TERCER MANDAMIENTO BÍBLICO
No tomarás el nombre de YHWH tu Dios en vano
No usarás el nombre de YHWH tu Dios en vano; porque no dará por inocente Elohim al que lleve mal su nombre, Éxodo 20:7, Levítico 19:12 y Deuteronomio 5:11. Su nombre es enaltecido, Isaías 12:4. Y santificado sea tu nombre, Mateo 6:9c.
Oh Dios, SEÑOR nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra. Salmos 1.
Volvieron los 70 gozosos diciendo: SEÑOR, aún los demonios se nos sujetan en tu nombre…Lucas 10:17-19.
Cundo el Todopoderoso escribió el Tercer Mandamiento, NO se
refería solo a tomar su nombre en vano, sino a no llevarlo y no usarlo para hacer
el mal en su nombre, Jesús lo expuso así: Los expulsarán de
sus templos, y llegará la hora cuando cualquiera que los mate, creerá que rinde
culto a Dios, Juan 16:2. Dios nos hace conscientes de su eterna presencia
en medio de este mundo lleno de maldad, en el cual se debe, respetar, venerar,
apreciar y dar valor a su nombre santo que representa la vida, la verdad y la
justicia, el GRAN YO SOY, Elohim, Creador y SEÑOR del universo y lo que Él
representa. Si entre los seres humanos, pecadores y transgresores exigimos
respeto y consideración, ¡cuánto más tenemos
la obligación y responsabilidad de honrar, valor apreciar y respetar el nombre
más santo y poderoso sobre todo nombre! El
que blasfeme el nombre del SEÑOR, ciertamente ha de morir…Levítico 24:16.
En la antigüedad el que se burlaba y blasfemaba del SEÑOR, era apedreado y moría, hoy por la misericordia del Eterno en el sacrificio de Jesucristo, los blasfemos no caen muertos literalmente, pero mueren espiritualmente; el respeto no es simplemente un valor humano, es un principio divino que demanda aceptación, no discriminación, consideración, no ofensa, si alguien no ama a su Creador, al menos no blasfeme su nombre. Respetar es fundamental para las relaciones humanas en paz y armonía, ¡cuánto más para conservar una poderosa amistad con nuestro Creador y Salvador! Si Dios siendo Dios nos respeta, ¿por qué sé profana y se hace burla del nombre santo y poderoso de Dios, usándolo a la ligera con una hipócrita fe y una acomodada adoración? He actuado en consideración a mi nombre, para que no sea blasfemado ante los ojos de las naciones, en medio de las cuales ustedes viven…Ezequiel 20:9. Esto dice el SEÑOR por medio de su profeta
El tercer mandamiento prohíbe nombrar a Dios en forma profana, maliciosa y vana; el respeto al nombre de Dios es con temor y temblor, como sólo Él es digno; este mandamiento nos exhorta a la reverencia cuando nos expresarnos de Dios y lo nombramos ante la gente. Cumplir este Mandamiento es guardar el Gran Mandamiento amando a Dios por encima de todo y de todos, si amamos a Dios, también nos respetamos, no engañamos a nadie jurando en vano, y mucho menos poniendo a Dios como testigo de asuntos que no son legales, ni verdaderos; amar y respetar a Dios debe ser directamente proporcional al trato entre humanos: con verdad e integridad, entonces ¿por qué respaldar una mentira mencionando a Dios y dañando a otros? Y ahora, ¿qué hago aquí, declara el SEÑOR, viendo que mi pueblo es cautivo (de su maldad)? Sus opresores dan gritos y sin cesar mi nombre es blasfemado todo el día. Isaías 52:5. Romanos 2:24, aclara esto.
Si amamos a nuestro Creador y Salvador y cultivamos una verdadera comunión con Él, no tenemos porqué mentir, tampoco jurar en vano poniendo Su nombre falsamente como escudo. La palabra vano, desde el hebreo traduce engaño, malicia, falsedad y vaciedad; por lo tanto usar el nombre de Dios para cubrir una mentira o respaldar algo ilícito e incorrecto, será un asunto viciado, engañoso y falso, que tendrá mal fin y funestas consecuencia, por lo tanto el nombre de Dios es blasfemado. Hablemos con la verdad y honremos a Dios, así como para respetar y valorar al prójimo, no nos hagamos daño, nos necesitamos unos de otros, seamos honestos, éticos y de buena moral. No hagamos a otros lo que no queremos para nosotros, Mateo 7:12, ¡cuánto más honrar el nombre y la persona de Dios! Pero YO vindicaré la santidad mi nombre profanado entre las naciones, el cual ustedes han blasfemado. Las naciones sabrán que YO SOY el SEÑOR su Dios, cuando muestre mi santidad a la vista de ellas. Ezequiel 36:23.
Reverenciar, respetar y tener conciencia de la omnipresencia santa de Dios fue la razón por la cual Jesucristo resumió toda la ley y los profetas en amar a Dios con todo nuestro ser y al prójimo como a nosotros mismos, todas nuestras relaciones así como la amistad con Dios tienen que basarse en el amor puro que no miente, que no engaña, que no daña, el amor unido al respeto no hace mal a nadie. Nuestro compromiso es primero con Dios, luego con nosotros mismos y los semejantes, rescatemos este principio de reverencia y respeto y que nadie jure en vano ni se burle de Dios. Sobre todo, hermanos míos, no juren, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que nuestro sí sea sí, y nuestro no sea no, para que no caigamos en condenación, Santiago 5:12.
Dios ha establecido honra y respeto primeramente para Él y luego nosotros entre unos a otros, santificando así su nombre en la tierra, pero utilizar el nombre de Dios de forma inapropiada es atrevido y pecaminoso, como algunos llamando a Jesús, “Chuchito,” esto es transgresión y frivolidad que denigra despreocupadamente el nombre del Hijo de Dios…Ellos han profanado mi santo nombre con las abominaciones que han cometido; por eso los he consumido en mi ira. Ezequiel 43:8b.
Personas sin temor de Dios es porque no lo conocen, ni tienen a Jesucristo en su corazón muchos de ellos son blasfemos que no miden las consecuencias de sus palabras ni sus hechos; tampoco se debe usar el nombre de Dios en cualquier lugar ni para cualquier cosa. Dios es el SEÑOR y soberano del universo, el majestuoso y todopoderoso Rey de gloria exige y merece un trato santo, correcto, sincero y reverente. Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar de la planta de mis pies, y habitaré entre mi pueblo para siempre. Por lo tanto, en mi casa, no se profanará mi nombre ni por el pueblo, ni por los gobernantes con todas sus corrupciones y sus muertos. Ezequiel 43:7. Parafraseado.
La palabra de Dios es el mayor y exclusivo manual de instrucciones acerca de los principios, mandatos y normas que deben regir el comportamiento, la conducta y las actitudes de la raza humana, el deseo del Padre es que alcancemos la estatura del Hijo porque somos su familia y la santidad nos hará estar un día en su reino, por lo tanto, debemos respetar y ser reverentes con todo lo que se relaciona con Dios. Porque en Él vivimos, y nos movemos, y somos…porque linaje suyo somos, Hechos 17:28.
Si nos detenemos a estudiar la biblia, toda ella exalta, respeta y magnifica el nombre del Dios eterno, especialmente se nota en los salmos: Bendice alma mía a YHWH. Jehová Dios mío, mucho te has engrandecido; te has vestido de gloria y de magnificencia…Salmos 104. Luego entonces, debemos engrandecer el santo nombre de Dios que es sobre todo nombre que se nombra en el cielo y en la tierra, Sólo Dios y nadie más que Él merece toda honra, reconocimiento y honor, y su nombre no debe mencionarse ni usarse descuidada, falsa ni inapropiadamente.
Una de las formas usuales de quebrantar el Tercer Mandamiento es la blasfemia y el lenguaje soez, que lanza injurias ofensivas y agravios con vulgaridad a las personas que están hechas a imagen y semejanza del Creador, con eso se ofende y denigra la presencia de Dios que todo lo llena en su omnipresencia. YO les digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego, Mateo 5:21.
Insultar, despreciar y maldecir a una persona es faltar al tercer mandamiento, porque en cada ser humano está el sello del Creador, no el del enemigo, todos hemos sido formados con el ADN espiritual de Dios, a su imagen y semejanza, Dios habita en sus hijos. Los que pisotean en el polvo de la tierra a los desvalidos, también tuercen el camino de los humildes; y con sus impurezas sexuales profanan mi nombre. Amós 2:7.
Todo aquel que quebranta los mandamientos, en realidad está en ignorancia y comete pecado para terminar en el fuego consumidor y muchos podrían decir como Job: De oídas te había oído; Job 42: 5ª, pero no han oído ni visto a su SEÑOR, no conocen personalmente al Dios vivo en Jesucristo, por eso suponen que conocen a Dios y dicen: yo amo a Dios a mi manera, pero lo increíble es que también lo tratan a su manera y no lo respetarlo ni lo honran, sino que lo tratan como a sus ídolos mancillando su nombre, diariamente en sus conversaciones lo rebajan al nivel de sus dioses y sus vecinos que tampoco conocen a Dios. Ustedes profanan el nombre de Dios, cuando desprecian la mesa del SEÑOR, cuando desprecian su fruto y sus alimentos. Malaquías 1:12.
Dios claramente advierte con el Tercer mandamiento: que no dará por inocente al que toma su nombre en vano. Así que cualquier uso indebido que hagamos del santo nombre de nuestro Hacedor, será una mancha y un pecado ante sus ojos, Y el nombre de YHWH es blasfemado entre los incrédulos, por causa de su pueblo, Romanos 2:24.
Algunas formas más comunes de usar el nombre de Dios en vano son:
1. Mencionarlo a la ligera sin pensar lo que se dice, ofendiendo su santidad. Ap.13:6.
2. Con un juramento falso poniendo a Dios por testigo, muy común en los gobiernos y las cortes
donde se jura sobre la biblia para después traicionar y dañar. Levítico 19:2.
3. Cuando se insulta con ira descontrolada, ignorando la presencia de Dios.
4. Con promesas en su nombre que no se cumplen, jugando con el Santo nombre.
5. Asegurando una cosa en nombre de Dios y es una calumnia, denigrando el
nombre de Dios.
6. En un juego o una apuesta, tomando a Dios como deporte.
7. Nombrándolo constantemente sin ninguna razón.
Los hijos de Dios no juran en su nombre, aunque se diga la verdad, excepto cuando sea de fuerza mayor y requerido por la ley, o ceremonia formal para respaldar una verdad, de lo contrario, solo se dirá, si o no.
Si no hacemos a Dios nuestra prioridad en la vida diaria como lo ordena el Gran Mandamiento y si no lo integramos de forma constante, en las relaciones diarias, de tal manera que su presencia se haga real, quebrantamos este Tercer Mandamiento; y habrá consecuencias, la advertencia es que no seremos tomados inocentes, sino culpables porque el nombre de Dios revela rasgos de su carácter y su persona santa y sagrado, por eso Él ordena que no jueguen con su nombre, y el más interesado en que el ser humano quebrante esto es satanás que intenta manchar y arruinar la reputación de Dios, por eso Jesús fue la encarnación de la obediencia que honra al Padre, cumpliendo los diez mandamientos y oró: Padre nuestro, santificado sea tu nombre…Mateo 6:9.
Dios es fuente de todo poder y autoridad, quebrantar el tercer mandamiento es apostatar de la fe, también cuando se adultera su palabra con pretensión y apariencia de piedad, como lobos vestidos de ovejas que cambian el orden divino, dañando y contaminando el redil con costumbres del sistema del mundo, pervirtiendo la ley, ellos se exponen a juicio y caerán en condenación, Santiago 5:12.
Tomar el nombre de Dios en vano, va más allá de una blasfemia, una maledicencia o un juramento necio y vacío, también se quebranta el tercer mandamiento al no valorar las promesas de Dios, es una forma de rechazar la amorosa ayuda del Padre, socavando su fidelidad y su consejo, obviamente esto tendrá consecuencias funestas para el pecador que lo haga. Cuando Dios permite sufrimiento a nuestra vida por la necedad, ya es reprensión. Él no puede bendecirnos si nos oponemos a Él y lo despreciamos. Tributen al SEÑOR la gloria debida a su nombre; adoren al SEÑOR en la pureza de la santidad. Salmos 29:2.
También se deshonra a Dios con nuestro mal ejemplo y un testimonio pobre, un hijo de Dios no puede llevar una vida que avergüence el nombre de Cristo, como fariseos y escribas que aparentan servirle, Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a Mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de Mí, y su temor de Mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado, Isaías 29:13 y Mateo 15:8.
El nombre de Dios conlleva revelación cada vez que lo mencionamos anunciando su poder, Éxodo 9:16; nuestro cuerpo es templo donde el nombre de Dios debe ser honrado, empecemos en nuestra mente pensando en su hermosura, sintiendo gran admiración por su grandeza, por su poderío, por su sabiduría, su amor, su justicia, su fidelidad, y sus atributos divinos, su majestad, soberanía y santidad. Necesitamos amar, honrar y servir al SEÑOR de corazón, de tal manera que cada día deseemos ser como Él, porque dice: Te pondré en alto, por cuanto has conocido mi nombre, Salmos 91:14b.
La gran variedad de infracciones que nos enseña la Biblia, muestran que tomar el nombre del SEÑOR en vano, no solo es hablar mal, sino también vivir mal. Cada vez que invoquemos el nombre de Dios, que sea en oración, alabanza, adoración y agradecimiento, que cada vez que pronunciemos su nombre, sea para exaltarlo y que haya buen fruto en ello, y nada sea en vano. En su nombre pidamos sabiduría, y ser llenos de Él, valorando lo que Él es, Adonai, Elohim, el Shadai, etc. El más grande y Todopoderoso Rey de gloria, principio y fin de todo. Aleluya. Amén.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero, y servidora de su reino.