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20 nov 2021

¿DE QUIÉN ERES HIJO?

¿DE QUIÉN ERES HIJO?
 ¿Hijo de Dios o del diablo? 

Jesús entonces les dijo: Si su padre fuera Dios, ciertamente me amarían; porque YO, de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de Mí mismo, sino del que me envío…Ustedes son de su padre el diablo, y los deseos de su padre quieren hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira de suyo habla; porque es mentiroso y padre de mentira.  Juan 8:42-43.

Y el campo es el mundo; y la buena semilla son los hijos del Reino, y la cizaña son los hijos del maligno. Mateo 13:38. Todos ustedes son hijos de la luz, e hijos del día; no somos de la noche, ni de las tinieblas. 1 Tesalonicenses 5:5.

Vino a los suyos, pero los suyos no lo recibieron, pero a los que lo recibieron, a los que creen su nombre, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, los que no son nacidos de sangre, ni por el deseo de la carne, ni por voluntad de hombre, sino de Dios. Juan 1:11-13.

En estos últimos tiempo, el Eterno prepara y fortalece a sus hijos para su venida y para que su amada sea encontrada sin mancha y sin arruga, de tal manera, que Él está pasando su hoz para cortar mucha cizaña y sembrar buena semilla, se está viendo la gran diferencia entre los hijos del reino y los hijos del maligno; sabemos que desde que el ser humano fue creado, satanás ha estado engañando a la humanidad, hasta hoy engaña a muchos haciéndoles creer que todos son hijos de Dios, para que los pecadores sigan su vida de pecado, no se arrepientan y no sean salvos, ellos imaginán que son libres de culpa y siguen haciendo lo que les parece, mientras van por el camino ancho que lleva al infierno. Marcos 9:42-50; ¡Qué aflicción les espera a ustedes, maestros y fariseos religiosos! ¿Hipócritas! Pues cruzan tierra y mar para ganar un solo seguidor, ¡y luego lo convierten en un hijo del infierno, dos veces peor que ustedes mismos! Mateo 23:15.

Estos hijos del diablo van por el mundo, robando, mintiendo, manipulando, planeando, fraguando, embriagándose con la sangre de sus sacrificios paganos, con libertinaje de impurezas sexuales, inventando teorías, ideología y experimentos malignos, hundiéndose en la idolatría de su ego, adorando y sirviendo a muchos dioses de este mundo y a su propio vientre. Respondió el SEÑOR y dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino, y la cizaña son los hijos del maligno. El enemigo que sembró la mala semilla es el diablo; la siega es el fin de los tiempos; y los segadores son los ángeles. Y así como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será el fin de este siglo. Mateo 13:37-40.

Ahora, bien, debemos ser claros y precisos con relación a lo que nos dice la palabra de Dios, hay tres grupos de personas sobre la tierra: los judíos, los gentiles y la Iglesia de Jesucristo que es el Cuerpo de Cristo y la congregación del Padre. Lo que los paganos sacrifican, lo hacen a los espíritus malignos y no a Dios, y no quiero que ustedes sean partícipes con los espíritus malignos…Para que no sean tropiezo a los judíos, ni a los gentiles, ni a la Iglesia de Cristo. 1 Corintios 10: 20 y 32.

Los judíos son el pueblo que hasta el día de hoy rechazan al Hijo de Dios, no han creído ni recibido a Jesucristo como SEÑOR y Salvador, porque no son israelitas, sino ismaelitas que fueron influenciados por el príncipe de este mundo, sirviendo a dioses falsos; los gentiles son los paganos e incrédulos que se levantan contra Cristo, que creen en cualquier cosa, sirven al mundo y a los apetitos de su carne, tienen muchas corrientes ideológicas, filosóficas y humanistas, por lo tanto, también son idólatras; el tercer grupo es la Iglesia del Cordero, pero el Hijo de Dios de dos pueblos hizo uno; la Iglesia, un organismo vivo donde unos eran judíos pero han creído en el Mesías Rey, y los que éramos gentiles, nos convertimos a Jesucristo, habiendo nacido de nuevo para llegar a ser parte de la familia del Padre y novia del Esposo que pronto vendrá. Él edificará una casa a Mi nombre, y Él será mi Hijo y YO seré su Padre; y estableceré el trono de su Reino sobre mi pueblo para siempre. 1 Crónicas 22:10

Por lo tanto, lo que nos hace hijos de Dios es creer en Jesucristo según nos narra La Escritura, aceptando que Él es el Mesías, el Ungido Salvador que vino a ser La Buena Noticia. Hechos 16:30-31. Cuando llegó el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos. Y por cuanto somos hijos, El SEÑOR envió su Espíritu Santo a nuestros corazones, y podemos decirle: Abba Padre, Papito Santo. Gálatas 4:1-7.

No sé si vergonzosa o tristemente decirlo, pero entre ciertos grupos que se dicen ser de Cristo se celebran reuniones paganas y desordenadas que en nada se parecen a una reunión espiritual donde se adora al Dios Altísimo; gritan y se predican mentiras mezcladas con verdad, porque los que hablan no son siervos del Altísimo, sino engañadores lobos que no son de la Luz, pertenecen a las tinieblas. Entre los hijos de Dios, se han mezclado judíos, gentiles y falsos cristianos, por eso debemos asegurarnos. ¿De quién somos hijos y a quién estamos sirviendo? No todo el que dice SEÑOR, salta y grita en el templo es hijo de Dios, pero gracías al Eterno que mira los corazones. ¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de iniquidad, descendientes de malhechores, hijos del diablo! Han abandonado a YHWH, han provocado la ira del Santo de Israel porque se han vuelto atrás. Isaías 1:4.

En la Iglesia de Jesucristo, los verdaderos hijos de Dios, hemos tenido un encuentro personal con el Cristo de la gloria y renacimos en Él por su Espíritu, sabiendo con certeza que nada fuera de Cristo puede salvar; y aunque muchos estén ahí y se hayan bautizado, no todos son hijos de Dios, pues no han nacido del agua y del Espíritu. Jesucristo es la palabra viva y hemos renacido en Él que es la simiente incorruptible. Habiendo sido santificadas nuestras almas por la obediencia a la verdad, siendo llenos de amor sin hipocresía, para amarnos unos a otros con corazón puro e íntegro, como hombres nacidos de nuevo, NO de simiente corruptible sino de una incorruptible, mediante la palabra viva de Dios que permanece para siempre.1 Pedro 1:22-23.

El Espíritu nos revela nuestro pecado por la palabra y nos convence de la condición pecaminosa para que podamos arrepentirnos y ser traídos a justicia y juicio; quienes no tengan a Cristo, sean del grupo que sea, si mueren sin haber renacido, se perderán por no haber recibido ni reconocido a Cristo como SEÑOR y Salvador, ellos irán al infierno. Cristo amó a su Iglesia y se dio así mismo por ella, para santificarla y purificarla en el lavamiento del agua por la palabra, para presentársela así mismo, como una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga, ni ningún otro defecto, sino que sea santa e intachable. Efesios 5:26-27.

Los hijos de Dios y los hijos del diablo tienen grandes diferencias y características que se evidencian a la vista y por el Espíritu, Porque no todos los que nacen en la nación de Israel son hijos del pueblo santo de Israel; ser descendientes de Abraham, no los hace verdaderos hijos de Abraham sino los descendientes de Isaac, serán llamados hijos. No son los hijos de la carne los que son hijos de Dios, sino los hijos de la promesa, que son considerados sus descendientes. Romanos 9:6-8.

Todas las personas son creación de Dios como lo dice Colosenses 1:16-17; el Padre ama a todas las personas dispersas sobre la tierra, Juan 3:16, pero solo los que han nacido de nuevo, creen y aceptan a Jesucristo como SEÑOR y Dios son los llamados hijos de Dios, Romanos 8:14-17. Cristo murió, no solo por una nación, sino también para congregar en Uno, a los hijos de Dios que están dispersos sobre la tierra. Juan 11:52. Y el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Romanos 8:16, Isaías 53:10.

Según las Escrituras, los que se pierden sin Cristo, nunca son mencionados como hijos de Dios sino como hijos de ira para el día de la ira, Juan 3:36, por lo tanto, son hijos del diablo, Efesios 2:3. Nacer en la carne y quedarse viviendo en la carne, hace alejar a gente como enemigos de Dios, siendo amigos e hijos de satanás,  Santiago 4:4 y 1 Juan 3:12. Somos hijos de Dios porque: a) Aceptamos a Jesucristo como nuestro SEÑOR y Dios, Juan 1:11-13; b) Somos hijos del Dios viviente, Romanos 9:25-26; c) Somos hijos del Altísimo, Lucas 6:35-36; d) Somos hijos de la Luz, Juan 12:35-36; e) Somos hijos del Reino de Dios, Mateo 13:38; f) Somos primicias de sus criaturas, Santiago 1:17-18; g) somos hijos de Dios, porque fuimos adoptados y reconciliados con Él Padre en Cristo Jesús, Efesios 1:1-7; Siendo hijos de Dios, somos hijos de la resurrección frente a los hijos de este siglo que morirán eternamente para Dios, Lucas 20:34-36 y 1 Corintios 15:42-50; h) Y Somos hijos por su gracia, Efesios 2:4-5, Gálatas 3:26-29 y por la promesa, 1 Crónicas 22:10, 2 Corintios 6:18 y Hebreos 2:10..

Tanto los hijos de Dios como los de del diablo tienen diferencias: 1) La naturaleza espiritual frente a la naturaleza carnal, Juan 3:3-8, 2) La Forma de vida santa frente al estilo de vida pecaminoso, Romanos 6 y 8. 3) Somos bendecidos por su gracia frente a los que están bajo el fuego de la ira de Dios, 1 Tesalonicenses 5:9. Dios da oportunidad de cambio para salvación a todos, mientras hay vida, no podemos olvidar lo que nos enseña Eclesiastés 12:1-7, es apremiante y urgente hoy, acordarnos de nuestro Creador y Salvador para volver a Él, antes que vengan los días malos y ya no haya oportunidad de tener en Cristo vida eterna en su luz, Marcos 9:43-48.

Los verdaderos hijos de Dios: ofrendan su vida al servicio del SEÑOR y en la obra, Isaías 43;7; procuran la santidad, Mateo 5:45 y 481 Pedro 1:14-19; toman con seriedad y responsabilidad la predicación del evangelio, 1 Pedro 2:9; viven con la paz de Dios y seguros que el Padre se ocupa de nosotros, Mateo 6:31-33; vivimos en certidumbre de fe esperando la venida del SEÑOR para recibir su recompensa, 2 Timoteo 4:7-8; gozamos confiadamente de las promesas eternas descansando en la Roca, Salmos 23 y 91, guardamos siempre hasta el final, nuestra dignidad y posición de hijos de Dios. Efesios 4:1-6.

Dios nos ha marcado como su pueblo, como suyos por el Espíritu de Cristo, desde el vientre nos ha guiado y sostenido, Dios mismo con sus manos nos formó, nos sacó y nos apartó para Él, porqué nuestro Dios Omniciente, todo lo sabe, Él conoce los corazones desde el principio; somos sus hijos y le pertenecemos, por eso nos ha colocado su sello de identidad desde antes de nacer. Tú eres el que me sacó del vientre, El que me hizo estar confiado desde que estaba en los pechos de mi madre, sobre Ti fuí echado desde antes de nacer; Desde el vientre de mi madre, Tú eres mi Dios. Salmos 22:9-10.

Luego con su infinito amor y ternura nos salvó y nos sacó de la esclavitud del pecado y nos hizo sentar en lugares celestiales como hijos amados y libres junto al Unigénito del Padre para poner a los enemigos debajo de nuestros pies; El nos amó primero, después lo conocimos y amamos, por eso guardamos su palabra, y podemos clamar, Abba Padre, Gálatas 4:6-7: Pero los que son hijos del diablo son hijos de desobediencia, Efesios 2:2, pues aborrecen a Dios sin conocerlo, por eso no guardan su palabra, sino que viven engañando y siendo engañados, 2 Timoteo 3:13, agradando con su pecado a su padre, el enemigo de Dios, 1 Juan 3:8 y 10. Los hijos del diablo son corruptos e inmorales porque viven de acuerdo a los criterios del mundo y no conforme a los principios de Dios, son hijos de rebeldía, ¡Ay de los hijos rebeldes que se apartan, dice el SEÑOR, para tomar consejo y no de Mí, para cobijarse con cubierta, y no de mi Espíritu, añadiendo pecado a pecado. Isaías 30:1.

