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9 sept 2017

BIENAVENTURANZA No.6 -LOS LIMPIOS DE CORAZÓN VERÁN A DIOS

                                      

BIENAVENTURADOS LOS LIMPIOS DE CORAZÓN

Porque ellos verán a Dios, Mateo 5:8.

¿Quién subirá al monte de Jehová?  ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosa vanas, ni jurado con engaño. El recibirá bendición de Jehová, y justicia de Dios de salvación. Salmos 24:3-5

Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí, Salmos 51:7 y 10.

¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de adentro del vaso y del plato, para que lo de afuera también quede limpio, Mateo 23:26.

Esta sexta bienaventuranza es una de las mayores declaraciones de la Biblia que nos expresa el anhelo de Dios de que sus hijos sean puros, lo vean y lo conozcan tal como Él es en su amor y su grandeza; ver a Dios fue para mí un reto diario desde mi niñez, mi madre me enseñó a amar a Papá Lindo, como ella me lo nombraba, eso fijó en mi ser un ardiente deseo de saber si Dios existía y si lo podía ver y hablar con Él, esto se hizo realidad para cuando nací de nuevo. Fueron muchas y sigue siendo realidad para mi ver a Dios en la persona de Jesucristo, hablar y caminar con Él, experiencias que el Espíritu Santo me ha dado el privilegio de disfrutar y vivir. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Mateo 5:8.

Ver a Dios no es una utopía ni un sueño inalcanzable, es una realidad que podemos experimentar en esta tierra cuando con todo nuestro ser buscamos su rostro y anhelamos ardientemente su presencia para expresarle nuestro amor y deseamos que nos limpie para agradarle y alegrar su corazón. Nuestro amado SEÑOR Jesucristo no hizo afirmaciones al azar. ¿Por qué Él afirmó esto aquí? Si lo pensamos humanamente diríamos que hubiera quedado mejor al principio de todas las bienaventuranzas porque esta bienaventuranza es el fin último, mucho pueblo de Dios, piensa, cree y se conforma que verá al SEÑOR solo al final, cuando partamos de esta tierra. Busquen al SEÑOR y su fortaleza; busquen su rostro continuamente. 1 Crónicas 16:11.

Si examinamos la palabra, podemos ver que el deseo continuo del Padre desde el principio es revelarse y manifestarse a sus hijos amados; en principio Él Padre hablaba a sus siervos clara y audiblemente, se reveló a muchos de ellos directamente, les dictó leyes y les manifestó lo que habría de hacer. Vemos que Moisés habló cara a cara con el Padre, Éxodo 33:11, por lo cual el rostro del siervo resplandecía, Éxodo 34:29. Los humanos del primer siglo pudieron ver a Dios de forma presente y ver sus maravillas en la persona del Hijo. YO SOY el buen pastor, y conozco a mis ovejas y las mías me conocenJuan 10:14.

Todos desean ser felices, pero no todos están dispuestos a tener un corazón limpio. Tener un corazón lleno de impurezas, ingratitud, incredulidad y malos pensamientos hacia otros, no solo nos roba la paz y la felicidad, sino que nos impide oír y ver a Dios, por lo tanto, debemos saber cómo mantener un corazón limpio, pero no todos lo están deseando ni están dispuestos a esto. No solo debemos poner nuestra vida en orden ante Dios y los hombres, sino anhelar ardientemente conocer y ver a Dios, esto es posible a través de su palabra y nuestra relación íntima y estrecha con Él. Acérquense a Dios, y Él se acerará a ustedes. Limpien sus manos, pecadores; y ustedes los de doble ánimo, purifiquen sus corazones. Santiago 4.8.

En las primeras tres bienaventuranzas el SEÑOR nos enfoca en nuestra necesidad de Dios, reconociendo que somos pobres de espíritu porque sin Él no somos nada y nos podemos perder eternamente; que somos dichosos si lloramos cuando vemos nuestro pecado y nos duele el corazón de arrepentimiento, porque también nos damos cuenta de la situación de los perdidos, pero podemos ser consolados por el Padre con su perdón, y que los mansos heredarán la tierra porque la mansedumbre nos hace semejantes a Cristo. Nada hay engañoso como el corazón. No tiene remedio, ¿Quién puede comprenderlo? YO el SEÑOR examino el corazón y los pensamientos, para darle a cada uno, según sus obras y el fruto de sus acciones. Jeremías 17:9-10.

A partir de la cuarta bienaventuranza nos enseña que hay recompensa, fruto y satisfacción por actuar y vivir conforme a las tres primeras, lo cual nos conduce a tener hambre y sed de justicia para ser saciados, ser misericordiosos, para recibir misericordia divina, tener un corazón limpio y poder ver a Dios, siendo finalmente pacificadores; todo esto lo hace Cristo por su Espíritu habitando en nosotros. Por lo tanto, amados, teniendo poderosas promesas, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, y perfeccionemos la santidad en el temor a Dios. 2 Corintios 7.

A este punto somos dichosos porque tenemos limpio el corazón, y si somos bienaventurados con un corazón limpio, tenemos la firme, sorprendente y maravillosa promesa de ver a Dios, aquí lo que enfatiza el SEÑOR es la pureza y limpieza de corazón, es así como nos fortalece el querer como el hacer con la confianza de poder verlo a Él. Les daré un corazón para que me conozcan, porque YO SOY el SEÑOR, y ustedes serán mi pueblo, y YO seré su Dios, pues volverán a Mí de todo corazón, Jeremías 24:7. 

Si Dios declara al alguien limpio de corazón, es la más solemne, penetrante y estupenda afirmación de toda la biblia, esto constituye la esencia misma del carácter de Cristo y la majestad de Dios en nuestro ser y la posición de hijos, lo cual nos hace parecidos a Él. Si observamos las Escrituras, el evangelio se centra en el corazón; Jesús insistió en esto porque la santidad y el comportamiento nacen en del corazón no es apariencia externa, es lo que llevamos dentro y que Dios lo ve, pero que debiera también ser notorio ante los demás. Por eso Jesús usó palabras fuertes cuando dijo, ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas, porque son semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos! Mateo 23:27.

Nuestro deseo más profundo no es solo ver a Dios cuando morimos, es ver a Dios obrando a través de nuestra vida, guiando nuestro camino para mantener feliz la familia y el orden de la sociedad, acorde a sus diseños. Parecer piadosos, buenos ciudadanos, educados, con valores cívicos, carismáticos y de urbanidad, no sirve de nada, si no somos limpios de corazón; de nada servirán las buenas obras, sin amar a Dios por encima de todo y sin amar al vecino, Efesios 2:8-9; se requiere de corazones limpios, Jesús hizo del corazón la médula de sus enseñanzas, Porque lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, lo homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonio, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre, Mateo 15:17-20. 

El SEÑOR se centra en el corazón, no en la cabeza, Dios quiere corazones, no cabezones. A Él no le interesa el intelectualismo, lo que le importa es nuestro corazón; la fe cristiana no es cuestión de cuánto sabemos, comprendemos, conocemos o tenemos, lo importante es el valor espiritual del corazón que es lo mismo que el alma; lo eterno, el alma que es la esencia del ser humano en particular, la cual se edifica, se limpia y santifica con la presencia de Dios y su palabra. Sin embargo, hacer un estereotipo de persona teológica inteligente en la palabra, no garantiza que seamos santos y mucho menos que tengamos un corazón limpio, lo sabio es hacer nuestro corazón más parecidos al de Jesucristo. Porque el Altísimo, el que vive para siempre y cuyo nombre es el Santo, dice: YO vivo en un lugar alto y sagrado, pero también estoy con el humilde y el afligido, para darle ánimo y aliento. Isaías 57:5.

¿Por qué el SEÑOR se centró en el corazón? Porque los fariseos reducían la vida a una simple cuestión de conducta social, ética y de costumbres educadas y no a lo espiritual de la fe. No es la vida social lo que importa, es el alma y su condición eterna. Al hablar del corazón no se hace referencia solo a la productividad humana, lo vital es al sentido íntimo, la profundidad del interior humano, ese entretejido interno que define la calidad personal y el sentido espiritual de la voluntad, la mente, los sentimientos y el correcto cuidado y uso del cuerpo. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. Salmos 51:10.

Bienaventurados los de limpio corazón, equivale a decir, dichosos los que tienen el alma limpia, los que tienen pensamientos puros, los que conservan intenciones y sentimientos sanos y que son conscientes que el cuerpo es templo del Espíritu Santo, es la divina presencia la que hace posible que seamos limpios de corazón y demos de su fruto. Que el mismo Dios de paz nos santifique por completo; que todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sean preservados irreprensibles hasta la venida de nuestro SEÑOR Jesucristo.1 Tesalonicenses 5:23.

Jesús enfatiza el corazón porque es la raíz de todos nuestros problemas, es una falacia creer que cambiar el ambiente de una persona puede transformar la tragedia de su vida. Dios creó la raza humana en un ambiente perfecto, pero cayó de la inocencia y la gracia a causa del pecado, así que cambiar de ambiente no va resolver los problemas humanos porque todo el mal está en el corazón. Toda desdicha y todo problema sale de deseos indignos anidados en el alma, sean individuales, familiares, grupales o de la cultura de una nación, el corazón nos engañará siempre si no está dependiendo de Dios. No te dejes impresionar por las apariencias, ni por la hermosura del cuerpo, Dios eso lo pasa por alto. La gente se fija en las apariencias, pero Dios se fija en el corazón, 1 Samuel 16:7. Parafraseado. 

El problema del ser humano está en centrarse en su opinión propia, esa es la razón por la cual el mucho estudio, los frecuentes viajes, el amplio conocimiento y el cambio de ambiente no resuelven los problemas; una persona puede ser muy educada, culta y docta, sin embargo, puede resultar alguien perverso y nocivo para sí mismo, su familia y la sociedad, cada uno es responsable de su propia desdicha o felicidad según el contenido de su corazón. Que nunca te abandonen el amor y la verdad; llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón. Contarás con el favor de Dios y tendrás buena opinión entre la gente. Proverbios 3:3-4. 

No podemos transformarnos por nosotros mismos, podremos ver a Dios cuando tengamos un encuentro personal con Cristo y su Espíritu ponga en nosotros un corazón limpio, el deseo de Dios y las enseñanzas de Jesús con el evangelio es sacarnos del abismo terrible de la altiva independencia intelectual y el orgullo espiritual, para elevarnos hasta el cielo, con un corazón limpio unido a Cristo, así lo pudo reconocer el salmista cuando escribió: Escudríñame, oh Dios, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón, Salmos 26:2-3. Examíname y conoce mi corazón, prueba y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno, Salmos 139:23-24.

¿Qué quiso decir Jesús con un corazón limpio? Significa no ser hipócritas, sino sencillos, tener un sentir bondadoso y sin dobleces, que vivamos al descubierto sin ocultar nada, que seamos sincero y rectos, esa limpieza de corazón no solo se refleja en los ojos, sino que se certifica en los hechos, eso fue lo que quiso decir el Señor más adelante en el Sermón del Monte cuando dijo: La lámpara del cuerpo es el ojo, así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno; todo tu cuerpo estará en tinieblas, Mateo 6:22-23.

El problema del corazón humano es que separados de Cristo, tenemos el alma dividida, ese es nuestro gran problema. por eso necesitamos entronar a Cristo en nuestro interior, morir cada día a nosotros mismos y crucificar la carne para ser trasparentes y diáfanos sin dobleces de ánimo, el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos, Santiago 1:8, pero el hombre de limpio corazón es humilde, firme, fiel y constante. 

Un corazón puro sabe que Dios es nuestra mayor riqueza, un corazón puro está completo en Cristo, camina recto, muestra una misma cara en todo lugar, es libre, es honesto y conserva un mismo comportamiento en todo tiempo y lugar. Un corazón limpio se enfoca en alegrar el corazón del Padre, se conserva sin mancha. no miente, abomina el pecado, verá a Dios continuamente con maravillas y milagros en cosas grandes y pequeñas, también irá al cielo y podrá ver a Dios, Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón Mateo 6:21.

Todo lo que es abominable, inmundo, y contaminado, estará fuera de la presencia de Dios: Los injustos, los fornicarios, los idólatras, los adúlteros, los afeminados, los que se echan con varones, los ladrones, los avaros, los borrachos, los maldicientes, los estafadores, 1 Corintios 6:9-10.  Los cobardes, los incrédulos, los abominables, (corruptos) los homicidas, los hechiceros, los fornicarios, los idólatras, los mentirosos, todos ellos irán al infierno, Apocalipsis 21:8.

Ser limpio de corazón es vivir como nuestro Señor Jesucristo, Él no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca, fue perfecto, íntegro,  sin mancha y ejemplar; nosotros siendo hijos de Dios, debemos considerarlo a Él como el bien supremo, preocuparnos por satisfacer su corazón, amándolo y guardando sus mandamientos, caminar con Dios como Enoc y como Elías y Eliseo que decían: Vive YHWH en cuya presencia estoy, movernos en la gloria de Dios en todos los aspectos, en todo momento y con todos los sentidos. Deseando su presencia cada vez que respiramos, conociéndolo mejor cada día, y sirviendo por amor, teniendo en cuenta que todo el bien que hacemos a otros, se lo hacemos a Él, así, veremos a Dios, porque sin santidad, nadie verá al Señor, Hebreos 12:14. 

Si Dios es luz, nosotros debemos ser luz, si en Cristo no hay tinieblas, en nosotros tampoco debe haberlas, porque no se puede mezclar la luz con las tinieblas, lo blanco con lo negro ni Cristo con Belial, solo si somos como Cristo podremos ver a Dios y estar en su presencia; debemos ser limpios de corazón antes de poder ver a Dios. En nuestro estado glorificado veremos a Dios cara a cara, 1 Juan 1:5. El que ha visto a Cristo, ha visto al Padre. Mientras estamos en la tierra, vemos a Dios en los sucesos de la historia, cuando lo adoramos y hablamos con Él tenemos el disfrute de su presencia. El de sabio corazón acata las órdenes, pero el necio y conflictivo va al desastre. Proverbio 10:8. 

¡Qué gracia la de Dios! Somos bienaventurados y limpios de corazón en Cristo, y aunque imperfectos, podemos decir que hoy vemos a Dios a diario, en su trato benigno y misericordioso, en sus cuidados diarios, ahora es como en sombra, pero lo veremos tal como Él es. Miren cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios, por eso el mundo no nos conoce, porque no lo conoce a Él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal como Él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en Él, se purifica a si mismo, así como Él es puro, 1 Juan 3:1-3. Disfrutaremos ver a Dios por la eternidad.

Esto es lo más importante y valioso que nos puede pasar y podemos anhelar, nuestra meta final es ver al Supremo Dios de amor, el Dios de paz, el Dios que nos ha salvado, y nos gozaremos en Él para siempre. Amén. 

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino