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7 jun 2020

GRANDEZA SALVADORA DEL NUEVO PACTO.


EXTRAORDINARIA GRANDEZA Y PROFUNDIDAD SALVADORA DE DIOS EN EL SACRIFICIO DE SU HIJO JESUCRISTO
EL MEJOR REGALO PARA EL QUE CREE.

Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos, Hechos 4:12.

Somos justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien el Padre puso como propiciación por medio de la fe en su sangre para manifestar su justicia…El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación…Y nos gloriamos en Dios por el SEÑOR Jesucristo por quien hemos recibido ahora la reconciliación. Romanos 3:24-25, 4:25, y 5:11.

¿Cómo escaparemos si descuidamos una salvación tan grande? ...Hebreos 2:1-3.

La grandeza del poder Salvador de nuestro SEÑOR Jesucristo en su sacrificio de la cruz, nos revela la profundidad del amor del Padre para salvarnos de la condenación eterna; el sacrificio del SEÑOR en la cruz posee extraordinarios beneficios para los redimidos hijos de Dios en la consumación del Nuevo Pacto redentor que nos reconcilia con el Padre celestial, es el único regalo extendido a toda la raza humana, para que permanezcamos unidos a Dios hasta el día que lleguemos a su Reino eterno, y que fue confirmado por Jesús mientras agonizaba en el madero: Consumado es. Juan 19:30.

Cada año se celebra la Semana Mayor como el mundo la llama, lo cual es Pesaj en hebreo y Pascua en Español, significa que Dios pasó por alto todo pecado y toda ofensa del hombre hacia su Creador y Salvador; la persona de fe entiende que la Pascua no es tiempo de juerga ni diversión al estilo del mundo, es un tiempo que nos recuerda cuán alto precio pagó el mismo Dios por nuestra salvación; y para que estemos en comunión con Cristo y de unidad entre los hermanos alredor de Cristo, adorando y dando gracias por tan grande amor sacrificial. ¡Y cuán valiosa es nuestra salvación! por lo cual, debemos apartar tiempo dejando de lado los afanes y costumbres del mundo para volver la mirada y el corazon al Autor y Dador de la vida abundante y la salvación eterna. Porque la palabra de la cruz es locura para los que se pierden, pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios...1 Corintios 1:18 y 23. 

Jesucristo bajó a la tierra, no para disfrutar la estadía ni la temporada, sino para ser sacrificado, muerto, sepultado y resucitado para luego ascender en victoria y volver al lado del Padre, Cristo vino para reconciliarnos con Dios para que hoy nosotros disfrutemos de amistad y libertad integral Dios del universo; continuamente hagamos remembranza del Dios hecho Hombre que nos trajo su reino a la tierra y nos introdujo a una nueva vida de santidad que debemos cuidar. Porque ejemplo les he dado, para que como YO he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan...Juan 13:15-17.

Es necesario entender y reflexionar lo extraordinario de la SALVACIÓN, escudriñando y estudiando la Escritura e identificando los términos que abarca la salvación, y así comprender mejor, seriamente y con reverencia la altura, anchura, profundidad, excelencia, importancia, poder y valor de la redención que el Padre hizo al ceder a su Hijo y el Hijo al ponerse en nuestro lugar, lavándonos con su sangre, para liberarnos de la manipulación de satanás y anular todo decreto que había en nuestra contra, enseñándonos así a vivir espiritual y sabiamente en la tierra; estos términos los veremos a continuación. Asi que si el Hijo los libera, ustedes serán verdaderamente libres. Juan 8:36.

Que todos entendamos y valoremos la celebración de la Pascua cada año, para que nuestros familiares y otras personas que nos rodean, tengan la oportunidad de ser salvos, dimensionando la grandeza del Mayor regalo que nos fue dado en la cruz y la victoria de la tumba vacía, y en la gloriosa ascención al cielo de nuestro SEÑOR Jesucristo. Y aunque el hombre sin Dios hace sus propios planes, sigue sus propios consejos y vive bajo sus propias reglas, en Cristo tenemos toda la riqueza que necesitamos para vivir y ser salvos. Juan 5:39-47.

Cultivemos día a día la comunión y amistad con YHWH, porque desligarse de Dios hace que el corazón humano se endurezca y experimente soledad, desamor e insatisfacción constante, un vacío cósmico que solo puede ser llenado a plenitud por Jesucristo, cuando creemos y lo aceptamos como único Dios, SEÑOR y Salvador personal, recordando su sacrificio con agradecimiento y alabanza todo el tiempo, especialmente en la Pascua. Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron Miriam de Magdala y la otra Miriam a ver el sepulcro.Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del SEÑOR, descendió del cielo y llegando removió la piedra, y se sentó sobre ella...Mateo 28:1-10. 

No solo la Pascua, sino cada día de vida es tiempo para estar en Cristo juntos, y como familia, leyendo la Biblia, orando, cantando a Dios, dando gracias y compartiendo el pan alrededor del altar familiar, especialmente para que los niños y los jóvenes aprendan la historia sagrada y conozcan a Dios; si así lo hacemos, habrá gran bendición en el hogar y se transmitirá la palabra de Dios de generación en generación, entendiendo el tiempo que vivimos; la Pascua es oportunidad para hacer impacto espiritual en la atmósfera, y que afecte el mundo natural con esperanza de vida para menos tristeza, menos dolor, menos división, enojo, amargura, enfermedad y menos distanciamiento en las familias, creando así una nuevo ambiente de paz en la sociedad. Juan 14:26-27.

Solo en Cristo superamos toda sombra de maldad si el hombre se reconcilia con su Creador desde el seno del hogar, y si empezamos con los nuestros, habrá fe, vida, justicia y paz en la tierra, para que muchos se convirtan de corazón a Dios y sean salvos, es decir: sanos del cuerpo, preservados del alma y avivados en el espíriru. Jesucristo es el Evangelio vivo, la palabra hecha carne que nos da plenitud de vida. Porque YHWH ha saciado el alma sedienta, y ha llenado de bienes al corazón hambriento, Salmos 107:9.

La pascua no es celebración judía, es una fiesta bíblica para todo el pueblo del Altísimo, fue establecida por YHWH, cuando se le ordenó al pueblo hebreo salir de la esclavitud Egipcia para ser libres de faraón; mientras Moisés los llevaba por el desierto bajo la nube de la presencia de Dios, que hablaba y guiaba al pueblo hacia la tierra prometida, mientras los alimentaba e instruía con el Dabar de su palabra y los mandamientos repletos de principios de vida; la Pascua es la celebración que Jesucristo ratificó con sus discípulos en la última Cena, anunciándoles su sacrificio, muerte y resurrección: Él tomó vino libre de alcohol, es decir, el jugo directo de la uva y pan sin levadura, indicando la pureza y santidad de su cuerpo en su entrega como el Cordero de Dios a favor de la humanidad. Isaías 53:1-12. 

Hoy no comemos ni celebramos la Pascua a la manera judía, porque Jesucristo vino a ser El Pan vivo que sacia toda clase de hambre humana, Juan 6:48 y Él es el agua viva que calma toda sed, Juan 4:14; Él es la resurrección y la vida, Juan 11:25; Él es el Mediador del mejor pacto, Él es nuestro Todo. 1 Timoteo 2:5-6. La iglesia del SEÑOR celebra la cena cada vez que se reune en el templo o cuando se estime conveniente, pero la Gran Cena del SEÑOR es dada cada año en la Pascua en cumplimiento a lo ordenado por el SEÑOR Jesús. Habiendo tomado el pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio diciendo: esto es mi cuerpo que por ustedes es dado; hagan esto en memoria de Mi. Lucas 22:19. Pablo lo recordó: Todas las veces que coman este pan, y beban de la copa, la muerte del SEÑOR proclaman hasta que Él vuelva.1 Corintios 15:26.

El Hijo de Dios proveyó la propiciación expiatoria cumpliendo en sí mismo la ley que nos era imposible cumplir en su totalidad; Cristo tomó nuestro lugar acercándonos al Padre, para renovar nuestra manera de pensar, Él nos recuperó como su propiedad con su sangre, para que vivamos en santidad, aguardando con fe y esperanza su regreso. Entonces Jesucristo, les dijo: YO SOY la resurrección y la vida. El que cree en Mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en Mí no morirá para siempre. ¿Crees esto? Juan 11:25-26.

