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1 sept 2019

ORAR CON LA PALABRA DE DIOS.


ORAR CON LA PALABRA DE DIOS 
ES PROFETIZAR.
Así será toda palabra que sale de mi boca; no volverá a Mi vacía, sino que hará lo que YO quiero, y será prosperada en aquello para lo cual la envié, Isaías 55:11.
Porque la palabra de Dios tiene vida y poder. Es más cortante que cualquier espada de dos filos, penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona, y somete a juicio los pensamientos y las inteciones del corazón, Hebreos 4:12.
Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría, instruyéndolos y amonestándolos unos a otros, con salmos, himnos y canciones espirituales cantando a Dios con alegría y acciones de gracias en su corzón, Colosenses 3:11.
En enero de 2018 y en marzo de este año escribí a cerca del poder y la respuesta que hallamos al orar con las Escrituras, porque he vivenciado que hay poder y cambio no solo de atmósfea  sino de vida, mente y comportamiento cuando confesamos la palabra de Dios creyéndola en el corazón; también hay poder que se libera mientras la leemos pausadamente, teniendo en cuenta los signos de puntuación y la gramática, así obtenemos mayor comprensión del texto y del mensaje, ayudados con otras versiones que nos aclaran el entendimiento, aunque no son necesariamente traducciones, son acercamiento a la palabra original que nos dan claridad y comprensión de lo que Dios quiso decirnos desde el principio, por eso Jesús la habló, la confesó, la predicó y la enseñó en todo su ministerio. Una vez Jesús estaba a la orilla de mar de Galilea, y la gente se amontonaba alredor de Él para oír la palabra de Dios. Lucas 5:1.
Cuando oramos la palabra y con la palabra, lo primero que ella nos enseña es agradecimiento con humildad y gratitud para tocar el corazón de Dios, la palabra se abre a nuestros ojos, la recibimos y nos apropiarmos de lo que leemos por fe, oramos confiados y confesamos poder de Dios, Él se revela llenando nuestra mente e inundando nuestro ser hasta el punto de quebrantarnos y llorar de amor por Dios tirados de rodillas, adorarando y reconociendo la grandeza, poder y misericordia del SEÑOR al perdonarnos y darnos una salvación tan grande; orar con la palabra es para buscar el rostro de Abba Padre deseando oírlo hablar, pues Él quiere que su palabra sea el pan que sacíe nuestra hambre de Él y la sed de su presencia y su gracia porque siempre hay en nuestro espíritu un deseo ardiente de oir y conocer a Dios. Damos gracias siempre a Dios, pues cuando ustedes escucharon el mensaje de Dios, que les predicamos, lo recibieron como palabra de Dios y no de hombres, y esa palabra sigue actuando en los que creen. 1 Tesalonicenses 2:13.
Sabemos que los destinatarios originales de la palabra no eramos nosotros, tenemos textos muy antiguos, de gente con costumbres y condiciones muy diferentes, pero hasta hoy permanece para guiar nuestro camino, de ella extraemos la verdad absoluta del único Dios vivo que escribió sus preceptos, fundamentos y mandatos para la eternidad, y que la enseñanza de su palabra habite abundantemente en nuestro corazón con fidelidad a Dios, con claridad en lo que dice y relevancia para la construcción de nuestra santidad e integridad; hay impacto liberador de lo espiritual a lo físico cuando oramos reverentemente con la palabra y con fe confesamos las promesas bíblica a nuestro favor, así como también las sentencias contra el mal y las tinieblas según la voluntad de Dios; El camino de Dios es perfeto, por lo tanto su palabra es digna de creer y atesorar la voz de Dios escrita en la Biblia. El Eterno es nuestra respuesta y protección en la palabra. Én cuanto al Eterno, perfecto es su camino, y digna de confianza su palabra; escudo es a todos los que en Él esperan, Salmos 18:30.
