PUNTE ETERNO DE
UNIÓN Y AMOROSA COMPAÑÍA
¿A
dónde me iré de tu Espíritu, y a dónde huiré de tu presencia? Si subo a los
cielos, he aquí, allí estás Tú; si en el seol preparo mi lecho, allí estás Tú.
Si tomo las alas del alba, y habito en lo más remoto del mar, aún allí me
guiará tu mano, y me asirá tu diestra…Salmos 139:7-12.
Por
eso tenemos libertad para entrar en el lugar santísimo por la sangre de
Jesucristo, por el Camino Nuevo y Vivo que Él mismo nos abrió a través del
velo, esto es, su cuerpo traspasado por nosotros, Hebreos 10:19-20.
Porque
nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo, 1 Juan 1:3.
Nadie se
puede escapar de los sentimientos de soledad causados por la ruptura en una
relación, sea amorosa, de amistad o familiar. Sentirnos solos nos hace
experimentar pena, pérdida, dolor y hasta creer que no somos queridos ni amados,
en muchos casos nos aislamos, esa experiencia la padeció Jesús sabiendo que su
mejor amigo rompería su amistad con la traición, Aún mi íntimo amigo en
quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí se ha levantado,
Salmos 41:9.
La
soledad a veces agobia y hasta nos puede robar el arte de sonreír y el deseo de
reír a carcajadas; nos vuelve silenciosos y hasta aparentamos estar bien. Pero
la buena noticia, es que nunca estamos solos, que hay Alguien que siempre está
cerca y comprende nuestras luchas. Dios NO nos creó para ser introvertidos ni ermitaños,
esas situaciones nos tornan inseguros y temerosos y llegamos a hablar como el
salmista, Miro a mi lado y me doy cuenta que a nadie le intereso y
que nadie me quiere conocer, no tengo refugio ni hay quien cuide de mi vida, Salmos
142:4.
Cuando
Dios nos pensó y nos creó sabía que necesitamos estar siempre acompañados y
unidos en su amor, por eso una vez que hemos creído en Jesús, lo aceptamos y
recibimos como Señor y Salvador de nuestras vidas, lo primero que empezamos a
experimentar muy fuerte en nuestro corazón es el deseo de mantenernos unidos a
Él, por lo tanto comenzamos a fortalecernos y alimentarnos buscándolo a través
de la palabra, la oración y yendo al templo.
¿Cuál es
la razón por la cual algunos cristianos se sienten solos? La respuesta es
simple, unos mantienen una amistad continua con Dios y otros no. El deseo de
Dios siempre ha sido relacionarse estrecha e íntimamente con aquellos que creó
a su imagen y semejanza, pero el pecado ha interrumpido esa bella relación, por
lo tanto, el Padre ideó hacer un puente entre nosotros y Él para estar
comunicados, unidos y atentos, dentro de un vínculo, y un nexo que nos
mantuviera ligados a Él y entre nosotros mismos, ese puente se menciona por primera
vez en Génesis 3:15. Jesucristo y su cruz, vinieron a ser ese
puente que nos ha unido al Padre en una relación eterna y hermosa de amor y compañía..
Un
puente es algo extraordinario, es una calzada, una obra de arte de gran
alcance, está hecho de material fuerte, firme y sólido, está destinado para unir,
salvar corrientes de agua, depresiones de relieve, allanar cruces de desnivel, romper
y cortar distancias, acaba la separación entre un lugar y otro, aproximar y
abrir un acceso de comunicación que permita vida y desarrollo.
Un
puente tiene apoyos de ilación en los extremos a manera de arco con numerosos
cables de acero que ayudan a soportar el peso de la carga que transita por él,
permite el paso y tiene barandas de soporte para hacer los cruces y sortear el
camino, Y habrá allí calzada y camino, y se llamará, Camino de Santidad;
no pasará inmundo por él, sino que Él mismo estará con ellos; el que anduviere
por ese Camino, por torpe que sea, no se extraviará, Isaías 35:8. Vale la pena echarnos en los abrazos del Eterno y quedarnos ahi unidos a Él en sus lazos de amor y sus cuerdas de misericordia para nunca separarnos de Él. Oseas 11:4.
Jesucristo
y su cruz es el puente extraordinario que abrió camino en el desierto de la
soledad, su calzada es la máxima obra de arte que jamás nadie ha hecho, ni ha
alcanzado en magnitud, nos ha unido y nos ha dado compañía. Jesucristo fue, es
y será el Fuerte firme, sólido y vigoroso puente, destinado a salvar vidas en
medio de las corrientes del mundo, ayudar en las depresiones del desamor, allanar
relieves y desniveles de malos momentos, rompiendo y cortando la distancia, que
nos separaba de su reino y del Padre. Él nos ha acercado a su amor, nos ha dado
acceso a la vida eterna y la vida abundante mientras estamos en este planeta
azul, Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel, Isaías 1:24a.
Jesucristo es el
puente vivo a la eternidad, en Él transitamos y nos apoyamos de extremo a
extremo en los cables de acero de su amor inagotable que nos acompaña y nos
sustenta, Él soportó y soporta el peso de la carga que llevamos día a día para que
crucemos el desierto y nos ahoguemos en los ríos de la prueba para sortear en su
victoria y compañía el camino de la vida hasta que lleguemos a nuestro destino
final, Cuando pases por las aguas YO estaré contigo; y si por
los ríos no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemará, ni la llama
ardera en ti, Isaías 43:2.
Dios es compañía fiel, permanente y
activa para aquellos que deciden con fe obediente y firme permanecer en Cristo
a la manera de Dios. Jesucristo hizo el puente de
salvación que nos alejó de la soledad y el abismo para mantenernos unidos al
Padre, a su reino y a su cuerpo; Él es quien nos comunica con Abba Padre en la
persona del Espíritu Santo; en Cristo hemos sido diseñados para ser también
puentes de amor, de perdón, de reconciliación y de unión fraterna para atraer
más caminantes al Camino, YO SOY el camino, la verdad y la vida; nadie
viene al Padre, sino por Mí, Juan 14:6.
En su pecado, el hombre natural no tiene nada en común con el Dios
santo, pero el Padre por su gracia, envío a su Hijo Unigénito para tener en
común, una relación y una compañía eterna con la humanidad; haciéndose el Hijo
del Hombre, aquel hermoso ser humano que llevó nuestros pecados en el madero de
la cruz para romper el abismo de
separación y volver a su gloria para prepararnos lugar para siempre junto a Él,
1 Pedro 2:24-25.
El madero vertical de la cruz simboliza la divinidad de Cristo que
descendió del cielo a restaurar la relación y la presencia de Dios en medio de
los hombres para que ya no estemos solos; el madero horizontal de la cruz
representa la humanidad de Cristo que vino a unirnos unos a otros para no estar
ya en disensiones, divisiones ni distanciamientos con las artimañas del diablo,
Por lo tanto, ya no se mientan unos a
otros, sino diga cada uno la verdad a su prójimo, porque todos somos miembros
del mismo cuerpo. Si se enojan, no pequen: que su enojo no les dure hasta el
otro día, no le den oportunidad al diablo. Efesios 4.25-27.
Jesús no solo abrió el camino para ser perdonados, lavados, salvados,
sino para mantener una hermosa relación personal con Dios, para que su
presencia nos rodee cada día con poder y gloria y ser uno con Él, Juan 17:21-26. Cristo en nosotros
nos ha provisto su naturaleza divina para ser partícipes de su reino, de sus
bendiciones, de sus promesas y de una eternidad bienaventurada junto a Dios; ya
no estamos solos nunca más, ya no estamos perdidos en el mundo, ya no luchamos
ni soportamos los problemas solos, Dios permanece a nuestro lado, Fiel,
Gigante, Poderoso y Amoroso, No los
dejaré huérfanos; vendré a ustedes…Juan 14;18...Y he aquí YO estoy con ustedes
todos los días hasta el fin… Mateo 28:20.
La obra redentora de Jesús hizo posible que pudiéramos tomar de su
naturaleza para estar ligados por la fe, el ser humano finito, limitados,
vulnerable y débil ahora puede estar en íntima relación con su Creador
infinito, ilimitado, sobrenatural, santo y poderoso, el Dios todopoderosos que
ha existido por siempre, ahora entabla una relación eterna con la raza humana
que le crea, que lo ame, que lo siga de cerca, que le obedezca, que se santifique
y ande por el Camino vivo, 1 Juan
2:6.
Aquel
maravilloso Puente y Camino vivo que trasciende el espacio y el tiempo, ha decidido,
ser UNO con los redimidos en su sangre, una común unión que nos establece en su
familia, nos da un lugar en su cuerpo y nos tiene un sitio especial en la Nueva
Jerusalén celestial, algo extraordinario y maravilloso que el Dueño del
universo quiera estar eternamente contigo y conmigo, Génesis
18:19.
La relación
con Dios se hace posible al reconocer y recibir a Jesucristo y nos hace
partícipes en su familia, miembros en su cuerpo, 1 Juan 5:12, pero la comunión
con Dios nos hace UNO con Cristo a través del precioso Espíritu, la amistad
íntima de la comunión nos hace La comunión íntima con Él no se podrá experimentar
su presencia y conocer a Cristo, Juan 14:15-17.
Hasta tanto no hayas empezado
tu relación con Cristo no podrás tener amistad y comunión con Dios, es decir,
tu puede tener relación, sin tener comunión, la común unión, la amistad
estrecha con el Espíritu Santo nos permite tener la vida de Cristo y que Él se
revele a través de nosotros; pero al mismo tiempo la relación y la comunión van
de la mano para hacerte un cristiano firme, fuerte, y vigoroso en la fe, Romanos
1:17.
Hemos
sido creados para una relación y una comunión eterna con el Amado, lo cual nos convoca
a tener una relación y una amistad fraterna unos con otros. Les anunciamos, pues, lo que hemos visto y oído, para que
ustedes estén unidos con nosotros, como nosotros estamos unidos con Dios el
Padre y con su Hijos Jesucristo, 1 Juan 1:3. Gloria a Dios por su amor, su presencia y su compañía
inefables.
Andaré entre ustedes y
seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo, Éxodo 26:12. Excelso sobre todas las
naciones es el Señor; su gloria está sobre los cielos. ¿Quién es como el Señor
nuestro Dios, que está sentado en las alturas, que se humilla para mirar lo que
hay en el cielo y en la tierra, Salmos 113:4-6.