YO les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie los arrebatará de mi mano. Mi Padre que me los dio es Mayor que todos, y nadie los puede arrebatar de la mano del Padre. Juan 10:28-29.
¿Quién nos podrá separar del amor de Cristo? ¿El sufrimiento, las dificultades, la persecución, el hambre, la falta de ropa, el peligro o la muerte violenta? Como dice la Escritura: Por causa de Cristo estamos siempre expuestos a la muerte y nos tratan como a ovejas de matadero. Pero en todo esto, somos más que vencedores por medio del SEÑOR que nos amó. Romanos 8:35-37.
Para el evangelio yo fui constituido predicador, apóstol y maestro; por lo cual yo también sufro estas cosas, pero no me avergüenzo, porque yo sé en quien he creído y en quien he puesto mi confianza. Y estoy seguro que Él es poderoso para guardarme hasta el día de su regreso. 2 Timoteo 1:11-12.
La seguridad que todo ser humano busca es sentirse a salvo y resguardado en su integridad física, con la confianza de no sufrir ningún riesgo de daño ni estar en peligro que atente contra nuestra vida, nuestra salud y nuestra tranquilidad emocional; eso es exactamente los que experimentamos al tener a Jesucristo como nuestro SEÑOR y Salvador. Nuestro conocimiento de Dios y la certeza de fe en su palabra nos provee una convicción de cuidado y protección en el amor del Padre, única y poderosa. Canten todos a Dios, canten himnos a su nombre; alaben al que cabalga sobre las nubes. ¡Alégrense en el SEÑOR, alégrense en su presencia! Él es Padre de huérfanos y defensor de viudas, es el SEÑOR desde la morada de su santuario. Salmos 68:4-5.
La seguridad que podemos experimentar en Jesucristo es por fe y confianza en Él, debido a que lo conocemos y sabemos que Él es poderoso y fiel y hemos creído en el único Dios vivo, real y verdadero con todos sus atributos divinos; Él está siempre atento de sus hijos, sobre la base de la realidad espiritual y eterna que es un continuo presente como Dios el Creador lo es. Al nacer de nuevo en Cristo y ser constituidos hijos del mismo Padre que Él, dejamos de estar solos, porque fuimos reconciliados y unidos a la familia celestial y Aquel que todo lo ve, lo conoce, lo puede y vive por los siglos de los siglos viene a ser el Ángel de YHWH que acampa alredor de los que lo aman y nos defiende. Salmos 34:7.
Cristo es la Roca sobre la cual edificamos la casa, y nos afirma en nuestro corazón con la seguridad de saber que Dios es nuestro escudo, nuestro alto refugio, nuestro escondedero y nuestro pronto auxilio en todo momento; el sello del Espíritu Santo, nos da certeza de la eterna presencia de Cristo alrededor de nuestra vida, como un blindaje Salvador que nos proteje, defiende y acompaña en todo recodo del camino. El SEÑOR es mi fuerza y mi escudo; en Él confía mi corazón, y soy socorrido; por lo tanto mi corazón se regocija en Él, para darle gracias con mi cántico. Salmos 28:7.
A partir de nuestra regeneración en Cristo, nunca más divagamos solitarios ni indefensos por el mundo, somos conscientes que aunque en esta vida y en el día a día corremos peligros, debido al aumento de la maldad y la opresión de las tinieblas a causa del pecado de la gente que ni conoce ni teme a Dios y que vive haciendo daño a sus semejantes y corrompiendo a los inocentes, sabemos que hay seguridad en medio de la guerra entre los dos reinos y aunque los hijos del maligno son usados en nuestra contra, Cristo el Gran León de la tribu de Judá nos defiende y a su pueblo jamás será vencido; a pesar de todo lo malo que hay sobre la tierra y los misiles que lanza el adversario, nuestro SEÑOR y Salvador se ha hecho cargo de nosotros al lavarnos con su sangre, porque ahora somos parte de su pueblo santo…Por lo cual estoy seguro que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna cosa creada, nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, SEÑOR nuestro. Romanos 8:33-39.
Nuestra seguridad en Cristo sobrepasa todo mal, aunque seamos perseguidos y atacados, tenemos la certeza que Dios enviará asistencia y ayuda celestial con sus ángeles protectores en momentos de ataque y peligro; y esto lo se muy bien después de haber enfrentado tres atracos con arma blanca y arma de fuego apuntando mi cabeza; mientras robaban la gente en el transporte público donde viajaba en dos ocasiones, yo era invisible a los instrumentos del mal, ni siquiera me percibieron aunque uno de ellos se paró junto a la silla donde estaba sentada; en el asalto con arma de fuego no pudieron quitarme ni un peso, y tampoco sufrimos un rasguño; en un momento los asaltantes voltearon a mirar detrás de mí y salieron corriendo aterrados. Ese día oré antes de salir y el SEÑÓR me dio su palabra y se cumplió. El SEÑOR te oiga en día del conflicto; el nombre del Dios de Jacob te defienda. Te envié ayuda desde el santuario, y desde Sion te sostenga. Salmos 20:1-2.
Tener a Jesucristo reinando en nuestra vida, provee al ama gran estabilidad emocional, garantía de salvación, confianza en la protección físico, auxilio en el dolor y la enfermedad, amparo ante el peligro, defensa contra el ataque de las tinieblas y una total certeza de estar escondidos en el Alto y el Sublima, hemos muerto al pecado y el mundo pero vivimos para Cristo. El SEÑOR es mi poderoso Protector; en Él confío plenamente, y Él me ayuda. Mi corazón está alegre; cantaré y daré gracias al SEÑOR, Salmos 28 6-7; En Cristo esta escondida mi vida. Colosenses 3:3.
Nuestro amado SEÑOR Jesucristo es vida abundante y esa abundancia está en amor protector sobre la tierra y la vida eterna junto a Él después de la muerte; cada dìa podemos levantarnos con el gozo y la seguridad de vivir en Él y para el Él para servirle con pasión y entrega total; sin importar cuán grandes sean los problemas ni los peligros, nuestra barca en el mar del mundo tiene un Timonel que es Cristo. El Padre siempre proveerá la mejor asistencia en el Hijo con millares y miriadas de ángeles guerreros que le sirven; siendo justificados, El Padre nos ve a través del Unigénito del Padre. Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro SEÑOR Jesucristo…y no solo eso, sino que nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; la paciencia prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:1-5. Esto es vida de fe en protección sobrenatural.
Con la seguridad que nos da la salvación en Cristo, el apóstol pudo escribir tanta revelación y tantas maravillas, y cuando leemos las Escrituras de manera serena, sin afanes y con el deseo de conocer más al SEÑOR y recibir sus instrucciones, vemos còmo brota la alegría de la seguridad salvadora y el blindaje total que tenemos en el SEÑOR como lo experimentaron los tres amigos de Daniel y él mismo en Daniel 3 y 6; cada renglón de la Escritura nos afirma que NO hay ningún otro protector que se pueda comparar al Ángel de YHWH que es Cristo el SEÑOR, nadie más grande, amoroso, perdonador y poderoso que nuestro Dios, por lo tanto nada nos hará perder nuestra seguridad y confianza en Él. Pero el SEÑOR es fiel, Él nos fortalecerá y nos protegerá del maligno. 2 Tesalonicenses 3:3; Él es mi Luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida. ¿De quién he de atemorizarme? Salmos 27:1.
Ningún hombre con todas sus riquezas y el poder que el SEÑOR le haya permitido, y por más guarda espaldas que tenga, si no es un redimido en la sangre del Cordero, jamás estará tan seguro como un verdadero hijo de Dios. Nada nos arrebatará de su mano porque el Padre fue quien nos entregó a Cristo. ¡OH gloria a Dios! En verdad estamos seguros y protegidos en las manos de Cristo y sostenidos en las manos del Padre simultáneamente. Hemos sido diseñado en Èl y recreados en la garantía de su cuidado salvador delante del mundo, ante los ojos del maligno y las tinieblas; Cristo es nuestro cinturón de seguridad alrededor de nuestra existencia. Sean firmes y valientes. No tengan miedo, ni se amedrenten ante ellos, porque es el SEÑOR su Dios, quien los acompaña. Él no los dejará ni los desamparará. Deuteronomio 31:6.
Nuestro Amado Redentor es seguridad garantizada y perfecta para nosotros, en la privacidad del hogar, en el diario trabajo o en medio de la multitud de la calle; Él conoce nuestra vulnerabilidad y debilidad, y sabe que en este mundo pasamos por muchas aflicciones y momentos difíciles, y hasta crueldad en muchos lugares de la tierra, en medio de todo eso, debemos tener la certeza de la seguridad protectora del Rey eterno; la vida que hoy tenemos en un regalo de Dios, pero Cristo es nuestro cordón de seguridad, que unido al Padre y al Espíritu Santo, es cordón de tres dobleces que no se rompe tan fácil, sino que nos sostiene con firmeza, poder y fuerza. Eclesiastés 4:9-12. No prosperará ningún arma que se haya forjado contra ti; se silenciará toda lengua que se levante contra ti. Esta es la herencia de los siervos del SEÑOR, él SEÑOR hará justicia, así lo ha dicho Él. Isaías 54.17.
Los miedos, las amenazas, el peligro, las deudas, los ataques de la oscuridad, el asedio del enemigo, la persecución del mundo, la incredulidad de los impíos, no nos podrán quitar nuestra certeza de seguridad en Cristo; todo ellos viene a ser nada para nosotros si mantenemos el corazón, la mirada y la vida puestos en el SEÑOR; Cristo como el Gran YO SOY, gigante del universo, será nuestra Roca, Torre Fuerte, Alto refugio, escudo, escondedero, y fuerza para vencer los miedos, las emociones negativas y las circunstancias adversas; por eso debemos recordar y vivir el poder de su palabra, tenemos que conocer a Dios en Cristo que nos es revelado por el Espíritu Santo, fuego que consume todo mal. El árbol dará su fruto y la tierra dará sus productos, y mi pueblo estará seguro en su tierra. Y sabrán que YO SOY el SEÑOR cuando YO quiebre las varas de su yugo y los libere de las manos de los que los han esclavizado. NO serán más presa de los gobiernos de las naciones, y las fieras NO los devorarán; sino que habitarán seguros y nadie los atemorizará. Ezequiel 34:27-28.
Los apóstoles, los discípulos y la iglesia del primer siglo, pudieron experimentar la seguridad de la protección en Cristo aún al momento de morir bajo el yugo romano, por eso se cuenta en los anales de la historia que cuando eran sacrificados, ellos iban cantando y mientras morían oraban, el Ángel proyector, el Ángel de YHWH, estaba con ellos para mitigar su dolor y tranquilizar su alma; ellos conocían a su Salvador de cerca, cara a cara, tenían revelación y los hacía vivir con gozo soportando el dolor del martirio y la muerte, como Pablo, ellos no le temían a la muerte, porque veían y sentían el soporte seguro de las manos del SEÑOR alredor de su cuerpo. Él es poderoso para guardarnos para siempre, por medio de Cristo que nos acerca al Padre, pues Cristo vive perpetuamente para interceder por nosotros. Hebreos 7:25. Nuestro Dios proveerá a todas nuestras necesidades, conforme a las riquezas en gloria en Cristo Jesús. Filipenses 4:19. Fue exactamente lo que sucedió con Sadrac, Mesac y Abed-nego en el horno de fuego, El Angél de YHWH los acompañaba, Él mismo cerró la boca de los leones y guardó a Daniel; todos ellos estuvieron protegidos a la hora del martirio.
Nuestro SEÑOR Jesucristo, Redentor y Salvador suficiente, es nuestro seguro de vida total, aún después de la muerte. Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia. Filipenses 1:21.
1. Nos da la seguridad de ser salvos, Juan 10:27-29 y Efesios 1:13.
2. Su resurrección es nuestro pasaporte seguro a la eternidad con el Padre. Juan 6:47, 1 Pedro 1:3-5, Hebreos 7:25.
3. Siendo el Unigénito sacrificado a nuestro favor, nos da la garantía de ser hijos de Dios en Él. Juan 1:12, Romanos 8:16.
4. Siendo el Verbo Eterno y la palabra viva, Cristo nos privee escudo protector en la palabra y sus promesas, 2 Pedro 1:19-21 Salmos 119: 9 y105.
5. Los padecimientos de Cristo nos dan seguridad en las circunstancias de la vida con sanidad y liberación, Isaías 51 y 53, Hebreos 6:19, 1 Juan 3:8 y Apocalipsis 21:4
6. Tenemos resguardo y protección contra los ataques del enemigo, Efesios 6:11-17.
7, Hay confianza y certeza que Dios tiene el control de su creación y de lo que le sucede a su pueblo. Lamentaciones 3:3-7.
Esta clase de seguridad es la que el Padre desea que experimentemos y atesoremos en el Hijo, esa es la razón por la cual debemos abrir nuestra vida y corazón para que Cristo reine; limpie nuestra alma de pecados, quite de nuestra conciencia la culpa, nos purifique con su sangre y nos vivifique con el fuego y vigor de su Espíritu Santo habitando en nuestro ser. Aquel que es poderosos para guardarnos sin caída y para presentarnos sin mancha en la presencia de su gloria con gran alegría. Efesios 4:30 y Judas 1:24.
Vivir en Cristo es abrazar la vida plena y ni siquiera la muerte nos producirá temor, sino gozo y paz, al saber que nos encontraremos con el SEÑOR para SIEMPRE. Ellos lo vencieron todo por medio de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos, y no amaron sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte. Apocalipsis 12:11. Lee 1 Tesalonicenses 4 y regocíjate en el SEÑOR.
Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.