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26 sept 2015

RESCATEMOS EL VALOR DE LA MESA

RESCATEMOS EL VALOR DE LA MESA, 
UN LUGAR IMPORTANTE QUE HEMOS DESCUIDADO


Y le dijo David: No tengas temor porque yo a la verdad hare contigo misericordia por amor a Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu Padre; y tú comerás siempre a mi mesa…2 Samuel 9:1-13.

El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo y envío a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas estos no quisieron venir, volvió a enviar a otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí he preparado mi comida; toros y animales engordados han sido muertos; y todo está dispuesto, venid a las bodas...Mateo 22:1-14.

Hoy se viven tiempos de preocupación por el hambre la sed y la desolación de muchos seres humanos, por la separación de las familias, el divorcio y el egoísmo del ego inflado, que provoca división, rivalidad, competencia y envidia, provocando desacuerdos, distanciamiento y olvido de muchas sanas costumbres que nos mantenían unidos en amor; porque las costumbres del mundo nos han aislados no solo a nivel familiar, sino fraternal y socialmente; andamos tan ausentes, enajenados, encerrados y ensimismados en nuestros propios dilemas y encrucijadas, que en ocasiones no sabemos qué hacer, a dónde ir, ni qué decir, por eso tenemos que buscar a Dios porque en Jesús siempre hay respuesta a tanto lío humano, Venid a Mí todos los que están trabajados y cargados, y YO los haré descansar…Mateo 11:28.

Una de las enseñanzas básicas y que necesitamos recuperar y rescatar son los buenos principios y hábitos que nos ayudan a volver al calor del hogar con Dios en el centro. Es urgente que la familia se cohesione, se una y sean todos sus integrantes de un corazón y un alma en el amor de Dios para que tengamos momentos juntos que nos brinden un respiro, unión y calma para encontrarnos y escucharnos hablar, y la mesa es el lugar indicado para consolidar el amor familiar; es tiempo de tomar en serio las palabras y el ejemplo de Jesús cundo dijo: Vengan, vamos nosotros solos a descansar un poco en lugar tranquilo. Porque iba y venía tanta gente, que ellos ni siquiera tenían tiempo para comer, Marcos 6:31.

Quizás a muchos no les interese y a otros les resulte extraño e insulso este tema, pero debemos saber que una de las armas que el enemigo usa es impedir que la familia comparta y se reúna alrededor de la mesa, así divide, separa y mete en problemas a los miembros de la familia haciéndolos errar y pecar contra su Creador, Isaías 28:7-8. 

La mesa representa unión en amor, descanso, disciplina, obediencia, sujeción y orden; Dios habla de la mesa en muchos textos de las Escrituras, y esta enseñanza es algo que Dios ha puesto en mi corazón mientras meditaba sentada a la mesa de mi hogar; la realidad de hoy es que en la gran mayoría de hogares se ha olvidado que en la mesa no solo se come, sino que también se descansa la mente y el cuerpo; la mesa ya no se usa en muchas casas porque cada uno prefiere comer usando su habitación, su cuarto y su lugar de refugio personal agudizando la separación y el aislamiento de la familia. Como en el tabernáculo de reunión debemos comer pan santo sobre la mesa limpia delante de Elohim. Levítico 24:6.

Hablar de la mesa me hace evocar recuerdos de una niñez limpia e inocente.  Para mi padre la mesa era un lugar sagrado, tanto, que él mismo construyó una gran mesa de madera burda y la pintó de azul para que sus diez hijos se sentaran a comer. Esa mesa mi madre la cubría con un limpio y blanco mantel de granité bordado con punto de cruz, y mientras mi madre servía los alimentos nosotros hablábamos, reíamos y hacíamos muchas preguntas a papá. 

Y es que la mesa es un lugar sagrado donde nos alegramos, oramos y damos gracias a Dios por su provisión y su cuidado; es donde aunque muchos no se hayan dado cuenta, hallamos descanso, tranquilidad y esparcimiento estando juntos, porque despejamos la mente y nos desahogamos de las actividades del día conversando con los miembros de la familia. Sentados a la mesa encontramos reposo para la mente, y descanso para el cuerpo mientras compartimos la bendición del sustento. Allí encontramos una de las formas más antiguas y sencillas del encuentro para matar la soledad y el individualismo. Mientras comemos Dios nos habla y nosotros nos gozamos con sus bendiciones, porque Él apaga la sed del sediento y sacia con lo mejor al hambriento, Salmos 107:9.

En la historia de Mefi-boset David lo invita a su mesa, en la parábola de la fiesta de bodas, Mateo 22:1-14, no se nombra la mesa pero está implícita, y lo particular de ambas narraciones es que hay invitados a sentarse a la mesa del rey y del señor de la casa, es exactamente esa experiencia de sentarnos a la mesa lo que viviremos con nuestro Salvador en las bodas del Cordero. Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero…Apocalípsis 19:9. No se nombra la mesa, pero está implícita en una cena.

En estos dos textos, vemos que en el primer caso el rey David invita a un hombre que estaba olvidado del resto del mundo, era lisiado y andaba postrado y enclaustrado en un lugar miserable, en el segundo caso un acaudalado señor invita a lo mejor de su comarca, pero siendo ricos y con multitud de ocupaciones evaden la invitación, finalmente, manda a sus siervos a invitar toda clase de personas que pasan por los caminos; Mefi-Boset compartiría el pan diario con el rey David, y los convidados del señor de la casa en Mateo, disfrutarían las delicias y especialidades de una flamante celebración de bodas; esto es solo una parte de lo que se vive en una mesa, pero la mesa es algo más.

1. 2 Samuel 9, Aquel que compartiría la comida diaria del rey, era hijo de Jonatán y nieto de Saúl, en realidad era un príncipe de la familia real, pero en su niñez se ve afectado por un accidente que lo deja invalido para toda la vida, lo cual cambia el rumbo de su vida y trunca todo lo que su padre había soñado para su hijo. Hay muchos Mefiboset que han caído por muchas circunstancias de la vida, otros han caído de la gracia como consecuencia de su pecado, se han separado del Rey, están comiendo migajas en la mesa extraña del mundo y ahora están sin fuerzas y casi a punto de sucumbir porque no encuentran cómo tener descanso, pero el Rey Eterno Jesucristo los llama y los invita a tener vida nueva y descanso en su mesa de amor para disfrutar con Él lo que Él Buen Padre celestial provee. Isaías 55:1-3.

Como Mefiboset hay muchos que andan decepcionados, frustrados y ansiosos, quizá con traumas que comenzaron desde la infancia, se criaron solos a la buena voluntad de Dios y se sienten avergonzados como Mefiboset, que significa hijo de la vergüenza; también muchos hijos en los hogares ya no se sientan a la mesa para recuperar el calor de hogar porque tiene verguenza y miedo. Andan cargados y se sienten indignos porque algo les incomoda, pero si no son amados y aceptados en la mesa de su casa, entonces, ¿dónde?. El Señor los llama a descansar en Él y a comer de su mesa porque en la mesa del Señor hay restitución, honra y rescate.

La mesa representa el lugar más importante de la casa, el lugar de encuentro donde nos vemos cara a cara e intercambiamos miradas, es el lugar donde estamos a la misma altura y nos unimos en un momento de quietud para tomar los alimentos; la mesa es el mejor lugar para dialogar y compartir asuntos personales y familiares juntos. La mesa es generosa, amplia, participativa, invita a la unidad y el amor; en una mesa caben muchos, se sirve el pan y el vino, se comen cosas sencillas o se celebran banquetes especiales. En una mesa no hay diferencias, ella es propicia para llegar a acuerdos. Alrededor de una mesa se estudia, se trabaja y se conoce a las personas, porque una mesa representa civilización y buenas costumbres.

2. Por su parte, la mesa de la fiesta de bodas, Mateo 22:1-15. Representa el reino de Dios como un gran banquete donde los redimidos y los salvos, estarán presentes, el remanente santo responderá al llamado de su nombre en la boca de Cristo; allí habrán recompensas para todos los invitados a la mesa del Gran Rey, en una posición de honor, pero no participará el que ande mal y se vista de cualquier manera, sino que debe estar preparado, decoroso y limpio. Eclesiastés 9:8.

La mesa está llena de simbolismos como lo vemos en el texto bíblico, Él Eterno es detallista y siempre ha tenido un propósito especial con la mesa; en el tabernáculo había una mesa de madera de acacia(Shittiym), Éxodo 37:10. El SEÑOR fue muy cuidadoso, claro y específico al dar instrucciones precisas para la construcción de las mesas, ordenaba que se elaboraran en madera de acacia, porque simboliza Shalom, paz, Yeshua, Salvación, Tová, bondad y Mechilah, perdón, y alrededor de la mesa en el hogar deben darse todos estos aspectos. Venir a la mesa es encontrarnos con Dios, algo extraordinario que muy pocas personas aprecian. La mesa representa vida, intimidad, libertad, amistad, abundancia, paz, ternura, bondad, diálogo, descanso y en especial: encontramos perdón y alivio para nuestras almas, y como el padre a su hijo pródigo, los padres deben acoger con amor y perdón a todos sus hijos para sentarlos a la mesa porque de una participaremos en la Cena del Señor muchos pecadores redimidos, aceptados y perdonados; tomaremos el pan y el vino que nos recuerda el precio del sacrificio redentor por nuestro bienestar terrenal y nuestra salvación eterna. Juan 6:53-56.

Las mesas del tabernáculo donde se quemaba el incienso simbolizan la naturaleza humana del Cordero dándose en sacrificio por todos, también representan nuestras oraciones y conversaciones con Dios cuando nos sentamos para escuchar su voz y recibir el alimento no contaminado de su palabra. En la mesa demostramos nuestra dependencia a Dios, así mismo cuando los hijos se sientan a la mesa, pueden ser dirigidos y aconsejados por sus padres, como Dios lo hace, nos alimenta y da vida. En una mesa se hacían los sacrificios, simbolizando la gracia para poder arrepentirnos y ser expiado nuestro pecado para hallar propiciación; la mesa representa el áspero madero de la cruz donde padeció Jesús para salvarnos. El mismo día de su sacrificio, Jesús llamó a sus discípulos a una mesa, la noche anterior a su muerte. El salmista entendía muy bien la importancia de la mesa cuando escribió: Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos, Salmos 23:5.

La mesa simboliza los brazos abiertos del Padre, en el cuerpo traspasado y la sangre derramada de Jesús para acogernos, reconciliarnos con el Padre y romper la pared de separación por la culpa, esa es la razón por la cual Jesús es el pan de vida eterna, Juan 6:35. Asi como en la mesa podemos demostrar afecto a nuestra familia, los hermanos, amigos, vecinos y conocidos, en la mesa del Señor recibiremos la culminacion de su amor y su alimento celestial para dejarnos saciados en Él. Juan 6:56.

La mesa es un medio que nos permite salvar el diseño divino de la familia, bendecir y ganar almas para Cristo, cuando invitamos a alguien a compartir un alimento y le hablamos del Señor. Dios nos provee para que compartamos de su mesa con aquellos que necesitan experimentar un cambio en sus vidas, no solo en lo material sino en lo espiritual y emocional. Mateo 25:34-46.

Cuando estamos sentados alrededor de la mesa, podemos escucharnos unos a otros para darnos apoyo, consuelo y ánimo, permitiendo que Dios se manifieste, Y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el medio día, YHWH te pastoreará siempre, y en las sequía saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y será como huerto de riego, y como manantial de agua, cuyas aguas nunca faltan...Isaías 58:10-12. Saciar al hambriento y saciar el alma afligida es un privilegio mientras estamos a la mesa.

En la mesa estudiamos y nos alimentamos de las Escrituras, podemos recibir de Dios para luego darlo a otros, nos podemos reclinar para hablar con Él y alabarlo o simplemente nos sentamos con Él y conversamos un tiempo, Jesús se sentaba a la mesa con sus discípulos a compartir el pan, enseñarles y compartir las experiencias diarias de su ministerio; en la mesa Jesús instauró la cena y hasta expreso su dolor al decirles quien lo iba a traicionar, Marcos 14:11-25.

La mesa del rey David que compartió Mefiboset y la mesa del Padre de familia invitando a las bodas, nos enseña que no solo tenemos una hermosa y bendita mesa en la tierra para compartir en familia, sino que también debemos tener presente la mesa celestial preparada por Padre y que Cristo celebrará, servirá y compartirá con sus redimidos, Ustedes comerán y beberán a mi mesa en mi reino y se sentarán en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel, Lucas 22:30.

Cuando lleguemos al cielo compartiremos cara a cara con el Pan Vivo, que sacia todas nuestras necesidades y nunca más tendremos hambre ni sed. Debemos compartir la mesa con otras personas y la abundancia de las provisiones divinas mientras Él vuelve. Porque cuando servimos y sentamos a la mesa a otros, espantamos la tristeza, rompemos la soledad, vencemos la división, destruimos la mentira, y aniquilamos el individualismos y la mezquindad del adversario removiendo cargas de dolor; cuando servimos a las mesas somos verdaderos obreros discípulos de Cristo y cuando consolamos y proveemos a otros de nuestra mesa, somos provistos por Él Padre Jireh. Proverbios 19:17.

Tanto la mesa terrenal como la celestial nos recuerdan, sujeción, obediencia, compañerismo, unidad y atención al llamado del Rey; por lo tanto debemos salir a invitar para que muchos más participen y vengan a su mesa y coman el pan del cielo y disfruten las únicas viandas que sacian toda hambre, toda sed y todo vacío afectivo. Salmos 78:24-25 y Juan 6:31-35.

El reino de Dios es una gran mesa redonda, alrededor de Jesús, donde los redimidos estamos invitados, somos instrumentos, somos todos igualmente importantes, llamados a descansar en Él para alimentarnos y recobrar las fuerzas en los momentos que no sabemos qué hacer, a dónde ir ni qué decir. El reino de Dios no solo está en los cielos, está aquí en la tierra en medio de su pueblo, donde hay un discípulo que comparte su pan y su agua, mitiga el hambre, la sed y el dolor, un santo que tiene la paciencia para sentarse a escuchar al que sufre. Hechos 2:43-47.

Dios anhela que la familia permanezca unida alrededor de la mesa y que tengamos el suficiente amor para invitar a otros a su mesa, porque allí todos estamos al mismo nivel, no hay discriminación, todos comen lo mismo, todos se sacian, ríen y disfrutan de lo que se sirve, estamos bajo el mismo techo, en la misma casa y en la misma familia. Aleluya, gloria al Mejor Padre y SEÑOR de la casa que dispuesto una mesa para todos. Lucas 14:15.

Así nos quiere ver Dios, juntos, unidos, alegres, compartiendo, riendo felices para ser saciados de sus riquezas y sus manjares agradables, Somos convocados conservar la mesa en familia y al final venir a la mesa del Rey Eterno para recibir de su sustento, de su gracia y de prodigalidad en su mesa eterna. Marcos 2:15 y Lucas 22:30. Amén

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.