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13 jul 2016
UN ORGANISMO VIVO Y UNIDO
REEDIFICANDO MUROS Y PUERTAS, 1ra.PARTE
Parte Uno
Y salí de noche…y observé los muros…que estaban derribados, y sus puertas consumidas por el fuego…Les dije: ustedes ven el mal en que estamos…vengan y edifiquemos el muro…y no estemos más en el oprobio…Entonces les declaré como la mano de Jehová había estado sobre mí…y dijeron: levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien. El Dios de los cielos, Él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos…Nehemías 2:13-20.
Después de estas cosas, designó el SEÑOR también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de Él a toda ciudad y lugar donde Él había de ir. Y les decía: la mies a la verdad es mucha, pero los obreros son pocos, por lo tanto, rueguen al Señor de la mies que envíe obreros a su mies, Lucas 10:1-2.
Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviendo los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios, 1 Pedro 4:10.
La palabra del SEÑOR está llena de hermosos simbolismos naturales que representan la vida espiritual del creyente y el reino de Dios: en Jerusalén representa la vida del pueblo de Dios, el muro y las murallas representan la protección de Dios y el trabajo unido de su pueblo en edificicación integral; los muros que eran paredes altas de gran grosor, construídas con ladrillos, piedras y materiales resistentes nos hablan de la cobertura de Dios sobre su pueblo, y la seguridad de las ciudades donde vive su pueblo, resguardados todos con la gloriosa barrera de la salvación en Cristo; estamos llamados a reconstruir y reparar los muros y las puertas espirituales porque la espiritualidad de muchos está en ruinas como estaban los muros de Jerusalén con sus puertas quemadas. Debemos trabajar para renovar, estaurar y reconstruir nuestra vida y relación con Dios ahora que hay tiempo, cerremos las puertas que se hayan abierto al enemigo a causa del pecado y la desobediencia, asegurémonos con nuestra integridad personal aprendiendo a vivir en el Espíritu. Después de esto edificó la muralla exterior de la ciudad de David al occidente de Gihón, en el valle hasta la entrada de la puerta del pescado; y rodeó con ella el Ofel y la hizo muy alta. Entonces puso comandantes del ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá. 2 Crónicas 33:14.
Las ciudades fortificadas poseían grandes y fuertes muros con torres en la parte alta donde permanecían cuidando los vigías y atalayas que avisaban del peligro, como lo hacen los intercesores proféticos hoy y que deben multiplicarse a favor del reino, la salvación de muchos, el crecimiento y madurez tanto espiritual como emocional del pueblo de Dios debe ser guardada; los muros y las murallas tenían puertas de acceso tanto para la entrada como para la salida de sus habitantes, unas por el norte, por el sur, por el oriente y el occidente; puertas que a la vez, impedían el paso de los enemigos porque tenían por dentro barras de hierro macizo que las hacían impenetrables. Si haces bien, ¿ acaso no serás aceptado? Y si no haces bien, el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú debes dominarlo. Génesis 4:7.
Las puertas eran lugares públicos importantes porque alli era donde se trataban los asuntos serios, allí se llevaban a cabo transacciones legales ante testigos, se examinaban unos a otros, se juzgaba y se definían litigios de la vida diaria; por las puertas espirituales dejamos entrar al enemigo que nos ataca y acusa, nos roba, mata y destruye, pero también por las puertas de santidad dejamos entrar las bendiciones, y la mayor de todas es Jesucristo reinando en nuestro corazón, Él es la puerta de acceso al Padre y su reino celestial, por eso toda nuestra vida debe girar en torno a Él. YO SOY la puerta. Si alguien entra, por medio de Mí será salvo, será como una oveja que entra, y sale y halla pastos. Juan 10:9.
En la antigüedad, el enemigo derribó y quemó los muros y las puertas de Jerusalén para dejar desprotegido a Israel y hacer que el pueblo quedará a merced de los invasores, así los invadian y contaminaban con la cultura de los paganos; la ciudad y sus habitantes eran presa fácil de ladrones, salteadores y gente violenta; el pueblo se dispersaba y se mezclaba con otras naciones que ni conocían, ni temían al Dios de Israel. Entonces les dije: ustedes ven la mala situación en que estamos, que Jerusalen está desolada y sus puertas quemadas a fuego. Vengan y reedifiquemos la muralla de Jerusalén para que ya no seamos un oprobio. Nehemías 2:17.
La cautividad y alejamiento de su tierra hizo que el pueblo se mezclara con los paganos, así los israelitas fueron perdiendo gradualmente sus costumbres, su propio lenguaje, el estilo de vida, las instrucciones del SEÑOR, los mandamientos y principios que Él les había dejado en los escritos bíblicos, peor aún iban perdiendo su fe en el Dios de Israel. Se hacia imperativo reconstruir los muros y fortificar las puertas para rescatar así su identidad, y sentido de pertenencia con seguridad, y control de quién entraba y salía de la ciudad. Sepa el rey que hemos ido a la provincia de Judá, a la casa del Gran Dios, que está siendo edificada con rocas enormes y vigas empotradas en las paredes del muro, y esta obra se adelante con gran esmero y prospera en sus manos. Esdras 5:8.
Las circunstancias que en el AT vivió el pueblo de Israel, hoy rodean a la Iglesia de Jesucristo que se ha alejado de la ciudad celestial y ha dejado arruinar las puertas espirituales, dispersándose por el mundo y tomando costumbres paganas y mundanas en medio de lobos rapaces que los hacen como ovejas de presa; la cultura del mundo se ha metido en el pueblo de Dios, la Iglesia ha ido perdiendo su propio lenguaje, su identidad, su pertenencia y la fe en Dios, no se distingue claramente quienes son de Dios y quiénes no, ahora confían más en la ciencia y los líderes que engañan y les mienten y han dejado resagado a su Creador y Salvador, se ha desvanecido la esencia del evangelio y la misión del pueblo; sus murallas espirituales están en ruinas y se han caído porque se abrieron puertas a los extraños; esto hace urgente una acción inmediata del pueblo en la reedificación de los muros y las puertas de su Jerusalén espiritual; el SEÑOR convoca a reedificar los muros, fortificar las murallas y cerrar toda puerta que se haya abierto al enemigo. Si haces el bien, ¿No serás aceptado? Y si no haces el bien, el pecado ya está a la puerta y te codicia, pero tú debes dominarlo. Génesis 4:7.
El pueblo de Dios son puertas eternas que deben abrirse para que muchos entren a conocer al Rey Salvador, y para eso debemos reconstruir los muros caídos de nuestra espiritualidad para ser liberados del engaño y expulsar a los intrusos, dejando de competir por quién es el mayor, porque hay quienes tienen más y pueden más, pero también hay pequeños que trabajan y echan fuera demonios pero no están entre los “grandes” que los dejan de lado, otros piden que descienda fuego del cielo y destruya a los malvados, y hay muchos que ponen excusas para no salir a cumplir la gran comisión que nos dejó el Maestro. ¡Levanten, oh puertas, sus cabezas! ¡Levántense, oh puertas eternas, porque entrará el Rey de la gloria! Salmos 24:7.
La santificación y testimonio del cuerpo de Cristo debe manifestarse al mundo con poder para echar fuera todo invasor, esto es un grito de urgencia que Dios está lanzando desde los cielos, Él sigue creyendo en su pueblo amado del cual ha tenido la paciencia que tuvo Noé por 120 años mientras construía el Arca donde sólo se salvaron ocho. No sabemos cuánto dure la aparente calma y el ministerio de cada quien, pero Dios es soberano para ordenarnos qué hacer, y nosotros obedecer, si en 120 años con Noé se convirtió solo su familia, y con Jonás en un día se convirtió toda una nación incluido el gobierno, es nuestra responsabilidad cumplirle al SEÑOR y trabajar para que el reino de Dios y su justicia se establezcan en la tierra, independientemente de si se convierte muchos o pocos, eso está en la soberanía de Dios, nosotros reconstruyamos. Abran las puertas de la justicia, entraré por ellas y daré gracias al SEÑOR. Salmos 118:19.
La reconstrucción de la casa de Dios y el templo del Espíritu Santo, debe ser nuestra prioridad para que el Padre derrame su fuego purificador y su fuego consumidor, desatando juicio y justicia en un pentecostés espiritual que produzca el despertar total del cuerpo de Cristo, mientras su pueblo provoca un tsunami de gloria en el mundo. Todo depende de nuestro esmero y eficiencia. Entonces reedificarán las ruinas antiguas, levantarán los lugares devastados de antaño y restaurarán las ciudades arruinadas, los lugares devastados de muchas generaciones. Isaías 61:4.
Requerimos renovación en el amor por los que necesitan ser salvos, ser responsables y dar testimonio en la predicación del evangelio no adulterado ni acomodado, ese tiene que ser nuestro propósito, para levantar murallas de protección contra las tinieblas y colocar límites al sistema del mundo. Somos puertas eternas de bendición que salen a extender las redes que pescan a lado y lado de la ribera del río de Dios en todas las naciones de la tierra…Esta corriente hará que las aguas saladas del mar Muerto se vuelvan puras y dulces. Asi vivirá cantidad de criaturas por donde lleguen las aguas de este río. Abundarán los peces en el mar que estaba muerto pues, sus aguas se volverán dulces. Florecerá la vida a donde lleguen estas aguas. Habrá pescadores a lo largo de toda la costa…Ezequiel 47:6-12.
La obediencia y el trabajo juicioso de la Iglesia de Cristo es restauración y reconstrucción de los muros ministeriales, el accionar de los dones y la vivencia del fruto, en ofrenda continua de oración y ayuno, trabajando e intercediendo unidos en el fortalecimiento del llamado, para ser efectivos haciendo discípulos, formando servidores, soldados, mayordomos y ministros embajadores de Dios que no le teman a las acechanzas de las tinieblas ni a los dardos del maligno, porque los muros de la fe obediente y la entrega a Dios nos guardarán afuera y adentro de los muros que forman las manos del Eterno, que rodean la vida de cada uno de sus hijos. Entonces los enemigos verán al SEÑOR que está de nuestro lado…con mis propios ojos veré su ruina, como lodo en las calles serán pisoteados. En aquel día tus ciudades serán reconstruidas y tus fronteras se extenderán…Sin embargo, la tierra se volverá vacía y desolada a causa de la perversión de los que la habitan. Miqueas 7:10-13.
Estamos en medio de una generación perversa que habita el mundo, pero somos los reconstructores llamados a edificar, actuar y vivir como Cristo anduvo para que contemos las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz; necesitamos reedificar y reconstruir los muros de la santidad, la verdad y la justicia despertando el espíritu de libertad y avivando la sensibilidad del corazón de muchos, y para eso debe morir el yo ego, sometidos totalmente a la voluntad de la Cabeza, Cristo, dispuestos y comprometidos en la multiplicación de obreros para la mies, para que más manos enérgicas y firmes avancen en la construcción de muros y puertas. Algunos de ustedes reconstruirán las ruinas desoladas de sus ciudades. Entonces serán conocidos como reconstructores de muros y restauradores de casas. Isaías 58:12.
Somos llamados a tiempo y a destiempo porque somos un solo edificio, donde cada ladrillo y cada muro se apoya uno en el otro, sostenidos y sobre-edificados en la Roca Eterna, dando generosamente para recibir recompensa en el cielo, y sirviendo para ver el fruto; no somos competidores que siembran discordia ni división, somos edificadores y pacificadores despojados de celos, envidia y la vanagloria del mundo, cada uno ha recibido algo de Dios, cada uno es llamado a edificar y sobre edificar en el reino en el lugar que está, colocados a favor del reino y del cuerpo de Cristo para multiplicar la congregación de YHWH y la Iglesia de Cristo, trabajando como los creyentes de Hechos; ellos fueron discípulos genuinos que no se paralizaron ni callaron a pesar de la persecucion del imperio romano babilónico y a pesar de los tiranos que gobiernaron sin Dios y sin ley. Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviendo los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios, 1 Pedro 4:10.
Es tiempo de rescatar la espiritualidad, saliendo del acomodo al mundo y su sistema anticristo babilónico, somos más que vencedores, ¿por qué el descuido espiritual? Acabemos con el derrumbe de la comunicación e íntimidad con el SEÑOR de la obra, no permitamos más la violación del pacto de gracia. Porque nosotros, amados, edificamos sobre nuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservando el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro SEÑOR Jesucristo para vida eterna. A algunos que dudan convénzalos, a otros salven, arrebatándolos del fuego; y de otros tengan misericordia con temor, aborreciendo aún su ropa contaminada por su carne. Judas 1:20:23.
Es necesario el trabajo fuerte y constante, el ayuno y el clamor en la intimidad del Altar para tener fuerzas, hallar estrategias, respuestas y revelación que traiga solución a tanta maldad, desorden y caos palpable, debido a tanto pecado grosero y notorio en el mundo; asi como hicieron Nehemías, Esdras y el pueblo aguerrido, de la antigüedad, construyamos muros de contención y repararemos las puertas de los cinco sentidos espirituales, con el poder y el fuego de la unción en el Espíritu, aprendamos del Cristo resucitado y glorificado sentado en su trono de gloria, acerquemonos a Él para tener su ayuda y poderosa intervención protectora; el SEÑOR nos ama tanto, que no para de hablarnos, para que de la misma forma le respondamos y actuemos. Y edificamos la muralla hasta que estaba unida hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar. Nehemías 4:6.
Cuando el profeta llegó a Jerusalén vio los muros caídos y las puertas quemadas, lo cual provocaba la interferencia externa de los pueblos paganos que torcían el camino recto de obediencia a la ley de Dios entre el pueblo hebreo, haciendo que se mezclaran con gente impia que desconocían los principios de la ley divina; la ciudad había sido avasallada porque el pueblo había dejado el Pacto y la palabra revelada. De cierto te bendeciré grandemente, y multiplicaré en gran abundancia tu descendencia como las estrellas del cielo y la arena en la orilla del mar, y tu descendencia poseerá las puertas de tus enemigos. Génesis 22:17.
Había un derrumbe espiritual que provocó el derrumbe físico del muro y las puertas que protegían y guardaban la integridad moral y el buen manejo de las relaciones con Dios y el compañerismo entre el pueblo santo; Nehemías como un gran intercesor convocó al pueblo al trabajo en oración, ayuno y con herramientas en la mano, encontrándo asi el respaldo del SEÑOR, lo cual debemos aplicar hoy en nuestro crecimiento y madurez espiritual, donde cada puerta nos habla de una vida de progresión, avance y desarrollo personal en cada miembro del cuerpo de Cristo. Porque Él rompió las puertas de bronce e hizo pedazos las barras de hierro. Salmos 107:16...
Continua la Segunda Parte con las puertas.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.