¡Oh, si mis palabras se escribieran, si se grabaran en un libro! ¡Si con cincel de hierro y con plomo fueran esculpidas en piedra para siempre! Yo sé que mi Redentor vive, y al final se levantará sobre el polvo. Job 19:23-27.
Jesús le dijo: YO SOY la resurrección y La vida; el que cree en Mi, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en Mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto? Juan 11:25-26.
Pero Dios me ha ayudado hasta este día, y he aquí, yo me presento a dar testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada diferente a Moisés y los profetas, sino las mismas cosas que ellos dijeron que acontecerían: que el Cristo habría de padecer, y que Él sería las primicias de la resurrección de entre los muertos, y que Él proclamaría la luz a su pueblo y a los gentiles. Hechos 26:22-23.
Hoy en día frente a lo que vive la humanidad y lo que tendrá que enfrentar, con seguridad que muchos aprenderán a valorar la vida, pero para asegurar una vida digna y conforme a la voluntad del Padre celestial, necesitamos hablar de nuestro SEÑOR Jesucristo como nuestra vida y razón de ser nuestra existencia, fue su muerte y resurrección lo que ganó nuestra victoria sobre la enfermedad, el pecado y la muerte; Él resucitó completo y glorioso para darnos vida abundante en la tierra y vida eterna después que partimos de este lindo planeta azul llamado tierra. Por eso me ama mi Padre, porque YO pongo mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que YO de Mí mismo la pongo. Tengo poder para dar vida y para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. Juan 10:17-18.
Jesucristo no solo es la vida, Él es el Camino y la Verdad que preserva y conduce nuestra vida, no solo aquí sino después que nos vamos; y si Cristo vive nosotros estaremos vivos en Él y con Él para siempre, tal como las Escrituras y los Evangelios lo describen; nuestra vida está garantizada en su cuerpo resucitado y glorificado, lo cual se sustenta en tres evidencias importantes: 1) El impacto de la vida del SEÑOR sobre la historia en un antes y un después; 2) Toda la profecía bíblica, se cumplió al pie de la letra en la vida del SEÑOR Jesucristo; 3) Sus seguidores, llamados cristianos e hijos de Dios, se multiplican desde la antigüedad y permanecen de píe en su fe con la seguridad de la vida abundante y eterna, sin parar de proclamar las enseñanzas del Maestro en vidas transformadas y renovadas que cantan la gloria del Dios sin principio ni fin; el apóstol Pablo lo expresó así: Hijos míos, por quienes sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes. Gálatas 4:19.
Son muchas las evidencias, testimonios, investigación y estudios históricos y arqueológicos al respecto de la vida y resurrección del Gigante de la vida, se cree que han sido 333 profecías cumplidas en Nuestro SEÑOR Jesucristo, yo me centro en el texto bíblico; en mi mente no cabe la idea, ni podría contemplar la más mínima sombra de duda en negar o creer falsa la vida y Resurrección de Jesucristo, tal como lo describe la Biblia. El Dios que da la paz levantó de entre los muertos al Gran Pastor de las ovejas, a nuestro SEÑOR Jesucristo, por la sangre del pacto eterno. Hebreos 13:20.
Esta es la gran verdad y realidad de la historia que la humanidad debe aceptar si queremos vivir aquí y por la eternidad siendo salvos; todos queremos vivir de la mejor manera posible, aunque muchos ni siquiera cuidan su propia vida porque la descuidan y la dañan con muchos abusos, pero la vida es el principio y tesoro más preciado mientras caminamos por esta tierra. Como el Padre que vive me envió y YO vivo por el Padre, así mismo el que me come, él también vivirá por Mi. Juan 6:57.
Todos deseamos integridad de vida, seguridad de vida y una vida digna y feliz, eso es precisamente lo que Jesucristo nos quiere dar, solo en El podemos tener vida plena, digna y segura pase lo que pase a nuestro alrededor. Con su vida y resurrección Cristo nos sana, nos alimenta, nos acoge y nos salva; Él ha marcado los tiempos hasta el día de hoy con su vida. Él es vida porque entregó la suya por todos, desbordando más vida en su sacrificio como la mayor prueba de amor. Él es vida y vida en abundancia. Juan 10:10.
Cuando nacemos de nuevo, Cristo empieza a vivir en nosotros como el manantial y única fuente de agua viva que sacia toda sed del corazón humano; yo misma soy un testimonio real del Jesús vivo de manera personal; Él me ha impactado con su revelación en visiones, sueños y audiblemente, no solo ha quebrantado mi esencia humana y he caído a sus pies tirada en el suelo, sino que Él ha ganado mi corazón y mi alma y le he entregado totalmente mi existencia para servir en su reino, puedo decir como el profeta: Oh, SEÑOR, Tú has ganado, y me has seducido; fuiste más fuerte que yo y me has vencido… Jeremías 20:7-9. Él me ha vencido con su infinita personalidad bondadosa cargada de amor perdonador y acogedor.
La vida que da Cristo es luz y fuerza que hace posible la vida nueva, 2 Corintios 5:17, con Él es posible vivir para el Padre y participar de la vida poderosa del Hijo conociéndolo y caminando con Él. Es en Cristo que se hace posible la vida santa en el cuerpo físico y la pureza espiritual, con la seguridad que un día tendremos uno nuevo cuerpo glorificado porque hemos sido revestidos de Cristo como nuevos seres humanos permitiendo que El habite en nuestro corazón. Porque todos los que hemos sido bautizados en Cristo, de Cristo estamos revestidos. Gálatas 3:27.
El ser humano tiene sed de vida y de eternidad, por eso ha sido creado para beber de la Fuente viva de Dios que está en el Espíritu que Cristo nos dejó como amigo y compañero, nadie puede ser saciado hasta que se encuentre con su Creador y Salvador, y eso está en el hecho más importante que es Cristo vuelto a la vida saliendo del sepulcro para subir de nuevo a su trono eterno, lo cual creemos y compartimos hasta hoy. Solo los cristianos sustentamos la gloriosa explosión de la vida que brota de nuestro SEÑOR Jesucristo; Él es la comida y la bebida que necesitamos para vivir, algo que Él mismo estuvo declarando y recordando a los seguidores mientras celebraba la cena y que luego recordó el apóstol: La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? 1 Corintios 10:16-22.
Como la comida y el agua son vida al cuerpo físico, Cristo es el alimento y la fuente de vida en el Espíritu para que tengamos vida completa, Él en nosotros es nuestro pan de vida y su sangre que nos lava es fuente de vida que calma nuestra sed de justicia con el vino de su Espíritu que alegra nuestro existencia mientras peregrinamos. Que nuestro Redentor haya resucitado dejando pruebas indubitables de su volver al cielo, es vida para el alma y gozo para los creyentes, Él era, es y será siempre el Victorioso sobre la muerte para libertad de vida, levantado con el poder del Aliento de vida…Él es quien da a todos vida y aliento a todas las cosas. Hechos 17:25..
La aparición de Jesucristo de entre los muertos fue el sello de vida del Padre y profetizado desde la antigüedad, por lo tanto, Él Aliento de vida levantó de entre los muertos al Hijo reconociéndolo públicamente: Y si el Espíritu de Aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en nosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús, dará vida a nuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en nosotros. Romanos 8:11..
El sermón de Pedro el día de Pentecostés estuvo total y enteramente basado en las evidencias de vida del Hijo de Dios después de su muerte, la persona resucitada de Jesucristo nos provee los medios para participar de la vida en Dios, su gloriosa resurrección y ascensión explican y dan razón de la vida victoriosa anticipada y profetizada: Cristo, única experiencia de vida plena para la humanidad por más de 20 siglos, seguirá siéndolo por la eternidad. La vida visible de Cristo entre su pueblo y su levantamiento del sepulcro dio lugar a la vida nueva en el Espíritu y con Pentecostés se ensanchó su obra mesiánica vivificante sobre la tierra. Pero ustedes negaron al Santo y al Justo, y pidieron que se les diese un homicida, mataron al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos…Así que, arrepiéntanse y conviértanse a Él, para que sean borrados sus pecados; para que vengan de la presencia del SEÑOR tiempos de refrigerio. Hechos 3:14-15 y 19.
Todo aquel que encuentra la fuente de vida, provoca hambre y sed en muchos más, porque en la vida de Cristo estamos capacitados para hacer mayores obras que las que Él hizo y son muchos a nuestro lado que necesitan volver a la vida para salir de entre los muertos y emprender el Camino a casa en una vida verdaderamente mejor. A ustedes Dios designó primero, y mandó a su Hijo, bendiciéndolos si ustedes se vuelven a Él y se arrepienten de sus pecados. Hechos, 3:26.
De la muerte y resurrección de Cristo brotó la vida nueva para hacer posible la creación de un nuevo mundo desde lo espiritual y sobrenatural hacia lo físico y natural dando lugar a vidas santas con nuevas posibilidades y esperanzas de justicia, alegría y paz. Jesucristo fue la semilla enterrada que comenzó a germinar vida nueva con gran fuerza y poder, una muerte que fecundó en explosión de vida, porque era el Buen Pastor dando su vida por sus ovejas voluntariamente, Juan 3:14-15 y 17:19.
El levantamiento de Jesús de entre los muertos es y será categórica y eternamente el fundamento de la vida de fe en la creencia espiritual del bien y la forma de vivir que se requiere para el pueblo de Dios disperso por la tierra como testimonio y fundamento férreo y convincente de la vida gloriosa del Dios real y verdadero; la vida resurrecta de Cristo ha permeado íntima y estrechamente la vida de los hijos de Dios desde el primer siglo de la era cristiana y seguirá así mientras el Aliento de vida esté en medio de la humanidad. A Cristo, que no conoció pecado, el Padre lo hizo pecado por nosotros, para que nosotros en Él lleguemos a participar de la vida santa de Dios. 2 Corintios 5:21.
La muerte de Cristo es vida pura desde nuestro interior para que podamos servir a su Reino participando de la vida santa de Cristo, el énfasis de las Buenas Nuevas es vida para salvación, el Evangelio emana de su vida y ministerio hasta su muerte y resurrección, para que los piadosos sigan a su Maestro y SEÑOR que pudo vencer, la muerte, el pecado, el mundo y las tinieblas, con santidad y obediencia al Padre por amor a la humanidad en medio de un mundo pagano. Cristo mostró integridad de vida con la gente, por eso hoy vemos creyentes que mediante su vida de fe en Jesucristo, radicalmente hemos transformado nuestra vida, pasando de ser un humano común a una nueva persona, a imagen y semejanza del Resucitado, con el cual nos identificamos y nos hacemos ciudadanos de su reino; Pablo dijo algo que debemos aplicar nosotros para tener la clase de vida que debemos tener como hijos de dios: Todo lo he perdido con el fin de conocer a Cristo, para experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a Él en su muerte. Filipenses 3:10.
Después de haber pasado por el sufrimiento, el padecimiento del madero, la muerte de la cruz y la resurrección, la vida que se nos ofrece en Cristo, es el gran regalo que nos da el Padre para declarar con fe firme, confianza y seguridad, que nunca antes ni después, se ha hecho ni presenciado cosa semejante sobre la faz de la tierra. Algunas religiones hablan de sus fundadores y se glorían en sus líderes, pero nadie ha sustentado algo tan grande, extraordinario y maravilloso, como el fundamento de la fe cristiana que enraíza vida con gozo de salvación. Envió el Padre a su Hijo único a este mundo para darnos la vida por medio de Él; así se manifestó el amor de Dios entre nosotros. 1 Juan 4:9-10.
La vida, muerte y resurrección de nuestro Salvador no es solo un trasfondo histórico, es algo de dimensiones impactantes en el tiempo y por todos los siglos porque se sigue proclamando su vida en su evangelio por todos los rincones de la tierra y son miles los que nacen a la vida de Dios cada día al reconocer a Jesucristo. Por lo cual mi corazón se regocija y mi gloria se llena de júbilo; y mi carne habitará segura, porque no abandonaste mi alma en el seol, ni permitiste que tu Santo viera corrupción. Salmos 16:9-10.
Porque en primer lugar yo les entregué según lo que recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, como está escrito; que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, como está escrito, y se apareció a Cefas, después a los doce. Luego se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos todavía viven, y algunos ya han dormido. Después de estos, se apareció a Jacobo, luego a todos los apóstoles, y al último de todos, como a un nacido fuera de tiempo, también se me apareció a mí…Pablo…1 Corintios 15:1-11.
El NT nos ofrece la absoluta esperanza de vida en la convicción y certeza de fe en Jesús que permanece no solo en los anales de la historia, sino en el corazón de millones de seguidores y discípulos que han tenido un encuentro personal con Él, y que constituye la mayor motivación a la vida espiritual y la fe manifiesta en hechos de amor que exaltan su nombre en todos los que se acercan a Cristo para buscar un cambio genuino en su estilo de vida porque creen con su corazón que pueden ser salvos en Él. YO SOY el que vive; estuve muerto, pero de nuevo SOY el que vive por los siglos de los siglos. Apocalipsis 1:18.
El Cristo vivo habla, oye, responde oraciones, cuida, defiende, aboga y vela por sus hijos y por su creación, pero los que niegan a Cristo y su resurrección, también niegan su divinidad, su amor y su obra redentora, quedando expuestos a juicio y a ser juguetes en las manos del maligno…Porque no envió el Padre a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por medio de Él. El que cree en el Hijo es salvo, pero el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito Hijo de Dios…Juan 3:16-19.
La vida de fe del cristianismo y su confianza en el Hijo de Dios NO se trata de nuevas leyes morales, ni de celebraciones de dogmas, ni de practicar ritos religiosos, sino de una nueva actitud de vida frente a la vida con Dios y con los semejantes que saben vivir en comunidad teniendo a Jesucristo como Cabeza. Tampoco es una fe basada en ficción, ni alimentada sobre el engaño de hombres mortales que inventaron su doctrina y quedaron en la tumba para siempre. Porque Dios, que es rico en misericordia, nos manifestó su inmenso amor, y a los que estábamos muertos por el pecado, nos dio vida en Cristo. Efesios 2:4-5. Efesios 5:1-2.
La evidencia de vida, sufrimiento, muerte y resurrección milagrosa y gloriosa del Cristo Redentor, deja Las Escrituras satisfactoriamente ratificadas y confirmadas en su integridad y veracidad punto por punto como en un caso en el estrado de un juez que considera pruebas y evidencias en detalle, pero este es un caso legal de sin igual importancia, en la vida santa del Dador de vida y victoria contra el pecado para que también su Iglesia viva como Él vivió. Cristo Jesús, nuestro Salvador, destruyó la muerte haciendo resplandecer la vida y la inmortalidad por medio del Evangelio. 2 Timoteo 1:10.
Una vibración profunda conmueve las entrañas de todo mi ser, al contemplar la gloriosa resurrección de Aquel que lo dio todo por mí, en un heróico acto de amor sacrificial que tuvo el poder y la majestad de marcar mi vida con nueva vida por su victoria y para la eternidad.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino eterno.