UNA FE
SOSTENIDA EN DIOS Y SU PALABRA DE DIOS
Por
la fe alcanzaron buen testimonio los antiguos, por fe conquistaron reinos,
hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron
fuegos impetuosos, evitaron fila de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se
hicieron fuertes en batallas y pusieron en fuga ejércitos extranjeros, Hebreos
11:1 y 33-34.
Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, en la cual me has hecho
esperar. Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu dicho me ha vivificado,
Salmos 119:49-50.
Siempre he sostenido y lo sigo haciendo, que la palabra de Dios es
un verdadero ungüento que refresca el alma en todo tiempo, especialmente cuando estamos en angustia, desalentados y dolor, porque en todo momento necesitamos del SEÑOR, pero de su ayuda milagrosa requerimos cuando se agotan los recursos naturales y requetimos de lo sobrenatural, en Aquel que todo lo puede; en esos momento, especialmente los salmos, cintienen textos maravillosos que nos enseñan a orar, clamar y gemir ante Dios para saber entender y esperar en la palabra que Dios nos ha dado en toda la Escritura, esa palabra propicia y perfecta que deseamos escuchar y ver hecha realidad cuando tenemos el agua al cuello. Pacientemente esperé a YHWH, y Él se inclinó
a mí; Él oyó mi clamor y me sacó del lodo cenagoso de la desesperación. Salmos
40:1-2.
Muchas veces que he estado en dolor y angustia, me acuerdo de los dichos de Dios, vuelvo a su palabra y en verdad he encontrado
alivio y aliento para levantarme de las rodillas con fe, esperanza y nuevas furzas, para seguir luchando y saber esperar en
la misericordia milagrosa de Dios. En esos momentos de crisis, de encrucijadas y tiempos de
decisión, nuestra confianza en Dios es probada, pues la fe lleva implícita una acción de humillación y búsqueda de Dios para hallar respuesta, porque la fe sin obras es muerta, Santiago 2:17; pero también una
forma de andar por fe es estarnos quietos en la presencia del SEÑOR para esperar y ver su mover, son esos momentos donde los recursos humanos se agotan, alzamos la vista, y no hay salida, humanamente hablando. Tengamos en cuenta que de acuerdo al tamaño de la palabra que Dios nos haya dado en un momento determinado, así será el tamañó de la prueba, con el fin de fortalecer nuestra fe y ver milagros y respuestas extraordinarias, mucho más abundantes de lo que imaginamos o pedimos al Padre, Efesios 3:20.
Estos
dos versículos de Salmos 119:49-50, nos
enseñan que debemos recordar las palabra de Dios, lo cual son juramentos hechos en su nombre, y que cuando nos fueron dados en la Escritura en algún momento de nuestra vida
el SEÑOR ya lo ha hecho en su tiempo, para que se materialice en nuestra vida en el momento preciso. La respuesta de
Dios, en muchos casos está basada en la validez y verdad de la palabra que ha salido de su boca para hacerla realidad cuando la recordamos, la creemos y las hacemos nuestras; muchas veces oramos suplicando la
misericordia de Dios porque sabemos que solo su intervencion y su misericordia derramadas sobre nosotros podrán salvarnos y ver cumplido y solucionado lo que le pedimos, con cosas extraordinarias e increíbles, porque nuestra fe ha hecho que Dios actúe a nuestro favor. En Dios haremos proezas, y Él pisoteará a nuestros enemigos. Salmos 108:13.
La fe en lo que Dios ha dicho para nuestro bien, es razón de regocijarnos en Él y amarlo; fe y creencia en Dios son un verdadero
refrigerio que nos hace recrearnos en sus palabras en momentos de prueba y dificultad de la vida; a
veces queremos salir corriendo y solucionar los asuntos, pero si recordamos lo que Dios ya ha dicho, esa palabra obra como un freno que nos ayuda a
mantenernos quietos para seguir orando, llorando y suplicando su socorro y su
pronto auxilio, lo digo por experiencia en situaciones de orden económico en que he acudido al Abogado y Ayudador perfecto, cuando estuve a punto de que me quitaran el techo de encima, fueron días sumamente tristes y angustiantes para mi, pues me iban a quitar mi casa, pero creí, clamé, fuí escuchada y liberada. Porque
la salvación de los justos es de YHWH. Y Él es su fortaleza en el tiempo de la
angustia. YHWH los ayudará y los librará. Los libertará de los impíos y los
salvará, por cuanto en Él esperaron, salmos 37:39-40. ¡Qué extraordinaria
es la palabra de Dios!
Cuando clamamos bajo circunstancias apremiantes y graves, es el momento de recordarle al SEÑOR las
maravillosas palabras que nos ha asegurado como juramentos por honor a su nombre, porque en Él tenemos toda nuestra esperanza. Para ello debemos estar
firmes en el SEÑOR como nuestro amado personal a quien obedecemos, seguimos y creemos, este estilo de vida de fe es algo que personalmente me ha ayudado a estar segura y confiada frente a pruebas muy duras; tomo las porciones bíblicas que el cielo siembra en el corazón cuando escudriño la palabra y las escribo, las
pego en algún lugar visible, estratégico y las repito muchas veces, por eso el salmista
pudo decir, No quites de mi boca en
ningún tiempo la palabra de verdad. Porque en tus juicios espero, Salmos 119:43.
