LLENURA DEL ESPÍRITU SANTO PARA SER SOSTENERNOS HASTA EL FIN.
En el día de pentacostés, estaban todos reunidos unánimes, y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, y llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos, y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar nuevas lenguas según el Espíritu les daba que hablasen. Hechos 2:1-4.
Yo estoy lleno de poder del Espíritu del SEÑOR, lleno de juicio y de valor para dar a conocer al pueblo de Dios su rebelión, y al mundo su pecado. Miqueas 3:8.
Entonces Esteban, lleno del Espíritu de Dios, fijó los ojos en el cielo, y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la diestra del Padre. Y apedreaban a Esteban, mientras el invocaba al SEÑOR y decía: SEÑOR Jesús recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: SEÑOR, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió. Hechos 7:55, 59-60.
Es momento de afirmar nuestra fe y entrega en Jesucristo, olvidándonos definitivamente del mundo, para ser sabios en la palabra, radicales en fe y fieles a Dios, como lo hizo Esteban siendo perseguido y asesinado por los enemigos de Cristo y sus seguidores; la llenura del Espiritu en Esteban eran tan grande, que agonizaba, pero parecía no sentír dolor, porque expresaba misericordia por sus verdugos, y como Cristo, agonizaba, oraba y perdonaba viendo arriba la gloria de Dios, porque no era Esteban, era Jesucristo a través de él, por el poder de la llenura del Espíritu Santo, cumpliendo el SEÑOR la promesa de darnos de su Espíritu. Este será el Pacto con mi pueblo, dice el SEÑOR: mi Espíritu está sobre ti; y las palabras, que puse en tu boca, no faltarán de tu boca; las enseñanzas que les he dado no se apartarán jamás de ustedes ni de sus descendientes desde ahora y para siempre. Isaías 59:21
Recordemos que hemos sido sellados para Dios con el Espíritu Santo, y que por lo tanto, somos templos vivos de su Espíritu que nos habita, por eso el Padre sigue buscando y requiere de personas llenas de su Espíritu en todas las épocas de la historia, pues los tiempos nunca han sido fáciles, y los finales, mucho menos, tendremos que pagar el precio de la fidelidad y firmeza de nuestro amor a Dios, de manera radical, con una fe inconmovible y una confianza sólida en la persona del Espíritu de Cristo que nos ayuda, sostiene, aconseja y fortalece pues Él es nuestro parakleto, intercesor y abogado, y nosotros somos guerreros de Dios y soldados de la cruz, 2 Timoteo 2; No se embriaguen con vino, en lo cual hay descontrol, sean llenos del Espíritu Santo. Efesios 5:18
Es el momento en que el pueblo de Dios debe estar más firme que nunca, y la manera de hacerlo es ser llenos del Espíritu Santo, orando habitualmente en el Espíritu sin parar, y eso se hace al hablar en lenguas, allí se desarrolla la fe perfecta, que el cerebro humano no entiende, pero Dios sí sabe lo que decimos y pensamos por el espíritu, cuando estamos conectados a su Espiritu, y porque las lenguas nos permiten cargar nuevas fuerzas espiriruales, lo cual es una tremenda arma que deja loco al diablo que no entiende nada, pues estamos sometidos a Dios, dependemos de Él y resistimos al enemigo. Santiago 4:7.
Pablo experimentó este don y arma perfecta por eso dijo: hablo en lenguas más que todos ustedes juntos, 1 Corintios 14:18, asi obtuvo la revelación del NT; hay evidencias cientificas que dicen que hablar en lenguas no proviene de nuestro cerebro, sino de nuestro espíritu conectado con Dios, eso son los ríos de agua viva que brotan de nuestro interior, lo cua dijo el SEÑOR Jesucristo, por creer en Él y creerle a Él. Juan 7:37-39.
Esta hermosa herramienta celestial es una de nuestras poderosas armas secretas para no salir de la voluntad y la presencia de Dios, hacer huir al diablo y obtener revelaciones del cielo; esta es la forma de vivir en el Espíritu, orando en lenguas por donde vamos, sin mover los labios, porque es algo espirirual, y que se debe convertir en hábito en nuestra vida, para ser verdaderos testigos de Cristo, pues somos portadores de la gloria de su Espíritu Santo; entonces será Él quien se deje ver y oir, mientras hacemos nuestra parte de poner la fe en acción, y que es el mayor de los dones porque las lenguas nos introducen en lo sobrenatural y glorioso de Dios por el don del Espíritu. 1 Corintios 13:13.
Sin el Espíritu de Dios no podemos vivir ni servir a Dios, Él es quien nos sostiene, forralece y nos ayuda a perseverar hasta el final y Él está despertando a muchos para grandes moveres, y poderosos cambios en nueva unción, para estar despiertos, activos y controlados por el divino Espíritu; es Él quien nos llama a llenarnos de su presencia deseando acabar de una vez por todas con el raquitismo mental, la corta visión profética, la tibieza espiritual y las debilidades del traicionero corazón, pues es Dios a través de Él que experimentamos libertad; todo lo que estamos viendo es una anticipación de algo grande que sucederá, donde Dios actuará a favor de los que han de ser salvos con la presencia de su Espíritu moviéndose entre los justos de manera extraordinaria y quema con su fuego mucha maldad. Los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que adoramos a Dios movidos por su Espíritu Santo, porque nos gozamos de pertenecer a Cristo Jesús, y no ponemos nuestra confianza en cosas externas. Filipenses 3:3.
El Espíritu Santo es esperanza de vida, es poder para vencer, es la fuente del fruto y la gracia de los dones, y todo lo que nos mantiene unidos al SEÑOR para permanecer ungidos con el aceite de su presencia, mientras nos gozamos con el mejor vino, resevado para el final, Juan 2:10. Él Espíritu Santo nos capacita para compartir a Cristo amando a todos sin excepción y reflejando el carácter del Maestro; tenemos el don del Espíritu porque hemos nacido de nuevo, hemos madurado y hemos sido transformados en Él para gloria del Padre y bendición de muchos, con el fin de atraer a miles con la fuerza de la palabra, porque será predicado el Evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin, Mateo 24:14; llegó el momento de hacer temblar a las naciones ardiendo en el fuego del Espíritu de Dios con el testimonio de las Buenas Nuevas. Después de que oraron, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con valor y sabiduría. Hechos 4:31.
Estar llenos del Espíritu, implica mantenernos en comunión con Él, conectados en mente, corazón y acciones al fluir de Dios, encarnando las cualidades del carácter de nuestro SEÑOR Jesucristo, en el fuego de la unción que transforma con la misericordia, bondad y generosidad que irradia la presencia serena y poderosa del Espíritu de Dios en nosotros, en lo que somos, expresamos y hacemos, siempre con integridad y honestidad en todas las áreas y momentos de nuestro Caminar Con Pasos Firmes en Dios, coherentes con la fe que profesamos y nuestra devoción a Dios. Los discípulos estaban continuamente llenos de gozo y del Espíritu Santo. Hechos 13:52.
Estar llenos del Espíritu es cuestión de disposición y fuerza para correr la segunda milla, dejándonos tratar por el Alfarero, para cambiar la debilidad en fortaleza, dejando de ser insipientes para ser sal y luz de Cristo revelado en nuestro ser, hablando de Él con sabiduría y denuedo, pagando el precio de la entrega y el compromiso, con genuina conducta de hijos de Dios como lo es nuestro Maestro Jesús; siempre prestos para sanar, liberar y restaurar, como dice Isaías 61:1-3; esto es algo que va más allá de una simple religión, pues la verdadera fe en Dios y su palabra produce cambios extraordinarios, palpables, visibles y reales. Pedro lleno del Espíritu habló con denuedo a todos, incluyendo la exhortación a los gobernantes…Porque en ningún otro hay salvación; pues no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y reconocían que habían estado con Jesús...Hechos 4:8-13.
Alguien lleno del Espíritu Santo tiene ciertas características que la hacen actuar de diferente manera al común de la gente, porque cultiva intimidad con Dios, tiene vida de oración, intercede y se mueve en fe obediente; es alguien de fe y confianza inquebrantable en Dios y su palabra, es un discípulo valiente y corajudo que no para de trabajar por el reino porque es feliz compartiendo su fe en espíritu y verdad, Hechos 1:8; alaba y adora continuamente, trascendiendo de lo natural a lo sobrenatural para superar la superficialidad del mundo, inundados con la gloriosa presencia de Dios, por eso no estamos con sentimentalismos ni emocionalismos fugaces de la carne. Y nadie conoce las cosas de Dios, sino por el Espíritu de Dios…Y nosotros hemos recibió el Espíritu que proviene de Dios para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos con la sabiduría que enseña el Espíritu…1 Corintios 2:10-16.
No somos nosotros mismos, sino el Espíritu Santo que opera en templos vivos y santos que mantienen el fuego ardiendo en el altar de nuestro ser, con carácter apasionado amando a Jesucristo, porque en cada miembro de su cuerpo, y de manera visible, Él nos desafía en retos más allá de lo ordinario, para ver lo extraordinario en la vida cotidiana, ahora es el tiempo de llegar a este nivel de espiritualidad, cuando vemos que aquel día se acerca. Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde esperamos ansiosamente que venga el Salvador, nuestro SEÑOR Jesucristo, porque Él transformará nuestro cuerpo para que sea como su propio cuerpo glorioso, y esto lo hará con el poder y dominio que Él tiene de sujetar todas las cosas a sí mismo. Filipenses 3:20-21.
Una persona llena del Espíritu Santo es humilde y generosa, que irradiando la paz y serenidad que imparte Dios al corazón que se rinde, se somete y depende de Él; sea la circunstancia que sea, si estamos llenos del Espíritu, reflejamos la vida de Cristo, quien nos dio evidencias y ejemplo de permanecer lleno del Espíritu Santo, en todo su ministerio, y en las horas más profundas de dolor que tuvo que padecer en la cruz, a causa de su amor salvador por nosotros; fue por la llenura del Espíritu que Jesús fue tentado pero venció, y fue luz en este mundo oscuro otorgando amor, perdón y misericordia aun en su agonía. Lucas 4:1-21; No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Gálatas 6:9.
Una persona llena del Espíritu, obra así:
1. Cultiva el hábito de la oración ferviente. Cercano está el SEÑOR a los que lo invocan de corazón. Salmos 145:18. La oración es el arma espiritual más poderosa y la herramienta de fe más grandiosa que Dios nos ha dado, es el principio fundamental de quienes queremos mantener una conexión profunda con Dios, a través del Espíritu Santo que nos enseña a orar y Él mismo gime por nosotros para mantenernos alineados a la voluntad de Dios, así, con su ayuda cumplimos el propósito de vida con que Dios nos trajo a este mundo. En la mañana, en la tarde, y al medio día, oraré y clamaré a Ti SEÑOR, porque Tú oyes mi voz. Salmos 55:17.
2. Profundiza Las Escrituras cada día de su vida. Hijo mío, si recibes mis palabras y atesoras mis mandamientos dentro de ti, dando oído a la sabiduría e inclinando tu corazón al entendimiento; y si clamas a la inteligencia, si la buscas como plata, y la procuras como a un tesoro escondido, entonces entenderás el temor de Dios…Proverbios 2:1-8. Cuando nos sumergimos en la Biblia y meditamos en sus enseñanzas, con mente abierta y corazón dispuesto, vivimos en temor reverente a Dios apercibidos de su omnipresencia, experimentando a cada paso una profunda transformación de nuestro carácter para mostrarnos nuevos de adentro hacia afuera.
Cada palabra y texto bíblico son revelaciones divinas que no podemos pasar por alto, pues es a través de la palabra y nuestra relación con Dios, que conocemos y sabemos los pensamientos y el corazones de Dios, para comprender mejor sus planes y propósito en el mover de su justicia sobre la tierra; nuestro SEÑOR nos dio ejemplo en el estudio y profundización de la Escritura, pues siendo apenas un niño de doce años, ya participaba con los doctores de la ley en la sinagoga; el Espíritu y la palabra trabajan juntos ayudándonos a agudizar el discernimiento de espíritus para separar el bien del mal, la verdad y la mentira, así como lo que es sana doctrina y lo que es error, por eso la palabra es lámpara a nuestros pies y luz en nuestro camino. Salmos 119:105.
3. Cultiva el arte de escuchar con atención. Te ruego que escuches la voz del SEÑOR en lo que te digo, te irá bien y vivirás. Jeremías 38:20. Saber escuchar es todo un arte que nos permite recibir instrucciones de Dios a través de su Espíritu, que sintoniza nuestra mente y corazón con el SEÑOR Jesús para captar los suaves y sutiles susurros de Dios en nuestra cotidianidad, lo cual es posible al desarrollar nuestra comunicación con Cristo, entrenando así nuestros sentidos a la dulce y delicada voz del Espíritu Santo que continuamente nos da revelación y entendimiento. Escuchen mi voz, YO seré su Dios y ustedes serán mi pueblo, así andarán en todo camino que YO los envié y les irá bien. Jeremías 7:23.
Escuchar es algo más que oír, se trata de ser receptivos y sensibles a la presencia de Dios, viviendo aterrizados espiritualmente a la realidad de los acontecimientos del mundo, con relación a lo que dice la Biblia por el Espíritu Santo…Y tras el terremoto un fugo; pero YHWH no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz diciendo: ¿qué haces Elías? 1 Reyes 19:9-13
4. Vive comprometido con la verdad. Que estén nuestros corazones enteramente dedicados al SEÑOR nuestro Dios, para que andemos en sus estatutos y guardemos sus mandamientos cada día. 1 Reyes 8:61. Estar comprometidos con la verdad de Dios es algo propio de aquellos que están llenos del Espíritu Santo porque mantienen la mirada en Jesús para seguir su modelo de vida y caminar tras sus pisadas, deseando no torcerse ni a la derecha ni a la izquierda, pues Jesucristo encarna la verdad.
Nuestro SEÑOR Jesucristo es nuestro compromiso de verdad porque es nuestro Salvador, el Camino, la Verdad y la Vida que nos ha hecho libres. Cuando venga el Espíritu de verdad, Él los guiará a todo lo que es verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga del Padre y les hará saber las cosas que han de venir. Juan 16:7 y 13.
Jesús vivió la verdad del Padre en cada área de su vida terrenal durante su ministerio, sus enseñanzas, conducta y acciones mostraron siempre su carácter alineado a la verdad de Dios; porque estar comprometidos con la verdad significa vivir con sinceridad y honestidad a toda prueba en todo momento de la vida, guardando los principios morales y éticos que enseña la Biblia, aún bajo la presión y la tentación. Nada me produce más alegría que saber que mis hijos practican la verdad. 1 Juan 1:6.
Vivir comprometidos con la verdad nos permite andar en el camino correcto, afrontando pruebas sin comprometer la verdad por conveniencia o por evitar conflictos y sufrimiento, sino venciendo con la palabra todo engaño, permaneciendo inamovibles y arraigados en Cristo para rechazar toda falsedad e imitación de fe, demostrando autenticidad a todo nivel y reflejando una profunda conexión con el carácter de Jesús, fuente de toda verdad, que con verdad plantea la plenitud de la vida, para andar con trasparencia delante de Dios y con honestidad y respeto al prójimo. Y al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo, como Aquel que es la cabeza, es decir, Cristo. Efesios 4:15.
5. Su fe obediente y su Esperanza en Dios son inquebrantables. La obediencia a Dios es la mayor adoración, y si no somos obedientes a Él, no podremos entender la Escritura por mucho que se estudie, pero a medida que avanzamos en el Camino de Dios maduramos para llegar a ser maestros con el testimonio y la palabra encarnada en nosotros; obedecer a Dios es la llave que desata mucha bendición a todo lo nuestro, generando en cada vez en nosotros un corazón agradecido y lleno de contentamiento para con Dios, pues la obediencia genera agradecimiento, y debe ser nuestra primera respuesta al inmensurable amor de Cristo por morir en la cruz en el lugar de cada pecador. A Dios le agrada más que se le obedezca y no que se le hagan sacrificios, y prestarle atención es mucho más importante que cualquier otra cosa. 1 Samuel 5:22.
La obediencia surge de corazones que en verdad aman y temen reverentemente a Dios, deseando vivir puros para Él y alegrándole en todo; obedecer al SEÑOR es elegir bien para tener dirección en la vida, tener claro nuestro propósito, ejecutar el llamado, y poder gozar con libertad del amor y la presencia de Dios; obedecer nos representa ver más oraciones respondidas, prosperar en todo lo que hacemos, disfrutar de amistad estrecha con Jesús y unidad con el Espíritu Santo; entonces podremos imitarlo a Él con mayor facilidad, estaremos siempre seguros, vamos siendo perfeccionados y llegamos a ser más comprensivos con todos por la guía del Espíritu que vive en nosotros, Él siempre dispuesto a ayudarnos y afirmarnos con el Padre, haciéndonos sentir satisfechos, serenos y con la esperanza del favor continuo de Dios. No se contenten solo con escuchar mi palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica con obediencia. Santiago 1:22.
6. Se caracteriza por ser humilde y manso. Anden como es digno de la vocación con que fueron llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándose con paciencia unos a otros en amor, prestos a guardar la unidad en el Espíritu en el vínculo de la paz…Efesios 4:1-4. La humildad y la mansedumbre reposan en un corazón sencillo, una persona llena del Espíritu Santo, que permite la manifestación de Dios en sí mismo cuando reconocemos nuestra pequeñez y la necesidad de depender de Dios al 100%, no siendo sabios en nuestra propia opinión, Romanos 12:16. Una persona humilde y mansa, no confía en sí misma porque sabe que es limitada y por sí mismos no vemos más allá de lo que realmente debemos ver en el Espíritu. Si tu jefe se enoja contra ti, no salgas de tu lugar, porque la mansedumbre pondrá remedio a grandes errores. Eclesiastés 10:4.
Desde su nacimiento hasta su muerte el SEÑOR Jesucristo nos dejó ejemplo de humildad, mansedumbre y sencillez de corazón, Él es nuestro ejemplo supremo que no se aferró a ser Hijo de Dios sino que se hizo siervo, siendo Dios se humilló al nivel humano para venir a servir y entregar su vida por cada pecador, Efesios 26-9; Él mostró total sumisión y dependencia del Padre celestial bajo la dirección del Espíritu que lo llevó al desierto para ser probado en su naturaleza humana; con su humildad Jesús lavó los pies de sus discípulos porque la verdadera grandeza en el reino de Dios está en la humildad y el servicio en entrega amorosa. Nada hagan por contienda o vanagloria; háganlo todo con verdadera humildad estimando a los demás como superiores a ustedes mismos. Filipenses 2:3.
7. Es alguien amoroso y dado al perdón. Y sobre todas las cosas, ámense profundamente, porque el amor tiene el poder de perdonar muchas cosas. 1 Pedro 4:8. Amar y perdonar son mandatos de Dios, pero a la vez, somos nosotros los que decidimos hacerlo o no, reflejando el verdadero corazón que tenemos. El amor y el perdón ocupan el centro del mensaje salvador del SEÑOR Jesucristo, una persona llena del Espíritu Santo, ama intensamente a Dios y por lo tanto su amor hacia el prójimo es visible y manifiesto; Por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho; pero quien poco ama, poco se le perdona. Lucas 7:47.
8. Practica el contentamiento y la gratitud. Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento. 1 Timoteo 6:6. Permanecer satisfechos y agradecidos con lo que recibimos a diario de Dios, es propio de una persona que camina en el Espíritu reconociendo cada día las bondades y misericordias de Dios, lo cual contribuye a que nos mantengamos humildes y conscientes de las muchas formas en que nuestro Padre celestial nos rodea de su amor, favor y protección, desde los detalles más sencillos hasta lo más complejo. Estén siempre alegres, oren si cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para con ustedes en Cristo Jesús. 1 Tesalonicenses 5:16-18.
Ser agradecidos nos permite mantener un espíritu de contentamiento cambia nuestra perspectiva con respecto a la vida, centrándonos en lo que tenemos y disfrutamos y no en lo que nos pudiera faltar, aprendiendo a ver la mano bondadosa y bienhechora de Dios a cada paso que damos llenando nuestro corazón con un alto sentido de gratitud, llevándonos a responder a Dios con alabanza y adoración; Mejor es lo poco con justicia, que la muchedumbre de frutos sin derecho. Proverbios 16:8.
9. Es paciente, pacífico y tolerante. Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración. Romanos 12:12. La paciencia, la paz y la tolerancia que es templanza, son fruto del Espíritu Santo, por lo tanto, una persona llena del Espíritu Santo, como resultado de su intimidad con Dios, manifiesta el fruto con quienes lo rodea.
Ser pacientes, pacificadores y tolerantes es sabiduría del Espíritu que enriquece las relaciones humanas con amor al servicio, inteligencia y actitud amable, acompañado de un rostro alegre y resplandeciente, lo cual fomenta un ambiente pacificador de armonía y respeto, porque una persona llena del Espíritu es alguien que irradia la luz de Cristo, y para mostrar que somos verdaderamente de Cristo, no nos queda otra opción que ser llenos de su Espíritu. El que es paciente muestra gran discernimiento; el que es agresivo muestra mucha insensatez. Proverbios 14:29. Sean siempre humildes, amables, pacientes y tolerantes unos a otros en amor. Efesios 4:2.
El fruto del Espíritu Santo fueron virtudes notorias en nuestro SEÑOR Jesucristo dejando un poderoso ejemplo al ser paciente, pacífico y tolerante para con todos a su paso, lo cual es reflejo claro del amor de Dios luchando a diario con débiles discípulos que cometían errores, pero instruyéndolos pacientemente, una y otra vez, soportando sus falencias sin recriminarles, sino mostrando comprensión y afecto con cada uno de ellos, y respondiendo preguntas a las multitudes. En cuanto les sea posible y dependa de ustedes, estén en paz con todos los hombres. Romanos 2:18. Por tanto, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del SEÑOR. Miren cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tengan también ustedes paciencia, y afirmen sus corazones; porque la venida del SEÑOR se acerca. Santiago 5:7-8.
10. Es compasivo y comprensivo. Sean, pues, profundamente compasivos, benignos, humildes, pacientes y compresivos. Sopórtense mutuamente, y así como el SEÑOR los perdonó, también perdónense ustedes, cuando alguno tenga queja contra otro. Y por, sobre todo, practiquen el amor que todo lo hace perfecto…Colosenses 3:12-24. La compasión y la comprensión son atributos propios de Dios, por lo tanto, una persona llena del Espíritu posee estas virtudes en la práctica, pues ya no vivimos nosotros, sino que Cristo vive en el creyente, para desplegar en la cotidianidad actos de compasión que es misericordia y comprensión que es empatía hacia los demás;
Jesús se caracterizó por comprender al pecador sin hacer reproches, pero teniendo compasión por los necesitados de perdón, sanidad, liberación y levantando a muchos para ser salvos, así que. si somos como Él, podremos actuar como Él lo haría en nuestro lugar. Al bajar Jesús de la barca vio a la multitud, y sintió compasión por ellos y sanó a los enfermos que llevaban. Mateo 14:14.
Ser compasivos y comprensivos significa que siempre estamos dispuestos a ayudar y servir a quien Dios pone a nuestro paso; una persona llena del Espíritu genera confianza y tranquilidad a los demás para permitir el acceso del consuelo de Dios; ser compasivos y misericordiosos es algo que va más allá de entender las luchas y padecimientos de otros, es sentir el dolor de ellos poniéndonos en su lugar y discernir por el Espíritu a quién y cómo ayudar a alguien en un momento dado, porque sentimos su necesidad en nuestro corazón, como lo hizo el SEÑOR con la mujer adúltera a quien querían apedrear…Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie que la acusara, sino a la mujer, le dijo: mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¡Ninguno te condenó! Ella dijo: ninguno, SEÑOR. Entonces Jesús le dijo: Ni YO te condeno; vete y no peques más. Juan 8:3-11.
11. Tiene la capacidad de enseñar. Así también nosotros, puesto que anhelamos dones espirituales, procuremos abundar en ellos para la edificación del cuerpo de Cristo.1 Corintios 14:12. Una persona llena del Espíritu se ocupa en estudiar, escudriñar las Escrituras para poner por obra la palabra de Dios en su vida, con el fin de hacer discípulos fuertes en la fe, consolidando la edificación del pueblo de Dios, y proyectando hacia el mundo el reino de los cielos, para que otros lleguen a conocer a Cristo, sean salvos, crezcan y sean maduros, cumpliendo así la Gran Comisión, pues entiende lo que significa ser pescadores de hombres. Porque tenemos dones diferentes, según la gracia que nos ha sido dada en el Espíritu Santo; a unos la profecía, a otros la fe, a otros el servicio, a otros la enseñanza, a otros exhortar; a otros dar con generosidad, a otros dirigir, y a otros tener misericordia, pero que todo se haga con alegría. Romanos 12:6-8.
12. Es santo y puro delante de Dios y de los hombres. Hemos sido lavados, pero también santificados y justificados en el nombre del SEÑOR Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios. 1 Corintios 6:11. El Espíritu Santo es la fuente de nuestra santidad, por el conocimiento de Dios Padre, la palabra, y la obra santificadora del Espíritu Santo nos hace odiar el pecado para rendirnos al SEÑOR, llamados a obedecer a Jesucristo y ser limpios por haber sido rociados con su sangre que nos limpia de todo pecado por su gracia salvadora; por eso hemos muerto a la carne y sus pasiones para no cometer pecados deliberados de impureza sexual que son contra nuestro propio cuerpo, ofendiendo y afrentando al Espíritu Santo que habita en nosotros que somos no solo su templo, sino su altar santo, y nuestro cuerpo le pertenece a Él. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, y estos dos se oponen uno al otro, de manera que no podemos hacer lo que nos plazca. Gálatas 5:17.
El Espíritu Santo es totalmente necesario porque en realidad todo se hace por medio de Él, y ni el Padre ni el Hijo obran sin el Espíritu Santo que es su propia naturaleza y su propia esencia; cuando somos sellados con Espíritu, Él nos llena totalmente, así nunca nos separamos del Espíritu ni del SEÑOR Jesús, por lo tanto, no podemos fácilmente ser arrastrados al mal, pero el pecado en el cristiano provoca la ruptura de la comunión con Dios, haciendo que el Espíritu Santo se contristezca y se apague, por eso hay creyentes débiles, tibios y flojos en el servicio y la consagración a Dios, poco interesados en su pureza espiritual y personal e inclinados al mundo; pecar deliberadamente es infidelidad a Dios y su gracia, un gran obstáculo al fluir del Espíritu Santo. No hagan que se entristezca el Espíritu Santo…Efesios 4:30.
Llenémonos del Espíritu Santo, Él es nuestro mayor tesoro y más grande riqueza que poseemos para conducirnos como verdaderos creyentes, seguidores y testigos de Jesucristo todo el tiempo de nuestro peregrinaje por este mundo, para ser santos, vivir en paz, ser humildes, alabar a Dios, que haya amor entre los esposos, trabajar con responsabilidad, honrar a los padres, etc., conduciéndonos rectamente aún en cosas sencillas, porque allí, en las cosas pequeñas, también Dios se manifiesta. Tenemos este tesoro en vasijas de barro, para demostrar que el extraordinario poder de Dios que obra en nuestra vida, no viene de nosotros, sino de Dios. 2 Corintios 4:7.
Hay poder del Espíritu para exaltar a Dios y ser de bendición y testimonio a otros, en cualquier cosa que el SEÑOR nos ponga a realizar, necesitamos de su poder y que Él lo haga a través de nosotros, pues aunque nos parezcan cosas pequeñas, para Dios no lo son, todo lo que hagamos en su nombre, siempre es grande, pues es el poder de Dios que obra en nosotros, mucho más de lo que podríamos pedir o imaginar. Efesios 3:20…No andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu…y los que viven conforme al Espíritu, piensan en las cosas del Espíritu…si en verdad el Espíritu habita en nosotros…y tenemos vida por el Espíritu que habita en nosotros. Romanos 8:2-11.
Estar llenos del Espíritu Santo, no trata solo el manifestar los grandes dones sobrenaturales, sino manifestar a la persona de Jesucristo en el diario vivir como creyente, siendo amables con todos y compartiendo el evangelio a un desconocido, cuando nos conmovemos hasta las lágrimas ante la miseria ajena, cuando alabamos y adoramos a Dios sintiendo su presencia amorosa; El Espíritu Santo es el mejor acompañante de nuestra jornada, Él está siempre ahí, cerca de nosotros y en nosotros porque Él es el Espíritu de Cristo, el Emanuel, Dios con nosotros, para enseñarnos, y mostrarnos qué camino tomar, Juan 16:8; una vez nacidos de nuevo en Jesucristo, Dios nos da el don del Espíritu, y cada quien decide atesorar o ignorar sus presencia, permitiendo que ocupe el lugar que le corresponde en nuestra vida y así llenarnos de Dios. La llenura del Espíritu Santo en un creyente se manifiesta de múltiples formas espirituales que impactan la vida natural. Cuando alguien se une al SEÑOR Jesucristo, esa persona se vuelve uno en el Espíritu de Dios. 1 Corintios 6:17.
Llenarnos del Espíritu Santo nos hace partícipes de la obra santificadora de Dios al purificarnos de pecado con fuego santo, lavarnos en sus aguas vivas, ungirnos con el aceite de su presencia y hacernos rebozar de gozo con el vino nuevo de su fluir, iluminando nuestro entendimiento, ayudándonos a obedecer los mandatos divinos, a mantenernos firmes en la fe, y perseverar en el camino hacia la vida eterna. Y gracias a Jesucristo, que hemos oído su mensaje de verdad, la buena noticia de salvación, habiendo creído por la fe, para ser sellados como propiedad de Dios, con el Espíritu Santo que Dios había prometido. Y el Espíritu es el anticipo que nos garantiza la herencia que Dios nos ha de dar, cuando haya completado nuestra liberación y nos haya manifestado como el pueblo de su propiedad, y que todos alabemos su glorioso nombre. Efesios 1:13-14.
Mg.
MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.