OÍR LA VOZ
DE DIOS
Cuando
Moisés entró en el Tabernáculo del Testimonio para hablar con el Señor, escuchó
que Él Señor le hablaba desde encima del propiciatorio del Arca de la Alianza,
de en medio de los dos querubines, Números 7:89.
Parecido
al arco iris cuando aparece entre las nubes en un día lluvioso. De esta manera
se me presentó la gloria del Señor. Al verla, me incliné hasta toar el suelo
con la frente, luego oí su voz que me hablaba, Ezequiel 1:28.
A veces
creemos que poder oír la voz de Dios es algo extraño y sólo para ciertas
personas, pero la realidad es que como Dios no es propiedad privada, Él nos
habla a todos, especialmente a los cristianos, a los que tienen comunión,
amistad e intimidad con Él, Dios no está sujeto ni al espacio ni al tiempo, por
lo tanto nos puede hablar en cualquier momento y en todo lugar. Dios le habló a
Jonás en un barco, en medio del mar y cuando éste estaba enojado, Y
YHWH le dijo a Jonás: ¿haces bien en enojarte tanto? Jonás 4:4.
Dios nos
habla primeramente por su palabra, por una enseñanza del evangelio, por la
predicación en la congregación, a través de una persona, en sueños, en visiones,
por la creación, por acontecimientos, a través de nuestra conciencia y algunas
veces audiblemente en momento y circunstancias apremiantes y especiales, El
ángel de YHWH se le apareció a Gedeón y dijo: YHWH está contigo, varón
esforzado y valiente Gedeón le respondió: Ah Señor mío, si YHWH está con nosotros,
¿Por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que
nuestros padres nos han contado… Y mirando YHWH a Gedeón le dijo: Ve con esta
tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¡Acaso no SOY YO
quien te envío?...Ah, Señor YHWH, que he visto al Ángel de YHWH cara a cara.
Pero YHWH le dijo: Paz a ti, no tengas temor, no morirás, Jueces 6:12-23.
Dios sigue
hablando a través de Jesús y su palabra, escuchar la voz de Señor de universo,
es algo que todos deseamos, unos más intensamente que otros, pero no es nada
extraño ni difícil, además Él quiere siempre dejarse oír, ¿puedes creer que
Dios nos habla en los rugidos de la tierra cuando tiembla, en el ruido de las
olas, en los truenos, en la lluvia, en el correr del agua, en el canto de los
pájaros, en una mariposa que vuela cerca o alrededor de ti?
Cuando nos ejercitamos en oír a Dios como al amigo fiel, podremos escucharlo todos los días continuamente, cuando vamos por el camino, cuando trabajamos o cuando paseamos y descansamos, Y oyeron la voz de YHWH Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de YHWH Dios entre los árboles del huerto, Génesis 3:8, Elias escuchó varios sonidos de la naturaleza, pero la voz de Dios estuvo en un silvo apacible, dándole instrucciones, animándolo y dirigiéndole hacia lo qué debía hacer.1 Reyes1:18.
Cuando nos ejercitamos en oír a Dios como al amigo fiel, podremos escucharlo todos los días continuamente, cuando vamos por el camino, cuando trabajamos o cuando paseamos y descansamos, Y oyeron la voz de YHWH Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de YHWH Dios entre los árboles del huerto, Génesis 3:8, Elias escuchó varios sonidos de la naturaleza, pero la voz de Dios estuvo en un silvo apacible, dándole instrucciones, animándolo y dirigiéndole hacia lo qué debía hacer.1 Reyes1:18.
1. La voz de Dios no es extraña ni
misteriosa,
Y
los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la
casa se llenó de humo…Isaías 6:4-5. Su voz puede sonar de diversas formas, en
mi caso, por ejemplo la he oído audiblemente en momentos cruciales de dolor y
de prueba en mi vida, consolando, alentando y dándome instrucciones; también cuando
me quejaba y murmuraba oí la voz tronante y fuerte del Señor enojado corrigiendo
mi actitud, ahí, yo caí rostro al piso como desmayada, perdí totalmente mis
fuerzas, mientras Él me seguía hablando; fue algo increíble, duré tres días débil
y sin fuerzas como si hubiera salido de una cirugía. Luego he seguido escuchando
la voz del Señor, de manera normal, como la de un Padre o un buen amigo que me
aclara preguntas, me enseña, me consuela, me dirige y me alienta.
