EN CRISTO SOMOS
HERMANOS Y FAMILIA DE DIOS
Si
alguno dice que aman a Dios, pero odia a su hermano, es un mentiroso; porque el
que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha
visto, 1 Juan 4:20.
¡Mirad cuán bueno y cuán
delicioso es habitar los hermanos juntos y en armonía, salmos 133:1
Padre santo, a los que me
has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno así como
nosotros…Santifícalos, (apartados para uso sagrado), en tu verdad; tu palabra
es verdad…para que todos sean uno; como Tú, oh Padre, en mí, y YO en ti, que
ellos también sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
Juan 17:11-21.
Jesús sabía que sin amor fraterno en su Iglesia el mundo no podría
creer en Él, por eso oró por la unidad en Juan 17. Jesús rogó
al Padre para que guardara a sus discípulos en unión familiar. El amor de hermanos en
el corazón del cristiano es el motor que mueve a la compasión solidaria y la empática
hacia los demás en el fruto del Espíritu. Para que
no hayan desavenencias en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen
los unos por los otros,1 Corintios 12:25-26, somos hermanos llamados a libertad para servirnos en amor unos a otros, Gálatas 5:13b.
Para que el mundo crea y anhele a Cristo, debe palpar evidencias de afecto fraternal entre los hijos de Dios que comparten el mismo cuerpo y el mismo fruto con diversidad de dones para bendición de todos; por lo cual debemos comportarnos como una verdadera familia que se ama en la unidad del Espíritu, porque donde está el Espíritu de Dios, allí
enviará Jehová bendición, y vida eterna. ¡Esta es una realidad espiritual que hoy toda
la Iglesia necesita urgente y desesperadamente! Porque somos anunciadores de la Palabra de vida para la eternidad, 1 Juan 1:3, porque Cristo no está dividido y formó solo una iglesiá, 1
Corintios 1:10-17.
La sociedad actual afronta una gran crisis relacional y afectiva, carecemos
de hermandad y unión de gente que fue creada a imagen de su Creador, y que por lo tanto debiera vivir en paz, solidaridad, acuerdo y armonía, pero que al individualismo, la competencia, el egoísmo, la envidia, la codicia,
el afán de riquezas, el legalismo, la religiosidad y el deseo desmedido
de poder y renombre nos separan; nos cuesta hallar una verdadera amistad, nos aislamos de
la gente, nos volvemos solitarios y nos alejamos de la realidad en vez de estar
juntos para hacernos bien, no solo a nivel
personal, sino familiar y social, porque Dios hace habitar en familia a los desamparados, Salmos 68: 5-6.
Necesitamos rescatar la unión fraterna en el cuerpo de Cristo, cultivando relaciones sinceras y significativas para que podamos resistir el embate del.mundo y las tinieblas que intentan destruirnos todo el tiempo, nos necesitamos unos a
otros. El plan de Dios es que fomentemos la unidad y el compañerismo en amor,
para poder cumplir con la misión y que progresemos en equipo como un todo que se sostiene y se apoya, en procura del bienestar mutuo y tenga un efecto afuera, porque el que da
al pobre, no tendrá falta de nada, Proverbios 28:27, y a YHWH presta, el que da
al pobre, Proverbios 19:17.
Según las raíces hebreas, la unidad se basa en hermandad,
compañerismo armonioso, intimidad de familia y asociación de hermanos unidos
con la finalidad de trabajar juntos para cumplir una misión y propósito
comunitario, en la cohesión de lazos de amistad y afecto estrecho, donde todos se respetan, se protegen, se preocupan y se ayudan como pares inseparables, porque si un miembro padece, todos los demás miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los demás miembros se gozan con él, 1 Corintios 12:26.
El compañerismo que Dios anhela en su iglesia es esa clase de relación
especial donde predomina su amor que valora y reconoce al otro por ser cada uno parte del cuerpo donde Cristo es la cabeza que los une y dirige en un vínculo correlacional de cordialidad y cooperación para generar un
impacto superior en medio de diferencias y particularidades de los miembros, manteniendo un ambiente de paz y alegría, para llevar a cabo su encargo
con excelencia, porque un
hermano verdadero está con su hermano en tiempos de angustia, Proverbios 17:17.
El amor entre hermanos es un asunto de santas, buenas y sanas
relaciones, entre personas unidas por lazos familiares, y nosotros somos
familia de Dios en Cristo, Él nos salvó y lavó con su sangre y ahora tenemos
vidas renovadas en Él y el poder del Espíritu Santo conque hemos sido sellados como propiedad del Padre,
No dejen de amarse unos a otros como hermanos, Hebreos 13:1.
