EDIFICA TU TEMPLO, NO LO DESCUIDES MÁS
Entonces se levantaron Jesúa hijo de
Josadac, con sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel, con sus
hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel…Esdras 3:2.
El Altísimo no habita en
templos hechos de mano humana y Él dice: El cielo es mi trono, y la tierra
estrado de mis pies;¿Dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el
lugar de mi reposo? Isaías 66:1 y Hechos 7:49.
No es nuevo este mensaje que el Señor me ha dado, el primero lo escribí en julio de 2015, el segundo el 27 de julio de 2016 y ahora vuelve el Señor a hablar y a recordar un gran anhelo de su corazón para su pueblo.
No es nuevo este mensaje que el Señor me ha dado, el primero lo escribí en julio de 2015, el segundo el 27 de julio de 2016 y ahora vuelve el Señor a hablar y a recordar un gran anhelo de su corazón para su pueblo.
1.
Las excusas. Así ha hablado Jehová de
los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el
tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada. Hageo 1:2. El pueblo dividido alega
que aún no es el momento apropiado para ir a reconstruir la casa del Señor
porque miran más las cosas en contra que las posibilidades en Dios, sin embargo
debemos ser conscientes de que somos contenedores de Él y sólo Dios es nuestra
cimiente de libertad y paz verdadera, muchos no dan importancia a su residente,
por eso compiten celan, envidian y dividen haciendo cada uno lo suyo.
Es necesario que venzamos
los obstáculos que se nos oponen a la reedificación del templo de Dios. No te
distraigas con tantas cosas que te roban el tiempo para ir al Arquitecto
Constructor a reparar los muros del templo. Hay muchas cosas en el mundo que
nos impiden ocuparnos de la reconstrucción del altar personal de Dios.
Necesitamos estar más tiempo en la presencia de Dios ocupados en el
mantenimiento de la morada del Dueño, quizá en el silencio llenándonos de Él,
quizá orando, adorando y buscándolo continuamente con más ansias que antes. Entonces vino palabra de
Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para ustedes tiempo de
habitar en sus casas cómodas y lujosas, y esta casa esta desierta? Pues así ha
dicho Jehová de los ejércitos: Mediten bien sobre sus caminos…Hageo 1:3-4, el
tiempo es apremiante para desacomodarnos y salir del confort y la inercia..
Es urgente recapacitar
sobre lo que está pasando a nuestro alrededor y reconstruir el templo. ¿Cómo
nos está yendo, quizá todo se está quedando en saco roto? Siembran mucho y recogen poco;
comen y no se sacian; beben y no quedan satisfechos; se visten y no se
calientan; y el que trabaja por un salario, recibe su sueldo en saco roto,
Hageo 1:6.
¿Qué esperamos para cambiar esto? Es el momento de atesorar y construir moradas
en el cielo, Dios verá con buenos ojos la disposición de nuestro corazón y el
empeño de la obra de nuestras manos en el proceso de reconstrucción y estará
ahí para apoyarnos y dirigirnos.
El Señor nos da la fórmula
y el remedio para ir a reconstruir con gozo: Mediten sobres sus
caminos…Suban al monte, y traigan madera, y reedifiquen la casa; y pondré en
ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscan mucho, y hallan
poco; si encierran en casa, YO lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? Dice Jehová
de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de ustedes corre
a su propia casa…Hageo 1:7-8.
Ocuparnos de nuestro templo es el llamado, vayamos al monte de Dios, cortemos con todo lo que se opone y traigamos la madera de nuestra vida santificada, subamos al trono de Dios y oremos buscando ser llenos de su presencia; trabajemos como nunca antes en menguar y morir a si mismos, reconstruyamos el templo con entrega y dedicación y Dios nos sustentará, atesoremos su palabra dentro del corazón, ¿acaso existen cosas más importantes que Dios en nuestra vida? Reflexionemos, recapacitemos lo que estamos haciendo y cómo nos está yendo. Dios verá con buenos ojos nuestro esfuerzo de cambio y actuará en el proceso.
b. El desánimo. ¿Quién ha
quedado entre ustedes que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la
ven ahora? ¿Acaso no es esta casa como nada delante de sus ojos? Hageo 2:3. Siempre habrá alguien o
algo que viene a opacar el resplandor de nuestro proceso, y mirará el vaso
medio lleno, pero no permitamos que eso haga mella en nuestro andar diario desanimándonos. Si no tenemos claro Quién vive en ti y en mí, caeremos ante la
crítica, la murmuración, la queja y las circunstancias que nos llevarán a ir posponiendo el avance y el cambio que debemos
hacer aquí y ahora. Recordemos que con Cristo estamos juntamente
crucificados, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí; y lo que
ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el Cual me amó y se
entregó así mismo por mi, Gálatas 2:20.
c. El pecado. Así ha
dicho Jehová de los ejércitos; pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la
ley, diciendo: ¿si alguno lleva carne santificada en la falda de su ropa, y con
el vuelo de ella toca pan, o vianda o vino, o aceite, o cualquier otra comida,
será santificada? Y respondieron los sacerdotes: No. Y dijo Hageo: Si un
inmundo a causa de su cuerpo muerto, toca alguna cosa de estas, ¿será inmunda?
Y respondieron los sacerdotes: inmunda será. Hageo 2:11-13. Y el Señor dice otra vez:
reflexiona, párate y comienza a reedificar.
Hageo encuentra el reclamo
del pueblo, el por qué les va mal y por qué las cosas no funcionan; es como el
sano junto al agripado que pronto se enfermará porque se le pegará el virus. Si
soy morada del Espíritu Santo no debo estar cerca del virus del pecado,
pensemos ¿qué es lo que no estamos haciendo bien? Si soy morada del Espíritu de
Dios no puedo vivir en el pecado, porque toda bendición se irá de mis manos y
no me alcanzará, Deuteronomio
28.
Esta enseñanza nos debe llevar al arrepentimiento genuino. Un
cambio de dirección, no solo dando un giro de 180 grados para salir de
ese estado, sino
una determinación de agradar a quien habita en nosotros. Alejarnos de lo que nos
contamina y caminar hacia adelante, hacia la verdadera santidad, Con
Pasos Firmes en Dios, con la brújula de la palabra y guiados por el Espíritu de la
Verdad, porque somos su morada. Por lo tanto, no más excusas y no más desánimo;
enfrentemos el pecado que nos asedia para vencerlo y ocupémonos en la
reconstrucción del templo de Dios. ¿Cuánto tiempo llevas sin ocuparte de la
morada de Dios?
Por
eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado
su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y
corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante, Hebreos 12:1.
Sólo así podremos impedir
el avance que está haciendo el enemigo, no solo en el mundo, sino en lo
personal y en medio del Cuerpo de Cristo, mientras afuera hay miles que se
están yendo a una eternidad sin Cristo, nosotros impávidos y callados, andando
cada uno en lo suyo sin dar fruto en el Árbol, tenemos que comprender la
importancia de ser templos del Espíritu Santo, para que La gloria
postrera de esta casa sea mayor que la primera, ha dicho Jehová de los
ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos. Hageo 2:9.
¿Estás trabajando por la
reconstrucción de tu templo?
¿Qué clase de morada eres
tú para el Espíritu Santo?
¿Cuál es tu excusa? ¿Cuál
el pecado que te impide reedificar el templo?
Padre Santo,
gracias porque eres tú quien nos guías y bendices, porque eres Tú quien vive y
reina dentro de mí, gracias Señor Jesucristo, porque sé que Tú me hablas, que
tú me aclaras mi propósito de vida. Señor hoy te pido que me ayudes a salir de
las excusas, del desánimo y del pecado para reconstruir este templo de tu
Espíritu que soy yo y que desde hoy en adelante me ocupe de esta morada tuya,
para que seas solo tú quien me indique el camino y que así como Tú eres vida en
mí, yo sea vida para otros. En el nombre de Jesús, Amén.