Dios
deja oír su voz todo el tiempo, Él nos habla, pero estamos tan distraídos y desentendidos
que ni lo percibimos, debemos agudizar los cinco sentidos espirituales en
nuestra comunión y amistad con Jesús para hacernos sensibles no solo a su
presencia, sino al sonido de su poderosa, tierna y dulce voz. Dios nos habla
para tratar personalmente con nosotros, corregirnos, guiarnos, dirigirnos,
aconsejarnos, madurarnos y hacernos crecer en el Espíritu. La voz de Dios no es
automática, nos habla cuando menos lo esperamos, basta que lo deseemos con toda
el alma para que Él se deje oír y estar listos para responderle: Habla,
Señor, que tu siervo escucha, 1 Samuel 3:1-21.
En
ocasiones he estado confundida, triste y deseosa de una palabra de aliento,
entonces voy de rodillas al trono de Abba Padre, me postro, cubro mi rostro con
las manos y le hablo a Dios, pidiéndole con todas mis fuerzas que por favor me
aconseje y me consuele a través de su palabra, entonces voy y abro una de mis
biblias menos rayada y trajinada, ahí está su palabra perfecta y
extraordinaria, entonces me alegro, resalto el texto y coloco la fecha, y si es
posible en qué momento me respondió el Señor, Dios quiere hablarnos, pero nos
pide que lo oigamos atentamente para obedecerle, así Él nos
bendice y nos cuida, Éxodo 23:21. No se trata de oír por oír la voz de Dios,
siempre hay un propósito que es conforme a su voluntad, como lo hizo con
Abraham antes destruir a Sodoma y Gomorra, Génesis 18: 17-33.
En
tiempos de turbulencia de un mundo oscuro cargado de maldad, deberíamos
preguntarnos, ¿Para qué queremos oír la voz de Dios? Dios mira las intenciones
del corazón, eso es importante para poder escuchar la voz más poderosa y dulce
del universo, si deseas escuchar al Dueño de todo porque lo amas y deseas
alegrar su corazón haciendo lo que Él ordena, entonces es posible que ya la estés
escuchando y no te has dado cuenta; Porque la palabra de Dios es viva y
eficaz, más cortante que toda espada de doble filo, que penetra hasta partir el
alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos
y las intenciones del corazón, Hebreos 4:12.
2. Escuchamos la voz de Dios en las
escrituras, Mis ovejas oyen mi voz y YO las
conozco, y me siguen, y YO les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie
las arrebatará de mi mano, Juan 10:27. Si amas la palabra de Dios, te confrontarás
con ella, te examinas y la vives, entonces, estás oyendo al Señor, porque es
Dios quien coloca el deseo en el corazón de leer, escudriñar y estudiar su
palabra. Un texto bíblico es suficiente para decir que hemos escuchado la voz
de Dios, Jesús lo expresó en muchos textos del evangelio. Ser hijos de Dios con
fe obediente, y amantes de sus instrucciones, nos permite tener la bendición y
el privilegio garantizado de su presencia, y la gracia de oírlo hablar. La Biblia,
la palabra viva, cobra poder cuando la creemos y la vivimos.
Cuando
Dios nos deja oír su voz, está tratando con nosotros, haciendo su obra
transformadora, está permitiendo que nos conozcamos a nosotros mismos, y que
reconozcamos a los otros en medio de las circunstancias; en esa medida, podemos
identificar nuestro pecado, nuestras falencias y nuestra actitud hacia los
demás, al mismo tiempo, estaremos conociendo mejor al Padre, por lo tanto,
escuchamos a Dios hablar por el espíritu de su palabra, escudriñen
las escrituras, porque ustedes saben que en ellas tienen vida eterna, y ellas
son las que dan testimonio de Mí, Juan 5:39.
Si apartamos
tiempo suficiente y en calma para leer capítulos enteros de la biblia,
estaremos oyendo la voz de Dios; para poder entender lo que Dios nos dice,
debemos tomar la palabra literalmente, porque la Biblia se revela por sí misma,
no saque el texto del contexto, porque Dios es Dios de orden; si no te resulta fácil
entender, ve a una versión de lenguaje popular, y podrás comprender mejor, lo
que Dios te está diciendo.
3. Orar es hablar con Dios, por lo
tanto escuchamos su voz,
Cuando
Cornelio oraba a la hora novena del día, un ángel de Dios entró donde él estaba
y le dijo: Cornelio, mirándolo Cornelio fijamente, y atemorizado dijo al ángel:
¿Qué es Señor? Y le respondió el ángel: Tus oraciones y tus ofrendas, han
subido para memoria delante de Dios, hechos 10:3-4.
No hay
cosa más maravillosa que hablar con Dios cuando oramos, es la oportunidad que
tienes de contarle todo lo que sientes, todo lo que piensas y deseas; es el
momento oportuno para expresarle todo nuestro amor, decirle cuán bello, grande,
santo y poderoso es; cuánto lo necesitamos y deseamos. Dios desea escucharnos
también, cuando derramos nuestra alma ante Él, de seguro, no solo lo oirás
hablar, podrás sentir su abrazo y su presencia exquisita y grandiosa.