Nuestra fraternidad en la familia de Dios se sujeta al gobierno divino,
para solidarizarnos y complementarnos con los dones y capacidades que El Padre nos ha dado, con tolerancia y confianza verdadera como descendientes de Dios; nuestro trabajo juntos debe
ser un continuo enriquecimiento recíproco, de experiencias que nos aviven integralmente en un estilo de vida cristiana práctica; esto nos permitirá alcanzar a miles para Cristo, sobre la base del amor, porque Dios reina en nuestros corazones en el trabajo
mancomunado que realizamos, ¡Cuán bueno y cuán agradable es que
los hermanos convivan en armonía, Salmos 133:1.
La vida cristiana es
primeramente comunión con Dios, luego amor entre hermanos, esto nos permite
pertenecia al Padre e identificación con Cristo, nuestra fraternidad cristiana
debe ser un estilo de vida de fe que como en la Iglesia primitiva, nos capacite
para permanecer cerca unos de otros sea en tiempos felices o de dificultad,
para llamarnos, visitarnos, colaborarnos y darnos cuenta que todos navegamos en
el mismo barco, es así como podremos crecer juntos, para que
sean consolados sus corazones, unidos en amor...Colosenses 2:2a.
Somos
hermanos en Cristo, porque Jesús es el mayor entre muchos hermanos, Romanos 8:29; por lo tanto no dependemos de las emociones ni de las circunstancias, y
mucho menos de la auto suficiencia sino del poder de Dios en Cristo obrando en
su iglesia, y dando cada uno da lo mejor de lo que recibe de Dios, haciendo real la presencia de nuestro Salvador al poner por obra su
palabra, Pero estoy seguro de ustedes, hermanos míos,
de que todos ustedes están llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de
tal manera que pueden amonestarse unos a otros, Romanos 15:14.
Jesús
es nuestro máximo ejemplo de trasparente fraternidad, Seis días
después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a
un monte alto; y se trasfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como
el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz, Mateo 17:1-3. Jesús se les reveló de
tal manera que ellos pudieran conocerlo y entender realmente quién era Él, para
que en esa confianza e intimidad de amor, nos mantuviéramos nosotros como una familia que se multiplica y lleva buenas nuevas, Salmos 68:11.
Una familia verdadera debe caracterizarse por hermanos unidos que se
profesan intenciones puras, acciones sanas, relaciones limpias y trasparentes
con cariño y afecto, así nos podremos colocar en el lugar de otro para
entenderlo y apoyarlo sinceramente y socorrernos como familia y no nos
agredimos como enemigos o extraños, Entonces llegó Jesús con ellos a
un lugar que se llamaba Getsemani, y dijo a sus discípulos: Siéntense aquí,
entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de
Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús
les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quédense aquí y velen
conmigo, Mateo 26:36-38.
Vemos a Jesús buscando la compañía de sus hermanos momentos antes
de su sacrificio; Jesús necesitaba sentir el apoyo de sus más cercanos, a
quienes les expresó sin sentir vergüenza la angustia que estaba sintiendo en el
momento más difícil de su misión; cuando alguien le hace alguna confidencia al
hermano buscando su consejo y ayuda, no es para traicionarlo y correr a
divulgar el secreto o la confidencia, sino que debemos ir a apoyarlo en
oración, ayudo y sacrificio, El amor más grande es que uno de la
vida por sus amigos, Juan 15:13.
El ideal sería que los hermanos fueran amigos, no enemigos como lo vemos a
diario.
Si
realmente somos la familia de Dios, en vez de estar divididos por las
diferencias, debiéramos amarnos como verdaderos hermanos por el amor que Cristo
nos enseñó, nos ha dado y nos mostró en la cruz; somos hermanos por gracia, no
extraños; por lo tanto en vez de rivalizar y competir, debemos caracterizarnos
por la comprensión y el respaldo en todo tiempo, y que esa fraternidad pueda llegar
hasta lo último de la tierra. Les suplico, hermanos, en el nombre de
nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones
entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo
propósito, 1 Corintios 1:10.
Nuestra condición de familia de Dios nos responsabiliza para sustentarnos
unos a otros, aún de manera sacrificial, con esfuerzo, seriedad, desprendimiento,
espontaneidad y compromiso relacional en el lugar donde nos desarrollamos a
diario, y como embajadores del reino de Dios poder ser verdadero reflejo de
Cristo, Si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con
otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado, 1 Juan 1:7.
La vida
de oración
unida, el conocimiento de la biblia compartida y la dependencia de Dios
nos afina el alma, nos madura y nos transforma el carácter, para comprender al otro con bondad, generosidad
y perdón; juntos
podremos desarrollar la fe mucho mejor; podremos ser entrenados en la trasparencia y el agradecimiento dentro de la
convivencia, mejorando así nuestra capacidad de dar-recibir y facilitando el camino a la paz solidaria,
Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, como Dios los
perdonó a ustedes en Cristo, Efesios 4:32.
El salmista nos enseña en Salmos 133, que cuando
el pueblo de Dios habita unido y en armonía, Dios bendice, porque es la
intervención Divina lo que hace que la integración fraternal y relacional
en la congregación del Padre sea especial. David describe hermandad entre
creyentes como algo “bueno” y “delicioso”. Esta expresión de amor fraternal es
lo que llamamos unidad y compañerismo de aquellos que
participan de una fe común que va de la mano con nuestro amor a Dios. La
fraternidad es importantes porque es el fruto de la comunión entre los hijos de
Dios que se describe en las Escrituras con la frase: unos a otros.
David en Salmos 133 usa dos figuras: el óleo o aceite
derramado sobre la cabeza y el rocío cayendo sobre una montaña. Al escribirse
este salmo, transmite simbólicamente, ideas claras que representan gozo,
alegría, bienestar y bendición del Espíritu Santo en medio de la familia de
Dios, Preocúpense los unos por los otros, a
fin de estimular el amor y las buenas obras…animándose unos a otros, y con
mayor razón, ahora que vemos que aquel día se acerca, Hebreos 10:24-25.
El Buen óleo, sugiere la práctica de atención personal en
un acto ceremonial comunitario para consagrar a un sacerdote con la unción
santa. Éxodo 30:22-30. Una característica especial de este aceite de la unción santa es
su aroma y olor fragante, por ser hecho de aceite de oliva, grandes cantidades
de mirra líquida, canela de olor dulce, caña aromática y casia.
Esto nos enseña que los hermanos tienen un nexo y un vínculo que
representa la interacción e integración feliz, despidiendo grato aroma ante el
Creador, como olor fuerte y atractivo del ungüento y el perfume que alegra el
corazón de Dios, Proverbios 27:9. Al buen Padre le gusta ver que sus hijos gozan de buenas
relaciones, como miembros de su familia, donde su Unigénito es la Cabeza en
medio de esa convivencia, Romanos 12:9-10.
Aún los no convertidos se sentirán atraídos por la fragancia de
relaciones Cristo-céntricas saludables, tiernas y amables. Esto lo expresó
Pablo así Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan,
2 Corintios 2:15. Nuestra hermandad cristiana amerita honestidad, eliminando las
máscaras y el doble ánimo para que haya estabilidad en medio del vínculo
fraterno, Santiago 1:8.
El rocío de Hermón desciende sobre los montes de Sion. David
deseaba ilustrar cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos y en
armonía,
esto es una invitación al estar juntos en Cristo; Israel se había dividido en
dos pueblos, el texto sugiere un milagro de unión relacional, ya que la
comunión entre el pueblo de Dios es un milagro, algo de origen divino, como el
rocío del monte Hermón que es fresco y abundante, así nuestra unidad fraternal,
debe ser un fresco aire de empatía indisoluble en los vínculos relacionales de
la iglesia; en esas condiciones será un bálsamo refrescante y reconfortante de
alegría y paz para todos, generando orden entre unos y otros para
cuidarse y honrarse mutuamente, para ser mutuamente confortados por la fe, que
nos es común a ustedes y a mí, Romanos 1:12.
El aceite y el rocío también representan abundancia, pues a mayor
cantidad de aceite, más fuerte el aroma, a mayor cantidad de rocío, mayor la frescura. El
deseo del Señor no es que los cristianos vivan aislados, aunque claro,
hay tiempos de soledad para la oración y las decisiones,
Dios los ama a ustedes y los ha escogido para que pertenezcan a su pueblo
santo. Revístanse de sentimientos de compasión, bondad, humildad, mansedumbre y
paciencia, Colosenses 3:12.
El aceite es derramado desde arriba y corre hacia abajo; así como
el rocío cae y desciende desde lo alto del monte, esto indica que nuestra fraternidad va más allá de una simple
camaradería, debe ser la presencia misma de Dios en medio de sus hijos,
estrechando y asegurando las relaciones cristianas en algo fuerte, firme y
profundo, porque Dios espera que sus hijos obren lo mejor para todos, aún para
los enemigos, Lo que ahora deben hacer con él, es
perdonarlo y ayudarlo, no sea que tanta tristeza lo lleve a la desesperación, 2
Corintios 2:7. Amén
Mg.
MEHC hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.