LA HUMILDAD ESTÁ REPRESENTADA EN EL SEÑOR
JESUCRISTO PARA NUESTRA SALVACIÓN Y EJEMPLO DE VIDA.
Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable, de bondad, humildad, amabilidad y paciencia. Colosenses 3:12.
Por el
encargo que Dios en su bondad nos ha dado, digo a todos ustedes que ninguno
piense de sí mismo como si fuera más que los demás, más. Sino que cada uno
piense de sí mismo con moderación, según los dones y la fe que Dios ha dado a
cada uno. Romanos 12:3.
No se
interesen tanto por la belleza externa, sino por la interna, la del Espíritu,
la belleza de un corazón incorruptible con un espíritu suave, humilde y amable;
esa belleza vale mucho más delante de Dios. 1 Pedro 3:3-4.
Si observamos el texto bíblico desde Génesis hasta Apocalipsis, nos damos cuenta que la humildad es más que obras y renombre humano, bíblicamente humildad es tener un carácter santo e íntegro como el de nuestro SEÑOR Jesucristo; es decir, que según lo que he podido aprender directamente del SEÑOR y de la Escritura, la humildad nace del corazón, se vive espiritualmente y se practica con acciones claras de amor y servicio, como resultado de nuestra comunión con el Espíritu Santo, la amistad con Jesucristo y el navegar en las aguas de la palabra, para llegar a ser esa clase de personas que Dios aprueba por la sencillez del corazón y la calidez humana que ama a todos sin hacer acepción de personas. Sean humildes y pacientes, brindando apoyo en amor, unos por otros. Hagan todo lo posible por vivir en paz, para que no pierdan la unidad que el Espíritu les dio. Efesios 4:2-3.
El mayor ejemplo de humildad a seguir está en nuestro Salvador Jesucristo, alejado del pecado sin amoldarse al mundo, pero en medio de la multitud para servir; aunque Jesús era Dios rico, poderoso y Dueño del universo, se bajó a nuestra estatura para encarnarse en una sencilla y santa mujer, naciendo en un humilde suka o enramada de hojas, palmas y ramas en la fiesta de los tabernáculos; nuestro SEÑOR Jesús nació entre la gente de su pueblo sencillo, pobre, necesitado y olvidado de Belén, una región sin importancia para los "grandes" de su época; luego creció como todo ser humano, dentro de una humilde y sencilla familia hebrea, hasta llegar a ser el Hijo del Hombre, para entregarse por nuestros pecados y ocupando nuestro lugar en el madero de la cruz. Él siendo Dios, no escatimó ser Dios ni se aferró a su lugar de gloria, sino que se despojó así mismo y tomó la forma de siervo, para ser semejante a los hombres; así se humilló a sí mismo, y fue obediente al Padre, hasta la muerte en la cruz…Filipenses 2:6-11.
Un verdadero hijo de Dios redimido en Jesucristo imita a su Maestro y SEÑOR, sirviendo al necesitado que tiene cerca, a pesar de que tengamos limitaciones,
debilidades y defectos; si somos humildes habrá disposición de corazón y
pobreza de espíritu para servir con generosidad y desprendimiento a lo material sin esperar que los demás nos
devuelvan lo servido, pues consideramos a nuestro prójimo personas valiosas por seres humanos creados a imagen de Dios, con capacidades, dones, virtudes y
talentos, por esta razón todos somos dignos de respeto y de recibir buen trato. Siempre humildes, pacientes, amables y afectuosos, soportándose unos a otros en amor. Efesios
4:2.
Solo podemos ser humildes cuando hemos nacido de nuevo porque Jesús nos hace nuevas criaturas y nos da
de su Espíritu; y uno de los gajos del fruto del Espíritu es la humildad, así es
que llegamos a vernos a nosotros mismos como dijo Jesús, pequeños servidores, pero grandes a los ojos de Dios, atendiendo las necesidades del vecino, ayudando, y siendo instrumentos de adoración a Dios. No hacemos nada por rivalidad ni competencia,
ni orgullo, sino con humildad, porque consideramos a los demás mejores que
nosotros mismos. Filipenses 2:3.
Humildad es callar nuestras virtudes y dones, esperando que otros los
descubran; somos enseñables, acatando las normas, reglas y parámetros de
vida para vivir sabia y pacíficamente en comunidad; es con humildad que todos tenemos
la oportunidad de enseñar, aprendiendo unos de otros, sin críticas ni
contiendas que dividan el cuerpo de Cristo, pues todos somos por quienes Jesucristo dio su vida y
derramo su sangre, oró y anheló la unidad y el amor de su iglesia, como lo dice Juan 17; así que, Humillémonos en la
presencia del SEÑOR, Y Él nos exaltará a su debido tiempo. Santiago 4:10.
Si somos humildes, reconoceremos alegremente los logros de los demás sin
envidias ni sentimientos malsanos dentro; con humildad nos gozamos con el que celebra
y lloramos con el que sufre, con verdadera sinceridad y sentir del corazón,
porque vemos realmente en el rostro del otro, el rostro de Dios; una persona humilde reconoce a Dios en
todos sus caminos, es
sabia para reconocer que no siempre tenemos la razón, porque en muchas ocasiones
otros pueden tener mejores ideas, pensamientos y creatividad que nosotros. Al ser humildes continuamente nos analizamos y
cuestionamos delante de Dios para ver si estamos actuando correctamente, orando y pidiendo a
Dios que nos ayude a doblegar
nuestro
propio ego orgulloso para no pecar.
Dios ya nos ha declarado lo que es bueno. Ya sabemos lo que Dios espera de
nosotros, que practiquemos la justicia, que amemos con misericordia, y que nos
humillemos ante Dios. Miqueas 6:8.
En pocas palabras,
humildad bíblica y según el corazón de Dios es modestia en sí mismos, docilidad para aprender y ser corregidos, suavidad para tratarnos mutuamente, sencillez para presentarnos y vivir como gente prudente. Cordura y sinceridad en
el respeto mutuo en obediencia y sujeción a Dios; ser prudentes al hablar de
otros y dirigirnos a los demás, permitiendo la libertad y el estimulo para otros a
hacer el bien, superando los baches, y animándonos para que todos seamos
pacificadores; esto he aprendido en mi caminar con Cristo, en mi lectura y
estudio diario de la palabra, y Jesús dijo: Cuando des algo al necesitado, no lo anuncies al son de
trompeta, como lo hacen los hipócritas, en las sinagogas y en las calles para
que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido su recompensa.
Mateo 6:8.
La humildad que Dios
nos pide es espiritual para mostrarse en el actuar, desde el corazón, la mente y la voluntad, algo propio de un
alma regenerada; así que humildad no es una mera conducta externa, es un todo integral en la persona, por eso necesitamos discernir las acciones y palabras de la gente que hace obras de misericordia y
se llaman así mismos filántropos, que en verdad son gente multimillonaria, hipócrita y de doble ánimo, como lo eran los fariseos; hacían obras sociales, pero su corazón estaba lleno de arrogancia, orgullo y un ego que deseaba reconocimiento, razón
por la cual nuestro Rey Jesús dijo que los pobres de espíritu tendrían un lugar
en su reino, pero los malvados serán echados fuera, por lo tanto, todo
cristiano debe ser humilde y sencillo delante de Dios y de los hombres. Bueno y justo es el SEÑOR; por eso Él muestra a los
pecadores el camino. Él dirige en justicia a los humildes, y les enseña su
camino. Salmos 25:8-9.
La humildad reconoce que nuestras capacidades y méritos vienen de Dios, porque somos totalmente incapaces para salvarnos o hacer algo bueno sin Cristo; Jesús con la humildad de su vida, nos ofrece su gracia y misericordia, a todo ello debemos responder con gratitud, compromiso y servicio, mostrando así lo que es verdadera sencillez, porque el SEÑOR hizo un intercambio entre nuestra ineptitud y su infinito mérito salvador; Él cambio nuestro pecado por su justicia y la vida que nos ha dado, por su propia vida, eso vivimos en la fe del Hijo de Dios, el cual nos amó y se entregó por nosotros; ahora en Él y con Él podemos ser humildes. Porque ya no vivo yo, sino Cristo vive en mí, y la vida que ahora tengo en el cuerpo, la vivo por fe en Jesucristo…Gálatas 2:20.
Necesitamos ser humildes para entrar al reino de Dios y ser grandes ante
los ojos del Eterno, y Jesucristo es nuestro modelo a seguir; humildad es lo
opuesto a ambición, vanidad, orgullo, egoísmo, auto justificación, defensa
propia; rebeldía, autosuficiencia, tiranía, falsedad, etc, etc.; todo
cristiano debe estar dispuesto a morir a todo esto y mucho más por amor a Cristo,
obediencia al Padre y su palabra, y dependiendo del Espíritu Santo; la
verdadera humildad produce piedad, contentamiento, alegría, paz y seguridad. Cuando
viene la soberbia, viene también la deshonra; pero con los humildes está la
sabiduría. Proverbios 11:2.
Todo aquel que haga lo contrario a la humildad, se estará rebelando contra
Dios y despreciando su gracia, por lo cual los orgullosos y altivos serán
resistidos por el SEÑOR; pero si nos humillamos ante Él y servimos en todo con sencillez de corazón, Dios nos exaltará; recordemos también a Pablo, él es un ejemplo de
humildad, servicio y sacrificio a Dios y a la gente; así que gloriémonos de
llevar la cruz de Cristo para vivir en este mundo a la manera de Dios. Yo soy el
más insignificante de los apóstoles, y no soy digno de ser llamado apóstol,
pues perseguí a la iglesia del SEÑOR; pero por la gracia de Dios soy lo que
soy, y su gracia para conmigo no resultó vana; antes bien, he trabajado mucho
más que todos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí. 1 Corintios 15:9.
¿Crees que eres verdaderamente humilde ante Dios y la gente? SI NO es así, ¿Qué
harás para cambiar esto?
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.