No había otra manera de erradicar el efecto del pecado en la rebelión del Edén, no podíamos vencer la carga insoportable de la culpa, ni la deuda impagable para evitar ser lanzados al fuego eterno, únicamente con el sacrificio vivo del Hijo de Dios, ¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció así mismo sin mancha a Dios, limpiará nuestras conciencias de las obras de muerte para que sirvamos al Dios vivo? Así que, por eso Él es mediador del nuevo pacto, para que interviniendo muerte para remisión de las rebeliones que había bajo el primer pacto, y que los que somos llamados recibamos la promesa de la herencia eterna.” Hebreos 9:14-15. 

La única solución de rescate era la vida del Santo Cordero a favor de los sucios pecadores. Una salvación espiritual y sobrenatural pero sencilla al entendimiento humano, si conocemos al Hijo de Dios a través del Manual de Vida, la Biblia, que nos muestra a Dios y nos enseña a desarrollar fe obediente, integridad y santidad salvadora, porque solo en Jesucristo hay oportunidad de vida nueva, transformación y eternidad bienavebturada en el Amado. Porque así como por la desobediencia de un hombre (Adán) los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno (Jesucristo), los muchos somos constituidos justos, Romanos 5:19. Adentrémonos en los beneficios, térmynos y conceptos que contempla la salvación en Cristo, veamos:

1. La gracia. Porque por gracia somos salvos por medio de la fe; y esto no de nosotros; pues es don de Dios; no por obras para que nadie se gloria, Efesios 2:8-9. Somos justificados gratuitamente por su gracia, por medio de la redención que es en Cristo Jesús, Romanos 3:24.

La salvación redendora comenzó en Génesis 3:14-15, derramandose la gracia del amor divino cuando el Padre profetizó maldición y sentencia sobre la serpiente y decretó enemistad entre su simiente y la simiente de la mujer que le pisaría la cabeza para destruir la maldición del pecado y la muerte, restaurando la libertad del hombre al recuperarlo de nuevo como posesión de su Creador. Dios se reservó siete mil hombres que no doblaron sus rodillas delante de baal. Así también en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Y si es por gracia ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no sería gracia...Romanos 11:4-6.

La simiente de la mujer, que es Cristo nacido de mujer por obra del Espíritu Santo, quien se entregaría voluntariamente como un regalo de amor sacrificial por la humanidad, y ofrecido como favor inmerecido de vida para el que cree; el Hijo de Dios se despojó de su trono de gloria y bajó del cielo para hacerse Hijo del Hombre con el fin de evitarnos la terrible sentencia de juicio en la ira del Dios santo que condena el pecado y a su poseedor; la gracia divina nos alcanza al creer por fe en Jesucristo que nos salvó gratuitamente en la bondad y amor de YHWH, Él escogió liberarnos en su Hijo en vez de darnos la espalda ni dejarnos a la deriva, El Padre, no nos abandonó, sino que nos tomó, nos socorrió y nos salvó con el regalo de su amor pagando en Cristo el precio del rescate; La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo...Juan 1:17-18, Hechos 15:11, Romanos 5:1-2, 6-8, 20-21 y Romanos 8:1-4, Efesios 1:7, Tito 2:11 y 3:7, 2 Timoteo 1:9-10. Ya no vivimos por la ley ni para la ley vivimos por gracia para Dios, Romanos 7:6.

2. La Propiciación. En hebreo es Kapparah, significia, alguien que queda colgado balanceando su cabeza al ofrecerse y ser propicio para rescatar y expiar los pecados de otros. Cristo mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero, 1 Juan 2:2. Cristo es propicio, es deciŕ, el Único favorable y digno ante Dios como perfecto Cordero vivo para el sacrificio, santo y aceptable sobre el áspero propiciatorio del madero de la cruz; Jesús es el Arca viva del pacto, el único indicado para aplacar la ira del Padre para ponerse como mediador, el adecuado y oportuno ante el Padre para cubrir completamente nuestras faltas con su santidad, bondadoso e inclinado completamente al bien, su sacrificio nos ha liberado del justo enojo del Padre y sus juicios, quitando la maldición que traíamos desde el huerto del Edén, su propiciación garantiza nuestra salvación. Dios exhibió públicamente a su Hijo en la cruz como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia, pasando por alto los pecados cometidos.  Romanos 3:25. 
 
Lo que Cristo hizo es reconocido en el cielo, porque su sangre derramada por nosotros y sobre nosotros, es la señal en los dinteles de las puertas, para protegernos de plagas mortíferas, porque su sangre clama desde el cielo por justicia más que la de Abel desde la tierra, ahora la sangre más pura y justa, nos rodea como un halo de misericordia salvadora Isaías 53:5, Romanos 3:25 y 1 Juan 2:1-2, 4:10 y 1 Corintios 15:22. Si el Santo lo dió todo por nosotros, entonces nos corresponde creer, tener fe en lo que Él hizo y lo que dice su palabra para vivir sus instrucciones y cambiar el rumbo torcido de nuestra vida, yendo tras los pasos del Maestro. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que É nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. 1 Juan 4:0.

3. La Sustitución e imputación. Para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta Isaías cuando dijo: Él mismo tomó nuestras flaquezas y llevó nuestras enfermedades, Mateo 8:17. El Hijo del Hombre tomó nuestro lugar, nos sustituyó en la cruz, el Cordero Santo se hizo responsable de toda nuestras faltas y cargó el peso de nuestra iniquidad a causa de la desobediencia y trasgresión de los mandamientos; Jesucristo se atribuyó toda nuestra maldad, se culpó y se le condenó al suplicio de la crucifixión, inmolado, llagado y traspasado a cambio de nosotros que estábamos perdidos como ovejas sin pastor, para que no se tuviera en cuenta ni se contara contra nosotros las transgresiones, Cristo nos introdujo de nuevo al redil y plantio del Padre para ser guiarnos por su voz en este mundo. Isaías 53:5, Mateo 20:28, Romanos 8:3, 2 Corintios 5:21, 1 Pedro 2:23-25 y Hebreos 9:26-28.

Él fue herido por nuestras rebeliones y por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por sus llagas fuimos curados. Todos nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; pero YHWH cargó sobre Él todos nuestros pecados… Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, vera linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de YHWH será en su mano prosperada, Verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará Mi Siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos…por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo Él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. Isaías 53:5-12.

4. La Expiación. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a YHWH se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Hebreos 2:17. Cristo debía ser hecho Hombre, a semejanza humana, en referencia a la visión de Daniel 7:13-14, el Hijo del Hombre con poder y autoridad sobre cielos y tierra, pero sufriente en su muerte humana, y como chivo expiatorio derramó su sangre para limpiarnos de todo pecado y purificarnos para el Padre dándonos perdón; el Azazel que apartó lejos de los ojos de Dios todas nuestras transgresiones, moviendo el corazón del Padre a piedad y misericordia, haciendo borrón y cuenta nueva. 

Jesucristo habrá de volver a gobernar a la humanidad al constituirse en el Gran Sumo sacerdote Intercesor por nosotros ante el Padre. Por otra parte, Jesús fue el perfecto chivo expiatorio que llevó lejos de los ojos del Padre toda suciedad humana, eliminando con su cruz el abismo de enemistad entre Dios y el hombre; Cristo arreglo el conflicto de los siglos entre Creador y criatura al quitar toda mancha de pecado y cargar en su cuerpo toda imperfección humana, como ofrenda voluntaria, viva y santa, absorbiendo la sentencia de muerte eterna y pasando por alto nuestras transgresiones. Levítico 16, Romanos 3:25, 1 Corintios 15:54-57.

5. La JustificaciónY Cristo fue entregado por nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación, Romanos 4:25. Cristo nos declaró justos e inocentes, una vez y para siempre, cuando éramos sucios pecadores, culpables y sebtenciados a muerte, pero Él nos dio vida eterna, haciendo que el Padre nos vea santos a través del Hijo; Él es nuestra justicia en perfecta obediencia al Padre, con su sacrificio probó la grandeza y profundidad del amor de Dios; el Dios santo y justo tomó nuestra semejanza humana para padecer por nosotros y en Él ser justificados por pura gracia y fe obediente. El Hijo nos justificó, cuando éramos impíos culpables que merecían el castigo que Cristo padeció, Él fue el justo por los injustos. 1 Corintios 1:30, Romanos 5: 9 y 19, 3:24-25 y Romanos 4:25, Romanos 10:9-10.

En Jesucristo el Padre nos ve perfectos, en su paciencia nos ha hecho merecedores de vida y paz, para que seamos parte de su gobierno como jueces de justicia en un mundo injusto, somos bendecidos, pero también compartimos sus sufrimientos. Cristo nos exoneró de ser reos sentenciados a muerte, Él es nuestro Rey de Justicia para libertad de vida. El Padre nos dio un Abogado Defensor perfecto y nadie nos podrá condenar ni hacer frente, ningún arma forjada contra nosotros prosperará, no estamos solos ni indefensos en el mundo, Cristo es nuestra Roca y Torre Fuerte, nuestro escondedero y nuestro Escudo contra todo mal, vivimos bajo su abrigo y ninguna plaga mi peste destructora nos podrá dañar porque Cristo nos libera del lazo del cazador, Jesucristo el Esposo de la Iglesia, la resurrección y la vida, Autor de la vida, Principe Salvador, el Juez Justo y Raiz del linaje de David que alumbra a su pueblo como la Estrella resplandeciente de la mañana en medio de las  tinieblas del mundo para que habitemos en su presencia, Salmos 91Hechos 13:39Romanos 3:24, 5:16-18, y Romanos 10; 1 Corintios 1:30, 2 Corintios 3:9 y 5:21, Colosenses 2:8-15, Gálatas 5:1, Filipenses 3:15 y Hebreos 9:11 y 24.

Cristo es el holocausto perfecto y el santo Cordero Pascual que sufrió en el día de la expiación, muriendo para resucitar y destruir el poder de la muerte, avergonzando al portador, el diablo; franqueó el abismo con la cruz y anuló todo derecho legal al rasgar el velo de arriba hacia abajo, haciéndose puente de comunicación entre Dios y el hombre, rompiendo la distancia que nos separaba del Padre; Jesucristo es el Camino glorioso que nos conduce a su Reino de luz perpetua. Como Azazel Cristo llevó al desierto toda nuestra inmundicia, quitando para siempre toda sombra de enemistad humana con Dios, y permaneciendo tres días en las profundidades de la tierra predicó a los espíritus cautivos, arrebatando las llaves al que tenía el imperio de la muerte, Hebreos 2:14, olvidando para siempre nuestra desobediencia, y dándonos la oportunidad de ser salvos en Él, por Él y para Él, Levítico 16:5-11, Marcos 5:37, Juan 1:29Efesios 1:7. Hebreos 10:8-10. Cuanto esta lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. Como el Padre se compadece de los hijos, se compadece YHWH de los que le temen. Porque Él conoce nuestra condición; se acuerda que somos polvo. Salmos 103:12-14.

6. La Remisión. Porque esta es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados, Mateo 26:28. Cristo pagó la deuda insalvable que no podíamos pagar para ser libres de la esclavitud del pecado, Él se hizo maldición al ser colgado del madero, anulando y rompiendo toda acta de decretos que había contra nosotros; cumpliendo en sí mismo toda la ley y depositando a nuestro favor ganancia de vida en la cuenta del Banco celestial, comprándonos a precio de sangre para volver a ser suyos como al principio de la creación; su vida inocente y su sacrificio vicario fueron un alto precio para liberarnos de la carga del pecado y de la ley que nos señalaba transgresores culpables y nos apresaba en una vida sin significado ni sentido, Cristo recuperó nuestra identidad y pertenencia, con su vida para volver a ser parte de su pueblo santo de reyes y sacerdotes sentados en lugares celestiales con Cristo, sirviendo a Dios y ensanchando su reino. Romanos 3:24, Efesios 1:7, Colosenses 1:14, Apocalípsis 5:9.

Hoy tenemos vida, salud y salvación, ya no somos deudores de una cuenta imposible de saldar por ningún ser humano. Jesús nos quitó toda carga y anuló todo derecho legal que el enemigo tenía contra nosotros; Cristo al ser sacrificado y resucitado, cumplió en sí mismo la voluntad del Padre con la ley que no estábamos en capacidad de cumplir y nos dio vida nueva., Deuteronomio 15:1-2, Gálatas 3:13, 4:5, 1 Pedro 1:18-20.

7. La Redención. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para dar su vida en rescate por muchos, Marcos 10:45. Éramos esclavos y siervos de la carne, las tinieblas, el mundo y la manipulación del adversario que nos acusaba continuamente delante del trono de Dios que nos hacia ver como proscritos y bastardos alejados de nuestra patria celestial y nos ponía bajo el yugo del dolor y la muerte. Pero ahora tenemos un Abogado Intercesor y Gran Sumo Sacerdote que nos rescata de la explotación tiránica de satanás, pues nos transportó de la tinieblas a la luz de su reino admirable, ahora El es nuestro Tabernáculo vivo de David porque entró al lugar santísimo, una vez y para siempre para prepararnos un lugar. Juan 8:12, 1 Pedro 2:9.

Jesucristo vino a ser nuestro Testador, resucitado y glorificado ascendió al cielo para darnos una herencia sempiterna, incorruptible, e inmarcesible, Hebreos 9:15-22; instaurando en sí mismo el Camino de la Santidad en su reino para que podamos servir como sal y luminares en la tierra de los vivientes; habíamos sido vendidos a esclavitud de desobediencia por nuestros primeros padres, pero Cristo se hizo Mediador del mejor pacto dejándose moler y llagar por fuertes y violentos toros de Basán que lo rodearon, lo vituperaron y lo condenaron a muerte, así abolió el cautiverio condenatorio y se constituyó como el Gran Libertador de los hombres, dejándonos su Santo Espíritu, Enmanuel, Dios con nosotros, Apocalípsis 21:1-3, para que acudamos al Padre en oración y adoracion continua en el nombre de Jesucristo, presentándonos ante Dios como grato olor fragante, ungidos con el aceite fresco y el vino nuevo de su presencia, sellándonos para producir frutos dignos de arrepentimiento y de labios que confiesan su nombre al predicar su evangelio con la esencia del amor, testimonio y libertad. Lucas 24:21, Juan 1:14, Éxodo 25:8-9; Colosenses 1:13-14; 1 Corintios 1:30; Gálatas 3:13, Romanos 3:24, y Hebreos 9:12. Salmos 130:7-8.

8. La Reconciliación. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación, 2 Corintio 5:18. Éramos enemigos de Dios a causa del pecado, la desobediencia y la rebeldía, viviamos bajo maldición desde el Edén, andábamos errantes y extranjeros, ajenos a la ciudadanía del Reino; éramos extraños para Dios y excluidos de su presencia, pero Elohim nos reconcilió consigo mismo en su Hijo, y restauró nuestra comunión y amistad con Él, como hijos y familia de Dios para permanecer en la Casa del Padre disfrutando de sus delicias, nos recuperó y nos alineó de nuevo a su diseño original para vivir juntos y en armonía a la vida nueva en Cristo como sus amigos y hermanos. Romanos 5:10-11.

Jesucristo vino a buscar lo que se había perdido y terminó el conflicto entre Dios y los hombres, permitiendo que Él reine en nuestro corazón. El Padre nos recuperó como éramos al principio, Cristo reconquistó la unión de los hijos al Padre, y construyó una nueva relación que nos acerca a Él y nos mantiene como hermanos menores. 2 Corintio 5:18-20, Efesios 2:16-17.

Cristo nos transforma por fe cuando creemos en su sacrificio, y restaura la relación rota que cada uno teníamos con el Padre celestial; ahora Jesús por su Espíritu nos ayuda a mantener intimidad en Él; recuperó el compañerismo que se había perdido con la caída y la expulsión del Edén; por en su sangre dejamos de ser enemigos de Dios; y si somos tentados, podemos ser fortalecidos en Él para vencer, pero si caemos, nos arrepentimos, le damos la espalda al pecado, volvemos a Abba Padre y  nos reconciliamos con Dios por medio del Espíritu Santo para seguir caminando tras las pisadas de Jesús, cultivando viva nuestra relación íntima con el Amado, en libertad, adoración y oración. Lucas 19:10, Colosenses 1:18-23 y 2 Corintios. 5:18-19. Salmos 103:12

9. La Regeneración y RestauraciónCristo nos salvó sin que nosotros hubiéramos hecho nada bueno, sino por pura misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo, Tito 3:5. Jesucristo trajo el nuevo nacimiento para hacernos renacer del agua y del Espíritu, Jyan 3:, para hacernos nuevas criaturas espirituales, y con su poder, reparar los daños que había en el templo de su Espíritu Santo, el cual somos nosotros los redimidos. Cristo revive nuestro espíritu, nos salva el alma y nos sana el cuerpo, pues estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. Él nos devolvió a la vida con gozo y paz interior, Cristo es el Perito Arquitecto que nos reconstruyó como casas nuevas, para que Él habite; odres nuevos con vino nuevo y templos vivos y santos donde arde el fuego de la presencia de su Espíritu. Cristo restauró y regeneró nuestra condición humana hechos a su imagen y semejanza, para ser personas sabias, pensantes y con sentido de vida, nos dio una misión y un propósito para cumplir con una función en su reino. Juan 3:5-8, Colosenses 2:13, 1 Pedro 1:3.

10. La AdopciónPara que redimiera a los que estaban bajo la ley, con el fin de que recibieran la adopción de hijos, Gálatas 4:5. Éramos ramas caídas del árbol y estábamos secos como lo narra Ezequiel 37:1-14, pero Dios en su infinita bondad sopló Aliento de vida y nos injertó en la Vid Verdadera, en su Hijo por su Espíritu, se inclinó y nos levantó del suelo como ramas vivas que dan fruto a su tiempo y su hoja no cae, pues éramos ramas silvestres, pero en Jesucristo somos plantio de YHWH, con identidad y sentido de pertenencia, Él se hizo El Hermano Mayor entre muchos hermanos colocándonos al nivel de familia de Elohim, coherederos con el Únigenito del Padre para recibir sus abundantes promesas y ricas bendiciones. Gálatas 4:5-6, Efesios 1:5 y Romanos 8:15-17-23. El Eterno nos adoptó para vivir en su casa como habitantes y ciudadanos de su reino, y con el nuevo nacimiento por la fe en Cristo, podemos llamarlo Padre Nuestro, porque Jesucristo nos unió en un solo cuerpo, su Iglesia. Mateo 6:9, Marcos 3:34-35 y Efesios 3:6.

En Cristo somos nueva creación, nuevos miembros de su familia, y por el poder de su nombre tenemos autoridad de jueces que gobiernan juntamente con Él; Cristo nos hizo nación santa, real sacerdocio y pueblo adquirido por Dios, para ser amados, enseñados, corregidos, disciplinados, formados y madurados en Él y para Él, Dios mismo nos escogió¸ Ahora somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, y pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciemos las virtudes de Aquél que nos llamó de las tinieblas a la Luz Admirable, 1 Pedro 2:9.

Cristo nuestra Pascua, Él nos restauro al estado original de pureza, haciendo morir al viejo hombre carnal para resucitar al espiritual. Dejamos de estar muertos para Dios y volvemos a estar vivos para Él, pero muertos al pecado y el mundo en una nueva moralidad de principios y fundamentos de vida a la manera de Dios y no en las costumbres del mundo ni amañados a nuestro parecer visceral y sensorial. Limpiémonos, pues, de la vieja levadura, para que seamos nueva masa, sin levadura como somos; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros, Isaías 64:8, Jeremías 18:1-9, Romanos 9:20-24 y 1 Corintios 5:7.

Éramos vasijas rotas por los golpes del mundo, éramos barro burdo y vasos de deshonra pero ahora somos vasijas nuevas de honra, barro limpio con el tesoro del Espíritu Santo en nosotros para que Cristo sea reflejado en vasijas resplandecientes, llenas de Luz y siendo causa de su gloria y alabanza, como adoradores y para hacer mayores cosas en su honor, hasta que lleguemos al palacio del Rey para estar con Él para siempre. 2 Corintios 4, Salmos 18:35-36.

Por la fe en la conversión se produce un cambio instantáneo que transforma nuestra vida interior, resucitamos a la vida y saliendo del reino de satanás al reino de Dios, dejamos de ser hijos del diablo para ser hijos de Dios. Mateo 19:28, Romanos 11:12, Juan. 5:21 y Gálatas 6:15. Así como los Israelitas celebraron la pascua con sangre en los dinteles de las puertas para liberarlos del ángel de la muerte, Cristo nuestra Pascua y Cordero Pascual con su sangre en nuestra frente nos hace puertas eternas de salvación, nos cubre, y nos guarda de las plagas del mundo en un nuevo estilo de comportamiento, manera de pensar y conducta, preparándonos en vida para llegar a la tierra prometida de la Jerusalén celestial, Éxodo 12, 1 Corintios 5:7.