¿Porqué confesar con frecuencia la palabra de Dios y orar ceñidos a ella? Porque la palabra de Dios tiene poder eterno y cumplimiento irrevocable desde Génesís hasta Apocalípsis, es vigente desde la creación hasta que haya humanidad sobre la tierra: tiene poder para crear, Salmos 33:6, Hebreos 11:3 y 1 Pedro 1:25; por la palabra se sostiene la creación, Salmos 147:17-18; el poder de la palabra sana, Salmos 107:20, Mateo 8:8; nos lleva a nacer de nuevo, Romanos 10:17, Santiago 1:18; tiene poder de salvación, 2 Timoteo 3:15; nos hace santos, Efesios 5:26. La palabra es poder contra satanás, Efesios 6:17, 2 Pedro 3:7 y Apocalípsis 19:13-15, nos ayuda a vencer el miedo, Isaías 41:10, Salmos 23:4 y Josué 1:9, nos ayuda a derrotar la incredulidad porque al  atesorarla en el corazón, guardarla en la mente y pronunciarla continuamente nos fortalece la fe. Mateo 9:21-24, Lucas 18:27, 1 Timoteo 4:7-10 .  
La oración es como una sala de partos de hospital, y con la palabra damos a luz verdades eternas, gracia, respuestas, sanidades, liberación y toda bendición para alcanzar nuestra victoria, porque la palabra es la espada del Espíritu, penetra no solo las entrañas humanas, sino que se introduce en las tinieblas para romper toda obra del maligno; por orar con la palabra es poder profético de cumplimiento que lleva a cabo lo que salió del corazón y la boca de Dios para su pueblo, Me invocarán, vendrán a Mí orarán y YO los oiré. Jeremías...Jeremias 29:12-14; al pronunciar con nuestra boca cada texto bíblico ratificamos, confirmanos y estamos de acuerdo von el pensamiento del Padre, alineados a la mente del Hijo; al tomar un texto que nos toca el corazón  y nos lleva a orar, cada palabra se convierte en una bendición para nosotros y una pesadilla para el diablo, porque Dios suple a nuestra necesidad y oye nuestras peticiones para desatar su voluntad divina, porque su palabra es fidedigna, 2 Samuel 7:28, es verdadera, Juan 17:17, no falla, Proverbios 30:5, es duradera, Isaías 40:8, Mateo 5:18 y no vuelve vacía, Isaías 55:11.
Dios ya lo ha revelado, establecido y ordenado todo, Él va acomodando las cosas para dar lugar cumplimiento a su palabra y hacer realidad  sus propósitos. Literalmente, orar y batallar con la palabra es poner los fundamentos de Dios, mantener su dideño, llevar a cabo sus planes y parir promesas clamando y creyendo, La hierba se seca y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre. Isaias 40:8. Nuestra respuesta a la palabra es escucharla,  Jeremías 7:1-2, entenderla, Mateo 13:23, aceptarla, Hechos 2:41, , guardarla en nuestro corazón, Salmos 129:11, llevarla por obra, Lucas 8:15, debemos vivir por la palabra, Colosenses 3:16, tenemos que confiar en ella, Salmos 119:42; esperar en lo que ella dice, Salmos 119:74, Salmos 130:5, vivir de acuerdo a la palabra, Salmos 119:9, tenemos que obedecerla, Santiago 1:22-24 y tenemos que predicarla y enseñarla, Hechos 8:4.
Parimos y sacamos a realidad de la luz el deseo del corazón de Dios en oración cuando confesamos promesas y profetizando lo que Dios ha dicho a nuestro favor y lo cual recibimos por fe, pero también soltamos sentencia contra las tinieblas. Jesús oró el Padre nuestro, dando una secuencia en la oración, tomando la oración no solo como un arma espiritual, sino como una transacción legal y divina, si vamos ante el Rey, el Gran Llegislador no se tardará en responder certeramente. No podemos seguir tomando la oración como si fuera un ritual, sino como un tiempo reverente de calidad y en compañía de nuestro Libertador y abogado justo; no sigamos orando patéticamente, oremos con alegría, con conciencia y entendimiento de que la gloria de Dios será vista, Todo el que oye mis palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Mateo 7:24.