Aprendemos a conocerlo de cerca a entrar ante su trono de gloria, el ambiente
cambia, y hasta podrías percibir una aroma extraordinaria.
Hablar
con Dios es el más grande de los deleites, es algo inigualable; puede llegar el
momento en que se entabla una conversación donde tú preguntas y Él responde, o
viceversa. La oración es el momento perfecto para oír la voz de Dios; nuestro
corazón está preparado, y ensancha de amor ante su presencia. Salomón
oraba a Dios y Él le respondió, añadiendo a su petición, no solo le dio
sabiduría, le dio riquezas, 2 Crónicas 1:7-13.
4. Escuchar a Jesús es oír la voz de
Dios, Dios
habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres
por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien
constituyó heredero de todo, y por quien así mismo hizo el universo, Hebreos
1:1-2.
Nuestra mirada y nuestro corazón deben estar puestos en Jesús, sea en momentos
de alegría o de dolor, su amor siempre será suficiente. Jesús no solo nos
habla, también nos sostiene en sus brazos y nos mira a los ojos, y el
que ha visto al Hijo, ha visto al Padre…Juan 14:9.
Para escuchar
a Jesús y conocerlo, debemos ir en pos Él, leer y estudiar sus enseñanzas en
los evangelios y seguirlo, Y cayendo en tierra, oyó una voz que
le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y
le dijo: YO SOY Jesús, a quien tu persigues; dura cosa te es dar coces contra
el aguijón, Hechos 9:4-5.
Si
quiere escuchar hablar a Jesús, debes profundizar de cerca tu relación personal
con Él, debes oír y obedecer lo que Él enseñó y mostró con su vida; Él nos
prometió su ayuda y su consuelo a través del Dulce y delicado Espíritu Santo; tenerlo
a Él reinando en nuestro corazón es tener al Padre y al Hijo, porque es
Emmanuel, Dios con nosotros, ÝO rogaré al Padre, y les dará otro
Consolador, para que esté con ustedes para siempre. El Espíritu de Verdad, al
cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve, ni lo conoce; pero ustedes lo
conocen, porque mora con ustedes y estará en ustedes, Juan 14:16-17.
5. Para escuchar a
Dios, necesitamos la ayuda del Espíritu Santo, Porque
ha parecido al Espíritu y a nosotros, no imponerles ninguna carga, más que
estás cosas necesarias, Hechos 15:28. En la iglesia primitiva, los discípulos
conversaban con el Espíritu Santo y Él los aconseja y los guiaba a lo perfecto
de Dios, así todos con sabiduría y poder de lo alto, enseñaban la palabra; en Hechos
1:8,
nuestro Redentor cumplió su promesa, y nos envió al Amigo, Ayudador y
Consolador.
El
Espíritu Santo es lo mejor que nos ha podido dejar nuestro Rey Jesús, es el
amigo perfecto, es increíble cómo nos ayuda constantemente, nos recuerda la
palabra de manera extraordinaria, nos corrige, nos enseña y nos exhorta con su
voz cargada de amor y ternura, se me llenan los ojos de lágrimas al pensar en
Él, ¡como el Santo Espíritu no hay nada
igual!
Él
está disponible para todo el que quiera venir bajo el abrigo de sus grandiosas
y formidables alas protectores. Ámalo intensamente, llama a la tierna y dulce
paloma celestial y de inmediato acudirá a ti; Él nos enseña a ser dóciles,
delicados y dulces. Llénate de su presencia y su fuego invadirá todo tu ser, prepara
tus cinco sentidos para oír su cálida y suave voz. Él continuamente te recuerda
al Padre, al Hijo y su palabra, Nehemías 9:30.
El
grandioso Espíritu de Dios nos permitirá oír la voz de Dios en nuestros
pensamientos, en nuestras conversaciones con otros hermanos, en los testimonios,
nos dejará ver la gloria del Eterno en las circunstancias y en la naturaleza. Juan
16:8.
Anhela
ardientemente oír la voz de Dios y te aseguro que pronto la escucharás, dispón
tu corazón y tu vida, voluntariamente ríndete a Él, porque es tan delicado que
no obliga a nadie, pero espera una dócil respuesta de su llamado por parte de nosotros.
¡Aleluyaaa!, ¡Santooo!
¡Hijos
de Dios, aclamen al Señor, proclamen su gloria y su poder! ¡Aclamen el nombre
glorioso del Señor! ¡Adoren al Señor en la magnificencia de su santidad! La voz
del León de Judá ruge sobre la superficie del mar El Dios de gloria truena. La
voz del Señor retumba sobre el mar.
Mg.
MEHC hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino
Dios nos habla a través de los
testimonios