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13 oct 2015

INTERCEDER NOS RODEA DEL AMOR Y LA BENDICIÓN DE DIOS


INTERCEDER, NOS RODEA DEL AMOR Y LA BENDICIÓN DE DIOS

Basado en el Capítulo 3 de Efesios.

Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra. Efesios 3:14-15.

En cuanto a mí, que el SEÑOR me libre de pecar contra Él dejando de rogar por ustedes…1 Samuel 12:23.

¿Por qué este título? Porque cuando intercedemos por otros, nos olvidamos de sí mismos, y nos ponemos en el lugar del otro, nos llega un sentir empático tan profundo que nos hace experimentar amor, misericordia y pena por el sufrimiento del otro; es en ese momento que el amor de Dios brota desde nuestras entrañas y oramos con poder a favor de esa persona; todo sucede bajo la gloria increíble que nos envuelve en la presencia del SEÑOR porque nos hacemos semejantes a Cristo en ese momento. Y por comida le dieron hiel, y para su sed le dieron a beber vinagre. Salmos 69:21.

Él intercedió por nosotros para evitarnos el dolor de la muerte eterna recibiendo en sí mismo lo que merecíamos; hoy intercedemos para que la compasión de Dios se derrame sobre las personas y salgan del dolor. Jesús experimentó el dolor que nos evitó, con el profundo amor y compasión de Padre por nosotros al aceptar su sacrificio y decidir morir en la cruz por todos nosotros, Él es el Mayor intercesor; Él no podía permitir que sus hijos, sus humanos que había formado en su mano, fueran a estar en lo profundo del lago con la peor de las criaturas. El Hijo del Hombre debe padecer mucho, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escriba, y ser muerto, pero resucitar al tercer día. Lucas 9:22.

Lo escribo porque he experimentado el dolor de otros en mi misma mientras intercedo, no escribo por escribir, sino porque lo he vivido con Cristo a mi lado cuando oro por otros y el Espíritu Santo produce en mi el querer como el hacer. Interceder no se trata de orar por cumplir o acallar la conciencia, es algo divino, algo sagrado que fluye desde nuestras entrañas completando el amor del padre por sus criaturas. Porque es el Espíritu que ora y clama por nosotros con gemidos que no se pueden describir, a causa del dolor que Dios siente cuando sufrimos. Romanos 8:26. 

Es por eso que Pablo escribe muchas veces a cerca de su ministerio, no solo a los Efesios, sino a varios grupos de creyentes, declarándoles el misterio de lo que consiste la vida en Cristo por la salvación de muchos, puesto que además de su ministerio evangelístico a los gentiles, también tenía el ministerio intercesor por el cual rogaba, oraba y clamaba a favor de la salvación no solo de los judíos sino de los no judíos, los gentiles; Pablo se siente el más pequeño de todos al tener el privilegio de servir a un pueblo diferente al suyo porque Dios en su profundo amor, había hecho de dos pueblos, uno solo, su Iglesia, el Cuerpo de Cristo para ser instrumento que intercede y a través de su oración se ejerce un poder divino que transforma vidas, ambientes y naciones enteras sobre la tierra.. YO le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. Hechos 9:16.

El ministerio de la Intercesión es un misterio que Dios usa para sus proezas, porque cuando experimentamos un fuerte deseo interior de orar por otras personas se derrama el amor y la gloria de Dios en sus necesidades, es algo muy fuerte y Dios insiste hasta que lo hagamos, no es algo nuestro propiamente, es la fuerza del poder amoroso de Dios que nos lleva a clamar con lágrimas por la salvación, la sanidad y la liberación de muchos, de nuestra nación y del mundo entero; como somos templos del Espíritu Santo, Él es quien intercede en nosotros con gemidos indecibles de dolor que desgarran el corazón del Padre por sus hijos, haciendo que nuestro corazón se constriña y se arrugue a favor de otros en un acto de fe y profundo cariño por aquellos que unas veces conocemos, pero otras veces ni conocemos. Y yo he rogado por ti, que tu fe no falte, y tú cuando te hayas convertido a Mí, ayuda a tus hermanos a permanecer firmes. Lucas 22:32.

Interceder por otros es un verdadero privilegio que Dios nos da, y que nos proporciona un gran placer; interceder guiados por el Espíritu es algo que nos ayuda a entrar a la presencia del Santo Padre y allí nos deleitamos, es suficiente razón para interceder por todos, sin excepción de persona; es justo ante Dios orar por todos y por todo el mundo. Los justos claman y el SEÑOR los oye; los libera de todas sus angustias. El SEÑOR está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido. Salmos 34:17-18.

