Otra vez Jesús les habló diciendo: YO SOY LA LUZ del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz de la Vida, Juan 8:12.
Ustedes son la sal de este mundo. Pero si la sal deja de ser salada, ¿cómo va a recobrar su sabor? Ya no sirve para nada, sino que se tira a la calle y la gente la pisotea. Ustedes son la luz de este mundo. Como una ciudad en lo alto de un cerro que no puede esconderse...Procuren que su luz brille delante de la gente,para que viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en los cielos. Mateo 5:13-16.
Amados míos, como siempre han obedecido…ocúpense en su salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en nosotros produce así el querer como el hacer por su buena voluntad…para que seamos irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin manchas en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecemos como luminares en el mundo, Filipenses 2:12-15.
Todos los cristianos sin excepción somos sal de la tierra y luz del mundo si hemos nacido de nuevo en Jesucristo sazonamos con el fruto y alumbramos con los dones en la justicia de Dios; por lo tanto, debemos abrir bien los ojos, unirnos y actuar como un cuerpo, como pueblo de Dios, como aquella multitud de hijos prometidos a Abraham y representados en las incontables estrellas que habitan espiritualmente en los cielos y la multitud de arena en la orilla del mar a una orilla del mundo mostrando a Cristo y dando testimonio con vidas que practican la palabra bajo el fuego del Espíritu Santo del cual somos templo.Hacia la vida eterna de los que perseveran en hacer el bien, buscando la gloria, y la honra de la inmortalidad. Romanos 1:7.
Es imperativo saber los tiempos en que vivimos para asumir que somos sal y luz enfrentando toda clase de crisis presente o futura, que al final no nos apaguemos ni perdamos el sabor de Cristo pasando como tontos útiles. ¿No saben que el SEÑOR Dios de Israel, dio a David (Jesucristo) el reino sobre su pueblo para siempre, que Él y nosotros los hijos de Dios somos pacto de sal? 2 Crónicas 13:4-5.
No podemos ser sal y luz si sobre el amor predomina el ego que hace vivir a muchos en la apariencia de los ojos, los deseos de la carne y la vanagloria de este mundo como lo dice 1 Juan 2:16, por el solo hecho de querer destacarse y encumbrarse individualmente, pues pareciera que la gran mayoría piensa en estar por encima de otros buscando aumentar sus bienes terrenales más que los celestiales; lamentablemente esto le resulta muy importante a algunos dentro del pueblo de Dios, por eso no hay el suficiente amor que sazona en el servicio, ni la luz de la verdad y la transparencia de obras para que otros anhelen al SEÑOR impidiendo la descomposición y la ceguera de tantos que vemos deambulando a tientas en las tinieblas del mundo. Levántate y resplandece, que llegue la luz llegue, y la gloria del SEÑOR brille sobre su pueblo. Isaías 60:1.
Para ser sal y luz debemos sopesar lo que establece el SEÑOR, frente a lo que dice el gobierno y lo que impone el sistema del mundo, esto resulta ser más atractivo al colectivo en general, en vez de pararnos firmes en la responsabilidad de SER sal de vida y luz de salvación en este mundo oscurecido por la corrupción y la delincuencia. Necesitamos llegar a un buen final, NO divididos ni despistados en medio del abismo y del caos que vemos alrededor del mundo; si tomamos con seriedad y con fuerza de fe nuestro papel de SER sal y DAR luz, lucharemos y trabajaremos por los perdidos para que mengüen las tinieblas de las vidas y la ceguera de los presos en el laberinto de la confusión, que como veletas son arrastrados por la corriente. Debemos contender ardientemente por la fe para impedir el avance de cuatro o cinco inicuos apóstatas que se creen poderosos, unidos a algunos falsos hijos de Dios que tergiversan y pervierten los fundamentos de la palabra; nuestra acción debe ser YA, AHORA y pronto para que el futuro no venga a ser más monstruoso. Toda ofrenda se sazona con la sal del pacto de nuestro Dios, Levítico 2:13, nosotros somos ofrenda para el Padre en Jesucristo. Somos la sal de la tierra. Pero ¿para qué sirve la sal si ha perdido su sabor…La descartarán y la pisotearan como algo que no tiene ningún valor. Mateo 5:13.
Nuestra tarea es grande ante Dios y los hombres dando sabor de Cristo e irradiando su luz hacia lo eterno para que cada día lleguen más almas a su reino, evitando que la descomposición los consuma. Somos sabor y reflejo del SEÑOR, solo Él ilumina nuestro camino aclarando el sendero por donde hemos de ir, ¿entonces, qué pasa? Tenemos lo bueno y lo santo del Espíritu que habita en nosotros, habiendo sido colocados por Dios en este mundo para trascender?. No podemos permitir que más amas se desvíen debido a los malos y falsos mensajes, tampoco a los errados testimonios, no podemos permitir que se predique un evangelio que no redarguye, y no trae arrepentimiento ni mucho menos salvación. No podemos pasar por bobos que no hacen nada y solo miran; debemos defender la verdad de las Buenas Nuevas siendo santos llenos del fruto y poderosos en los dones por donde vamos, apegados a Cristo viviendo y defendiendo los principios de Dios; debemos hacer que todo a nuestro paso se ilumine, se aclare, cobre vida y valor, se salven las almas y se transforme el ambiente. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no pueden extinguirla. Juan 1:5. La luz disipa las tinieblas.
Estas dos afirmaciones que nuestro SEÑOR enseñó en el Sermón del Monte de SER sal y luz son fundamentos para la vida cristiana, características básicas que debe enarbolar el pueblo santo, porque la sal en la tierra y luz en el mundo han estado presentes desde su origen, en todas las épocas y generaciones para hacer de la vida algo especial y mejor en la tierra. Jesús lo ordenó y Pablo lo ratificó escribiendo que somos faros en el mundo. No es suficiente solo recordarlo, es imperativo SER, porque El SEÑOR es mi Luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza y protección de mi vida; ¿Quién podrá amedrentarme? Salmos 27:1.
Cuando hay hambre nos debilitamos y queremos comer algo de sal para recobrar fuerzas, cuando nos sentimos perdidos necesitamos una luz que nos muestre el sendero a seguir. ¿Provocamos hambre de Dios y estamos mostrando el camino a Cristo? ¿Alumbramos en la oscuridad del mundo con nuestra manera de hablar, tratar y actuar con la gente que nos rodea? Estas son funciones esenciales para todo miembro del cuerpo de Cristo: grandes y pequeños, hombres y mujeres, ancianos y niños, doctos y no doctos. Si somos verdaderos ciudadanos del reino de Dios debemos producir un efecto saborizador y trascendente en contraste con lo que hace el común. La sal es buena…debemos tener sal en nosotros y vivir en paz los unos con los otros. Marcos 9:50.
Así como la luz entra a todo rincón, debemos hablar de salvación a cada paso, así como la sal da gusto a la comida, debemos atraer a muchos con la palabra, que otros gocen oyendo hablar del amor de Dios; por lo tanto, debemos ser perfectamente obvios en nuestra manera vivir, hablar y actuar. El propósito de encender una luz es que esa luz ilumine de manera natural, sin forzar nada ni a nadie, espontáneamente tiernos, sinceros y amables; Jesús dijo que somos como una ciudad edificada sobre un monte alto; si nos ocultamos estamos cayendo en algo completamente contrario a nuestro propósito y razón de SER. Como nuestro Salvador es la Luz del mundo, nosotros también somos luz para el mundo. Somos como una ciudad en lo alto de una colina que no puede esconderse. Mateo 5:14.
Somos luz inevitable de no ver, somos sal en contraste con el mundo, por lo tanto, no podemos ser de apariencia ni usar máscaras como los que viven sin Dios, hombres que tienen apariencia de piedad, pero niegan la eficacia de ella, a estos evitemos, 2 Timoteo 3:5; no sirve para nada la sal si no cumple su función saborizante y preservante, tampoco la luz si no resplandece. Los cristianos genuinos son de fondo, no de forma, solo así resultamos efectivos y de valor en este mundo; quitemos todo lo que obstaculiza el resplandor, todo lo que anula el sabor, oscurece, opaca y oculta la luz que disipa las tinieblas. Los cristianos a medias no alumbran ni ayudan a evitar la corrupción porque viven como mundanos. Procuren que la luz que hay en ustedes no sean tinieblas, Lucas 11:35.
