Y
reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino NO tendrá fin. Lucas
1:33. Porque tuyo es el reino el poder y la gloria para siempre jamás. Mateo
6:13.
A
su debido tiempo, Dios manifestará esto y lo llevará a cabo, porque Él es el
único y soberano, Rey de los reyes y SEÑOR de señores. 1 Timoteo 6:15.
A
Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos y soberano sobre los
reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libertó de nuestros pecados con su
sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios su Padre; a Él sea gloria e
imperio por los siglos de los siglos. Apocalipsis 1:5-6.
En la tierra nuestro Rey Salvador fue coronado con
espinas por los romanos respaldados por sacerdotes judios, todos ellos se burlaron, pero ahora Él reina con corona de gloria,
poder y autoridad, sentado para siempre en su trono eterno, aunque fue
crucificado, muerto y sepultado, resucitó victorioso y subió al lado
del Padre, donde ha estado eternamente, y permanece con el título de Rey de
reyes y SEÑOR de señores; Él derrotó al adversario y sus demonios para
establecer en victoria su reino eterno con todos sus santos. Estos pelearán
contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque Él es SEÑOR de los señores
y el Rey de los reyes, y los que están con Él son llamados escogidos fieles.
Apocalipsis 17:14.
Con sacrificio, muerte, sepultura y resurrección Jesucristo, el Hijo de Dios nos abrió la puerta al Padre, que estaba cerrada desde la iniquidad del Edén, por eso se rasgó el velo del templo y hubo terremoto cuando Cristo expiró; ahora tenemos libre el acceso a su reino de justicia, paz, gozo y libertad. Jesús restauró con su vía dolorosa del Calvario nuestra entrada a la cultura del reino, para vivir en la reorganización y reordenamiento de su reino. Uno de los ancianos me dijo: No llores más, pues el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos. Apocalipsis 5:5..
El Rey vencedor es la raíz de David con toda
autoridad y dominio, Él es la fuente de noble existencia, de realeza y majestad;
Jesucristo es la máxima Alteza con su gran ejército celestial a disposición de los santos. Y los ejércitos
que están en los cielos, vestidos de lino fino y limpio, lo seguirán sobre
caballos blancos. De su boca sale una espada afilada para herir con ella a las
naciones, y las regirá con vara de hierro; y Él pisa el lagar del vino del
furor de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su manto y en su muslo tiene un
nombre escrito: Rey de reyes y SEÑOR de señores. Apocalipsis 19:14-16.
Nuestro Rey salvador y soberano Dios, es Aquel que entregó su vida para darnos vida abundante y eterna, con su sangre nos redimió para sentarnos en su mesa, rompiendo las cadenas que nos tenían presos en la oscuridad; Él con su sacrificio, muerte, sepultura, resurrección y ascensión nos reposicionó al lugar original en que fuimos creados, porque estábamos caídos desde el Edén, pero con su victoria sobre la muerte y el enemigo nos sentó junto a Él en lugares celestiales como hijos de Dios, pueblo y nación santa de reyes y sacerdotes, con poder para hollar serpientes y escorpiones; Él nos compró a precio de vida y de sangre, sacándonos de la esclavitud del pecado, el mundo y la carne, ahora somos doblemente propiedad del Rey Vencedor por creación y redención. Gálatas 2:15-16 y 1 Corintios 8:6.
Él nos hizo
coherederos de las ricas bendiciones del Padre, para vivir en permanente
comunión y amistad con el Dios de Israel, porque Él es el Rey de la rectitud,
es el Rey de siglos, es el Rey del cielo, Él es el Rey de gloria, es el Rey de
reyes y SEÑOR de señores, Él es mi Rey. ¿Tú lo conoces? Porque un niño
nació para nosotros, Dios nos concedió a su Hijo, a Él se le ha concedido el
poder de gobernar. A Él se le dan estos nombres: Admirable en sus planes, Dios
invencible, Padre Eterno, Príncipe de Paz; y se sentará en el trono de David;
extenderá su poder real a todas partes y su paz no se acabará; su reinado
quedará bien establecido y sus bases serán la justicia y Derecho desde ahora y
para siempre. Esto lo hará el ardiente amor del Padre Todopoderoso. Isaías
9:6-7.
Mi Rey Jesucristo, el Hijo de Dios con su
sacrificio, muerte, sepultura, resurrección y ascensión nos ha hecho pueblo de autoridad, poder y
unción, al restaurarnos y hacernos nuevas criaturas, concediéndonos el
ministerio de la reconciliación dentro de un estatus de ministros del SEÑOR y con
funciones gloriosas de trabajo en su reino de justicia. Él es el Rey soberano,
ninguna medida ni cantidad pueden definir los límites de su amor, Él es
perdurablemente fuerte, Él es completamente sincero, Él es eternamente firme,
Él es inmortalmente bondadoso, Él es imperialmente poderoso, Él es
imparcialmente misericordioso. ¿Tú lo conoces? Acontecerás en ese
tiempo que las naciones acudirán a la Raíz de David, pues Él es la señal para
los pueblos, y donde Él reina es glorioso. Isaías 11:10.
Jesucristo con su sacrificio, muerte, sepultura y resurrección
nos colocó bajo cielos nuevos y tierra nueva, porque nos renovó con su Espíritu,
nos otorgó un campo de acción con dones y fruto haciéndonos ciudadanos de su
reino, para ir a sanar, liberar y ministrar vida para salvación; por eso Él es
el más grande fenómeno de hermosura que jamás haya cruzado el horizonte de este
mundo, Él es el Hijo de Dios, Él es el único Salvador, Él es la pieza esencial
de la civilización, Él es incomparable, Él no tiene precedentes, Él es la idea
más exquisita de la literatura, Él es la personalidad más alta de la filosofía;
Él es la doctrina fundamental de la verdad: Él es el único calificado para ser
el Salvador, y me pregunto, ¿Tú lo conoces? Te
mando delante de Dios que da la vida a todo lo que existe, y delante de Rey
Jesucristo, que dio testimonio ante Poncio Pilato, que guardes y obedezcas el
mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de Jesucristo, nuestro
Rey de reyes y SEÑOR de señores.1 Timoteo 6:13-14.
Jesús con su sacrificio, muerte, sepultura y
resurrección y ascensión, nos selló con su Espíritu como propiedad de Dios para que seamos
su templo y su altar de adoración, unidos estrechamente a Él y libres de estar
en su presencia; de Él emanan nuestras fuerzas que vencen toda debilidad, Él se
solidariza, y Él Salva, Él fortalece y sostiene, Él guarda y Él guía, Él sana
al enfermo, Él limpia a los leprosos, Él perdona a los pecadores, Él libera a
los deudores, Él liberta al cautivo, Él defiende a los débiles, Él bendice al
joven, Él sirve al infortunado, Él recompensa a los ancianos, Él paga
justamente al diligente, y Él embellece a los mansos, pero me pregunto, ¿Tú lo
conoces? Porque el SEÑOR es nuestra guía; el SEÑOR es
nuestro Gobernante. El SEÑOR Jesucristo es nuestro único Rey: ¡Él nos salva!
Isaías 33:22.
Con su sacrificio, muerte, sepultura, resurrección y ascensión,
Jesucristo se hizo la llave del conocimiento, Él es la fuente de la sabiduría, Él es
la puerta a la liberación, es el camino de la PAZ, es la vía a la rectitud, Él
es la autopista a la santidad; Él es la entrada a la gloria del Padre, y me
pregunto, ¿Tú lo conoces? A Ti, Rey omnipotente y Dios de mis padres, te
alabo y te doy gracias. Me has dado sabiduría y poder. ¡Revelas lo que te
pedimos, y me has dado conocer los sueños de Nabucodonor! Daniel 2:23.
Con su vida el Rey eterno es inigualable, pero con su sacrificio, muerte, sepultura, resurreccion y ascensión, su bondad no tiene límites, su misericordia es eterna, su amor nunca cambia, su palabra es permanente, su gracia es suficiente, su reinado es justo, su yugo es fácil y liviana es su carga, desearía poder describirlo, pero Él es indescriptible, Él es incomprensible, Él es invencible, Él es irresistible, y me pregunto: ¿Tú lo conoces? YHWH reinará sobre toda la tierra. En aquel día el Eterno será el único Dios y Rey, y uno será su nombre sobre todo nombre. Zacarías 14:9.
Al Rey eterno NO lo puedes sacar de tu mente, no lo puedes soltar, no puedes sobrevivir sin Él, no puedes vivir sin Él: los fariseos no pudieron detenerlo porque ellos entendieron que no podía ser detenido, Pilato no pudo encontrar ninguna falla en Él, Herodes no pudo matarlo, la muerte no pudo contenerlo, y la tumba no pudo retenerlo, Él es mi Rey, ÉL ES JESÚS DE NAZARETH, mi SEÑOR, mi Salvador y mi Dios. Y lo amo con toda mi vida por la eternidad. David siendo profeta, sabía que con juramento Dios había prometido, dar fruto con sus lomos, en cuanto a la carne, y Dios levantaría al Cristo que se sentaría en el trono que ocupa eternamente. Hechos 2:30.
Nuestro divino Salvador Jesucristo es Rey desde siempre y por la eternidad, desde antes de venir a la tierra. Aunque nuestro poderoso y tierno Salvador era Dios, no se quedó en su posición, ni se aferró a su señorío real, renunció a sus privilegios divinos; adoptó con humildad la posición de un esclavo y vino a nacer como un ser humano. Él no vino a la tierra para probarse como rey, Él ya era soberano en el cielo, y desde el principio de los tiempos. Nuestro Rey salvador nació en una humilde enramada suká en la fiesta de los tabernáculos, allí el Dios hecho Hombre eligió nacer para vivir como un sencillo ser humano; en su vida terrenal nunca dejó su realeza y divinidad ni su condición de Soberano Rey…El que se llama Fiel y Verdadero, con justicia juzgará y hará la guerra. Sus ojos son una llama de fuego, sobre su cabeza hay muchas diademas y tiene escrito un nombre que nadie conoce sino Él. Está vestido de un manto empapado en sangre, y su nombre es: El Verbo de Dios. Apocalipsis 19:11-13.
En su sacrificio, muerte, sepultura, resurrección y ascensión, nuestro Rey No portaba una corona física visible, pero como Rey siempre mostró y ejerció su autoridad. La gente experimentaba y percibía en sus palabras el poder de su autoridad para hacer milagros. Su autoridad y dominio eran únicos sobre las enfermedades y los demonios y puso en su lugar a los fariseos y religiosos de su época. La gente se admiraba de sus enseñanzas y su doctrina, porque sus mensajes eran con mucha autoridad. Lucas 4:32.
La gran demostración del divino linaje real de Jesucristo está claramente demostrado al ofrecer voluntariamente su vida santa por los pecadores; su gloriosa realeza de Rey soberano se adorna de amor, ofreciendo su cuerpo y su vida en sacrificio para hacernos dignos de estar con Él en su grandeza y soberanía, completando su mision terrenal dejando al sepulcro vacío, para volver a sentarse a la diestra del Padre. Por eso me ama el Padre, porque YO pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me quita la vida, sino que YO de Mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla y tengo autoridad para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. Juan 10:17-18.
El Rey soberano fiel hasta el último momento, venció una vez y para siempre a satanás quitándole las llaves del imperio de la muerte, para hacernos nacer de nuevo, dándonos su victoria para ser más que vencedores para vivir en santidad; porque no son nuestras obras, es la victoria total de Jesucristo en su sacrifico, muerte, sepultura, resurrección y ascencion y que tiene la última palabra sobre toda su creación, y mereció ser llamado Rey de reyes y SEÑOR de señores; Él es el único Rey que sostiene su palabra y la cumple, poniendo su vida en segundo lugar, prefiriendo salvar a muchos. Aunque fue martirizado, oprimido, azotado, injuriado y clavado en el madero, no se cansó de interceder al Padre por los pecadores, hasta su úlmo suspiro y bajo el asedio de sus verdugos, y no contradijo nada de lo que enseñó en su ministerio redentor. Mientras Jesús agonizaba clamaba perdón por los pecadores que lo herían cruelmente: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Lucas 23:34.
Jesucristo, el único Rey que soportó una corona de espinas, haciéndolo más noble que cualquier monarca terrenal. En su martirio y sacrificio el Eterno Rey demostró la fuerza y humildad de su carácter dulce y firme, con profundo afecto, pensando que con su sacrificio nos rescataba para la eternidad, al llevar sobre El nuestras culpas y deudas para destruirlas para siempre. El Rey más grande de la historia con valor y poder soportó la humillación, blafemias y burlas de sus opresores, sin soltar ni una sola queja, sino bendiciendo a todos; solo una vez pidió por Él un poco de agua porque lo agobiaba la sed, lo cual suscitó vituperios e insultos, pero Él se quedó completamente en silencio, como Cordero que va al matadero mientras le quitan la lana. No abrió su boca. Isaías 53.
El sacrificio, el dolor, muerte, sepultura, resurrección y ascensión de este Soberano Rey de gloria, ahora sentado en su trono glorioso, llevando su corona de oro reluciente, es el máximo héroe y coloso de victoria porque derrotó todo mal, por eso, solo Él es digno de toda adoración. Jesucristo, Rey del universo, gobierna sobre todos los demás gobernantes de la tierra y con decisión soberana decide sobre las potestades celestiales. Él también reina en los corazones que decidimos recibirlo como SEÑOR y Dios, porque creemos en Él y en su cruz, y ahora estamos bajo su cobertura y cuidado, Él nos gobierna y dirige con amor, justicia, poder y majestad. Te exaltaré mi Dios, mi Rey; eternamente y para siempre, te bendeciré. Salmos 145:1.
Tú que lees hoy esta enseñanza, permite que el Rey de reyes, Soberano de las naciones viva en ti, para que señoree sobre tu vida y dirija todas las áreas de tu existencia; hazlo tu Amigo y relaciónate estrechamente con Él, para que tu familia y tú sean benditos y salvos; dale el control de todo lo tuyo, aún del descanso, reposa en Él, confía en Él, y verás mayores niveles de de vida y horizontes amplios de humilde grandeza, paz y libertad. Alcense ustedes, puertas eternas, alcen sus cabezas para mirar al Rey, ábranse puertas eternas, porque entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? EL GRAN YO SOY, es el Rey de la gloria. El fuerte y valiente poderoso Rey de gloria…Salmos 24:7-10.
Tú y yo somos esas puertas eternas que deben alzar su voz a la humanidad para que conozcan al Rey de gloria y Él pueda entrar a más corazones y miles de almas sean salvas. Porque el fruto del justo es árbol de vida, y el que gana almas es sabio. Proverbios 11:30.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.