El texto anterior de Salmos nos revela que los quebrantados de corazón bien pueden ser los intercesores que oraran por su prójimo, y el prójimo recibe liberación de su abatimiento. La intercesión se hace más valiosa, más importante y más urgente a medida que pasan los años, hoy en día es una tarea diaria estar orando a favor de la familia, los hermanos, los vecinos, el gobierno y las naciones de la tierra; en algún lugar hay gente que está necesitando ayuda, no solo material, sino también espiritual, que es más importante. Es cuando intercedemos y lloramos que somos dichosos porque recibimos totalmente el consuelo de Dios. Esas son las mejores lágrimas delante del Padre. Dichosos los que lloran porque serán consolados. Mateo 5:4. 

Cuando intercedemos a Dios por otros, al mismo tiempo lo estamos haciendo por nosotros mismos, bendecimos y somos bendecidos, y lo mejor es que somos llenos de la presencia de Cristo y del fuego de su Espíritu; pero debemos saber que la oración intercesora nos trae resultados maravillosos, si miramos el capítulo 3 de Efesios, a partir del verso 14; beneficios que también están en otras partes de la escritura y que nos muestran los resultados de la oración intercesora. Pablo ora por los efesios y cuando se acuerda de ellos cae de rodillas ante Dios como lo hizo Moisés por Israel.

1. Nos llegan las riquezas de Dios. Que les de, conforme a las riquezas de su gloria, Efesios 3:16a. Interceder nos mantiene cerca de Dios para que sus bendiciones nos alcancen como dice Deuteronomio 28. Pablo se puso de rodillas y oró por el crecimiento espiritual de sus discipulados para que se mantuvieran en el Camino. Porque cuando intercedemos, es decir, oramos las necesidades de otros, Dios derrama sobre los intercesores las riquezas de su gloria, el poder de su presencia en su sabiduría para orar con amor; el Creador nos provee innumerables recursos que fortalecen nuestro ser interior integral por el Espíritu;no son cualquier clase de riquezas son completas para el alma, el cuerpo y el espíritu, porque provienen de su gloria, son plenitud de riquezas sobrenaturales, espirituales, materiales y psicologicas, permanenes y sin medida, son riquezas sobreabundantes, palpables y eternas, no perecederas, preciosas, completas e inmarcesibles que nos sostienen y mantenen firmes en Cristo.

2. Nos Fortalecemos en poder. Para ser fortalecidos con poder…Efesios 3:16b. Por ser humanos tenemos muchas debilidades y falencias, pero cuando doblamos las rodillas sea por nosotros o por otros, Dios nos hace fuertes con su Espíriu para resistir todos los embates del mundo. Nuestro, en Cristo como Salvador y con su Espiritu en nosotros, no solo nos equipa, sino que nos da las fuerzas suficientes para trabajar arduamente y para vivir en el Espíritu y no en la carne; su fortaleza es divina y sobrenatural en el cuerpo y el alma; interceder nos da vitalidad celestial para ser radicales cuidando nuestra salvación y siendo santos en todos los caminos, a pesar de los ataques, las tentaciones y malos tiempos del mundo, y también a pesar de nosotros mismos.

3. Crecemos espiritualmente. En el hombre interior por su Espíritu, Efesios 16b. Caminar con Dios no es una opción es una imperativa necesidad, y será mucho mejor si nos mantenemos en oración unidos al Espíritu Santo, clamando con sus gemidos indecibles por otros. Interceder se hace en todas partes y a todo momento, es un privilegio que nos mantiene hablando con el Padre, en el nombre del Hijo y bajo el fuego de su Espíritu po amor a otros; esto sí que trae precioso fruto de madurez espíritual y psicológica, es decir, interceder nos permite crecer integralmente de la mano de Dios. Su presencia en nosotros se hace más viva y real, como ríos de agua viva que nos hace gigantes para vencer. Mientras más pensamos en otros y nos ponemos en su lugar, no centrándonos en sí mismos, entonces nuestro espíritu se aviva, nuestro cuerpo se rejuvenece y nuestra alma se agiganta en fe y avanzamos poderosamente en el reino de Dios; interceder es una forma de morir a nosotros mismos y tomar nuestra cruz, por eso el SEÑOR se agrada y bendice a nuestra familia, nuestra nación y el mundo entero. ¡Guauuu, qué gran privilegio!

4. Cristo crece en nosotros. Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, Efesios 3:17a. Esto de interceder si que es grande, porque se cumplen las palabras de Juan el Bautista: Cristo crece en nosotros mientras nosotros menguamos. Al estar ante el trono de la gracia pensando en el favor de Dios para el prójimo, es algo incomparable porque vemos la gloria de sus milagros y se consolida nuestra confianza en Él a medida que vemos respuestas a nuestras oraciones. El privilegio de ser morada del Espíritu es tener vida para bendecir y servir, lo cual nos mantiene activos y seguros, y no solo se verá el fruto, sino que actuarán los dones para que se cumpla la palabra: Les aseguro que el que creen en Mí, hará también las obras que Yo hago; y hará otras todavía mayores, porque YO voy a donde está el Padre. Juan 14:12. 

Por nuestra fe en Cristo y nuestra confianza en su palabra, podemos orar, interceder, hablar su palabra y ser sus testigos, sabiendo que Cristo está sentado al lado del Padre y nosotros junto a El en lugares celesiales. Desde allí Dios obra a favor de lo piden sus atalayas, mejor aun cuando oramos e intercedemos por amor al prójimo sin cansarnos. Interceder nos hace sensibles porque somos conscientes que todos somos vulnerables y nos necesitados unos de los otros. Por la fe en Cristo habita en nuestros corazones para una espiritualidad genuina, una fe no de labios, sino una fe que obra. Aprendemos a ser auténticos de Cristo, soportando las pruebas unidos y manifiestando su presencia visible en afecto fraternal para con todos los santos y los que aún no lo son para que lleguen a serlo. El SEÑOR mismo marchará al frente de ti, y estará contigo; nunca nos dejará, ni nos abandonará. No tememos ni nos desanimamos. Deuteronomio 3:8.

5. Somos arraigados y cimentados. A fin de que, arraigados y cimentados en amor, Efesios 3:17b. En la palabra de Dios, tener raigambre es estar enraizados profundamente como plantío fértil en la Roca Eterna, Cristo. Él es el cimiento y fundamento de toda nuestra existencia en su amor sobrenatural en el cual se construye casa, iglesia y país, impregnándonos de su santidad para empapar a la sociedad y que se saturen los aires de su gloria, orando en el espíritu y por el Espíritu; solo así habrá vida, paz, justicia, libertad, unidad y progreso. Depositemos en Él toda ansiedad, porque solo Dios tiene cuidado de nosotros. 1 Pedro 5:7.

Con la intercesión echamos raíces profundas en el reino de los cielos de donde emana el río de Dios como dice Ezequiel 47 donde se nos enseña los niveles de la vida en el Espiritu que aumenta en fe, fuerza y poder por la oración y la intercesión que cultiva la comunion con Dios y nos hace gigantes espirituales. Y desde su trono Él gobierna su universo, y cuando intercedemos la tierra recibe la manifestación de los hijos de Dios; el clima y la atmósfera se normalizan con el diseño original en el nivel con que Él lo creó todo. Con el clamor intercesor se nos concede vida cada día y muchos tienen oportunidad de arrepentirse a tiempo, buscar a Dios, ser transformados, dejar la impiedad, la violencia, la rapiña y la avaricia para ser salvos, porque con intercesión se rompen cadenas y se derriban murallas. Solo un instante dura su enojo, pero toda la vida su bondad. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría. Salmos 30:5.

6. Logramos plena capacidad de comprensiónSeáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura del amor de Dios, Efesios 3:18. El deseo de Dios es que comprendamos de corazón a corazón la grandeza y profundad de su amor misericordioso para que nos entendamos y nos relacionemos tierna y fraternalmente; no es solo con el intelecto que alcanzamos la grandeza de una vida plena, es por fe y con oración.

Con la mente humana obtenemos conocimiento para estar en el.mundo, pero nunca se podrá entender la dimensión inconmensurable de los misterios de Dios; es su amor el que perdona, da oportunidades, olvida los pecados y no se acuerda de las ofensas. Dios quiere que nos inundemos de su amor para que desarrollemos disposición de intercesores que ayudan incondicionalmente, sea material o espiritualmente, lo cual es de sabios e inteligentes para bienestar personal y comunitario. Ante Ti, SEÑOR, están todos mis deseos, no te son secretos mis anhelos. Salmos 38:9

Cuando intercedemos acompañamos en la distancia a otros en medio de su problema, mitigando su dolor desde la perspectiva de Dios. El ser humano no es sólo un depósito de almacenamiento de datos, es un ser que siente, piensa, razona y se duele, con la comprensión amorosa y sabia de Dios. Hay dolor en nuestro corazón, pero siempre tenemos alegría; somos pobres, pero damos riquezas espirituales a otros; no poseemos nada, y sin embargo lo tenemos todo en Cristo. 2 Corintios 6:10.

7. Dimensinamos mejor el amor divino. Y conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios, Efesios 3:19. El amor de Dios sobre pasa el conocimiento humano porque conocer a Cristo nos permite experimentar la profundidad de su afecto paternal, fraternal y redentor con sencillez de corazón pues nos sentirnos muy amados por Él; Dios nos comprende continuamente y con sus detalles de amor nos mueve a adorarlo intensamente, porque cuando intercedemos, no solo oramos, sino que adoramos tocando el corazón del SEÑOR; podemos reínos y gozarnos con Él; y al interceder recibimos revelación del cielo para orar específicamente en el poder de su Espíritu, haciendo lo bueno por alguien. Alégrense con los que están alegres; pero también lloren con los que lloran. Romanos 12:5.

En la intercesión recibimos conocimiento de Dios para que entendamos que el conocimiento del mundo necesita de lo espiritual para comprensión y complemento, pues al conocer a Dios, comprendemos mejor a la gente, lo cual es un misterio, y los misterios no se pueden comprender intelectualmente, pero se conocen por el Espíritu. Porque las cosas secretas solo le pertenece a Dios, pero las cosas reveladas son para nosotros, a fin de que obedezcamos todas las condiciones de las instrucciones dadas por el Señor en su palabra y de ellas se nos pedirá cuenta, Deuteronomio 29:29.

El Creador revela de su plenitud  a través de nuestra vida  aunque algunas veces no entendemos ni merecemos tal grandeza de misericordia, pero conocemos a Cristo a través de nuestra amistad con Él, en ese amor que sobrepasa la inteligencia humana y supera a todos los demás amores, pues los demás amores, son la derivación del profundo e inescrutable afecto sobrenatural de Dios por su pueblo. Oseas 11:4.

Así que orar e interceder por otras personas es como un bumerán que rebota y rebosa copiosamente, es lo más completo y perfecto en abundancia. Es el amor de Dios, en nosotros que nos pine a favor de otros sobrepasando todas las medidas con afecto entrañable por los que nos rodean y necesitan. Y como escogidos de Dios, santos y amados, volvámonos a vestir de afecto entrañable, en bondad, humildad, amabilidad y paciencia. Colosenses 3:12.

El salmista dijo que como está lejos el oriente del occidente, hizo alejar nuestras rebelionesSalmos 103:12. Debido la redondez de la tierra, y el estar en continuo movimiento, el oriente y el occidente jamás se pueden unir, no se pueden medir, y son diferentes para cada país y continente, por lo cual resulta imposible medir la tierra de oriente a occidente, aunque de norte a sur sí se puede medir, pero el occidente siempre estará alejandose del oriente, esta es la mejor forma de graficar y dimensionar la grandeza e infinitud del amor de Dios para nosotros.

El Creador extiende los cielos como una cortina, Salmos 104:2 y está sentado sobre la redondez de la tierra, Isaías 40:22; el Elyon, El Altísimo Omnipotente, es aquel  que intercedió primero por nosotros y cuyo amor y perdón no se pueden medir. Cuando se dice que un abismo llama a otro abismo en Salmos 42:7, hace referencia a los abismos siderales de agujeros negros que no podemos imaginar su extrema grandeza y vastedad en el universo, así podemos asimilar la profundidad sobrenatural del amor de Dios hacia nosotros pecadores.

Esta enseñanza es un llamado a intensificar la intercesión porque se hace urgente y todos lo necesitamos, para no caer ni ser mediocres espirituales, ser reales con Dios y sinceros con la gente, pues a pesar de la grandeza de Dios y su universo, nosotros tan pequeñitos, somos importantes y valiosos para Él, Él cabe en ti y en mí para reinar en nuestros corazones. Josué 22:5.

Por eso Pablo escribió: Yo pues, preso en el Señor, les ruego que anden como es digno de la vocación con que fueron llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándose unos a otros con paciencia, los unos a los otros en amor, amables y dispuestos a guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, en un cuerpo, un Espíritu como fueron llamados en una misma esperanza de nuestra vocación; un SEÑOR, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y en todos. Efesios 4:1-6.

Así que cuando yo supe que Dios tiene lo que realmente necesito, me di cuenta, que lo único que necesito es al Eterno Padre, al Rey de amor y al Espiritu de ternura. Porque tener a Dios viviendo en nuestra vida es suficiente y rebosante para poder dar de su amor a todos, sin excepción, y ese amor se muestra en la misericordia y la bondad, ORANDO e INTERCEDIENDO por todos y en todo tiempo, porque solo con ese amor sobrenatural, podremos verlos a todos bendecidos y con los ojos con que El nos ve a cada uno en particular. 

Con el amor intercesor de Dios llenando nuestro corazón, podremos disponernos para ayudar, consolar, acompañar y bendecir, porque en cada uno veremos el rostro del Creador, que nos inspira a amar más allá de nosotros mismos.

¿Oras por otras personas?  ¿Te deleitas en la intercesión, aún por tus enemigos?

Lic. MEHC, hija del Dios vivo, real y verdadero, y servidora de su reino.