Sean gratos
los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón, delante de Ti, oh SEÑOR,
Roca mía y Redentor mío. Salmos 19:14.
Yo mismo me
dije: atenderé a mis caminos, para no pecar con mi lengua. Guardaré mi boca con
freno, en tanto que el impío esté delante de mi. Salmos 39:1.
YHWH, Dios
mío, pon guarda a mi boca, y guarda las puertas de mis labios. Salmos 141:3.
La palabra de Dios está llena de palabras que debemos leer, reeler, recordar y meditar, para proteger nuestra mente y nuestro corazón en la manera de hablar y estar atentos a lo que dicen nuestros labios, esas palabras de vida que el Eterno ha dejado en la Biblia son un fuerte muro para guardar nuestra vida y nuestro destino si nosotros las confesemos para vencer la maldición y desatar bendición, conscientes de que el rostro de Dios está sobre nosotros para respaldarnos. Porque los labios del justo saben hablar lo que agrada a Dios; pero la boca de los impíos habla perversidades. Proverbios 10:32.
Siendo seres sensibles y emotivos en la carne, en muchos de nuestros
momentos no prestamos atención de los que decimos y expresamos, las palabras,
que no solo se dicen en un momento, sino que se repiten a manera de queja cuando
nos enojamos, nos disgustamos o algo nos contradice, se conviertan en un techo
y una atmósfera que se mueve en los aires de nuestra casa; nuestra forma de
hablar tiene un gran efecto positivo o negativo en la capacidad para lograr el
éxito y disfrutar de una vida alegre y serena; las palabras son un asunto en el
que la gran mayoría no es consciente de lo que expresa, y ni siquiera se
detienen a pensar que palabras van de decir, porque ya están habituados a
lanzarlas en sus momentos de apasionamiento febril. Pero el que guarda
su boca y su lengua, su alma guardará de la angustia. Proverbios21:23.
Con relación a las palabras los expertos han hecho estudios donde descubrieron
que el uso repetitivo de las palabras negativas, terminan alterando los niveles
hormonales y neuronales del cerebro; las palabras mal dichas, las negativas, de
reproche y maldición liberan cortisol que es la hormona del estrés. Estos
cambios negativos en la química del cerebro afectan inmediatamente nuestra
lógica y razonamiento, y nos resulta imposible comunicarnos o procesar
información adecuadamente; por esta razón, si nos encontramos alterados
emocional y psicológicamente, no debiéramos decir nada, mejor guardar silencio,
salir y tomar un poco de aire fresco para sosegarnos; Jesús dijo: Lo que sale
de la boca, del corazón sale, y esto contamina al hombre. Porque es del corazón
que salen los malos pensamientos. Los homicidios, los adulterios, las
fornicaciones y los hurtos; los falsos testimonios y las blasfemias. Estas cosas
son las que contaminan al hombre. Mateo 15:18-20.
Habituarse a soltar palabras negativas y guardar el enojo a largo plazo
podrían llegar a afectar seriamente las estructuras esenciales del cerebro,
vinculadas con la memoria y el control emocional; el problema de hablar
palabras negativas, que son necias según la Biblia, activan inmediatamente la amígdala,
la cual es el centro de nuestras emociones, asociando las palabras negativas a
experiencia traumáticas del pasado, y trasmitiendo así un mensaje de alerta al
cerebro; por eso se requiere que hagamos un cambio importante en la
transformación de nuestra manera de hablar y decir las cosas, para que también
nuestra vida alcance refrigerio y paz en Dios. Ninguna palabra
corrompida salga de su boca, sino la que sea buena y necesario para la
edificación del que habla y los oyentes. Si hablan mal, entristecerán al
Espíritu Santo de Dios. Efesios 4:29-30.
Dios siempre ha hablado palabras de poder creativo y bendición, lo vemos en
toda la Escritura, allí encontramos multitud no solo de palabras, sino de
frases y textos completos repletos de fe y esperanza para que hablemos
positivamente, y este lenguaje del reino es el que debemos escoger para dejar atrás
las palabras negativas de crítica, queja, reclamo y toda esa serie de vocablos que
roban bendición, y lo único que provocan son enfermedad, disensiones, odios y
venganzas que Dios aborrece, pues toda mala palabra es una forma de pecado que provoca
muerte espiritual y nos impide ser bendecidos y prósperos como Dios lo ha
planeado. Pero ahora, dejen también ustedes estas cosas: ira,
enojo, malicia, blasfemia, para que no salgan palabras deshonestas de su boca.
Colosenses 3:8.
Somos un pueblo valiente y esforzado, disciplinémonos para ampliar nuestro vocabulario
según el lenguaje del reino y no del mundo, el cual posee una multitud de
palabras de fe, poder y esperanza, en la construcción correcta de la vida al hablar y expresarnos para darle gloria a Dios
y al mismo tiempo provocar nuestra buena salud en activación neural en cadena
que nos provoca el actuar correctamente y conforme a la voluntad y propósito del
Creador; hemos sido creados con poder volitivo para decidir lo mejor en
beneficios de todos, eligiendo las mejores palabras y verbos precisos de
alabanza que reactiven el correcto funcionamiento y den fuerza natural a
nuestro organismo desde el cerebro hasta la planta de los pies, sanidad que Cristo
ya hizo en la cruz del Calvario, pero que nosotros no desarrollamos por necia,
y malas posturas al hablar y expresarnos. Sean siempre sus
palabras con gracia, sazonas con sal, para que sepa cada uno cómo responder en
cada caso. Colosenses 4:6.
Debemos conocer y comprender el gran alcance de nuestras palabras que excitan
o inhiben el funcionamiento sináptico del cerebro cuando nos alteramos y lanzamos
palabras negativas que disparan las neuronas motoras de la corteza cerebral,
provocando una caída de efecto dominó en nuestra salud y estado de ánimo; las
palabras apropiadas y dichas con los vocablos inadecuados, y con emociones alteradas,
harán excitar, saltar, activar y atacar
varias zonas del cerebro; si es un grito, inhibirán e intimidan, pero si es un “bravo,
eres genial,” la neurona gaba o neurona de la calma, se activará adecuadamente poniendo
un freno de calma y relajación en nuestra actividad cerebral y nerviosa,
contrarrestando los transmisores excitatorios e inhibidores, ayudándonos a mantener
el equilibrio nervioso, sensitivo y emocional. Así que ofrezcamos
siempre a Dios, por medio de SEÑOR Jesucristo, sacrificios de alabanza, es
decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Hebreos 13:15.
Por lo anterior, es apremiante que prestemos atención a nuestro estado de
ánimo, y las palabras que usamos a cada instante con las personas que nos
relacionamos a diario, especialmente, con las que tenemos mayor contenido
emocional, con ellas, debemos usar palabras de alabanza, reconocimiento y
bendición para que repercutan saludablemente en nuestro cerebro, y dejemos
huellas de amor, comprensión y misericordia en todas las personas; examinémonos
a la luz de la palabra, y asegurémonos de hablar como Jesús lo haría en nuestro
lugar, y así romper obstáculos de enemistad, distanciamiento y división,
empezando por nuestra familia; también fijémonos cómo hablamos y nos expresas
de nosotros mismos, que podríamos ser nuestro propio enemigo y obstáculo al progreso,
porque muchas palabras dichas se hacen profecías negativas en nuestra contra. Porque el
que ama la vida, y desea ver días buenos, refrena su lengua del mal, y sus
labios no hablan engaño. 1 Pedro 3:10.
Dejemos de decirnos a nosotros mismos que no podemos hacer algo, si dice la
palabra de Dios que todo lo podemos en Cristo, así es; las personas con sobre
peso que se dicen, no puedo lograrlo y se dicen palabras desmotivadoras y sin
fe, deben parar de decirse para dejar de ser infelices; alegrémonos de la vida diciendo
palabras de proyección y demos pasos de fe y confianza en Dios y en sí mismos; si
nos proponemos a cambiar nuestra jerga por vocabulario bueno y seleccionado, de
seguro veremos el cambio en la atmósfera y en nosotros mismos, oremos y Dios
vendrá en nuestro auxilio. Crean que ya han recibido todo lo que están pidiendo en
oración, y lo obtendrán. Marcos 11:24.
Somos hijos de Dios, somos gente que avanza, lo lograremos contando con la
ayuda de Dios y nuestro esfuerzo en el trabajo de equipo, nosotros hacemos lo
humanamente posible, Dios hará lo imposible mientras los adoramos y oramos a Él
poniendo nuestras peticiones delante de Él. YHWH, has examinado
mi corazón y todo lo conoces de mí. Tú sabes cuándo me acuesto y cuándo me
levanto, Tú conoces cada uno de mis pensamientos; Tú SEÑOR trazas la senda
delante de mí y me dices dónde debo descansar. Cada momento sabes dónde estoy;
me ves cuando viajo y cuando descanso en casa; aún antes de que pronuncie las
palabras con mi boca, he aquí, oh YHWH, Tú ya la sabes toda. Samos 139:2-4.
Las palabras que decimos también deben generar expectativas de vida y
planeación con proyectos realistas que se puedan concluir, sin echarnos la
culpa a nosotros mismos ni a otros si no se dan como queremos, porque todo es
como Dios quiere y en el tiempo del SEÑOR para nuestro bien; dispongámonos para
echarnos en el regazo de Dios y todos nuestros asuntos en sus manos; vivimos el
hoy, pero proyectémonos para el mañana. Además como pueblo snto de Dios estamos llamados a bendecir, hablar lo que no es como si ya fuera y andar por fe, sin que nuestros estados de ánimo, persnas o circunstancia nos desubiuen de nuestro lugar de conquistadores en Cristo. Porque por fe andamos, no or vista. Y el Dios de eperanza nos llen de todo gozo y paz en el creer, para que abunde en nosotros la esperanza por el poder del Espíritu Santo.; 2 Corintios 5:7 y Romanos 15:13. Amén.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y sevidora de su reino.
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