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29 sept 2015

LO QUE DICES DETERMINA TU VIDA


LAS PALABRAS AGREGAN O QUITAN SIGNIFICADO A LA VIDA.

Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón, delante de Ti, oh SEÑOR, Roca mía y Redentor mío. Salmos 19:14.

 

Yo mismo me dije: atenderé a mis caminos, para no pecar con mi lengua. Guardaré mi boca con freno, en tanto que el impío esté delante de mi. Salmos 39:1.

 

YHWH, Dios mío, pon guarda a mi boca, y guarda las puertas de mis labios. Salmos 141:3.


La palabra de Dios está llena de palabras que debemos leer, reeler, recordar y meditar, para proteger nuestra mente y nuestro corazón en la manera de hablar y estar atentos a lo que dicen nuestros labios, esas palabras de vida que el Eterno ha dejado en la Biblia son un fuerte muro para guardar nuestra vida y nuestro destino si nosotros las confesemos para vencer la maldición y desatar bendición, conscientes de que el rostro de Dios está sobre nosotros para respaldarnos. Porque los labios del justo saben hablar lo que agrada a Dios; pero la boca de los impíos habla perversidades. Proverbios 10:32.

 

Siendo seres sensibles y emotivos en la carne, en muchos de nuestros momentos no prestamos atención de los que decimos y expresamos, las palabras, que no solo se dicen en un momento, sino que se repiten a manera de queja cuando nos enojamos, nos disgustamos o algo nos contradice, se conviertan en un techo y una atmósfera que se mueve en los aires de nuestra casa; nuestra forma de hablar tiene un gran efecto positivo o negativo en la capacidad para lograr el éxito y disfrutar de una vida alegre y serena; las palabras son un asunto en el que la gran mayoría no es consciente de lo que expresa, y ni siquiera se detienen a pensar que palabras van de decir, porque ya están habituados a lanzarlas en sus momentos de apasionamiento febril. Pero el que guarda su boca y su lengua, su alma guardará de la angustia. Proverbios21:23.

 

Con relación a las palabras los expertos han hecho estudios donde descubrieron que el uso repetitivo de las palabras negativas, terminan alterando los niveles hormonales y neuronales del cerebro; las palabras mal dichas, las negativas, de reproche y maldición liberan cortisol que es la hormona del estrés. Estos cambios negativos en la química del cerebro afectan inmediatamente nuestra lógica y razonamiento, y nos resulta imposible comunicarnos o procesar información adecuadamente; por esta razón, si nos encontramos alterados emocional y psicológicamente, no debiéramos decir nada, mejor guardar silencio, salir y tomar un poco de aire fresco para sosegarnos; Jesús dijo: Lo que sale de la boca, del corazón sale, y esto contamina al hombre. Porque es del corazón que salen los malos pensamientos. Los homicidios, los adulterios, las fornicaciones y los hurtos; los falsos testimonios y las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre. Mateo 15:18-20.

 

Habituarse a soltar palabras negativas y guardar el enojo a largo plazo podrían llegar a afectar seriamente las estructuras esenciales del cerebro, vinculadas con la memoria y el control emocional; el problema de hablar palabras negativas, que son necias según la Biblia, activan inmediatamente la amígdala, la cual es el centro de nuestras emociones, asociando las palabras negativas a experiencia traumáticas del pasado, y trasmitiendo así un mensaje de alerta al cerebro; por eso se requiere que hagamos un cambio importante en la transformación de nuestra manera de hablar y decir las cosas, para que también nuestra vida alcance refrigerio y paz en Dios. Ninguna palabra corrompida salga de su boca, sino la que sea buena y necesario para la edificación del que habla y los oyentes. Si hablan mal, entristecerán al Espíritu Santo de Dios. Efesios 4:29-30.

 

Dios siempre ha hablado palabras de poder creativo y bendición, lo vemos en toda la Escritura, allí encontramos multitud no solo de palabras, sino de frases y textos completos repletos de fe y esperanza para que hablemos positivamente, y este lenguaje del reino es el que debemos escoger para dejar atrás las palabras negativas de crítica, queja, reclamo y toda esa serie de vocablos que roban bendición, y lo único que provocan son enfermedad, disensiones, odios y venganzas que Dios aborrece, pues toda mala palabra es una forma de pecado que provoca muerte espiritual y nos impide ser bendecidos y prósperos como Dios lo ha planeado. Pero ahora, dejen también ustedes estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, para que no salgan palabras deshonestas de su boca. Colosenses 3:8.

 

Somos un pueblo valiente y esforzado, disciplinémonos para ampliar nuestro vocabulario según el lenguaje del reino y no del mundo, el cual posee una multitud de palabras de fe, poder y esperanza, en la construcción correcta de la vida al  hablar y expresarnos para darle gloria a Dios y al mismo tiempo provocar nuestra buena salud en activación neural en cadena que nos provoca el actuar correctamente y conforme a la voluntad y propósito del Creador; hemos sido creados con poder volitivo para decidir lo mejor en beneficios de todos, eligiendo las mejores palabras y verbos precisos de alabanza que reactiven el correcto funcionamiento y den fuerza natural a nuestro organismo desde el cerebro hasta la planta de los pies, sanidad que Cristo ya hizo en la cruz del Calvario, pero que nosotros no desarrollamos por necia, y malas posturas al hablar y expresarnos. Sean siempre sus palabras con gracia, sazonas con sal, para que sepa cada uno cómo responder en cada caso. Colosenses 4:6.

 

Debemos conocer y comprender el gran alcance de nuestras palabras que excitan o inhiben el funcionamiento sináptico del cerebro cuando nos alteramos y lanzamos palabras negativas que disparan las neuronas motoras de la corteza cerebral, provocando una caída de efecto dominó en nuestra salud y estado de ánimo; las palabras apropiadas y dichas con los vocablos inadecuados, y con emociones alteradas,  harán excitar, saltar, activar y atacar varias zonas del cerebro; si es un grito, inhibirán e intimidan, pero si es un “bravo, eres genial,” la neurona gaba o neurona de la calma, se activará adecuadamente poniendo un freno de calma y relajación en nuestra actividad cerebral y nerviosa, contrarrestando los transmisores excitatorios e inhibidores, ayudándonos a mantener el equilibrio nervioso, sensitivo y emocional. Así que ofrezcamos siempre a Dios, por medio de SEÑOR Jesucristo, sacrificios de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Hebreos 13:15.

 

Por lo anterior, es apremiante que prestemos atención a nuestro estado de ánimo, y las palabras que usamos a cada instante con las personas que nos relacionamos a diario, especialmente, con las que tenemos mayor contenido emocional, con ellas, debemos usar palabras de alabanza, reconocimiento y bendición para que repercutan saludablemente en nuestro cerebro, y dejemos huellas de amor, comprensión y misericordia en todas las personas; examinémonos a la luz de la palabra, y asegurémonos de hablar como Jesús lo haría en nuestro lugar, y así romper obstáculos de enemistad, distanciamiento y división, empezando por nuestra familia; también fijémonos cómo hablamos y nos expresas de nosotros mismos, que podríamos ser nuestro propio enemigo y obstáculo al progreso, porque muchas palabras dichas se hacen profecías negativas en nuestra contra. Porque el que ama la vida, y desea ver días buenos, refrena su lengua del mal, y sus labios no hablan engaño. 1 Pedro 3:10.

 

Dejemos de decirnos a nosotros mismos que no podemos hacer algo, si dice la palabra de Dios que todo lo podemos en Cristo, así es; las personas con sobre peso que se dicen, no puedo lograrlo y se dicen palabras desmotivadoras y sin fe, deben parar de decirse para dejar de ser infelices; alegrémonos de la vida diciendo palabras de proyección y demos pasos de fe y confianza en Dios y en sí mismos; si nos proponemos a cambiar nuestra jerga por vocabulario bueno y seleccionado, de seguro veremos el cambio en la atmósfera y en nosotros mismos, oremos y Dios vendrá en nuestro auxilio. Crean que ya han recibido todo lo que están pidiendo en oración, y lo obtendrán. Marcos 11:24.

 

Somos hijos de Dios, somos gente que avanza, lo lograremos contando con la ayuda de Dios y nuestro esfuerzo en el trabajo de equipo, nosotros hacemos lo humanamente posible, Dios hará lo imposible mientras los adoramos y oramos a Él poniendo nuestras peticiones delante de Él. YHWH, has examinado mi corazón y todo lo conoces de mí. Tú sabes cuándo me acuesto y cuándo me levanto, Tú conoces cada uno de mis pensamientos; Tú SEÑOR trazas la senda delante de mí y me dices dónde debo descansar. Cada momento sabes dónde estoy; me ves cuando viajo y cuando descanso en casa; aún antes de que pronuncie las palabras con mi boca, he aquí, oh YHWH, Tú ya la sabes toda. Samos 139:2-4.

 

Las palabras que decimos también deben generar expectativas de vida y planeación con proyectos realistas que se puedan concluir, sin echarnos la culpa a nosotros mismos ni a otros si no se dan como queremos, porque todo es como Dios quiere y en el tiempo del SEÑOR para nuestro bien; dispongámonos para echarnos en el regazo de Dios y todos nuestros asuntos en sus manos; vivimos el hoy, pero proyectémonos para el mañana. Además como pueblo snto de Dios estamos llamados a bendecir,  hablar lo que no es como si ya fuera y andar por fe, sin que nuestros estados de ánimo, persnas o circunstancia nos desubiuen de nuestro lugar de conquistadores en Cristo.  Porque por fe andamos, no or vista. Y el Dios de eperanza nos llen de todo gozo y paz en el creer, para que abunde en nosotros la esperanza por el poder del Espíritu Santo.; 2 Corintios 5:7 y Romanos 15:13. Amén.


Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y sevidora de su reino.




 

 





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