11. La SantificaciónY esto eran ustedes; pero ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del SEÑOR Jesucristo, y por el Espíritu de nuestro Dios, 1 Corintios 6:11. Hablar de santificación es hablar de santidad en un proceso vital de vida cristiana, en un continuo cambio transformador hacia la perfección y limpieza total en plenitud de pureza, mientras peregrinamos en esta tierra; somos llamadosa ser santos, guiados por el Espíritu Santo, pero responsables de nuestro crecimiento y madurez espiritual; y aunque nuestra vida está escondida en Dios, debemos trabajar para alcanzar cada día la estatura de Cristo, apartados para el Padre como su morada santa de su Espíritu, viviendo en integridad y plenitud hasta que Cristo regrese por segunda vez o cuando quiera llamarnos a su presencia, Hebreos 12:14 y 13:11-12, 1 Corintios 6:19-20, 2 Tesalonicenses 2: 13-14, 1 Corintios 1:30.

La santificación es producida a lo largo de toda nuestra vida en Cristo, lavados en su sangre cada vez que fallamos y nos arrepentimos, pidiendo perdón al SEÑOR, Hebreos 10:29, nos santificamos por el Espíritu Santo que habita en nosotros, Romanos 15:6; por la fe que profesamos y nos impele a ser santos, Hechos 26:18, mediante el estudio y la vivencia de la palabra de Dios, Juan 17:17-19, por la obra que Dios hace en nosotros, 1 Tesalonicenses 5:23, poniendo nuestra voluntad con fe obediente para resistir el pecado, 1 Tesalonicenses 4:3-7, resistiendo al enemigo y sometiéndonos a Dios. Santiago 4:7-10.

En la medida que conocemos a Dios y su palabra podemos vivir frutos dignos de arrepentimiento, viviendo en el Espiritu y evidenciando el fruto, negándonos cada día a la carne y muriendo al viejo hombre, pues ya no vivimos nosotros, sino que Cristo vive en cada creyente, Gálatas 2:20, Romanos 6: 19 y 22.

12. La Glorificación. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos que oiga, Mateo 13:43. Nuestra glorificación es el último paso de la salvación, así como el Redentor resucitó dejando la tumba vacía y subió al cielo glorificado en cuerpo, esencia y Espíritu, los que hayan muerto en Cristo y los que quedemos en la tierra, seremos glorificados en Él con la extracción y liberación definitiva del pecado, lo cual se iniciará con el sonido de la trompeta final, 1 Tesalonicenses 4:13-18.

Luego se celebrará en los cielos las Bodas del Cordero donde recibiremos coronas y seremos semejantes al Cristo glorificado, nuestro cuerpo será transformado en un abrir y cerrar de ojos, 1 Corintios 15:52-55, Porque si somos hijos, también somos coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con Él a fin de que también seamos glorificados con Él, Romanos 8:17. Juan 14:3, Filipenses 3:20-21 y 1 Corintios 15, Colosenses 3:4.

Todos estos aspectos de la Escritura contienen la profundidad y grandeza de la salvación, akgo extraordinarioby sobrenatural que no tiene comparación; el tratamiento de nuestros pecados en la cruz, es una obra de diseño inteligente by divino , no humano, pues no fue un simple hombre el que murió en la cruz, fue Dios mismo por amor a la humanidad; no fue un ser creado quien bajó y murió para resucitar, fue el Eterno, único y perfecto Gran YO SOY. La obra póstuma llena de amor y de gracia, del el Alfa y la Omega, el Alef y el Tav, Principio y fin de todo, SOLO ÉL ES DIOS Y SALVADOR, solo Él es nuestro Dios. 1 Pedro 1:8-20.

No esperes más, ríndete y entrégate a Cristo, HOY es el día aceptable de salvación para ti. 2 Corintios 6:2, Isaías 49:8.

Por toda esta belleza salvadora, debemos ser sal y luz, embajadores y servidores del reino celestial que como hijos de Dios hacen la diferencia con el bien en medio de tanta maldad, sujetos a Cristo, a su autoridad y su palabra, a pesar de todo; gozosos aún en el sufrimiento para compartir en algo los padecimientos del Mesías Rey, dentro del proceso regenerador y santificador que nos afirma, fortalece y establece en el Eterno, cuidando nuestra salvación hasta el último día, haciendo lo recto, amándonos uno a otros y resistiendo al maligno sometidos a Dios. Por lo tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos… ¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? Hebreos 2:1-4. 1 Juan 2:29, 4:7 y 5:18.

Mg. MEHC hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino eterno.



                            El Rey ya viene.