Esas verdades de bendición, instrucción y enseñanza que han brotado del corazón de Dios son para nuestra vida y son poder
para hallar victoria y respuesta a nuestra necesidad. Aunque yo esté afligido y necesitado,
YHWH pensará en mí. Salmos 40:17.
Jesús nos da una lección de fortalecimiento a la fe en el
pasaje de la resurrección de Lázaro, después de mandar quitar la piedra del
sepulcro donde Lázaro había sido enterrado, lo que el SEÑOR estaba haciendo, no solo era desafiando la obediencia de Marta, sino también la fe de todos los presentes. Porque al que cree, todo
les es posible. Marcos 9:23.
Esencialmente el SEÑOR Jesús le estaba dando a Marta la oportunidad de poner toda su confianza y fe
en acción, sobre la base de las palabras de Jesús y lo que Él representaba, era el momento de sembrar la semilla de mostaza para recibir un
milagro grandioso, si es que en verdad creía en su SEÑOR y lo que acababa de decir. Dios no es como el ser humano; no
miente ni cambia de opinión. Cuando Él dice una cosa la realiza. Cuando hace
una promesa, la cumple, Números 23:19.
La fe de Marta estaba en la palabra que dice que resucitaremos en
el día postrero, y como en muchas ocasiones en nuestra vida, es una fe teórica para largo plazo, es meramente una fe intelectual; Marta no estaba preparada para
ver un milagro, porque la palabra de Dios muchas veces se queda fija en nuestra mente
pero no baja al interior de nuestro corazón, por eso Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees verás la gloria
de Dios?
La fe de Marta debía tomar otra dimensión, la fe genuina del don,
la que lleva de lo invisible a lo visible, de lo irreal a la innegable realidad
de la vida activa. Nosotros como Marta necesitamos hacer una transición de la
fe y entrar en la dimensión de lo extraordinario, confiando no por el
razonamiento sino con el corazón, en espíritu y en verdad,
Por eso les digo: crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en
oración, y lo obtendrán, Marcos 11:24.
Creer llega
primero al intelecto sabiendo en quien estamos confiando, de igual modo la fe
se hace firme y
visible el milagro cuando sabemos quién es Dios; nos hacemos creyentes aunque no vemos a Cristo con
nuestros ojos naturales pero sabemos lo que Él hizo en la cruz, pero la fe del milagro no se queda en el saber sino en la certeza de lo Dios es y puede hacer. Somos salvos porque hemos creído, recibimos a Cristo en el corazón
porque tenemos la certeza de su existencia y sacrificio, y sin embargo nunca lo
hemos visto. Así actúa la fe para obtener un milagro, por una decisión
intencional de ansiar ver a Dios obrar en un momento urgente y apremiante donde no encontramos salida humanamente posible, Jesús les dijo a Tomás: ¡Crees porque
me has visto! ¡Dichosos los que creen sin haber visto! Juan 20:29.
El paso siguiente es la entrega de nuestra voluntad a la voluntad
del Todopoderoso Dios, ese paso de fe lleva a abandonar el corazón en las manos
del Señor, a soltar la carga, a entregar la deuda, a depositar en Él el
problema, rindiéndonos a Él por completo y aceptando que nosotros solos
no lo lograremos, sino que necesitamos la intervención extraordinaria de Dios,
porque si en verdad somos hijos de Dios, vivimos por fe, no por vista, 2 Corintios 5:7.
El paso final es hacer propia la promesa que salió de la boca de
Aquel que no miente, que lo creó todo, lo ve todo, lo conoce todo y todo lo
puede, así abandonamos la lógica y nos lanzamos en sus brazos como un niño que
tiene la certeza en su corazón, de que su padre no lo dejará caer. Este es el
tiempo de echarnos en los brazos de Gigante Dios de amor, Él sigue teniendo el
control de la barca, y es fiel con sus santos, Oseas 11:12.
Y ya sabemos que la prueba de
nuestra fe produce paciente espera, Santiago 1:3.
Dios se
complace en ser Padre haciendo realidad
su palabra dada a sus hijos, y Aunque afligido yo y necesitado, Abba Padre
pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres Tú; Dios mío no te tardes. Salmos
40:17.
Dios quiere que sepamos que Él siempre está pensando en ti y en mí, no hay día
ni hora en que sus hijos no ocupemos sus pensamientos, y si hoy ha venido la
aflicción y hay necesidad, no debemos tener miedo ni angustiarnos sobre manera,
porque nuestro Todopoderoso Padre está pensando en ayudarnos, en socorrernos y
liberarnos de todas nuestras aflicciones, porque el Buen Padre todo el tiempo
piensa hacernos bien. Porque por la fe, hay héroes ante los ojos de Dios que alcanzaron
sus promesas como nos enseña Hebreos
11.
Oremos: Amadísimo Papito celestial y amoroso Rey, hoy te pedimos que tus
misericordias se sigan derramando sobre nuestra vida, nuestra familia y nuestra
nación, fortalece y haz firme nuestra fe en Ti y en tu palabra y permítenos ver
tus maravillas en este tiempo en que necesitamos tu dirección y tu consejo, en
el nombre de Jesús nuestro Salvador, amén.
Mg.
MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino