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30 ago 2017

BIENAVENTURANZA No.5.LOS MISERICORDIOSOS




BIENAVENTURADOS LOS MISERICORDIOSOS 

Porque ellos alcanzarán misericordia, Mateo 5:7 

Vayan, pues, y aprendan lo que significa: misericordia quiero, y no sacrificios. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento, Mateo 9:13.

Con el misericordioso te mostrarás misericordioso.2 Samuel 22:6..

Por la bondad de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es su fidelidad, Lamentaciones 3:22-23.

Ser misericordiosos significa mostrar con nuestra actitud y manera de vivir, que nos parecemos a nuestro SEÑOR Jesucristo, y que somos conforme al corazón del Padre, el Hijo de Dios se hizo hombre para venir a salvarnos cuando el pecado nos hacía sus enemigos. El Hijo del Hombre en sus atributos divinos es benigno, clemente, bondadoso, fiel, compasivo, misericordioso y perdonador, Él vino a ser no solo nuestro Salvador, sino el amigo confidente, el libertador que nos rescata de la esclavitud del pecado y del lazo tirano diablo, el médico que nos sana y el Todopoderoso que nos da vida eterna; Jesucristo, el Unigénito del Padre en su vida terrenal mostró un corazón de hermano que expresaba afecto y ternura, solidarizándose con el dolor de los hombres y con la alegría de los niños, Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran, Romanos 12:15. 

La misericordia es una virtud que nace del corazón de Dios, y que debe ser visible en los seguidores de Jesucristo, siendo templos del Espíritu Santo, solo con su llenura podemos hacer efectiva esta maravillosa característica divina que nos hace conforme al corazón de Dios como lo fue David. Sembrar misericordia en nuestros semejantes nos proporciona un estado de gozo, seguridad, confianza y fortaleza de que seremos auxiliados por el León de la tribu de Juda, frente al asedio del enemigo; es Dios quien pelea por nosotros, nos cuida y  defiende porque Él habita en nosotros y nos rodea con su presencia y sus ángeles guerreros. La multitud de sus misericordias cada día nos lleva a solidarizarnos con la necesidad del que está afuera en el frío, bajo la lluvia y con el único techo del cielo y las estrellas para correr a socorrerlos y también ir a acompañar a aquel que aunque tiene un techo sufre otras necesidades donde requiere de una voz amiga que se interese en él. Ser misericordiosos es dar amor incondicional a todos, pues todos somos humanos necesitados, no solo en momentos de desgracia, sino debido a nuestra condición espiritual con un alma que debe ser guardada y protegida a cada instante para ser salva, Sean ustedes misericordiosos, como también su Padre es misericordioso.  Lucas 6:36.

La misericordia es una luz que destella compasión y sensibilidad ante un mundo frío y cruel; una persona misericordiosa no se ofende fácilmente ante las palabras hirientes, sino que extiende un acto de bondad a favor del débil pecador, esto fue exactamente lo que nuestro SEÑOR Jesucristo mostró en el Calvario y mientras colgaba del madero al decir: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Lucas 23:34.

La misericordia está escrita más de 250 veces en la Escritura, es un tema relevante que en cada texto e historia nos revele el corazón de del Padre, ratificando que Él no nos castiga como meceremos, y a la vez nos da muchas y mejores bendiciones de lo que merecemos. Nuestro Maestro de Galilea la enseña en el Sermón del Monte, como parte del carácter de sus seguidores, que muestran el amor que Él mismo mostró con los que padecían miseria, debilidad, enfermedad, pobreza, hambre, consuelo, solidaridad, y perdón de pecado para que comprendamos la dimensión de haber sido justificados y recibidos sin merecerlo, Por la misericordia de YHWH no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus bondades para con nosotros, Lamentaciones 3:22.

Esta bienaventuranza es para vivirla en la tierra y que redunde en la eternidad; nuestro amado SEÑOR Jesucristo escogió las bienaventuranzas con mucho cuidado, pues una lleva a la otra, ésta se desprende de todas las anteriores, todas están estrecha y lógicamente relacionadas, la que sigue con la anterior Jesús las pronunció frente grandes multitudes para resaltar y dar a conocer virtudes que pertenecen al reino de los cielos. Esto nos advierte que no sirve de nada ni edifica a nadie, si se toma el Sermón del Monte al azar o se independizan sus versículos tratando de entenderlos fuera de su total contexto. El amor y la misericordia me seguirán todos los días, y en la casa del SEÑOR habitaré para siempre. Salmos 23:6.

El plan del Eterno se deriva de su amor misericordioso por su pueblo, sabiendo que no podíamos hacer nada para llegar hasta Él y ser salvos, así nos marcó el camino a través de la cruz, con lo más puro y más amado, su Unigénito Santo; nos marcó como suyos y nos dejó su palabra para que vivamos cada día sus misericordias conociéndolo a Él. Tú SEÑOR, perdonas y eres bueno, y abundas en amor para todos los que te buscan. Salmos 36:5. 

Hay una promesa de felicidad en cada bienaventuranza pero a la vez cada una de ellas nos somete a escrutinio con relación a nuestra personalidad y carácter, si no nos gusta alguna de ellas, quiere decir que estamos cojeando en el testimonio y podríamos ir en contravía a la persona que Cristo describe en el Sermón del Monte; Jesús todo el tiempo estuvo enfatizando que debíamos ser personas diferentes al común del mundo, no solo por las obras, sino especialmente por la clase de comportamiento ante los demás, y que seamos cada vez más semejante al Mesías Rey, Mateo 11:29. Porque la sabiduría de arriba es ante todo pura; también es amante de la paz, amable en todo momento y dispuesta a ceder ante los demás y está llena de  misericordia. Santiago 3:17.

Cuando el Padre muestra su misericordia lo hace con firme intención y profunda intensidad, podemos ver que no es solo su soberanía lo que rige al universo, sino su infinita bondad. Para entender muchas cosas, es bueno que algunas veces seamos humillados, es bueno que yo me ponga delante del espejo, que muestra no solo lo que soy físicamente, sino que me lleva a pensar lo que realmente soy como persona diseñada por el Padre diseñó y al hacernos nuevas criaturas. Es por eso que el verdaderamente cristiano no se rebela ante la humillación, sino que se hace pobre de espíritu, manso y humilde, Te he puesto para luz de las naciones, para que lleves mi salvación hasta las partes más lejanas de la tierra, Hechos 13:47. 

El evangelio presentado por el SEÑOR, especialmente en el Sermón del Monte le da más importancia al carácter, la actitud y el comportamiento que a las obras, ellas ya fueron preparadas de antemano por Dios para que andemos en ellas; Dios mira nuestro corazón y la disposición que tenemos hacia Él y su palabra, también nuestras intenciones con la gente. Ser cristiano, es anterior a hacer cosas, somos nuevas personas antes de hacernos seguidores de Cristo, esto quiere decir que SER es más importante que HACER; por lo tanto, nuestra personalidad en lo que somos, es más importantes que lo que hacemos. Si somos realmente nuevas personas, el resultado serán las buenas y correctas acciones. Nuestra fe obediente actúa y se dirige desde la perspectiva de las bienaventuranzas, Pues con nuestra fe puesta a prueba, aprendemos a dar frutos de paciente perseverancia, Santiago 1:3.

