EL
HIJO DEL HOMBRE SE HIZO CARNE
PARA SALVARNOS Y DEJARNOS EJEMPLO DE VIDA.
Y comenzó a enseñarles que
el Hijo del Hombre debía padecer, y ser rechazado por los ancianos, los
principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y después de tres días
resucitar. Marcos 8:31.
Jesús ante el concilio y la
pregunta del sumo sacerdote, de si Él era el Cristo, el Hijo del Bendito le respondió:
tú mismo lo has dicho, YO SOY, y les digo que desde ahora verán al Hijo del
Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, viniendo sobre las nubes del
cielo. Mateo 26:64 Marcos 14:62 y Lucas 22:69.
Y dijo Esteban: he aquí veo
los cielos abiertos, y el Hijo del Hombre de pie a la diestra del Padre.
Hechos 7:56.
Se enseña mucho acerca de la divinidad de Cristo y muy a menudo se pasa por alto su humanidad, lo cual debe saber todo
ser humano para que aprendan de El y dejen de ser simples mortales naturales, que en alguna medida, dejen de desear figurar y lucirse para ser
reconocidos entre la gente como sobresalientes y especiales, ese es el
pensamiento común de la gente; lo hacen muchos porque no conocen a nuestro Salvador que es el mejor y máximo modelo de vida humana, pues siendo Dios se hizo hombre humilde, santo y manso para venir a salvarnos, el común de la gente no
conoce su posición en Cristo, por eso no están seguros de quienes son, de
dónde vienen, a dónde van, qué deben hacer, ni a dónde pertenecen; el hombre natural realiza una
labor para recibir alguna recompensa. Pero nosotros todos; con el rostro descubierto, reflejamos como en un espejo la gloria del SEÑOR, porque somos transformados a su semejanza con más y más gloria, por la acción del Espíritu del SEÑOR. 2 Corintios 3:18.
El Hijo del Hombre es un título mesiánico usado en arameo y hebreo, Ben Ha-Adam para describir a nuestro Salvador que se despojó de su posición en el cielo como Hijo de Dios para bajar a la tierra en la condición de Hombre, semejante a los hombres, un ser humano de carne y hueso con alma y espíritu; en hebreo despojarse es katá pantá, signigica abandonar la esencia de su propia naturaleza divina para despojarse de su divinidad y hacerse hombre de carne y hueso. Isaías 7:14; Zacarias 9:9, Mateo 11:29, Hebreos 2:9, Filipenses 2:7.
Jesús era completamente Hombre y completamente Dios al 100%, era la divinidad encarnada en un cuerpo de hombre, semejante a Adán y a todos los hombres, por eso se le llama el Hijo del Hombre; es nuestro SEÑOR y Dios tomando forma humana para habitar entre nosotros, pero conservando sus atributos divinos de sabiduría, santidad, poder y perfección para hacer milagros y maravillas; nació como todo ser humano, fue niño pero creció y maduró, después de su resurrección conservó su cuerpo humano, para ser Hombre-Dios eternamente y para siempre, como lo registran: Mateo 26:29, Lucas 24:39-43, ...Este mismo Jesús que ha sido tomado de entre ustedes al cielo; así volverá como lo han visto ir arriba, Hechos 1:11; Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo Hombre. 1 Timoteo 2:5..
Tenemos la certidumbre de que Jesús es único que conserva la unión hipostática entre Hombre y Dios, es decir, lo invisible de Dios era visible en Cristo, gracias a que Dios se hizo hombre, tenemos fácil acceso directo con el Padre, en una hermosa relación íntima con el Hijo, único humano santo y libre de pecado, algo que ningún otro puede sostener de sí mismo, y su cuerpo limpio no pudo ocultar su deidad. 1 Reyes 8:46, Salmos 51:5; Él era el único Hombre especial que podía remover la caída del primer Adán, viviendo la vida perfecta en obediencia al Padre, Juan 8:29, Él no solo murió por nosotros, vivió por nosotros, y mientras estuvo en la tierra hizo la voluntad del Padre, Juan 5:30, cumpliendo la ley con toda justicia. Mateo 3:15.
Jesús es el postrer Adán que trajo éxito donde el primer Adán falló en el cumplimiento de la ley y las instrucciones de Dios, hizo lo que se requería y que Adán no pudo, así transfirió su justicia en aquellos que ponen su fe en Él para recibir perdón de pecados y salvación, 2 Corintios 5:21 y Filipenses 3:9; la sangre de los animales no era suficiente para quitar el pecado, esa es la razón por la cual, Jesús, el postrer Adán se entregó así mismo como Cordero para el sacrificio quitando los pecados del mundo. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, y así expiar los pecados del pueblo. Hebreos 2:17.
Ahora el SEÑOR Jesús está al lado del Padre como Gran Sumo sacerdote, que aboga, intercede y media a nuestra favor ...Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en Mí, por la palabra de ello. Juan 17:20.
El Hijo del Hombre requería conducta intachable e impecabilidad total, pués en su vida terrenal estaba expuesto a todo lo que cualquier humano está expuesto, con toda necesidad física, fisiológica, emocional y mental, pero sin pecado; en su concepción virginal demostró que el pecado sobra en la vida del hombre, y no es un componente con el cual hemos sido creados; recordemos que Dios creó a Adán puro, inocente, sin pecado y con la capacidad de no pecar, pero cayó y se convirtió en pecador porque rompió la ley y los principios de Dios, ahora somos culpables porque pecamos como Adán. Por tanto, como el pecado entró al mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Romanos 5:12.
El Únigénito del Padre, hecho Hombre pudo desafiar a sus oponentes que lo probaban de ser culpable, Juan 8:46, y ni siquiera Pilatos, el gobernador pudo hallar culpa alguna en Él, Juan 18:38, también la esposa de Pilato reconoció a Jesús como un Hombre justo, Mateo 27:19, por eso llegó a ser el Cordero perfecto y sin defecto a favor de la humanidad como lo narra Isaías 53.
Nuestro SEÑOR Jesús no pecó, no porque conservará su naturaleza divina, sino porque echó mano de todos los recursos que le fueron dados en su humanidad: Amaba al Padre, atesoraba la palabra y meditaba en ella; oraba continuamente, confiaba en la sabiduría y voluntad de Dios, se sujetaba y obedecía la palabra del Padre y confiaba en el poder sobrenatural del Espíritu Santo para hacer todo lo que se le había encomendado. No puedo yo hacer nada por mi mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. Juan 5:30.
Jesús ha sido el único Hombre que superó todas las pruebas que el primer Adán no logró, y al vencer, fue revestido de todo el poder del Espíritu Santo para hacer milagros, así leyó Él mismo una profecía que se cumplió en Él, en el libro de Isaías 61:1-2, El Espíritu del SEÑOR está sobre Mí, fue llenó en toda su vida de poder para su Ministerio y era respaldado en todo por la palabra de Dios, venciendo al enemigo al citar las Escritura, y ratificando: está escrito; aún en su oración agónica del Getsemaní el SEÑOR estaba comprometido con la oración. Lucas 22:42-44.
El Dios hecho Hombre no era superior en su humanidad a otros hombres, era un hombre real, su humanidad y su divinidad no encajaban la una con la otra, de lo contrario hubiera sido un súper humano, así no hubiera podido ser nuestro sustituto en el madero, pues debía ser como nosotros. Él Hijo de Dios no dejó de ser Dios, ni se convirtió en un dios menor, Jesús siguió siendo plenamente Dios, habitando corporalmente toda la plenitud de la deidad en Él. Colosenses 2:9.
Jesús vino a vivir entre los hombres como Emanuel, Dios con nosotros, para salvar voluntariamente a una humanidad caída y rebelde, renunciando a su trono celestial; en su infinito amor se vació y renunció de sí mismo a su posicion de gloria para rescatarnos del lazo del adversario, y dar así cumplimiento al Proto Evangelio de Génesis 3:15, lo cual registran Mateo 1:18-24 y Lucas 2:1-7. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, Juan 1:14 y Se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo para ser semejante a los hombres. Filipenses 2:7.
