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1 abr 2016

ROMPE EL CÍRCULO Y MARCA LA DIFERENCIA

ROMPE EL CÍRCULO Y HAZ LA DIFERENCIA

Y si hemos muerto con Cristo, estamos seguros que también viviremos con Él. Romanos 6:8. Así como el que los llamó es santo, sean también ustedes santos en toda su manera de vivir. 1 Pedro 1:15.

Hay quienes dan más importancia a un día que a otro, y hay quienes creen que todos los días son iguales. Pero cada uno debe estar convencido de lo que cree. Romanos 14:4.

Tengan cuidado y no hagan que sus corazones se hagan insensibles por los vicios, las borracheas y las preocupaciones de este mundo. Lucas 21:34.

En la vida tal como lo explica la Biblia, hay un camino recto y angosto que debe convertirse en el círculo virtuoso de nuestra vida de creyentes en Jesucristo e hijos de Dios, y es yendo por el camino del bien, la verdad y la justicia que podremos quebrar y romper todo círculo vicioso de impiedad, injusticia y pecaminosidad del mundo y de la carne, de lo cual se desprenden sendas torcidas de maldad, que se expresan con actitudes, palabras y acciones ofensivas y nocivas para todos, pues asi vamos por la senda ancha, que si no lo corregimos a tiempo se convierte en hábitos y costumbres dañinas, que no solo contaminan y hacen perder nuestra alma, sino que echan a perder la vida de familia, el compañerismo y las buenas relaciones entre amigos y conocidos, rompiendo el orden, la armonía y la paz que Cristo nos dejó para convivir sanamente en sociedad. Quitese de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritetia, maledicencia y toda malicia. Antes sean benignos unos con otros, misericordiosos perdonándose unos a otros, como Dios también nos perdonó a nosotros en Cristo. Efesios 4:31-32.

Muchas personas que dicen ser cristianos, han decidido andar en el círculo vicioso de las groserias, la mentira, la violencia, la farsa, los malos modales, el odio y las malas actitudes no solo en familia, sino delante de la gente en general, mostrando que no tenemos temor de Dios y ni somos gobernados por nuestro Creador y Salvador, lo cual produce caos que tiene que ver con los hábitos y las costumbres que hemos optado, y que al principio parecen telarañas invisibles, pero que al final se convierten en cables fuertes difíciles de romper. Dios el Padre envío a su Hijo Jesús para romper el círculo vicioso del pecado de nuestra vieja naturaleza, para que la maldad no tenga poder sobre nuestra vida, y así poder vivir en Cristo con libertad y armonía. Nosotros hemos muerto a la vida vieja, porque nuestra verdadera vida está escondida en Cristo para Dios. Colosenses 3:3.

Los malos hábitos y las costumbres negativas encadenan el alma y envenenan la vida, pero los principios bíblicos de Dios nos dan libertad; un hábito puede parecer indefenso al comienzo, por eso muchos no nos damos cuenta de nuestros propios errores y falencias, de tal manera que nos damos cuenta, cuando ya son demasiado fuertes como para que podamos romperlos fácilmente; es como cuando somos estudiantes y no creamos el hábito de estudiar y repasar lo aprendido en la escuela, por eso a la hora del examen nos preguntan y no sabemos responder bien, con las consecuencias de pérdida en las notas finales, razón por la cual nuestros padres al ver los resultados escolares nos disciplinan y nos corrigen, así, en algunos casos aprendemos a estudiar y a concentrarnos frente a un libro; así que, tenemos que empezar a cultivar buenos hábitos de estudio, y costumbres de investigación y atención a lo aprendido. Porque el alimento sólido es para los adultos, los cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien del mal. Hebreos 5:14.

En el mundo se aprenden círculos viciosos por secuencia repetitiva de una costumbre o una manía sin que identificamos su principio, ni tampico logremos un final para vencer vicios, los cuales se han convertido en un fenómeno social y personal con múltiples consecuencias y resultados funestos donde perdemos todos; todo vicio, hábito y costumbre, sea bueno o malo toma un tiempo  dentro de un proceso de acciones y actitudes, porque nada nace de la noche a la mañana, se requiere un tiempo de práctica. Porque nosotros NO desmayamos; antes, aunque nuestro hombre externo se va desgastando, nuestro interior, no obstante, se renueva de día en día. 2 Corintios 4:16.

Las naciones del mundo están inmersas en numerosos círculos viciosos de maldad política, financiando la deuda externa de las naciones para empobrecer a los pueblos, cada vez más, con injusticia, amañe y engaño, todo a causa de habitos y costumbres dañinas de la corrupción y la manipulación que no solo contaminan a los gobiernos sino a los habitantes de un país a nivel mundial, afectados con sistemas que destruyen la vida, la verdad, el buen juicio y el medio ambiente; todo es como una rueda loca que gira sin parar, como si los recursos fueran a durar para siempre. No se adapten a vivir como el mundo; transfórmense renovando su mente, para que puedan comprobar, que la voluntad de Dios, es buena, agradable y perfecta. Romanos 12:2.