La misericordia siempre perdona, así que ningún verdadero cristiano puede guardar rencor, odio o falta de perdón, de lo contrario es un transgresor que no puede esperar perdón de parte del SEÑOR. Dios ha elegido ser misericordioso con su pueblo. La misericordia es una expresión de lo que Dios es, y la profundidad de su amor por nosotros. Éxodo 34:6-7. Es tal tu compasión que no nos has destruido ni abandonado, porque eres Dios clemente y compasivo. Nehemías 9:31.

Vivir en la misericordia de Dios nos provee hermosos beneficios como la paz, el amor, la alegría y la libertad para vivir; las bienaventuranzas nos enfocan en la perspectiva de su amor que fluye a través de nosotros sus hijos; si somos misericordiosos no solo se alegra nuestro corazón, sino el del Padre y sin Cristo esto es imposible. La misericordia es una piedra angular que sostiene nuestro caminar sin problemas relacionales. Cristo es la fuente de nuestro accionar diario, y el que yo sea diferente, Él es el origen de todas mis actitudes y acciones de amor. Sean amables unos con otros, tiernos, perdonándose unos a otros, como Dios en Cristo nos perdonó. Efesios 4:32.

 Ser cristiano es un asunto de seria responsabilidad y compromiso con Dios, toda nuestra vida es una expresión y proclamación de la realidad que debemos ser en Cristo: así como es Jesús, el cristiano también debe serlo; ser misericordioso significa tener el sentido de vida que tuvo Jesús, pero vivimos en tiempos tan peligrosos, que el pueblo no cree ni acepta lo que es de Dios, por lo tanto es rebelde, ingrato y necio; no acepta la disciplina, evita el castigo, el dolor y la corrección, nadie quiere hacer justicia por falta de la amorosa misericordia. Siempre que puedas, haz el bien a quienes lo necesiten, Proverbios 3:27.

Nuestra tendencia natural es actuar pecaminosa y egoístamente, solo con un corazón transformado podemos ser verdaderamente misericordiosos con las demás personas; es por la misericordia que podemos cumplir el mandato de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, así se perfeccionan nuestras relaciones sobre la base del perdón, el respeto, la paz, la alegría y el compañerismo. La misericordia y la verdad van de la mano, la misericordia es compatible con la gracia. Por eso Pablo saludaba en sus cartas diciendo: Gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y del Señor Jesucristo, 2 Timoteo 1:2.

La gracia es hacia el hombre pecador, la misericordia es hacia el hombre en miseria. En tanto que la gracia mira la miseria del pecado, la misericordia contempla las consecuencias y desdichas del pecador para ir a socorrer y dar luz de vida, Así que según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, mayormente a los de la familia de la fe, Gálatas 6:10.

Misericordia es realmente un sentido de piedad con un deseo profundo de querer aliviar el sufrimiento de otro; es compasión acompañada de acción. Por eso el cristiano tiene siempre un sentido de bondad que nos lleva a preocuparnos por la desdicha de otros seres humanos queriendo mitigar su dolor, aún con aquel que nos ha ofendido y ha causado dolor. Podemos darnos cuenta si somos o no misericordiosos por lo sentimientos que albergamos hacia otras personas. Si te han ofendido y quieres reclamar tus derechos y hacer que se cumpla la ley, esto es una antítesis a la misericordia.  Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres. Proverbios 3:3-4.

La misericordia no alberga venganza, sino indulgencia, no alberga odio, sino perdón, no alberga amargura sino clemencia para los ofensores y enemigos cuando ellos se hallan en tiempos de angustia. Eso fue lo que Jesús quiso decir con: Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, no le niegues tampoco la túnica. A todo el que te pida dale, y si al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames, Lucas 6:29-30. La misericordia siente dolor y acude socorrer, aún si son los enemigos en momentos de sufrimiento. Jesús nos enseña misericordia cuando narra la parábola del Buen samaritano en Lucas 10:25-35. 

El misericordioso siente dolor y desea auxiliar a las víctimas, cruza el camino, corre la milla extra, se acerca al herido, lo atiende, lo carga y lo lleva para ser sanado. El misericordioso no se queda solo en la compasión, sino que se esfuerza por hacer algo más que mitigue el dolor del que sufre, se esfuerza y lucha por cambiar la situación del necesitado, Si hay algún pobre entre tus compatriotas en alguna ciudad del país que el SEÑOR te da, no seas inhumano ni le niegues tu ayuda porque él te necesita, Deuteronomio 15:7.

El ejemplo supremo de misericordia está en nuestro Padre celestial al enviar a su Hijo a este mundo a morir en nuestro lugar para perdonarnos y salvarnos. Él vio nuestro lamentable estado, vio nuestro sufrimiento y se dolió, y aunque habíamos transgredido su ley, se ocupó de nuestra condición con su justicia, misericordia y verdad. Eso lo entendió Zacarías el padre de Juan Bautista, por eso dio gracias a Dios, de que hubiera venido el Mesías prometido, Lucas 1:67-79. El Creador contempla al ser humano en su condición miserable y pecaminosa compadeciéndose de él. Así su gracia se convierte en misericordia, Él nos salvó sin que nosotros hubiéramos hecho nada bueno, sino por su pura misericordia, nos lavó y nos regeneró, dándonos nueva vida por el Espíritu, Tito 3:5.

En la parábola de los dos deudores, Mateo 18:23-35, el amo tiene misericordia de su siervo y le perdona la deuda, pero el siervo no perdonó a su consiervo, sino que lo llevó a la cárcel por una deuda mucho menor que la de él con su amo, aunque oyó sus ruegos, no quiso perdonar, por eso finalmente ese siervo implacable fue entregado a sus verdugos y puesto en la cárcel hasta que pagara toda la deuda. Nuestro Señor Jesús termina diciendo que también el Padre hará lo mismo con todo aquel que no perdone de corazón porque eso es falta de misericordia.

Soy pobre de espíritu porque me doy cuenta que en mí no hay justicia y por lo tanto nada valgo ante el misericordioso Dios de amor. Lloro por el pecado que hay en mí y porque lo veo en otros, soy manso, y si lo soy, nadie logra herirme, nadie logra ofenderme, nadie logra decir algo odioso contra mí,  por eso tengo hambre y sed de justicia, para ser justo delante de Aquel que me reconcilió y me dio una nueva naturaleza saciándome con su amor misericordioso y compasivo, Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayuda en el momento que más lo necesitemos, Hebreos 4:16.

Si alguien aún no ha entendido la gracia y la misericordia de Dios, entonces todavía está apartado de Cristo, sigue en sus delitos y pecados y aún no ha sido perdonado, Oh Señor, ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Hebreos 10:31 

La pregunta es: ¿Eres misericordioso o eres juez?

¿Tienes compasión por los pecadores, incluso cuando te ofenden, o reclamas que reciban su castigo?

¿Sientes compasión por todos los que son víctimas del mundo, de la carne y satanás o los miras con desprecio y condenas?

Esto nos golpea como una piedra a nosotros mismos, para decir luegoJehová, no me reprendas en tu enojo, ni me castigues en tu ira. Ten misericordia de mí…Salmos 6:1-2aEscudríñame oh Señor, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón. Porque tu misericordia está delante de mis ojos, y ando en tu verdad. Salmos 26:1-3. Has escudriñado mi andar mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno, Salmos 139:1-3 y 23-24. Amén

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.



23 ago 2017

MIRA A JESÚS Y NO TE HUNDIRÁS



MIRA A JESÚS Y NO TE HUNDIRÁS
Santidad y fe para ver milagros

Entonces Pedro le respondió: Señor,, si eres Tú, ordena que yo vaya hasta Ti. caminando sobre el agua, Jesús le dijo: Ven. Pedro entonces bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua en dirección a Jesús, Mateo 14:28.

Muchas veces el espíritu inmundo lo echa al fuego y al agua queriendo matarlo. Señor, si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos. Jesús le dijo: ¿Cómo que “si puedes”? ¡Todo es posible para el que cree! Marcos 9:-22-23.

Jesús dijo: quiten la piedra, Marta, la hermana del muerto, le dijo; Señor, ya huele mal, porque hacer cuatro días que está sepultado. Jesús le contesto: ¿No te he dicho, que si crees, verás la gloria de Dios? Juan 11:40.

Jesús es la fuente de la fe cristiana y su palabra es el manual de instrucciones para fortalecer y hacer prosperar esa fe, por lo tanto, la fe verdadera se basa en Jesús, su sacrificio y victoria salvadora. La fe es confianza en Dios todo el tiempo y sin fluctuar, la buena noticia es que una fe tan pequeña como la semilla de mostaza, podrá llegar a ser fuerte y sólida, solo con la ayuda del Eterno, a través del Espíritu Santo, dador del fruto y los dones, Dios envía auxilio desde lo alto; nos toma en sus manos y nos saca de las muchas aguas, solo Él nos libra del poderoso enemigo, Salmos 18:16-17.

Nuestra naturaleza humana es tan finita y limitada, que en muchas ocasiones de la vida, especialmente cuando no tenemos el corazón ni los ojos puestos en Jesús, vemos sueños y situaciones imposibles para salir a flote a causa de los problemas e imposibilidades que encontramos. Pedro siendo un pescador de profesión, toda su vida vivió en medio de las aguas, pero nunca en su vida había caminado sobre el agua, es decir que hay una gran diferencia entre saber y experimentar, Pero Jesús, sin hacer caso de ellos, le dijo al jefe de la sinagoga: No tengas miedo; cree solamente, Marcos 5:36.

Humanamente es imposible tener una fe sólida, firme y arraigada para alcanzar a ver milagros, para lograr ver imposibilidades y limitaciones hechas realidad, necesitamos conocer de manera profunda, sincera y amorosa al Dios que lo hizo todo con el poder de su palabra, en Jesús, ese hermoso, manso y sencillo Señor, podemos conocer al Padre tierno, perdonador y misericordioso que se complace dando lo mejor en un contacto directo con la gente que le cree, Porque el que me ha visto a Mí, ha visto al Padre que me envío, Juan 14:9.

Es Dios, el Padre que nos ama, a través de su Hijo Jesús, que nos provee, nos ayuda y fortalece la confianza y la creencia según está escrito en su maravillosa Escritura; el Espíritu Santo, el Emanuel, Dios con nosotros que nos fue dejado por Jesús cuando volvió al Padre después de resucitar, es quien nos ofrece y da la fe verdadera; pero está en nosotros poner voluntad para aceptar o rechazar lo que Dios enseña y da; necesitamos creer con el corazón, confesar con la boca, y poner en acción lo que Dios nos demanda, lo que Dios nos pide es sencillo, somos nosotros los que complicamos y limitamos todo por hacer lo que nos parece, o quedándonos impávidos cavilando entre sí y no, y si no y si sí, Romanos 10:9-13 y Santiago 2:14-17.

Caminar con Jesús fortalece nuestro pequeño grano de mostaza de fe que podamos tener, la fe salvadora nos lleva a reconocer a Cristo como Salvador, al mismo tiempo que nos permite movernos sobre la base de su palabra, pero conocer a Jesús de cerca y confiar en Él, hace que el camino se haga mejor con el don de la fe que ve milagros. Miremos algunas características  de la fe que va de la mano de Dios para ver maravillas:

a. La fe aprende a esperar y se mueve con la voz de Dios.  Mateo 14:28-29. Cuando Pedro le pidió al Señor caminar sobre el agua, no solo mostró un paso de fe, sino que mostró el gajo del fruto de la paciencia ante la tempestad. Mientras los discípulos atemorizados luchaban con las tormentosas aguas, Pedro miraba a Jesús, escuchó su voz y actuó y corrió hacia su Maestro; Jesús estaba orando y los vio de lejos, Jesús los vio remar con gran fatigaMarcos 6:48. El Señor estaba fortaleciendo la fe de sus discípulos a través de la prueba en el mar, cuando el agua los sacudió con fuertes olas, estaba enseñándoles a esperar orando mientras Jesús parecía dormido, era la manera de afirmar su fe y confianza en Él.

b. Caminar con Dios, nos permite reconocer su presencia para poder movernos con feMateo 14:26. En la barca estaban doce discípulos y todos gritaban a gran voz en medio de su angustia, pensando que perecerían, el temor les hizo creer que veían a un fantasma. Sin embargo, Pedro que había caminado de cerca con Jesús, conoció su voz y reconoció su presencia, porque sus ovejas oyen su voz pues conocen al Pastor, por lo tanto no perecerán ni nadie las arrebatará de su mano, Juan 10:26-29.

Muchas veces que enfrentamos situaciones difíciles y peligrosas, nos llenamos de pánico y dudamos mirando más el mal y las tinieblas que están contra nosotros, en vez de reconocer y darnos cuenta que el Señor está cerca y que nos acompaña en medio de las complejidades y tormentas de la vida, porque allí nos entrena para vivir, pero no nos dejará a merced del enemigo ni del mundo, Isaías 43:2-4 y Daniel 3:24-25.

c. La fe que mira a Jesús, nos permite discernir con sabiduría y prudenciaMateo 14:28. Pedro pidió permiso al Señor antes de poner sus pies sobre el agua. Esto es un acto de fe obediente y sometimiento a Dios. Fe osada no es lo único que necesitamos para tomar una decisión y dar un paso hacia, también necesitamos consultar a Dios y preguntarle para actuar con prudencia, sabiduría y seguridad para que nuestros pies no se hundan en el agua ni en el cieno de las dudas y la incredulidad, protegidos con el escudo de la fe para apagar los dardos de fuego del maligno, Efesios 6:16, Porque el que posee conocimiento de Dios y lo pone en práctica, guarda su alma con inteligencia y halla el bien, (parafraseado mío) Proverbios 19:8b-9a.

d. Andar por fe nos permite enfrentar problemas y vencer obstáculos sin evadirlosMateo 14:29. Mientras Pedro miraba a Jesús pudo caminar sobre el agua, el fuerte viento huracanado y las olas gigantescas no fueron obstáculo, Pedro saltó de la barca y vio su milagro.

