Las más prudentes tomaron sus lámparas y las llenaron de aceite
juntamente con sus vasijas, Mateo 25:4.
Que el Dios de la esperanza los llene
de toda alegría y paz, a ustedes que creen en Él, para que rebosen de esperanza
por el poder del Espíritu Santo. Romanos 15:13
El que nos confirma con ustedes en
Cristo, y el que nos ungió es Dios. 2 Corintios 1:21.
Los acontecimientos confirman
que los eventos proféticos de la Biblia se van cumpliendo conforme al orden
divino, al final todo se completará y la nación del Cordero deberá estar llena,
saturada y plena del Espíritu Santo para enfrentar los dolores de parto, la
violencia, la angustia y muerte en esta sociedad incrédula y anárquica
gobernada por el príncipe de las tinieblas. El tiempo presente es oscuro y la
noche avanza, por lo tanto, alumbremos en Cristo como luminares para el mundo por
el Espíritu que nos habita. ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en
ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios
dueños; fueron comprados por un precio. Por lo tanto, honren con su cuerpo a
Dios. 1 Corintiisc6:19-20.
Preparémonos como lo enseña la palabra, para tiempos de densa oscuridad que se ciernen sobre la tierra, tal como lo hicieron las vírgenes prudentes, no durmamos, vigilemos y llenemos nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo del aceite de la presencia del Espíritu Santo, vivamos en el Espíritu para discernir todo engaño que corre por el mundo, mentiras y blasfemias que se oponen a la verdad de Dios, pues algunas parecen benignas para atrapar a muchos en aparentes cosas buenas: vivíamos en luz mientras esperamos al Esposo. En aquel día, el reino de Dios será como diez vírgenes que tomaron sus lámparas de aceite y salieron al encuentro del novio. Cinco eran descuidadas y las otras cinco prudentes...Mateo 25:1-13.
Somos la obra maestra de Dios, polvo de la tierra convertido en hermosas vasijas de barro, que Él formó para su alabanza, vasijas donde Dios ha depositado la gloria de su Espíritu para que hagamos las buenas obras que Él preparó de antemano para que las hagamos y andemos en ellas; vasijas a las que se les ha otorgado libertad, voluntad, razonamiento y dominio propio para que sigamos construyendo y edificado esta vasija de nuestra vida a la manera de nuestro Dueño y SEÑOR. Si uno de ustedes se mantiene limpio de faltas, será como una vasija preciosa en las manos de Dios, una vasija de honra, consagrada y útil al SEÑOR, apropiada para toda cosa buena. 2 Timoteo 2:21.
No seamos descuidados con nosotros mismos, cuidemos la vasija, nuestro ser que alberga la presencia del Espíritu que como aceite refresca el alma y como agua calma la sed de justicia en oración 24/7; el aceite en la vasija podría ser lo último que nos quede como a la viuda en la historia de Eliseo, 2 Reyes 4:2-7. Esta mujer quedó pobre, muy necesitada y con deudas a causa de s viudez, la sequía y la hambruna, sin saber qué hacer, a lo único que podía volver su mirada era al auxilio de Dios, y si Él no hubiera enviado a su profeta, la vida de aquella mujer y su hijo hubiera sido insostenible, hasta el punto de morir; en este mundo oscuros, cualquier hijo de Dios puede llegar a circunstancias extremas, pero si estamos llenos del SEÑOR y nos aferremos a Él, podemos ser saciados. Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: tu sierva ninguna cosa tiene en casa, solo una vasija de aceite. 2 Reyes 4:2.
La viuda jamás pensó
que el poco aceite que conservaba en casa llenaría tantas vasijas, al punto de
poder vender para pagar sus deudas y sostenerse por mucho tiempo; el aceite
significó vida para ella y su hijo, libres de acreedores y hambruna a pesar de
la sequía. A menudo Dios utiliza lo negativo para ofrecernos recursos en medio
de la prueba; Dios se vale de instrumentos deficientes para llevar a cabo su
obra salvadora; Él quiere que le demos importancia a lo espiritual para suplir
lo material para el cuerpo. Una vasija con un poco aceite no parecía nada
prometedor ni significativo, pero en las manos de Dios y por fe, llegó a multiplicarse;
esto significa que, teniendo al Espíritu Santo, podemos ser instrumentos de
bendición. Preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; unges mi
cabeza con aceite, mi copa está rebosando. Salmos 23:5.
¡Si tan solo
entendiéramos que el Espíritu Santo, es lo más valioso e importante que tenemos
en este mundo! De Él viene nuestra fe para enfrentar el mundo con valentía y sabiduría
de Dios cualquiera sea la situación. Los hijos de Dios tenemos el poder del
Espíritu a nuestra disposición, su gracia y autoridad para vencer, así que démosle
la importancia que merece y llenémonos de su gloria; Él nos ofrece el aceite de
la unción, derramando su aceite y su fuego sobre nuestra vida; es Dios con
nosotros, nuestro escudo protector y liberador, la luz que disipa las tinieblas,
haciendo brillar nuestro ser como una antorcha, haciendo huir la oscuridad que
nos acecha y amenaza; así el Padre dice: No toquen a mis ungidos ni hagan mal a
mis profetas. 1 Crónicas,16:22 y Salmos 105:15.
Convenía que Jesús volviera
arriba, para que disfrutáramos la presencia del Espíritu Santo morando en
nosotros, no estamos solos ni indefensos, Él no acompaña; Él nos hace arder en
su fuego de santidad, nos hace nadar en las aguas vivas de la gloria divina, provocando
nuestra plenitud; Él es el aliento de vida, que nos permite respirar y amanecer
cada día, Él renueva las fuerzas cuando flaqueamos en debilidad, Gálatas 5:25; sin embargo, teniéndolo
a Él dentro de nosotros, muchos duermen en la sequía del mundo y mueren en la
hambruna de la inanición espiritual; de
Dios; no saben del tesoro y los privilegios que poseemos siendo templo y altar
del Espíritu Santo Dios para que el fuego del amor de Dios corra por nuestras
venas para testificar de Cristo. Porque tenemos este tesoro en vasos de barro; para
mostrar que ese poder tan grande viene de Dios y no de nosotros.1 Corintios
4:7.
Llenar nuestra vasija
es ser verdaderos portadores de la gloria de Dios, y para saciarnos no solo a
nosotros mismos, sino a muchos más;
todos saciados con la justicia de Dios y el fruto del Espíritu y desarrollando
los dones, llevando las Buenas Nuevas con la proclamación de la palabra; y es
el Espíritu quien nos la recuerda y la pone en nuestra boca en momentos
precisos; si así lo hiciéramos, se irían los miedos, se mataría la duda y la
incredulidad, honraríamos a Dios multiplicaríamos el fruto en la vid; el Espíritu
de Dios en nosotros es la fuerza de victoria y el éxito en medio de las derrocha
del mundo, Él nos introduce en sus consolaciones, Él nos mueve a seguir
adelante. El SEÑOR es refugio salvador de sus ungidos, Salmos 28:8; Él sale para
socorrer a su pueblo, para ayudar a tu ungido. Traspasando la cabeza de la casa
del impío, descubriendo el cimiento hasta la roca. Habacuc 3:13.
Tener el aceite de la
unción del Espíritu significa que Dios nos ha escogido para su servicio, su
aceite representa su favor y bendición para un llamado extraordinario, Tenemos la unción del Santo, 1 Juan 2:20; ser llenos de su aceite y su fuego es
confirmar en nosotros Isaías 61, Lucas 4:18-19,para andar como Jesús anduvo, Hechos 10:38; el aceite de la unción
nos ha dedicado a Dios para consagrarnos a su servicio, un privilegio para
pedir lo que necesitemos en el nombre de Jesús y nos sea hecho, Juan 14:13; no necesitamos
pedir una doble unción, ya poseemos en Dios todo lo que es nuestro en Cristo,
al sellarnos con su Espíritu como propiedad del Padre, como Dios es uno, una es
su poderosa unción de poder perfecto, el Padre ya nos ha dado todo en Cristo; esa
unción nos guía a toda verdad y Cristo es suficiente. Job recuerda la unción de
meses pasados y días en que el SEÑOR lo guardaba…La Roca le derramaba ríos de aceite…Job
29:1-8.
En el AT, la unción
era derramando aceite mezclado con esencias sobre la cabeza de la persona que
Dios escogía para una misión especial, hoy el Espíritu Santo se ha derramado no
solo sobre nuestra cabeza, sino sobre todo nuestro ser por dentro y por fuera para
que Él nos encuentra cumpliendo la Gran Comisión cuando venga en su gloria; el
Espíritu Santo nos unge derramando el aceite de su presencia cuando somos
bautizamos con la evidencia de las lenguas, riquezas celestiales que evidencian
que Él habita en nosotros y su fuego nos purifica metiéndonos bajo sus alas; Él
nos cubre como una gallina a sus pollos para que nada nos dañe; al Espíritu
Santo tenemos que invocar y correr continuamente en el nombre de Jesús, Él nos
revela a Cristo, nos recuerda la palabra e intercede por nosotros, Juan 14:26-27 y 15:26. El SEÑOR nos quiere juntar
como la gallina a sus pollos, debajo de sus alas, pero muchos no quieren. Mateo
23:37.
Es con esa unción que
combatimos las herejías que minan la fe y atacan la verdad, 1 Juan 2:20-27;
el Espíritu Santo no guía a toda verdad con el poder del discernimiento para
permanecer en Cristo; pero si no hemos sido bautizados en el Espíritu, podría
ser que haya una pobreza espiritual, y “creyentes” caigan en enseñanzas de
hombres y los absorba la vida de pecado; y hoy más que nunca somos
atacados con falsas enseñanzas y
profecías, que minan, la solidez, y seguridad de la fe; no somos de este mundo,
hemos sido llenos del Espíritu Santo para conocer la verdad y voluntad del
Padre sobre toda las cosas. Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien
y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del SEÑOR
moraré por largos días. Salmos 23:5-6.
Busquemos y deseemos
la llenura del Espíritu viviendo en el Espíritu y siendo plenos continuamente del
aceite de su unción porque no es con ejército, ni con fuerza, sino con el
Espíritu de Dios que venceremos todo lo que no viene de Él, Zacarías 4:6; es tiempo de
reconstruir el templo para que arda el fuego en el altar, teniendo la lámpara
de nuestra vida ardiendo en el amor de Cristo, y que se nos abran los ojos del
entendimiento, para que el manantial de Cristo, calme toda sed de nuestro ser; el
Espíritu santo está representado en el candelabro con los siete espíritu de
Dios que tiene el aceite necesario para encender de pasión la lámpara de
nuestra existencia, y adorar a Cristo. Zacarías 4:1-3.
Poseemos el manantial
de Dios que brota de nuestro interior para mostrar a Cristo, que abre los ojos
y el corazón de muchos para ser salvos y que el aceite de su Espíritu se
derrame sobre la cabeza de muchos llenando nuevas vasijas, y avivar al el
Cuerpo de Cristo en unidad, para gloria del Padre, y que se cumpla en nosotros,
Salmos 133. Así que, Levántate y resplandece; porque ha
venido ya tu luz. Isaías 60:1.
Preparemos un buen
lugar en la casa, para que Dios nos llene con su Espíritu, y que se llenen
muchas vasijas vacías que necesitan ser llenas de aceite para que Dios haga ver
la multiplicación a causa del Espíritu, y así cubrir necesidades, no solo
espirituales, sino espirituales en la libertad que Cristo nos ha dado;
entreguemos todo espacio vacío de la vida y el corazón a Cristo para que Él lo llene
con su Espíritu y seamos saciados a plenitud. Quizá el lugar del Espíritu Santo
lo estén llenando cosas que no sacian ni alimentan; vaciémonos de nosotros
mismos y de toda dependencia humana, tenemos que arder por Cristo, para que su
Espíritu llene cada rincón de nuestro ser, hoy, mañana y de siempre. Les diste tu buen Espíritu para
instruirlos; jamás faltó el maná en su boca, y les diste agua para calmar su
sed. Nehemías 9:20.
La vasija debe además
llenarse del poder de la fe que es fruto y don del Espíritu, dependamos del
Consejo del Espíritu y confiemos en Él, quien nos guarda para Dios y nos da
sentido de fidelidad y consagración con su fuego sanador y potenciador venciendo
la carne para que cada vasija rebose del aceite de su gloria y su fluir, demos
de lo que recibimos, pues Dios sabe premiar la fe obediente con abundancia, en
fidelidad el Espíritu nos dará más de su presencia para que Cristo sea
exaltado; y si le pedimos y recibimos pensando en dar a otros, estaremos
haciendo tesoros en el cielo, porque somos dadores de las riquezas de su reino
para liberación de muchos, en el poder del Espíritu. Porque si YO por el Espíritu de Dios
echo fuera demonios, ciertamente el reino de los cielos ha llegado a ustedes.
Mateo 12:28.
La vida en el Espíritu
nos renueva cada día y nos hace odres nuevos donde el Espíritu deposita su vino
nuevo de continuo gozo, alegría y paz, en la restauración y santificación que
necesitamos; seamos vasijas moldeables, renovables y transformadas en el poder
del Espíritu para prepararnos trabajando Enel Espíritu esperando la hora de
nuestro rescate. Las vasijas de honra se limpian por dentro y por fuera,
mientras los odres se hacen nuevos y se hacen fuertes desde adentro hacia
afuera, en la acción del Espíritu que nos inspira a ser multiplicadores, viendo
como Dios abre las ventanas de los cielos y derrama más aceite fresco y vino
nuevo de bendiciones, rebosando sus vasijas; las tinajas en las bodas de Canaán
no se llenaron de más y mejor vino, hasta que fueron vaciadas; Dios derramará lo
mejor en los últimos tiempos. Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya
han bebido mucho, entonces sirve el inferior; pero Tú has reservado el mejor
vino para el final. Juan 2:10.
Sumerjámonos en el
Manantial de las aguas vivas como enseña Ezequiel 47, llenemos las redes del reino con
abundantes peces para que haya vida a uno y otro lado del río de Dios que
desciende desde su trono; así como abundó el aceite en la casa de la viuda
y representó gran valor de bendiciones que cambiaron su vida para bien, así el
Espíritu Santo a través de nosotros, sea cambiando y transformando muchas vidas
que lleguen a los pies de Cristo. Ve y vende el aceite...y tú y tus hijos vivirán de
todo lo que quede, 2 Reyes 4:7.
Es por el Espíritu que
da testimonio de que somos hijos de Dios, y si necesitamos fuerzas, el Espíritu
Santo las renovará, trayendo su luz, Él es nuestro Consejero Ayudador y
Consolador que nos sostiene; si necesitamos pureza, el Espíritu nos
santificará, si necesitamos fe, Él nos dará confianza y esperanza; y Él nos
ayudará a obedecer los mandamientos para ponerlos por obra; si necesitamos amor,
Él nos saciará de afecto, porque el amor de Dios fue derramado en nuestros
corazones por Cristo Jesús. Romanos 8:26. Y pondré dentro de ustedes mi Espíritu, y haré que anden en
mis estatutos, que guarden mis preceptos y los pongan por obra. Ezequiel 36:27.
El fuego del Espíritu cambia las
tinieblas de nuestras circunstancias en luz; combate la sequedad espiritual con
el aceite de su presencia fluyendo por todo nuestro ser, Él es el mejor cuidador
de nuestra vasija porque pone el querer como el hacer; rindamos el corazón en
las manos de Cristo para que el corazón no nos traicione, y su Espíritu haga
maravillas, Según su poder que actúa en nosotros, Efesios 3:20. Y donde YO estoy, allí estén
también ustedes, Juan 14:1-3.
No acudamos al
Espíritu Santo solo en momentos de prueba, tengámoslo presente a cada paso, y que
Él reine en todas las áreas de nuestra existencia, Él es Dios, es el Todo
Suficiente guiador de nuestra fe victoriosa; en Él somos multiplicadores con
eficacia y efectividad por su gracia y poder, con sus dones, operaciones,
habilidades y capacidades; somos usados con sabiduría de lo alto, y como el
aceite de la viuda no dejó de fluir hasta que ella dejó de vaciarlo en las
vasijas, el Espíritu Santo seguirá fluyendo en nuestra vasija hasta el límite
de nuestra fe obediente; en Sansón fluyó cuándo él se lo permitió. El Espíritu del SEÑOR comenzó a
manifestarse en él en los campamentos enemigos...Jueces 13:25, Luego el
Espíritu vino sobre Sansón y despedazó un león...Jueces14:6, pero habiendo
cedido a la seducción de una mujer, Sansón fue reducido a nada y destruido por
sus enemigos porque dejo apagar el fuego de la unción del Espíritu que se
apartó de él. Jueces 16:21-31.
Encendamos el fuego
de la unción, seamos responsable de cuidar nuestra vasija, renovemos los odres con
vino nuevo, andemos en el Espíritu bajo la nube de gloria, sus alas nos
cobijan, nos dan abrigo y calor de vida sacian nuestra sed de Dios para que con
su presencia naveguemos dando fruto a su tiempo, creciendo y madurando
espiritualmente. Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de
árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo
madurarán, porque esas aguas salen del santuario; su fruto será para comer; y
su hoja para medicina. Ezequiel 47:12.
Seamos vasijas de
honra y árboles plantados en la casa de Dios, confiemos y dependamos del
Espíritu Santo, sigámoslo con firmeza y decisión de corazón hasta que veamos a
todos los enemigos rendidos, y los adversarios se vean obligados a ceder de sus
acciones, y que desaparezca toda montaña de obstáculo y todo lo adverso se
convierta en instrumento de alabanza; determinémonos a ser vasijas útiles en
manos del Alfarero, y así Él nos emplee para derramar la plenitud de su
Espíritu. Accedamos a las
mayores alturas de gloria y cosas grandes para el futuro...Porque el aceite
de la vasija no disminuirá...1 Reyes 17:14.
Imitemos al Maestro
de maestros: 1) Crecía en sabiduría, 2) crecía en estatura, 3)
crecía en el favor de Dios, y 4) crecía en el favor para con todos los
hombres, Porque la gracia de
Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que,
renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria,
justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación
gloriosa de nuestro Gran Dios y Salvador Jesucristo, Tito 2:11-13.
Tengamos bien
definido quiénes somos para que el Espíritu nos inunde de su gloria y trabajemos
con esfuerzo, vidas santas, bendecidas y en victoria dentro del orden y
el equilibrio de Dios con nosotros, sembrando la buena semilla de las Buenas
Nuevas, Dichoso el siervo a
quien su Amo, lo encuentre cumpliendo con su deber, cuando Él llegue Mateo 24:26.
Mg. MEHC, hija del Dios vivo, real y
verdadero y servidora de su reino.