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22 mar 2016

CRISTO, FUENTE DE PAZ.



JESUCRISTO FUENTE DE PAZ VERDADERA

SU PAZ DARÁ PUNTO FINAL AL CONFLICTO DE LOS SIGLOS

Así, pues, por cuanto somos justificados por la fe, tenemos paz para con Dios mediante nuestro SEÑOR Jesucristo. Romanos 5:1.

Jesucristo es nuestra paz, Él hizo de judíos y no judíos un solo pueblo, destruyó el muro que los separaba y anuló en su propio cuerpo la enemistad que existía. Puso fin a los ritos y reglamentos de la ley, cumpliendo toda la ley en sí mismo para crear un nuevo hombre en su persona, así hizo la paz. Y con su muerte en la cruz reconcilió con el Padre a ambos pueblos haciendo de ellos un solo cuerpo. Cristo vino a traer buenas nuevas de paz para todos, tanto a los que estaban lejos como los que estaban cerca.  Efesios 2.14-17.

Y que la paz de Cristo gobierne sus corazones, porque han sido llamados para Él en un cuerpo, muestren gratitud a Cristo. Colosenses 3.15.

Humanamente hablando, la paz es un estado de tranquilidad, felicidad, armonía y serenidad dentro de un tiempo de calma y llevada a cabo por personas que viven en armonía con su comunidad y sin hacer daño al prójimo, donde se respeta la individualidad, carácter y personalidad de cada quien, pero la paz también se desprende de los buenos gobiernos que administran justicia, respeto a la libertad y la vida de sus ciudadanos velando por su bienestar y buena calidad de vida. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Mateo 5:9.

Espiritualmente hablando, la verdadera paz viene de Dios como fruto de justicia redentora en el Cordero de Dios que no sella con su Espíritu Santo, trayendo su plenitud sobre los hijos de Dios, las familias, las comunidades y las naciones que reconocen a Jesucristo como su SEÑOR y Salvador, para amarlo, seguirlo, obedecerlo y reverencia su nombre. La paz les dejo, mi paz les doy; YO no doy la paz como la da el mundo. NO se turbe su corazón ni tengan miedo. Juan 14:27.

La paz genuina y verdadera es paz espiritual que viene de Dios que se deposita sobre aquellos que se arrepienten, abandonan su vida de pecado y nacen de nuevo en el Hijo de Dios, Jesucristo nos da la paz genuina, la del Padre; su plena y completa paz con una vida en plenitud, con bienestar integral dentro de una relación Padre e hijo como resultado del cambio de vida de lo natural a lo espiritual, produciendo salud física, tranquilidad emocional y seguridad de salvación, es la mayor riqueza de Dios para el hombre y que tanto necesita la raza humana para vivir en paz con su Creador, con sus semejantes y en justicia para todos, no para unos pocos puesto que la paz es resultado de ser justificados en Cristo, por eso los cristianos genuinos respiramos paz en Jesucristo por su redención con su sangre, así el Padre hace justicia, recuperando lo que le pertenece desde el principio: las vidas y las almas. 2 Corintios 5:21Amados de Dios, llamados a ser santos: gracia y paz a ustedes, de Dios nuestro Padre, y del SEÑOR Jesucristo. Romanos 1:7.

Nuestro SEÑOR Jesucristo es la única fuente de paz genuina y duradera, algo difícil de entender para muchos que miran el mundo lleno de guerras y conflictos, pero el Dios Omnipotente ha venido obrando en toda la historia de la humanidad y las naciones; Cristo al ser encarnado, nacido y sacrificado como Cordero de Dios, vino a ser Príncipe de Paz, así fue y es por la eternidad confirmando la palabra profética de Isaías 9:6. Alabemos al SEÑOR porque fortificó los cerrojos de nuestras puertas; Él ha bendecido a sus hijos dentro de las naciones, porque es el Eterno quien da paz a nuestro territorio y nos saciará con lo mejor del trigo. Salmos 147:12-14.

A la gente del mundo les queda difícil creer y recibir la paz del Hijo de Dios hecho Hombre, debido a la falsa paz que ofrecen los gobiernos con promesas mentirosas de gente sin Dios; gobernantes que en vez de trabajar por la seguridad, fomentan inseguridad, injusticia y pobreza, debido a sus reyertas políticas y la avaricia de corazones con sed de poder y de riquezas; gente que habla y habla de acuerdos y de una paz acomodada, que en nada beneficia y mucho menos traen paz verdadera a los ciudadanos de las naciones. Ojalá de esos gobernantes se dijera como se dijo de Félix: Debido a ti, gozamos de gran paz, porque muchas cosas son bien gobernadas entre el pueblo por tu prudencia. Oh excelentísimo Félix, te recibimos en todo tiempo y en todo lugar con mucha gratitud. Hechos 24:2-3.

La paz profunda que impregna todo de vida, libertad y armonía, es fruto del Espíritu, resultado de vidas transformadas por Cristo, dejando de ser enemigos de Dios y enemigos entre nosotros mismos, a causa del Alto precio del sacrificio del Hijo de Dios, quien restauró nuestra intimidad con el Padre, porque ya no vivimos nosotros, sino Cristo viviendo en cada hijo de Dios, y haciéndonos miembro del Cuerpo de Cristo, satisfaciendo nuestro ser con su paz, por el Espíritu, una paz que nada ni nadie nos puede arrebatar, ya que es el fin último de su obra redentora, ofreciendo su vida en el madero. Estas cosas les he hablado para que en Mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicciones, pero confíen, YO he vencido al mundo. Juan 16:33.

Jesucristo como el Príncipe de Paz, además de proporcionarnos vida eterna, nos ha provisto de su Espíritu, el Ayudador que nos permite esa paz en dependencia de Dios y no en nuestras fuerzas, ni por nuestra propia cuenta; el Espíritu Santo es el Espíritu del Padre y del Hijo que nos sacia de vida de amor, gozo y paz, Gálatas 5:22-23; toda la obra del Espíritu en nosotros es fruto de la obra redentora de Cristo en los creyentes, lo cual nos permite vivir juntos y relacionarnos en armonía y respeto con los demás, haciendo que se extienda el reino de Dios para salvación, lo cual hoy se necesita desesperadamente para que muchos sean salvos de la condenación eterna. Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, estén en paz con todas las personas. Romanos 12:18.

La paz de Cristo, es la paz interior que brota de Dios en nosotros, nos capacita para ser gente humilde, mansa, paciente, bondadosa, con dominio propio y viviendo por fe, todo lo cual hace fluir la paz de lo Alto, ampliando nuestro círculo de influencia celestial, algo que nadie puede evitar, ni el mismo infierno con sus secuaces, todo gracias al sacrificio de Jesucristo y su obra redentora en la cruz. Las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria, siendo edificadas, andando en el temor del SEÑOR, y multiplicándose bajo la dirección del Espíritu Santo. Hecho 9:31.

El mundo ofrece paz de aparente tranquilidad, algo dudoso e incomprensible porque no se conserva, pero la paz de Dios en Cristo nos acerca en comunión personal con el Padre celestial, impactando nuestras relaciones personales en unidad y amor dentro del Cuerpo de Cristo; en nuestras propias fuerzas nunca habrá paz genuina ni duradera, solo Cristo nos hace pacificadores; podemos oramos a Él en momentos de angustia y tribulación, y su paz viene sobre nosotros. Por nada estén preocupados, den a conocer sus peticiones delante de Dios, con toda oración y ruegos, con acciones de gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, protegerá sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7.

Aunque el mundo ande en guerra y conflictos debido al interés geopolítico de unos pocos, es nuestra paz interior la que más importa, porque es espiritual y emana del Creador y Salvador, y nadie la podrá quitar, nadie la puede robar si andamos por fe en Cristo, cuando creemos y vivimos su palabra y nos sumergimos en las aguas vivas de su Espíritu, en oración, alabanza y adoración con plena certidumbre de fe y esperanza su paz nos hace valientes; pedimos la paz de su presencia y es provista, porque no depende del mundo, es la gloria del SEÑOR habitando entre su pueblo, rodeándonos con sus brazos de amor y su manto de poder que nos guarda y defiende con firmeza y fuerza de León. Yo me acuesto y duermo tranquilo, porque solo Tú, oh SEÑOR, me haces vivir en paz. Salmos 4:8.

Este tiempo en que vivimos es para recordar la vida ejemplar del Maestro, imitándolo para tener la paz y el cuidado del Padre; fue su vida entregada y su cuerpo resucitado y glorificado lo que nos ha dado la victoria sobre el pecado, la muerte y la locura del mundo, Cristo recobró nuestra paz total. Y el Dios de paz sea con todos ustedes. Romanos 15:33.

Para vivir con plena certidumbre de paz, todo ser humano necesita del perdón divino, ninguno por sí mismo puede salvarse, solo Jesucristo es el puente vivo que nos acerca en paz al Padre y nos reconcilia para conducirnos a su reino de paz. El SEÑOR te bendiga y te guarde; YHWH haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; el Padre celestial alce su rostro sobre ti, y te deposite su paz. Números 6:24-26.

Perdonar y ser perdonados es melodía de paz salvadora para el alma, pero para ser perdonados y perdonar necesitamos a Jesucristo reinando en nuestro corazón y gobernando nuestra existencia de manera integral, porque separados de Él nada bueno podemos hacer. Juan 15:15. Es Jesucristo quien coloca en nosotros el querer como el hacer, por su perfecta voluntad. Filipenses 2:13. Por lo tanto, es urgente tener nuestra paz interior con una conciencia limpia, y el alma reconciliada con Dios viviendo en amor y armonía con nuestro prójimo, para escapar de la zozobra condenatoria; es mejor condenar el pecado aquí y ahora, amando y perdonando al pecador, acogiendo al otro para acercarlo al Salvador, ese es un acto de misericordia, que predicó y vivió nuestro SEÑOR Jesucristo…Y a paz nos llamó el SEÑOR. 1 Corintios 7:15b.

Todos queremos disfrutar de una vida en paz y libre de conflictos y problemas, para eso Cristo vino, a liberarnos de las cargas que nos roban su paz sanando nuestros corazones, porque no es el estar libres de problemas lo que nos da paz, es Cristo limpiando y sanando nuestra vida. Su perdón redentor y su vida sacrificada por ti y por mi, nos restaura y nos asegura una vida interior de paz con Dios, consigo mismos y con la gente; es gratificante recibir el regalo de su paz salvadora que ha sido derramada sobre nuestros corazones, para hacer paz desde el seno del hogar. Mejor es un bocado seco y en paz, que casa de contiendas llena de provisiones. Proverbios 17:1 Corrige a tu hijo y te dará paz, y proveerá alegría a tu alma. Proverbios 29:17.

Jesucristo es la Luz del mundo, así que vivir en su luz, nos proporciona paz y confirmamos que hemos sido sacado de las tinieblas y trasladados a su luz Admirable; Jesucristo es santo, Él en nosotros nos proporciona todo lo suyo sin las perturbaciones ni preocupaciones que da el mundo, puesto que en Él vivimos, nos movemos y somos. Hechos 17:28. Y el mismo SEÑOR de paz, nos dé siempre su paz en todo. El SEÑOR sea con todos ustedes. 2 Tesalonicenses 3:16.

Jesucristo es nuestra fuente de paz, porque Él es el Camino, y andar en su senda nos proporciona seguridad y tranquilidad de saber que vamos rumbo a casa por el sendero correcto; Jesucristo es la Verdad, y seguir sus instrucciones y mandamientos nos da firmes principios de paz, liberándonos del engaño y forjando en nosotros confianza de vida eterna; Jesucristo es el Verbo, la palabra viva que produce sosiego, despertar y plenitud a nuestro espíritu; Jesucristo derramó su sangre, con ella somos lavados, limpiados y reconciliados para tener paz con el Padre, garantizando nuestra sanidad y liberación total contra los dardos y artimañas del maligno. ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, a los hombres de buena voluntad! Lucas 2:14.

Digamos basta a la guerra que provoca el pecado y la mezquindad de los corazones contaminados que piensan solo en sí mismos, por el resentimiento y la venganza que muchos esgrimen en vez de amor y perdón; la mejor manera de promover la paz es sembrando perdón, amor y reconciliación para vida. La paz no es solo la ausencia de la guerra y la violencia, es el fortalecimiento de los lazos afectivos entre hermanos, entre esposos, entre padres e hijos, entre compatriotas, entre toda la nación y la tierra. Ese afecto fraternal nace de nuestro Hermano Mayor, Cristo, llenado nuestras vidas, sanando los corazones y edificando las vidas y la sociedad en unión, comprensión y aceptación sin discriminaciones. Por lo tanto, hermanos míos, gócense, sean maduros y confórtense mutuamente para que haya armonía y paz entre ustedes. Y el Dios de amor y paz estará entre ustedes. 2 Corintios 13.11.

Nuestra paz es de Dios, está en Cristo y se hace real y efectiva por el Espíritu Santo que mora en los hijos de Dios y todo aquel que es nacido de nuevo y vienen a ser templos vivos de su presencia, una realidad para el Cuerpo de Cristo, su iglesia en medio del caos, el desorden y la confusión que vive el mundo sin Dios, porque nuestro Dios, nos es Dios de confusión, sino de paz. 1 Corintios 14:33. Tenemos paz porque:

1. Nuestro Dios es Dios de paz. 1 Tesalonicenses 3:16 y 5:23; Filipenses 4:9 t Romanos 15:23 y 33.

2. Jesucristo es fuente de paz, porque es El Príncipe de Paz. Isaías 9:6.

3. El mensaje que nos alcanzó y que debemos predicar es de paz, Hechos 10:36, Efesios 2:17 y 6:15.

4. Dios el Padre es dador de paz, 2 Tesalonicenses 3:6, Isaías 26:3-4 y Filipenses 4:6-7.

5. La obra de Cristo en la cruz garantiza nuestra paz con Dios, en lo personal y en lo comunitario. Juan 16:33, Romanos 5:1, Isaías 53:5 y 57:21, Efesios 2.14 y Hebreos 9:13-14.

6. La obra del Espíritu Santo en el creyente propicia paz, Mateo 5:9, Salmos 122:6-8, Romanos 12:18 y 14:17-19, Efesios 4:1-3, 2 Timoteo 2:22, Santiago 3:16-18 y Gálatas 5:22.

7. la vida de fe nos conduce a la paz interior, la del alma Isaías 26:3-4 y Romanos 15:13.

8. La paz que Dios da es diferente a la del mundo, Juan 14:27 y Filipenses 4:6-7.

9 Cristo guarda en completa paz a todo aquel que en Él persevera porque está seguro y confiado en Él. Isaías 26.3.

Damos gracias al Padre por Jesucristo que nos fue dado con paz espiritual en la plenitud de Dios, ofrendando y ungiendo al Unigénito para ser nuestro SEÑOR, Salvador y Príncipe de Paz, otorgándonos su seguridad salvadora, enseñándonos a vivir, en su verdad, su justicia, su libertad y su rectitud, sobre la base del amor, el perdón y la reconciliación; Él nos ha dado todo lo mejor para preparar nuestro lugar en el cielo. Porque Dios establecerá con su pueblo pacto de paz, y quitará de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con seguridad y dominarán en los bosques. Dará bendición a los collados y hará descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán. Ezequiel 34:35.

Les deseo un resto de tiempo lleno de pureza y entrega incondicional a Dios, nuestro Padre protector, con Jesucristo nuestro amoroso Salvador, y con el Espíritu Santo, nuestro amigo fiel. Solo así habrá verdadera paz y justicia en nuestra tierra, nuestra vida, nuestra familia, nuestra bendita nación y las demás naciones de la tierra; que desde nuestro corazón broten semillas de paz que inunden nuestro planeta azul. Haré con ellos pacto de paz, será un pacto perpetuo con ellos; los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre. Ezequiel 37:26. Jesucristo es el santuario vivo, el Tabernáculo viviente de David en medio de su pueblo, Cristo gobernando su creación. ¡Aleluya!

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino eterno.