Los hijos del diablo son piedras de tropiezo, no duermen mirando cómo dañan a otros y hacen caer a algunos, Proverbios 4:16; son impíos perversos, insensibles, crueles como su padre, implacables, avaros, codiciosos e intemperantes, es decir, sin dominio propio, agresivos y ofensivos que violan continuamente los mandamientos, nada los sacia, porque viven pensando en sí mismos haciendo el mal a otros, ellos son abominables para Dios, Proverbios 15:26; huelen a pecado que es muerte, conciben maldad y la ejecutan porque viven en la carne, 1 Timoteo 6:4-5; pero los hijos de Dios hacen el bien, se gozan en servir y ayudar a otros con amor y desprendimiento, no esperando nada a cambio porque conocen a su SEÑOR y su palabra, viviendo para Dios. Colosenses 3:23-24 Romanos 8:5-6

No entres por la vereda de los impíos, ni vayas por el camino de los malos. Déja su camino, no pases por allí, porque los malos, no duermen si no han hecho el mal, y pierden el sueño si no han hecho caer a alguno. Porque comen pan de maldad y beben vino de robos; pero la senda del justo es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. El camino de los impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan. Hijo mío, pon atención a mis palabras; inclina tu oído a mis razones...Proverbios 4:10-23. Una hermosa palabra del Padre hablando a sus hijos y haciendo diferencia entre sus hijos y los que no lo son; los Salmos y los Proverbios están llenos de las diferencias entre unos y otros.

Podemos ver claramente que la Biblia divide a la humanidad solo en dos grupos: Los hijos de Dios que viven para hacer la voluntad del Eterno, y los hijos del diablo que viven conforme al príncipe de este mundo; los hijos de Dios han crucificado la carne y renunciado a la vida de pecado, se han acercado con humilde y sincero corazón al SEÑOR para vivir una existencia que agrade al Padre celestial. Así que el que confiese con su boca que Jesús es el SEÑOR y crea en su corazón que Dios lo levantó de los muertos, será salvo. Romanos 10:9, asi que somos hijos de libertad para vida, renacidos por voluntad del Eterno, según el Espíritu. Gálatas 4:21-31. ¡Aleluyaaa! 

Libertad es mantener los ojos en Cristo, lo cual significa quitarlos del mundo y de si mismos, para ser santos como verdaderos hijos del Padre celestial. Sabemos que muchos hijos del diablo viven saciados, pero no están satisfecho, por su parte, los hijos de Dios viven en contentamiento y con un corazón agradecido por cada detalle de bendición que nos da Abba Padre, sea que tengamos mucho, o tengamos poco, damos gracias porque vemos el amor protector de Dios. Filipenses 4:11-13 y 19-20. Pero que nadie se jacte de nada, ni se descuide, porque somos vulnerables a resbalar; todo lo bueno que podemos hacer, o todo lo justos que podamos ser, es por la gracia del Padre en Cristo Jesús, SEÑOR nuestro que por su Espíritu, habita y obra en nuestros corazones. Romanos 3:9-18 y 21-31. ¡Gloria para siempre al Rey!

HIJOS DE DIOS

HIJOS DEL DIABLO

1. Son buena semilla en manos de Dios. Mateo 13:36-40, Mateo 24.30, Salmos 1:1-3.

Son cizaña, mala hierba entre el trigo para servir de tropiezo. Mateo 13:25, 39-41, Salmos 1:4-6.

2. Son santos y justos. Romanos 3:14-21-Salmos 37:29-30, Efesios 4:12-15, 1 Pedro 1:15-16 y Tito 3:5.

Son impíos, inicuos, perversos y malos 1 Juan 3:10, Salmos 11:2 y 26:10, Proverbios 6:18.

3. Permanecen en Dios porque aman la palabra por ser verdaderos discípulos. Salmos 119:97-103Juan 8:31,14:23, 2 Corintios 12:10..

Son religiosos, la palabra de Dios no tiene cabida en ellos. Mateo 23:15,  Juan 8:37-40, Efesios 5:6.

4. Conocen la verdad, son libres y agradecidos. Juan 8:32, Colosenses 1:13-14. 1 Timoteo 6:7-8, Hebreos 13:5.

Son esclavos de la mentira Babilónica. Juan 8:33, Tito 1:16, Hechos 5:3-4 y 13:10, Rom. 1:18.

5. Permanecen en la casa del Padre con amor y humildad. Juan 8:34- 36, Mateo 11:29, Salmos 73:25, Romanos 12:16.

Estarán fuera, porque son esclavos del pecado siguiendo a su padre el diablo. Juan 8:38 y Mateo 5:30.

6. Justificados por la fe anda por fe. Gálatas 3:24-29, Romanos 6:6, 2 Corintios 5:7,Daniel 11:32.

Incrédulos, duros de corazón y abominables. Juan 8:39-40, Lucas 20:13, Romanos 1:21-23.

7. Tienen doctrina bíblica y confían obedientes en Dios.  Mateo 6:7-8, Filipenses 2:15, Proverbios 6:20.

Tienen religiosidad y rebeldía en su corazón. Juan 8-41 y 44, Filipenses 3:19, 2 Juan 1:9-11.

8. Son fieles y permanecen firmes en Dios. Mateo 25:23. 1Juan3:9-10, Proverbios 2:8.

Son traidores, viles y su maldad los aleja y aparta de Dios. Juan 6:70 y 8:37-38, Romanos 1:24-30.

9. Aman al SEÑOR y son preservados, Salmos 31:23, 37:28 y 97:10.1 Juan 4:16. Romanos 2:7.

Aborrecen a Dios y su reino. Salmos 81:15, Romanos 1:30-31, 1 Juan 2:22, 2 Corintios 4:4

10. Andan en santidad y verdad. Filipenses 2:5, 1 Juan 3:1-3.

Son hipócritas y mentirosos y viven en engaño, Juan 8:44, Salmos 37:12-15, 2 Tesalonicen. 2:12.

11. Oyen al Buen Pastor, obedecen y El los oye, Juan 10:27, Lucas 11:28,  Jeremías 29:12.

Se tapan los oídos y no oyen a Dios, Juan 8:46-47 Jeremías 6:10, Zacarías 7:11, 2 Timoteo 4:4, Romanos 1:31-32.

12. El Espíritu da testimonio, Romanos 8:14-17Efesios 2:21-22, Juan 16:13-15.

El diablo los mueve hacer lo malo, Hechos 13:10, Salmos 37:32-33, Lucas 6:45.

13. Son pacificadores dichosos y viven en paz, Mateo 5:9, Lucas10:6.

Belicosos que tuercen lo recto, Judas 1:16 y 19, Proverbios 2:15, Salmos 92:10.

14. Hijos de la luz, son luminares Lucas 20:34, Juan 8:12, Filipenses 2:12-16 y Daniel 12:3.

Viven en tinieblas de este siglo malo, Isaías 20:15, Lucas 16:8, Juan 3:19, Proverbios 4:19.

15. Resplandecerán como el sol. Mateo 13:43, Daniel 12:1-3.

Serán quemados en horno de fuego. Mateo 13:42, Apocalipsis 20:15.

16. Nacen benditos en manos de Dios, Salmos 22:9-10 y 139:15-16, Salmos 37:22.

Vienen torcidos desde el vientre, Salmos 58:3 Proverbios 3:33, Jeremías 22:21, 2 Pedro 3:3.

17. Son amigos de Dios, Juan 15:14-15, Santiago 2:23, Isaías 41:8 y Éxodo 33:11.

Son enemigos de Dios, Salmos 37:20, Santiago 4:4, Filipenses 3:18, Nahum 1:12.

18. Son hijos de la resurrección, Lucas 20:33-36, Juan 3:18, y 1 Corintios 15;42-49, Apoc. 20:6.

Padecerán eternamente, Isaías 13:11, Proverbios 2:22, Apocalipsis 21:8.

19. Son servidores de Dios y de su Reino. Marcos 10:45, Colosenses 3:17, 1 Corintios 4:1.

Sirven al enemigo, al mundo y a su vientre, Juan 8:44, Mateo 6:24, Romanos 16:18, 1 Juan 3:8,

20. Ora, adora y alaba a Dios, Salmos 119:164, Marcos 13:33, Hechos 1:14, Efesios 6:18.

Blasfeman y maldicen, Apocalipsis 13:6, Hechos 18:6, 2 Timoteo 3:2, Judas 1:10.

 
Mg. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.