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20 abr 2016

SANTIDAD AL SEÑOR



SANTIFÍCATE, CRISTO NOS HA RESCATADO PARA VIVIR EN PUREZA

Como hijos obedientes, no se acomoden a los deseos que antes tenían, cuando andaban en ignorancia; sino sean así como Aquel que los llamó, sean ustedes también santos en toda su manera de vivir. Porque escrito está: sean santos porque YO SOY santo. 1 Pedro 1:14-16. Sigan la paz con todos, y vivan en santidad, porque sin la santidad nadie verá al Señor, Hebreos 12:14.

Santidad se desprende de santificar  y purificar algo que es para uso divino unicamente y no profano, en el AT se usa del hebreo gadosh que da la idea de estar limpio, moralmente consagrado y dedicado para Dios: en el NT en el griego es hagios que se traduce como algo consagrado para uso santo. Aplicándolo a la vida del cristiano, Dios nos llama a vivir, convivir y movernos con pureza e integridad porque Cristo nos limpió del pecado y la culpa, por lo tanto somos responsables de mostrar un estilo de vida moralmente irreprensible, físicamente limpios y espiritualmente consagrados para ser instrumentos de uso santo en las manos de Cristo, 2 Corintios 7:9.

La santidad es un mandato de Dios para todos sus hijos porque sin santidad será imposible verlo; ser santos es vivir en esta vida apartados del mundo, libres de pecado y pegados a Dios, muriendo cada día a los deseos pecaminosos del cuerpo y con sanas intenciones en el corazón y la mente, porque dichos y felices son los de limpio corazón, porque ellos podrán ver a Dios, Mateo 5:8. No hemos sido quitados del mundo, seguimos en medio del mundo apartados para el reino de Dios aunque las tinieblas nos rodeen, Juan 17:15.

Ser santos es vivir en Cristo, practicar su palabra y hacer todo como para el SEÑOR; la compañía del Espíritu Santo nos recuerda la palabra y nos da fuerzas para ser libres de prácticas inmorales y corruptas que predominan en el sistema mundial gobernado por satanás, Juan 14:30.

Cuando andábamos sin Cristo seguíamos la corriente del mundo, esclavos del príncipe de la potestad del aire, que se manifiesta en los hijos desobedientes. Entre ellos viviamos antes presos de los deseos carnales, hacíamos nuestra propia voluntad y seguíamos nuestros propios pensamientos, por eso éramos llenos de ira igual que todo el mundo. Pero Dios que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó en su Hijo Jesús, nos resucitó de la muerte espiritual y nos ha dado vida juntamente con Cristo, somos salvos por la gracia de Dios, Efesios 2:2-5.

La santidad es un proceso progresivo que avanza mientras permanezcamos alineados a Dios buscando alcanzar cada día la estatura y plenitud de Cristo, hemos sido apartados por el mismo Dios para ser su morada gloriosa de pureza e integridad, somos responsables de cuidar nuestra pureza hasta que Cristo regrese o nos llame a su presencia al morir, 1 Corintios 6:19-20.

Dios nos ha dejado principios y mandatos absolutos para que vivamos un estilo de vida que a Él le resulte agradable y aceptable, pero los hombres viven en valores relativos reclamando derechos que contravienen la santidad y voluntad de Dios. Los principios y mandatos de Dios son estables, perfectos y eternos, nunca cambian. Si esto se acata y respeta, habrá orden, paz y justicia y esta sociedad resplandecería con la luz de Cristo, disipando las tinieblas de maldad que hoy cubren la tierra, Mareo 5:14-16.

Así como Dios es santo y su palabra es pura, clara, limpia y buena, nosotros debemos reflejar tanto la palabra como a su Autor, pero los seres humanos le han dado la espalda a Dios, se han vuelto necios y perversos acomodados a sus debilidades morbosas y oscuras y han llenado el mundo de maldad, desorden, injusticia y perversión, Romanos 1:22-32.

Los hijos del santo Dios no necesariamente somos perfectos mientras estemos en este mundo, pero debemos cuidar la pureza del alma en una lucha continua y sin ciartel por ser santos, venciendo el pecado y practicando las enseñanzas de evangelio de vida, Así que amados, puesto que tenemos promesa grandiosas en Dios, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor reverente a Dios, 2 Corintios 7:1.  

El carácter del cristiana debe sobresalir por encima del mundo para resaltar vidas limpias y consagradas al santo y maravilloso que no escatimó ni a su propio Hijo para salvarnos y presentsrnos como novia limpia y sin manchas, Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así YO los he enviado al mundo. Y por ellos YO me santifico a Mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad,  Juan 17:17.

1. NOS SANTIFICAMOS POR LA PALABRA. No hay métodos humanos para poder ser santo, lo único que nos puede santificar es vivir en la Palabra y permanecer en amistosa comunión con Dios, porque por la palabra de Dios y por la oración somos santificados, 1 Timoteo 4:5.

2. NOS SANTIFICAMOS POR IMITAR A CRISTO. Jesús dijo: Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mí yugo es fácil y ligera mi carga, Mateo 11:28-30. Imitar a Cristo es tomar su yugo aceptando que Él nos gobierne, siendo sometidos a su voluntad y sus mandatos que no son pesados ni gravosos, 1 Juan 5:3.

3. NOS SANTIFICAMOS MURIENDO A NOSOTROS MISMOS. Pórtense como escogidos de Dios, santos y amados, vístanse de afecto entrañable, sean, buenos, humildes, mansos, pacientes; sopórtense y perdónense unos a otros, si alguno tiene queja contra otro, de la misma manera que Cristo lo hizo con ustedes, Colosenses 3:12. Ser santos nos exige abandonarnos totalmente en las manos de Dios, negándonos a vivir complaciéndo nuestros sentidos, y muriendo al yo como el grano de trigo, menguando a nosotros mismos mientras que Cristo crece en nuestro corazón, Colosenses 2:11.

La base de nuestra santificación es nuestra dependencia a Dios, por lo tanto es nuestra obligación sujetarnos para alcanzar limpieza sin humilde sumisión a Cristo. La santidad es una vida práctica de la verdad que desecha toda mentira y engaño.

Una vida santa evita toda vana manera de vivir, Efesios 2:3; desecha todos los viejos hábitos dominados y viciados por los pensamientos materialistas del cuerpo. Ser santos es dejar de apoyarnos en nosotros para vivir y construir con sabiduria sobre la Roca, Proverbios 3:5-7.

4. NOS SANTIFICAMOS VIVIENDO EN EL ESPÍRITU, Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu, Romanos 8:1.

La santidad provee vida abundante y seguridad de salvación, y si vivimos en el Espíritu y por el Espíritu de Dios, podremos mostrar su fruto, pues solo Él provee las características divinas que nos hacen semejantes a Cristo, caminando Con pasos firmes y dejando de hacer hechos vergonzosos y malignos para vivir piadosamente y sin entristestecer al Espíritu que es Santo, Efesios 4:30 .

Continuamente somos santificados por la Palabra y la obra del Espíritu Santo que nos recuerda quienes somos y para dónde vamos, lo cual nos ayuda a resistir el pecado para vivir limpios de culpa.

La santidad es un don divino, no la podemos obtener por nuestros propios esfuerzos ni buenos deseos, se expresa al ser salvos y convertimos en templos vivos del Espíritu Santo. Ser santos no es un atributo moral inherente al ser humanos, es la esencia de la naturaleza de Dios viviendo en el creyente, Gálatas 2:20.

La santidad es el atributo único y verdadero que nos hace distintos al común del mundo y se desarrolla en nuestro ser interior con el encuentro diario cara a cara con Dios y con su palabra, Juan 15:3-5.