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7 ago 2018

AUTÉNTICOS Y SIN MÁSCARAS


AUTÉNTICOS, ORIGINALES Y SIN MÁSCARAS

El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el SEÑOR mira el corazón. 1 Samuel 16:7.

Y conocerán la verdad y la verdad los hará libres, Juan 8:32.

El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos, Santiago 1:7-8.

La autenticidad y la originalidad son principios bíblicos de moralidad y valor personal que le dan credibilidad a una persona abriéndole las puertas al progreso y las oportunidades; una persona auténtica es una persona legal, sincera, honesta, íntegra y confiable, alguien con carácter firme y limpio, con determinación y que hace valer la palabra comprometida, porque la cumple. A los justos los guía su integridad, a los falsos los destruye su hipocresía, Proverbios 11:3; mientras que la gente hipocrita y mala usa máscaras de falsedad, con muchas facetas y variaciones; son gente volátil que constantemente cambian de parecer, opinión, actitud y  personalidades según la ocasión, parecen camaleones que ocultan la realidad y se disfrazan, encubren, esconden y deforman su realidad para cazar a sus víctinas dentro de muchas situaciones, andan como en arena movediza, pero no solo dañan a otros, ellos mismos se hunden y se destruyen. ...Caen en su propio hoyo...Salmos 35:8; El perverso queda atrapado en su propia maldad; pero el justo canta y es feliz...Proverbios 29:6-8.

Una persona que muestra diferentes formas de comportamiento según el lugar, la ocasiónvy la persona que tiene delante, es un pecador de doble ánimo, una persona malvada, malintencionada, hipócrita, inconstante, mentirosa e insegura de sí misma, por eso ataca con engaño; son aquellos que hoy piensan una cosa y mañana otra, un día dicen algo y al otro día dicen otra cosa, les falta madurez, determinación de carácter y conducta clara. Son instrumentos del mal, porque adolecen de rectitud, autenticidad y originalidad, pues viven sin Dios. Si afirmamos que tenemos comunión con Dios, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad, 1 Juan 1:6..

Sabemos muy bien que las relaciones que se manejan en el mundo son de mucho cuidado debido a la falta de seriedad, honestidad y falta de valor en la palabra comprometida, lo cual también en muchos momentos de la vida cristiana se vuelve costumbre; muchos se comprometen a hacer esto o aquello pero no cumplen lo que han prometido, dejando así mal testimonio no solo de sí mismos, sino contra el SEÑOR. Dios nos exhorta a revisar cómo esta nuestra autenticidad en lo que somos, hacemos y decimos; cómo está la honestidad en las relaciones interpersonales, porque al final, seremos los directos perjudicados y Dios no nos podrá bendecir ni defenser del mal que se mueve en el mundo; debemos examinar la fachada que mostramos frente a la realidad de los que somos con Dios y con el prójimo, Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que maneja con precisión la palabra de verdad, 1 Timoteo 2:15.

En muchas ocasiones quedamos totalmente decepcionados y desanimados en cuanto a la autenticidad y originalidad de las personas; hay mucha farsa, deslealtad, trama y oportunismo de quienes nos rodean, debido a la gran pobreza de principios y moral espiritual, lo cual en muchos casos hace las relaciones y la amistad imposibles, inestables, dudosas y rodeados de desconfianza; pero si escudriñamos la palabra de Dios, descubrimos mucho al respecto que nos ayuda a vencer este pecado de vida vieja y pecaminosa, Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad. 1 Juan 3:18.

Surge una pregunta; ¿Por qué las personas actúan así? La respuesta está en que hay muchos que no saben quiénes son, de dónde vienen, a dónde pertenecen, para que son útiles, para qué están en esta tierra o dónde irán a parar cuando mueran, pues no conocen a su Creador ni a su Salvador, por lo tanto, tampoco se conocen ellos mismos; cuando no conocemos a Dios ni sabemos qué somos en Cristo, corremos el riesgo de ser dobles, hipócritas y con máscaras, aparentando lo que no somos ni tenemos realmente. Ninguna cosa creada escapa de los ojos de Dios. Todo está al descubierto y expuesto a los ojos de Aquel a quien hemos de rendir cuentas, Hebreos 4:13.

Las personas que colocan fachadas, máscaras y aparentan ser una cosa cuando realmente son otra, llegan a ser muy vulnerables al ataque de las tinieblas debido a su vulnerabilidad espiritual e inseguridad personal en la carencia de autenticidad y originalidad; no conocen a Dios, por eso poseen  un pobre concepto personal de sí mismas, razón por la cual se causan mucho sufrimiento, intentando por sí mismos ayudarse, haciendo cosas erradas, para hallar aceptación y reconocimiento, complaciendo a otros y sí mismos, pero no a Dios. Jesús dijo a sus discípulos, guárdense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Porque nada hay oculto, que no haya de descubrirse, ni escondido que no haya de saberse, Lucas 12:1-2.