Somos sazonadores por excelencia, llamados a animar y fortalecer por la fe y la confianza en Dios el horizonte de muchos extraviados; SOMOS SAL Y LUZ con las buenas nuevas que salvan a los abatidos, sanan los quebrantos de los corazones heridos, publican libertad a los presos del enemigo y el pecado para que se les abran las puertas hacia la libertad en Cristo. Por eso en el pueblo de Dios no debe haber apariencias, ni tibiezas que echen a perder la capacidad de dar sabor y alumbrar la vida SOMOS obreros con sabiduría divina reflejamos la gloria de Dios, alentando, animando, consolando y alumbrando el conocimiento de otros con la palabra que es lámpara y las promesas que alegran, dan propósito a la vida con contentamiento. Isaías 61:1-4.
Las personas tibias sin la luz de Cristo son las más infelices porque no actúan ni como mundanas ni como cristianas, son ambivalentes y de doble ánimo, no son ni sal ni luz; de hecho, viven como parias mendigando en el mundo. Son personas trágicas y patéticas, para ellas es la advertencia del SEÑOR que al final tendrán exclusión definitiva, porque si la sal no sirve para nada, será echada para ser pisoteada, si no son luz, serán echados a las tinieblas de afuera, donde será el lloro y el crujir de dientes, Mateo 5;13, así será el final para los falsos, los fríos y los tibios y los que no han hecho nada por el reino de los cielos y tampoco han dado testimonio para atraer las almas.
Ocultar que somos cristianos, no solo es pecado de engaño, es ridículo y contradictorio, algo que puede concluir en la exclusión final delante de Dios, en un destino eterno de tinieblas. Quizá alguien tiende a ocultar que es hijo de Dios, con el fin de congraciarse con la gente del mundo, para evitar persecución, pero la luz no se enciende para ponerla debajo de la cama. Cristo es extraordinario, digno de dar a conocer porque su luz habita en nosotros, entonces su luz debe ser visible en cada cristiano, alumbrando con la luz de su Espíritu. El SEÑOR ha mandado diciendo: Te he puesto por luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra. Hechos 13:47.
Así como se necesita poca sal para dar sabor a los alimentos, la vida del cristiano debe ser de continuos granitos de virtud y justicia, lo cual escasea en el mundo; así seamos pocos en la sociedad, debemos defender nuestros principios eternos por encima de todo, aún por encima de nuestra propia existencia; por eso el SEÑOR dijo que son pocos los que van por el camino estrecho y muchos van por la senda ancha. Este es el mensaje que hemos oído de Cristo, y que le anunciamos al mundo: Dios es Luz y en Él no hay ninguna oscuridad. 1 Juan 1:5.
Una lámpara necesita de aceite y mecha o pabilo, siempre van juntos para producir luz: el Espíritu Santo es el aceite y cada uno de nosotros somos la mecha o pabilos que deben arder continuamente, lo cual nos recuerda la parábola de las diez vírgenes en Mateo 25::1-13; nada podemos hacer sin el aceite vivo y activo del Espíritu. Cristo es quien actúa en nosotros andando en su presencia y nos permite ser sal y luz, testigos hasta lo último de la tierra empezando por casa, Hechos 1:8. Cristo en nosotros, la Luz que alumbra y da calor de vida, para salvar almas e iluminar el entendimiento de otros.
Vivimos tiempos oscuros y de gran peligro, con maldad en todas sus formas, que en vez de reducirse se multiplica y se ha hace forma de vida “normal”, hasta el punto de hacer leyes para mantener y propagar las tinieblas del pecado; tenemos el deber moral de iluminar y preservar siendo faros de luz y recipientes de sal del Eterno para todos aquellos que necesitan ser arrancados de la oscuridad de satanás a la Luz Admirable del Padre y de la pudrición del pecado y conservación de vida eterna. Nuestro Dios revela lo profundo y lo escondido, y sabe lo oculto que hay en las sombras. Pero en Él habita la luz. Daniel 2:22.
Ser sal y luz implica renovarnos continuamente en la luz del SEÑOR la luz y la fuente viva que calma la sed, necesitamos ser saciados de verdad y justicia; la vida en Dios no es estática, no podemos seguir dormidos en los laureles, necesitamos provocar hambre y sed de su presencia. Leer más la biblia, ORAR sin cesar y adorarlo a Él todo el tiempo. ¿Quién dejo en libertad al asno montes? ¡Quién soltó las ataduras del asno veloz, al cual le di por hogar el desierto, y por morada la tierra salada? Job 39:5-6.
Avivemos y aticemos el fuego del Espíritu para que ardan las lámparas vivas y haya mucha luz. En la antigüedad era necesario cuidar la mecha de las lámparas, porque si comenzaba a humear, no alumbraba, era necesario renovar el pabilo para reavivar la llama; esto es para nosotros también, llenando la lámpara de nuestra vida con el fruto y renovando el corazón para enfrentar con fuerza toda persecución, en la gracia y regalo de Cristo. Que nuestra conversión sea siempre con gracia, sazonados con sal, para que sepamos qué debemos responder a cada persona. Colosenses 4:6.
La solo letra infla, el mucho conocimiento sin el Espíritu es como la mecha cuando se apaga, humea. Solo en Cristo y con el fuego del Espíritu, podemos mantener la mecha de nuestra alma ardiendo y la luz de nuestro testimonio vivo, para salar la tierra con bien y alumbrar con justicia. No hay término medio, o eres luz y tinieblas, o tienes sabor o eres insípido, y el Señor advierte: Por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca, Apocalipsis 3:16.
Firmes ante los acontecimientos y los tiempos para examinar, discernir y purificar a la Luz de la palabra y el fuego del Espíritu todo a nuestro paso; tenemos que hablar de la destrucción que vendrán sobre los que se empecinan en andar por caminos oscuros de maldad evadiendo la sal del Evangelio. Que irradie tu faz sobre tus siervos; por tu gran amor, SEÑOR, sálvanos. Salmos 31.16.
Si el impacto cristiano disminuye en la nación, es porque la luz no está alumbrando lo suficiente; la gente nos observa, somos pesados, medidos y probados por el Padre frente a los acontecimientos mundiales, la guerra, la violencia, la perversión, las calamidades, los desastres, las pestilencias, injusticias y demás cosas que angustian y perturban a la humanidad. Porque todos serán salados con fuego. Marcos 9:49.
Tengamos amor y compasión por los perdidos para que salgan de las
tinieblas y les alumbre la salvación de Cristo encuentrandi sabor y sentido a
sus vidas. Nuestra vida y su objetivo final es igual al del SEÑOR: a) hacerlo todo por el Padre y
para Él, b) conducir a las
personas a Cristo para que glorifiquen al Padre y c) que todo se base en amor, pureza y compasión. Determinarnos con
valentía a vivir como luminares, dando sabor con el sirvicio en medio de la corrupción del mundo, como hijos
de Dios, sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de
la cual resplandecemos. Vivamos de tal modo que los demás vean nuestras buenas obras,
para que glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos, así alumbre
nuestra luz delante de los hombres, Mateo 5:16.
Mg. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.
ANÉCDOTA
Cierto día, el fósforo le dijo a la vela:
• Hoy te encenderé.
• ¡Oh no!, dijo la vela, tú no te das cuenta que, si me enciendes, mis días estarán contados; no me hagas una maldad de esas.
• ¿Entonces tú quieres permanecer así toda tu vida? ¿Dura, fría y sin haber brillado nunca? preguntó el fósforo.
• ¿Pero tienes que quemarme? Eso duele y además consume todas mis fuerzas, murmuró la vela.
Entonces respondió el fósforo:
• ¡Tienes toda
la razón!. Pero esa es nuestra misión. Tú y yo fuimos hechos para ser luz y lo
que yo como fósforo puedo hacer es muy poco, mi llama es pequeña y mi
tiempo es corto. Pero si te paso mi llama, habré cumplido con el propósito de mi
vida; yo fui hecho justamente para eso, para comenzar el fuego.
Ahora, tú eres una vela y tu misión es brillar. Todo tu dolor y energía se transformará en luz y calor por un buen tiempo.
Oyendo eso, la vela
miró al fósforo que ya estaba en el final de su llama y le dijo:
• ¡Por favor,
enciéndeme!
Y así produjo una linda y brillante llama.
Así como la vela, a veces, es necesario pasar por experiencias duras, experimentar el dolor y sufrimiento para que lo mejor que tenemos surja, sea compartido y podamos ser luz.
Recuerda que "mar calmado no hace buenos marineros", los mejores son revelados en las aguas agitadas.
Entonces, si tuvieras que pasar por la experiencia de la vela, o mejor ; sí estas pasando o pasaste, recuerda que servir y compartir el amor es el combustible que nos mantiene vivos.
¡Tú, que fuiste hecho a imagen y semejanza de Dios, eres la luz del mundo y tu misión es ser sal y luz!
¡Qué tengas excelente día, que tú Luz, nunca deje de alumbrar la oscuridad de este mundo!