El santo de Dios bajó al nivel de un hombre sobre la tierra pero sin pecado y pudo decir; ¿Quién de ustedes me condena de pecado? Juan 8:46; en su misión hubo un proceso de intercambio temporal de lo divino a lo humano haciéndose semejante a nosotros; el Dios Espíritu invisible se hizo carne visible tomando forma del un hombre que nace, crece, lleva a cabo su misión, y finalmente muere a este mundo, pero resucita glorificado para ascender triunfal a su lugar celestial de origen…Haya
pues en ustedes, el sentir que hubo en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de
Dios, no escatimó el ser igual al Padre, ni se aferró a su deidad; sino que
estando en la condición de Hombre, se humilló así mismo, siendo obediente hasta
la muerte, y la muerte de cruz… Filipenses 2:1-11.
Cristo era igual al Padre pero desistió de esa igualdad para hacerse servidor y libertador de todos, en su trayecto por la tierra y estando en el mundo vivió más cerca del Padre que cualquier otro ser humano, así fue libre de todo pensamiento pecaminoso, eso era lo que debía comunicar a sus criaturas, debía mostrarnos que siendo humanos podemos agradar a Dios en santidad, la mejor forma de enseñar era volverse humano para alcanzarnos de manera directa y personal, Pedro y Juan, sus más íntimos amigos testificaron de su pureza. El Cordero sin mancha y sin contaminación. 1 Pedro 1:19, No cometió pecado ni se halló engaño en su boca 1 Pedro 2:22 y 1 Juan 1:8-10.
Dios hecho Hombre se humilló y se olvidó de sí mismo hasta llegar a la muerte; pero mientras vivía amó, acompañó y ayudó a la gente con el poder por sus atributos divinos visibles y que Él mismo corroboró: Ciegos ven, cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres se les anuncia el evangelio. Lucas 7:22; de manera inusual y
desacostumbrada entre los hombres, Jesús hacía hazañas sobrenaturales e impecables, dejando una huella universal y eterna de amor y bondad; Él manifestó
en la tierra las características propias del Hombre, santo.
Pues para que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para
perdonar pecados, le dijo al paralítico: levántate, toma tu cama y vete a tu
casa. Mateo 9:6.
El Hijo del Hombre llegó a ser el más grande entre los hombres, algo que ha sido imposible de negar en el transcurrir de la historia, notorio y sobresaliente frente a los religiosos y políticos de su época que les costó creer en
Jesucristo, porque Él no vino con poder político ni militar, como ellos esperaban que fuera su Libertador profetizado; era un ser celestial conocido como su Ben Ha-Adam, Hijo del Hombre, Juez Justo y Abogado perfecto que los libraría del yugo romano en el día
final. Hijo de Hombre, YO te envío a los hijos de Israel, a una nación de rebeldes que se han rebelado contra Mí; ellos y sus padres se han levantado contra Mí hasta este mismo día. Ezequiel 3:1.
Ellos esperaban que Él hiciera una entrada
triunfal al estilo de los grandes paladines, que saliera de una notable y rica familia de renombre, según ellos conceptuaban, alguien que no se untara de pueblo, que demostrara un agudo sentido de superioridad, hablando las grandes palabras de un líder político que se relaciona con los grandes, pero todo esto discrepaba de la forma en que Cristo hizo su aparición en la tierra, como se comportaba, hablaba y
se relacionaba con el pueblo. Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe con
los hombres, y ustedes dicen: Miren a un hombre glotón y bebedor de vino, amigo
de recaudadores de impuestos y de pecadores. Pero la sabiduría se justifica por
sus hechos. Mateo 11:19.
El Hijo
del Hombre no solo destaca la realidad de la naturaleza humana, sino su inofensiva actitud cuando a nadie ofendió ni dijo palabras imapropiadas, porque se asemejaba y se asociaba a un ser angelical que amaba, hacía el bien y traía justicia y juicio a la tierra, Él era a quien un día, los hombres tendrían
que darle cuentas. Según las raíces semitas, este título aparece algo más de 100 veces, en
la forma en que Dios se dirigió al profeta Ezequiel cuando hablaba con él en
visión y en varias ocasiones nombra Hijo de Hombre. Ezequiel 2:1-8 y 3:1-3.
También en la visión de Daniel dice que venía Uno como Hijo de Hombre, Daniel
7:13-14, esto identifica a Cristo como Hijo de Hombre que venía en las nubes para acercarse con gran esplendor al Anciano
de Días, para recibir en su mano dominio, gloria y reino eterno, lo cual fue confirmado por el Padre en Mateo
24:30, al final de los tiempos cuando el Hijo del Hombre vendrá para recoger la cosecha, y llevar a sus escogidos de todos los extremos de la tierra; Hijo del Hombre también es el título usado por los apóstoles y los escritores neo-testamentarios, Lucas 9:44, Romanos 8:3 y Apocalípsis 14:14.
Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipos, preguntó a sus
discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres, que es el Hijo del Hombre?
Mateo 16:13.
El Hijo del Hombre da a conocer una vida sin igual, cargada de nobleza y poco, casi nada de lo terrenal y transitorio pero irradiando la Luz de la eternidad y la perfección; Hijo del Hombre era la frase favorita del SEÑOR en el NT porque conocía la profecía de Daniel y confirmaba que Él era el Mesías; mencionado más de 88 veces en el NT. Lucas
1:31-35, el apóstol Pablo también lo nombra como Hijo del Hombre en Romanos
1:3-4 Gálatas 4:4, Filipenses 2:6-8; Juan lo identifica como el Cristo, la palabra y Verbo encarnado,
Juan 1:14. En la humanidad de ese Hombre, la raza humana
sería rescatada y restaurada, Esteban testificó de Él antes de morir. He aquí veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios. Hechos 7:56..
Era Hijo del Hombre porque tenía una genealogía humana
como lo indican Mateo 1:1-17 y Lucas 3:23-28; fue concebido en el vientre virginal de María, Mateo 1:20 y Lucas 1:26-37; tuvo un nacimiento humano,
Mateo 1:25 y Lucas 2:1-7; fue circuncidado en el octavo
día, Lucas 2:21; creció y vivió una niñez humana y en familia, luego, a los 12 años predicó en el templo al nivel de los doctores de la ley. Lucas 2:41-52, pero fue rechazado, sufrió y murió como un
hombre cualquiera, sentenciado por delitos que jamás cometió, como lo narran los evangelios. Marcos 14:62.
Él es la personalidad más hermosa, excelente y sobresaliente de toda la historia. Como Hombre, Jesús pronunció las palabras eternas más hermosas, importantes y profundas, que nadie más ha dicho, con su doctrina y enseñánzas se cambian vidas y se salvan almas por eso Él es la Luz del mundo, y Él mismo lo afirmó: Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Lucas 21:33.
En
su naturaleza humana, el Hijo del Hombre con solo tres años de ministerio, hizo el impacto más duradero y universal, que aún hoy, más de 2000 años después su poder y su majestad permanecen, y muchos somos transformados con la revelación de su amor. Siendo Hombre, se le podía tocar, Juan 20:27; sentía hambre, sed,
cansancio y sueño, Mateo 4:2 y 8:20; tenía sentimientos porque lloraba,
expresaba compasión, ira e indignación, Mateo 9:37 y Juan 2:13-14: Jesús vino en carne, pero
sin pecado. Hebreos 2:14-17 y 1
Juan 4:2.
La conciencia que Cristo tenía de su propia pureza era sorprendente. ¿Quién
de ustedes me redarguye de pecado Pues si digo la verdad, ¿Por qué ustedes no me
creen? El que es de Dios, la palabra de Dios oye; por eso no la oyen ustedes,
porque no son de Dios. Juan 8:46-47. Nosotros debemos ser conscientes que entre más nos
acercamos al Padre y tengamos intimidad con Cristo, mayor será nuestra conciencia de
pecado y santidad. Jesús
les dijo: Mi comida es hacer la voluntad del que me envío y que termine su
trabajo, Juan 4:34.
Desde
el primer momento que Jesús vino a este mundo lo hizo en silencio, no llegó
haciendo fiesta, ni tocando trompeta, Él llegó anónimo entre la gente, era el
sencillo carpintero de Nazaret, que sabía quién era, quién lo había enviado y a
qué había venido, por lo tanto, era fiel al Padre, y vino a recorrer largos
caminos polvorientos llevando la salvación, atento siempre a ganar vidas y
transformarlas con amor, así ganó a la samaritana, y ésta a su vez ganó a toda
Samaría con pura ternura. Y la voluntad del que me envío es que YO no
pierda a ninguno de
los que me ha dado, sino que los resucite en el último día, Juan 6:39.
De
su humanidad los amigos, los espectadores y los vecinos dieron, testimonio del
SEÑOR, como de una persona sin tacha, y por ningún lado se registran fallas del
Hijo del Hombre. Lucas
23:22 y 41.Y si nuestro Salvador y
Dios, no hizo su propia voluntad ¿por qué persistimos en hacer la nuestra?
Sujetarse a Dios y obedecerle es la lucha constante de miles de personas, el
problema se agranda cuando no logramos sujetarnos a Dios, porque tampoco nos
sujetaremos a las autoridades humanas que han sido puestas sobre nosotros; si
no obedecemos a Dios, es que nos falta amor por Dios, Jesús lo dijo claramente: Si ustedes me aman, obedecen mis
mandamientos, Juan 14:15.
Jesús
amaba de tal manera al Padre y a la humanidad, que siempre estaba enfocado en
su trabajo, proclamaba la palabra, sanaba, liberaba, consolaba, enseñaba, iba por las
ovejas perdidas de Israel porque sabía el tiempo que vivía, los campos estaban
blancos para la siega, tenía clara su misión y su visión de las cosas a su alrededor.
Él hacía lo que le correspondía en el momento que era preciso, porque, El Hijo del Hombre vino a salvar lo que se
había perdido. Mateo 18:11.
El
lio de muchos es doble, porque si no aman a Dios, la vieja naturaleza sigue
viva para meterlos en problemas de desobediencia y rebeldía impidiéndoles ser salvos y cumplir su llamado
a cabalidad. Para Jesús era tan vital su obediencia y sujeción al Padre, que era responsable de su trabajo y su misión y comparó el hacer la voluntad del Padre con
la comida; porque así como no podemos prescindir de la comida para vivir,
tampoco deberíamos prescindir de nuestra dependencia al Padre para hacer lo
bueno y lo justo a su debido tiempo, porque Cualquiera que se avergüence de Mí y de mis palabras en
esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre también se avergonzará
de él, cuando venga en la gloria de su Padre con sus santos ángeles. Marcos
8:38.
Ser
desobedientes haciendo nuestra propia voluntad es estar separados de Dios, y si
Jesús es el árbol y nosotros ramas desgajadas, no daremos fruto como hombres de Dios en la tierra, entonces no podemos decir que
tenemos nueva vida y que somos hijos de Dios si no hacemos lo que el Padre nos ha encomendado; si no estamos apegados a Jesús y si no lo tenemos en el centro de nuestras
obligaciones, no podremos resistir al mundo, al enemigo y la carne, lo cual impedirá que cumplamos nuestra comisión, Vayan por todo el mundo y prediquen el
evangelio a toda criatura, Marcos 16:15. Vayan a las ovejas perdidas de la casa
de Israel, Mateo 10:6,
Jesús era el único que como el Gran YO SOY, en su dominio, autoridad espiritual y su peso de gracia salvadora trascendente, entregó su vida para saciar el hambre y la sed espiritual del hombre que experimenta vacío e insatisfacción en el mundo, Mateo 5:6, Juan 4:14, 7:37. El Hijo del Hombre era el único que podía vencer la muerte y derrotar al que la poseia como imperio; Cristo nos enseña el más alto sentido de humildad, justicia y responsabilidad al negarse a la voluntad propia para hacer la del Padre. Él sabía a quien estaba representando en la tierra, entendía que lo importante y prioritario
en su ministerio era salvar para hacer justicia divina. Les digo que
pronto les haré justicia. No obstante, cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará
fe en la tierra? Lucas 18:8.
Jesús
es nuestro magno y supremo ejemplo de vida en la tierra, era 100% Dios, pero
también 100% hombre, con las limitaciones propias de todo ser humano,
entonces no pensemos que le fue fácil al Hijo del Hombre responsabilizarse de
la colosal misión redentora en su naturaleza humana padeciendo dolor y angustia como sufrió en el Getsemaní y estando colgado del madero.
