EL DOLOR DE SU CRUZ ES NUESTRA VICTORIA
Nuestro Salvador fue
herido y traspasado por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados.
El castigo a favor de nuestra paz cayó sobre Él, y por sus heridas hemos sido
sanados. Isaías 53.
Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por sus heridas fuimos curados, 1 Pedro 2:24.
Como se asombraron de Ti muchos, de tal manera fue desfigurado por los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, asombrará Él a muchas naciones…Isaías 52:13-15.
Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por sus heridas fuimos curados, 1 Pedro 2:24.
Como se asombraron de Ti muchos, de tal manera fue desfigurado por los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, asombrará Él a muchas naciones…Isaías 52:13-15.
La
crucifixión de nuestro Salvador es un suceso demasiado doloroso y conmovedor, ver
morir a la persona más tierna, majestuosa, generosa y santa, es inentendible a
la razón humana; el Rey de gloria tratado con indignidad y escarnio, convertido
casi en un juguete de la atrevida soldadesca romana que como bestias salvajes
se divertían con Él, hasta el día de hoy muchos no lo comprenden.
1. Su cuerpo flagelado, llagado y ensangrentado. Como
un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar, Salmos 22:15a. Como raíz de tierra seca no había
parecer en Él, ni hermosura ni atractivo, Él fue herido y molido por nuestros
pecados, Isaías 53:2-5.
a. El cuerpo del SEÑOR fue violentado, castigado, herido con dolor intenso y chorreante de sangre, el Padre cargó en su Siervo todo el peso de nuestro pecado que mata, destruye y desfigura nuestro ser, por eso Jesús tuvo el aspecto de una una raíz seca que se hunde en la tierra; Jesús
debía dirigir sus pasos a los asolamientos eternos para destruir todo el mal
que el enemigo había hecho en el santuario, Salmos 74:3. Llegó a verse sin belleza ni esplendor, tal
era su aspecto que no tenía nada atrayente. Los
hombres lo despreciaron y lo rechazaron, fue angustiado y humillado con sufrimiento. Como alguien que no merece ser visto, lo
despreciamos, no lo tuvimos en cuenta,, pero La
piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la cabeza del ángulo,
Salmos 118:22.
Era viernes, el día siguiente sería la fiesta de la Pascua, los jefes judíos no querían que en el día sábado los tres hombres estuvieran colgados en las cruces, por eso le pidieron a Pilato que se les quebraran las piernas a los crucificados. Así los harían morir más rápido y podrían quitar los cuerpos del madero para que no estuvieran allí en día de reposo. Los soldados le quebraron las piernas a los dos que habían sido clavados junto a Jesús, pero cuando llegaron al SEÑOR, se dieron cuenta que ya había muerto, asi que no le quebraron las piernas para que se cumpliera lo profetizado: Porque el Padre guardó todos sus huesos y ninguno fue quebrantado, Salmos 34:20, todo para su perfecta resurrección y ascensión triunfante.
Luego uno de los soldados atravesó su costado con una lanza, enseguida brotó sangre y agua, para que se cumpliera lo que dice la Biblia: Mirarán al que atravesaron, Salmos 19:37; con su cuerpo herido, flagelado y llagado nos traía sanidad y medicina venciendo la enfermedad; con su sangre derramada hasta el suelo nos limpió de nuestros pecados, y con su ascensión al cielo nos sentó junto a Él en lugares celestiales, otorgándonos cuerpo nuevo y vida eterna; cuando venga en su segunda venida será el Rey victorioso rescatando a su esposa, la Iglesia, Viene con las nubes y todo ojo lo verá, aún los que lo traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por Él, sí y amén, Apocalipsis 1:7.
