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29 dic 2015

TU FE HARÁ EL MILAGRO Y MOVERÁ MONTAÑAS



TU FE HARÁ EL MILAGRO Y MOVERÁ MONTAÑAS

El Señor les contestó; Si ustedes tan solo tuvieran fe, aunque fuera del tamaño de una semilla de mostaza, podrían decirle a este árbol; arráncate de aquí y plántate en el mar, y les haría caso, Mateo 17:20.

Porque todas las promesas de Dios son SÍ, y en Él amén, por medio de nosotros para gloria de Dios, 2 Corintios 1:20.

La fe que hace milagros es la fe del don, es esa convicción fuerte como un arma poderosa y contundente que cree lo que Dios y desecha la incrédulidad, es esa clase de fe que arriesga, que toma retos imposibles al alcance humano; la fe que brota del alma crédula mueve el corazón de Dios. Porque es la fe que le cree sin titubear ni dudar un milímetro, es la fe que expresó María cuando el ángel le anunció que sería la madre del Salvador, He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra…Lucas 1:38.

La fe del milagro es la fe donde el portador de la creencia, conoce al Dador de la promesa y por lo tanto está seguro de que la palabra dada será cumplida. Es esa certidumbre que acepta lo dicho por Dios de manera inmediata y sin cuestionamientos; María reconoció su pequeñez humana ante la grandeza del Señor, así como María, nosotros debemos conocer a Dios para poder estar convencidos que sus promesas son verdades SÍ y amén en Jesús, por medio de nosotros; Dios envía la palabra para cada uno, y de cada uno depende recibir o no. Lo que Dios nos promete se cumple cuando lo recibimos sin la menor nube de incredulidad, y puesto que Dios conoce el corazón, Él sabe quién le está creyendo de verdad y quién no. Porque el Señor mira el corazón y no la apariencias, 1 Samuel 16:17.

Dios es especialista en milagros, Él da una palabra en medio de circunstancias que al ojo humano podrían ser imposibles, y es ahí donde nuestra confianza en Dios debe ser más fuerte que todo lo que vemos y sabemos; la fe del milagro se levanta en nuestro espíritu  con gran firmeza y seguridad para enfrentar lo imposible, porque además de creerle a Dios lo conocemos y sabemos que Él es fiel, real y verdadero, Porque cosas que ojo no vio, no oído escucho, ni han estado en el corazón del hombre, son las que Dios tiene preparadas para los que lo aman, 1 Corintios 2:9. Y es necesario que aquel que se acerca a Dios crea que Él existe, y que Dios es galardonador de los que lo buscan Hebreos 11:6.

La fe se fundamente en el obediente servicio a Dios cumpliendo sus mandatos; esa fe obediente nos permite saber esperar el tiempo de Dios, mientras dentro de nosotros se construye una inconmovible convicción y certeza de que veremos grandes cosas a nuestro favor, porque hemos estado agradando el corazón del Padre con nuestra responsabilidad y correcto proceder; a eso se refiere Santiago cuando dice que la fe sin obras es muerta, Santiago 2:14.

Lo anterior significa, que para poder recibir una respuesta o un milagro de Dios, primero hemos de haber dado pasos obedientes a sus mandamientos, sometiendo y doblegando nuestro yo a las órdenes de Dios. Si Él dice ora, oramos, si dice ayuna, lo hacemos, si dice id, vamos. Acercándonos confiadamente al trono de la gracia, podamos alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro, Hebreos 4:16.. Nuestra confianza en Dios hace que en su gracia encontremos la respuesta perfecta en el momento preciso. Por fe vivimos un estilo de vida conforme a lo que Dios enseña y espera de nosotros. Leamos pausada y reflexivamente Santiago 2:14 al 26 y entenderemos mejor.

Cuando obedecemos la palabra de Dios sin objeciones ni negligencia, estamos demostrando a Dios que lo amamos, por lo tanto le creemos; sabemos que Él nos mira y nos oye, por lo tanto cuando pegamos el grito de auxilio Él actúa, porque estamos seguros de lo que Él es, de lo que Él hace y que lo dicho por Él es un hecho; de tal manera que amar a Dios es fe en acción que obra con la palabra de Dios, entonces hay un resultado, Él don de fe por el Espíritu que habita en nosotros se activará en su momento y permitirá ver el milagros ante nuestros ojos.

Cuando Jesús habla de mover montañas, se refiriere precisamente a los impedimentos mentales, emocionales y físicos que nos limitan la certidumbre de la fe plena para ver proezas divinas; cuando nos detenemos fijando los ojos en las circunstancias y los obstáculos, allí está el corazón, es por eso que vemos los problemas y las cosas más grandes que el mismo Creador que lo hizo todo. En otras palabras, no es el tamaño de la fe, es que estoy convencido hasta los huesos que Dios es el Gigante de gigantes, mayor que todo y por lo tanto recibiré mi milagro, conozco bien a mí Padre y su gallardía hace que en su fiel amor y misericordia haga cualquier cosa por mí que soy su hija porque me ama; por lo tanto lo que seamos o tengamos en sí mismos no es nada frente a su amor y autoridad, por lo tanto, no hay nada imposible para Dios, Lucas 1:37.

La fe que hace milagros, es en definitiva, total confianza y abandono en los brazos del Padre rendidos ante su fiel amor, para ser obedientes a sus instrucciones con un corazón manso, humilde y expectante, todo esto toca el corazón de Dios; un terrenal que demuestra su amor adorando al celestial en todo tiempo, porque la adoración es demostración de amor. Entonces, si estás agradando, obedeciendo y creyendo a tu Señor…

 ¿Por qué te desesperas? 
¿Por qué dudas? 
¿Por qué permites que tu mente le gane a tu confianza en Dios?
¿Por qué quieres dar todo por perdido?
Hoy Dios te quiere recordar que Él es el dueño de los tiempos, y que Él está trabajando para darte una respuesta perfecta a tu situación. Solo cree, porque los cielos están abiertos a tu favor.

Al que le cree a Dios todo le es posibles, Marcos 9:23.

Dios, que da la semilla al que siembra y el alimento al que come, les dará a ustedes todo lo necesario para su siembra, y la hará crecer, y hará que la generosidad de ustedes produzca una gran cosecha, 2 Corintios 9:10Debemos ejercitar la fe atendiendo a la Palabra de Dios y así como recibimos de Dios, debemos dar de lo que recibimos de Él para multiplicar las bendiciones, no seamos egoístas ni envidiosos, demos todo lo mejor de lo que Dios nos da.

La fe auténtica hace que ocurran muchas cosas maravillosas: recibimos el perdón de los pecados, Hechos 10:43; somos justificados por fe en Cristo, Romanos 3:28; recibimos el regalo de la salvación, Hechos 16:30-31; recibimos vida eterna junto a Dios, Juan 3:14-16; somos libres de condenación y culpa, nos convertimos en hijos de Dios, Juan 1:12; nos acercamos y llegamos hasta el trono de Dios. De tal manera que la fe nos permite vivir en reposo, nuestros corazones se purifican, nos llenamos de gozo y paz, somos santificados, recibimos milagros, somos sanados y recibimos grandes regalos del cielo en la soberanía y omnipotencia de Dios. 

Muchas veces no recibimos por incredulidad y desobediencia, mucha gente no recibe de Dios porque no toman tiempo para dejar que la fe se fortalezca en lo que les corresponde hacer y no son diligentes en el estudio de la Palabra, les falta perseverancia y constancia en buscar a Dios como lo narra la parábola de la viuda y el juez injusto, Lucas 18:1-8. Esto nos enseña que a Dios hay que estarle dando muestras de fe obediente en obras visibles.

Para desarrollar fe es necesario tomar conciencia de que toda promesa que ha salido de la boca de Dios tiene una parte ética y otra teológica. La parte ética de las promesas es aquella tarea, requerimiento, y responsabilidad que nos corresponde llevar a cabo para que las bendiciones nos alcancen. La parte teológica le corresponde a Dios, y lo podemos ver claramente en Salmos 34:10 “Los que buscan a Jehová, no tendrán falta de ningún bien.” Y el NT lo complementa: “Busquen primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas les serán añadidas.” Mateo 6:33. 

La fe también debe confesar verbalmente las promesas escritas en la Biblia. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.” Lucas 6:45. Fe es espiritualidad en acción para mover la mano de Dios.  Y todo lo que pidan al Padre en mi nombre creyendo, YO lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo, Juan 14:13. Vivir por fe es impulsar la espiritualidad activa de un corazón puro y confiado en manos de Dios que toca el cielo con la calidad de su comportamiento, Digo, andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne, Gálatas 5:16.

La fe es dinámica cambiando vidas, procede de aquellos que son pobres en espíritu y no autosuficientes, se evidencia en actos y actitudes que exaltan al Creador, Santiago 2:14-17. Desarrollar fe implica poner buena voluntad e intenciones profundas que nos impulsen a tener una conducta moral basada en los principios y fundamentos de Dios. Cuida de tu corazón con diligencia, porque de él procede el manantial de la vida.” Proverbios 4:23.

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.

La fe es el fin de nuestros recursos humanos y el principio de los recursos de Dios.-Flora Larsson.

Si distorsionamos el evangelio, esa distorsión influenciará y afectará todo el resto de lo que creemos en nuestra fe cristiana.-Robert Charles Spropul