AMAR LA PALABRA DE DIOS PARA VIVIRLA ES LA
URGENCIA PARA EL GRAN DESPETAR ESPIRITUAL
Si
tu ley no hubiera sido mi delicia, ya en mi aflicción hubiera perecido, Salmos
119:92.
¡Oh cuanto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi
meditación, Salmos 119:97.
Maravillosos
son tus testimonios; por tanto, los ha guardado mi alma. La exposición de tus
palabras alumbra; hace entender a los simples. Mi boca abrí y suspiré, porque
deseaba tus mandamientos. Mírame y ten misericordia de mí. Líbrame de la
violencia de los hombres, y guardaré tus mandamientos. Haz que tu rostro
resplandezca sobre tu siervo, y enséñame tus estatutos. Ríos de agua
descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley. Salmos 119:129-136.
Me han ocurrido
ciertas situaciones que me han llevado a concluir que HOY más que nunca es URGENTE
amar y vivir la palabra de Dios para no hablar cosas inútiles del mundo ni hacernos
partícipes de los demonios. Amar y atesorar la palabra de Dios es vida para
nuestra vida, es luz para nuestro camino, es fuerza en momentos de debilidad y
sabiduría cuando somos ignorantes. La palabra de Dios plasmada en las Sagradas
Escrituras es la voz del único Dios vivo que dirige, aconseja, guia, advierte y endereza el camino
del ser humano en el mundo actual; Dios y su palabra son la única forma de caminar Con Pasos Firmes en Dios en medio de tanta confusión y engaño, suscitado por el movimiento globalista, cuyo padre es el príncipe de este mundo, y que prepara su camino final para arrastrar con él a quienes le creen más a él que a Dios. Romanos 16:17-18.
La palabra de Dios es
la única vía que nos lleva a tener una relación personal, directa, pura y
franca con el Autor del Universo y Dador de la vida que es nuestro Padre
celestial, revelado en Jesucristo nuestro SEÑOR y quien nos dejó la compañía
del Espíritu Santo para ayudarnos en cualquier circunstancia de duda o incredulidad para hallar la verdad y sabiduría que brota del trono de Dios. Sólo la palabra
de Dios transforma vidas, construye familias, renueva las mentes, salva las
almas, cambia naciones y podría enfocar el mundo hacia el bien, la verdad y la justicia. Lo digo para que nadie los engañe con razonamientos persuasivos. Colosenses 2:14.
Como lo dice el
salmista, algo hermoso de la palabra de Dios es que nos libra de muchos males, como la aflicción que suscita lo que vemos a diario que sucede, cosas que nos agobian, nos entristecen nos conmueven y
hacen sufrir, pero si vamos a la presencia de Dios de rodillas y acudimos a
sus consejos en la Biblia, nuestras lágrimas son recogidas por las manos de Dios y somos consolados por el Espiritu de su palabra al encontrar textos que alientan nuestro corazón, alegran nuestro espíritu y
fortalecen nuestra fe para luego levantarnos como gigantes victoriosos adorando la voz de Dios esculpida en la Biblia, palabra de poder. Hebreos 4:12.
La palabra de Dios es mi deleite, es mi refugio, es fuerza para alentar mi alma y que mi cuerpo se levante con el impetu del león, escuchando a Dios hablar; eso es el mayor deleite para el alma que se alegra, y en espiritu se fortalece la fe; la palabra nos lleva a
tener pensamientos de vida y de bendición, lo cual nos impulsa a actuar y vivir a la manera de Dios, con pureza, optimismo, esperanza y en expectativas continuas viendo las maravillas que
Dios hará a nuestro favor en el cumplimiento de promesas y profecías de esperanza que hemos recibido
en duversos momentos de quebranto, dolor y prueba, entonces reconocemos, que su gracia y su amor son suficientes. 2 Corintios 12:9.
La palabra de Dios nos
enseña cada día a morir a nosotros mismos, pues al querer hacer lo nuestro propio, sufrimos, pero ceder a la voluntad y propósitos de Dios, nos hace ligera toda carga para crecer en el Espíritu y llenarnos
de su presencia con poder, por ser humildes de depender de Él y permitir que su amor nos envuelva y gobierne para ser prudentes poniendo límites. La exposición de tus palabras alumbra
y hace entender a los simples...Salmos 119:130-135.
En verdad, vivir la palabra no es sólo para gente
genio, es también para los simples que quieren ser sabios; por eso todos podemos acercarnos a Dios con
un corazón humilde y sencillo, sediento de su gloria y deseosos de oír su voz que nos instruye. ¡Qué
maravilla! Sin embargo, la misma palabra nos dice que hay mucho dolor y
lágrimas cuando alguien ignora lo que Dios dice en su palabra, Ríos
de agua descendieron de mis ojos, porque yo no guardaba tu ley. Salmos 119:136.
Esto nos debe mover
a ser verdaderamente hacedores de la palabra, no solamente oidores, predicando no sólo con palabras, sino con el testimonio, con hechos que muevan a muchos hacia Dios, porque para quienes no
conocen lo que dice la palabra de Dios, todo lo que tiene que ver con Dios les es
locura, pues la palabra es Espíritu, y lo del Espíritu se discierne y aprende espiritualmente. 1
Corintios 2:14.
Hay personas que
están viviendo en aparente reposo rodeadas de riquezas, holgura y comodidad
pero que ignoran el contenido de la palabra de Dios, lo cual a pesar de sus riquezas, los hace necios hablando locuras; ellos necesitan aprender que
así como se afanan por acumular bienes materiales, también deben ocuparse
por llenarse de Dios a través de su palabra psra tener vidas más pausadas, serena, firmes y plenas, porque Dios y su reino están descritos en su palabra. Pero busquen primero el reino de Dios y su justicia, y
todas esas cosas les serán añadidas, Mateo 6:33.
Lo más maravilloso de
todo, es que Jesucristo nuestro salvador es la palabra viva que habla por sí mismo y nos acerca al
Padre para vida abundante en la tierra y eterna después de la muerte. Él es superior a todo y a todos. Dios,
habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres
por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien
constituyó heredero de todo, y por quien así mismo hizo el universo. El cual
siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien
sustenta todas las cosas con la Palabra de su poder, habiendo efectuado la
purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra
de la majestad en las alturas…Hebreos 1.
Amar a la Palabra viva, Jesucristo, es garantía total de paz y plenitud de vida, enfrentando todo lo que hay en el mundo; Cristo nos lleva a la palabra escrita donde aprendemos a valorarla y atesorarla; el Padre nos ofrece en la palabra, el total cuidado del Buen Padre, que nos cobija, enseña, instruye, direcciona guarda, advierte, sostene, alienta, nos fortalece, ayuda, responde y nos bendecia en todo para seguir
adelante y no volverse atrás; muchas veces creemos que los tiempos pasados
fueron mejores, pero no es así, solo estuvieron salpicados de algunas cosas
buenas, pero fueron tiempos alejados de Dios. Pero en la Palabra, el Padre nos ha permitido
amistad y comunión con su Hijo, la Palabra viviente hecho carne, que nos aleja del mal, nos mantiene en la luz, nos acompaña y nos da fuerza para hacer
su voluntad, conocer sus propósitos y alcanzar su plan de salvación, porque es como lámpara. Salmos 119:105.
Jesucristo es la
palabra revelada de Dios, hecho carne visible, conocerlo a Él es alcanzar vida, crecer, avanzar y madurar en conocimiento y sabiduría al estilo de Dios; solo Cristo nos permite despojarnos de nosotros mismos para buscar
parecernos a Él cada día. Dios sigue hablando por su palabra escrita y
proclamada en todos los rincones de la tierra, representada en Jesucristo, mediante el cual el Abba Padre anhela estar en contacto con sus
hijos, por eso el Hijo dio testimonio pleno de la palabra viva de Dios, mostrando en sí mismo
el amor y propósito para el cual fue enviado. La palabra profetizada no regresó vacía,
sino que cumplió todo al pie de la letra, y agradó al Padre, dejarnosla por la eternidad. No es cosa vana la palabra de mi ley, sino que por medio de ella, ustedes harán prolongar sus días sobre la tierra...Deuteronomio 32:47.
El Creador ya estableció su ley, sus estatutos, principios e instrucciones en la palabra, porque Él busca comunicarse con nosotros y que nosotros nos acerquémos a Él a través de su máxima revelación,
Cristo. Amar la palabra es amar a Cristo y viceversa; si queremos ver al Padre actuando a nuestro favor y saber cómo
piensa Él, hay que hacerlo en Cristo con la palabra. Para saber cómo actuaría Dios en nuestro
lugar, hay que mirar a Cristo, Él es la máxima y absoluta revelación que Dios
nos ha dado de sí mismo para que lo conozcamos de cerca, crezcamos en Él y aprendamos de Él, a vivir recta, íntegra y pacíficamente. Antes bien, crezcan en
la gracia y en el conocimiento de nuestro SEÑOR y Salvador Jesucristo, 2 Pedro
3:18a.
Cristo, la palabra viva, nos nutre y alimenta integralmente para que no nos
quedemos estancados a mitad del camino, sino que avancemos con su palabra llenando nuestro ser. Josué 1:8.
Buscar, amar, atesorar y vivir la
palabra de Dios nos produce, revelación de justificia, renovación, transformación, libertad, sanidad, bendición y seguridad de vida, que en Jesús nos llena de paz,
nos provee descanso, y revela nuestra identidad y pertenencia de ciudadanos del
reino de Dios. Todos estos regalos son dados por el Padre a su pueblo, a través
de su Unigénito Hijo, el Verbo hecho carne. Esto y mucho más podemos decir
acerca de los beneficios de retener, amar y deleitarnos meditando en la Palabra de Dios. Salmos 1:2.
Amemos la
palabra de Dios, porque solo ella posee nuestro manual de vida, para saber cómo conducirnos en la vida ante los ojos de Dios que lo ve y conoce todo, y con su máxima
revelación en la Palabra viva nos escudriña y examina a traves del Verbo hecho carne. Dios anhela que lo escuchemos en Cristo, nuestro Gran Sumo Sacerdote que intercede y nos hace justicia; Él resucitó y ascendió entrando al cielo para guardarnos un lugar celestial como lo afirma su palabra, así que aferrémonos a la palabra viviente por los siglos de los siglos, Hebreos 4:14. Porque
en Él vivimos, y nos movemos, y somos… y linaje suyo somos, Hechos 17:28.
Si no conocemos la
Palabra viviente y vivimos la palabra escrita, qué será de nosotros, pues su palabra que es limpia, con ella somos confrontados y refinados, y al final, justificados o juzgados por la palabra, Juan 12:48. Todo ha sido hecho por la palabra, y quien la rechace, se condena asi mismo ¿Cuánta atención le pones tú a la voz de Dios que es su palabra? ¿Cuánto amas sus enseñanzas y verdades? Sólo
Jesucristo hace visible al Dios invisible,¿Cuánto sabes de Él? ¿Cuán cerca
estás de Él? Solo la ley de su palabra convierte el alma del pecador. Salmos 19:7-8.
Seamos amantes hacedores de la Palabra, y no nos engañemos siendo solo oídores, Dichosos los que oyen la palabra de Dios y la obedecen. Lucas 11:28; Todo pasará, pero su palabra permanecerá eternamente. Isaias 40:8.
Seamos amantes hacedores de la Palabra, y no nos engañemos siendo solo oídores, Dichosos los que oyen la palabra de Dios y la obedecen. Lucas 11:28; Todo pasará, pero su palabra permanecerá eternamente. Isaias 40:8.
OREMOS CON LA PALABRA. SEÑOR Amado, ayúdanos a guardar tu palabra en el corazón para llevarla por obra y no pecar contra Tí; porque perfecto es tu camino y muy limpia tu palabra que se vuelve nuestro escudo, cuando confiamos y esperamos en Ti según tu palabra que nos hace sabios y prudentes, porque siendo simples mortales nos haces entender tus designios, pues de tu boca viene el conocimiento de la verdad y la prudencia para vida. Ayúdanos a vivir en Tí para ser faro en medio de las tinieblas del mar del mundo y sus problemas que confunden. Pues no solo de pan vive el hombre, sino de toda la palabra que ha salido de tu boca, y con la cual queremos agradarte, adorarte y alabarte por vivirla, obedecerla y proclamarla. En el nombre de Jesús, Amén. Proverbios 4:20-22 e Isaías 55:11.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero, y servidora de su reino eterno.