El que dice esto, también vio lo que pasó, y sabe que todo esto es cierto. Juan cuenta la verdad para que nosotros seamos creyentes. Juan 19: 32-37. Jesús no solo estaba cargando nuestro sufrimiento, enfermedades, pruebas y golpes del mundo, sino que también llevó nuestras iniquidades y debilidades de la vieja naturaleza caída para hacernos fuertes en El para que también soportemos y venzamos. Pensamos que el Padre lo había herido, que lo había castigado y
humillado, con su cuerpo lacerado, golpeado, llagado y sangrante, pero en todo
eso Jesús nos trajo sanidad y medicina, nos curó y nos reveló la abundancia de
su paz y su verdad, Jeremías
33:6.
b. Di mi cuerpo a los
heridores, y mis mejillas a los que arrancaban la barba; no escondí mi rostro de
injurias y de esputos, Isaías 50:6 y Mateo 26:67. Jesús fue molido a golpes y
abatido a causa de nuestra rebeldía y desobediencia, fue afrentado y humillado arrancándole la barba, fue avergonzado cuando le arrancaron su ropa para colgarlo y exhibirlo desnudo en la cruz; lo escupieron y abofetearon, porque así recuperó nuestra dignidad y nos dejó su paz. No había parecer en
Él ni hermosura, Isaías 53:2, así nos justificó y restauró delante del Padre.
El
cuerpo maltratado, magullado y crucificado de Jesús nos ha liberado de toda enfermedad de toda bacteria, virus y dolencias raras para darnos completo bienestar físico. Le vendaron los ojos y le golpeaban el rostro,
preguntándole: profetiza ¿quién es el que te golpea? Lucas 22:63-65, así rompió toda nuestra ceguera espiritual y con la luz de su faz nos iluminó el entendimiento a su
verdad, Juan 8:12. Jesús en su cuerpo santo totalmente lacerado y desfigurado mató y dejó inoperante todo el mal que el enemigo había sembrado en nuestro cuerpo, y nos devolvió la integridad personal. Isaías 53.
2. La Corona de espinas. Los
soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza…Juan
19:2.
La sagrada cabeza del más santo de los santos fue herida con
crueldad y saña para sanar nuestra mente de malos recuerdos y ofensas de injusticia recibidas en el pasado, así limpió nuestros pensamientos y nos libera de los dardos de fuego del malgno; Cristo el esplendor de la gloria del Padre, con su corona de espinas profetizaba la realeza del Rey, único digno de adoración no solo por sus ángeles y la creación, sino también por los redimidos, porque por nosotros fue cruelmente afrentado y quebrantado. Como Cordero fue llevado al matadero, y como oveja delante de sus trasquiladores. Isaías 53:7.
La corona de espinas desfiguró el rostro del Mesías para hermosearnos al quitarnos la vergüenza del pecado, Él era como raíz de tierra seca y no había parecer ni hermosura en Él, estaba sin atractivo, Isaías 53:2; su rostro sangrante y desfigurado, quitó todo menosprecio de gente pecadora para hacernos reyes y sacerdotes, y honrarnos al sentarnos en lugares celestiales junto a Él. 1
Pedro 2:9 y Apocalipsis 1:6.
Con
la corona de espinas y una caña en su mano derecha, los burladores se hincaron
de rodillas y hacían venías delante de Él diciendo: ¡salve Rey de los
judíos!
Juan
19:2-5; el csdtigo físico de su persona nos hizo espiritualmente libres con poder y en victoria. La burla y el rechazo a su realeza, con como si fuera un cualquiera, se convirtió en reconocimiento, alabanza y adoración al Gran Rey que vive para siempre. Isaías 53:3.
Cristo nos
devolvió la dignidad de hijos, ya no somos advenedizos ni extraños para el Padre, Efesios 2.9. Esto afirma que 1)
Jesús efectivamente es Rey de reyes y SEÑOR de señores, Apocalipsis 19:16, habiendo sido el Siervo Sufriente, Isaías
53,
y 2) Jesús es el Mesías Rey y SEÑOR Conquistador, Apocalipsis
19,
que estuvo dispuesto a sufrir y soportar la afrenta y la humillación para quitar toda maldición y cambiar la altivez de rostro para que lo reflejemos a Él en amor y humildad; el justo por los
injustos
1
Pedro 3:18, porque todos nos descarriamos como ovejas, y cada quién se apartó de Dios para tomar su propio camino. Isaías 53:6.
Abusaron de su bondad y nobleza, Salmos 22:7; pero con la corona de espinas restauró nuestra mente contaminada por la
vanagloria y futilidad del mundo, así nos protege de la tentación que nos enreda y confunde haciéndonos caer en terribles
decisiones y conceptos errados. Isaías 45:2-3, y conforme a su palabra, llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia en Cristo, por el poder del Espíritu que nos recuerda su palabra, Juan 14:26 y Efesios
4:22-23.
3. Los clavos en manos y pies.
Horadaron
mis manos y mis pies, Salmos 22:16. Los clavos en las manos del SEÑOR nos hicieron libres de la maldición lanzada en Génesis 3:17-19, Jesús sanó nuestras manos para bendecir y consolar a la gente, las limpió y fortaleció con su sangre para que trabajemos diligentemente y nuestro trabajo se convierta en bendición que exalte a Dios y haga prosperar no solo nuestra vida con excelencia y honestidad, sino también para orar, y adorar levantando manos puras y santas en la multiplicación del reino y la restauración de la tierra, así el Padre confirma la obra de nuestras manos a causa de hacer el bien, Salmos 90:17. El SEÑOR abrirá para ti su buen tesoro...para bendecir toda obra de tus manos; para que prestes a muchos, pero tú no tomes prestado. Deuteronomuo 28:12.
En el encuentro de Tomás con Jesús, toda la verdad de la crucifixión y resurrección se confirmó ante los ojos de los discipulos, que confesaron: ¡Hemos visto al Señor! Porque Tomás en su incredumidad dijo: Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo
en su costado, no creeré, Juan 20:25a. Con su cruz Jesús alivió la carga del trabajo pesado y eliminó toda maldición laboral para que sirvamos y disfrutemos con lo que hacemos. Isaías 53:8-12.
a. Clavos en sus manos. Dios había puesto toda autoridad y poder creativo en las manos de
Adán y Eva, pero cuando ellos desobedecieron eso se perdió, satanás
tuvo poder sobre los hechos de los hombres y era necesario que las manos del Cordero
fueran horadadas y traspasadas para que tú y yo pudiéramos recuperar nuestra habilidad y dominio para diseñar con hermosura y destreza; la sangre de sus manos limpió toda obra de maldad. Canceló toda deuda, por decretos contra nosotros, que nos era adverso, lo quitó de en medio y lo clavó en la cruz. Colosenses 2:14.
Con
sus manos clavadas al madero, Cristo destruyó todo lo que nos impide trabajar para Dios y eliminó toda suciedad que hacemos con
las manos o el bien que dejamos de hacer, todo esto es para aquellos que se arrepienten y se
vuelven a Él, Cristo para amar, abrazar y consolar con manos santas, sin ira ni contiendas. 1 Timoteo 2:8.
En
el AT el SEÑOR dió bendición sobre nuestras manos, por cumplir y
obedecer los mandamientos, Deuteronomio 30:8, también Dios nos promete bendición cuando oramos por los enfermos y ponemos las manos
sobre ellos para que sanen; todo lo que toquen nuestras manos será bendito y prosperado, porque en el dolor de las manos de Jesús, todo su poder liberador vino a nuestras manos, para adorar y bendecir a Dios, Salmos 134:2.
b. Clavos
en los pies.
Cuando el hombre pecó el Creador dijo: pondré enemistad entre
tú y la mujer, entre su simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la
cabeza, y tú la herirás en el calcañar, Génesis 3:16.
Una
de las maldiciones más grandes del ser humano que vive arruinado, estancado y errante es la maldición en los pies, esa fue la razón
por la cual satanás tentó a Jesús en el desierto lo subió a la cima del templo
y le dijo que se lanzará, pero omitió la
promesa que dice: Que Dios con sus manos nos sostendrán
para que nuestro pie no tropiece en piedra, Salmos 91:12. Estar paralizados de los pies es algo muy terrible y fuerte que nos impide ser nosotros mismos para movernos y trabajar; ser inútiles de los pies y sin Cristo, nos hace sentir miserables, dependientes, limitados y tristes como Mefiboset en 2 Samuel 9, pero Jesús nos hizo libres y aptos para toda buena obra.
La
maldición de tropezar y caer solo se frustra cuando caminamos unidoa a Jesús en obediente sumisión
y dependencia a la voz del Espíritu Santo. No hay pasos de bendición sobre el
desobediente que camina sin Dios y en su propio parecer. Podemos entender la razón por
la cual en el AT Dios ordenaba Quitarse el calzado
de los pies porque era lugar santo, Éxodo 3:4-5.¿ Quién puede caminar sobre las brasas (del pecado) sin quemarse los pies? Proverbios 6:28; Pero el SEÑOR es mi fuerza; da a mis pies la ligereza de una gacela y me hace caminar por las alturas, (de santidad). Habacuc 3:19.
Cuando
Caín asesinó a su hermano, el SEÑOR lo maldijo a caminar errante y extranjero
sobre la tierra, Génesis 4:11-13, porque ser errante y sin rumbo es maldición de inestabilidad en la tierra que nos niega producir fruto por no ser estables ni poseer un territorio fijo donde establecerse; Jesús también ordenó sacudir el polvo de los pies, como setencia contra la ciudadad y las personas que no recibieran a los mensajeros del Evangelio. Mateo 10:14-15. Pero con los clavos y la sangre de sus pies, Jesús, el SEÑOR aplasta a satanás bajo nuestros pies. Romanos 16:20.
La
maldición sobre los pies del pecador es grande porque la huella de su maldad se va quedando en los
hombres sobre la tierra, Corren presurosos a hacer el mal y
derramar sangre, Proverbios 1:16, pero los redimidos vamos dejando huellas
de bendición, Isaías 52:7 y Romanos
10:15; los hombre que no temen a su Creador dejan huellas de injusticia, pero la promesa de Génesis 1:28 solo se activa sobre pies bendecidos y lavados en la sangre del Cordero de Dios; los clavos en sus pies rompieron toda maldición de dolor y enfermedad de nuestros pies, y sobre los
pasos que damos por la vida, Cristo ha enderezado
nuestros pies para andar en su Luz, Salmos 56:13. Nuestros pies son libre en los clavos de Cristo, para que vayamos a predicar las Buenas Nuevas del bien, Isaías 52:7, Mateo 28:16-20, Marcos 16:15-18. Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra .e sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Me has despejado el camino, así que mis pies no flaquean. Salmos 18:35-36.
4. El costado traspasado. Mirarán
al que traspasaron y llorarán, Zacarías
12:10, Juan 19:31-37. Jesús fue crucificado
a la misma hora que los corderos de la pascua eran sacrificados en el templo. El
no podía ser lapidado según la ley judía, por eso se ordenó abrir su corazón con la lanza como se hacía con el cordero degollado de la pascua; a ese animalito le dejaban chorrear su sangre hasta la última gota; Juan 1-29, así Jesús limpió el
pecado del mundo. Y se verificó con su muerte cuando uno de los soldados atravesó el costado, como era la costumbre. Salmos 34:20.
La herida en su costado ratifica el supremo amor de Dios por la humanidad, esa clase de amor que salva con pasión y une al hombre
y la mujer; razón por la cual Eva fue sacada del costado de Adán. Génesis 2:21-22; del costado de Jesús brota el amor entre los esposos, Él es el Esposo de la Iglesia, que con su costado
traspasado y el corazón roto ha hecho que su amada pueda entrar y descansar en su pecho. Mateo 11:28-29.
Dios nos despierta desde el costado de nuestro corazón para que las cadenas caigan, Hechos 12:7; de su costado no solo salió sangre, también agua, resaltando la presencia y sello del Espíritu Santo en nuestro interior, pues con su sacrificio salvador nos vivifica espiritualmente como resultado de la justificación, Romanos 5:1-11. El agua y la sangre
dan testimonio por el Espíritu. Romanos 5:6-8.
El
agua también hace referencia a la fuente salutífera de Ezequiel 47:1-12 que sana nuestras emociones y nos da balance, son aguas vivas que
brotan del trono de Dios, Cristo sacando agua de su pecho son las aguas vivas de su Espíritu que vivifica al alma sedienta que busca refugio en Él como lo hizo la samaritana, para que nademos en ellas y no tengamos sed jamás, que tengamos sanidad y vida abundante; alrededor
de ese río de agua viva, habrán muchos pescadores, lanzando sus redes para que miles sean salvos. Jesús es el Dador de las aguas salutiferas que brotan a nuestro interior como ríos que saltan para vida eterna, Juan
4:10 y
7:37-39.
La
grandeza del sacrificio de Jesús nos confirma el incomparable amor del Padre por la novia del Cordero que Él viene a buscar. Jesús, el
Servidor sufriente del Padre se constituyó en Rey y SEÑOR por la eternidad. He aquí mi siervo, YO lo sostendré, mi escogido en quien mi alma tiene
contentamiento, he puesto sobre Él mi Espíritu; Él traerá justicia a las
naciones. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No
quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humea; por medio de la
verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la
tierra justicia…te pondré por pacto al pueblo y por luz a las naciones…Isaías 42.
Según
el libro de Éxodo 12:3 y 21, un cordero correspondía
por familia y por un grupo de familia; los huesos completos y perfectos de Jesús
en su muerte, nos da la garantía de la conservación salvadora dentro de la familia de Dios en Cristo, su Iglesia, Juan 6:53-56, a ella pertenecen todos
aquellos que participan del cuerpo y la sangre de Cristo, aquellos que han sido
redimidos y lavados pero que cuidan su salvación hasta el fin. Hebreos 2:1-3..
En el sacrificio del Cordero, Juan 1:29-34, judíos y gentiles pueden ser salvos en Jesús porque de dos pueblos hizo
uno, Efesios 2:14-16. Solo
Jesús ha sido y será el único Pastor que tiene derecho a pedir unidad con insistencia en su cuerpo. Juan 17:21-24.
En
su sacrificio, y su sangre derramada, Jesús estableció un solo cuerpo, una sola novia, una
sola esposa, un solo pueblo, una sola congregación, su Iglesia, un real sacerdocio, un linaje
escogido, una nación santa, 1 Pedro 2:9, la cual permanecerá indestructible,
porque las puertas del Hades no prevalecerán contra ella, Mateo
16:18.
El costado traspasado de Jesús, edifica y une en un solo corazón a su Cuerpo. 2
Corintios 1:21
y 1
Pedro 5:10.
En la aparente derrota circunstancial de Cristo en la cruz tenemos la contundente victoria eterna contra satán, Jesús, la Roca inconmovible que nos sostiene y esconde del mal, En la Roca inamovible de los siglos, Isaías 26:1-6. En el costado traspasado y el corazón roto de Jesús, está abierta la puerta para todo aquel que quiera entrar a su reino, a través del puente de su cruz que rompe el abismo que nos separaba de Dios desde el primer Adán, pero Cristo nos abre nuevo camino al Padre; de su
costado se extrajo la nueva Eva, la nueva humanidad que debe vivir en perpetua
interdependencia e interrelación con su Salvador. Isaías 44:22.
La vida y muerte del
rey Josías es un cuadro de Jesús. 2 Crónicas 35:20-27, Jesús, el Hijo de Dios es el único Rey santo
entre los hijos de David que purifica el templo limpiando y derribando toda idolatría para restaurar el genuino culto a Dios desde el corazón humano, en Espíritu y verdad, y en su templo y su altar se celebra continuamente la pascua que nos libertó del Egipto del mundo y las garras faraónicas de satán; Cristo nuestra Pascua, el mejor regalo desde el Edén. Éxodo, Mateo
10:32
y Romanos
10:9.
El Rey fue
traicionado, Salmos 41:10, su mejor amigo negoció su vida con los
pecadores como si fuera una mercancía de poco valor, Zacarías 11:13, se le sepultó como
cualquier hombre pero su tumba fue de ricos, Isaías 53:9, con sus vestidos echaron
suertes, Salmos 22:18, en el tormento de su cuerpo, Cristo destruyó el pecado antiguo,
presente y el que podamos cometer mañana, allí hay gracia para arrepentirnos, alcanzar perdón, empezar de nuevo, ser salvos y caminar bajo la luz de su dulce mirada protectora.
1
Pedro 2:24, Romanos 4:5.
Cristo nos hizo verdaderamente libres, Anulando el acta de decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola, de en medio y clavándola en la cruz, despojó a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfandp sobre ellos en la cruz, Colosesnses 2:14-15, Él completó el sello de su victoria con su resurrección y ascención al cielo junto al Padre para prepararnos
lugar, Ascendiste a las
alturas, libertaste a los cautivos, tomaste dones de los hombres, aún de los
rebeldes para establecer tu morada, Salmos 68:18, Lucas 24:50-51. En su cruz, está
nuestra victoria eternamente y para siempre, la libertad en Cristo es total, completa y para siempre. Hebreos 10:12. ¡Glorificado sea el Rey!
Mg.
MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y ser idora de su reino.
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Testimonio Completo de Jim Caviezel en 38 minutos, ¡óyelo!