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SEGUIMOS EN EL PROCESO
Los exhorto, pues hermanos, por el
nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que se pongan de acuerdo y que no haya más
disensiones entre ustedes, sino que estén completamente unidos en la misma
mente y en el mismo parecer, 1 Corintio 1:10.
Respondiendo Juan, dijo: No puede alguno recibir algo, si no se lo concede Dios desde el cielo, Juan 3:17.
A veces creemos que no tenemos porqué sufrir, pero el dolor es parte del proceso de crecimiento y madurez, y es posible que a veces duframos sin causa de culpa alguna asi como le pasó a nuestro SOR Jesús; pero todo dolor y sufrmiento tienen un propósito muy grande; Jesús habiendo padecido vino a ser el Salvador, Autor y consumador de la fe, porque el sufrimiento es la antesala del reconocimiento y no hay victorias sin lagrimas. Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de Mi, níeguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Mateo 16:24.
En la vida del creyente Dios mantiene su proceso perfeccionador con nosotros, desde que nacemos de nuevo, hasta que expiramos a este mundo, Él no para su obra, lo que empezó en cada uno de sus hijos lo continua de muchas maneras para madurarnos, purificarnos y perfeccionarnos en cumplimiento del llamado, pues cada uno tiene su misión en el reino de Dios; nada podemos decir
o hacer en esta tierra, si no nos fuera dado por el Espíritu, Juan
3:27.
Y como Juan el Bautista, hoy cada creyente está en la responsabilidad
de prepararse, correr bien y llegar a la meta, con dolor hasta sufrir la propia muerte como le sucedió a Juan Bautista preparando el camino del SEÑOR. Pero después que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios los hará perfectos, firmes, fuertes y seguros. Él es el mismo Dios que en su gran amor nos ha llamado a tener parte en su gloria eterna en unión con Jesucristo. 1 Pedro 5:10.
Juan
el Bautista tuvo una vida austera, alejado de toda comodidad, una forma de sufrimiento, pero aún así preparó bien el camino e hizo discípulos, llamó al pueblo al
arrepentimiento, y por señalar el pecado a Herodes, sufrió la muerte, pero primero llevó a algunos al campo para mostrarles al Salvador. El dolor nos hace perder la forma, como cuando tomas una vasija de barro y la limas por largo tiempo, tendrá otro aspecto, así es el dolor, nos cambia para bien o para mal, según la perspectiva de cada quien, sin embargo, el dolor que Dios nos permite pasar es para quitarnos las aristas que estorban, luego nos hermosea a su manera; pero vemos que aún sigue habiendo envidia, celosos, contención y conflicto en el pueblo, eso es señal de que necesitamos ser tratados por Dios, pues no hacemos lo que es bueno, sino que le seguimos el juego al enemigo, que nos daña, nos tuerce y nos roba la paz. Por eso, así como Cristo sufrió en su cuerpo,, ustedes prepárense, adptando la misma actitud que tubo Él y estén listos para sufrir también, porque el que ha sufrido en el cuerpo, ha roto con el pecado. 1 Pedro 4:1.
Como a Naaman, el sirio con lepra, hay pecado en nuestra carne que nos produce dolor, Dios nos exhorta hoy a lavarnos en du sangre y en el río de su Espíritu para quitar todo lo que estorba y enderezarnos en el camino de Dios, porque el dolor y el sufriniento son la escuela que nos enseña, nos corrige, y no lleva a examinar nuestro corazón, porque es necesario pasar por el sufrmiento para ser promocionados en el cielo y recompensados
según las obras de nuestra fe; un día, unos estaremos el Tribunal de Cristo y otros ante el Gran
Trono Blanco. Por lo tanto, dejemos la vida vieja, alegrémonos con los que se alegran y lloremos con los que lloran. Y para eso es necesario conocen a Dios y su palabra, asi, un hijo de Dios se alegra con lo bueno que le sucede a otros, porque sabe que
toda bendición procede de Dios, pero toda maldición es ocasiinada por el pecado y la desobediencia al SEÑOR. Alégrense con los que están alegres y
lloren con los que lloran, Romanos 12:15. Si preguntamos ¿Quiénes quieren ser
bendecidos? ¡Todos diremos, yo!
Rogamos a Dios que los que ahora siguen a Cristo se multipliquen y se esfuerzan por saber cuáles son las condiciones y requisitos para ser
bendecidos y tener paz interior, pues son pocos los que entienden que la bendición llega y debiera quedarse,
pero lamentablemente no sucede así porque nos ocupados más en la crítica, la polémica y la discusión, en vez de amar y reflar a Cristo, Procuren mantener la unidad que
proviene del Espíritu Santo, por medio de la paz que une a todos, Efesios 4:3. ¿Por qué se va
pronto la bendición?
Quizá hemos aprendido a cantar y no a adorar, hemos aprendido a leer la Biblia no a
vivÍrla, hemos aprendido a buscar a Dios, pero no a tener intimidad con Él. Necesitamos
volver a los fundamentos y los principios, para que se vea la diferencia de los hijos de Dios frente al mundo, con vidas íntegras que causen impacto al rededor, para que se cambien ambientes, y que se transformen atmósferas, pues lo correcto y lo normal en que enseña la palabra de Dios debe cumplirse en nosotros,
Les
digo la verdad: el que confía en mí hará lo mismo que YO hago. Y como YO voy de regreso donde está mi Padre, ustedes harán obras mayores de las que YO he hecho. Juan 14:12.
No
valdría la pena conseguir bendiciones, si no la conservamos, si no vivimos y si no las multiplicamos y protegemos; recordemos que el libro de Deuteronomio habla de los requisitos para tener bendiciones y la desobediencia a Dios que trae maldiciones, pero el común de la gente se centra más en el pecado y el chisme, que en si mismos; inermes y fríos espirituales muchos caminan paso a paso en desobediencia rumbo a las maldiciones, dejando atrás las bendiciones, pero después se queja y se lamentan. Porque
la bendición del SEÑOR es riqueza que no trae dolores consigo, Proverbios 10:22.
Dios
está todo el tiempo dispuesto a derramar sobre nosotros sus bendiciones para
que seamos obedientes agradándolo a Él y no a nosotros mismos ni a los demás. Pero hay
personas que pareciera que disfrutan discutiendo y contradiciendo, se empecinan
en mantener su propio punto de vista y no analizan el del otro; y si Dios dice
esto, o no es así; ellos hacen lo que sea por establecer otra alternativa para
hacer su voluntad, No te dejes impresionar por tu propia
sabiduría. En cambio, teme al Señor y aléjate del mal, Proverbios 3:7.
Por
eso, si enfrento a esta clase de personas, debo hacer un alto en el camino,
examinarme, arrepentirme, pedirle al Eterno que derrame su gracia sobre mí,
para que yo sea humilde, sabio, sereno, y sobre todo, obediente a su palabra.
Entender lo que Dios me dice y aprender a renovarme cada día para hacer lo que Él
me indica, no solo para mi propio bien, sino para el de otros, Reconozcan,
pues que el Señor el Eterno es el Dios verdadero, que cumple fielmente su
alianza generación tras generación, para con los que lo aman y cumplen sus
mandamientos, Deuteronomio 7:9.
Nuestras
torpezas nos llevan por caminos equivocados, nos parecemos a Jonás, y queremos
hacer lo que hacen y dicen todos, no lo que Dios dice; Él nos abre caminos, y
muestra su luz para que caminemos en una dirección, pero la terquedad lleva a muchos
por los atajos, queriendo acortar caminos, a veces, para llegar a conclusiones
equivocadas, Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes
para su bienestar, y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de
esperanza. YO, el Señor, lo afirmo, Jeremías 29:11,.
Nuestro
divino Maestro fue obediente, hasta la muerte de cruz, por eso tú y yo debemos ir
tras sus pisadas; sigamos dando pequeños pasos de obediencia, que marcarán grandes
saltos a las bendiciones que necesitamos.
Y
aunque muchos nos rechacen y nos busquen conflicto, debemos mantenernos firmes
en ser esos Juan Bautista que prosiguen en la preparación del camino del Señor,
no nos mueven intereses materiales, sino el hambre y sed de justicia de que
muchos lleguen a Cristo y los que ya lo conocen, lo amen más cada día, no
podemos pasar la vida discutiendo tontamente y prestando atención a cosas que
no nos edifican.
Aunque
para muchos parezcamos rudos y toscos como Juan, honremos a Dios con una vida
pacífica, con una vida de gracia y bondad, amemos como Él nos ama; aunque hayan
algunos que siendo del reino sean celosos y contenciosos. Recordemos que no
podemos recibir nada, si no nos fuera dada del cielo,
Todo lo bueno y perfecto que se nos da, viene de arriba, de Dios, que creó los
astros del cielo. Dios es siempre el mismo: en Él no hay variaciones ni
oscuridad, Santiago 1:7. Examinémonos y revisemos nuestra vida.
No
podemos seguir andando a tumbos, anhelando la bendición y no alcanzándola
debido a nuestra terquedad y falta de templanza, pidamos la ayuda de Dios
continuamente.
Mg.
MEHC, sierva del Dios vivo, real y verdadero.