Porque de tal manea amó Dios el Padre al mundo, que dió a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Juan 3:16.
El Padre Eterno no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas? Romanos 8:32.
Con lazos de ternura y con cuerdas de amor, los atraje hacía Mí; los acerqué a mis mejillas como si fueran niños de pecho; me incliné a ellos para darles de comer. Oseas 11:4.
La palabra amor está escrita en muchas página del NT, aparece más de 208 veces en el AT y más de 280 veces en el NT; mucho se ha hablado del amor en los libros y la historia, pero el amor no es solo un sentimiento del alma, el amor es una decisión de afecto, ternura y entrega incondicional que jamás debe ser quebrantado, puesto que el amor como virtud, como fruto del Espíritu de Dios, es el máximo principio de vida y es la esencia del Evangelio de la cruz de Cristo; amor es un pacto moral consigo mismo y los demás, donde siempre estamos dispuestos a dar todo lo mejor a pesar de los obstáculos; el amor de Dios es el regalo más preciado para el ser humano, que el Padre entregó en su Hijo al darlo como sacrificio por nuestra salvación, por amor a nosotros y el Hijo se entregó voluntariamente derramando hasta la última gota de su sangre para limpiarnos de toda maldad y que estemos junto a Él para siempre. 1 Juan 4:19.
Para que el amor de Dios mostrado en Cristo Jesús, y dado a nosotros por el Espíritu Santo, sea la raíz y fundamento de nuestras vidas, y que así podamos comprender, con todo el pueblo santo de Dios, cuán ancho, largo, alto y profundo es el amor de Cristo. Pidamos en oración, que miles conozcan ese amor que es mucho más grande y poderoso que todo cuanto podamos conocer, para que lleguemos a colmarnos de la plenitud total de Dios, por el sacrificio de la cruz, su sangre derramada y la tumba vacía que nos libertó y nos dió la victoria. Efesios 3:17-19.
El amor como principio divino y virtud humana fluye desde el corazón de Dios al interior del ser humano, en un sentir de bondad y expresión de ternura y afecto que brota desde el alma, y se demuestra con actitudes de lealtad, justicia, verdad y moralidad que derrama todo el bien posible, sin esperar que se nos recompense; donde hay amor todo es mejor, todo es luz, y claridad, todo es vida en libertad y entrega incondicional genuina, sin esconder intenciones personales mezquinas, sino procurando el bien del otro y gozándonos juntos, aún con pequeños detalles. El amor genuino y profundo pasa por alto toda ofensa, cubre con perdón continuo las fallas del otro y extiende misericordia oportuna para ayudar y estrechar las relaciones con humildad, paciencia y servicio. Así nos ha amado el Padre en su Hijo. Como el Padre me ha amado, así también YO los he amado; permanezcan en mi amor. Juan 15:9.
La dimensión y profundidad del amor del Padre para con el Hijo y del Hijo para la humanidad no nos permite calcular limites, cuando vemos la humillación de Aquel que siendo Dios mismo, se bajó a la dimensión de Hombre, pero no cualquier hombre, se humilló hasta el sacrificio, el vituperio y la muerte de cruz; es decir bajo del glorioso cielo al abismo del mundo y los abismos de la tierra, quizá a esto se refería el Salmista cuando escribió: Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; todas tus ondas han pasado sobre Mí. Salmos 42:7.
Esto nos habla del juicio del Padre sobre el pecado de la humanidad cayendo sobre su Santo y Amado Hijo, Cristo mismo llevó nuestros pecados y pagó la deuda que era imposible que nosotros pagáramos. Que Cristo habite por la fe en sus corazones, y que su amor sea en ustedes, la raiz y el fundamento de sus vidas. Para que puedan comprender con todo su pueblo santo, cuál es la anchura, el largo, el alto y la profundidad del amor de Dios que sobrepasa todo entendimiento. Efesios 3:17-18..
El amor del Eterno Puso al Hijo en hoyo profundo, de tinieblas profundas y tenebrosas. Sobre el cuerpo de Cristo cayó toda la ira del Padre por nuestra maldad, Cristo fue afligido con las ondas más crueles del dólor y el martirio inimaginable e irresistibles para un humano. Y en su cruz oraba y rogaba al Padre: Que no me ahogue la corriente de estas aguas, ni me trague el abismo, ni el pozo cierre sobre Mí su boca. Salmos 88:7-17 y Salmos 69:15.¡Ojalá pudieramos asimilar al menos una mínima parte de ese amor para dejar de ser tan crueles y perversos!
En el amor inmedible e ilimitado de Dios y que no lo alcanzamos ni queremos comprender, Cristo se acuerdó de todos nosotros, por eso en la cruz dijo: "Padre: perdónalos, porque no saben lo que hacen;" en el infinito amor de Cristo, Él deseaba salvación para miles, porque conocía lo horrendo de la condenación junto al ser más pérfido y cruel, por eso bajó a las profundidades de la tierra para predicar el evangelio y salvar las almas de los que habían muerto antes que Él viniera a la tierra. Subiendo a lo alto llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres. Y si subió, es porque también descendió a las partes más bajas de la tierra. Efesios 4:9-10.
Jesucristo sufrió una vez y para siempre solo por amor a sucios pecadores que no merecían tal dimensión de amor y sacrificio. Cristo padeció una sola vez por nuestros pecados, siendo Él, el único Justo, se sacrificó por los injustos para que se convirtieran y se volvieran a El, único santo, así nos llevó al Padre y nos reconcilió con Él, habiendo muerto en su carne humana, fue vivificado en el Espíritu para darnos vida eterna, pero estando tres días en las profundidades de la tierra, sufrió el tormento para predicar a las almas encarceladas, a los que en tiempos antiguos desobedecieron, en su paciencia, en tiempos de Noé, Dios esperaba que miles lo escucharan y se arrepintieran para ser salvos mientras se preparaba el Arca por 200 años, pero todos rebeldes, siguieron su iniquidad, solo ocho fueron salvos por el amor divino y sin igual.1 Pedro 3:18-20. Porque El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor, 1 Corintios 13:4-5.
En Cristo, nada ni nadie nos separará del amor de Dios; Él es el vencedor del Calvario y de la muerte eterna, nos dio la victoria en su ilimitado amor, por ese amor dejó la tumba vacía y resucitó glorioso para subir de nuevo al lado del Padre justificándonos para que nadie nos acuse, ni ningún mal nos toque, sino que permenezcamos en Él eternamente. ¿Quién acusará a los redimidos del Eterno? Cristo nos justifica. ¿Quién nos condenará? Cristo es el que murió; mejor aún, el que resucitó, el que está sentado a la diestra del Padre intercediendo por su pueblo. Entonces, ¿ Quien nos separá del. amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecucion, hambre, desnudez, peligro o espada?...Somos más que vencedores en ese inagotable amor puro y santo. Romanos 8:28-39.
Ese amor profundo y grande del Eterno sigue hoy dando oportunidad para que cada día sean más los salvados de la condenación eterna; Dios solo le ha dado al hombre la capacidad de amar con sana conciencia y correctas acciones para que todos se ayuden, convivan y prosperen en su amor santo e inquebrantable; esta oportunidad es para dejar de odiar y amargarse por las cosas del mundo, sino para humillarnos, sensibilizarnos, amar a Dios y a los semejantes; Cristo nos ha dejado el legado de su profundo amor, con su sangre derramada, su cuerpo traspasado y su vida entregada, para que tengamos nuevos corazones repletos de amor por el Espíritu Santo. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha llenado con su amor nuestros corazones, por el Espíritu Santo con que nos ha sellado como suyos. Romanos 5:5.
La profundidad del amor de Cristo mostrado en su crucifixión es desde lo alto de los cielos, hasta lo profundo de la tierra, desde el oriente hasta el occidente, es un amor que limpia nuestras almas, purificar nuestra conciencia y nos declara justos, NO culpables; su gracia y su favor nos han alcanzado con abundante misericordia para hacernos libres de las consecuencias destructoras del pecado, su amor profundo e inmedible nos ha libertado del lago de fuego, en Cristo se nos asegura vida eterna. Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Porque no es fácil que alguien se haga matar en el lugar de otra persona. Ni siquiera si esa persona es justa; ni siquiera alguien se atrevería a morir por una persona que haya hecho un gran bien. Pedro Dios ha probado que nos ama tanto, cuando Cristo murió por nosotros. Romanos 5:6-8.
El amor de Dios sobre pasa nuestro entendimiento y no se experimenta ni adquiere solo por conocimiento humano, necesitamos tener a Cristo llenando nuestro ser, con su Espíritu inundando nuestro corazón en esas aguas vivas que dan vida, asi podremos comprender algo de la grandeza del amor de Dios, pues el SEÑOR todo lo que escudriña lo limpia…pero sin Dios nadie conoce las cosas de Dios, solo el Espíritu de Dios…y nosotros hemos recibido el Espíritu que proviene del Padre para conocerlo a El. 1 Corintios 2:10-12.
La realidad del amor de Dios en Cristo es profundidad insondable, en dimensión, en longitud, anchura, altura porque es eterno, sin principio ni fin como el Dador, solo así tenemos la imagen completa de la realidad palpable del amor de Dios, esto es algo más allá de los sentidos, de lo físico, medible y entendible, porque el reino y las cosas de Dios son espirituales e invisibles al ojo humano, todas las cosas que provienen de Dios solo son entendibles por el Espíritu de Dios conectado a nuestro espíritu en la plenitud eterna del Creador…Para que Cristo habite por la fe en sus corazones, y sean arraigados y cimentados en amor; para que sean capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, viviendo el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que sean llenos de toda la plenitud de Dios…Efesios 3:14-19.
Podemos comprender la profundidad del amor de Dios cuando nos relacionamos cara a cara con el SEÑOR Jesucristo, cuando el misterio de la cruz y la misión del Calvario y la gloria de la resurrección nos son revelados en su presencia, en su persona, en su poder transformador y al sonido de su voz potente que hace mover los cimientos de la tierra y muda todo concepto humano para sacar toda falsa y torcida opinión de nuestra mente; cuando dejamos de lado la información y educación del mundo para recibir la revelación y capacitación del cielo de Dios que viene desde su trono, allí empezamos a entender por el Espíritu en nuestro espíritu, la grandeza del amor de Dios que rompe todo velo, quita toda ceguera y ablanda toda dureza de corazón. El Padre por su amor, nos escogió en Cristo desde antes de la fundación del mundo, para que seamos santos y sin defecto en su presencia. Efesios 1:4.
La anchura del amor de Dios está en su esencia, su gracia, su afecto y favor inmerecido, con el don gratis de la salvación en Cristo, Salmos 86:15; la duración de su amor es desde ahora y para siempre por la eternidad con su fidelidad y misericordia, y su duración es para toda la vida, atrayéndonos cada día a Él con su cariño y su cuidado. Salmos 103:17, Con lazos de ternura y con cuerdas de amor, los atraje hacía Mí; los acerqué a mis mejillas como si fueran niños de pecho; me incliné a ellos para darles de comer. Oseas 11:4.
En el amor de Dios la maldición ha sido quitada y eliminada de la vida de los santos, pues desde Adán y Eva veníamos bajo maldición, pero Cristo vino a deshacer todas las obras del diablo, anuló toda acta de decretos en contra, quitó las espinas y los cardos. Isaías 55:315; en el amor de Cristo, El Padre nos rodea de ternura protectora, y a eso, debemos responder con buena voluntad, fe obediente agradecimiento y contentamiento, en disposición de corazón para agradarlo y seguirlo a Él en todo. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó a nosotros enviando a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 1 Juan 4:10.
La dimensión del amor de Dios está representada en la cruz del calvario, un madero vertical que nos une al Padre y una madero horizontal que nos hace responsables de amar a nuestro prójimo; el SEÑOR con sus brazos extendidos y abiertos sobre el madero, sigue esperando a quienes lo reconocen y se vuelven a Él, y a través de nosotros sus hijos, discípulos y testigos, acogiendo a todos los que le creen y se disponen para rendirse y vivir para Cristo; el amor de Dios es como una gran bandera blanca desplegada sobre los hombres, bandera celestial que cubre toda la tierra emanando las fragancias del cielo para bendecir y traer vida salvadora mediante su pueblo que da testimonio, predica su evangelio y derrama el amor del Padre a cada paso. Colosenses 3:2-13.
Profundizar en conocer a Cristo nos hace entender y comprender la dimensión inmedible del amor de Dios al dar a su Unigénito en rescate por muchos, y para ayudarnos está el Espíritu y la palabra si perdeveramos en comunión diaria con Cristo, Él es sin límites para dar y bendecir proveyendo todo lo que necesitamos y aún más allá, de lo que merecemos, produce una atmósfera de paz y un ambiente perfecto de vida en su presencia a los que aman a Dios y creen en su Salvador, independientemente de las circunstancias. El amor de Cristo es profundo como su justicia por los redimidos y sus juicios para los impíos que son inescrutables e insondables, Romanos 11:33.
Las recompensas, la disciplina, los castigos y los juicios de Dios son parte de su profundo amor, nada comprensibles a la mente humana que no conoce a Dios y que califican todo como injusto y falta de amor en los juicios del Eterno, corazones que juzgan, con naciones de gobernantes permisivos sin moral ni temor de Dios que aprueban leyes para respaldar el pecado y la perversión de los hombres inicuos. Sin embargo, el amor de Dios se ha extendido en Cristo hasta lo último de la tierra y hasta hoy, dando oportunidad a que muchos se vuelvan a Cristo, se conviertan, crean y reciban salvación y perdón de pecados, dejando atrás la ceguera espiritual. Hijo mío, no menosprecies el castigo del SEÑOR, ni te canses de su corrección; porque el SEÑOR al que ama castiga, como una padre lo hace con sus hijos que quiere. Proverbios 3:11-12.
La dimensión del amor de Cristo la podemos ver todo lo que padeció por La Vía Dolorosa del Calvario al: Ser traicionado por un amigo, Salmos 4:9 y Mateo 10:4; vendido por 30 miseras piezas de plata, Zacarías 11:12 y Mateo 26:15; olvidado y negado por sus discípulos, Zacarías 13:7 y Marcos 14:27 y 50; acusado por falsos testigos que lo odiaban, Salmos 35:11 y Mateo 26: 59-61; guardando silencio frente a sus verdugos, Isaías 53:7 y Mateo 27:12-19; herido, lacerado, magullado y traspasado 53:5 Zacarías 13:6 y Mateo 27:26; herido, sangrante, menospreciado y escupido Isaías 50:6 Mateo 26:67; objeto de mofas y burla, Salmos 22:7-8 y Mateo 27:31, le arrancaron la barba, porque Él quitó el oprobio de nuestro descaro y desvergüenza, recuperando nuestra dignidad, Isaías 50:6. ¡Todo, por amor a ti y a mí!
Por amor Jesús estuvo derrumbado y adolorido debajo de la cruz, Salmos 22, Salmos 109: 24-25, y Juan 19:17; su cabeza, sus manos y sus pies perforados Salmos 22:16, Zacarías 12:10, Mateo 27:31-32 y Lucas 23:26; crucificado con ladrones, Isaías 53:12, Mateo 27:38 y Marcos 15:27-28; rechazado por su propio pueblo, Isaías 53:3 y Lucas 23:34; aborrecido sin causa, Salmos 69:4, Isaías 49:7 y Juan 15:25; sus amigos estuvieron alejados en su sacrificio, Salmos 38:11, Mateo 27:55-56, Marcos 15:40 y Lucas 23:49. Y aunque no hay un versículo claro al respecto, Jesucristo fue despojado de su ropa, le quitaron sus vestiduras y echaron suertes sobre ellas, es decir, se las rifaron; era costumbre cruel en todos los actos de flagelación, lapidación, castigo y muerte, desnudar al reo condenado, ¡algo increible! Por eso la biblia dice que Él quitó toda la desvergüenza y descaro de inmoralidad que pesaba sobre nosotros y rescató nuestra dignidad. Mateo 27:35, Isaías 54:4 y 61:7, Sofonías 3:19. ¡Pero seguía pensando en ti y en mi!
Jesucristo en su profundo amor fue objeto de curiosidad y escarnio público, Salmos 22:17 y Lucas 23:35; sus vestiduras fueron rifadas, Salmos 22:18 y Juan 19:23-24; sufrió sed, Salmos 22:15, Salmos 69:21 y Juan 19:28; le ofrecieron hiel y vinagre, Salmos 69:21, Mateo 27:34 y Juan 19:28; clamó con angustia sentiéndose abandonado, Salmos 22:1 y Mateo 27:46; se encomendó al Padre en su angustia, Salmos 31:5 y Lucas 23:46; al morir sus huesos no fueron quebrados Salmos 34:20 y Juan 19:23; su corazón se rompió en pedazos, Salmos 22:14 y Juan 19:34; cuando Jesucristo expiró tinieblas cubrieron la tierra para introducirnos en su luz Admirable y eterna, Amós 8:9 y Mateo 27:45; Nuestro Salvador fue puesto en un sepulcro nuevo de hombre rico para enriquecernos en su muerte, Isaías 53:9 y Mateo 27:57-60. Todo esto por amor a su pueblo.
Este profundo, inquebrantable y glorioso amor del Padre en Cristo Jesús por la raza caída, nos lleva a adorarlo, rendirle alabanza, darle gratitud, y exaltar su nombre santo; nuestro corazón no puede permanecer indiferente ante la dimensión de su amor insondable, las muchas aguas del mundo ni las pruebas, jamás podrán apagar el amor de Dios, que nos amó en su Hijo, nos ama, y nos amará por siempre, por tí y por mí. Cantares 8:7 y Gálatas 2:20. Aleluya! Gloria al Santo y perfecto Amor. Nada ni nadie nos separará del amor de Dios que es en Cristo SEÑOR y Dios nuestro. Romanos 8:38-39.
Nuestro Dios Creador y Salvador es el único Dios verdadero, único que ama, cuida, sustenta, defiente y protege: YHWH es Dios grande, Jesucristo el Rey grande sobre los pequeños diosesitos del mundo. En su poderosa mano están las profundidades de la tierra y las alturas de los montes son suyas...Salmos 95:4-6.Todo lo que existe para nuestra bendición existe y le pertenece solo a Él; adoremos su grandeza y majestad y demos gracias por su infinito amor.
Lic. MEHC. Hija del Dios vivo, real y
verdadero y servidora de su reino.