Este tema me recuerda la historia del Caballero de la Armadura Oxidada, un libro de John Fisher, que leí cuando estaba en la universidad, se trata de un hombre noble que tenía un linda esposa y un hijo que lo amaban mucho, pero este caballero estaba tan lleno de temores, inseguridades y soledad en su corazón, que no sabia dar ni recibir amor, no podía aceptarse a sí mismo, por lo tanto, era frío,  silencioso y distante con su familia; entonces compró una armadura de hierro y se la puso, así se escapaba de su familia para evadir estar con ellos; se iba al bosque diciendo que era el héroe que liberaba de los monstruos a lindas doncellas que pasaban por el bosque.

Así pasó el tiempo y la esposa se cansó de no poder ver el rostro ni la figura de su esposo, pues siempre llevaba puesta la armadura de hierro, hasta para dormir; un día cansado del peso de la armadura, intentó quitarsela, pero fue inútil porque se había oxidado y se había quedado atascada y adherida al cuerpo del caballero, el aterrado hombre lleno de impotencia, le echaba la culpa de toda su tragedia a la esposa y al hijo, sin querer enfrentar su realidad interior personal. Pues desconociendo la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se someten a la verdad de Dios  Romanos 10:3.

Un día el caballero de la armadura oxidada, huyó al bosque y estuvo yendo de castillo en castillo, en busca de ayuda, en cada lugar tenía que usar de osadía y valentía para vencer las dificultades que se le presentaban debido a su pobreza personal, pero en cada lucha iba descubriendo las debilidades que lo hacian infeliz, así fue rompiendo la armadura poco a poco, al final llegó a una montaña donde encontró a unos amigos que le dijeron, que para ser libre del todo y destruir su armadura, debía lanzarse al vacío desde la cima de la montaña, como él amaba y extrañaba a su familia, lo hizo.

Cuando empezó el descenso, creyendo que moriría, y mientras caía al vacío, fue reconociendo sus errores y sus fallas, dándose cuenta que su esposa y su hijos lo único que habían hecho era amarlo, pero él con sus máscaras y su coraza de indiferencia, desamor y frialdad los había alejado; a medida que identificaba y reconocía todas sus debilidades y falencias, en vez de caer, retrocedía hasta llegar de nuevo a la cima, mientras lloraba intensamente, asi con sus lágrimas y su corazón arrepentido se iba llenando de amor para ser él mismo que era al principio cuando se casó, así se fue quitando el óxido de los pedazos de armadura que le quedan y finalmente fue libre de todo lo que lo había atado y aprisionado dentro de la armadura de máscaras e hipicresía que había creado el mismo, intentando escapar de la realidad de su vida; luego volvió a su hogar transformado y lleno de amor en su interior, con originalidad y siendo autébticamente él mismo, para nunca más ignorar ni dejar a sus seres amados, Y conocerán la verdad y la verdad los hará libres, Juan 8:32.

Muchas personas crean armaduras, máscaras y fachadas para esconder la realidad de su vida interior que es espiritual, usan caretas porque creen que así serán aceptadas y ganarán un estatus complaciendo a otros; esto también es una forma de ocultar el dolor de daños recibidos en el pasado y se esconden en la cárcel de la apariencia, y las caretas de la hipocresía que los aprisiona, les impide dar y recibir amor, crecer y desarrollarse para ser ellos mismos; esos son algunas que se hacen activistas y serviles, que le ríen a todo mundo pero por dentro están llorando como lo dijo el payaso Garrick; el apóstol dijo: Porque yo no busco la aprobación de los hombres, sino la aprobación de Dios. No busco quedar bien con los demás seres humanos. ¡Si yo quisiera quedar bien con los hombres, ya no sería un servidor de Cristo, Gálatas 1:10.

Estas deficiencias y debilidades de la personalidad humana solo pueden ser areancadas y quitadas cuando conocemos a Cristo cara a cara y nos enfrentamos con el espejo de su palabra; cuando nos despojamos del viejo hombre y crucificamos la vieja naturaleza viciada las mentiras y los engaños que da la apariencia, pero debemos aceptar lo que somos, reconocer nuestro pecado, arrepentirnos y pedir perdón y ayuda de Dios; porque Dios nos ama, y aunque no somos perfectos, Él nos transforma y nos dota de cualidades y dones, entonces podemos ser libres para ser auténticos y dejar de bailar la melodia hipócrita del mundo. Podemos entender que Dios nos creó diferentes y singulares y  a Él lo que más le importa es nuestra salvación, bienestar y libertad, siendo originales, sinceros y verdaderos mientras transitamos por la vida;  debemos ser como niños, creyentes en Dios, espontaneos con quienes amamos, sinceros y trasparentes para con todos, rectos en nuestra manera de vivir y tratar a quienes nos rodean; Dios nos hizo únicos e irrepetibles para ayudarnos y tolerarnos unos a otros, Dios dio a cada uno lo que estimó que era necesario para vivir en esta tierra libres y felices. Y ustedes han sido hechos completos en Cristo, porque Él es la cabeza sobre todo poder y autoridad, Colosenses 2:10.

La biblia, nuestro Manual de vida y comportamiento diario, nos enseña todo lo que es necesario para saber vivir plenamente en esta tierra; las apariencias, la hipocresía, las fachadas y las máscaras que mostramos ante los demás debemos destruirlad porque oxidan el alma de pecado, y hacen mucho daño a sí mismos, la familia, amigos y vecinos, aparentando, mintiendo y alejando a todas las personad, que nos conocen y se dan cuenta de la realidad; debemos ser la misma clase de persona en todo lugar y con todas las personas, no hay porque disimular o cambiar de comportamiento por algo que no somos, tampoco congraciarnos con algo que en realidad no nos gusta, solo por quedar bien con alguien. Es a Dios a quien debemos complacer siempre con la verdad y la trasparencia. Crea en mi, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mi, Salmos 51:10.

Dios con su amor y su palabra nos revela cada pecado o defecto que hay en nuestra alma para que seamos nuevos, Él nos recrea y perfecciona a diario dejando para que dejemos atrás la vieja armadura oxidada del pecado que nos separa de Él; en el espejo de Cristo y su palabra debemos vernos para identificar todos los pensamientos negativos y conceptos errados que hemos fabricado en contra de nosotros mismos y la gente, si Dios nos creó a su imagen y semejanza; cada día necesitamos un cara a cara con Jesús para experimentar su amor perdonador y perfeccionador, que nos permite vencer todas nuestras inseguridades y debilidades de carácter, Dios en su bondad nos confronta con el pecado de la hipocresía y la levadura del engaño que va permeando nuestra conciencia y nuestra alma, convirtiéndonos en fariseos, legalistas y religiosos que condenan y critican a todos, todo el tiempo, viviendo solo de apariencias, pero sin ver el fondo de cada corazón. Lucas 12:1-3; No juzguen según las apariencias, sino juzguen con justo juicio. Juan 7:24.

Despojémonos de las fachadas, la máscaras y las caretas que nos hacen falsos e hipócritas, no aceptables delante de Dios, por ausencia de la verdad, justicia, rectitud y honestidad; esto es un gran impedimento para que la respuesta a nuestras necesidades sea suplida y nuestras heridas sean sanadas. El pecado de la hipocresía es un obstáculo para mostrar que somos verdaderos hijos de Dios, discípulos de Cristo y templos del Espíritu Santo; seamos auténticos y reales como Cristo, a la manera de Dios, porque Él es real, verdadero y trasparente. Sean santos porque YO SOY santo, 1 Pedro 1:16.

No llevemos más la carga de la apariencia, seamos libres y vivamos felices, pero si estamos tristes, tampoco demostremos felicidad riendo por reir, si queremos llorar, lloremos; no nos la demos de muy valientes cuando en realidad tenemos temor, no usemos de religiosidad para ocultar el pecado, juzgando y condenación a otros. No seamos legalistas queriendo imponer algo como verdad absoluta, Y me ha dicho el SEÑOR; Que te baste mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gozaré en mis debilidades, para que sobre mí repose el poder de Cristo, 2 Corintios 12:9.

Tampoco hagamos buenas obras, con segundas intenciones en el corazón, buscando un interés personal oculto, no seamos cristianos que se camuflan como camaleones según la ocasión queriendo justificar alguna manía que esclaviza, no nos hagamos los bravos ni los dignos para hacer sentir mal a otros. Cambiemos de actitud y reconozcamos nuestras falencias, oremos y humillémonos delante de Dios para ser verdaderamente libres, auténticos y aceptos en Cristo, Cuando ustedes ofenden la conciencia de los hermanos débiles en la fe, ofenden ustedes a Cristo mismo, 1 Corintios 8:12.

Oremos con perseverancia y examinémonos continuamente para que aprendamos a ser humildes, sencillos, mansos, auténticos y genuinos hijos de Dios reflejando a Jesucristo, porque lo que seamos, mostrará la calidad de comunión que tenemos con Dios. Amén.

Mg. MEHC hija del Dios vivo, real y verdadero y servidora de su reino.