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4 nov 2018

DIOS HABLA, TRATA Y TRANSFORMA



DIOS TRATA, HABLA Y TRANSFORMA

He aquí mi confianza es que el Omnipotente testificará por mí, aunque el adversario me forme proceso, Job 31:35.

Dios trata al ser humano, una y otra vez, lo sana y lo libra de la muerte, para sacar su alma del hoyo, y para iluminarlo con la luz de los vivientes, Job 33:29-30.


Cuando estamos abatidos y en grandes pruebas, deseamos escuchar la voz de Dios indicándonos una salida, esto fue exactamente lo que sucedió con el mensaje que Eliú dio a Job, son palabras admirables que revelan los más profundos principios del gobierno y de la bondad de Dios. El mensaje de Eliú no sólo nos enseña sino que nos muestra que no hay ninguna discusión acerca del trato que Dios da a sus criaturas, además que con su amor y apropiada disciplina nos llama la atención hacia Él hablándonos constantemente de diversas formasen una o en dos maneras habla Dios; pero el hombre no entiende, Job 33:14.

El problema está en que los seres humanos no hacen caso, no ven y no oyen, por consiguiente no pueden entender la voz de su Padre celestial que les enseña y corrige de manera amorosa, pero como el ser humano sigue en sus propios razonamientos y terquedad, Dios tiene que hablar por medio de las pruebas y la enfermedad, …Tienen tapados los oídos, Señor, y no pueden escuchar; se burlan de tu palabra, no les agrada, Jeremías 6:10b. Ellos no escucharon ni inclinaron sus oídos, sino que endurecieron sus cerviz para no oír ni recibir corrección, Jeremías 17:23.

El cuadro de Job es el de un hombre enfermo y afligido por el dolor, hundiéndose más y más cada día en su agotamiento, casi a punto de entrar en el sepulcro, pero alguien que amaba y temía a Dios y retenía su confianza en su Hacedor, He aquí mi confianza es que el omnipotente testificará por mí. Aunque el adversario me forme proceso, Job 31:35. Esa confianza agradó al Eterno, por eso Él envío palabras de poder transformador para Job; Dios necesitaba de un verdadero mensajero que llevara las palabras precisas, y ese era Eliú, uno entre mil, y ¡Cuán rara vez se encuentra el verdadero mensajero que de las palabras precisas de parte de Dios!

El joven Eliú había esperado que sus mayores hablaran, pero al ver que no había respuesta en los tres, entró a dar su mensaje. Las palabras de Eliú enseñan la justicia de Dios y la amorosa ternura del castigo divino, con el propósito de guiar al ser humano al arrepentimiento, llevarlo a la reflexión para luego revelar salvación; Con lo cual Eliú exclama: Dios tuvo misericordia de Job y lo libró de descender al sepulcro pero Job halló redención, Job 33:24. Al pasar Job por este proceso tan doloroso sin quejarse y alabando a Dios, hubo una respuesta maravillosa de parte de Dios a través de los labios de Eliú, su carne sería más tierna que la de un niño, y volvería a los días de su juventud, Job 33:25; esto me recuerda Salmos 92:12-15. Dios se gozo en renovar y restaurar a sus hijos enseñables, dóciles y que lo adoran en medio del dolor.

Desde estos tiempos tan antiguas ya estabamos viendo el maravilloso mensaje de la propiciación de Cristoque llevando en su cuerpo llagado todas las enfermedades humanas y el peso del pecado, es un mensaje que despierta la fe y que conduce a la oración y la espera en Dios para hallar respuesta a nuestras más duras necesidades del alma y del cuerpo; este mismo mensaje continua inalterable para todo aquel que recibe a Cristo y cree a las promesas de Dios consignadas en la biblia, Así trata Dios al ser humano, una y otra vez, lo sana y lo libra de la muerte, para sacar su alma del hoyo, y para iluminarlo con la luz de los vivientes, Job 33:29-30.

Cuando el ser humano persiste en el pecado de su obstinado corazón, debe estar seguro que los castigos de Dios vendrán como rayos salidos del firmamento, que caerán sin que sepamos dónde ni cuándo; a pesar del castigo, y el trato amoroso y correctivo del Padre Eterno, Él nos hará comprender por qué ha permitido y envíado la aflicción; su palabra nos exhorta y conduce a examinarnos y reflexionar en sí mismos para hacer loa cambios respectivos y volvernos al parecer de Dios, pero si nos examinamos bien diariamente y dejamos el yo crucificado, el Padre no tendría que castigarnos. Pero cuando el Señor nos castiga, es para disciplinarnos y que aprendamos, y no vayamos a ser condenados juntamente con el mundo, 1 Corintios 11:31-32.

Dios nos ama tanto que nos corrige para sacarnos del error y del pecado, para que hagamos su sagrada voluntad y que asimilemos la lección que quiere enseñarnos cada día; Él es el primero en desear aliviarnos de las presiones que nos agobian; cuando Dios nos reprende, está mostrando claramente que esta a nuestro favor y desea bendecirnos, para sanar tanto el cuerpo como el alma. Su amoroso carácter de Padre nos revela su fiel bondad, ese el mensaje de Eliú para Job, el soplo del Omnipotente hará al hombre entender, Job 32:8b. Esas fueron las palabras de Jesús a sus discípulos, El Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he dicho, Juan 14.26.

Job nos representa a todos, y Eliú nos hace ver lo mejor del Padre Dios. Podemos ver en Job esa clase de persona recta, a un ser humano bueno y el mejor que pueda producir la gracia divina entre muchos mortales, hasta que llega el momento de morir a su propio yo-ego y muere su propio carácter para que empiece a gozar de una genuina comunión con su Creador. Parecía que todo estaba bien en Job, hasta que Dios derrama su luz reveladora, y con su bisturí divino empieza a arrancar el prepucio de su humano corazón. Todo el falso auto concepto se derrumba y aparecen todas las debilidades e indignidades de nuestra perdida humanidad carnal, Eliú dice: mis razones declararán la rectitud de mi corazón. Y lo que saben mis labios, lo hablarán con sinceridad, Job 33:3.

Dios no señala ni convence a Job de ningún pecado atroz, sino de sus propias flaquezas, de su propia falta de rectitud, y del erróneo concepto que tenía de sí mismo y su valor propio. Nos queda difícil ver lo que realmente somos, no debemos inflarnos ni ufanarnos de nosotros mismos, sino que debemos mantener crucificado y colgado el yo, inmolando nuestra humana voluntad, para que sea todo lo de Dios, lo que gobierne y dirija nuestra vida, Eliú reconoció que no debemos lisonjearnos ni engrandecernos a nosotros mismos, Porque no se hablar lisonjas, de otra manera, en breve, mi Hacedor mi consumiría, Job 32:22.

Esto no es algo que aprendamos por las buenas, antes de llegar a reconocerlo, tendremos que pasar por muchas pruebas, desiertos y hoyos cenagosos de dolor y desesperación para que nuestro yo, sea humillado y reconozcamos que somos pecadores necesitados del Dios Santo, Respóndeme si puedes; ordena tus palabras, ponte en pie. He aquí, a mí, en lugar de Dios, conforme a tu dicho…tú dijiste, y yo oí…yo soy limpio y sin defecto; soy inocente, y no hay maldad en mí. He aquí que Dios buscó reproche contra mí, y me tiene por su enemigo. Puso mis pies en el cepo, y vigiló todas mis sendas. He aquí, Job, en esto no has hablado justamente; yo te responderé que mayor es Dios que el hombre, Job 33:5-12.

Job aparece tal cual es, se puede ver su incredulidad, tratando de justificarse ente sí mismo culpando a Dios por su aflicción; Job descubre que los argumentos de sus tres amigos son solo falacias y los rechaza hasta el momento que aparece Eliú; el propio Dios se reveló a Job a través de este joven con un mensaje inspirador, y transformador; luego, la misma presencia de Dios vino sobre Job como un torbellino y una dulce voz cálida, Job 38.

Ante la luz del propio Creador, Job puede ver su indignidad y cae postrado a los pies del Eterno Padre y por primera vez puede hablar reconociendo su desconocimiento de Dios: Señor, solo te conocía, por lo que había oído de Ti, pero ahora mis ojos te ven. Por eso me retracto de todo lo que he dicho, y me arrepiento en polvo y ceniza, Job 42:4-6. Fue esta la primera vez que Dios aprobó la actitud de Job, perdonando a su siervo sus errores y sus flaquezas, y vindicándolo ante sus amigos. Y sucedió que después que el Señor habló estas palabras a Job, el Señor dijo a Lifaz temanita: Se ha encendido mi ira con ti y contra tus dos amigos, porque no han hablado de Mí lo que es recto, como siervo Job, Job 42:7.

¿Qué fue lo correcto que dijo Job? Fue su humillación ante Dios y sus palabras reconociendo su indignidad, su auto justificación y desconocimiento de su Creador, por consiguiente ahora Su Hacedor podía comenzar a obrar en él; de tal manera que ante la muerte del yo de Job, Dios responder inmediatamente, concediéndole a Job no solo sus favores y bendiciones, sino que le devolvió toda su prosperidad y bienestar que había tenido y perdido a causa del enemigo, ¿Acaso es sabio contender con el Omnipotente? El que disputa contra Dios que responda. Entonces continuó el Señor y dijo a Job: Tú, que querías entablar juicio contra Mí, el Todopoderoso, ¿Insistes todavía en responder? ¿Qué puedo responderte yo, que soy tan insignificante? Prefiero guardar silencio ante Ti porque soy vil. Ya he hablado una y otra vez, y no tengo nada que añadir,  Job 40:1-5.

Desde ese momento, Job renace a una nueva vida tanto material como espiritual; esa es la resurrección que Jesucristo nos ha dado en la cruz y que la ha confirmado al darnos de su Espíritu, sacándonos de la muerte y resucitándonos a una vida en Cristo Jesús. El Padre está deseando llenar a muchos que se dispongan a Cristo, aquellos que como Job mueran a sí mismos, Dios desea revelar y destruir toda esa sutileza que se esconde en los corazones, y muchos esconden con miles de disfraces, y que les cuesta tanto hacer que muera en su yo, Y Jesús decía a todos: Si alguno quiere venir en pos Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame, Lucas 9:23.

Dios muchas veces, no solo tiene que hacernos sufrir y ponernos en lecho de enfermedad y dolor, sino que tiene que ponernos en circunstancias en que podamos ver que no somos tan buenos como lo imaginamos y que nuestra reputación se hace pedazos. Esto es para llevarnos a la humillación y reconocimiento de que nuestra vieja naturaleza debe ser totalmente crucificada, solo en esa condición estaremos verdaderamente a los pies de Jesús. Y solo entonces, aprenderemos a depender únicamente de Él, sólo el Omnipotente nos da las fuerzas y la vida necesaria para vencer cuando Cristo es nuestra Cabeza viva, Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille será enaltecido, Lucas 14:11.

Pedro fue salvó después de su caída, el yo del apóstol tuvo que morir para que pudiera vivir perfectamente en su Mesías y Señor.Debemos morir de una vez por todas a nosotros mismos y renunciar a confiar en si mismos; solo así contaremos con los recursos de Jesucristo y Él podrá darnos lo que le dio a Job, todas las riquezas de su bondad y todos los planes de su buena voluntad para nuestra vida. Aunque comenzamos la vida con cosas terrenales, debemos terminar con las cosas espirituales.

La preciosa exposición y enseñanza de Job es una hermosa conclusión a las tribulaciones, maduramos en la muerte al yo y en el dolor del alma rendidos de corazón a los pies de Cristo, Este es el mayor y vivo goce que alguien pueda experimentar en una relación directa y personal con Dios; ahí está el Espíritu Santo para llenarnos de su fuego y de su fruto para conducirnos a la senda de la vida, conociendo de manera personal y cara a cara al Dios vivo, real y verdadero, YO conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de Ti, Job 42:1.

Así es como el Omnipotente nos hace ascender por la escalera de la vida, primero nos hace bajar, nos derriba del caballo, y luego nos hace ascender en el ascensor de su gracia salvadora, hasta las alturas de su reino, Les aseguro que si el grano de trigo al caer en la tierra no muere, quedará solo; pero si muere, dará una abundante cosecha, Juan 12:24.

Bendito sea tu poderoso nombre Abba Padre, pues solo Tú eres quien nos ayuda a morir al viejo hombre, y en el lecho del dolor nos sostienes y nos hablas, solo Tú unges nuestra cabeza con el aceite fresco de tu presencia, y nos haces rebosar de gozo en el Espíritu cuando hemos aprendido la lección. Amén.


Mg. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.