Confesar lo profético de la palabra hace que Dios mueva la naturaleza, las circunstancias y los corazones para gloria de Él y bendición nuestra, como lo hicieron Elías y Josué, Santiago 5:17-18, Josué 10;13, así aseguramos vida y victoria para los justos, bajo la perfecta voluntad del Eterno, pero lo patético duda y cabila en su propia voluntad. Orar con la palabra es afirmar lo que Dios ya dijo, es exponer los decretos divinos escritos en la Biblia con la seguridad que veremos su amor y su bondad...Yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que poseen el testimonio de Jesucristo: adora al Eterno. El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía, Apocalípsis 19:10
Orar con la palabra es afirmar las verdades de Dios y adorar al Legislador de la ley divina, dándole honra y honor por su grandeza, amor y poderío, testificando con nuestra vida confesando sus dichos etrrnos contra las potestades invisibles, como Jesús lo hizo cuando venció a satanás en la tentación: Escrito está...Lucas 4:8. Llegué mi clamor delante de Tí, oh SEÑOR; dame entendimiento conforme a tu palabra. Llegué mi oración delante de Ti; líbrame conforme a tu dicho. Mis labios rebosan alabanza cuando me enseñas tus estatutos. Hablará mi lengua tus dichos, porque todos tus mandamientos son justicia . Esté tu mano pronta para socorrerme, porque tus mandamientos he escogido. He deseado tu salvación, oh YHWH, y tu ley es mi delucia. Salmos 119:169-174.
Todo creyente tiene el poder y la autoridad para confesar la palabra guíados por el Espíritu de la profecía, porque en cada uno de nosotros reside el Espíritu Santo. Él es el que nos recuerda la palabra y todo lo que Jesús enseñó, Él intercede con la voz del Padre, que es la palabra escrita, porque el Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos, le da vida a la palabra de Dios. No solo de pan vive el ser humano, sino de toda palabra que sale de la boca de YHWH, Mateo 4:4.
Somos la boca de Dios y su Espíritu habita en templos vivos; hemos sido puestos en esta tierra para dar vida, crear y hacer visible lo invisible por la palabra que nos une a la mente de Cristo dando luz a los anhelos del Padre, Jeremías 29:11, Filipenses 2:14-16; ¿Quién conoció la mente del SEÑOR? ¿Quién le instruirá? Pero nosotros tenemos la mente de Cristo, 1 Corintios 2:16. Por lo tanto, si tenemos la mente de Cristo, hablamos su palabra y pensamos como el Padre guiados por el Espíritu Santo, inspirador de la palabra, 2 Timoteo 3:16-17.
Orar con la palabra revelamos el corazón del Padre con sus amorosos pensamientos y limpias intenciones para los hijos, también revelamos lo que Él aborrece y declara en contra de los enemigos del bien, la verdad y la justicia. Orar con la palabra nos permite experimentar la gloriosa y real presencia de Cristo para que tiemble el infierno por el enojo y sentencias divinas contra el enemigo y sus instrumentos de maldad, Porque Dios no desecha al perfecto, ni brinda su apoyo a los malvados. Aún llenará tu boca de risa y tus labios de jùbilo, Job 8:20-21.
Orar con la palabra de Dios llena nuestras expectativas de esperanza y nos enseña a esperar la voluntad y los tiempos de Dios creyendo y entendiendo lo que Él dice, asi se libera lo que Él Eterno ha preparado para sus hijos en todos las áreas de nuestra vida. Se desata bendición y se nos inyecta su ADN celestial para morir al pecado y siendo regenerados en Cristo, haciéndono semejantes a Él e hijos del Padre como coherederos con Cristo, Romanos 8:17.
Para orar con la palabra de Dios debemos escudriñar la Escritura, leerla muchas veces, examinarla, y confrontarnos con ella como en un espejo, meditándola en la mente y recordando constantemente lo que hemos aprendido pero con la ayuda del Espíritu Santo para hacerla vida. El Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él le enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he dicho, Juan 14:6. El Espíritu Santo nos recuerda textos bíblicos, con los cuales podemos orar, vamos a la palabra para tener el contenido completo y así oramos de acuerdo a la necesidad. la palabra profética más segura, para que alumbre como antorcha en los lugares oscuros...2 Pedro 1:19-21.
La Biblia tiene palabra para todas las necesidades y momentos, para todos los hijos de Dios que creen y confían en su amor salvador. Así que pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen y se les abrirá. Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá, Mateo 7:7. Si somos salvos, no tenemos por qué estar pidiendo oración a todo el mundo, podemos decirle a dos o tres personas que nos acompañen y apoyen en oración por determinada petición pero no debemos estar dependiendo de la oracion de terceros, porque como hijos de Dios y redimidos en Cristo, tenemos el mismo privilegio para orar. Y quitó YHWH la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos, y aumentó al doble todas las cosas que habín sido de Job, Job 42:10.
Dios está forjando una nueva generación profética, de atalayas, intercesores y adoradores que conozcan su palabra para abrir los cielos a favor de la tierra. Muchos desde hace algùn tiempo estamos orando y confesando palabra por donde quiera que vamos, reclamando las almas, bendiciendo las vidas y pidiendo que baje la gloria de Dios a las naciones; para eso NO necesitamos de un púlpito o de una plataforma, tampoco requerimos de títulos humanos, lo que necesitamos es ser salvos, nacidos de nuevo, ser obedientes, ser santos y amar a Dios; tenemos el derecho, el poder y la autoridad en el nombre de Jesucristo para orar con la palabra porque somos obreros aprobados que no se avergúenzan de la fe y en quien hemos creído. Usando bien la palabra de verdad y evitando profanas y vanas palabrerías, 2 Timoteo 2:15-16. Y juntamente con Cristo fuimos resucitados y estamos sentados en lugares celestiales junto a Él, Efesios 2:6, NO oramos al cielo, sino que profetizamos desde el cielo a la tierra.
Bendigan al Eterno, ustedes sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutan su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto, Salmos 103:20. En la oración profética de la palabra esta el mandato de atar y desatar, Mateo 16: 19 y Mateo 18:18, para que las puertas del hades no prevalezcan contra la Iglesia y destruya toda interferencia espiritual de las tinieblas, Porque escrito está, Mateo 4:4.
El Eterno Padre estableció ángeles que se movilicen a nuestro favor, por lo tanto, cuando oramos con la palabra podemos desatar ángeles que acudan en nuestra ayuda en momentos de riesgo y peligro listos para actuar y traer liberación y Eliseo sabía eso, por eso oró a Dios para los ojos de Giesi, su siervo, viera esos ángeles que los guardarían del gran ejército enemigo. 2 Reyes 6: 16-17, así Giesí reconoció que son más los que están con nosotros que en contra, por eso despójense de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con humildad la palabra sembrada en sus corazone, la cual tiene poder para salvarles la vida, Santiago 1:21. David también lo sabía y por eso habló de los escuadrones del Dios viviente, 1 Samuel 17;26.
Recuerdo mayo de 2009, salí con toda mi familia a comprar unos dólares porque mi hijo viajaba al día siguiente, pero antes de salir de casa, tome unos minutos y oré pidiendo al Señor su protección y una palabra, me dio Salmos 20:1-4,en tarjeticas que solía leer cada día y oré con esos versículos, cuando nos retiramos de la casa de cambios para ir a almorzar, nos salieron al encuentro dos atracadores en moto, uno me trató de arrebatar el bolso infructuosamente mientras yo clamaba a gritos, mientras con una fuerza superior a mi me sostuve y me defendí; aunque me arrastraron varios metros no solté la cartera, después alguien vino en mi ayuda y cuando los ladrones voltearon a ver al que hablaba, salieron despavoridos y huyeron: finalmente aunque estuve con los brazos inflamados y de todos los colores debido a la presión de las manos de los ladrones y coja por más de un mes por dislocación de mis tobillos, el poder de la palabra tuvo su efecto para defenderme en el momento portuno, los ángeles acudieron en mi ayuda y obtuve la victoria,  YHWH te oiga en el día del conflicto. Te envié ayuda desde el santuario, y desde Sión  te sostenga...te dé conforme al deseo de tu corazón, y cumpla todo tu consejo, Salmos 20:1-4.
En este mismo instante hay miles de ángeles a nuestro alrededor, son destinados por el Padre para nuestra defensa y ayuda, están esperando a activarse cuando confesemos la palabra y se romperán cadenas; ellos derribarán miles de demonios de enfermedad, drogadicción, muerte, estancamiento, violencia, guerra y toda maldad, Porque todos lo ángeles son espíritus al servicio de Dios, envidos en ayuda de quienes han de recibir en herencia la salvación, Hebreos 1:14. Para que corra el juicio como las agua y la justicia como corriente inagotable, Amós 5:24. Necesitamos profetizar a favor de la familia y la nación, Dios tiene los textos perfectos en contra de la maldad, los tiranos, los gobiernos corruptos y toda injusticia sobre la tierra.
El futuro que resta en esta tierra debe fluir de nuestra boca con la palabra de Dios, estemos orando y profetizando sobre la vida, la familia, los niños, los jóvenes y las naciones. La oración profética de la palavra de Dios nos introduce en la esfera espiritual del poder de Dios, no nos limitemos a las circunstancias, tomemos lo que tenemos en Dios y viene del cielo para traer bendición a la tierra. Amén.
Mg. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino eterno.