JUNTOS EN AMOR, TRABAJO Y ORACIÓN
Dios nos acompaña en
cada recodo del camino, su gracia nos salvó, por lo tanto siempre desea lo
mejor para nuestra vida, y como Él camina a nuestro lado por eso nos dice: Sean
santos, porque YO SOY santo, 1Pedro 1:16. Nuestro desafío en la crisis actual pone a
prueba lo máximo de nuestras fuerzas y nuestra fe en Él, ya que humanamente es fácil
rendirnos y aislarnos ante tanta confusión que reina en el mundo.
Lo hermoso de todo es
que a pesar de lo que se mueva a nuestro alrededor, en Cristo podemos
renovarnos, levantarnos, unirnos, perseverar en pureza y en amor siguiendo su
divino ejemplo. Lo que debemos tener muy claro, es que para mantenernos en
santidad es imperativo vivir los principios y los mandamientos de su palabra y
declarar con nuestro comportamiento y manera de hablar que nuestro asidero,
nuestra confianza y certeza descansan en El Grandioso Dios de bondad que nos da
el poder en su presencia para poder avanzar.
Necesitamos
apasionarnos por el Señor de la creación renovando nuestro entendimiento para agradarlo
y hacerlo sonreír complaciendo su corazón. ¿Cómo puedo lograr esto? Venciendo
el pecado, muriendo a mí mismos, siendo dignos hijos de Dios, y es sólo en las
Escrituras donde podemos encontrar los recursos y parámetros para vencer el
pecado, el mundo y el yo, porque sólo Nuestro Rey, nuestro Padre Jehová varón
de guerra y la gloria del Espíritu Santo vencen las tinieblas.
Nosotros podemos arrodillarnos
por unos minutos y decir unas cuantas palabras a oídos de Dios, pero Él nos pide
algo más sencillo, real y práctico: hablar continuamente con Cristo a medida
que nos movemos durante el día, como lo vivió Enoc, este hombre de Dios caminó
y sostuvo una íntima comunión con su Creador, Génesis 5:25, confió en Dios, Hebreos
11:5
fue obediente, y profetizó lo que el Señor del universo le mostraba en sus
diálogos juntos, Judas 14 eso le agradó a Dios
y no lo dejó morir, se lo llevó en cuerpo y alma eternamente junto al Rey. Si
tú y yo hacemos real esta forma de vivir, El Eterno todo lo cambiaría.
También tenemos el
arma de la oración en koinonía, orar es algo grande, es unir nuestro corazones
al Espíritu Santo para que Él nos inunde con su presencia, tome el control, nos
guie y nos enseñe a hacerlo de manera perfecta, oportuna y apropiada, con las
palabras y el sentir único que emana del corazón de Dios en nuestros corazones
para despertar a la pasión y la entrega desde el alma, bajar el cielo a la
tierra y ver la respuesta. Cuando hubieron orado, el lugar en que
estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y
hablaban con denuedo la palabra de Dios, Hechos 4:31.
Busquen,
pues, hermanos, de entre ustedes, servidores de buen testimonio, llenos del
Espíritu Santo y de sabiduría, para encargarlos del trabajo. Y nosotros
persistiremos en la oración y en la ministración de la palabra, Hechos 6:3-4.
Y
crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba
grandemente…también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe, Hechos 6:7; Había
en la Iglesia profetas y maestros…Ministrando estos al Señor, y ayunando, el
Espíritu Santo hablaba para asignar a las personas para la obra a la cual
habían sido llamados, Hechos 13:1-3.
Añadido a todo esto,
Dios a través del apóstol Pablo nos entrega la preparación y el vestido de
guerra espiritual en Efesios 6:10-20; porque lo que Dios
está deseando intensamente es la unión de las partes del cuerpo y la oración de
su pueblo que se entrega al Espíritu Santo y se rinde a Cristo para ligarse a
su corazón y mover los cimientos de la tierra con la presencia de su gloria a través
de cada miembro del cuerpo.
Urge a la iglesia enseñar,
preparar, entrenar, capacitar en la palabra y enviar embajadores servidores del
reino a todos los lugares que El Señor indique por su Espíritu Santo con todo
el cuerpo creciendo en la verdad de Aquel que es la cabeza, y a quien le
pertenece todo el cuerpo, con miembros bien concertados y unidos entre sí por
todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de
cada miembro, que recibe alimento para crecer e ir edificándose en amor, Efesios
4:15-16.
Porque solamente asidos a la cabeza cada miembro del cuerpo podrá nutrirse por los
ligamentos, mediante los cuales, Dios da el crecimiento, Colosenses
2:19.
Dios nos manda a
congregarnos, Hebreos 10:24, y a confesar
nuestras ofensas unos a otros, no dejar que se ponga el sol sobre nuestro enojo
para no darle lugar al enemigo, Santiago 5:16, El Eterno Creador,
gigante en bondad y misericordia es inescrutable e indescriptible en su
soberanía y majestad, por eso nos permite situaciones y pone personas a nuestro
lado, no para darnos dolores ni lastimarnos, sino para hacernos crecer y
madurar en su amorosa y correctiva formación: hierro con hierro se
aguza, Proverbios 27:17. Esto es, que como un metal se afila con el roce de otro
metal, así nosotros somos formados en carácter, madurez y trabajo cooperado con
el trato personal y cercano de otras personas que El Eterno Sabio nos coloca
para limar nuestras asperezas.
Si podemos entender y
asimilar esto, la Iglesia del Señor dará su fruto en su casa, en su vecindario,
en su ciudad, en su país y hasta lo último de la tierra, porque más
valen dos que uno solo pues sacan más provecho de lo que hacen. Y si uno de
ellos tropieza, el otro puede ayudar a levantarlo. Pero pobrecito si alguno
está solo, caerá y no tendrá quien lo ayude a levantarse…Una sola persona puede
ser vencida, pero dos ya pueden defenderse, y si tres unen sus fuerzas, ya no
será fácil derrotarlos, Eclesiastés, 4:9-12.
Esta es la unidad del
Cuerpo que el Dios del cielo está deseando intensamente en medio de su Iglesia,
para que su esposa esté lista cuando su Señor venga.
Esta es parte de la
descripción de la imagen que el Señor me dio el martes 5 de julio de 2016 y que
Él E.S. me reveló y me envío a presentar a su Iglesia. Amén.
Porque nuestro mismo
Rey nos dio ejemplo, El Padre ungió con el poder del
Espíritu Santo a Jesús de Nazaret, por eso Él anduvo haciendo el bien y sanaba
a todos los oprimidos por el diablo, porque el Padre estaba con Él, Hechos
10:38.
Por eso debemos andar en santa y piadosa manera de vivir, 2
Pedro 3:11,
como es digno de los hijos de Dios, 1Tesalonicenses 2:12. Practicando el amor
y la unidad en armonía, sin hipocresías ni contiendas, Efesios
5:2,
todo irá bien o todo irá mal, eso depende de nosotros. Gloria y honra al Todopoderoso Dios de amor.