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Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide YHWH de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia, y humillarte ante tu Dios Creador, Miqueas 6:8.
Tú, pues, conviértete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios espera siempre, Oseas 12:6
…Procuren no olvidarse del Señor, que los sacó de Egipto, donde eran esclavos. A YHWH respeta con reverencia, adórale y sírvele sólo a Él…Deuteronomio 6:12-13. Parafraseado.
Por mucho tiempo, al comienzo de mi conversión, recuerdo que por varios años, a una persona muy cercana a mí, cada vez que iba a la palabra le saltaba el versículo de Miqueas 6:8, esa persona me preguntaba: ¿qué me está diciendo el SEÑOR con esto? Traté de explicarle en repetidas ocasiones, pero nunca lo entendió porque no había cambio en su carácter y actitud; pero claro, no solo era un mensaje para esa persona, era también para mí; hoy esta palabra vuelve a mí, predicada por dos siervos de Dios en el mismo día, razón por la cual comparto esta enseñanza. El que desprecia estas enseñanzas, no desprecia a ningún hombre, sino a Dios, que nos ha dado al Espiritu Santo. 1 Tesalonicenses 4:8.
Cuando alguien es movido a compartirnos una palabra o un mensaje, no es algo solo para ellos, es también para nosotros, porque Dios trabaja en equipo, en su anhelo de salvarnos, Él nos cambia, nos perfecciona y nos hace cada día más parecidos a su Hijo Jesucristo, con el poder su palabra, por eso la Biblia dice en repetidas ocasiones que seamos santos, mansos y humildes de corazón; palabras del AT, que Jesucristo confirmó al enseñarlas en el NT. Mateo 11:29-30.
Después de muchos años he venido a entender estos textos tan hermosos de parte de nuestro Padre celestial que junto con otras porciones bíblicas nos hablan claramente de lo que Dios pide de cada uno de sus hijos, no como algo que es impuesto, sino porque Él sabe que nos conviene y nos irá bien si le prestamos atención y lo llevamos a la práctica, ¿Qué Pide YHWH, tu Dios de ti, sino que temas a tu Dios, que andes en todos sus caminos, que lo ames y le sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes sus mandamientos y sus estatutos, que Él te prescribe, para que tengas prosperidad, Deuteronomio 10:12-13.
Ignorar la palabra de Dios y esquivar lo que Él enseña para imponer lo nuestro, es necedad y peligro, no solo para esta vida, sino para la eternidad del alma; Dios ha hablado desde siempre y nos ha declarado lo que es bueno y nos conviene para nuestro propio provecho salvador, lo primero que Dios quiere es pureza de corazón y limpieza de alma. Dios quiere que todos llevemos una vida santa, que nadie cometa inmoralidades sexuales y que cada uno sepa dominar su propio cuerpo en forma santa y respetuosa, no con pasión de malos deseos, como si no conocieran a Dios. 1 Tesalonicenses 4:3-5.
Dios no nos ha llamado a vivir en impureza, sino en santidad; Jesucristo ha marcado el camino en que debemos andar, y lo que más espera El Padre de nosotros es que seamos semejantes a su Hijo, Jesucristo, el único santo que dió su vida por ti y por mi; a Él nos debemos porque es SEÑOR y Dios sobre todo; es la suprema majestad que gobierna todo lo que ha creado, por lo tanto, para Él nos debemos santificar y obedecer atendiendo su palabra. No son muchas cosas, no es nada gravoso ni pesado lo que el Padre nos pide, es hacer justicia, amar misericordia, y humillarnos ante Él. En otras palabras, es SER SANTOS y HACER LO CORRECTO para TENER LO MEJOR, es lo que Dios espera que practiquemos.
1. El primer aspecto es la justicia, Hoy y en día es un tema muy relevante, puesto que vemos la injusticia rampante por doquier; cuando Dios nos exhorta a hacer justicia, nos está llevando al análisis y la reflexión personal: ¿qué entendemos por justicia? No es esa justicia humana relativa y quebradiza, el concepto de justicia que debemos manejar, es la que viene de Dios desde el SER JUSTOS con todos y con nosotros mismos, porque El que procura la justicia y el amor halla vida y honra, Proverbios 21:21.
2. El segundo es Amar la misericordia,y cuando Dios nos habla de amar misericordia, está hablando de lo que debemos HACER, tener misericordia, es decir, tener un sentido de realización personal como seres humanos de afecto y fe en acción que no se queda en meras palabras sino en hechos concretos y visibles, porque Dios es amor, Él es la esencia y fundamento de su mensaje salvífico que cambia vidas y transforma ambientes haciendo lo que nos corresponde con el necesitado y el que sufre, 1 Juan 4:8. En salmos dice: Defiendan al débil y al huérfano, hagan justicia al afligido y al menesteroso; libren al necesitado y al afligido: libérenlos de la mano del impío, Salmos 82:3-4. Este texto habla claramente de justicia y misericordia en acción.
3. El tercer aspecto es humillarnos ante Él, lo cual indica despojarnos de nuestro ego y nuestra autosuficiencia siendo humildes ante Aquel, que es el Más Grande de todos y sin embargo se humilló hasta nuestra naturaleza humana para venir a darnos todo su amor y salvarnos; esta humillación nos habla de TENER un corazón humilde, sencillo, tierno y enseñable que se rende y depende del amor y la gracia de nuestro Buen Padre eterno, Siempre humildes y amables, pacientes y tolerantes unos con otros en amor, Efesios 4:2.
Estas tres cosas básicas son las que Dios pide de ti y de mí: todo lo demás que se enseñe y se habla, es complemento de esto para que comprendamos y desarrollemos mejor el deseo de Dios, estos tres requisitos de Miqueas son el trípode que sostiene nuestra fe y nuestra vida diaria para vivir conforme a la voluntad de quien nos ha dado todo lo mejor: justicia, misericordia y humildad, estos son principios fundamentales en que se construye la vida del cristiano, para hacerlos efectivos junto con los talentos y dones que el Creador ha dado a cada uno conforme a la capacidad personal, Mateo 25.14-30 y Lucas 19:12-28.
Con estos principios Dios ya ha declarado lo que es bueno, para vivirlo en medio de un mundo de relatividad y conveniencia, pero que como hijos de Dios debemos vivir y movernos en lo absoluto, verdadero y eterno. Dios nos muestra el camino de la bondad haciendo el bien, para que lo practiquemos según sus instrucciones. Lo que Dios quiere es que seamos buenos, Marcos 10:18, toda forma de maldad está fuera del propósito de Dios y Él quiere que andemos en el bien, porque la bondad es un atributo de Dios, porque Él es infinitamente bueno y es la fuente del bien, mientras satanás es malo, solo hace maldad y es la fuente del mal por eso es el maligno, 2 Corintios 6:14-18.
Así que según esta aclaración y estos fundamentos, no todos los seres humanos son hijos de Dios, pero los que hemos nacido de nuevo en Cristo Jesús, somos hijos de Dios, los demás solo son criaturas de Dios. Juan 1:9-13. Jesús vino al mundo para alumbrar el camino del ser humano, pero el mundo no lo reconoció ni lo recibió, a lo suyo vino, a salvar, pero los que se decían ser de Dios no recibieron a Jesús, y a los que lo recibieron, a los que creen en su poderoso nombre, nos dio el privilegio de ser hechos hijos de Abba Padre.
Ser hijos del Creador es un derecho que hemos adquirido en Jesucristo por la fe en Él. Estos hijos de Dios no nacen de sangre, es decir, no heredamos ser hijos de Dios porque nuestros padres sean cristianos. Ellos nos enseñan acerca de Dios, pero cada uno decide ser o no hijo de Dios al recibir voluntariamente a Jesucristo como Señor y Salvador. Esta es una de las razones por las cuales bíblicamente no se bautizan los niños, puesto que son actos de la voluntad, Por eso hermanos, tenemos una obligación pero no es la de vivir según la mentalidad humana. Si viven conforme a su manera de pensar, morirán para siempre, pero si usan el poder del Espíritu, para dejar de hacer el mal, vivirán para siempre como hijos de Dios haciendo el bien, Romanos 8:12-13. Parafraseado.
Así que ser cristiano e hijo de Dios, no es algo hereditario, tampoco nos hacemos hijos de Dios por deseo propio, ni tampoco por tener gente cristiana que nos rodee, sino que nacemos de Dios, por el poder del Espíritu Santo que nos regenera y nos hace nuevas personas al nacer de nuevo en Cristo Jesús recibiéndolo en el corazón, y así como Dios tiene hijos, el diablo también tiene los suyos, ¿Por qué no entienden lo que les digo? Porque no pueden aceptar mi mensaje. Ustedes son de su padre el diablo y les gusta hacer las maldades que el diblo quiere que hagan. Desde el comienzo él ha sido asesino y no tiene nada que ver con la verdad porque no hay verdad en él. Cuando dice mentiras, habla lo suyo porque es un mentiroso y padre de mentira, Juan 8:43-44.
El mismo Señor Jesucristo asegura que hay hijos del diablo, por lo tanto, no todos son hijos de Dios, y en el reino de las tinieblas están los que siguen a satanás. Los hijos de Dios hacemos lo bueno, practicamos la verdad y somos orientados por el bien, mientras los hijos del diablo hacen todo lo contrario; como hijos de Dios practicamos justicia, amamos misericordia y nos humillamos ante nuestro Dios, de esta manera los demás mandatos de la palabra de Dios se soportan en estos tres principios fundamentales, Porque el Señor ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles. El Señor los protegerá para siempre, pero Él acabará con la descendencia de los malvados, Salmos 37:28.
La justicia se hace y se practica, la misericordia se ama y la humildad es ser humildes, mansos y sencillos de corazón. Hacer justicia es vivirla en todo lo que decimos, en lo que pensamos, es hacer lo que nos corresponde conforme al bien: a lo justo, ni le sobra ni le falta, la justicia se comporta igual con todos, no discrimina, y esto no quiere decir que estamos de acuerdo con todos. YO haré que la justicia sirva de nivel y la rectitud de plomada, Isaías 29:17. La justicia lo nivela todo. y la rectitud es la vida honesta, el dominio propio y la integridad en la conducta, para que el fruto de la justicia sea la paz, Isaías 32:17.Si fuera por la justicia no sería salvo ninguno, somos justificados en Jesucristo por misericordia de Dios, esa es la balanza de Dios, y esa misericordia es amor para vida, Romanos 3:23-26.
No podemos hacer ni amar humildad, pero sí podemos SER HUMILDES, es parte de mi carácter en Cristo y mi identidad con el Padre siendo su hija; no podemos confundir la humildad con el complejo de auto conmiseración, pobreza y vida miserable, no se puede confundir orgullo con un sano auto concepto, Yo también tengo inteligencia como ustedes, y en nada soy inferior a ninguno. ¿Quién no sabe todo esto? Job 12:3; pertenecemos a un redil, somos ovejas, del rebaño del Señor y seguimos la voz de nuestro Buen Pastor. Esa humildad es la que nos permite amarnos balanceadamente en Dios para poder amar al prójimo. Pero si alguien se odia a sí mismo y no se acepta, sus relaciones interpersonales son infructuosas. Valemos cada gota de sangre de Cristo, y Dios nos dice, He aquí en las palmas de mis manos, te he grabado, y te llevo esculpida,Isaías 49:16.
Todo lo que somos y tenemos debemos ponerlo a la luz de Dios y su palabra para que haya equilibrio y podamos ser personas de éxito, que no solamente agradamos a Dios, sino que somos vistos con buenos ojos por la gran mayoría. Alguien dijo, no soy más porque me elogien, ni menos porque me vituperen, lo que soy, eso soy. Romanos 12:3. La humildad consiste en reconocer lo que soy consciente de lo que tengo sin irme a los extremos, con talentos para servir no para exhibir, ni para dárselas de artista como lo hizo satanás que con su orgullo y rebeldía quiso ser igual a su Creador, Ezequiel 28:11-13.
Jesús como Hombre en la tierra, hizo justicia, amo misericordia y fue humilde, siendo el rey del universo y Señor de la creación, porque ser santo consiste en entender lo que es bueno y saber qué pide Dios de mí. Hacer justicia, amar misericordia y ser humilde ante Él. Los justo es hacer las cosas cabalmente, a cordel y nivel, sea en lo grande o en lo pequeño. Una persona misericordiosa no es rencorosa, pasa por alto las fallas y debilidades de otros, perdonando siempre. No atropella con las habilidades y talentos, y no se siente ni menos ni más. Esa es la verdadera vida humana abundante, de éxito y victoria en Dios. ¡Él nos ha dado poder y libertad para hacer todo lo bueno!
¿Estoy cumpliendo lo que Dios dice que es bueno en todos los ámbitos de mi vida? ¿Soy lo que Dios dice que debo ser? ¿Hago justicia, amo la misericordia y soy humilde? ¿Tengo un sano concepto de mi mismo? Cuando prestemos atención a esta palabra y la pongamos en práctica de manera cotidiana, veremos una sociedad rumbo a la presencia de Dios.
Mg. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino