Hablando la verdad en amor, crezcamos en todos los aspectos, en Aquel que es la cabeza, es decir, en Cristo. Efesios 4:15.
En esta vida hay un tiempo oportuno para todo, una temporada para cada actividad que se hace debajo del sol, Eclesiastés 3:1.
Hermanos, yo sé muy bien que todavía no he alcanzado la meta; pero he decidido no fijarme en el camino ya recorrido, sino que ahora me concentro en lo que me falta por recorrer. Así que sigo adelante, hacia la meta, para obtener el premio que Dios me llama a recibir por medio de Jesucristo, Filipenses 3:13-14.
El crecimiento de los hijos y familia de Dios es diferente al que experimenta l común de las personas en el mundo, puesto que como creyentes y gente de fe, crecemos espiritualmente en el proceso y avance de la vida integral que repercute tanto en lo personal, como en lo familiar, social y profesional para volvernos cada vez más parecidos en el carácter a nuestro SEÑOR Jesucristo; este crecimiento empieza cuando nacemos de nuevo, porque empezamos a morir a la carne y a menguar a nosotros mismos, para que Cristo se haga visible en la nueva vida que hemos adquirido en Él y que viene como resultado de nuestra amistad y comunión con Él, unido al estudio de la palabra. Instruye al sabio y se hará má sabio; enseñaal hombre bueno y aumentrá su saber. Proverbios 9:9.
Ahora que hemos puesto nuestra vida de fe en Jesús y confiamos en Dios, entregándole todo lo que somos, tenemos el anhelo y el deseo que Él nos gobierne, rindiéndonos a Cristo sin reservas, viniendo con sinceridad de corazón ante el SEÑOR, porque queremos ser nuevas persona, creciendo y madurando en las manos de Abba Padre; entonces el Espíritu Santo comienza el proceso de restauración, regeneración y transformación que necesitamos a cada paso, para que un día alcancemos la estatura el Hijo de Dios, conformándonos a su plena imagen y semejanza; en la Escritura encontramos ejemplos de vida en la historia de Israel y los personajes que se mencionan para nuestra edificación. Hasta que todos estemos unidos por la fe en el conocimiento del Hijo de Dios, y alcancemos la edad adulta, que corresponde a la plena madurez en Cristo...Más bien, profesando la verdad en amor, debemos crecer en todo, hacia Cristo, que es la cabeza del cuerpo…Efesios 4:13-16.
Dios continuamente nos enseña y exhorta a llevar una vida de piedad y justicia, lo cual es objeto de nuestro crecimiento personal para superar todo lo que no proviene de Dios. Este crecimiento resulta del conocimiento que tengamos del SEÑOR Jesús, Él es la clave del cambio que necesitamos para ser personas de empuje y de bien, desarrollando nuestro potencial sin parar; el conocimiento de Dios viene no solo por la palabra, sino por nuestra relación personal con Él, en la santificación del alma, purificación del cuerpo y avivamiento continuo del espíritu hasta llegar a la glorificación cuando se complete en nosotros el perfecto plan salvador. Dios por su poder, nos ha concedido todo lo que necesitamos para la vida y la piedad, al hacernos conocer a Aquel que nos llamó por su propia grandeza y excelencia. Y nos ha dado sus grandes promesas, para que por ellas lleguemos a tener parte en la naturaleza de Dios, y así escapemos de la corrupción y los malos deseos que hay en el mundo...2 Pedro 1:3-8.
Siendo adoptados por el Padre, discípulos de Cristo y amigos del Espíritu Santo, no podemos para nuestro crecimiento, porque somos árboles plantados en el huerto de Dios, gozando las estaciones, ya sean de cálido amor, disciplina, exhortación, confrontación y aún de desierto, porque todo nos ayuda para bien dando fruto y creciendo, sin desmayar hasta que lleguemos al final de la carrera. Somos la buena tierra en la cual se siembra la semilla de la palabra, la oímos, la atendemos y la aceptamos para dar fruto; unos al treinta, otros al sesenta, y los más maduros al cien por ciento. Mateo 13:23. .
Muchos textos bíblicos nos permiten percibir conceptos interesantes, como por el ejemplo: a) Oportunidad para adquirir sabiduría, lo cual tiene que ver con el crecimiento en Dios por su palabra, aplicando cada enseñanza a nuestra manera de vivir inteligentemente si queremos llevar una vida recta; tenemos que estar atentos a esas oportunidades que Dios nos provee para prepararnos y saber actuar de manera apropiada en cada ocasión. b) Dios nos enseña que el crecimiento es paulatino, va poco a poco, en la misma medida que nos desarrollamos física, intelectual, emocional y mentalmente, así crecemos y maduramos espiritualmente, y Dios da tiempo para todo. Nuestra fe aumenta grandemente, y el amor de cada uno de nosotros hacia los demás abunda más y más. 2 Tesalonicenses 1:3.
Si somos hijos de Dios, discípulos de Cristo y amigos del Espíritu Santo, no podemos para de crecer y gozarnos con las experiencias vividas en Cristo, porque en todo ello crecemos y maduramos. Mientras vivimos tenemos el tiempo oportuno para todo lo bueno que se pueda hacer debajo del cielo, así como Dios no descansa y trabaja todo el tiempo, nosotros con mayor razón tenemos que seguir sin parar; hay tres cosas importantes que no debemos olvidar: aprender de las experiencias, vivir cada momento como si fuera el último y proyectarnos hacia la meta del supremo llamamiento en Cristo en el cumplimiento de la palabra profética. Antes bien, crecemos en la gracia y el conocimiento de nuestro SEÑOR y Salvador Jesucristo, a quien sea la gloria y la honra hasta la eternidad. 2 Pedro 3:18.
Si escudriñamos la palabra de Dios, podemos percibir dos aspectos interesantes en cuanto al crecimiento: a) Tenemos oportunidades para adquirir sabiduría y aplicarla a la vida diaria gracias al conocimiento de Dios, para vivir con inteligencia el momento oportuno, b) Siempre hay tiempo para todo, si queremos crecer y madurar a la manera de Dios, nos preparamos para actuar como lo haría Cristo en nuestro lugar. En todo está la soberanía del Dios Creador sobre los seres humanos, a quienes doto con capacidad para elegir el bien y desechar el mal, de lo cual daremos cuenta y dependerá nuestra salvación. Para que andemos como es digno del SEÑOR, agradándole en todo, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios. Colosenses 1:10.
Bill Hybels, en su libro Simplifica, identifica los problemas centrales que nos envuelven en un frenético activismo de ritmo vertiginoso en lo urgente que consume y controla, al mismo tiempo ofrece los pasos prácticos que se requieren para desenmarañar el alma y que nuestra vida pueda ser diferente a lo común y ordinario; desde la perspectiva de Dios enseña que podemos tener vidas sencillas pero sabías; este escritor analiza versículos de Cantares donde se enfoca el cambio de las etapas de nuestra vida, para que reflexionemos en qué etapa nos encontramos. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba y jugaba como niño; pero ahora que soy adulto, he dejado todo lo que era de niño; ahora vemos de manera indirecta como en un espejo, borrosamente, porque nuestro conocimiento es ahora imperfecto, pero un día conoceremos al SEÑOR cara a cara, como Él nos conoció siempre.1 Corintios 13:11-13.
Bill Hybels presenta dos perspectivas que solemos optar mientras crecemos: a) Cuando tomamos nuestra vida como una cadena de eslabones sueltos conectados solamente por un calendario, en el que se vive el día a día según nuestra agenda, haciendo que fácilmente pasemos por alto el movimiento activo de Dios en nuestra vida. b) Tener la habilidad para enfocar en qué época de nuestra vida nos encontramos, si en verdad hemos crecido o no, lo cual debiera incrementar nuestra cooperación con Dios, dejándonos guiar por Él, siguiendo su dirección, y aceptando el final de cada etapa con seriedad y responsabilidad, hacia el inicio de la siguiente. Arraigados y edificados en Cristo, fortaleciendo la fe como nos enseña la palabra, para rebosar de agradecimiento. Colosenses 2:7.
Crecer y madurar a la manera de Dios, es abandonar el pecado, santificar el alma y avivar el espiritu en este proceso que dura toda la vida, ya sean tiempos buenos, no tan buenos o malos; crecer es madurar, y madurar significa avanzar, asimilando lo que dice la Biblia para reflejar que en verdad somos hijos de Dios y ciudadanos de su reino; crecer en Dios nos lleva a ser personas de calidad humana, en humildad de espiritu, lo cual no se logra de la noche a la mañana, implica victorias, caídas y reveses que debemos saber manejar con gallardía y frente en alto. Reflexionemos: a) ¿Cuál es la perspectiva de nuestro diario quehacer? ¿Acaso estamos viendo la vida como simples eventos aislados del día a día? ¿Realmente estamos entendiendo que Dios nos permite vivir diversas etapas y circunstancias para un final con propósito específico? Y esta es nuestra oración: que nuestro amor abunde cada vez más en conocimiento y profundidad de entendimiento. Filipenses 1:9.
La forma en que desarrollemos la vida en cada etapa repercutirá para la siguiente. Si no tenemos claridad ni perspectiva, sucederá en ocasiones, que personas adultas no se comporten acorde al momento y la situación, pero Dios quiere que nos gocemos y saquemos provecho de cada una de nuestras etapas vitales, momentos y circunstancias. ¿En qué etapa de tu vida te encuentras? ¿Cómo han finalizado tus etapas anteriores? Porque la forma como cerremos cada etapa y superemos cada circunstancia, va a influenciar y afectar lo que sigue. De la manera como cada uno proyecte su siguiente ciclo, repercutirá el éxito o el fracaso y la clase de persona que Dios quiere que seamos, ¿acaso cuando tenemos problemas o éxito en la vida, nos preparamos para lo que sigue? Tengamos sumo gozo cuando nos hallemos en diversas pruebas; pues cuando nuestra fe está puesta a prueba, aprendemos a soportar con fortaleza el sufrimiento. Procuremos que esa fortaleza nos lleve a la perfección, que es la madurez plena, sin que nada nos falte. Santiago 1:1-4.
Todos tenemos un pasado, un presente y un futuro, en otras palabras, el ayer, el hoy y el mañana. Tenemos que aprender del pasado, para vivir mejor el presente y proyectarnos al futuro, Pero también hay tres cosas que no debemos olvidar: Aprender, vivir y proyectarnos, esto enseña que para crecer lo primero que debemos hacer es APRENDER; de nuestro pasado, de nuestras experiencias y de nuestro hoy. Por lo tanto, superemos las enseñanzas elementales a cerca de Cristo, y avancemos hacia la madurez, poniendo los cimientos del arrepentimiento de actos que conducen a la muerte, para poner toda nuestra fe en Dios. Hebreos 6:1.
Somos criaturas de Dios, pero si hemos recibido como SEÑOR y Salvador a Cristo, ya no somos simples criaturas, somos hijos de Dios, y Él nos forma, aprendiendo en su palabra; aprender tiene dos sentidos: adquirir conocimiento de algo por medio del estudio y la experiencia en la práctica, fijándolo en la memoria. Nuestro propósito es fijar en la memoria la palabra de Dios, para luego crecer y madurar en la práctica. Acerca de aprender, el rey David nos llama la atención en la instrucción de la palabra, dándonos cuenta que la vida es muy corta y hay que aprovechar bien el tiempo como parte del crecimiento y la madurez. SEÑOR, recuérdame lo breve que es mi vida sobre la tierra, recuérdame que mis días están contados y sepa yo cuán frágil soy. Ante Ti mis años son como nada, los mortales solo somos un soplo. Un suspiro que se pierde entre las sombras, ilusorias son las riquezas que amontona, pues no sabe quién se quedará con ellas, Salmos 39:4-6.
Tomemos cinco pautas para aprender a crecer personalmente y madurar en Dios.
1. Conocernos a nosotros mismos. Cada uno tiene una mente distinta, con características diferentes, porque Dios cuando creó a cada uno, botó el molde, por eso en el universo somos únicos e irrepetibles. Salmos 139:13-15.
Personas notables como Tomás Edison y Albert Einstein entre muchos,
fueron catalogadas malos estudiantes por sus maestros que lanzaron juicios apresurados
contra ellos, pues no se dieron cuenta que sus mentes eran brillantes, que
eran distintas al resto; y aprender tiene que ver más con la paciencia que con la
inteligencia, es cuestión de entrenamiento, no de velocidad y de conocer nuestro
propio ser, a eso nos invita el SEÑOR en su palabra, a conocernos a nosotros
mismos en el espejo de las Escrituras. Llegar a la meta no es solo cuestión de
velocidad, sino de descubrir cómo es que nuestra mente aprende. Fritz Perls dijo: Aprender es descubrir
que algo es posible. Es posible recibir a Cristo, así es posible seguirlo para conocer a
Dios y su palabra y es posible crecer en ello mientras haya vida. Salmos 90:12. Examínense ustedes
mismos, para que vean si su fe es genuina; pruébense ustedes mismos. ¿Acaso no
se conocen a ustedes mismos, ignoran que Jesucristo vive en ustedes, a menos
que estén reprobados y no sean genuinos? 2 Corintios 13:5
2. Permanecer en continuo crecimiento. El desafío que Dios no hace es que lleguemos a formarnos a la plena estatura de Cristo, un proceso en el cual nos ejercitamos día a día, creciendo continuamente. ¿Cuánto hemos crecido? John MaxWell en su libro, las 21 cualidades de un servidor asegura que la falta de habilidad para aprender tiene raíces en los logros y en las metas alcanzadas, porque erróneamente algunos creen que al alcanzar una meta ya no necesitan crecer más; la metas sólo son el preámbulo y la base de nuestra siguiente meta, nuestros ojos deben estar puestos en las cosas de arriba, no en lo temporal. Colosenses 3:1.
Cada meta que Dios nos permite alcanzar, es el paso siguiente para nuevas metas en Él. Es como cuando hacemos primaria, Bachillerato y seguimos a la universidad, ahí no debe parar nuestro crecimiento, debemos esforzarnos por un diplomado, una especialización, un master, un doctorado y hasta donde nos sea posible avanzar, pero no estancarnos; tenemos que salir de la zona de confort y permanecer creciendo. Picasso dijo: Siempre estoy haciendo aquello que no puedo hacer, para al final poder hacerlo. Génesis 1:28.
3. Superar los logros alcanzados. Siempre debemos tener en mente que
debemos superar lo que Dios ya nos ha permitido alcanzar. Filipenses 3:13-14.
Todo el tiempo hay algo más para conseguir mientras estamos vivos, es un
desafío que tenemos desde el momento que Cristo nos alcanzó. Cambiemos de
actitud, cambiemos la forma de ver, cambiemos la perspectiva de vivir. Si
conozco a Dios y pongo mis ojos en las cosas de arriba, podré proyectarme hacia
adelante Con Pasos Firmes en Dios, Él me ayudará a alcanzar
muchos logros más en la amplitud de su llamamiento.
4. Buena disposición para aprender. 1 Pedro 1:13. Debemos tener motivación y actitud de continuar siempre aprendiendo, eso arranca de admitir que no lo sabemos todo, y que lo que sabemos es poco para lo que nos falta aprender, y entre más sabemos, nos damos cuenta que mucho ignoramos. John Gould, entrenador de basquetbol americano, dice: Lo que cuenta es lo que aprendes después de saberlo, ¿Qué hemos aprendido de lo que sabemos? Una cosa es el conocimiento, otra cosa es ponerlo en práctica y otra cosa es aprender.
Crecer y avanzar requiere reconocer que necesito de los demás para complementar lo que yo sé; yo se cosas que otros no saben, pero ellos a su vez, saben muchas cosas que yo no sé. Cuando nos unimos se produce el efecto sinergia, que es la cooperación que utilizamos para complementar nuestros esfuerzos y conocimientos en beneficio propio y de muchos más, y todos crecemos aportando lo que todos saben, trabajando juntos y unidos. Esdras había preparado su corazón, se había dedicado por completo a estudiar y obedecer la ley del SEÑOR para enseñar sus decretos y ordenanzas al pueblo de Israel para obedecerla y ponerla en práctica, Esdras 7:10.
Esdras es un tremendo y excelente ejemplo para todos. Tuvo disciplina y autodisciplina, pues si queremos crecer y progresar, debemos tener la determinación de querer aprender. Esdras aprendió, luego optó por el método de estudiar la ley de Dios, para ponerla en práctica lo aprendido, eso lo hizo sabio, pero no se quedó con el conocimiento, se propuso enseñar al pueblo los principios, mandatos e instrucciones de la ley de Dios. Albert Einstein dijo: Todos somos muy ignorantes, lo que ocurre es que, no todos ignoramos las mismas cosas, ¡qué buena frase! La palabra lo ratifica: Si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo 1 Corintios 8:2. Lo que sucede es que no todos ignoramos las mismas cosas.
5. Nunca pasar dos veces por el mismo error. No cometa el mismo error más de dos veces, si lo hace, es muestra que no está creciendo ni avanzando, así hay semejanza a las ratas de laboratorio que siempre están en la misma carrera sobre el mismo eje. Somos finitos, no lo sabemos todo, cometemos errores, aunque errar es humano, pero Dios quiere que aprendamos de nuestros errores, que aprendamos de nuestros fracasos y de las cosas que nos salen mal.Todos los caminos del hombre son limpios ante sus propios ojos, pero Dios, mira el espíritu. Proverbios 16:2.
¿Qué pasa con nuestra vida? ¿Seguimos lamentándonos por los errores y fracasos del pasado? ¿No sería mejor orar y clamar a Dios por sabiduría? Sigamos el ejemplo de Jeremías que dice: Clama a Mí y YO te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces, Jeremías 33:3. Cada día aprendemos algo nuevo. Tuff Edeman, campeón americano de rodeó dijo alguna vez: Si quieres ser campeón mañana, tienes que estar dispuesto a aprender hoy. Dios nos va a permitir alcanzar recompensa, pero mirará qué hacemos con ella; esforcemos a cumplir el propósito que Dios tiene para cada uno de nosotros creciendo a su manera. Mejor es ser de espiritu humilde con los pobres, que disfrutar el botín con los soberbios. Proverbios 16:19. Amén.
Una enseñanza inspirada por Dios, que me ha dejado meditando.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.