Seguidores. Indica que te gusta

9 may 2016

CRECIMIENTO PERSONAL EN DIOS NO PARA



EL CRECIMIENTO PERSONAL NO PARA SI ANDAMOS CON DIOS

En esta vida hay un tiempo oportuno para todo, una temporada para cada actividad que se hace debajo del sol, Eclesiastés 3:1.

Hermanos, yo sé muy bien que todavía no he alcanzado la meta; pero he decidido no fijarme en el camino ya recorrido, sino que ahora me concentro en lo que me falta por recorrer. Así que sigo adelante, hacia la meta, para obtener el premio que Dios me llama a recibir por medio de Jesucristo, Filipenses 3:13-14.

Si somos hijos de Dios, discípulos de Cristo y amigos del Espíritu Santo, no podemos para de crecer y gozarnos con las experiencias vividas en Cristo, sean de amor, de disciplina, exhortación, confrontación, y aún d3 desierto. Hemos sido creados para edificar, arrancar, plantar y avanzar hasta el final de la meta y sin desmayar.

Mientras vivimos tenemos un tiempo oportuno para todo lo que hacemos debajo del cielo, así como Dios no descansa y trabaja todo el tiempo, nosotros con mayor razón tenemos que seguir avanzando sin parar, para ello hay tres cosas importantes que no debemos olvidar: aprender, vivir y proyectarnos.

Al detenernos en los versículos anteriores, podemos percibir dos conceptos interesantes: a) Oportunidad con sabiduría para aplicar el conocimiento en el momento oportuno, si queremos llevar una vida sabia, tenemos que encontrar las oportunidades que Dios da y estar preparados para actuar inteligentemente en el momento apropiado; b) lo segundo es que siempre hay un tiempo para todo.

Aquí podemos ver la soberanía de Dios, Creador de cielos, tierra y del ser humano, a quien doto con la capacidad para elegir, lo cual involucra un momento y un tiempo oportuno para actuar.

Bill Hybels, en su libro Simplifica, identifica los problemas centrales que nos envuelven en un frenético activismo en el ritmo vertiginoso de lo urgente que podría consumirnos y controlarnos, al mismo tiempo ofrece pasos prácticos que se requieren para desenmarañar el alma y nuestra vida pueda ser diferente, desde la perspectiva de Dios enseña que podemos tener vidas simples pero sabías. Este escritor analiza versículos de Cantares donde se enfoca del cambio de las etapas de nuestra vida. Con base en lo anterior, podemos reflexionar ¿En qué etapa de nuestra vida nos encontramos?

Este autor presenta dos perspectivas que solemos optar, a) Tomar nuestra vida como una cadena de eslabones sueltos conectados solamente por un calendario, esto hará que fácilmente pasemos por alto el movimiento activo de Dios en nuestra vida. b) Tener la habilidad para enfocar en qué época de nuestra vida nos encontramos, lo cual va a incrementar nuestra cooperación con Dios, podremos conocer su guía, seguir su dirección, y aceptar el final de una etapa como el inicio de la siguiente.

La reflexión que podemos hacer aquí sería: a) ¿Cuál es la perspectiva de nuestro diario quehacer? ¿Acaso estamos viendo la vida como simples eventos aislados cada día? ¿Realmente estamos entendiendo que Dios nos permite vivir diversas etapas cada día, con un comienzo y un final pero con un propósito específico?

Debemos estar conscientes que la forma en que desarrollemos la vida en cada etapa repercutirá para la siguiente. Si no tenemos claridad en esta perspectiva, hará que en ocasiones, personas adultas no se comporten acorde al momento y la situación. Dios quiere que nos gocemos y saques provecho de cada una de nuestras etapas vitales. ¿En qué etapa de tu vida te encuentras? ¿Cómo han finalizado tus etapas anteriores?

La forma como cerremos cada etapa, va a influenciar y afectar la siguiente etapa de nuestra vida. De la manera como cada uno proyecte su siguiente etapa y ciclo vital, repercutirá en el éxito o el fracaso en la clase de persona que Dios quiere que seamos. Cuando tenemos problemas o éxito en la vida, ¿nos preparamos para lo que sigue?

Hay tres etapas: el pasado, el presente y el futuro, en otras palabras, el ayer, el hoy y el mañana. Tenemos que aprender del pasado, para vivir mejor el presente y proyectarnos al futuro, ¿Lo estamos poniendo en práctica? ¿Hemos aprendido a vivir mejor por las experiencias del pasado? ¿Vives realmente el momento presente y la oportunidad actual que Dios te da? ¿Estoy proyectando el futuro?

Pero también hay tres cosas que no debemos olvidar: Aprender, vivir y proyectarnos, esto enseña que lo primero que debemos hacer es APRENDER; de nuestro pasado, de nuestras experiencias y de nuestro hoy. Señor, Tú me hiciste con tus propias manos y me diste forma; ahora dame entendimiento para aprender tus mandamientos, Salmos 119:73.

Este versículo contiene dos verdades que deben estar claras en nuestra mente: somos criaturas de Dios, pero si hemos recibido como Señor y Salvador a Cristo, ya no somos solo criaturas, somos hijos de Dios, y como sus hijos Él nos da forma. La petición del salmista y la nuestra es la misma: Señor, danos entendimiento para aprender tus mandamientos; esta petición debe ser nuestra oración diaria. Padre dame entendimiento para hacer tu voluntad y entender tus propósitos.

La palabra aprender tiene dos sentidos: adquirir conocimiento de algo por medio del estudio y la experiencia en la práctica, y fijar algo en la memoria o memorizar. Nuestro propósito debe ser fijar en la memoria la palabra de Dios, así podremos meditar en ella para aprenderla y practicar lo que Dios tiene para mí, al mismo tiempo conozco más a Dios. Acerca de aprender, el rey David inspirado por el Espíritu Santo, nos llama la atención en la instrucción en la palabra de Dios para darnos cuenta que la vida es muy corta, Señor, recuérdame lo breve que es mi vida sobre la tierra, recuérdame que mis días están contados y sepa yo cuán frágil soy,  Ante Ti mis años son como nada, los mortales solo somos un soplo. Un suspiro que se pierde entre las sombras, ilusorias son las riquezas que amontona, pues no sabe quién se  quedará con ellas, Salmos 39:4-6.

La realidad es que la vida es muy corta y las perspectivas a través de cada una de las etapas son interesantes, niños, adolescentes y jóvenes tienen creen que la vida dura mucho, deseando ser mayores; pero cuando alcanzamos la etapa adulta, los pensamientos y los sentimientos cambian, y quisiéramos ser otra vez niños o jóvenes, porque ya nos damos cuenta que la vida es corta; por lo tanto debemos cambiar la perspectiva y debemos cambiar la actitud ante la vida; así que si la vida es corto, ¿cuánto me falta por aprender? ¿Cuánto tengo que aprender para ser la clase de persona que Dios quiere de mí?

Gandhi, que fue un gran lector de las Escrituras acuñó esta frase: Vive como si fueras a morir mañana, pero aprende como si fueras a vivir 100 años, sería bueno ponerla en práctica, porque aunque la vida es corta, hay que darle un sentido de premura para aprender como si fuéramos a vivir siempre, porque realmente tenemos que proyectar un modelo de vida como la de Cristo, si lo estamos conociendo cada momento, y luego en la vida eterna conocerlo más.

Tomemos cinco pautas para aprender a llevar a la práctica nuestro crecimiento personal en Dios:

1. Debemos conocernos a nosotros mismos. Cada uno tiene una mente distinta, con características diferentes, porque Dios cuando creó a cada uno, botó el molde, por eso en el universo somos únicos e irrepetibles, Dios mío, Tú creaste mis entrañas, Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo, y me entretejiste en el vientre de mi madre, ¡gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajo es perfecto, lo sé muy bien. Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto, mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz, Salmos 139:13-15. Somos una creación admirable, por eso somos distintos y aprendemos de manera diferente y única.

Personas notables como Tomás Edison y Albert Einstein entre muchos, fueron catalogadas de malos estudiantes, sus maestros lanzaron juicios apresurados contra ellos, porque no se dieron cuenta de sus mentes maravillosas y distintas del resto; aprender tiene que ver más con la paciencia que con la inteligencia, es cuestión de entrenamiento, no de velocidad, de conocer nuestro propio cuerpo, a eso nos invita el Señor en su palabra, a conocernos a nosotros mismos en el espejo de las Escrituras. Llegar a la meta no es solo cuestión de velocidad, sino de conocerse a sí mismo y descubrir cómo es que nuestra mente aprende. Fritz Perls dijo: Aprender es descubrir que algo es posible. Es posible recibir a Cristo, así es posible seguirlo para conocer a Dios.

Examínense ustedes mismos, para que vean si su fe es genuina; pruébense ustedes mismos. ¿Acaso no se conocen a ustedes mismos, ignoran que Jesucristo vive en ustedes, a menos que estén reprobados y no sean genuinos? 2 Corintios 13:5

2. Tenemos que permanecer continuamente creciendo. Solo hay una iglesia, y hay solo un Espíritu, y Dios nos llamó a una sola esperanza de salvación. Así seremos un cuerpo en la unidad de la fe, y del conocimiento del Hijo de Dios, y llegaremos a ser perfectos, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, Efesios 4: 4 y 13. El desafío que Dios no hace es que lleguemos a formarnos a la plena estatura de Cristo, este es un proceso en el cual nos ejercitamos día a día, creciendo continuamente. ¿Cuánto hemos crecido?

John MaxWell en su libro las 21 cualidades de un líder dice que, la falta de habilidad para aprender tiene raíces en los logros y en las metas alcanzadas, porque erróneamente algunos creen que al alcanzar una meta ya no necesitan crecer más; la metas sólo son el preámbulo y la base de nuestra siguiente meta, nuestros ojos deben estar puestos en las cosas de arriba, no en lo temporal, Colosenses 3:1.

Cada meta que Dios nos permite alcanzar, es el paso siguiente para las nuevas metas en Él. Es así como cuando hacemos primaria, Bachillerato y seguimos con la universidad, ahí no debe parar nuestro crecimiento, debemos esforzarnos por un diplomado, una especialización, un master, un doctorado y hasta donde nos sea posible avanzar, pero no estancarnos; tenemos que salir de la zona de confort y permanecer creciendo. Picasso dijo: Siempre estoy haciendo aquello que no puedo hacer, para al final poder hacerlo.

3. Superar los logros alcanzados. Siempre debemos tener en mente que debemos superar lo que Dios ya nos ha permitido alcanzar. Yo no pretendo haberlo alcanzado todo, ni creo que ya sea perfecto; una cosa hago, olvido lo que queda atrás, sigo adelante y me esfuerzo por alcanzar lo que está delante. Sigo avanzando hacia la meta, para alcanzar el premio que Dios ofrece mediante llamamiento celestial en Cristo Jesús, Filipenses 3:13-14.

Todo el tiempo hay algo más para conseguir mientras estamos vivos, es un desafío que tenemos desde el momento que Cristo nos alcanzó. ¿Con qué propósito Él te alcanzó? ¿Qué estás haciendo para alcanzar aquello para lo cual Dios te alcanzó? Cambiemos de actitud, cambiemos la forma de ver, cambiemos la perspectiva de vivir. Si conozco a Dios y pongo mis ojos en las cosas de arriba, podré proyectarme hacia adelante Con Pasos Firmes en Dios, Él me ayudará a alcanzar muchos logros más en su llamamiento celestial.

4. Tener buena disposición para aprender. Debemos tener motivación y actitud de continuar siempre aprendiendo, eso arranca de admitir que no lo sabemos todo, y que lo que sabemos es poco para lo que nos falta aprender, y entre más sabemos, nos damos cuenta que mucho ignoramos. John Gould, entrenador de basketball, dice: Lo que cuenta es lo que aprendes después de saberlo, ¿Qué hemos aprendido de lo que sabemos? Una cosa es el conocimiento, otra cosa es ponerlo en práctica y otra cosa es aprender.

Para avanzar en el conocimiento, debo reconocer que necesito de los demás para complementar lo que yo sé; yo se cosas que otros no saben, pero ellos a su vez, saben muchas cosas que yo no sé. Cuando nos unimos se produce el efecto sinergia, que es la cooperación que utilizamos para complementar nuestros esfuerzos y conocimientos en beneficio propio y de muchos más, todos crecen aportando lo que saben, trabajando juntos y unidos. Esdras había preparado su corazón, se había dedicado por completo a estudiar y obedecer la ley del Señor para  enseñar sus decretos y ordenanzas al pueblo de Israel para obedecerla y poner en práctica, Esdras 7:10.

Esdras es un tremendo y excelente ejemplo modelo para todos nosotros. Tuvo disciplina y autodisciplina, porque si queremos aprender, debemos tener la determinación de querer aprender. Esdras aprendió, luego optó por un método, estudiar la ley de Dios, para ponerla en práctica, lo aprendido en el momento oportuno, eso lo hizo sabio, pero no se quedó con el conocimiento, se propuso enseñar al pueblo los principios, mandatos y principios de la ley de Dios. Albert Einstein dijo: Todos somos muy ignorantes, lo que ocurre es que, no todos ignoramos las mismas cosas, ¡qué buena frase! La palabra lo ratifica: Si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo 1 Corintios 8:2. Lo que sucede es que no todos ignoramos las mismas cosas.

5. Nunca pagar dos veces por el mismo error. No cometa el mismo error más de dos veces, si lo hace, es muestra que no está creciendo ni avanzando, así hay semejanza a las ratas de laboratorio que siempre están en la misma carrera sobre el mismo eje. Somos finitos, no lo sabemos todo, cometemos errores, aunque errar es humano, Dios quiere que aprendamos de nuestros errores, que aprendamos de nuestros fracasos y de las cosas que nos salen mal.

¿Qué pasa con nuestra vida? ¿Seguimos lamentándonos por los errores y fracasos del pasado? ¿No sería mejor orar y clamar a Dios por sabiduría? Sigamos el ejemplo de Jeremías que dice: Clama a Mí y YO te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces, Jeremías 33:3. Cada día aprendemos algo nuevo. Tuff Edeman, campeón americano de rodeó dijo: Si quieres ser campeón mañana, tienes que estar dispuesto a aprender hoy. Dios nos va a permitir alcanzar esa recompensa que tiene para cada uno de nosotros, cuando nos esforcemos a cumplir el propósito que Él tiene para nosotros. Amén.

Comparto este mensaje que me tiene meditando.