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22 ago 2015

LEVÁNTATE DEL FRACASO



UN FRACASO O UNA CAÍDA SON  
OPORTUNIDAD PARA LEVANTARSE

Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; más me seguirás después. Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti. Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces.

Así que, hermanos míos, sabiendo esto de antemano, estemos en guardia, no sea que arrastrados por el error de hombres libertinos, caigamos de nuestra firmeza. 2 edro 3:17.

Pedro estaba sentado fuera en el patio, y se le acercó una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo. Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices. Saliendo él a la puerta, lo vio otra, y dijo a los que estaban allí: También este estaba con Jesús el Nazareno. Pero él negó otra vez con juramento. No conozco al hombre. Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aún tu manera de hablar te descubre. Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. Y en seguida cantó el galló. Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente. Marcos 14:66.

Todos necesitamos tratar con el fracaso un día, no todas las personas pueden enfrentar y vencer el fracaso, especialmente nuestros adolescentes y jóvenes de hoy necesitan aprender a encarar cada caída y fracaso con inteligencia y sabiduría de lo alto para superar malos tiempos y ánimo resuelto seguir trabajando hacia el  éxito. Si alguno no permanece en Mí, es echado fuera como una rama que se seca; luego se recogen, y los echan en el fuego para que se quemen. Juan 15:6.

Muchas personas no enfrentan el fracaso por temor e inseguridad en sí mismos y falta de confianza en Dios, otros por vergüenza delante de otras personas; creen que con un fracaso pierden valor y autoimagen, pero la verdad es que el ser humano no está entrenado para manejar los fracasos de esta vida, lo cual es un error que viene de generación en generación, máxime en una sociedad que continuamente está presentando altos índices de competitividad y retos, que en muchos casos nos hacen sentir como derrotados perdedores. Tengan cuidado, hermanos, no sea que en alguno de ustedes haya un corazón malo de incredulidad, que lo impulse a apartarse del Dios vivo. Hebreos 3:12.

Nunca olvidemos que el Creador nos ha formado con espíritu de grandes triunfadores vencedores; desde el momento mismo de la gestación, sólo uno ganó la carrera y llegó a la meta, esos ganadores fuimos tú y yo. Hoy estamos en este mundo porque tenemos dentro un potencial muy grande de influir maravillosa y excelentemente a este mundo, poseemos un arsenal de cualidades y dones que Dios plantó en la impronta de nuestros genes. Dios me llamó y me apartó desde el viente de mi madre y me llamó por su gracia para bien. Gálatas 1:15.

En la mayoría de las familias se entrena a los hijos para el triunfo, pero no para el fracaso, quizá porque los mismos adultos no han podido superar sus propios fracasos ni olvidar sus caídas. Así que el tema del fracaso exige mente fría y clara para pensar, abordar y confrontar el fracaso, podemos perder algunas veces pero no siempre, y como padres y adultos maduros debemos ser firmes para enseñar y dar ejemplo a los hijos y los jóvenes; sacando carácter para vencer en la vida por el simple hecho de ser padres y adultos responsables del futuro de nuestros niños y jóvenes. El SEÑOR mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes. Deuteronomio 31:8.

Nos levantamos, nos damos tregua, pero firmes avanzamos aferrados de la mano de Dios con fuerza desde adentro. Es de vital importancia aprender para enseñar a manejar tanto el éxito como el fracaso, la derrota, como la victoria, el dolor como la alegría, la vergüenza como la honra, son fenómenos propios de la vida humana. Tenemos que pararnos para conquistar en el poder de Dios y con toda nuestra gana porque en Cristo somos gigantes y valientes espirituales que dan pasos de fe. YO te he mandado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el SEÑOR tu Dios te acompañará donde quiera que vayas. Josué 1:9.

El fracaso no es el final en la carrera de nuestra vida, es apenas un momento y una etapa que vive pero se supera; en tiempos pasados, bisabuelos, abuelos y padres enseñaban principios y virtudes para superar las dificultades que nos presenta la sociedad y el mundo y nos decían: Si un fracaso te ha dolido, no te declares vencido, y es como lo dice el Apóstol Pablo: “Nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen el gran tesoro. Esto deja bien claro que nuestro gran poder, proviene de Dios, no de nosotros mismos. Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos, pero no caemos en la desesperación. Somos perseguidos, pero nunca abandonados por Dios. Somos derribados, pero no destruidos. 2 Corintios 4:7-9. Dios mismo nos da en su Palabra el poder para vencer y pararnos firmes ante la adversidad del fracaso y los reveces.

En todas las familias los padres deben enseñar y hablar de este tema con sus hijos pequeños, así como se les enseña a jugar. Es importante estar atentos y observar la actitud que toman nuestros hijos ante sus derrotas y fracasos. Allí debemos detenernos, y ejemplificar con tranquilidad, aceptando y manejando las derrotas. La Biblia nos proporciona poderosos e innumerables versículos que nos alientan a levantarnos y seguir. A Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro SEÑOR Jesucristo, 1 Corintios 15:57.

A nuestros hijos hay que mostrarles con la vivencia para cultivarles el espíritu valiente y resuelto que vive todo con tranquilidad y amabilidad con aquellos que consideran enemigos y adversarios cuando los tienen enfrente; como parte de vencer el fracaso está felicitar a hermanos, compañeros y amigos cuando los superen en el juego o alguna prueba. Ellos deben asimilar que no siempre se gana, pues si no aprendemos desde el hogar a saber perder desde niños, seremos unos desgraciados, frívolos y tontos toda la vida. Alabado sea el Dios y Padre de nuestro SEÑOR Jesucristo, Padre de misericordioso y Dios de toda consolación, Él es quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que con el mismo consuelo que recibimos de Él, también nosotros podamos consolar a otros. 2 Corintios 1:3-4.

Es necesario entender que esa pérdida momentánea no nos resta valor como personas o como trabajadores y estudiantes, es algo humano y todos hemos de pasar por el fracaso, las caídas y los retos y vale la vida luchar y superar todo dolor y derrota. En esos momentos debemos tomar el camino de la humildad y el espíritu enseñable, son momentos que cruzamos para escribir nuestra historia, ser obras de arte y fuentes de inspiración para los que vienen atrás; dando todo o nada, ahora o nunca, pero sin soberbia, ni impotencia, ni altanería y mucho menos venganza por querer siempre ganar. Cuando los hijos sean adultos, serán personas, amadas, gratas y bien recibidas por su calidad humana de valientes. Es necesario formar para el fracaso y la derrota, así como para el éxito. Manténgase alerta; permanezcan firmes en la fe de Cristo, para que sean valientes y fuertes. 1 Corintios 16:13.

Pedro fracasó cuando negó a su Maestro, estaba cayendo como discípulo de Cristo, pero lo reconoció y admitió, por eso lloró amargamente. Por eso cuando Jesús resucitó les dijo: No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús Nazareno el que fue crucificado? Ha resucitado, no está aquí. Mirad el lugar donde lo pusieron, id y decid a sus discípulos y a Pedro que Él va delante de vosotros a Galilea, allí lo vereís como Él dijo.” Marcos 16:6-8.

También David fracaso siendo ya rey, pecó con Betsabé, él no quería reconocerlo, hasta que llegó el profeta Natán y lo confrontó. Quien fracasa y dice que no está pasando nada, no está aprendiendo nada. Admitir y enfrentar el fracaso es mejor que estarse quejando y llorando de amargura e impotencia. Aunque vayan por valles tenebrosos, no teman al peligro, por Dios está a nuestro lado; su poder y autoridad me reconfortarán. Salmos 23:4.

Sabiamente Jesús citó a sus discípulos a una reunión en Genesareth, allí mismo donde empezó el fracaso de Pedro. Éste regresó de Galilea y viendo que todos estaban ahí, rehusó quedarse aludiendo que se iba a pescar, inconscientemente volvía a lo que había dejado atrás. Jesús ya le había dicho en la primera ocasión que dejara las redes para ser pescador de hombres, pero ante el fracaso de haber negado a su SEÑOR, se rehusó a continuar con los discípulos e intentó volver a ser pescador de peces. Es una forma típica humana ante el fracaso, retroceder y querer quedarse como estaban al principio. Pero Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7.

El mundo no es de mediocres, tímidos, ni cobardes, negar y evadir el fracaso es una forma incorrecta de manejar una derrota, una caída, un error o una equivocación, debemos cambiar el enfoque frente a los altibajos de la vida. Pedro no se estaba dando cuenta que retrocedía, pero finalmente sintió la frustración, reconoció su error, se arrepintió, confesó y lloró con mucho dolor. Querer volver atrás, es renunciar a Cristo, renunciar a tu llamado, renunciar a su misión, renunciar al servicio del Evangelio, renunciar a salvar almas, cuando se piensa así, la persona cree interiormente que no sirve para nada, pero reaccionemos ante el fracaso y no perdamos nuestra oportunidad de crecer y avanzar. Pon tu esperanza en el SEÑOR; ten valor, cobra ánimo; por tu esperanza en el SEÑOR. Salmos 27:14

Hay que superarnos, leyendo, investigando, aprendiendo y conociendo, pero retroceder ante el fracaso es un paso hacia el estancamiento y el abismo del vacío, un escape a la realidad, y en vez de saltar un escalón hacia la cima, se empieza a descender vertiginosamente al hoyo del atraso. Debemos ver y aceptar el fracaso como algo que nos impulse a seguir subiendo la escalera de la vida hacia tiempos mejores. Podemos hacer todas las cosas a través de Aquel que me da las fuerzas. Filipenses 4:13.

No olvidemos de dónde nos sacó el Señor, Pedro estaba olvidando que antes era un simple pescador y Cristo lo había hecho un apóstol y discípulo, ahora estaba de nuevo en el mar, amargado porque no había podido pescar ni un solo pez y Jesús salió a su encuentro. El Señor permite que esto pase y le pregunta a Pedro y los que estaban con él: ¿Hijitos tienen algo de comer?, ellos responde No.

Jesús propició la forma para llevar a Pedro a admitir su fracaso de su camino hacia el apostolado. Lo ubicó, le da la orden de echar la red del otro lado, y las redes se rompían por la cantidad de peces. Jesús ratifica su autoridad y le hace ver a Pedro y a los demás que se habían salido del camino y andaban al borde del fracaso. Finalmente, sé fuerte en el SEÑOR y en la fuerza de su poder. Efesios 6:10.

Jesús los acomoda, les repite la primera lección y les recuerda lo que deben hacer. Les confirma que fracasan sin Él, recordándoles la enseñanza de Juan 15, Él es La Vida verdadera y ellos las ramas que deben permanecer unidas al árbol para recibir su sabia y llevar mucho fruto, ese es el secreto para llevar vidas llenas de plenitud, y sin derrumbarnos aún en medio de las aflicciones que el mundo nos da. Sé como un vigilante, se firme en la fe, actúa como un hombre valiente y fuerte. 1 Corintios 16:13.

Aquí está la lección contra el fracaso. Jesús no sólo enseña y recuerda la teoría, sino que también nos ejercita en la práctica. Es con el sufrimiento, las derrotas, las pérdidas y las caídas que aprendemos a ser gente fuerte, firme y valiente; así podemos enseñar a los hijos y a los alumnos. Estamos unidos vitalmente a Dios, y sin Él no podemos hacer nada productivo que nos satisfaga y nos llene con el gozo de los logros. Algunos prosperan económica y profesionalmente, pero vemos en gran número de casos, que ellos tienen vacíos e insatisfacciones que les impiden ser felices verdaderamente. Espera en el SEÑOR; se fuerte y permite que tu corazón cobre fuerza; siempre apóyate en el SEÑOR. Salmos 27:14.

Así que quizá muchas veces fracasamos porque estamos obrando solos sin Dios, actuamos por nuestra propia cuenta y a nuestro parecer porque hemos dejado a Dios de lado, no lo hemos consultado para recibir su respaldo y su dirección. Separados de Cristo, nada bueno podemos hacer y por su puesto nada buena sacaremos. Juan 15:5.

Jesús reúne a sus doce, les prepara la mesa y comen todos, en ese ambiente familiar se acerca a Pedro y le habla suavemente para cerrar el episodio del fracaso al negar a Cristo. Pone a Pedro en su lugar y le muestra su amor y comprensión. Jesús conoce el corazón sincero del discípulo, su arrepentimiento lo confirma, pero éste sigue herido y dolido, es necesario sanarlo para que tome el rumbo de su apostolado. Juan 21:15-20.

JESUCRISTO ES EL MÁXIMO MAESTRO. En todos sus encuentros con las personas, él nos hace mirar hacia adelante, y nos convoca para dejar de mirar hacia los lados o hacia atrás, como la película, “Retroceder nunca, rendirse jamás.”

Dios no quiere que sus amados hijos retrocedan, Jesús nos enseña que una forma de sanar el fracaso y levantar a una persona es recordarle el compromiso que tiene con Dios, consigo mismo y con la vida, marcando el rumbo por donde se debe andar Con Pasos Firmes en Dios.

Lo que Dios espera de cada uno de nosotros frente al fracaso es que lo reconozcamos con humildad de corazón y que arreglemos cuentas con Él. Que sigamos las pisas de Jesús y nos estanquemos ni nos quedemos en el lamento, la queja o el enojo ante el fracaso y la frustración.

Jesús ajustó el pensamiento de Pedro para levantarlo con espíritu de compromiso. Todos quieren atar a otros por lo que pasó en el pasado, les recuerdan el error y no los dejan avanzar, Dios no es así. Fracasamos quizá con una persona muy amada, pero ese fracaso no es desamor, caemos, pero seguimos amando. VALOREMOS EL COMPROMISO SENTIMENTAL, profesional y espiritual que tenemos. Así que, sigamos hacia adelante sin pararnos ni estancarnos en la frustración del fracaso. 

Dios envió a Jeremías a casa del alfarero para ver cómo formaba una vasija de barro en la rueda, de pronto, la vasija se quebró en las manos del alfarero, el barro no respondió a la creatividad del maestro del barro, pero éste no se frustró, sino que volvió a tomar el mismo barro e hizo una nueva vasija, no desechó el barro porque se hubiera quebrado, sino que lo volvió a formar y le dio un nuevo aspecto.

Lo mismo hace Dios con cada uno de nosotros cuando caemos una y otra vez ante Él y ante la gente. Dios nos es alcahuete, pero es alcahuete, es Perdonador, es restaurador de nuestra vida, por eso ninguno debe creer que es un fracasado, ni tener el fracaso como si fuera el final de la historia. Cada fracaso es la oportunidad para volver a construir algo nuevo y mejor sobre él, porque la mejor historia de todos los tiempos, es tu propia historia.

Cuando te tiren piedras, no las devuelvas, piensa que podrías construir algo con esas piedras, es lo mismo que debemos hacer con los fracasos, sacar una lección y el máximo de provecho, aprender y no volver a caer en lo mismo, no te dejes zarandear por las tinieblas, ni por el mundo, ni por tu propia carne. Cristo te sanará y te mostrará un camino mejor, porque Él dijo: Venid a mi todos los que están trabajados y cargados y, YO los haré descansar. Mateo 11:28.

Levántate firme, determina avanzar y proyectar de nuevo un futuro excelente para tu vida. cambia la herida mortal del fracaso y la frustración y sube un nuevo peldaño para escalar hacia nuevos horizontes de grandeza en Dios. El que conquiste tendrá herencia y YO seré su Dios y él será mi hijo. Apocalipsis 21:7.

Cuando le fallas a Dios, y a una persona ¿tratas de hacer lo necesario para reconciliarte?



DIOS TE VE, TE OYE Y TE LLAMA


DIOS TE VE, TE OYE Y TE LLAMA

Más YHWH llamó al hombre y le dijo: ¿Dónde estás tú? Génesis 3:9.

YO SOY el Buen Pastor, y conozco mis ovejas y ellas me conocen. Juan 10:14.  Y yo alarmado, decía: “¡cortado soy de delante de tus ojos! Sin embargo TÚ oíste la voz de mis súplicas cuando a TI clamaba. Salmos 31:22.

Porque hay caminos que parecen derechos al hombre, pero al final son caminos de muerte, Proverbios 16:25.

Una de las inquietudes constantes del ser humano es saber dónde está y dónde se encuentra, es lo primero que preguntamos cuando nos refundimos, perdemos el sentido, nos mareamos, salimos de una operación o despertamos de un accidente.

Recuerdo cuando era niña y jugábamos a las escondidas, éramos diez hermanos, yo la mayor, me gustaba esconderme de manera estratégica donde creía que no me podrían ver ni encontrar facilmente; igual me sucedía cuando mis padres me querían reprender y yo sentía miedo al castigo, huía y me metía entre el alto pasto creyendo que no sería vista de ellos, pero siempre me encontraban; en muchas ocasiones cuando hacía pilatunas, miraba a todos lados esperando que nadie me viera para hacer esos daños infantiles que para mie eran una diversión. Un día mi madre me dijo, aunque se esconda para hacer males, debe recordar que Dios siempre nos mira y de Él no podemos escondernos, eso me quedó muy claro toda la vida hasta el día de hoy, ¿A dónde me iré de tu Espíritu, o a dónde huiré de tu presencia? Salmos 139:7.

Crecemos, llegamos a jóvenes, luego llegamos a ser adultos, y todavía muchos creen que nadie los ve cuando se esconden para pecar delante de Dios, para engañar y para mentirle a la gente; se ha perdido tanto la realidad espiritual y la verdad de la existencia y el temor a Dios, que miles van extraviados, rumbo al abismo debido a su ceguera, ignorancia y corta vista acerca del Dios vivo, real, omnipresente y omnisciente, ¿Podrá alguno esconderse en escondites de modo que YO no lo vea? ¿No lleno YO los cielos y la tierra? ¿SOY YO acaso un Dios de cerca solamente, y no un Dios de lejos? Jeremías 23:23-24.

Después del pecado en el Edén, Adán y Eva se esconden y se hacen vestidos con hojas, pero Dios ya los había visto, El Creador llama por primera vez al hombre para interrogarle a cerca de su situación espiritual, Dios los expulsó del Huerto, y miles siguen errando por el camino de pecado rumbo a la muerte imaginando que Dios no ve nada, Porque hay caminos que parecen derechos al hombre, pero al final son caminos de muerte, Proverbios 16:25. Todos descarriados como ovejas, cada cual se apartó por su propio camino, Isaías 53:6.

Dios desea que todos sean salvos, por eso envío a Jesús, Cristo murió y resucitó porque el Padre no quiere que nadie se pierda. Jesús vino a esta tierra para ponerse en nuestro lugar, Él experimentó todo nuestro dolor, nuestra alegría, nuestras debilidades y flaquezas por las cuales cualquier ser humano puede pasar. Y aunque Cristo volvió a su trono de gloria, nos sigue cuidando, nos sigue viendo, nos oye y nos llama continuamente. YO los he llamado, los he invitado a venir, pero ustedes no han querido hacerme caso, Proverbios 1:24.

Dios interrogó a Adán, no porque esperara una respuesta que excusara su pecado, sino porque deseaba que Adán reflexionara y analizara su nueva situación espiritual caída; Dios sigue observando a muchos, los busca y los llama para que vengan arrepentidos y rendidos ante Él. Cuando Dios interroga al ser humano, lo hace directamente con su responsabilidad espiritual y moral ante las instrucciones dadas en su palabra, YO los he llamado, lo he invitado a venir, pero ustedes no han querido hacerme caso, Proverbios 1:24.

Satanás la serpiente antigua no cesa de hacer caer a miles, él confunde, engaña, muestra caminos torcidos y le hace parecer a la gente que son buenos, es por eso que muchos no saben dónde están, ni para dónde van, pero el pecado no se puede ocultar por mucho tiempo ante la gente, mucho menos ante los ojos de Dios que es visto instantaneamente; miles siguen confiados en sí mismos, y no se dan cuenta que la muerte podría sorprenderlos sin arrepentimiento, Porque el gran día de su ira ha llegado; y quien podrá sostenerse en pie? Apocalipsis 6:17.

Así se encontraron Adán y Eva después que desobedecieron a su Creador, ante la sentencia de muerte a causa del pecado, sintieron culpa y se escondieron, sintieron vergüenza y se cubrieron, no solo porque se dieron cuenta que estaban desnudos, sino porque no querían ver a los ojos al Señor, por eso se camuflaron entre el follaje tratando de esconderse, cuando escucharon la voz de Dios tuvieron miedo. Génesis 3:8.

Igual sucede hoy, a muchos les da temor presentarse ante Dios con su pecado, porque no conocen al Señor, no saben que Jesús llora a causa de ellos y que desea ardientemente verlos salvos y separados del maligno, el amoroso, sensible, dulce y tierno Dios te dice: Ahora dice YHWH, Creador tuyo, y formador tuyo…No temas, porque YO te redimí, te puse nombre, mío eres tú.

Si te sigues escondiendo es porque estás consciente de tu culpa, cuando alguien evade enfrentar a alguien, es porque algo esconde y tiene su guardado. Dios interrogó, no porque no supiera dónde estaba Adán, sino porque Dios sabía que sus criaturas recién formadas debían afrontar una obligación moral ante su situación pecaminosa, sí, habían fallado, por lo tanto como nunca antes, debían depender de su Creador para poder vivir con dignidad. Es imposible que nos ocultemos para la gente, pero no para Dios. Los ojos de YHWH están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos, Proverbios 15:3.

Dios en su omnipresencia y profundo amor, observa tanto a buenos como a malos y les envía bendición a todos, pero como el Buen pastor cuida de su rebaño, aun cuando duermes y tú no te des cuenta, Él te observa con ojos cargados de tierno amor y dulzura, te sostiene en sus brazos y se recrea en la magna obra que hizo en ti y en mi, He aquí, los ojos del Señor están sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia, Salmos 23:18.

Dios nos cuida de manera especial cuando estamos en Cristo, y aunque a veces le fallamos, podemos venir a Él seguros de obtener una oportunidad para continuar junto a Él, Echa sobre YHWH tu carga, y Él te sustentará, no dejará para siempre caído al justo,  Salmos 55:22. Hay gozo, risa y fiesta cuando un pecador se arrepiente y se vuelve a Dios, Lucas 15:7.

Para nuestro Amado Rey Jesús, ningún pecado, o debilidad que nos asalte le es desconocido, Él mismo fue tentado en todo, pero sin pecado; Hebreos 4:15, cualquier inquietud o secreto que nos esclavice, nos robe la comunión con Dios y nuestra libertad en Cristo, es indispensable traerla al Padre, Jesús vendrá en nuestro auxilio y nos dará su perdón, nos llenará con su Santo Espíritu, volveremos a experimentar paz y se nos abrirá un nuevo camino y nuevas puertas ante nuestros ojos estarán de par de en par para ser más que vencedores, Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal, 1 Pedro 3:12.

Dios en su extraordinaria magnificencia nos ha dotado a cada uno de voluntad y libertad para decidir ser libres bajo su mirada amorosa o esclavos bajo la capa del pecado; vivir en victoria y avanzar en el Reino o quedarse rezagados. Pues nos preocupamos por lo que es honroso, no solo ante los ojos del Señor, sino también ante los ojos de los hombres,,2 Corintios 8:21.

Debes aprender y recordar que de la mirada de Dios no nos podemos esconder, ni tampoco podemos escapar de nuestras responsabilidades ni evadir la voluntad de Dios, mi obligación como hija de Dios es arraigarme en Jesucristo y su evangelio para fortalecer cada área de mi vida en Dios, mediante mi relación íntima y dependecia de Él. Salmos 139:7-10. No trates de huir de Dios por correr detrás de falsos dioses, del dinero o de los placeres, tampoco andes tras los afanes de la vida, todo eso te aleja de tu Señor, permanece a los pies de Jesús y sal de la tibieza espiritual, Apocalipsis 3:15-19. Seamos sinceros, seamos auténticos y genuinos sin esconder nada. El lugar donde nos encontramos hoy, determinará a dónde iremos mañana.

Y tú, ¿dónde estás? Estás en pecado o tratas de esconderte de tu Salvador?

¿Estás en el reino o vives en el mundo?. Recuerda que nadie sabe el día ni la hora, debemos ser santos para hallar la gracia de Dios y ser cuidados en la hora mala. Dios nos ayude y bendiga. Amén.

Mg. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino