:25. Salmos 32:3-5.
Concluimos este tema diciendo que nuestra responsabilidad ante el pecado es ser santos imitando a Cristo, velar, orar y cuidar nuestro cuerpo y nuestra alma contra las tinieblas, el mundo y la carne. Jeremías 17: 9-10, Efesios 4: 17-32. Por eso es crucial y de suma importancia, reconocer que somos pecadores necesitados a diario del Santo para que cuando nos vayamos de este mundo, lleguemos a la mansión eterna en la presencia de Dios, lo que significa ser salvos y tener vida en el cielo. Proverbios 4:23, 23:7 y 24:9; Ezequiel 18: 31-32, Santiago 1:13-16.
El pecado no paga, cobra, porque cuando pecamos se nos complica la vida y nos robamos a nosotros mismos las bendiciones de las promesas dadas por Dios, pero vivir en pureza nos facilita vivir con bienestar, obteniendo paz y gozo en amistad con Cristo y comunión con el Espíritu Santo. Porque el pecado se paga con la muerte, pero el regalo que Dios es la vida eterna en Cristo Jesús. Romanos 6:23. Lea Hebreos 9:26-28.
“Cuando un hombre descubre sus faltas, Dios
las cubre. Cuando un hombre las esconde, Dios las descubre. Cuando un hombre
las reconoce, Dios las perdona y olvida.” — San Agustín.
- 2 Crónicas 34:25
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- Romanos
1:18. ________________________________________________________
- Juan
3:36. ___________________________________________________________
- Amos
2:6-7 ___________________________________________________________
- Isaías
10: 1-2 _________________________________________________________
- Romanos
2:5 ________________________________________________________