Se le dio poder y autoridad
para ejecutar juicio, porque Jesucristo es el Hijo del Hombre. Juan 5:27.
Como
Hijo del Hombre, nuestro Salvador soportó luchas en la carne como todos
nosotros, pero se mantuvo fiel y puro para Abba Padre que le permitió la tentación, el dolor y la muerte para darnos su ejemplo de vida santa en fortaleza espiritual con un propósito superior, y de que aprendieramos valentía y firmeza de carácter para contender por la fe y mantenernos en santidad confiando en Dios, Jesús
les dijo: En verdad, en verdad les digo: si ustedes no comen la carne del Hijo
del Hombre y beben su sangre, no tienen vida en ustedes. Juan 6:53.
El
corazón del Hijo del Hombre estaba saturado de amor por la humanidad, sintió satisfacción
de su tarea y sus padecimientos, sabiendo que era el enviado a imagen nuestra, pues era el único Hombre digno de tal sacrificio, pudiendo lograrlo, por eso veía el sacrificio de su cuerpo como alimento que satisfacía su espíritu humano; el pedido y las palabras
que había oído del Padre eran su manjar, su meditación y su fuerza, no permitiría
que sus necesidades fisiológicas o la locura del mundo que lo rodeaba le
quitaran ni le menguaran el deber de su labor, para culminar victorioso diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del
Hombre sea glorificado. Juan 12:23.
Así
como Jesús en carne de hombre pudo vencer, nosotros también podemos por
su Espíritu Santo que vive en cada redimido del Mesías. Debemos andar como Él anduvo, en la unción y el poder del Espíritu, doblegándo y sometiéndo por amor, asi debe ser nuestra naturaleza humana, como sacrificio vivo y santo a Dios; para vencer
cualquier obstáculo: amando al SEÑOR con locura, entrega y compromiso, Porque cuando salgamos de este mundo,
Veremos
los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre de pie, a la diestra de Dios Hechos
7:56.
Era
necesario que nuestro redentor se hiciera el Hijo del Hombre para que la raza humana viera la
sobrenaturalidad y manifestación celestial en forma de milagros y lo espiritual en la esfera
natural, Lucas 7:22; era de esperar que Él tuviera
un agudo sentido de diferencia con los demás hombres, ciertamente sus palabras
serían las más grandes que se hayan dicho y sus enseñanzas las profundas y
edificantes que puedan existir, Lucas 21:33; Él era el Hijo del Hombre en la
personalidad y el carácter más sobresaliente y hermoso de todos los tiempos, cada acto
suyo y palabra que Él dijo, tienen el más alto valor para nosotros.
Porque el Hijo del Hombre, vino a salvar lo que se había perdido. Mateo 18:11.
Jesucristo el Hijo del Hombre, hasta el día de hoy tiene el mayor poder para cambiar vidas de forma duradera y universal, en honor a la verdad de su
santidad humana, que satisface el hambre espiritual y ejerce poder sobre la muerte y el pecado porque resucitó para ascender al cielo sentándonos con Él en lugares celestiales, para regresar y gobernar con Él. Eres el más hermoso de los hijos de los
hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto, Dios te ha bendecido
para siempre. Salmos 45:2.
Tebemos que renovarnos, despertarnos, levantarnos, avivarnos en el Espíritu y vivir al
estilo de vida del Hijo del Hombre, alzando la mirada al Padre y llenándonos del Espíritu Santo; busquemos tener su carácter y personalidad que atrae bendición a la vida propia y la de miles. Seguí mirando en las visiones nocturnas, y he
aquí, con las nubes del cielo venía uno como Hijo de Hombre, que se dirigió al
Anciano de Días y fue presentado ante Él. Y le fue dado dominio, gloria y
reino, para que todos los pueblos, naciones y reinos le sirvieran. Su dominio
es un dominio eterno que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.
Daniel 7:13-14.
Lic. MEHC, hija del Dios
vivo, real y verdadero y servidora de su reino.