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27 jul 2017

BIENAVENTURANZA No.1- POBRES EN ESPÍRITU




BIENAVENTURADOS LOS POBRES EN ESPÍRITU
Porque de ellos es el reino de los cielos, Mateo 5:3

Cristo siendo por naturaleza Dios, no consideró ser igual al Padre para aferrarse a ello, sino que se despojó así mismo de su trono de gloria y tomó el lugar de servidor y se hizo semejante a los hombre, Filipenses 2:5-6.

No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, nosotros nos declaramos simplemente servidores de ustedes por amor a Cristo, 2 Corintios 4:5.

Y dije: ¡ay de mí que soy hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tienes labios inmundos han visto mis ojos al Rey, El Señor todopoderoso, Isaías 5:5

Solo Dios nos de su gracia y bondad para estudiar no solo las Bienaventuranzas del Sermón del Monte, sino toda su Escritura que está llena de grandes enseñanzas para saber vivir y comportarnos con sabiduría, pureza y seguridad, lo cual debe ser importante para el cristiano que ama sinceramente al Padre, reverencia y honra a su Salvador y camina como uno solo bajo la presencia del Espíritu Santo, nuestro Ayudador, Consejero y director para que podamos decir como Elias: Vive YHWH en cuya presencia estoy. 1 Reyes 17:1.

Cada Bienaventuranza muestra una particularidad que debe poseer el carácter del cristiano; ser pobres de espiritu significa la crucificcion de nuestro yo, ser integral, espíritu, alma y cuerpo para sumegirnos en la gracia divina reconociendo que nuestra vida, no solo en lo espiritual sino en todo lo que vivimos a diario, es un completo fracaso sin Dios, viles y miseros pecadores que necesitamos de Él como del aire para respirar; nuestro carácter pecador es carente de virtudes morales propias para tener una vida que agrade al Creador; la pobreza de espiritu es humildad y sencillez para reconocer que indefectiblemente somos necesitados de Dios para sepultar la arrogancia de la autosuficiencia y con amor y sujeción depender de Él. El espiritu pobre nos habla del DEBER SER en lo que el Creador ha preparado y espera de sus hijos, hemos sido creados para ser su alabanza viviente en función de los recursos divinos. ¡Miserable de mi! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Romanos 7:24.

Esta bienaventuranza es la primera y gran bienavebturanza porque de ella dependen las demás; nos ilumina a reconocer que no podemos cumplir el llamado del Padre en nuestras propias fuerzas, dichosos somos al reconocer que debemos rendir cuentas al SEÑOR de la viña porque somos sus obreros y dependemos de su gracia, su dirección, su consejo y sus bendiciones para saber vivir siendo felices a pesar de todo, sin la caracteristica de esta bienaventuranza no hay acceso al reino de los cielos ni al reino de Dios; no puede haber nadie en su reino que no sea pobre en espíritu. La pobreza de espiritu nos permite reconocer a Cristo como SEÑOR y Salvador, este es el primer requisito para nacer de nuevo y tener ciudadanía en los cielos, es solo el comienzo del proceso en las manos del Alfarero, Porque el SEÑOR guarda a los sencillos; nos postramos y nos salva. Salmos 51:17.

Comprender la naturaleza de nuestras limitaciones, impotencia, temporaneidad y vulnerabilidad nos aterriza a reconocer con sencillez de corazón la imperativa necesidad que tenemos de la ayuda e intervención de Dios en nuestro diario caminar; tenemos una montaña grande para escalar, cuya cima debemos alcanzar, pero somos incapaces de hacerlo por nosotros mismos, es por eso que el Sermón del Monte comienza con esta bienaventuranza. El Señor NO dice que los bienaventurados en espíritu son los pobres de riqueza material, Él está hablabdo de la pobreza espiritual, si fuera escases de cosas fisicas, Dios estaría discriminando entre pobres y ricos, y tampoco es cierto que los de escasos recursos económicos estén más cerca de Dios que los ricos, ese es un pensamiento natural y carnal; la pobreza económica no garantiza la riqueza espiritualidad de la salvación y la presencia de Dios, Cercano está el SEÑOR a los quebrantados de corazón, y salva a los abatidos de espíritu. Salmos 34:18.

Pobres según Lucas 6:20, se refiere a los que son como niños libres de malicia, y actuan con sanas intenciones y no estan poseídos por espíritus mundanos que les impida ser salvos. Los niñós son crédulos, sencillos, sanos, espintáneos e inocentes para premeditar o concebir malos deseos, por eso Jesús dijo que de ellos es el reino de los cielos. Mateo 8:3-4.

Los seres humanos mayores tienen avaricia, codicia y maquinan malas intenciones, estos son gran obstáculo para la pobreza de espíritu porque ellos confían en sí mismo y las riquezas del mundo para creerse poderosos; pero somos pobres en espíritu al no confiar en las riquezas, ni en los bienes que ofrece el mundo y mucho menos en nosotros mismos, imperfectos por el pecado, la realidad es que tanto pobres como ricos cimentan su vida en las riquezas, por eso odían y envidian a otros, no son bienaventurados, son miserables y Dios aborrece esto; la pobreza de espíritu tampoco es la pobreza natural física que han abrazado los clérigos religiosos que hacen votos de pobreza. Jesús se refiere a la pobreza de un alma mansa y humilde en sí misma y para con Dios, lo cual hace diferencia con la persona natural y carnal sin Dios, diferente al genuino hijo de Dios que es espiritual; en ambos se diferencia claramente el reino de Dios y el reino del mundo. Así dice el Alto y Sublime, el que habita en la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: YO habito en las alturas y en la santidad, y con el quebrantado y humilde de espiritu, para dar vida a los humildes y fortalecer el corazón de los quebrantados. Isaías 57:15.

Ser pobreza de espíritu nos alinea al corazón de Dios, algo que el mundo admira en los santos que caminan con Cristo, el mundo insiste en la independencia y autonomia de cada uno, pero el pobre en espíritu se aferra de su Creador  y Salvador. El mundo busca y aplaude personas de éxito que demuestran astucia y habilidad para los negocios, porque son autónomos, libres, independientes y emprendedores que dominan y gobiernan su vida como su propio líder o de otros, pero lo que buscan es impresionar, relucir, y que el mundo vea y aplauda su fama y habilidades, dejando a Dios de lado, no conocen Deuteronomio 8:18. Pero si somos pobres de espíritu, sabia y honesamente reconocemos que todo lo podemos en Cristo que es nuestra fortaleza. Porque es Dios quien nos da mayor gracia, Él resiste a los soberbios, pero trata con bondad a los humildes. Santiago 4:6.

Un dirigente y un guía humilde no depende de sí mismo, sino que confía su vida, sus hechos, proyectos, pensamientos y seguridad en las manos del Todopoderoso, Él es quien nos sustenta y prospera nuestro camino; lamentablemente la soberbia, el orgullo, la vanagloria del mundo y la autosuficiencia posee y domina a gobernantes y los pocos ricos sin Dios; ellos hacen miles de leyes imaginando que con sus leyes opresivas e injustas podrán hacer una sociedad perfecta a su manera y estilo, pero es a la manera de sus deseos no a la manera del Creador. Es por la falta de pobreza de espíriu que  se manipula la educación, la economía, la ciencia, los medios y la geopolítica de los pueblos, que destruye la sociedad en vez de bendecir a las personas. En las almas carentes de pobreza espiritual Jesús no está presente, porque no lo han invitado, no lo han aceptado y no lo han tenido en cuenta. Son seres que dependen de ellos mismos y no de su Creador, pero el servidor depende de su SEÑOR y se subordina a Él. A los hambrientos Dios ha colmado de bienes, pero ha despedido a los ricos con las manos vacias. Lucas 1:53.

La pobreza de espiritu es permanecer hambrientos y sedientos de Dios para habitar y caminar en su presencia,  reflejando a Cristo con la imagen correcta y conceptos verdaderos de sí mismos, siendo sus instrumentos bajo instrucciones y parámetros divinos. La iglesia no debe centrar sus enseñanzas y mensajes en autoestima, liderazgo, prosperidad, ni empoderamiento personal, eso son conceptos puramente carnales del mundo que busca guardar apariencia y figurar para manipular las mentes y mover el entorno con egos inflandos basados en métodos humanos, intelectualistas, recursos e influencias de hombres. Hay una confusión entre auto-confianza por empoderamiento y adquisicion de conocimiento para lograr cosas por sí mismos, contrastado con la humildad de confiar, tener fe y depender de Dios, porque la palabra es clara al decir que las bendiciones nos alcanzarán, si obedecemos al Dueño del universo. En la vida cristiana no se habla que a alguien le falta personalidad, cuando en verdad lo que le falta es el carácter de Cristo para ser santo, humilde y manso, características de la pobreza de espíritu para heredar el reino de Dios. Mejor es el pobre que anda con integridad, que el que es torcido aunque sea rico. Proverbios 28:6.

El pobre de espíritu descansa en el SEÑOR, no confia en sí mismos pues sabe que eso acarrea soberbia, independencia de Dios, agresividad, excusas, justificación, vivir visceralmente, a la ofensiva y defensiva mostrando cierta actitud de sobradez e imponencia en un mundo caído; la pobreza de espíritu puede resultarle a muchos un impedimiento para su éxito ególatra y mezquino. Es una diferencia entre la iglesia de antaño, y la que promocionan hoy ciertos líderes con sus fotos y su nombre en todo, rampeando de ser “líderes espirituales”, codiciando ser reconocidos por todos, mientras que los primeros cristianos eran servidores y obreros discretos, casi anónimos. Las empresas de hoy buscan profesionales autosuficientes y de "éxito" a los cuales se les pueda empoderar aún más llenándolos de mucha información mercantilista para que se manejen solos y la gente pueda acudir a ellos, ¡qué estrategía tan cruel! Así discrimina la sociedad consumista y sus magnates con ínfulas de grandeza que codician tener el mundo en sus manos para manipular y oprimir como si ellos fueras los dueños, cuando en realidad son simples hombres mortales y limitados, léalo en Salmos 9. El altivo será humillado, pero el humilde será enaltecido. Proverbios 29:23.

El pobre de espíritu no se compara con otros, se examina cada día y se humilla frente al Todopoderoso Dios, reconociendo sus falencias, su pequeñez, sus debilidades y limitación humana al lado de la grandeza y soberanía del Dios Creador; no podemos aventurarnos a calificar la posible personalidad mansa de alguien, cuando podría ser algo puramente aparente y carnal, al verdadero humilde, la sociedad lo tilda de débil y pusilánime, tonto y falto de personalidad, pero se sirven de él para sacar provecho, manipular e imponer. Pero la recompensa de la humildad en el temor a Dios, son la riquezas, la honra y la vida. Proverbios 22:4.

La pobreza de espíritu en Pablo fue visible, la expresó en Filipenses 3:13-14 porque dejó su vieja vida para tomar lo nuevo en Cristo; pero también dijo: Y estuve entre ustedes con debilidad y temblor, y mi mensaje y predicación no fueron con palabras persuasivas de sabiduría humana, sino con demostración de poder del Espíritu, 1 Corintios 2:3-4. Él no subió al pulpito con confianza y seguridad en sí mismo queriendo impresionar con su personalidad y conocimiento, por el contrario la gente lo veía débil e indefenso, por eso lo apedrearon y atacaron con violencia menospreciando sus palabras, asediándolo para matarlo. ¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con humildad que le da la sabiduria. Santiago 3:13.

Las bienaventuranzas nos ayudan a discernir qué área de nuestra vida debemos mejorar y en cuáles podríamos haber perdido el rumbo, si pertenecemos al reino de Dios. Las bienaventuranzas nos desafían a hablar, pensar y actuar como lo haría Jesus, pero para algunos hablar lenguaje de reino solo es concebible en tiempos de antaño y no como debiera serlo hasta el día de hoy; reflexionemos acerca de esto. La cultura del mundo se opone a la cultura del reino  en cuanto al éxito, el poder y reivindicacion de cosas absurdas. Hemos de pararnos firmes para no aceptar personas, circunstanciad y cosas por apariencia, evitemos los términos de laos medios, la psicología y el mundo, porque podría llegar el momento de estar hablando, conceptuando y viviendo un reino completamente diferente al reino de Dios por estar amoldados al mundo corrupto que tergiversa principios y fundamentos, Carguen con mi yugo y aprendan de Mi, que soy manso y humilde de corazón, asi encontrarán descanso para su alma. Mateo 11:29.

El más grande ejemplo de pobreza de espíritu es Jesucristo, encarnó al humilde siervo de Isaias 61, trayendo buenas noticias a los oprimidos, sanando a los quebrantados de corazón y dando libertad a los cautivos; Él Hijo de Dios mostró dependencia del Padre en su humanidad, al orar en el Getsemaní, como hombre sintió angustía ante lo que le esperaba, por eso oró para ser fortalecido por el Pafre, quién le envió ángeles, Lucas 22:39-46. Ninguna de las cualidades que Jesús señala en las Bienaventuranzas son naturales, no nacemos con ellas, debemos buscarlas, obtenerlas y cultivarlas en el Espíritu Santo, por eso de nos exhorta a juzgar con justo juicio, y no por la apariencia personal, muchos usan las máscaras del impresionismo, pero ser pobres de espíritu no es moda, ni estilo de vida de un lugar o momento, la pobreza de espíritu es un constante destello de un corazón que vive ligado al corazón de Cristo para servir a Dios y a otros...Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.Marcos 9:35.

Porque así dice el Alto y Sublime que vive para siempre, cuyo nombre es Santo: YO habito en las alturas, y también con el contrito y humilde de espíritu, para vivificar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los quebrantados. (contritos son los que se humillan delante de Dios con un corazón compungido y arrepentido).

La Biblia nos da ejemplos: Gedeón, el SEÑOR lo llamó varón esforzado y valiente, antes de enviarlo a salvar a Israel de la opresión madianita, él con humildad respondió: Ah Señor mío, con qué salvaré yo a Israel? Mi familia es pobre en Manasés y yo el menor de la casa de mi padre, Jueces 6:12-16. Este juez mostró que no era un hombre servil ni oportunista, él se estremeció ante la grandeza y el honor que Dios le estaba otorgando, por eso pensaba que su misión era algo increíble. A los honores les precede la humildad, pero al fracaso la soberbia. Proverbios 18:12.

Moisés fue pobre en espiritu, se sintió indigno, insuficiente e incapaz con la tarea que Dios le encomendó; también David lo expresa en muchos de los salmos, rogando, consultando y dependiendo del Eterno, y Pedro cuando dijo; Apártate de mi Señor, porque soy pecador, Lucas 5:8; Pablo siempre hablaba de no gloriarse él sino en el SEÑOR, En cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme a mi mismo,  sino en la cruz de Cristo, porque en Él el mundo es para mí una cruz, y yo estoy crucificado para el mundo, Gálatas 6:14; no se trata de hombres indecisos, desconfiados o inseguros, ni oportunistas, los seres humanos pobres de espíritu, son aquellos que sus grandes cualidades las doblegaron ante la grandeza, poderío, soberanía y majestad de Dios, porque ¿Quién es suficiente en sí mismo? Bueno y justo es el SEÑOR; Él muestra a los pecadores el camino. Él dirige en la justicia a los humildes, y les enseña su camino. Salmos 25:8-9.

El más grande ejemplo de pobreza de espíritu lo tenemos en nuestro Amado Jesús de Nazaret, quien siendo Dios, asumió la semejanza de un simple mortal y vivió como cualquier ser humano mientras estuvo en la tierra, Él siendo por naturaleza Dios, no consideró ser igual al Padre para aferrarse a ello, sino que se despojó así mismo de su trono de gloria y tomó el lugar de servidor y se hizo semejante a los hombre, Filipenses 2:5-6.  
                          
Jesús no se creyó el centro de todo, Él sirvió y atribuyó toda la gloria al Padre: Respondiendo Jesús les decía: En verdad, en verdad, les digo que el Hijo del Hombre no puede hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual manera, Juan 5:19; …Las palabras que Yo les digo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en Mí, es el que hace las obras, Juan 14:10. Las horas que pasó orando en el Huerto de Los Olivos, muestran su pobreza de espíritu y dependencia al Padre.

La pobreza de espíritu entiende que lo logrado con excelencia, es porque Dios coloca el querer como el hacer, creando circunstancias, dando talentos y personas a nuestro favor, porque lo mío es imperfecto, limitado y débil, por lo tanto vale poco; nuestra humanidad pecaminosa nos hace insignificantes ante la santidad, el poderió, soberania y grandeza del Creador. Si somos pobres de espíritu nos abandonamos en los brazos del Padre, nos entregamos al gobierno del Hijo y  la dirección del Espíritu para atender, obedecer y ejecutar sin cuestionamientos, razonamientos ni quejas. Humíllense en la presencia del SEÑOR, y Él los exaltará. Santiago 4:10.

No dependemos de apellidos, abolengos, estratos, ni clases sociales, mucho menos de nuestra posición económica o natural, tampoco del poder que nos haya sido otorgado, tampoco del conocimiento que hayamos alcanzado, sino que todo eso lo consideramos como un regalo de Dios en su abundante misericordia. La pobreza de espíritu nos libera totalmente del yo contaminado e idolatrado. Si algo somos y algo valemos y tenemos es porque Dios está en nosotros y Él hace sus maravillas en nosotros y a traves de nosotros. En conclusión, sean todos de un mismo sentir, sean compasivos y fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde. 1 Pedrob3,:8.

Juan bautista expresó pobreza de espíritu: Es necesario que Él crezca, y que yo mengue, Juan 3:30. Que Cristo aumente en importancia, mientras yo disminuyo, que yo sea anónimo. Él es fuerte, nosotros débiles, Él es todopoderoso, nosotros limitados, Él es sabio, nosotros ignorantes, Él lo sabe y lo ve todo, yo no se nada y tengo la visión corta. Ser pobres en espíritu implica mantener los ojos puestos en Jesús, no en la gente, ni en las oportunidades para lucirse, Puestos los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe, quien se gozó al soportar la cruz, y sin importarle la vergüenza se sacrificó, para luego sentarse a la diestra del trono de Dios, Hebreos 12:2.

El amor de Dios nos obliga a exaltarlo, su insondable afecto mostrado en la cruz nos doblega y nos lleva a postrarnos de rodillas para adorarlo en la grandeza de su dignidad. Como lo dice 2 Corintios 5:14.

Entre más leemos el Nuevo Testamento, nos vemos mejor  frente a Jesús, y lo veremos tal como lo describen los Evangelios, sentiremos que somos pobres y débiles necesitados de Él, y que nuestra fe necesita fortalecerse en Él, cuánto más lo veamos y lo conozcamos, menos confianza tendremos en nosotros mismos y seremos totalmente dependientes de Él y llenos de su Espíritu. Amén.

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.