Como los niños saltan confiados a los brazos de su padre, los hijos de Dios hemos sido hechos valientes en Cristo, no cobardes ni flojos, debemos saltar a los brazos de Abba Padre confiados en su amor y en su poder, porque los cobardes no entrarán al reino de los cielos, Apocalipsis 21:8, y los perezosos no logran nada, Proverbios 13:4. Después de orar y esperar, Dios nos da luz verde para avanzar, no quitemos la mirada de Él, no cambiemos su dirección, tampoco retrocedamos; por más que veamos que el problema sigue ahí y no cambia de inmediato, mantengámonos firmes en fe, de lo contrario nos hundiremos.

e. Quitar la mirada de Jesús debilita la fe, Mateo 14:30. Pedro quitó la mirada de Jesús y dejo de avanzar hacia adelante, se fijó en lo que tenía alrededor, vio el fuerte viento huracanado y las fuertes olas, y el miedo lo superó comenzando a hundirse y dando gritos de desesperación. Cuando estamos en problemas y necesidades, no podemos dejar de caminar mirando a Jesús, porque serán los problemas y obstáculos los que nos superen a  nosotros; nos olvidamos quien va delante de nosotros para sacarnos a flote de las muchas aguas y nos desesperamos.

Debemos seguir mirando al Señor en todo momento, pues Él calmará la tempestad y nos hará pisar como en tierra firme sobre los problemas para enderezar lo torcidos, Proverbios 6:3. Por eso, nosotros teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda la vida, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante. Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de Él procede nuestra fe y Él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de la muerte en el madero, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono del Padre, Hebreos 12:1-2.

f. Los que caminan con fe en Jesús, son salvados en el momento perfectoMateo 14:31. En el momento en que Pedro sentía que ya se hundía, Jesús extendió su mano, agarró a Pedro y luego subieron a la barca. El Señor recriminó a Pedro por su falta de fe y seguridad en su palabra, pero lo sacó del agua y lo puso a salvo. Dios permitirá que nos hundamos un poco en los problemas y dificultades, pero en el tiempo perfecto nos sacará y no nos dejará ahogar, sino que nos pondrá en lugar seco y a salvo de todo.

Entonces la fe hará el milagro y transformará nuestra manera de hablar, pensar y proceder, llegamos a confesar cosas extraordinarias de acuerdo a la palabra y voluntad de Dios, porque la fe puesta en Cristo, hace que superemos los más grandes obstáculos, y llevarnos alcanzar cosas mayores e inimaginables en Dios, desde secarse una higuera, transportar una montaña al mar, tener hijos fuera del tiempo y resucitar muertos, Hebreos 11:4-12.

Para Dios no es desconocida nuestra condición, Él sabe de qué tenemos necesidad, lo que Él espera de sus hijos, es que nos acerquemos con plena certidumbre de fe, Él es el más interesado en manifestar su gloria a nuestro favor. Necesitamos el don de fe para ver milagros y la fe del fruto para ser salvos y caminar como discípulos de Cristo e hijos de Dios, pero para hallar milagros y respuesta de Dios, también hay que estar limpios y libres de pecado ante los ojos de Aquel que escudriña los corazones, Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura, Hebreos 10:22.

La gran realidad es que muchos ignoran, que nadie podrá ir al cielo haciendo lo contrario a la palabra de Dios. No existe un sitio medio después de la muerte, así que ni misas ni oraciones ni ninguna otra cosa sacará de su lugar a los muertos. La única manera de ser salvos es a través de Jesucristo, y es mientras vivimos que decidimos creerle y recibirlo como SEÑOR y Salvador, con Él decidimos ir al cielo, sin Él, muchos irán al infierno porque siguen haciendo los que les da la regalada gana, se gozan haciendo su propia voluntad dejando a Dios a un lado y viven en vanidades ilusorias y temporales, dándole gusto a su cuerpo; así que, si no has tenido un encuentro personal con Jesucristo, lamentablemente te condenarás. Arrepiéntete, abandona tu pecado y vuélvete a Dios, entrégale tu vida y vive para obedecer su palabra llena de principios y virtudes que nos hacen responsables de sí mismo.

Mg. MEHC- Hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.



19 ago 2017

BIENAVENTURANZA No.4 LOS QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE JUSTICIA



BIENAVENTURADOS LOS QUE

TIENEN HAMBRE Y SED DE JUSTICIA

Porque ellos serán saciados, Mateo 5:6 

El que va tras la justicia y la rectitud halla vida, prosperidad y honra, Proverbios 21:21.

Pero tú, hijo de Dios, huye de las cosas del mundo, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre, 1 Timoteo 6:11. Por lo cual no resbalará jamás; en memoria eterna será el justo, Salmos 112:6.

Porque el Señor todopoderoso ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles, para siempre serán guardados…Salmos 37:28. 

El cristiano genuino es quien más debe tener hambre y sed de justicia, esto significa que ansía continuamente estar en lapresencia de Dios con la mirada puesta en Cristo para no pecar, que se mantiene con una vida de testimonio haciendo que se cumpla la voluntad del Padre, porque prestar atención y obediencia a los principios, ordenanzas, instrucciones y advertencias divinas contenidas en el Manual, es lo que provee vida, verdad y libertad a la humanidad, esto es lo justo, esto es lo normal, porque se ajusta al diseño del SEÑOR y Dios de todo lo creado. Tú hombre de Dios, huye de todo lo del mundo, esmérate en seguir la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia, y la humildad. 1 Timoteo 6:11.

Si nos preocupamos por hacer lo que es bueno y recto delante de Dios, Él hará que todas nuestras necesidades sean suplidas y quedemos saciados en su justicia y abundante amor protector; Él en su infinita generosidad y bondad nos sacia gratuitamente más allá de lo que le pedimos y merecemos. Porque el SEÑOR ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles. Elohim nos protegerá para siempre, pero acabará con la descendencia de los malvados. Salmos 37:28. 

La palabra justicia está escrita más de 400 veces en la biblia, según Dios, justicia es salvación que incluye bienestar para el cuerpo, plenitud para el alma y vida en el espíritu; el Padre trajo justicia a la humanidad enviando a su Hijo a morir en nuestro lugar para ser rescatados de las garras del diablo, de la maldad del mundo y de las debilidades pecaminosas de la carne, fue así que Cristo nos justificó, nos declaró justos y se hizo nuestra justicia; su justicia está basada en la misericordia, revelada y mostrada en la cruz del Calvario, esto es justicia a la medida de Dios. Busquen primeramente el reino der Dios y su justicia, y todas las demás cosas les serán añadidas. Mateo 6:33. 

La justicia de Dios es una continua preocupación por las almas perdidas, de igual manera, nosotros como hijos de Dios, también debemos tener sed y hambre por las almas perdidas, eso es justo delante del SEÑOR; el problema del género humano es el pecado, pero cuando reconocemos nuestra condición, nos arrepentimos y lloramos ante la realidad de la tragedia humana, oramos con gran dolor porque entendemos que si la mayoría del mundo está en esa condición, habrán desastres y juicios que atacarán a la humanidad como consecuencia del pecado y el alejamiento de Dios; esto nos causa nos mueve y nos causa dolor, entonces clamamos, pedimos perdón y misericordia para que miles de seres humanos, empezando por los de nuestra cas, dejen la dureza de corazón y les sea quitada la ceguera espiritual y que tengan un encuentro personal cara a cara con su Salvador, esto es justicia para Dios. Practicar la justicia y el derecho lo prefiere el SEÑOR a los sacrificios. Proverbios 21:3.

Si vivimos en justicia, hacemos todo de manera correcta y evitamos el pecado todas las veces que sea necesario. Ser justos es pensar, actuar y hablar como Dios lo dice y enseña en el Manual y como Cristo nos dio ejemplo: Jesucristo entronado en el corazón de los creyentes imparte justicia divina, somos justos porque su Espíritu Santo imparte la justicia del Padre en nuestro ser, dándonos el querer como el hacer; así que si tenemos la naturaleza de Jesucristo, tenemos de su carácter en nuestra manera de vivir y podemos ser justos…Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por medio de ellas lleguemos a ser participantes de la naturaleza divina, 2 Pedro 1:4.

El mundo actual clama a gritos por justicia, la sociedad necesita un mayor número de cristianos con carácter semejante al Salvador; si las naciones se rodean de verdaderos hijos de Dios, gente sabia, prudente, tierna, amable, pobre de espíritu, gente mansa y humilde, seres humanos de calidad, entonces no tendremos temor de ninguna amenaza mortal; tener hambre y sed de justicia es mantener una actitud moral al 100%, lo cual nos permite vivir en seguridad trayendo paz y alegría a la humanidad, con una sociedad pacífica en las comunidades, por lo tanto, las bienaventuranzas deben marcar los pasos y el comportamiento del cristiano, así seremos dichosos en la medida que cumplamos los requisitos del Dueño, Dios. No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos, Gálatas 6:9.

Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados nos habla del corazón que debe cultivar un creyene genuino que piensa, siente y practica equidad y balance bajo la dirección del Espíritu Santo en la manera de vivir, dándo a cada uno lo que le corresponde, reconociendo el esfuerzo y el valor de las personas que trabajan por el bien, la verdad y la libertad, cumpliendo con sus deberes y responsabilidades de acuerdo al derecho y la justicia. Así como el hambre se sacia con el pan y la sed con beber agua, la justicia se sacia haciendo el bien a la humanidad. De la justicia brotan la paz, la vida, la seguridad y estabilidad de los pueblos, pues lo que quieres para ti, lo quieres para los demás, todo basado en el respeto y el bien mutuo. Lo que engrandece a una nación es la justicia, pero el pecado es afrenta de los países, Proverbios 14:34.

El carácter y forma de vida para el cristiano,  según el pensamiento de Dios, está en todas las afirmaciones que el SEÑOR hizo en torno al Sermón del Monte y en lo que enfoca sus enseñanzas en cada bienaventuranza; Jesús nos proporciona bellas promesas como un derecho celestial, pero también nos indica unos deberes a cumplir, y hay que llevar a cabo los deberes, para que haya justicia. Está bien pedir justicia en un juicio legal y reclamar lo que es justo y nos corresponde legalmente, porque las leyes correctas forman parte de la voluntad divina, pero la justicia de Dios va más allá de lo legal y lo humano, es espiritual y glorioso porque las obras temporales que hacemos en la tierra, marcan un futuro eterno. Defiendan al débil y al huérfano, hagan justicia al afligido y al menesteroso. Salmos 82:3. 

El Padre nos incorpora en su reino para que seamos justos en su medida dentro del continuo proceso santificador mientras vivimos. El SEÑOR en las bienaventuranzas nos presenta lo que es un crecimiento espiritual ordenado del carácter cristiano, nos promete ser dichosos si somos pobres de espíritu, si lloramos por otros y si somos mansos, ahora nos dice que seremos felices si hay hambre y sed de justicia en nuestro ser; esto nos lleva a examinarnos y mirarnos introspectivamente, para buscar el correcto enfoque de nuestra vida sobre la base de la justicia y la equidad, es asi como encontraremos en alguna medida, una solución a la injusta maldad que hay en el mundo: debemos ser como el Maestro. Hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente y merezca elogio, Filipenses 4:8.

La injusticia se centra en el yo hedonista, mezquino y sin el temor de Dios, algo que ha estado trayendo miseria a la humanidad debido al egoísmo, la ambición y la codicia, que son promotores de división, conflictos y odios a todo nivel, sea personal, familiar, nacional o mundial. El egoísmo y el odio nacen por amor desmedido al dinero y el deseo poder, lo cual encierra muchos sentimientos malvados y oscuros que son raíz de tanta injusticia y crueldad. El hedonismo gira alrededor de una sola persona, mientras que el amor gira alrededor de muchos, con empatía, alteridad y altruismo, lo cual es fuente de justicia y buenas relaciones sociales que redundan en beneficio mutuo, sobre la base de lo justo y todos trabajan por una misma causa: la vida humana digna y de calidad. Tenemos que enfocarnos en acabar con la injusticia y darle muerte al malvado ego hedonista para que encontremos la tan anhelada justicia que conduce a la paz y la libertad. En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones del mundo. Así podemos vivir en esta tierra con justicia, piedad y dominio propio. Tito 2:11-12.

Esta bienaventuranza es la carta magna de Dios para el alma sedienta y hambrienta de salvación, perdón, amor, vida y libertad, lo cual es justicia para aquellos que desean orden y paz, para los que reconocen que la salvación es por gracia y totalmente un don gratuito; son bienaventurados y dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, ellos son realmente felices porque tienen su corazón en Dios y piensan en el bien colectivo; aunque el mundo busca la felicidad, nadie la halla, porque buscan en lugares equivocados, pero cuando entendemos que hacer justicia es ocuparnos de la salvación de las almas, el servicio humanitario y el bien ajeno, somos felices y el  SEÑOR se ocupará de lo nuestro. El malvado obtiene ganancias ilusorias; pero el que siembra justicia asegura su ganancia. Proverbios 11:18.

El hombre justo es una persona virtuosa, que trata bien a sus semejantes poniendo en práctica la ley natural de Dios: no hagas mal a tu prójimo y no hagas a otros lo que no quieres para ti, Mateo 7:12. No es cierto que la felicidad propia es lo único que hay que buscar y desear, con ese concepto fracasan muchos queriendo obtener la felicidad, pero se les escapa y es esquiva continuamente, Isaías 48:17-18; Bíblicamente ser dichosos es el resultado de buscar primeramente el reino de Dios y su justicia y todo lo demás es añadido, si ponemos la felicidad propia por encima de Dios y el bien ajeno, somos injustos. Porque libertados del pecado, vinimos a ser siervos de la justicia, Romanos 6:18.

Según la mente de Dios, solo son bienaventurados los que viven y se mueven en justicia, a la manera del Diseñador, aunque sea locura para el mundo. Es como el doctor que se centra en quitar el dolor sin tratar la enfermedad, es algo muy peligroso para la vida del paciente. El punto es descubrir ¿cuál es la causa del dolor, de la infelicidad o de la desgracia? El Señor ya te ha dicho, oh hombre, en qué consiste lo bueno y qué es lo que Él espera de ti: que hagas justicia, que seas fiel y leal y que obedezcas humildemente al SEÑOR tu Dios, Miqueas 6:8 y Deuteronomio 10:12-13.

Hay mucha gente que reclama justicia y felicidad, pero no tienen hambre y sed de justicia, es como los que viven reclamando los derechos sin haber cumplido los deberes, siempre hambrientos y sedientos, infelices y sin satisfacción. Gran parte de la desdicha humana es porque no siguen las instrucciones sencillas de la palabra de Dios, por estar buscando experiencias propias cuando debiéramos depender de la gracia divina en la medida que nos despojamos del ego para tomar lo de Dios, Si sabes que Dios es justo, también debes saber que todo el que hace justicia es nacido de Dios. 1 Juan 2:29. 

Justicia no es esa especie de moralidad oportunista que practican los gobiernos de las naciones, tampoco es el cumplimiento de contratos internacionales, ni tampoco es esa clase de justica ética de la que hablaron los filósofos griegos, a eso no se refiere ésta bienaventuranza, eso vale, pero no es evangelio. Jesús va mucho más allá de la simple justicia personal o humanista, es una justicia divina. Tus gobernantes son rebeldes y amigos de ladrones; todos se dejan comprar con dinero, aman el soborno y corren tras las dádivas. No hacen justicia al huérfano, ni defienden los derechos de la viuda. Isaías 1:23.

Los gobernantes y muchos personajes del mundo se hacen elocuentes y populares vociferando de la justicia, pero en su realidad traicionan sus principios, son infieles a su cónyuge, a su familia y a su nación, se venden al mejor postor por un puñado de dinero que pronto perece, esa clase de justicia es una falacia de equidad parcializada y relativa que se acomoda a los intereses y las circunstancias coyunturales, no es el principio fundamental e innegociable de una verdad objetiva que nació en el corazón de Dios para ser grabado en la conciencia humana, y que fue expuesto y vivenciado por Dios hecho Hombre. No presten los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino preséntense ustedes mismos a Dios como instrumentos de justicia. Romanos 6:13.

Habiendo entendido lo que es ser pobres de espíritu, llorar y ser mansos, nos conduce a tener hambre y sed de justicia, ser libres de pecado y maldad para agradar a Dios y bendecir al prójimo. El hambre y la sed de justicia llega cuando hemos comprendido que el mundo vive bajo el dominio de satanás y que necesita ser salvo, para salir de la influencia maligna que esclaviza, aprisiona, destruye y mata, Efesios 2:2nos duele que el príncipe de este mundo enceguezca, engañe, encadene y arrastre a muchos al infierno. ¡Cuánta necesidad de Dios tiene el mundo! El pecado y sus consecuencias duele profundamente al que vive las bienaventuranzas, Romanos 7:19-20.

Aquel que tiene hambre y sed de justicia, no pretende ser conocido por su santidad, sino que florezca la justicia, porque las bienaventuranzas ofrecen premios del cielo, pues justicia es vivir en rectitud e integridad, deseando agradar al SEÑOR para vernos totalmente libres de la tiranía del pecado; tener hambre y sed de justicia nos hace amar intensamente al único y verdadero Justo, y un santo es la persona que ama tanto a su Señor, que se esfuerza por ser como Él. No podemos decir que seguimos a Cristo viviendo en el pecado de injusticia y aparentados de la santidad. YO enviaré de lo alto mi victoria, como rocío del cielo y lluvia de las nubes, y la tierra la recibirá; como fruto producirá la salvación y a su lado florecerá la justicia.  Isaías 45:8.

Tener hambre y sed de justicia es ser sal y luz de la tierra mostrando a Cristo en nuestro diario vivir emancipándonos de nosotros mismos. El que tiene hambre y sed de justicia evidencia el fruto del Espíritu Santo en todas sus acciones, en su carácter y en su comportamiento. Porque la sed y el hambre de justicia, ansía conocer más al Padre, vivir en intimidad con el Hijo y cultivar una profunda amistad con el Espíritu, porque si Dios es luz y en Él no hay tinieblas yo debo ser igual, 1 de Juan 1:5, por lo tanto, debo andar en la luz y la pureza que emanan de Cristo.

Aleluya, gracias Señor por darnos de tu esencia divina y santa que nos hace dejar de pecar con injusticia, no para escapar del castigo, sino para agradarte y tener una vida plena junto a Ti. Apocalipsis 19:7-8. Amén.

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.



12 ago 2017

BIENAVENTURANZA No.3- LOS MANSOS HEREDARÁN LA TIERRA


BIENAVENTURADOS LOS MANSOS

Porque ellos recibirán la tierra por heredad, Mateo 5:5. 

Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de Mí que SOY manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma, Mateo 11:29.                                         

Moisés era un hombre manso, más manso que todos los hombres que había sobre la faz de la tierra, Números 12:3.

Para empezar, sería bueno entender qué es mansedumbre o quien es una persona mansa, no es debilidad, ser menso ni tampoco cobardía, la mansedumbre es una característica propia del carácter noble, sencillo y moderado que domina la reacción de las emociones y la ira con su explosión y desórdenes ante el ataque, la crítica y el rechazo. El Salvador mostró ese tipo de personalidad sencilla, calmada y serena cuando entró a Jerusalén montado en un burro, por eso tuvo la autoridad para decir: Tomen mi yugo sobre ustedes, y aprendan de Mí que SOY manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma, Mateo 11:29. 

Ser mansos es reconocer que el poder y la autoridad no son cuestión para manejar la fuerza, sino mantenernos ecuánimes y firmes en la verdad y el amor; la persona  mansa respeta, considera y cuida el trato con los demás, reconociendo el lugar de dignidad que a cada uno le corresponde. Una persona mansa es sabia en su relación con los semejantes, trata bien a todos porque quiere ser bien tratado, relaciones sin orgullo, hipocresía ni altanería. Para ser mansos, primero debemos ser pobres de espíritu. Los mansos heredarán la tierra y se recrearán con abundancia de paz, Salmos 37:11.

Esta bienaventuranza es una descripción perfecta para el carácter dócil y bueno que debiera tener un verdadero cristiano, es totalmente opuesta a todo lo que el hombre natural piensa y actúa; una persona mansa es enseñable, respetuosa, amable y con dominio propio, acepta órdenes, recibe encomiendas y lleva a cabo una tarea con obediencia, responsabilidad y espíritu de servicio. Una persona mansa posee una gran fuerza interior y una enorme convicción de principios porque antepone el alterego del yo, pensando y poniéndose en el lugar del otro con empatia y cordialidad; el manso con su actitud altruista tiene poder para evitar o enfrentar conflictos con valiente y paciente calma. El Señor nos enseña que la conquista del mundo, el gozar de un lugar digno en la sociedad y ocupar una posición de honor en el universo, se logra siendo mansos, es decir, siendo serenos, tranquilos y con actitud de autocontrol…Con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose unos a otros en amor. Efesios 4:2.

Los judíos en su mundo natural esperaban un conquistador de carne y hueso, un osado y altanero guerrero que montado en un brioso corcel mostrara dominio y poder para liberarlos del yugo romano; esa es exactamente la idea de mucha sociedad, imaginando que dominar y tener poder lo es todo; este error de conceptos, hace que el mundo se desenvuelva compitiendo, envidiando, odiando y codiciando, razón por la cual los líderes del mundo quieren pasar por encima de lo que sea para lograr sus insanas ambiciones. Los gobernantes en medio de las naciones son como lobos que desgarra la presa, derramando sangre y destruyendo vidas para obtener ganancias injustas. Ezequiel 22:27Son rebeldes y compañeros de ladrones; cada uno ama el soborno y corre tras sus dádivas. No defienden al huérfano, ni la causa de la viuda. Isaías 1:23.

Dios nos ofrece una gran promesa: Bienaventurados, dichosos, felices y plenos son los mansos, porque son ellos los que tendrán la tierra por herencia; fue lo que escribió el salmista inspirado por el Espíritu Santo, pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra, Salmos 2:8. Tanto el salmo como la bienaventuranza, exhiben características de la personalidad y carácter de Jesús, por su puesto aplicable a sus seguidores, lo cual nos recuerda que el cristiano es completamente diferente al común del mundo, es una diferencia en calidad y esencia con la cual estamos llamados a ser portadores de la gloria de Dios. Y yo mismo, Pablo, les ruego por la mansedumbre y la benignidad de Cristo, yo, que soy manso cuando estoy delante de ustedes, pero osado cuando estoy ausente. 2 Corintios 10:1.

La mansedumbre es un gajo del fruto del Espíritu, lo que nos indica, que ser mansos no es posible por nuestros propios medios, es algo que emana de Dios a nuestro corazón desde que empezamos a ser nuevas criaturas, nuevas personas, y

completamente diferentes a al mundo terrenal; esto el mundo no lo puede entender, porque le es una locura, razón por la cual las bienaventuranzas están puestas al comienzo de las enseñanzas de Jesús, para que tengamos una idea de lo que es el reino de Dios. Una persona mansa es accesible y abordable porque muestra un carácter sin altivez ni vanidad. Su bondad sea conocida de todos los hombres. El SEÑOR está cerca. Filipenses 4:5.

Por todas las edades, el mundo ateo y las personas sin Dios han tenido la idea que la soberbia del autoritarismo debe ser impuesto para conquistar, dominar y manipular; en sus mentes torcidas hay arrogancia y altivez de espíritu, son poseídos por un fuerte afán de poder, porque aman las riquezas y hacen todo por la fuerza, el fraude y la violencia, algo totalmente opuesto a las enseñanzas de Cristo. El SEÑOR es excelso, y tiende al humilde, pero al altivo mira de lejos. Dios resiste a os soberbios y da gracia a los humildes. Salmos 138:6-7.

Con esta bienaventuranza Jesús descarta del todo el pensamiento intelectualista avasallador y materialista del mundo. Él dice: YO no SOY así y mi reino tampoco. No son los violentos, ni los soberbios, ni materialistas, ni los poderosos millonarios los que poseerán la tierra, serán los mansos los que la hereden; asombrosamente una parte de la iglesia de hoy se opone a esta bienaventuranza, porque se asocian, se organizan y crean empresas, clubes, etc., creyendo que así combaten al mundo, en vez de mostrar con sus vidas el carácter de Cristo y el fruto del Espíritu, 2 Timoteo 2:24-26.

Dios insiste en la unidad porque el cuerpo unido podrá enfrentar al enemigo que está bien organizado dividiendo, sembrando mentiras, odio, engaño y manipulación. La unanimidad de espíritu en almas limpias y miembros mansos dependientes de la Cabeza, hará que el mundo cambie y la congregación del Eterno ocupe el lugar que le corresponde, tomando posesión de la tierra fructificando y multiplicando para el reino de Dios; los mansos sufren con paciencia el rechazo, la humillación y la persecución sin irritarse ni resentirse, El SEÑOR espera tener piedad de ustedes, Él se levantará para tener compasión. Él es Dios de justicia; bienaventurados son todos los que en Él esperan…No lloren más. Ciertamente el SEÑOR se apiadará al clamor de su voz, cuando los oiga, les responderá. Isaías 30:18-19.

Bienaventurados, dichosos, felices y plenos son los mansos porque confían y esperan en Dios, no así los que confían en personas, gobiernos y organizaciones, tampoco los que confían en sus fuerzas, ni en su capacidad personal. A Gedeón, Dios le redujo el ejército a 300 hombres, pero le dio la victoria, a David lo reprendió cuando censo al pueblo porque éste miraba su obra y el poder de su fuerza para defenderse de los enemigos. Dios no trabaja con multitudes, aunque hace milagros entre la multitud; Cristo escogió solo a doce y envío a 70; Él se mueve con los pocos mansos, pobres de espíritu y humildes que se sujetan, confían, esperan y se rinden a Él. Todo el Sermón del Monte nos muestra el método de Dios para hacernos efectivos en su reino y herederos de bendición, Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra, Números 12:3

Cada palabra que Jesús pronunció, en el Sermón del monte contiene el postulado fundamental acerca de una vida que le pertenece a Dios, hombres y mujeres de Dios con espíritu dócil, tierno, apacible, sereno, amable, respetuoso, sencillo y lleno de amor, gente que se duele de otros y de su propia condición pecadora. A medida que el Señor avanza en sus enseñanzas, se van haciendo cada vez más difíciles para el ser humano que razona y pone lógica a lo espiritual de Dios, porque para muchos la mansedumbre les resulta humillante y denigrante. Pero Jesucristo demostró mansedumbre aguantando todo tipo de injurias, en silencio y sin quejas, incluso al ser sacrificado como un Cordero. Isaías 53

La primera Bienaventuranza, Pobres en espíritu, nos lleva a reconocer nuestra necesidad de Dios a causa de la debilidad e incapacidad, la segunda nos enfoca en el amor por los perdidos; son principios para el carácter cristiano que no solo nos ponen de frente con los Diez Mandamientos y la ley moral de Dios, sino que nos enfoca en la vida misma del Salvador. Si tú sigues confiando en ti mismo, en tu conocimiento, en tus fuerzas y en tus alcances, si tú no clamas por la salvación de otros, entonces no eres un verdadero cristiano. Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores, pero a los humildes (mansos) dará su gracia. Proverbios 3:34.

La mansedumbre nos lleva a aceptar que lo que el Creador permite para nuestra vida, es para nuestro bien. Pablo cuando fue derribado de su caballo que representa la fuerza humana, quedó ciego representando la ceguera de la ley sin la gracia, pero estuvo al frente del Salvador que lo transformó, allí pudo levantarse y reconocer que era pecador necesitado, ese encuentro lo marcó y lo hizo un hombre pobre de espíritu y manso para reconocer que era hombre débil, que lo que él creía bueno, en verdad no lo era y dijo: ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? 

Gracias a Dios cuando nos baja del caballo de la arrogante autosuficiencia y nos derriba del ego independiente para acudir a Él constantemente, Entre los mansos están los Intercesores, los que claman y lloran suplicando salvación para la humanidad y la transformación de los pecadores. Los mansos no luchan contra la voluntad de Dios, viven con la expectativa de aprender algo y ganar experiencia y madurez, postrados ante el trono de la gracia. Busquen a YHWH todos los mansos de la tierra, practiquen el derecho, y busquen la justicia, y la humildad; tal vez sean protegidos en el día de la ira de YHWH, Sofonías 2:3.

La actitud mansa de Abraham lo hizo interceder por Sodoma y Gomorra, también es un cuadro maravilloso de mansedumbre, al permitirle a Lot elegir la tierra que él quería para vivir, Abraham no murmuró, ni se quejó, le dio libertad a su sobrino para elegir y él quedarse con otra parte de la tierra. Si examinamos la vida de Moisés, el hombre más manso de la tierra, vemos la tendencia a tolerar al pueblo criticón y amenazador, aunque estuvo en la corte de Faraón como hijo de la princesa, no lo consideró valioso al hacerse pastor de las ovejas de Jetro, en su corazón estaban los principios de Dios enseñados por su madre y el amor por su pueblo, por eso se humilló ante la voluntad del Padre y soportó muchas cosas. Es mejor ser humilde y vivir con los pobres que compartir riquezas con los orgullosos, Proverbios 16:19.

Otro gran ejemplo está en David respecto a Saúl, aunque éste lo perseguía para matarlo, reconocía que Saúl era el ungido, por eso soportó la persecución y las injusticias de este rey. Tuvo varias oportunidades para liberarse de él, sin embargo, reconoció en todo a Dios y le respetó la vida a Saúl. David se angustiaba por las injusticias y el sufrimiento, pero se mantenía bajo control porque poseía la gracia del Padre y el fruto de su Espíritu, aprendemos a ser mansos al convencernos y creer que el mal que otros nos hacen son permitidos por Dios para propósitos superiores, como podemos recordar con el caso de José, Génesis 45:3-8.

Jeremías era manso, soportó tener que dar un mensaje poco común e inusual para la congregación de Dios, tuvo que confrontar la verdad acerca de la clase de vida que tenía el pueblo, dijo lo que Dios quería, no lo que el pueblo quería oír ni hizo lo que quería hacer. Tuvo que aislarse para no hacerse jefe dirigente ni cooperador de ellos, prefirió hacerse siervo de Dios, llorando amargamente por la maldad del pueblo y los juicios de Dios, le dolía al profeta tal situación, ellos eran su pueblo. Tito 3:2. 

El ejemplo supremo lo tenemos en nuestro Salvador Jesucristo, su amor, su entrega, despojarse de su posición de Dios  y con mansedumbre venir a salvarnos y afirmar: Vengan a Mí todos los que están cansados y agobiados y YO les daré descanso. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de Mí que SOY manso y humilde de corazón, y hallarán reposo en su alma, Mateo 11:28-29.

Vemos en toda su hermosa vida, pobreza de espíritu al obedecer y depender del Padre; la mansedumbre y humildad que mostró Jesús con quienes lo rodeaban, su reacción frente al dolor de los otros, su manera de sufrir la persecución, la mofa, la ofensa, el sarcasmo y la acusación mentirosa hasta el suplicio de la cruz y su muerte. El salmista escribió de Él: No gritará, no alzará su voz ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña resquebrajada, ni apagará la lámpara que poco humea, conforme a la verdad, traerá la justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que haya implantado en la tierra la justicia. Las costas esperan su ley, Isaías 42:1-4. 

La venida de Jesús no fue para pisotear al pequeño ni acabar con las pocas fuerzas del débil, tampoco vino a forzar a la gente para que lo escuchara, tampoco vino a gritar ruidosamente, Él llegó silencioso y sencillo a un pesebre y entró mansamente sobre un pollino, como el Salvador tierno y perdonador que da libertad a quien decide su destino en Él, trayendo salvación con lazos de amor y cuerdas de misericordia a todo aquel que le cree y se dispone para Él. Colosenses 2:12-13.

No consideró su prerrogativa de ser igual al Padre, no se aferró a ese beneficio, sino que descendió de su posición de Dios y se hizo semejante al ser humano para venir a servir y dar su vida por todos. Esto es verdadera mansedumbre y genuina humildad. Esta es la cualidad de mansedumbre del fruto que Él estableció y nos mandó: Aprendan de Mí que SOY manso y humilde de corazónesta virtud es un mandato que los cristianos tenemos que aprender y vivir, no es una disposición natural, es producida por el Espíritu Santo y debemos procurarla.

La mansedumbre es fortaleza, que produce autoridad y poder como defensores de la verdad, la libertad y la vida. Los mártires fueron mansos, pero no débiles ni cobardes, fueron personas valientes, determinadas y con carácter. Un cristiano manso domina los labios, el carácter, las emociones y la lengua, no dice cosas que tenga ganas de soltar. El manso tiene el concepto sano y equilibrado de sí mismo, no se impone ni busca lo suyo, tampoco exige derechos, ni que lo tengan en cuenta, no busca privilegios, ni bienes y mucho menos status, no es susceptible a sus propias necesidades ni intereses personales, sino que pone por encima a los otros. ¡Esto es locura para el mundo natural, que reclama derechos! ¿verdad? Pero para el cristiano es una exigencia en su carácter de santo. Proverbios 19:11,14:29 y 25:21. 

Un cristiano manso vive sorprendido de que Dios y los otros piensen bien de él y de que lo traten tan bien como lo tratan, es necesariamente benigno y bondadoso. Es una persona asequible, no critica, no condena, no polemiza, no es conflictivo, es amoroso, comprensivo y es paciente, esto produce alabanza de Dios: Se vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, Filipenses 4:12-13. 

Los mansos ya han heredado la tierra, por lo tanto, ellos son los que van a juzgar al mundo y a los ángeles, 1 Corintios 6:1-4. Si sufrimos, también reinaremos con Cristo, entonces yo debo ser manso y paciente, porque cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido, Lucas 14:11.

Padre ayúdanos a ser mansos y humildes como Tú Hijo amado nuestro Señor Jesucristo, Amén.

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.