La palabra de Dios es viva, eficaz y poderosa para cambiar vidas, santificar almas y purificar los pensamientos, si cada uno aprende a vivir como ella nos enseña, podremos marcar una diferencia de cambio multiplicador hacia el bienestar social, siguiendo a  Jesucristo, amando al Padre Celestial y viviendo en la persona del Espíritu Santo, venciendo con buenos hábitos y sanas costumbres alineados a la voluntad de Dios, cumpliremos así nuestros propositos en este mundo y estaremos por encima del facilismo automático, trabajando con perseverancia para cambiar de alguna manera el panorama que destruye al mundo que hace perder muchas vidas y condena las almas, de los que no van de la mano de Dios; pongamos el corazón y la mirada en nuestro Salvador Jesucristo y seamos guiados por el maravilloso Espíritu de Dios. Llevando todo pensamiento cautivo a la obediencia en Cristo. 2 Corintios 10:5.

Todos tenemos buenos y malos hábitos, pero el cristiano está llamado a ser transformado desde la mente y el corazón, esto significa, hacer un intercambio de viejos y malos hábitos por lo bueno y nuevo de Dios, a fin de agradar a nuestro Abba Padre, saliendo del círculo vicioso de la crítica destructiva, el chisme, la mentira que esclaviza a tantos, la deshonestidad que nos impide confiar unos en otros y romper las máscaras para ser sinceros y reales; en verdad requerimos de una nueva forma de pensar, actuar y hablar para salir de tanta oscuridad y negatividad que hay en el mundo; la fe que ganamos por la palabra nos hace personas íntegras y positivas llenas de buenas intenciones y con una vida que adora y alaba a nuestro SEÑOR. Acontecerá en aquel día, declara el SEÑOR YHVH de los ejércitos, que salvaré a mi pueblo; romperé sus cadenas, los libraré del poder que los domina, y nunca más volverán a ser esclavos. Jeremías 30:8.  

Los hábitos básicos del creyente en Jesucristo y como hijos de Dios están enraizados en la obediencia y cumplimiento a los Diez Mandamientos: honrar a Dios es abandonar la idolatría y la religiosidad para cultivar el hábito de la fidelidad y reverencia a Él; no robar significa cultivar el hábito de la honestidad, dejar la rebeldía y la altanería con los padres es cultivar el hábito del respeto, no matar es cultivar el hábito del respeto a la vida y la sana costumbre de valorar a las personas; abandonar el adulterio es conservar la costumbre de la fidelidad y sinceridad con el cónyuge, no chismosear ni hablar contra el prójimo significa cultivar el hábito del amor y la misericordia con el prójimo, y no codiciar es cultivar el hábito del contentamiento y la costumbre de dar gracias a Dios. Piensen en lo verdadero, en lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable, en todo lo que produce buena fama; piensen en toda clase de virtudes y en todo lo que merece alabanza. Filipenses 4:8.  

Los hábitos y costumbres pueden cuidar o atentar contra la salud como lo es consumir drogas, alcohol, fumar y cometer inmoralidad sexual, todos estos hábitos tienen encadenada a la humanidad que ha olvidado a su Creador, sus principios, sus decretos y advertencias, porque como no conocen a Dios tampoco saben sus promesas, por eso se han amoldado y acostumbrado al mundo tomando las mañas y artimañas del enemigo en vez de vivir en los hábitos y costumbres de vida en el Espíritu. Muchos ignoran que su cuerpo es templo del Espíritu de Dios, el cual tenemos en Cristo y vive en nosotros, y que no nos pertenecemos a nosotros mismos. Porque hemos sido comprados por el precio de la vida y la sangre de Jesucristo en la cruz. Así que glorifiquemos a Dios con nuestro cuerpo. 1 Corintios 6:19-20.

Para romper el círculo vicioso del mundo que envuelve las vidas y echa a perder las almas, tenemos que formar nuevos hábitos y nuevas costumbres siendo dirigidos, aconsejados y gobernados por el Espíritu Santo, así nuestra existencia será una verdadera forma de vida que alabe y agrade a nuestro Creador y cada día nos asemejaremos más a nuestro SEÑOR y Salvador Jesucristo. Amar a Dios por encima de todo es el hábito que Jesús declaró con estas palabras: El que me ama, guarda mi palabra, y mi Padre lo amará, así vendremos a él y haremos morada con el tal. Lucas 14:23.

Y qué decir de los malos hábitos y erradas costumbres dentro de la familia y la educación, niños que son víctimas de la violencia, pueden convertirlo en una persona violenta y agresiva en su entorno familiar y escolar; padres y maestros se preguntan ¿por qué ciertos niños son groseros, altaneros, agresivos e incorregibles? Pues porque los hábitos de convivencia que enfrentan en casa son violentos, cargados de desamor, irrespeto y grosería, viven en una continua atmósfera de tensión, miedo e inseguridad, son niños que sufre en medio de malos hábitos e insanas costumbres que los daña, razón por la cual tenemos menores y adultos delincuentes; este es un círculo vicioso presente y latente que persevera de generación en generación porque no nos hemos puesto límites de manera personal. Porque si ustedes viven conforme a estas costumbres, morirán; pero si por medio del Espíritu de Dios hacen morir estos malos hábitos, vivirán. Romanos 8:13.

Todo mal hábito y costumbre viciosa destruyen la familia, dividen la sociedad y menguan el valor de las personas, haciéndonos perder nuestra sana autoestima y haciéndonos esclavos de los vicios y las manías, que impiden el autocontrol y dominio propios, de ahí que muchos tomen malas decisiones y los peores caminos en la vida, todo dentro de un proceso a corto, mediano y largo plazo, que alcanza y destruye; en cambio los buenos hábitos y las sanas costumbres se alinean a Dios y su palabra y nos hace personas valiosas y dignas, gente virtuosa que honra y refleja a Dios, pues los hijos de Dios somos controlados por el Espíritu Santo, para ser gente confiable y gente de bien, gente que se mueve en el temor y respeto al SEÑOR, reflejado en el amor y el respeto a sus semejantes desde el corazón, disminuyendo, así, y en gran medida el avance de la maldad sobre la tierra. Sufrirán las consecuencias de sus malas decisiones y de su mala conducta. Acabarán siendo destruidos por la necedad y por su poca atención al bien. Proverbios 1:32-33.

Rompamos y cortemos con todo círculo vicioso, abandonemos costumbres y hábitos nocivos que se convierten en vicios destructivos tales como: la gritería, la amargura, la ira, la maledicencia, el odio, la ofensa, y la malicia, Efesios 4:31-32; la crítica destructiva y condenatoria, Lucas 6:37-38; las discusiones y el estrés, Filipenses 4:6-7; la pereza y la negligencia, Romanos 12:11; el miedo y la inseguridad a fracasar, Isaías 41:10, y Proverbios 29:25; la costumbre generalizada de mentir y engañar, Salmos 119:29; Todo lo cual controla y limita los pensamientos y las acciones correctas en las personas, haciéndoles perder el correcto horizonte en las  bendiciones de Dios, estancando las vidas y las naciones. Por sobre todas las cosas, vístanse de amor, que es el lazo perfecto de la unidad. Colosenses 3:14.

También debemos cultivar el círculo de virtud, es decir, dedicarnos a ser virtuosos para Dios y en Él, este es el mejor camino, es la llave que no solo expande el universo, sino que enfoca y dirige divinamente las vidas hacia horizontes de  grandeza a la manera del SEÑOR, porque ser virtuosos nos pone en continuo movimiento de crecimiento integral por el Espíritu, porque allí hay vida, es donde Dios tiene el poder de hacer su voluntad en nosotros mientras nos sometemos a Él con fe obediente. Sabiendo yo, Dios mío, que Tú pruebas el corazón y te deleitas en la rectitud, yo ofrendo todas estas cosas en la integridad de mi corazón; y he visto con alegría a tu pueblo, que está aquí, hacer sus ofrendas voluntariamente. 1 Crónicas 29:17.

Dios es la fuente de la buena voluntad, el diseño perfecto del carácter y el orden social inteligente cuando nos llenamos de su sabiduría, gracia y poder para obedecer y estar sujetos para crear, multiplicar, cambiar y transformar, siempre hacia lo mejor, lo óptimo y lo más excelente, alcanzando lo mejor de Dios; por eso debemos romper el circulo vicioso de pecado del mundo con santidad para con Dios e integridad para con nuestro prójimo, viviendo en virtud de la fe, con esperanza y seguridad en Cristo, con certeza y verdad en su palabra. Dios sigue al control en la rueda de la vida y nos expande en el espiral de su voluntad y sus propósitos, así como Él sin parar ha puesto virtud de vida y movimiento en la naturaleza y el universo. Por esta razón, obremos con diligencia, añadiendo a nuestra fe, virtud, y a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio: al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto, fraternal; y al afecto fraternal, amor. 1 Pedro 2:5-7.

Te alabo y te bendigo mi SEÑOR y Dios Todopoderoso, por tanta riqueza con que llenas nuestros corazones para aprender más de Ti, ayúdanos a poner en práctica tu raudal de vida y conocimiento, en el nombre de Jesús, amén. 

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino eterno.

Un cristiano genuino, guarda los Buenos Modales

Así como el que los llamó es santo, sean también ustedes santos en toda su manera de vivir. 1 Pedro 1:15.